Disclaimer: el mundo mágico y sus personajes no me pertenecen, tampoco gano dinero escribiendo esto, solo dolor y sufrimiento.

Advertencias: Relación ChicoxChico. EWE: el epílogo es un invento. Descripción gráfica de violencia. Gore. Crimen. Misterio. Auror!Harry. Alchemist!Draco.

Parejas: Draco Malfoy y Harry Potter, esto será drarry.

Nota de la autora: ¡Acá un nuevo capítulo!

Espero les guste, muchas gracias por leer :)


Pista 9

—Esto es lo que han mandado los franceses.

Harry dejó una caja llena de papeles y fotografías sobre el escritorio. Sentado en la silla y observando el chivatoscopio estaba Farrell. No era la primera vez que traía al detective muggle a su oficina, pero siempre se veía curioso por los distintos objetos mágicos.

—¿Qué tantas desapariciones tienen? —cuestionó asombrado por el tamaño de la caja.

—133 desapariciones en cinco años, han encontrado el cuerpo de 28, y ahora se les suma nuestras víctimas… de algunas de ellas.

Farrell hojeó los papeles, sacó su libreta y comenzó a comparar la información con sus propia notas. Harry lo dejó trabajar y en su lugar siguió llenando su pared con los nuevos datos que habían propiciado los franceses. Se suponía que iba a viajar, pero luego de la escena con Roger, Robards se lo había prohibido, incluso le había ofrecido unos días de vacaciones. Así que para demostrar que la ruptura y la infidelidad no le habían afectado, seguía con el caso.

—Creo estamos lidiando con un grupo organizado —habló el muggle—. Y creo que todas nuestras víctimas fueron asesinadas por este grupo.

—¿También lo crees? Sé que estamos trabajando con parámetros muy amplios, pero estoy seguro de que son los mismos secuestradores. Al menos son del mismo grupo, puede que tengan personas aquí y en Francia.

—¿Pero por qué? No es trata de personas, no es ajuste de cuentas, tampoco es venta de órganos… Es casi como si lo hicieran por morbo —Farrell se giró hacia las fotografías en la pared e hizo una mueca—. Lo que no cuadra con una mafia.

Harry no respondió. Se giró a buscar más post-it y se quedó viendo el estuche con pociones que Malfoy le había dado. Lo abrió y extrajo la botellita del líquido rojo, analizando el contenido; era bastante acuoso y un tanto transparente.

—No para una mafia, pero sí para una organización. Los nazis para los muggles, mortífagos para nosotros —el mago dejó la poción en su lugar—. Asesinarlos porque representan algo malo, es un motivo que encaja incluso con la tortura y las escenas arregladas.

—Pero fueron secuestradas. Quitando a Émile, todas las chicas estuvieron al menos unos días secuestradas, sin tortura ni abuso, toda la violencia física empezó a las pocas horas de morir. Hay algo que no estamos viendo.

Para el auror todo el caso se les estaba yendo de las manos. Las pistas creaban más dudas y debían involucrar a más personas e instituciones, el lío burocrático ya lo tenía agotado.

Farrell siguió revisando los papeles y anotando, buscando puntos en común. Harry, por otro lado, se puso a hacer café, esperando que el moverse le sirviera para encontrar la respuesta correcta. Estaba en ello cuando llamaron a la puerta, de forma distraída el auror otorgó el permiso para entrar y se arrepintió apenas Draco Malfoy pisó su despacho.

—No sabía que estabas ocupado —ni siquiera saludó—. Creí que te habían dado vacaciones luego de que tu exnovio ventilara todas sus infidelidades.

—¿Por qué viniste a mi oficina si pensabas que estaba de vacaciones? —Harry lo observó con el ceño fruncido.

El alquimista caminó por el despacho como si se tratara del suyo y tomó asiento en la silla libre. Le hizo un pequeño cabeceo a Farrell a modo de saludo antes de dignarse a responder.

—La respuesta corta sería porque eres Harry Potter —el Slytherin se encogió de hombros—. Una más elaborada sería que tienes la mala costumbre de saltarte las reglas, un complejo de salvador, estás obsesionado con tu trabajo y lidias con cualquier sentimiento negativo evadiéndote. Aparte, todavía están las fotos turbias de cuerpos y escenas de crímenes, así que aún no cierras el caso y te gusta dejar un trabajo a medias... Lo que no esperaba es que tuvieras compañía.

El bombardeo de información dejó al Gryffindor sin palabras. Todas esas acusaciones llenas de burla eran ciertas y Harry no tenía un modo de defenderse. Podía ser algo extraño que Malfoy fuera capaz de recitar todos sus problemas y defectos, pero tenía mucho sentido: ambos se odiaban, tenían que tener razones más allá de la rivalidad escolar.

—Por cierto, soy Draco Malfoy, alquimista explotado por el ministerio mágico inglés —el rubio extendió su diestra al detective muggle.

—Jake Farrell, un detective que quisiera un aumento de sueldo —se presentó el hombre, respondiendo al saludo.

—Nunca he trabajado con un detective muggle, es decir, normalmente no trabajo para los aurores —el Slytherin señaló con la barbilla a Harry—. Trabajo más con inefables y a esos tipos no les gusta trabajar con nadie, ni con otros inefables.

—Malfoy —interrumpió el auror—. ¿No tienes mejores cosas que hacer?

—Tranquilo, Potter, tengo motivos para estar aquí —casi de inmediato se inclinó hacia Farrell y fingió susurrar—. Ayer su exnovio le confesó que le había sido infiel con varias tipas, todos en el Atrio nos enteramos. Potter está algo sensible después de su ruptura.

—¡Malfoy!

—Vaya, quizás sí deberías tomarte unas vacaciones.

Harry cerró los ojos con fuerza y se frotó el puente de la nariz, casi botando las gafas por la brusquedad del movimiento. Contó hasta 10 mientras se decía que no podía golpear a Malfoy con Farrell como testigo.

—¿Cuál es tu motivo para venir? —preguntó cuando estuvo seguro que no lo insultaría.

Malfoy dejó un estuche grande sobre el escritorio, al lado de la caja con los papeles.

—Son tus pociones para el próximo mes, siguen siendo las mismas indicaciones. Me iré por unas semanas a Italia —Malfoy se levantó luego de explicar—. Te recuerdo que aún debes cumplir con tu parte del trato, así que sé un buen chico y bébetelas.

—¿A Italia?

—Voy a ver a Pansy y Blaise —el rubio sonrió antes de volver a hablar—: Les daré tus saludos y les diré lo mucho que piensas en ellos.

—Como sea, eso significa que no me molestarás por un mes, ¿no? No tenías que venir a dejarlas, pudiste mandar a tu búho, seguro habría querido arruinarme otra comida.

—¿Y perderme el ver cómo te estás tomando tu ruptura? Vaya, creo que no he sido lo suficientemente malvado —el rubio se despidió con un nuevo cabeceo del detective y caminó hacia la puerta—. ¡Recuerda ir a ver a Teddy! La última vez ni siquiera jugaste con él. Me lo dijo y, honestamente, no quiero que mis visitas con mi lindo sobrino incluyan lo mal padrino que eres.

Dicho aquello, salió de la oficina y cerró la puerta tras de sí con demasiada fuerza. Harry volvió a prestarle atención a la cafetera y tuvo que decirse, que como agente de la ley no podía asesinar a otra persona.

—Estoy algo perdido —dijo el detective, Harry lo miró—. Tu exnovio es Roger, el tipo que era una especie de médico mágico, y es ese Roger el que te engañó, hizo una escena y el por qué ahora no estás investigando en Francia, ¿correcto?

—No te tenía como chismoso, Farrell —Harry dejó las dos tazas de café sobre el escritorio y con un hechizo trajo azúcar—. Pero sí, ese es Roger.

—Soy detective, Potter, ¿cómo no me va a gustar el chisme? —el hombre endulzó su café—. Entonces, llevabas con Roger unos dos o tres años, ¿verdad? Y antes salías con la hermana de tu mejor amigo…

—¿En qué momento compartí tanto de mi vida contigo? —preguntó Harry, un tanto sorprendido.

El detective lo observó. Se conocían desde hace un par de años y habían logrado tener una especie de amistad. Harry incluso conocía a la familia del muggle y había cenado con ellos, fingiendo que también era muggle. Horas y horas de investigaciones en casos que mostraban lo peor del ser humano no serían tolerables sin unos cuantos descansos.

—Cuando entré como auror salía con Ginny, la hermana de mi mejor amigo. Ambos tenemos carreras demandantes y nuestra relación amorosa solo murió —respondió al fin—. Y hace dos años y medio comencé una relación con Roger… y no salió nada bien, como podrás ver.

—Bien, pero Ginny es la misma chica con la que salías antes de que la guerra mágica estallara, ¿verdad? Fue tu primer amor adolescente y lo siguió siendo hasta que ustedes terminaron. Roger y el descubrimiento de tu orientación se dio después.

Harry lo miró confundido a medida que hablaba.

—¿A qué quieres llegar? No me digas ahora que eres homofóbico —el auror negó ligeramente con la cabeza y le dio un buen sorbo a su bebida.

—No, no es nada de eso. Es solo que no entiendo en qué momento saliste con Draco Malfoy.

El Gryffindor se atragantó con el café y escupió buena parte de él, mojando varios papeles que estaban sobre el escritorio. Comenzó a toser con algo de desesperación al mismo tiempo que intentaba sacar la varita y limpiar el desastre.

—¿Qué? —logró decir.

—¿Tú y el joven que acaba de irse nunca estuvieron juntos? —preguntó de forma cautelosa el muggle.

—¡Por supuesto que no! Nos odiábamos, nos odiamos. ¿De dónde sacaste esa idea? —Harry, aún tosiendo, logró secar los papeles con un hechizo.

—Se comportan como una expareja tóxica. De esas que terminan, regresan, vuelven a terminar, y cuando están separados se odian a muerte, pero cuando están juntos matarían o morirían por el otro —Farrell suspiró—. Mi hija es así con su novio o exnovio, no sé en qué punto están.

Harry se levantó y comenzó a pasearse por la oficina, le molestaba la garganta por haberse atorado, pero su indignación era más grande. Abría la boca, pero como no se le ocurría qué decir, la volvía a cerrar. El muggle no se veía muy preocupado, siguió bebiendo café y observando al auror como si fuera un animal exótico.

—Malfoy y yo jamás tendríamos algo. Somos muy diferentes, tenemos mucha historia detrás, ni siquiera podemos estar en la misma habitación sin pelearnos. Quizás te recuerdo a tu hija porque estás mezclando mi odio con el que dices tiene ella hacia su novio. El que yo siento por Malfoy es 24/7 —el joven habló rápidamente—. Y tal vez estás proyectando a tu hija en mí porque tenemos casi la misma edad, pero no, no tengo ese tipo de relación con Malfoy.

—Debes tener razón, lo tuyo con ese chico es solo odio —Farrell no sonaba para nada sincero—. El hecho de que no ignoren la existencia del otro es por cosas externas, lo mismo con hacer tratos e informar todos los movimientos de cada uno. Debe ser que soy de la vieja escuela, la gente de hoy es más madura con la gente que odia.

El auror ignoró todo el sarcasmo, en su lugar sacó los informes de desapariciones. Se mantuvo la siguiente hora pegando más post-it en su pared. En ese rato pasó Hermione a invitarlo a almorzar, y Farrell aprovechó para retirarse. Su mejor amiga le advirtió que luego de ir a dejar al detective muggle a la superficie, lo sacaría a comer. Harry no tenía muchas ganas de ese almuerzo.

—No vas a comer solo un sándwich —regañó la mujer.

—¿Qué tiene? Si pusieras todos los ingredientes separados en un plato se vería como una comida normal.

—Harry, sé que lo de Roger debe ser difícil, pero no te puedes matar de hambre.

—Solo es un sándwich. Si tanto insistes pediré otra cosa.

La chica chasqueó la lengua cuando Harry llamó a la mesera y le pidió una pizza. Parecía que quería continuar con su regaño, pero al final cambió de tema.

—¿Has hablado con Ron?

—No, ¿pasó algo? —Harry le dio un sorbo a su gaseosa.

—¿Pasó algo? —repitió indignada—. ¡Harry! No es sano negar tu dolor, lo que pasó con Roger es horrible y está bien no estar bien.

Ella estiró sus manos sobre la mesa y agarró las del auror para darles un pequeño apretón. Harry observó el agarre y se quedó quieto, sin saber cómo reaccionar.

—No estoy dolido, no te preocupes —el mago rompió el contacto—. Me molesta más que todos me traten como si fuera de cristal y que no me dejen hacer mi trabajo. Se suponía que iba a ir a Francia.

—Honestamente, no sé si estás en una fase de negación o es que te lo estás tomando demasiado bien, pero en ambos casos me preocupa. Siempre has sido temperamental, lo que…

—¿Temperamental? —interrumpió el Gryffindor.

—No te enojes conmigo. Sabes que lo eres —Hermione suspiró y revolvió la pasta que tenía en su plato—. En la escuela saltabas por cualquier cosa y hubo épocas en que te enojabas con facilidad, como cuando salió tu nombre en el Torneo o en quinto año.

—En ambos casos la escuela me odiaba, Hermione, no iba a estar sonriendo.

Ella levantó la vista y volvió a suspirar, parecía agotada. Harry aprovechó de darle un mordisco a la pizza, pensando qué tendría que decir para evitar esa horrible charla. Hubo un par de minutos de completo silencio antes de que la joven volviera a hablar.

—La verdad es que con Ron estamos preocupados —confesó—. Después de la guerra han sido pocas las veces en que has perdido el control, lo que es bueno, pero empiezo a creer que solo te tragas todo.

—Hermione, no digo que no me duela, todas mis ilusiones se hicieron añicos cuando Roger traicionó mi confianza. Pero lo superaré —el auror se encogió de hombros.

—Es ese comportamiento el que me preocupa. Ocurren cosas a tu alrededor, cosas malas, estás en casos muy violentos y no reaccionas… Eres todo lo opuesto a lo que eras en la escuela.

—Tal vez maduré.

Harry regresó su atención a la pizza, el queso empezaba a enfriarse y endurecerse, era mejor apurar el almuerzo y volver al trabajo. La bruja siguió todos sus movimientos y terminó bufando.

—No has madurado, Harry, por ejemplo, sigues con esa tonta rivalidad con Malfoy —ella dejó sus cubiertos sobre el plato e intentó arreglarse la coleta—. Es como sexto año, Malfoy te dio un motivo para dejar de pensar en la muerte de Sirius. Todo el dolor lo transformaste en rabia.

—Pero yo tenía razón sobre Malfoy.

—Ese no es el punto. El punto es que cada vez que quieres dejar de pensar o evitar situaciones con una fuerte carga emocional, lo usas de excusa —ella levantó una mano para detener cualquier réplica—. Como cuando estuviste quejándote toda una tarde porque Malfoy le regaló a Teddy algo que tú ya habías pensado en darle, cosa que ocurrió en el mismo período donde te diste cuenta que te gustan los hombres. O cuando tuviste que trabajar con él y cada vez que nos veíamos solo hablabas de todas las cosas que él hacía para molestarte, no dijiste nada de tu caso.

—Son solo coincidencias. Yo le había dicho que le compraría ese set de dibujo a Teddy para Navidad, no quería que le diéramos algo parecido, y al día siguiente le regaló ese set. ¿Sabes cuánto me costó elegir otro regalo? —Harry bufó, casi tirando la pizza al plato—. Y ni decir del caso, me sacaba del laboratorio porque, según él, yo respiraba muy fuerte. Y siempre buscaba las palabras más rebuscadas para explicar algo, tuve que aprender que significa paupérrimo. ¿Alguien siquiera usa eso?

Harry negó con la cabeza, recordando aquellos momentos, se apresuró a beber de la soda y dejó el vaso con algo más de fuerza de la necesaria, haciendo tambalear la mesa.

—¿Ves? Te molesta más cualquier cosa que haga Malfoy que la infidelidad de Roger.

—Malfoy es mucho más molesto.

—Eres todo un caso… —la chica miró hacia el cielo como si en cualquier momento empezara a rezar—. ¿Recuerdas tu primer caso de asesino serial? Tu entrevista con Malfoy fue un desastre y estuvieron a punto de suspenderte. Si no fuera porque él negó completamente haber peleado contigo, quizás ahora no serías auror. Le debes tu carrera y tú te sigues comportando de forma infantil cuando se trata de él.

—¿Se la debo? Lo negó porque sabía que si me suspendían, nadie seguiría con el caso. Estaba preocupado de que su madre fuera la siguiente víctima, aunque estaba lejos de cumplir con las características, pero eso da igual ahora.

—¿Y qué dices cuando fue uno de tus sospechosos? Me pusieron a vigilarte porque todos pensamos que lo atacarías solo porque él alegaba inocencia.

—¡Hermione! Podré odiarlo, pero no mandaré a un inocente a Azkaban. No quiero que haya un segundo Sirius.

La chica volvió a tomar su tenedor y comió un poco. Harry pensó que al fin habían acabado con el tema y volvió a tomar la pizza, no se veía para nada apetitosa, pero si la dejaba a medias, Hermione seguiría preocupada.

—Siempre me pregunté cómo sabías que él no era —habló ella—. Mi deber era que Malfoy no usara los vacíos legales y que gracias a un ataque tuyo evitase la condena. Pero desde un inicio creíste en su palabra y su inocencia.

—Malfoy no cumplía con…

—Lo hacía, cumplía con todos los requisitos —interrumpió rápidamente la bruja—. Además, sus coartadas eran pobres, tenía motivos y fue mortífago.

—Es cierto, pero Malfoy nunca asesinaría a alguien. No pudo matar a Dumbledore y eso que tenía encima una amenaza de muerte. Nunca sería un asesino serial. Creo que es capaz de engañar, manipular, torturar, incluso pagarle a otras personas para que maten por él, pero nunca lo haría con sus propias manos… puede que envenenar sí, pero no por motivos personales, sino que por conveniencia…

Harry había vuelto a soltar la pizza para enumerar todas las cosas que él creía que el Slytherin sería capaz. Se quedó callado cuando trató de imaginarse más escenarios. La verdad era que Malfoy era todo un criminal en potencia, si el Ministerio no lo vigilara y él no tuviese que demostrar que había cambiado respecto a la guerra, seguramente sí sería un bastardo que hacía muchas cosas ilegales.

—Y es por esa razón que nadie, incluída yo, entiende por qué siempre lo defiendes. Tienes un pésimo concepto de él y dices que le crees capaz de un montón de crímenes, pero cada vez que su nombre sale en un caso, te pones quisquilloso y acusas al auror a cargo de la investigación de discriminación y de que están haciendo lo que los mortifagos le hacían a los nacidos de muggle.

—Y he tenido razón todas esas veces, ¿verdad?

El hombre empezaba a sentir un dolor de cabeza. También ese cosquilleo electrizante que surgía cuando no podía controlar sus sentimientos y, por ende, su magia. Pidió un vaso de agua fría y trató de pensar en cosas bonitas, Hermione no parecía haber notado que estaba a punto de explotar.

—De algún modo me preocupa que los únicos momentos en que liberas tus emociones sea cuando se trata de Malfoy —dijo ella luego de haber recitado un par de situaciones más que involucraban al Slytherin y al auror—. Incluso ahora no lo entiendo. Normalmente sigues con lo tuyo en cualquier conversación, pero ahora dejaste de comer y te has enojado… Y no con Roger, ni siquiera te ves molesto por no ir a Francia y sabemos que tu trabajo es tu vida.

—Claro que estoy molesto, lo he estado toda la mañana.

—Lo de Francia te pone molesto al nivel de que fuiste a comprar ranas de chocolate y ya no quedaban. No al nivel de Malfoy… Es casi como si ir a Francia no te importara.

—Mira, quizás tienes razón y estoy en negación sobre lo de Roger. ¿No es eso parte de las etapas del duelo? La cosa es que jjusto ahora estoy en un caso que se vuelve cada vez más grande y complicado, y me preocupa más no llegar a tiempo a salvar a alguien que Roger y sus infidelidades.

Hermione resopló y se quitó unos mechones de cabello del rostro. Parecía estar resolviendo un problema particularmente difícil, se veía ansiosa y frustrada. La mesera rápidamente le dejó el vaso de agua sobre la mesa y Harry bebió casi todo su contenido de un trago.

—Parecían la pareja perfecta y primero él te engaña y luego a ti no te importa. ¿En qué momento se les acabó el amor? —la chica susurró.

El joven mago suspiró y observó el plato de su mejor amiga. Quería irse, pero no podía dejarla comiendo sola. Tenía que encontrar la forma de cambiar de tema y de sacarle de la cabeza la idea de que estaba en negación. El auror se preguntó por qué no le confesaba la verdad, de que ya sabía lo de Roger o el trato que hizo con Malfoy para ver hasta dónde llegaba. Se dijo que era porque Hermione a veces era muy moralista, solo bastaba ver los años escolares.

Esa noche encontró el departamento tal cual lo había dejado antes de irse. Seguía habiendo libros y revistas que pertenecían a Roger, y un pequeño vistazo al armario le demostró que ni siquiera se había llevado su ropa. Si Roger no fuera tan cobarde habría ido por sus cosas. Decidió que al día siguiente limpiaría todo. Tomó las pociones que Malfoy le había dejado y se fue a acostar. Quizás al deshacerse de todo demostraba que estaba lo suficientemente estable como para tener el permiso de salir del país y calmar a su mejor amiga, aunque eso lo vería el Harry del futuro.