Los personajes son de S. M., la trama es de mi autoría.
Una mujer sin corazón
de la saga La vida de ellas
Sobre los corazones rotos (ESPECIAL JASPER)
Angielizz (Anbeth Coro)
Dedicado a: Seirene Oz
Alice está jugando videojuegos con su hermano cuando llego. Ella es intimidante y me parece que ha perdido la cabeza. Porque no para de gritar y lanzar codazos a Edward para ganar, juega sucio.
Y sin darme cuenta me quedo viéndola un minuto completo mientras sonrío por lo ridícula que puede llegar a ser sin que le importe armar una escena.
Hasta que unas uñas azules pasan frente a mi cara y truenan sus dedos ante mí para devolverme a Tierra.
Miro a mi derecha para encontrarme unos ojos marrones mirándome enojados, mierda.
—Natalia, ya conoces a Edward, ella es Alice, su hermanita —espero que hermanita sea una etiqueta tolerable para Natalia, mi novia.
—Hola, Naty, que bien que te animaste a venir de vacaciones, ¿Cuánto te quedas? —le pregunta Edward sin despegar su vista de los videojuegos.
—Ya veremos —dice ella sin despegar sus ojos de mí, paso saliva sintiéndome incómodo. Intento agarrar su mano, pero se aleja un paso a su derecha para evitar mi tacto.
Alice deja de jugar y se levanta para presentarse, toda alegre y entusiasta. Sus ojos que son una mezcla de gris con verde o verde con gris se ven brillantes.
—Tú eres la chica de la que Jasper no para de hablar, ¿cierto? —Natalia me da una mirada levantando sus cejas, y asiento dándole una sonrisa, parece que Alice ha bajado dos rayas a su mal humor.
—¿Lo soy? —Alice asiente sin perder la sonrisa.
—Por supuesto —y luego me mira a mí sin quitar su sonrisa del rostro—. Me aceptaron en la universidad —dice luciendo orgullosa de sí misma.
—¿Pagaste soborno? —bromeo y ella se ríe de mi mal chiste.
—Por supuesto, ¿de qué otro modo iba a entrar? —rueda sus ojos— No tiene nada que ver mi promedio ni que haya pasado el examen en tercer lugar o que sea buena memorizando cosas.
—¿Sobornaste a la persona de las calificaciones? —esta vez se ríe mientras sacude su cabeza.
—No me dejas esconder ningún secreto. Natalia siéntete como en casa.
Y con eso gira sobre sus pies para regresar a patearle el trasero a su hermano. Cuando miro a mi novia veo que su mal humor ha vuelto a elevarse al triple, mierda, problemas y más problemas.
Nunca entendí como Tanya, la prima de Alice, podía ser amiga de Heidi. Tanya y yo habíamos coincidido en algún lapsus durante la Universidad, ella estaba estudiando derecho, había sido por ella que conocimos a James durante el primer semestre.
De hecho, fue Tanya quien una mañana me pidió apoyo con James, él tuvo la mala suerte de compartir habitación en la residencia con un idiota que no paraba de fumar mota y que metió dos veces a James en problemas, con la amenaza del prefecto de ser dado de baja si volvía a encontrar marihuana en su habitación.
La droga no era de James, pero entre el sobrino del Rector de la universidad y un huérfano que había vivido en casas de acogidas toda su vida, la balanza de los prejuicios jugaba en su contra.
Fue gracias a esa situación que Tanya se hizo de una deuda conmigo, intenté disuadirla con eso incluso.
—Vas a deberme un favor.
—Está bien, sólo ayúdalo, ¿sí?
Así que Tanya intervino, me presentó a James y sutilmente lo invité a compartir habitación en la residencia conmigo. ¿Qué si quería eso? No, de hecho no, pero Tanya con ojos de cordero que va al matadero era difícil de rechazar. Además ese favor que me había guardado para mí durante años sin cobrar tuvo su recompensa cuando planeó esa cita desastrosa para Alice y luego una segunda para nosotros.
Aunque en esos días yo tenía dieciocho, Alice trece y aún no había ningún pensamiento para la hermanita rebelde de Edward, así que mi acción podría considerarse de buena fe o el resultado de una chantajista empedernida.
Como sea, Tanya y Alice no se parecen. Un poco en las facciones de la cara, un poco en el modo en que cambian de tono de voz para conseguir lo que quieren, pero hasta ahí. Mientras Alice es risas y buen humor no es precisamente social, Tanya en cambio es capaz de conversar hasta con los vagabundos, pero no es tan risueña sino más bien tranquila.
Siempre he pensado que lo que hizo que Tanya se volviera tan reservada sobre sí misma fue que estaba rodeada de gente basura. Personas que no valían la pena, pero que conseguían que fuera Tanya quien pensara que ella no tenía valor, y siempre asumí que eso era debido a su sobrepeso.
Tanya estaba enamorada de James, no tuvo que decírmelo para saberlo. Posiblemente lo estuvo desde que lo conoció durante la primera clase del curso, James era un idiota, pero tenía su encanto para las chicas y en realidad era simpático con ellas incluso cuando sus intenciones no eran el sexo.
Así que era un galán con Tanya y con cualquier otra, y posiblemente era el primer tipo guapo que la trataba bien sin necesidad de hacerla escribir un ensayo por él o terminar el examen por un hombre.
Un idiota, pero no un cretino, puntos para James. Y aunque la edad lo ha hecho madurar y todo eso, supongo que lo suyo nunca ha sido la crueldad.
De hecho, algún tiempo pensé que Alice y él podrían terminar juntos, porque podía ver las similitudes entre ambos, y cualquiera que fuera la extraña historia entre Alice y James no me importa más. Al final he sido yo quien logró tirar las reglas tontas de Alice.
¿Y en que estaba? Por supuesto. Tanya me presentó a James, que era un tipo imbécil pero agradable y coqueto. Tanya estaba enamorada de James, lo estuvo varios años hasta que comenzó a salir con Diego, un tipo agradable pero aburrido con el que parece que va en serio, llevan cinco años juntos, es una relación cien por ciento formal aunque ellos no están comprometidos y creo que nunca lo estarán. Posiblemente se vayan a vivir juntos aunque ella siempre habló de matrimonio o quizás terminen cuando ella se aburra de amoldarse a él.
En fin, lo que digo es que Tanya es encantadora, reservada, con una baja autoestima que en la vida tendrá Alice y con el defecto de siempre hacer y dar más por los otros, sean amigos o conocidos. Y Heidi, vaya Heidi.
Heidi es guapa, simpática, alegre, pero siempre tuve la idea de que Tanya era su muleta. Alguien de quien sostenerse para las tareas simples y dejarle todo el trabajo pesado.
Y como se esperaba, Tanya se convirtió en la dama de honor de la boda y eso le adjudicó infinidad de tareas extras: conseguir flores difíciles de comprar, comprar tonos de tela imposibles para las servilletas de las mesas, hacerle un banquete absurdo para que eligiera la cena de la fiesta, encargarse de reservaciones de hoteles, llamadas a invitados, confirmaciones para la fiesta y cuanta tontería uno pueda sospechar. Y lo sé porque he tenido que quitarle la mitad de esas tareas como casi padrino de la boda ¿Que yo debí serlo? Debí serlo. Pero Heidi quería a las dos personas con mayor antigüedad en la vida de ambos, y resulta que son Tanya y Peter. Aunque honestamente no podría afectarme menos.
Porque ahora todo eso ha terminado, al fin.
James fue quien sospechó de Heidi. Es que su mente trabaja a una velocidad e ingenio impensable, idiota pero inteligente, y una mañana llegó a la oficina con esa idea: Heidi le estaba siendo infiel a Edward.
Si una madre le dice a su hijo que no salte de un puente de la mano de sus amigos, lo único que conseguirá es meterle esa idea en la cabeza al niño para que lo considere. Lo que quiero decir es que si le dices que no lo haga, lo hará. Si le dices que no se case, es posible que adelante la boda.
Así que cuando le dije a James que dejará en paz a Edward y Heidi, conseguí justo lo opuesto.
Es que él era justo como Alice. Debí suponer que lo siguiente que haría sería espiar a Heidi, pero pensé que había tranquilizado a su paranoia. Y James que está cargado de defectos y traumas de la infancia, tiene una virtud a su favor: es leal. Leal a un nivel impensable.
Porque mientras Tanya me presentó a James, yo presenté a Edward con James. Y Edward es… carismático, supongo. Así que no puede ver a alguien que necesita ayuda sin ofrecer su ayuda. Eso fue lo que lo motivó a llevarse a James a pasar las primeras vacaciones de invierno, y sus padres que le habían heredado esa filantropía, becaron a James para el resto de la carrera y lo recibieron en su casa cada temporada de vacaciones hasta que James se sintió con la confianza de ir sin la compañía de Edward. Era como el hijo adoptivo de la familia.
Lo que me enloqueció, claro, cuando mis sentimientos por Alice aparecieron también lo hicieron los celos. Y si existe un hombre con el que ella esté más conectada después de su padre o hermano, ese es James.
En fin, James es leal. ¿Qué si por qué sospechó de Heidi? Ni siquiera le pregunté, no planeaba tener una reunión con él explicando toda su paranoia y su plan conspiranoico para desenmascararla, le dije que dejara a Edward de una buena vez y pensé que lo había hecho.
Hasta que me pidió que enviara a Edward a un viaje para conocer a un cliente importante. ¿Cuál cliente importante? Por el nombre que me dio supuse que era algo inventado.
—¿Estás bromeando? James, ellos van a casarse. En menos de tres semanas —añadí para hacerlo recapacitar, pero su semblante se mantuvo imperturbable— ¿no te parece que es muy tarde para salir del closet?
Ignoró mi broma y dijo con seriedad.
—Lo sé porque la vi.
—¿Viste a Heidi con alguien más?
—Así es.
—¿Con quién?
Pero no quiso decirme al principio, lo que supongo que es justo porque la primera vez que intentó contármelo no lo quise escuchar. Así que le cambiamos el nombre al cliente inventado, Francisco Pérez, y le pusimos uno más elaborado, Jean Pierre Le Mont, que sonaba tan falso como el primero pero del que posiblemente Edward ni siquiera sospecharía, y no lo hizo. Aunque todos sabemos que Edward es despistado.
—¿Y cómo vas a retener a Edward en el viaje hasta año nuevo?
—Actores.
Claro.
Y como las películas de detectives, que ya sospechaba que era lo único que James veía en la televisión, me hizo jugar al policía bueno y al malo. El malo era él que consiguió hacer que Edward se fuera de viaje a la fuerza para final del año, Jean Pierre Le Mont quería abrir casinos y un par de hoteles, era un buen señuelo.
Yo era el policía bueno. Le hablé por la mañana del treinta y uno, y le dije que el trabajo no importaba, que lo importante era su relación y que si perdíamos a este quejumbroso cliente ya encontraríamos uno mejor. Le dije que la secretaría consiguió un vuelo para la noche de ese día.
Lo siguiente que hizo fue tomar un vuelo para sorprender a Heidi y remediar el mal humor de su prometida. Y como Edward no iba a creerse un plan cursi salido de los labios de James, tuve que ser yo quien le metiera esa idea:
—¿Por qué no lo sorprendes entrando por las escaleras de emergencia? Si te ve entrar así se le olvidara que estuvo molesta alguna vez.
Sólo hasta entonces, cuando James se aseguró que su plan estuviera completo me dijo de quién se trataba todo: Peter Rouge. La rivalidad entre ellos apareció apenas se conocieron, así que sentí alivio. Porque Peter ha estado en la vida de Edward desde que él tiene diez años. Crecieron juntos, Peter era un idiota mimado y aun así Edward lo unía constantemente a los planes de nosotros y lo permitíamos sólo por él.
Así que me relajé, porque era imposible. Eso creí.
Honestamente pensaba que James estaba alucinando, quería creerlo. Edward ha sido mi mejor amigo desde la preparatoria cuando me mudé a la ciudad, no se supone que deseas ver su futuro fracasar de esa manera, incluso si Heidi no era de mi agrado. Incluso si me parecía que fingía al lado de él, incluso así esperaba que todo fuera una paranoia de James.
Y cuando me llamó Edward supe que yo me había equivocado.
Me llamó únicamente porque golpeó la cara de Peter tan fuerte que el imbécil se desmayó y él pensó que tal vez lo había matado, aunque no sonaba preocupado, tal vez esperaba que lo ayudara a enterrar el cadáver o qué sé yo. Me pidió que fuera solo, quizás porque no quería que James y Alice que habían insistido tanto con cancelar la boda tuvieran al final la razón.
James comprendió la situación, Alice… ella es Alice. Está esperando en la camioneta justo ahora, obstinada mujer.
Y como mi amistad con Peter se había limitado a Edward y contadas reuniones poco me importó lanzarle agua helada a la cabeza para despertarlo y sacarlo del apartamento a empujones mientras Edward y Heidi seguían discutiendo. Además, por culpa de este imbécil no sólo se había arruinado la boda de Edward, sino mi oportunidad de recibir el año con Alice, así que tal vez, sólo tal vez accidentalmente lo empujé con un poco más de fuerza para que se golpeara contra el borde de la puerta en la frente.
—Tú eres como yo, Edward. Lo sabes y lo sé.
—Se acabó, Heidi.
Me quedé esperando al lado de la puerta para asegurarme que Edward saliera. También para evitar que esa conversación escalara. Cuando llegué Heidi estaba ligeramente fuera de control por Peter desmayado. Y Edward estaba en silencio mirando a su prometida preocupada por su amante.
—Somos iguales, Leo, quieres tenerlo todo y yo también.
La risa cínica de Edward no era propia de él.
—¿Y tú quieres tener a todos los hombres a tus pies? ¿Te parece que es lo mismo?
—Estoy embarazada, Leo —respingué en mi sitio, pero la voz de Edward se mantuvo igual.
—Por favor, Heidi, deja estos juegos de manipulación. Sabemos que es mentira.
—No puedes tirar a la basura todos nuestros planes, te quiero.
—Debiste pensarlo antes de serme infiel.
—Lo de Peter fue una tontería, me sentía triste y sola.
—Heidi —el dolor se trasmite al decir su nombre— acabábamos de regresar de un viaje, ¿en qué momento estabas tan sola y triste como dices?
—Tú siempre estás trabajando —usa ese tono de reproche. Acerco mi oído contra la puerta.
—Trabajaba medio tiempo para acompañarte en el proceso de la boda —la voz de Edward es baja y tranquila.
—Me sentía presionada con la boda —dice infantil ella.
—Contrataste a medio mundo para que organizara la boda —contradice Edward.
—Exacto, los contraté sola y estaba estresada.
—¡Bien! —eleva la voz al fin Edward.
—¿Bien? —parece sorprendida de ganar.
¿Bien?
—Estabas sola, triste y estresada. ¿Eso justifica tu romance con Peter?
No la está dejando ganar, está exasperado con su cruel prometida.
—Fue un desliz.
—Un desliz de medio año.
—Oh, cariño, él estaba siendo un idiota cuando dijo eso —le quita importancia con su tono.
—La próxima vez que quieras darme explicaciones, recuerda que ese idiota es la causa de nuestro rompimiento.
—Estás siendo tú un idiota, podrías ser comprensivo. ¿Sabes cuántas relaciones funcionan gracias a los amoríos?
Ugh. Mala elección de palabras.
—Te diré cuál relación no: la nuestra.
—Funcionará, cariño. Sólo necesitamos conseguirte una mujer.
Levanto una ceja, esa sí es una mala elección de palabras.
Por unos segundos se quedan en silencio.
—Tengo necesidades, Leo. No puedes solo irte cuando quieras y esperar que yo te espere aquí —la voz de ella vuelve a ser dulce y tranquila, manipulándolo a aceptar.
—Tampoco esperaba que te acostaras con el padrino de la boda.
—Nadie tiene que enterarse de esto —insiste de nuevo.
—Jasper lo sabe.
—Él no dirá nada, Peter no dirá nada, nos casaremos en unos días y esto quedará olvidado.
—Lo único que te importa es lo que dirán las personas del rompimiento.
—A ti también te importará. ¿Con que cara vas a admitir que te fui infiel con Peter Rouge? —me tallo la cara con desesperación, ¿cómo siquiera esta conversación se ha alargado tanto? Yo me habría ido un minuto después de encontrarla en la cama con otro.
—¿Sabes qué? Ese ha dejado de ser tu problema.
Un grito enfurecido de parte de Heidi.
—Te amo. ¿No te importa eso?
Y entonces finalmente Edward se deshace de la calma. Sus gritos se escuchan por todo el pasillo, aunque posiblemente sea que está quizás más cerca de la puerta.
—Yo te amo, Heidi, maldita sea, yo te amo. ¿Crees que esperaba encontrarte con ese idiota en tu cama? Viaje para estar contigo hoy, para darte una sorpresa. ¿Y qué recibo a cambio?
—Fue un error.
—Me has engañado por medio año, medio año. El mismo medio año que hemos hablado de casarnos. Ese mismo puta medio año. ¿Entiendes lo mal que está esto?
—El estrés es el que…
—Deja de mentir, deja de mentir. Por lo menos admite que fue tu culpa. No estás arrepentida, estás enojada porque lo descubrí.
—Tú y yo somos felices, Edward, va a funcionar. Seré discreta la próxima vez.
Levanto ambas cejas, esa es realmente una mala elección de palabras también. Edward se ríe.
—¿Sabes qué? Se terminó.
—No. No. No. Vamos a casarnos en dos semanas. No vas a dejarme.
—Mírame hacerlo.
E increíblemente lo hizo.
¿Qué te ha parecido la escena? La verdad la tengo desde hace varios meses porque quería añadirla a Una dama de burdel, pero después decidí añadirla a esta novela con Jasper de testigo. ¿Aún no lees Una dama de burdel?
Quería aprovechar y comentarles que publiqué una nueva historia Una madre sin esposo, es el tercer libro de la saga. La adapté para FF a Edward y Bella, se puede leer independiente de los otros dos libros, pero se supone que es la historia de los padres de los protagonistas de Una dama de Burdel y Una mujer sin corazón.
Nos leemos el próximo viernes
Mañana actualizo Una dama de burdel
