-Ella se ve preciosa-comentó Shinosuke ignorando la obvia molestia del hombre a su lado y se adelantó al verla bajar las escaleras

Akane reprimió el nerviosismo del que era víctima y se obligó a sonreír a los que la miraban.

Era su momento de presentarse ante todos los invitados como la única señora de la mansión Saotome. Seguramente Ukyo creyó que podía salirse con la suya al organizar aquella cena sin avisar, pero al saberlo se negó a ser solo una espectadora. Si alguien sería protagonista de tal encuentro social, sería ella.

Algo era claro, si no podían existir dos soles en el mismo cielo, dos mujeres no podían coexistir en el mismo hogar mientras se disputaban el mismo título.

Aunque ella, ciertamente, no llevaba el apellido Saotome si era la madre de una. Y Ukyo solo era la prometida de Ranma, ni siquiera su esposa.

Aún estaba por ver si ese matrimonio se realizaba.

El corazón le latió sin ritmo y con fuerza en el pecho empezando a dudar de su capacidad de enfrentar a todas esas personas que a leguas se notaba la juzgaban y criticaban por igual.

Akane se aferró al pasamanos de la escalera aguardando al joven y amable caballero que le ofrecía su brazo para terminar de recorrer la distancia con seguridad.

Las miradas curiosas se concentraron en su llegada y entre ellas podía distinguir con claridad la de Ranma.

Sus ojos azules la congelaron por un instante, pero el suave tacto de Shinosuke la animó a continuar hasta el salón donde se encontraban reunidos.

-Vamos, Akane?-Shinosuke sonrió dulcemente y sus pies avanzaron con decisión

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-Ah, así que de eso se trataban tus disculpas?!-reclamó ella señalando hacia la sala donde la inesperada visita aguardaba con impaciencia.

-Qué?! No, no es verdad, Akane, oye yo ni siquiera sabía que Ukyo haría algo así, te lo juro.-Se quejó él, indignado.

Akane, quizás era la primera vez que se permitía a sí mismo pronunciar aquel nombre femenino. Y el nombre le sabía a gloria en los labios.

-Sí, claro, te creo. En serio me crees tan estúpida?

-Akane-volvió a pronunciar saboreando cada letra-Es que de verdad ella ha venido por cuenta propia. Tienes que confiar en mí-pidió acercándose a ella

-Confiar en tí?. No gracias, no estoy loca.-bufó ella apartándose de él inconscientemente- Quiero que se vaya de mi casa, ahora mismo-exigió apretando ambos puños a los costados

Akane, ella sí que sabía cómo alterarlo y borrar su estado de ánimo romántico.

Por qué demonios siempre tenían que terminar discutiendo? Se suponía que a esa hora él le estaría proponiendo matrimonio!.

-No es tú casa-corrigió Ranma- En todo caso es "nuestra casa". Y como es nuestra yo puedo recibir a quien quiera.

Ella abrió los labios para reclamar pero ningún sonido fue pronunciado. Akane seguía buscando su voz cuando él volvió a tomar la palabra.

-Exacto, no digas nada. No necesito tu permiso para recibir invitados en mi casa.

Salió del despacho con el peor de los estados de ánimo y eso que aún ni imaginaba lo que su prometida tenía planeado.

Ukyo trató de quedarse con él, pero alegando el escándalo sobre la honra femenina y el bienestar de su hombría, finalmente accedió a permanecer en la habitación de visitas.

Ranma se removió inquieto por décima vez en su cama.

Había tantas cosas que quería decirle a Akane esa noche, pero como la mujer era la más terca y obsecada, sumado a la inesperada llegada de Ukyo, poco o nada había logrado decirle de sus intenciones.

Todavía seguía firme en la idea de tomarla por esposa y criar a la niña como suya.

De cualquier forma, él no podía cumplir con el compromiso arreglado por su padre, no cuando era evidente que su interés tenía nombre y apellido: Akane Tendo.

El nombre que tanto se negó a pensar y pronunciar resonó en algún rincón de su mente, como si una vieja puerta por mucho tiempo cerrada volviera a abrirse de repente.

Ukyo era para él una hermana, jamás lograría verla como una mujer. Sin embargo la chica estaba más que emocionada con la promesa de matrimonio. Peor aún, se negaba a escucharlo las veces que él claramente había intentado hablar sobre la cancelación del compromiso.

Y ahora incluso se había auto invitado a vivir en la mansión.

Por supuesto que aquello no le hizo gracia a Akane y lo había señalado a él como responsable de la incómoda visita. Y aunque Akane lo volvía loco se negaba a dejarse dominar por ella.

A fin de cuentas él era Ranma Saotome!

Revolvió su cabello con frustración y giró una vez más en su cama.

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Mousse bebió un sorbo más de la copa de vino en sus manos. Agitó el líquido restante mientras su mente atontada por el alcohol divagaba en un mar de posibilidades.

Detalló la silueta de la mujer con lujuria y volvió a acercarse la copa a sus labios, la garganta la sentía reseca y los músculos de su cuerpo estaban tensos.

Ella saludaba cordialmente a los invitados presentándose del brazo de aquel abogado bajo el nombre que gracias a él obtuvo. Ella solo seguía sonriendo inocentemente igual que lo hacía en aquel mercado cuando la conoció.

La fina tela blanca y el elegante diseño cubría su piel de las miradas masculinas como si fuera una deidad envuelta en un manto sagrado, y aún así no podía lucir más tentadora a sus ojos.

Tal vez había bebido demasiado o el deseo insaciable por ella estaba superando ya sus fuerzas.

Terminó con el contenido y dejó la copa de cristal vacía en la mesa antes de salir en busca de Shampoo.

No sabía cómo, pero necesitaba una forma de recuperar el control sobre ella...Akane sería suya incluso si tenía que amenazarla para lograrlo.

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[Y, no has notado que se comporta de forma extraña?-escribió Genma

-Quién?-preguntó fingiendo no saber de qué se trataba la conversación

-Buda-escribió con ironía el hombre de lentes-Ranma, no parece recordarte, ni saber que esa niña es su hija!-Genma mantenía un rostro serio intentando comunicar discretamente a la tonta campesina lo que él sabía.

Ella suspiró pesadamente y respondió sin prisa.

-Es solo que esta muy cómodo así. Tiene una prometida ahora, se casará con alguien con mucho dinero y ni siquiera debe reconocer a esta hija. Es un cobarde mentiroso-se quejó llena de rabia mientras quemaba la nota escrita por el viejo.

-No-escribió Genma ya fastidiado.

La tonta campesina no era fácil de convencer y él no quería decirle abiertamente lo que había escuchado decir a Mousse y Shampoo.

-No qué? No se casará con esa tal Ukyo? Su hijo no es un cobarde mentiroso? No es mi hija una Saotome?!-casi gritó ella, levantándose molesta.

-No creo que lo sepa-logró escribir Genma que para ese momento temía quedarse sin almuerzo

-Le envié mil cartas, claro que él lo sabe.-respondió ella volviendo a sentarse

-Entonces tal vez no lo recuerda-finalizó el hombre y la chica quemó la nota tras leerla.]

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Él no era en absoluto celoso, pero ya había tenido suficiente con que Shinosuke la presentara con todos como para también soportar que el muy imbécil jugara a la familia con ella frente a los invitados a su cena de compromiso con Ukyo.

Joder! Todo era un jodido lío.

Así que, muy discretamente, había pedido a la mujer verse para hablar y se encerró con ella en el despacho de su difunto padre.

Toda esa tontería iba a terminar esa misma noche, porque él simplemente ya no soportaba nada de eso. Ni a Ukyo ni a Shinosuke ni a nadie que siguiera entrometido entre ellos dos.

-No quiero que ese imbécil entre nunca más a esta casa!-ordenó él después de varios minutos de una discusión sin sentido- No lo quiero cerca de tí ni de la niña.

-Si yo no puedo decir nada sobre Ukyo, tú nada puedes opinar sobre Shinno-respondió ella cruzándose de brazos y la molestia en el rostro masculino se dibujó inmediatamente.

-Cómo qué Shinno?-él avanzó hacia ella arqueando un ceja.

Una cosa era tener que soportar al idiota de su ex amigo merodeando casi a diario en su casa y otra muy diferente que Akane mantuviera tal... camaradería con Shinosuke. Eso sí que no lo pensaba dejar pasar.

-Shinosuke es mi amigo,-explicó apurada- Él es el abogado de la familia y albacea de la herencia de mi hija. Es más que bienvenido a esta casa-argumentaba retrocediendo por instinto-Además, la niña lo quiere mucho.

-Me crees idiota?-susurró él- A Shinosuke no le interesa ser tu amigo!-gritó acorralándola con su cuerpo- Y Ranko no lo quiere, ella me quiere a mí!

-Su nombre no es Ranko, es Saori-lo corrigió Akane de inmediato, empujándolo para alejarlo y volver a la cena con los invitados, lo más lejos posible de él.

-El nombre de mi hermana es Ranko. Yo soy Ranma y ella es Ranko, punto!.-le espetó sosteniéndola por el brazo para evitar que huyera- Si somos hermanos es lo más lógico tener nombres similares.-habló él con la sinceridad reflejada en su mirada.

Hermana? La palabra resonó en sus oídos como un extraño eco.

De repente las ideas de Genma empezaban a tener sentido de alguna manera para ella.

Y si Ranma realmente no recordaba nada? Y si algo malo le hubiera sucedido durante ese viaje?.