Disclaimer: Yu-Gi-Oh! no me pertenece. Sólo esta historia llena de clichés y el OC.
A partir de este capítulo, para igualarlo con lo que he estado haciendo con mis otras historias, los duelos ya cuentan con ilustraciones. Estas solo muestran el estado del Campo al final de cada duelo. Como FFN no permite insertar imágenes, deje los links a varios álbumes de imgur con las imágenes. O, si lo prefieren, las versiones que publico en Wattpad y Ao3 ya las traen incrustadas dentro del texto.
Les recuerdo que las respuesta a reviews anónimos/de invitados están al final del capítulo anterior. Este se editará con las respuestas a medida que los vaya aprobando y respondiendo (siempre que sean reviews de este capítulo o generales de la historia, y no más de una respuesta por persona).
¡Gracias a todos por sus comentarios, favs y follows!
LIBRO III
Capítulo 43
Cazador de Vampiros
[Guerrero/OSCURIDAD/Nivel 4/ATK 1600/DEF 1600]
Al comienzo del Damage Step, si esta carta batalla con un monstruo de OSCURIDAD: destruye ese monstruo.
La presencia de Leon Belmont como un espíritu de duelo era… extraña. Pero, a la vez, de una manera muy rara, natural. Es decir, la ilustración de su carta claramente estaba inspirada –por no decir calcada– en el arte de Lament of Innocence. Su nombre en el OCG solo parecía confirmar su procedencia: Vampire Killer, el «Asesino de Vampiros», cuyo nombre bien podría referirse al látigo que llevaba el guerrero ilustrado en ella. El látigo familiar de los Belmont, ese en el que estaba atrapada el alma vampirizada de la mujer a quien Leon Belmont amaba, el látigo sobre el que tomó el juramento que marcaría la existencia de su clan durante casi mil años: su familia no descansaría hasta ver a Drácula destruido.
—¿Vas a comenzar? —preguntó él con impaciencia.
—Lo siento… Es solo que… —Sacudí la cabeza—. Muy bien… ¡Duelo!
Leon asintió, activando su propio disco de duelo… o tal vez la palabra correcta sea DiaDhank.
Era un artilugio plateado con grabados e incrustaciones de gemas, el cual se abría como si se tratase de un abanico de guerra sujeto a la muñeca de su antebrazo izquierdo. De verdad, era muy similar a los artefactos mágicos que se habían usado por los habitantes del Antiguo Egipto, esos que había visto en otra vida en el arco del anime de «Las memorias del Faraón», y en ese mundo en una exposición egipcia sobre el duelo y de donde había «inspirado».
Aunque había un detalle que separaba el artefacto utilizado por Leon Belmont de aquellos: en este claramente estaban demarcadas las ranuras para las cartas. La presencia de una baraja unida a ese extraño artefacto era una prueba clara de que al menos no estaría llamando a un montón de monstruos sellados en piedras, sino que ese sería un duelo como a los que estaba acostumbrado.
—Toma el primer turno —me concedió.
Asentí, mientras ambos tomamos nuestra primera mano.
—¡Es mi turno!
No tenía idea de que mazo podría estar jugando mi oponente. ¿Algún arquetipo desconocido sobre Cazadores de Vampiros? ¿Quizás Noble Caballero? Él era un caballero que incluso había participado en las cruzadas, después de todo. Que usara un mazo lleno de otros como él, así fueran en realidad caballeros de las leyendas artúricas, tendría todo el sentido del mundo.
Muy bien, tendría que jugar un poco a la defensiva en lo que aprendía su estrategia.
Miré mi mano. Incluso empleando el mazo de Erzsébet, William había encontrado la forma de llegar allí. Eso me hizo sonreír.
—Primero, activo la Carta Mágica «Entierro Insensato». Esta carta me permite seleccionar un monstruo en mi Deck y enviarlo a mi Cementerio. Envío a «Familiar Vampiro» de mi Deck a mi Cementerio.
El Cazador de Vampiros entrecerró los ojos.
—Activo el efecto de «Familiar Vampiro» en mi Cementerio —dije, ignorando su expresión. Se estaba enfrentando a alguien que abiertamente admitió ser aliado de un montón de espíritus de duelo vampiros. ¿Qué esperaba que jugara? ¿Madolches o Dino-Rabbit? (Y no me molestaría para nada jugar con estos últimos)—. Cuando esta carta se encuentra en mi Cementerio, puedo enviar una carta «Vampiro» de mi mano al Cementerio para Invocarlo de Modo Especial a mi Campo.
Procedí a enviar a «Secuaz Vampiro» a mi Cementerio, lo cual, a su vez, me permitió activar el efecto Disparado opcional del Familiar:
—Cuando es Invocado de Modo Especial, puedo pagar 500 LP…
Hice una mueca cuando sentí el característico drenaje de energía que demostraba que estaba en un verdadero duelo, como lo llamaría Haou. Ahora más o menos me daba una idea de cómo funcionaban los brazaletes del profesor Cobra: quizá esas cosas comenzaban un Juego de lo Oscuro sin que los duelistas se dieran cuenta. Si además consideraba la implicación que había tenido Yubel en la creación de esas cosas, era más que probable. Incluso luego pudo manipular a sus víctimas para que le sirvieran de carne de cañón como Zombis de Duelo.
Algo para meditar más tarde, y no en medio de un duelo.
—Ahora —continué—, puedo buscar una carta de monstruo «Vampiro» en mi Deck y añadirla a mi mano.
Añadí a «Doncella Vampira».
—No entiendo cómo puedes aliarte con esas bestias —dijo Leon sin poder contenerse más—. Supongo que viniendo de un hechicero tampoco debería sorprenderme. Incluso a una edad tan joven, condenas tu alma de esa manera.
Fue mi turno de fruncir el ceño.
—¿Piensas que la magia es algo maligno? Supongo que sigues al pie de la letra los dogmas de la religión de Europa: «Al hechicero no lo dejarás vivir». Bueno, quizá sea hora de que alguien te explique un par de cosas. La magia no es buena o mala. Es un instrumento. Igual que puedes tomar un cuchillo para preparar la cena, o para matar a alguien; la magia solo será mala si quien la usa decide emplearla para dañar a otros.
Suspiré.
—Sobre tu prejuicio a los no-muertos, o bebedores de sangre, no creo que haya nada que comentar.
—Tú lo has dicho: bebedores de sangre, pero olvidaste que la sangre que beben es la de nuestra gente.
Interesante. Leon todavía se consideraba a sí mismo un humano, incluso cuando era claro que llevaba un buen tiempo viviendo lejos de este mundo, en algún otro lugar de las doce dimensiones.
—¡Oh, por favor! Eres como uno de esos fanáticos veganos. Muy loable que quieran proteger a los animales y todo, pero no por eso deberían ver como inferiores a quienes deciden seguir haciendo lo que nuestra especie ha hecho por miles de años: comer vacas y pollos.
—Comparas a los humanos con los animales de granja —medio gruñó el Belmont.
Decidí cortar eso allí y continuar con el duelo. Había olvidado que Haou estaba presente hasta que un gruñido, casi de fastidio, me lo recordó.
—Sacrifico a «Familiar Vampiro» en mi Campo para Invocar a «Señor de los Vampiros».
William emergió en el Campo envuelto en esa capa que se parece a las alas de un murciélago. Se irguió orgulloso, desafiando al Cazador delante de él, como diciendo que no le temía.
Debido a que «Familiar Vampiro» había sido Invocado al Campo mediante su propio efecto, en lugar de ir a mi Cementerio, fue desterrado.
Podría haber continuado mi combo y hecho un par de cosas más, no obstante, por ahora sería todo. Al menos hasta que averiguara cuál sería la estrategia de Leon Belmont.
—Activo la Carta Mágica Continua «Dominio del Vampiro». Con eso, termino mi turno.
—Entonces, es mi turno, ¡robo! Primero, activo la Carta Mágica Continua «Las Fuerzas A.»… —Guerreros, pensé—. Y ahora, Invoco de Modo Normal a «Capitán Merodeador»…
Todas mis sospechas parecieron ser confirmadas. Si él de hecho había sido un caballero que participó en las cruzadas, y otras guerras medievales, tenía mucho sentido que usara un mazo tradicional de guerreros. Ahora, si consideraba el efecto de su monstruo, había altas posibilidades de que intentara bloquear mis ataques.
Por supuesto, ese fue el momento en que hizo algo que echó por tierra todas mis suposiciones.
—… Cuando Invoco a este monstruo de Modo Normal, puedo hacer Invocación Especial de un monstruo de Nivel 4 o menor en mi mano. Invoco a «Guerrero de la Canción».
Sentí un sabor amargo en mi boca. Un monstruo Cantante. Trate de ver si en su extraño disco de duelo había una pista de lo que estaba utilizando en su mazo. ¿Tenía algún espacio para un Deck Extra? Algo que no podía precisar desde donde estaba, de pie, a unos seis metros de él.
Mi mal presentimiento se hizo más grande al ver emerger a su criatura. Lo conocía muy bien, cómo no hacerlo si fue uno de los primeros monstruos Cantantes en ser editados. Vestía una armadura roja de aspecto futurista, que más bien recordaba al disfraz de algún personaje de serie sentai, o incluso una especie de robot.
—Activo la Carta Mágica Continua «Reino Sincronizado»…
Mi boca se secó por completo. Había escuchado por varios espíritus el caos en que su mundo se había convertido a causa de los Monstruos de Sincronía y los Monstruos Xyz. Y todo parecía indicar que estaba por probar un poco de ese caos.
Desvié mis ojos hacia un lado para ver a Haou. El Rey Supremo mantenía la mirada en el Campo. Me pareció que sus ojos brillaban con interés. Claro, a la distancia en que estaba, era más que nada una suposición. Reforzada un poco por la manera en que Yubel se inclinaba hacia él, al parecer comentándole algunas cosas en voz baja.
La voz de Leon Belmont me trajo de regreso al juego:
—Ahora, usaré a «Guerrero de la Canción» de Nivel 3, combinado con el «Capitán Merodeador», también de Nivel 3, para formar una nueva criatura.
Estaba pasando.
El aire parecía crepitar a mí alrededor mientras la energía de duelo era liberada por los monstruos, que estaban listos para unirse para llamar al primer Monstruo de Sincronía que vería desde que estaba en este mundo.
El guerrero de traje futurista saltó varios metros, siendo envuelto en una luz de color dorado mientras lo hacía. Luego, su cuerpo pareció disolverse dentro de esa luz, dejando solo tres orbes brillantes del tamaño de una pelota de basquetbol.
Varios aros de luz de color verde aparecieron al rededor del Capitán, elevándolo en el cielo.
—¡Brilla ahora sobre mi camino, Luz de la Justicia, e infunde miedo en los seres de la Oscuridad…!
¿Aliado de la justicia?, pensé. Luego lo deseché. Ese era un arquetipo de OSCURIDAD y Tipo Máquina. Su mención a una Luz de la Justicia podría estarse refiriendo a nuestra muy apreciada Diosa de la Reversa (nótese el sarcasmo).
Las tres esferas de luz que antes fueron el «Guerrero de la Canción» ahora se habían alineado con el Capitán, quien seguía dentro de esos aros de color verde elevado a unos cinco metros sobre el suelo.
—¡Invocación por Sincronía! ¡Ven y sé un instrumento de mi Justicia en contra de la falsa vida! ¡Nivel 6, «Guardián Goyo»!
Un gong resonó en algún lugar, mientras el poderoso monstruo, que resultó ser un guerrero vestido como un actor de kabuki, descendía en el Campo.
«Bueno, tiene un látigo. Supongo que es… apropiado», pensé.
Me mordí el labio. No estaba esperando eso. No una estrategia de Sincronía, no al jodido «Guardián Goyo». Podía aferrarme al hecho de que tenía un mazo de un arquetipo Xyz, y en teoría eso me daba ventaja… pero, joder. Eso era «Guardián Goyo». Y los vampiros… Bueno, en primer lugar, nunca fueron meta (tal vez sí «Señor de los Vampiros» durante el Formato Goat, pero no es lo mismo).
—Le estás dando mucha importancia, pequeño duelista —susurró una voz en el aire. No estaba seguro de dónde provenía o de sí otros, además de mí, podían escucharla—. Este es el mazo de Lady Báthory, no dejaremos que aquel a quien confió el cuidado del pequeño Señor esté indefenso.
El Cazador de Vampiros continuó, más o menos confirmando que solamente yo había escuchado esa voz.
—Ya que hice una Invocación por Sincronía, se activa el efecto de mi Carta Mágica, «Reino Sincronizado»…
—Esos son 500 puntos de daño para mí —recordé haciendo una mueca.
La sensación de mis Puntos de Vida bajando a 3000 fue peor que cuando pague. Hasta cierto punto, había sido doloroso.
—Activo el efecto de «Defensor Goyo»…
Oh, por supuesto. No era un mazo genérico de Sincronía, o de Tipo Guerrero. No, era un Deck del Arquetipo Goyo completo. Y eso significaba que tenía algunas cartas de la Era Péndulo. Claro, en realidad los Vampiros se convirtieron en un Arquetipo como tal más o menos en el cambio de generación, y se potenciaron mucho más en la Era Enlace, pero, aun así.
Resumiendo un poco lo que hizo el Cazador: dado que los únicos monstruos que controlaba eran Monstruos de Sincronía, de Tipo Guerrero y de atributo TIERRA, podía Invocar a su monstruo de Modo Especial desde su Deck Extra sin la necesidad de Sincronizar.
«Defensor Goyo» era algo así como la versión chibi del Guardián. El monstruo iba armado con una porra –sin la cuerda que la hacía parecer un látigo– y un escudo antidisturbios, muy adecuado para ser una carta usada por los miembros de Seguridad. Tenía tan solo 1000 puntos de Ataque, poca cosa si se comparaba con los 2800 de su versión mayor, aunque con un efecto que lo podía volver muy problemático en la batalla. Oh, claro, y luego estaban «Las Fuerzas A.», cuyo efecto les dio un bono adicional Ataque de 400 puntos (200 por cada monstruo Guerrero en su Campo, y los dos eran Guerreros).
—¡Fase de Batalla! «Guardián Goyo», destruye a esa criatura…
Benditas traphands.
—Desde mi mano —lo interrumpí—, activo el efecto de «Doncella Vampira». Cuando mi oponente declara un ataque, puedo Invocarla de Modo Especial en Posición de Defensa.
Una linda mujer rubia (tal vez en sus veinte años si fuera humana), ataviada como toda una chica gótica, emergió en mi Campo. Estaba envuelta en una nube de murciélagos. Sus 2000 puntos de Defensa en realidad no podían frenar al monstruo atacante, pero provocó una repetición de la batalla.
Leon, como esperaba, volvió a elegir a William como su objetivo.
Tengo que admitir que sentí un poco de satisfacción cuando vi la expresión en su rostro cuando su «Guardián Goyo», que en teoría debió superar al mío por mucho (1200 puntos), fue destruido por William, quien contraatacó usando una nube de murciélagos que me recordaron mucho al Ala Espeluznante de Vamdemon.
—Lo siento —dije, aunque en realidad no era así—, pero mi monstruo era más fuerte. Activé el efecto de «Doncella Vampira». Una vez por batalla, si uno de mis monstruos Zombi lucha, puedo pagar LP en múltiplos de 100 y, durante el cálculo de daño, mi monstruo gana ATK y DEF iguales a la cantidad que pagué. Pagué 2000 puntos, así que el Ataque de William era de 4000 en el momento de calcular el daño.
Leon Belmont apretó los puños. Sus Puntos de Vida estaban ahora en 3200, mientras que los míos en 1000.
—Ahora, se activa el efecto de mi Carta Mágica Continua, «Dominio del Vampiro». Cómo recibiste daño de batalla por un monstruo «Vampiro», ahora yo gano LP iguales a la cantidad de ese daño.
Para cumplir con el efecto de la carta, William se acercó a mí. Lo miré, extrañado. Él simplemente sonrió y puso su mano sobre mi cabello, como si fuera a revolverlo. Cerré los ojos. Me sentía extrañamente en paz. La energía fluía desde él hacia mí. Fueron solo unos segundos, ya que 800 puntos eran una cantidad baja en términos relativos, pero, como cuando le había permitido a Erzsébet beber de mí, me hizo sentir como drogado.
—Ahora es momento de que yo cumpla con mi efecto —la voz de William me sacó de mi ensoñación.
Asentí, recordando que estaba en medio de un duelo.
—Se dispara el efecto de «Señor de los Vampiros»: declaro un tipo de carta: Monstruo, Mágica o Trampa; y luego, tú envías una carta de ese tipo de tu Deck al Cementerio. Carta de Trampa —declaré.
Leon Belmont, con una expresión extraña en su rostro, simplemente asintió mientras buscaba una carta correcta en su mazo y… pues la arrojaba a lo que parecía ser el Cementerio en su extraño disco de duelo.
Hecho eso, terminó su Fase de Batalla.
—Coloco una Carta —dijo, y así terminó su turno.
Una vez más, era mi turno. No estaba en la mejor de las posiciones, pero extrañamente ya no me sentía intimidado. «Guardián Goyo» seguía siendo un monstruo formidable para el momento en el que me encontraba, todavía en la era GX, pero tenía un mazo que estaba a su nivel. Uno que sabía usar a la perfección, y que incluso me respondía, aunque solo fuera por qué quería proteger a Ferenc, el hijo de la persona que me había confiado su poder.
Con esa confianza renovada, retomé el duelo:
—¡Mi turno! ¡Robo! Activo el efecto de «Secuaz Vampiro» en mi Cementerio. Envío a «Doncella Vampira» de mi Campo al Cementerio para Invocarlo de Modo Especial en Posición de Defensa. Esto dispara su efecto: pago 500 LP.
Volví a hacer una mueca de dolor. Comparado con lo que fue aumentar mi vida con el efecto de las cartas «Vampiro», el pagarla por sus costes era una sensación desagradable, e incluso un poco dolorosa.
Sacudí la cabeza. Tenía un duelo en el que concentrarme, y mis Puntos de Vida ahora eran de 1300, menos de la mitad de los que tenía mi adversario (3200).
—Por el efecto de «Secuaz Vampiro», puedo añadir una Carta Mágica o de Trampa «Vampiro» en mi Deck a mi mano. Así que añado a «Reino Vampiro» a mi mano.
No perdí el tiempo y activé la carta Mágica de Campo que acababa de añadir a mi mano.
La cueva se transformó en la plaza de un antiguo pueblo medieval. La luna llena brillaba con intensidad, bañando a todos los presentes y tiñendo el mundo de color rojo-sangre. El Secuaz aulló, como un lobo, mientras que William parecía de pronto mucho más fuerte. Pensé que debía ser un efecto psicológico, porque yo mismo me sentí mejor.
—¡Fase de Batalla! Vamos, William, destruyamos a su Defensor…
Sin embargo, antes de que mi compañero pudiera concretar su ataque, una cuchilla unida con una cadena salió disparada hacia él, atándolo, lo que lo forzó a pasar a Posición de Defensa. La cadena estaba envuelta en el antebrazo del «Defensor Goyo», aumentando su ATK de 1200 a 1700.
—«Kunai con Cadena» —gruñí.
Leon no dijo nada.
—Coloco una carta y, con eso, termino mi turno.
El Cazador de Vampiros comenzó su turno y robó su siguiente carta.
—Activo la Carta Mágica de Equipo «Entierro Prematuro»…
Tras usar esa carta, ahora el Cazador tenía 2400 LP. Pero a cambio había recuperado a su monstruo, una vez más con 3200 de Ataque, dado que no había sido capaz de destruir a su Defensor el turno anterior.
—Invoco de Modo Normal a «Camarada Espadachín de Landstar».
Muy bien, pensé, ¿está jugando a mezclar los mazos de Tetsu y Jonouchi? El Arquetipo Goyo, «Kunai con Cadena», y ahora la versión mejorada y Cantante de uno de los monstruos de mi autoproclamado tío honorífico.
Por supuesto, con otro Cantante en su Campo, era momento de Sincronizar.
—Utilizaré a «Camarada Espadachín de Landstar», de Nivel 3, combinado con mi «Defensor Goyo», igual de Nivel 3. ¡Emerge, Luz de la Justicia, que destruye la falsa vida, y libera a la criatura que hará posible purificar a este mundo de los seres de la Oscuridad! ¡Invocación de Sincronía! ¡Ven a luchar, Nivel 6, «Depredador Goyo»!
Era como si el hermano de «Guardián Goyo» se hubiera convertido en un demonio, o más bien una bestia. El maquillaje del rostro de esta nueva criatura fue reemplazado por una máscara de oni, que me recordaba mucho a una de luchador pero con cuernos de toro. Sus brazos estaban cubiertos de pelaje gris, y sus manos eran garras afiladas y listas para destrozar a sus enemigos. Su arma, a diferencia de la de su «hermano» tenía una diferencia: la parte de la porra que era un látigo terminaba en una punta metálica, la cual se veía muy afilada.
Su Invocación disparó el efecto de «Reino Sincronizado». Esos fueron 500 puntos de daño para mí, lo que me dejó con tan solo 800.
Con un monstruo, «Guardián Goyo», de 3200 ATK, y otro de 2800, a ese punto parecía clara la victoria de mi enemigo. Incluso con mis dos monstruos en defensa, dados los efectos de esos.
—Fase de Batalla —declaró Belmont, supongo que pensando lo mismo, aunque sin dejar ver algún tipo de emoción particular ante la perspectiva de su más que probable victoria.
Como esperaba, lo primero que hizo fue atacar a William con su «Depredador Goyo».
Me forcé a mí mismo a no cerrar los ojos mientras mi compañero espiritual era destruido. Sabía lo que venía y no pude evitar sentir una mezcla espeluznante de ira, frustración, miedo y decepción. Decepción sobre mí mismo y la falta de una carta que pudiera haber evitado esto.
La punta con forma de flecha del Depredador salió disparada en dirección a mi disco de duelo. Cuando se retiró, «Señor de los Vampiros» emergió desde mi Cementerio, esta vez en el Campo de mi adversario, atado con el látigo del enemigo y forzado a obedecer las órdenes que Leon Belmont le diera.
William me miró, como disculpándose, antes de atacar al Familiar. La pobre criatura aulló de dolor, mientras se desvanecía en las sombras, antes de irse a mi Zona de Destierro.
—Ataco directo con «Guardián Goyo» —declaró Leon Belmont, una vez más sin mostrar emoción alguna—. Es el fin, Hechicero.
—Activo mi carta boca abajo —respondí—. Carta de Trampa: «Despertar del Vampiro». Invoco de Modo Especial un monstruo «Vampiro» desde mi Deck. Invoco a «Dama Vampiro» en Posición de Defensa.
La noble dama de piel pálida y cabellera verde surgió envuelta en una nube de murciélagos.
La batalla se repitió dado el cambió de número de monstruos en mi Campo. «Guardián Goyo» destruyó a la dama. Y, una vez más, esta fue robada de mi Cementerio y puesta en mi contra, ahora en Posición de Defensa.
No se sintió tan horrible como ver a William pasar por eso, pero seguía siendo uno de mis monstruos. No estaba seguro de cómo, pero esa no era exactamente una de las sirvientas de Erzsébet. Era mi propia «Dama Vampiro», la misma copia de su carta que el tío Kouji me había dado como parte del mazo que de verdad me hizo convertirme en un duelista.
—Con eso, termino mi turno —declaró el Cazador ahora que ya no le quedaban posibles jugadas.
Mi Campo estaba vacío, salvo por dos Cartas Mágicas que no servían de mucho sin mis vampiros. Con solo una carta más en mi mano, como en todo duelo catártico de una serie de Yu-Gi-Oh!, esto iba a definirse en un robo.
—Debes pagarle con la misma moneda —susurró de nuevo aquella voz que antes me aseguró que el mazo iba a responderme.
—La misma moneda —susurré.
Había una carta que podía permitirme hacer eso. La había visto antes, cuando use el efecto de «Familiar Vampiro». Era hora de ir por ella.
—¡Robo! —Y el Deck respondió—. Desde mi mano, activo la Carta Mágica de Juego Rápido «Entierro de una Dimensión Distinta». Puedo seleccionar hasta tres de mis cartas que hayan sido desterradas y devolverlas a mi Cementerio. Seleccionó a «Familiar Vampiro» y a «Secuaz Vampiro».
Solamente me restaban 800 LP, muy bien, decidí, iba a aprovecharlos de la mejor forma posible.
Activé el efecto de «Familiar Vampiro» en mi Cementerio.
Decidí enviar a «Dominio del Vampiro» a mi Cementerio. Invoqué al Familiar de Modo Especial en Posición de Defensa. Luego, gracias a su efecto, pagué 500 LP –quedando en 300– para agregar a mi mano la carta que me daría el triunfo: «Mujer Vampira».
Era un monstruo de Nivel 7, así que todavía necesitaba hacer unas cuantas gestiones de Cementerio más antes de poder ejecutar mi plan.
La voz que antes me había hablado se rio, divertida y, quizá, algo traviesa.
—Activo la Carta Mágica «Deseo de Vampiro». Puedo elegir entre dos efectos. Elijo el primero: Seleccionó a un Monstruo en mi Campo, en este caso, «Familiar Vampiro»; después, mando a mi Cementerio, desde mi Deck, un monstruos «Vampiro» con un Nivel diferente. Envío a «Hechicero Vampiro» al Cementerio.
El Familiar incrementó su tamaño, cuadruplicando, dado que mi carta Mágica lo hizo igualar su Nivel con el del «Hechicero Vampiro», es decir, lo subió de 1 a 4. Eso no era lo importante, sino la carta que envié al Cementerio para hacer eso posible.
—Activo el efecto de «Hechicero Vampiro» en mi Cementerio. Lo destierro. Como hice esto, este turno puedo hacer una Invocación por Sacrificio de un monstruo «Vampiro» sin Sacrificar a ningún monstruo.
Tomé la última carta en mi mano. Al instante, una emoción muy intensa me atravesó. Mientras, aquella voz se rio con más fuerza, como si me estuviera instando a hacerlo: pagarle a Leon Belmont con la misma moneda.
—¡Emerge desde la noche! Invoco de Modo Normal a «Mujer Vampira».
«Doncella Vampira» era una chica recatada y de expresión inocente, en comparación con «Mujer Vampira». Era una chica, igual aparentando tener una veintena de años, de buenas formas, cabello plateado y una ropa que no dejaba mucho a la imaginación. La descripción perfecta de la vampira seductora de la ficción.
—Se dispara el efecto de «Mujer Vampira» —dije—. Una vez por turno, cuando ella, u otro monstruo «Vampiro», es Invocado de Modo Normal, puedo seleccionar un monstruo en el Campo de mi Adversario con un Ataque mayor al de ella. —Eran 2000 puntos—. Seleccionó a «Guardián Goyo».
La Vampira se rio de manera traviesa y, hasta cierto punto, cruel.
El Guardián no tuvo oportunidad alguna, cuando esta se arrojó contra él y mordió su cuello. Cayó de rodillas, rendido, y sin poder oponerse cuando la vampira susurró algo en su oído.
—Yo también puedo usar el poder de tus propios monstruos contra ti —dije a Leon Belmont, quizá con más rencor del que merecía.
Era un duelo, después de todo, a veces esas cosas simplemente pasaban. Yo debía entenderlo: jugaba un mazo Zombi, y muchas de sus mecánicas se basan precisamente en controlar a los monstruos de mi adversario, aun así…
—El monstruo seleccionado por el efecto de «Mujer Vampira» se equipa a ella, haciendo que gané ATK igual al ATK original del monstruo equipado.
«Guardián Goyo» permaneció arrodillado, esta vez en mi lado del Campo, mientras la «Mujer Vampira» parecía disfrutar mucho de ir drenando su sangre poco a poco, absorbiendo así sus fuerzas para sumarlas a las propias.
—Fase de Batalla —declaré, más para distraerme del espectáculo que la mujer estaba montando que porque quisiera acabar ya con ese duelo—. Ataco a «Depredador Goyo» con «Mujer Vampira».
Al escuchar eso, la mujer tomó el arma del propio Guardián. Como toda una femme fatale, y al parecer muy orgullosa de serlo, hizo chasquear el látigo en el aire, para luego atacar con él al Depredador.
El arma golpeó al monstruo de lleno, haciendo que soltara su propia arma, lo que liberó a William de su control de manera figurativa (seguía estando bajo el control del Cazador). La mujer volvió a mover el arma, esta vez en dirección al propio Leon Belmont. Este no tuvo tiempo de hacerse a un lado, y terminó siendo arrojado hacia atrás.
Gracias a «Reino Vampiro», durante el cálculo de daño, el ATK de la «Mujer Vampira» fue de 5700. Más que suficientes para acabar con ese duelo.
Los puntos del Cazador de Vampiros se desplomaron a 0.
El duelo había terminado. Lo normal ahora era que todos los monstruos que seguían en el Campo regresaran a sus cartas, una acción que bien podría ser comparada con devolver a los Pokémon a las pokeball después de la batalla. Claro, nada en ese duelo estaba siendo normal. Empezando por la manera en la que había comenzado.
En fin, casi todos los monstruos desaparecieron, salvo por William, quien permaneció de pie detrás de mí, como si fuera una especie de guardaespaldas. Además de él, tanto Guardián Goyo como la Mujer Vampira seguían allí.
El primero todavía estaba arrodillado en el mismo sitio, mientras que la Mujer Vampira lo miró, haciendo una especie de puchero, antes de devolverle su arma y acariciar su barbilla como quien lo hace con un cachorro.
Lentamente, fueron desvaneciendo en el aire.
Cazador de Vampiros… Leon Belmont, seguía en el mismo punto en el que había caído tras el último ataque. Se había sentado allí, y ahora veía a su alrededor casi como si no pudiera reconocer en qué lugar estaba.
—Perdiste —la voz fría de Haou llenó el sitio.
El Rey Supremo caminó en dirección al guerrero caído. Yubel, como siempre, fielmente dos pasos por detrás de él, listo para destrozar a cualquier que se atreviera a siquiera a mirar mal a su protegido. No es que Haou necesitara de esa clase de protección.
—¿Vas a honrar nuestro pacto? —cuestionó Haou. Era como si se burlara de Leon.
William me instó a que nos acercáramos a ellos.
—Soy un caballero —respondió el Cazador de Vampiros, mientras se ponía de pie. El disco de duelo, DiaDhank, o lo que hubiera sido, se había ido. Ahora podía ver perfectamente el látigo que llevaba atado a su cinturón. Despedía un aura peligrosa. ¿Ese era el legendario Asesino de Vampiros?
—Por supuesto —reconoció Haou—. No importa si sirves a la Orden de la Luz o a la Orden de la Oscuridad, un caballero siempre será un caballero. ¿Me equivoco?
¿Orden de la Luz? No era eso una cosa de Lords of Shadow. Pero, este era Leon Belmont, no Gabriel… ¿Acaso era el Drácula de este mundo Gabriel y no Mathias? ¿Era siquiera el Drácula de Castlevania? A estas alturas, podría terminar siendo el de Hammer, el de Coppola o, incluso, el de la horrible película Van Helsing, y no me sorprendería… Bueno, tal vez un poco. Y si fuera el último, usar la palabra «decepción» es quedarse un poco –mucho– corto de adjetivos.
—Tú eres un rey —le recordó Leon—. Y a pesar de eso, enviaste a un hechicero a hacer el trabajo que le correspondía a uno de tus caballeros.
Haou enarcó una ceja.
—Kenichi, el campeón que elegí para representarme en esta lucha, es un aprendiz de caballero. Admito que la magia no es precisamente algo que un caballero utilice en la batalla. —Una sonrisa nada agradable se formó en sus labios—. Por otro lado, pareces haber cambiado tus armas por un disco de duelo. Eres un duelista. El duelo es, en términos llanos, una forma de luchar con magia. Así que, dime, Caballero Sagrado de la Casa Belmont, ¿eres un hechicero?
Leon no respondió.
—Sí, eso pensé.
La atención de Haou se dirigió hacia mí.
—Un duelo… aceptable. —Y esa parecía que iba a ser la mejor muestra de elogio que recibiría por su parte—. Podrías haber usado los recursos del Deck Extra, pero supongo que está bien así… dadas las circunstancias.
Ni siquiera me tomé la molestia de sentirme mal por eso. Habría podido hacer Xyz. Al parecer sí, otra cosa era si podría haberlos soportado. Como estaban las cosas, me sentía agotado y listo para dormir unas doce horas.
Una vez más, su atención regresó a Leon Belmont.
—Se supone que uno de mis caballeros debería estar dirigiendo la educación de Kenichi en ese aspecto. —Fue extraño. Parecía decepcionado de cómo estaba yendo eso. Algo que sus siguientes palabras confirmaron—: No obstante, ha sido negligente en muchas de sus obligaciones. Ahora que estarás a su servicio dentro de los duelos, te ocuparás de cubrir eso. No era muy diferente ser un caballero en el Gran Continente a serlo hace mil años en la Europa medieval.
—¿Qué hay con las almas inocentes que tomaste como rehenes?
Haou enarcó una ceja.
—Shadow Mist, informa —ordenó.
Como si se tratara de un ninja, el HÉROE Elemental, heroína más bien, apareció frente a Haou. Estaba postrada, una rodilla en el suelo, y la cabeza agachada en señal de respeto.
—Como usted lo supuso, su alteza Judai y el chico Andersen los encontraron. Ahora mismo se recuperan en la enfermería al cuidado de la señorita Ayukawa.
—¿Es suficiente? —lo cuestionó Haou—. O prefieres ir a confirmarlo con tus propios ojos.
Nunca habían estado en peligro. Eso fue algo que tanto Leon como yo comprendimos. Haou dijo que sus almas estaban en juego en ese combate, pero nunca fue así realmente.
—¡Mentiste! —gruñó Leon.
—Ellos estaban jugando con fuerzas con las que no debían. Alguien debería enseñarles que si juegas con fuego puedes quemarte. —Una vez más, me miró a mí—. Y otros, al parecer, necesitaban recordarlo.
Me sentí tan pequeño en ese momento. Avergonzado es poca cosa. Él sabía lo que estaba haciendo todo el tiempo, y decidió que eso siguiera su curso como una manera retorcida de darme una lección.
—Bien, ahora conoces tus funciones —volvió a dirigirse a Leon—. Una vez que puedas presentar a Kenichi ante mí como alguien digno de ser llamado un caballero, entonces pasarás a estar directamente bajo mis órdenes como mi subordinado directo. A partir de esta noche, Leon, Caballero Sagrado y jefe del Clan Belmont, deberás dejar tus votos a la Orden de la Caballería de la Luz y jurar hacia la Oscuridad. ¿Está claro?
Haou volvió a sonreír con esa crueldad que era típica de él.
—No debería ser muy complicado para ti. Como un monstruo de duelo, eres de Atributo OSCURIDAD. Hace mucho que tus rencores te apartaron del camino de la Luz.
Leon apretó los puños. A pesar de todo lo que había pasado, a pesar de que puso a William en mi contra, aunque fuese por un par de turnos y realmente no hizo nada de lo que hubiera tenido que lamentarse, sentí algo de pena por él.
Supongo que fue debido a lo que conocía, o creía conocer, de su historia. Lo que pasó con Sara, la traición de su amigo. Leon Belmont había estado recorriendo un camino muy largo, persiguiendo a un enemigo que, al parecer, era verdaderamente inmortal. Un amigo a quien había considerado su mejor amigo, casi un hermano.
—Ahora, antes de que te retires a descansar al interior de tu carta, necesito saber algo —dijo Haou—. La mujer que construyó este pequeño refugio espiritual, tú la has estado persiguiendo. Al igual que los sirvientes del Dragón. Así que, ¿dime? ¿Cuál es el motivo?
El Cazador apretó la mandíbula.
—Un caballero responde ante su rey —le recordó Haou.
—Ella fue amante del Dragón. —Contuve la respiración al escuchar eso—. Lo que aprendí de sus esbirros, esos a los que Drácula envió a buscarla de inmediato en cuanto huyó de La Noche Eterna, es que llevaba su semilla en su vientre.
Carajo.
¿Ferenc era hijo de Drácula?
William no parecía nada contento de escuchar eso último. Por primera vez, sentí su verdadero poder. Ahora entendía cómo es que alguna vez se había sentado en el trono que ahora estaba usurpando Drácula.
—¿Qué pruebas tienes de que eso sea verdad?
Leon no respondió. Su mano se desvió hacia el látigo. William me hizo a un lado, quizá en prevención de que eso pudiera escalar.
—¡Suficiente! —bramó Haou.
La oscuridad se hizo presente, tan potente como imagino debe ser el instinto asesino en Naruto, o el haki del rey de One Piece.
—Responde —ordenó a Leon, haciéndose eco de la pregunta de William.
—Eso es lo que algunos dicen. He cazado a muchos de los que huyen del Inframundo. Desde aquellos que escaparon del Reino de la Noche, hasta los que huyen de Necromundo.
—¿Qué pasa con Necromundo? —Banshee había huido de allí a causa del alzamiento de Ha-Des.
—Ha-Des, el rey de los Demonios, invadió el Necromundo y lo anexó por la fuerza a sus dominios. No obstante, él es una marioneta. Es manipulado por Drácula a través del su control sobre la Segadora de las Cartas.
Oh, ese monstruo. Así que ocupaba el lugar de la Muerte. Tenía mucho sentido, en realidad.
—No obstante, ella huyó —comentó Yubel, mientras se miraba las uñas de manera casual, claramente refiriéndose a Erzsébet—. Si es el caso, no parece que haya estado muy contenta de llevar al niño de Drácula.
Miró a William.
—Salvo por un detalle: ella es tu cría. —A esas alturas, comenzaba a pensar que Haou era como Kaiba: se pasaba el día espiando a todo el mundo—. ¿Quería acaso legitimar su derecho al trono mediante un heredero de su propia sangre?
No era el tipo de cosas que Drácula haría… en los juegos. Por otro lado, este mundo tenía sus propias reglas. Él no era la manifestación absoluta del mal, el rey de toda la oscuridad y esas cosas. Había fuerzas, fuerzas más antiguas y poderosas que él, moviéndose todo el tiempo.
Leon apretó su agarré sobre su látigo.
—No vas a matar a un inocente —dije.
Él me miró.
—Así que, puedo suponer que ya ha nacido.
—Estás subordinado a mí, ¿recuerdas?
Sentí la mirada de Haou sobre mí; no obstante, no dijo nada.
Leon asintió con rigidez tras un rato.
—Muy bien —dije—. Ferenc, el hijo de la Condesa Erzsébet Báthory, no será lastimado por ti… o por nadie. Si es necesario, lo protegerás con tu vida. No me importa si es hijo de Drácula, o el mismísimo anticristo, sigue siendo un bebé inocente.
Durante varios minutos, el caballero no dijo nada. Al final, apartó su mano del Asesino de Vampiros y asintió de manera rígida.
—Eso es todo —dijo Haou.
Alzó la mano. Cientos de pequeños hilos de oscuridad envolvieron a Leon Belmont. Este pareció aceptar ese destino con resignación.
Cuando la oscuridad se apartó, solo quedaba una carta que Haou me entregó.
—Está hecho —dijo.
Antes de irse, el rey dejó una pequeña bolsa de tela en mi mano, justo sobre la carta de «Cazador de Vampiros».
—Ese es tu pago, aprendiz de caballero, disfrútalo —dijo Yubel, curiosamente sin burla alguna.
Ambos desaparecieron luego de eso.
Vacié el contenido de la bolsa en la palma de mi mano. Dentro había tres semillas del tamaño de un frijol. Brillaban como si fueran fosforescentes.
¿Qué se suponía que hiciera con ellas? ¿Cultivarlas? ¿Comerlas como si fueran las semillas de Dragon Ball?
Por supuesto, al final resultó que eran mucho más valiosas de lo que aparentaban.
Respuestas a Reviews Anónimos hasta el 11/10/22
Roxas Strife:
Bueno, esperemos que aprendan a llevarse bien y Leon le enseñe un par de cosas.
Y «F» por Fubuki. Eso es lo que pasa cuando todo lo que quieres hacer con tu vida es ligar. Veremos como le va a Kenichi, en especial con Johan, que ya vimos que se puede portar como toda una mamá gallina. Entendible: ya perdió una familia, no quiere pasar por lo mismo.
