Yuzu Araki. Ser una demonio no ha sido fácil para nuestro Suikyo y bueno, quien dice que ella no es fuerte, fue capaz de plantarse frente a frente con Radamanthys, ahora quien sabe qué pasará con ella, es poderosa gracias a Degel, me imagino al tipo cuando sea tío, bonitos nombres y los usaré… Kardia, compórtate jeje.
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nadaoriginal. Posiblemente Kardia sea un tío de puta madre, quien sabe cómo es que será ese caso, aunque los hijos de Suikyo y Degel serían muy tiernos, aunque siento que alguno saldría como su madre, aun así, se verían tiernos.
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Sin más, comencemos…
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Muchas de las parejas estaban llevándose con normalidad en el Santuario, no obstante, ahora era turno de ver cuánto habían progresado varias parejas en este último tiempo.
En el caso de la casa de Géminis, el mayor de los gemelos, Aspros, estaba ya saliendo de forma normal con la que alguna vez tuvo la Sapuri de Cetus, Chris. Esta había elevado bastante su cosmos hasta el punto que, y podría estar casi a la misma altura que un Dorado novato, pero eso no le impedía que le pudiera dar algo de batalla a su amado, no solo eso, sino que también había adquirido aprender casi las mismas técnicas del Dorado.
- Chris, veamos si puedes contrarrestar mi nuevo poder – susurró el peli azul el cual empezó a crear una esfera de color negro sobre su cabeza la cual empezaba a atraer muchos objetos hacia ella – ¿sabes que técnica es?
- El Arc Geminga ¿no es así? – Aspros asintió – yo también tengo algo que mostrarte.
- ¿Y eso es? – aunque el poder de Cetus arribó a Chris, esta parecía tener algunos ataques con respecto a la constelación de Géminis ya que rápidamente parecía que la imagen de los dos gemelos aparecía detrás de ella – ¿Chris?
- Aspros, espero que sepas que atacaré con mi… ¡Radiación de Alhena! – una gran cantidad de cosmos fue disparada en una poderosa explosión hacia dirección de Aspros, este solo elevó más su energía cósmica tratando de contrarrestar el ataque de la mujer, cosa que empezó a hacer, pero notaba que el cosmos de Chris era duro de hacer retroceder.
- El nombre de esa técnica está relacionado con la tercera estrella más brillante de la constelación de Géminis, pero bueno, vamos a ver que tanto aguanta – pensó el peli azul, este terminó extinguiendo el ataque de su pareja, no solo eso, sino que iba a contrarrestar con Arc Geminga, pero este decidió parar la pelea un momento – bien, supongo que eso da a entender que has logrado manejar mejor las técnicas de Géminis, esa nunca la había visto.
- Es una que inventé.
- Lo entiendo, aunque aún queda un camino que recorrer.
- No se preocupe… al final si estoy a su lado, estaré alegre – esa sonrisa hacía vibrar el corazón de Aspros que, aunque a simple vista parecía un tipo del que no se tenía uno que meter, Chris sabía que debajo de esa coraza fría, había un hombre que la quería.
- Muy bien, ¿quieres seguir?
- Por supuesto, aún tengo mucho que dar – los dos siguieron batallando, mejor dicho, entrenando, pero no eran la única pareja que estaba haciendo eso.
En el caso del duodécimo Caballero Dorado, este estaba con Agasha quien ya había estado empezando a acostumbrarse a la sangre envenenada que corría por sus venas, fue algo que alertó mucho a su padre ya que quería que su hija tuviera una vida normal y el hecho de que ella haya aceptado llevar sangre tóxica en su interior fue una sorpresa grande.
No obstante, a pesar de la negativa de su padre, Agasha logró convencerlo de todo y al final, ella entrenaba libremente con Albafíca.
- Agasha, ¿en serio puedes tolerar bien la sangre que llevas?
- Como le dije señor Albafíca, al inicio era un dolor duro, aunque gracias a la diosa Athena logré evitar que este siguiera molestándome mucho, pero como le digo, no me arrepiento de nada, es más, quiero seguir entrenando con usted.
- Ya veo – la determinación en los ojos de la pequeña castaña se notaba, es más, el peli celeste la terminó llevando a un campo de rosas que tenía preparado, no obstante, este tenía forma de un corazón – entonces, ¿Qué te parece?
- E-Es hermoso señor Albafíca… realmente lindo, ¿y lo hizo para mí?
- Así es, aquella niña que no me abandonó jamás y que aceptó estar a mi lado llevando la sangre que nos condena a la soledad a nosotros, los Caballeros de Piscis – los dos enamorados estaban en silencio, Albafíca no era de decir muchas palabras y la castaña estaba sonrojada por el gesto, ambos fueron hacia el campo de rosas en donde estuvieron un momento en paz.
- Esto es relajante – susurró Agasha estando sentada, las rosas ya no le afectaban desde que empezó a controlar el poder del veneno de Piscis.
- Lo sé, me gusta más estar en espacios calmados, creo que es más influencias de mi infancia.
- No se preocupe, lo importante ahora es el futuro, el que podemos construir juntos – ambos siguieron mirando las rosas tan bellas que estaban alrededor de todo el campo, no muy lejos de ahí, había dos personas mirando de lejos la actividad de estos dos.
- Alba-chan es realmente todo un romántico a pesar de que no parecía serlo – río el Caballero de Cáncer el cual estaba acompañado de la italiana Gioca.
- Oye, al menos déjalos en paz, un tiempo en pareja es lo que se requiere, por lo menos el Caballero de Piscis es un romántico, no como otros que se la pasan en varias cosas menos con la persona con la que tienen que estar.
- ¿En serio? ¿Quién es ese tipo? – Gioca se quería dar contra el suelo hasta que la cabeza se le agrietara – oye, ¿Por qué la expresión?
- ¡Jódete cangrejo idiota! – la peli negra se estaba yendo hasta que fue tomada por el peli azul.
- Oye Gioca, deja de ser tan así, ¿no ves que solo bromeo? – decía entre risas el Dorado, pero este supo que la italiana estaba molesta cuando su mano comenzó a tener algo de calor y se dio cuenta que el cuerpo de Gioca desprendía calor hasta que se separó rápidamente por su mano estaba ardiendo – ¡ay Gioca malvada! ¡Mi mano se quema!
- Cangrejo idiota, al menos ¿no podrás ser algo más como el señor Albafíca? Él le tiene cariño a su chica, mientras que tu… dejas mucho que desear.
- Lo lamento ¿está bien? Es más, ¿A dónde quieres ir para que te calles?
- Supongo que no te llevaría a algún lugar en donde hagan cosas románticas porque te aburrirías, es más, hasta yo me aburriría en esos lugares, es más, vamos a otro sitio.
- ¿A dónde?
- A la Isla de la Reina Muerte – eso le extrañó al peli azul, pero este sonrió de golpe.
- Ja, parece que quieres tener algo de intimidad, eso me gusta, pero no te conocía esas mañitas Gioca, después de todo volviste más guapa…
- ¡Me refiero a que vayamos a ver si encontramos a algunos Caballeros Negros para batallar! – la cara de la peli negra estaba roja en ese momento, pero Manigoldo no quiso seguir molestándola por lo que activó su Ondas Infernales.
- Muy bien, entonces vámonos hacia esa isla – los dos se fueron a través del Monte Yomotsu y llegarían a su destino en un abrir y cerrar de ojos.
En otra parte, más específico en el templo de Escorpio, estaba Calvera organizando la ropa de su amante peli azul y la mexicana no estaba del todo feliz, pero al menos no estaba sola.
- Gracias por ayudarme en esto Shoko.
- No te preocupes, al final de todo yo tuve a mi maestro Milo que es igual a Kardia-san, pero una cosa es segura, él era más organizado.
- Ya veo, es diferente a Kardia, este es del tipo que es muy cerdo con sus cosas, lo puedo creer que tenga los boxers con sus calzonetas revueltos, es un cerdo.
- B-Bueno, yo soy igual, siempre revolvía mi ropa, aunque sea una Saintia, no soy alguien que es muy organizada como sería una Saintia – dijo la peli rosa riendo un poco.
- Y eso que pensé que las guerreras de Athena eran unas santas y todo eso – la mexicana pensó en algo – por cierto, ¿Cómo van las cosas con Seiya?
- P-Pues… van bien, aunque Saori me está echando la mirada desde que salgo con él a escondidas, aunque ella tampoco es de decir cosas ya que hace cosas peores con Seiya.
- ¿Y la otra tú?
- Oh, ¿Kitalpha? – la mexicana asintió – sí, ella está compitiendo con la diosa Athena de esa era por el amor de Tenma, pero bueno, cada quien, con su asunto, Saori ni piense que le voy a dejar a Seiya solo para ella.
- Las mujeres somos tan competitivas con nuestros hombres – Calvera suspiró – ¡por el amor de Athena! ¿A dónde se fue ese estúpido de Kardia? Ni crea que le voy a hacer de cenar, ahí se va a morir de hambre por pendejo.
- Pero es cierto, me pregunto dónde está – con el mencionado Escorpio de ese siglo, este estaba espiando a su mejor amigo el cual estaba justo con su discípula y amiga cercana, Suikyo.
- Estos dos pillos… quiero saber cómo es que salen como pareja y los nietos que me den – susurró el peli azul, mientras que con los dos, Degel estaba mirando a la demonio observar unos pececitos en una laguna cercana al Santuario.
- ¡Mira Degel, son de colores! Están todos lindos – la cola de la demonio estaba moviéndose con alegría.
- Lo sé, hay muchos de esa especie en este sitio – el Caballero de Acuario solo miraba a la rubia la cual a pesar de ser una guerrera que podía equipararse con los Dorados, tenía su lado infantil y es que era obvio sabiendo de su pasado como alguien que era temida por los humanos viviendo en una situación precaria y al final de todo ahora estaba más feliz con él.
- Realmente son lindos… muy bonitos con sus colores brillantes.
- ¿Te gustan?
- Sí, son bonitos – la rubia se levantó para mirar al peli verde – sabes Degel, desde que te he vuelto a encontrar, mi vida se ha puesto más divertida, gracias.
- No hay de qué, la Guerra ha terminado, por lo que no hay nada que temer – ya con eso, la demonio tuvo un sonrojo en sus mejillas y adaptó una actitud un poco más tímida, cosa que extrañó a Degel – ¿Suikyo?
- Degel… ¿no entiendes que pasa? Quiero decir que gracias a ti mi vida cambió mucho y es que el pasar el tiempo contigo me ha dado darme cuenta de que los humanos no son tan malos como esperaba y quiero seguir al futuro… y quisiera que tú me acompañes allá.
- Te lo prometo Suikyo, estaré a tu lado como tu maestro.
- De verdad que eres lento Degel – susurró la rubia la cual sin perder tiempo fue hacia el rostro del Caballero de Acuario besándolo en los labios, este abrió los ojos sorprendido de que la demonio haya hecho eso y unos segundos después, la oji azul se separó con el rostro igual de rojo que una manzana.
- ¿Suikyo?
- M-Me refería a eso… me gustas Degel y no del modo maestro discípula, hablo del modo que llaman amor romántico, pero entiendo si no me ves de ese modo, después de todo, preferirías a alguna humana normal, nosotros los demonios solo deberíamos buscar otros de nuestra especie y…
- Eso no me importa Suikyo, no es que no quiera, solo que me agarraste de sorpresa y créeme que en otras instancias hubiera teniendo una respuesta tajante, pero esta vez, creo que quiero probar esto, pero, ¿estás segura de que yo sea el elegido para ti?
- Me hiciste volver a creer en los humanos, estos seres que creí que peleaban egoístamente, aquellos que me mantuvieron viviendo una infancia mala y empobrecida, hasta que alguien como tú me hizo ver que no todos son malos y que hay personas que siempre pelearán por los intereses de otros… así que sí, mi respuesta es que tú eres el elegido, ahora te pregunto, ¿quieres tener de pareja a esta demonio? ¿Crees que la gente dirá de cosas por eso?
- La gente siempre dirá de cosas con tal de generar chismes, es cierto que no sería algo normal tener a una demonio como pareja, pero si soy yo y crees que es lo mejor, realmente estoy de acuerdo.
- Gracias… ¡gracias! – la rubia le dio un fuerte abrazo a su ahora pareja, aunque el momento fue interrumpido cuando alguien estaba riéndose detrás de una piedra.
- Reconozco esa risa.
- ¡Felicidades Degel, demonio! ¡Ya son pareja!
- ¿Q-Que haces aquí? – Suikyo dijo eso.
- Vine a ver que hacían y tremenda sorpresa que me llevo. Degel, mi gran amigo, espero muchos sobrinos de tu parte… aunque no sé si saldrán con cuernos y cola como la demonio.
- T-Tu… ¡eres hombre muerto Kardia de Escorpio! – el cosmos de la rubia comenzó a elevarse y fue tras el peli azul quien de inmediato comenzó a reír por eso, todo mientras era seguido por la demonio quien le lanzaba rayos de hielo.
Una parte de los Dorados gozaban de sus amoríos.
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Continuará…
