Los Ojos del Ruiseñor


Capítulo 79: Pecados


Otoño — x493 / 14 de octubre

Masaki tenía mucho en qué pensar además de todos los problemas que en el castillo ella solía tener. Pensar en la situación de Kaien le daba dolor de cabeza porque no tenía idea de cómo iba a reaccionar Isshin cuando ella se lo dijera.

También le preocupaba que Ichigo se enterara de la propuesta de matrimonio de Kaien a Rukia, porque no sabía cómo estaba la mente y las emociones de Ichigo en ese momento y eso podía llevarlo a cometer alguna locura.

— Si Ichigo está en un momento de fragilidad y pierde el poco control que tiene sobre sí mismo, podría perderse en la oscuridad. — La reina apoyó la frente en el escritorio porque sintió que la cabeza le iba a estallar de dolor. — Todo está tan jodidamente mal.

El deseo de que su hijo fuera declarado rey y tuviera lo que es suyo por nacimiento era lo único que le impedía escribir a su padre para tomar las armas contra Avanta. Una conquista de Vayalat no le daría a Ichigo la corona, le daría una regencia en nombre de Yhwach y nada más.

— Una regencia sería mejor que nada e Ichigo podría estar contento con eso, siendo el que controlaría la tierra y solo pagaría el tributo a Vayalat.

Masaki dejó escapar un gemido después de decir esas palabras. Que Ichigo pagara para tener lo que se suponía era suyo por nacimiento no era ni remotamente lo que Masaki quería para su hijo.

Ichigo sería un títere en los dedos de Yhwach o Kisuke con el peligro de que ellos le dieran la espalda si Ichigo no hacía lo que ellos querían. Masaki amaba a su padre y a su hermano, pero como todos los reyes, ambos eran mercenarios que no se movían solo por el impulso de sus corazones sino por las ganancias que podían obtener del movimiento.

— Mi reina, el rey ha llegado. Entró por la puerta de los soldados y pidió verla a usted. — Habló la Kahya, quien ingresó a esa oficina después de recibir el permiso de la reina. — ¿Quiere que le diga a la princesa Rukia que el príncipe ha vuelto?

Masaki suspiró al escuchar que Isshin había regresado y cerró los ojos por un momento, tratando de aliviar su dolor de cabeza con esa vieja magia para poder enfrentar a su esposo y rey.

— No, déjala dormir. Ella necesita descansar. Cuando se despierte, haz que sus sirvientas le lleven la comida y hazle saber que el príncipe Ichigo ha regresado. — ordenó la reina y se levantó pesadamente de su asiento.

La Kahya asintió ante esas palabras y salió de la oficina con ese paso siempre tan armonioso.

Masaki dio un par de pasos hacia la puerta y sintió un ligero calambre en el vientre que tardó un poco en remitir. En ese momento se sintió un poco decepcionada porque había pensado que estaba embarazada, e incluso se había hecho una prueba de embarazo dos días antes, pero era obvio que estaba equivocada y solo era un retraso.

Todo el cansancio y los mareos eran solo por el estrés que estaba experimentando en ese momento, ya que su período llegó ese día después del almuerzo.

Masaki entró a la habitación del rey, donde Isshin la estaba esperando, y lo primero que vio fue su expresión completamente enojada. Isshin había hecho este viaje para sacar a Ichigo del enamoramiento de Rukia, pero evidentemente los resultados no fueron del agrado del rey. Solo Rukia conocía el estado emocional de Ichigo, pero ella regresó tan cansada de ese viaje que lo más prudente fue dejarla dormir para que se recuperara.

— Bienvenido, querido esposo. — saludó Masaki a Isshin, preparándose mentalmente para lo que él tuviera que decir en ese momento. — ¿Cómo estuvo tu viaje?

— ¡Terrible! — Respondió Isshin, completamente enojado. — Tu hijo es un… no tengo ni palabras para describirlo. Intenté hablar con él y no funcionó, al contrario, tomó una actitud totalmente reprobable.

— ¿Visitaba burdeles y tabernas? — Preguntó Masaki con cansancio pero sin moverse de su lugar porque con cada paso que daba, sentía que le bajaba la sangre.

— ¡Los peores! ¡Un comportamiento deshonroso!

— Te recuerdo que eso era lo que querías. Querías que él fuera como tú, ¿qué te enoja de su actitud? — volvió a preguntar Masaki, soportando otro calambre en el vientre.

— Así no, no quería que hiciera lo que hizo. — trató de explicar el Rey. — Me reclamó por todo lo que pasó en su vida, amenazó con irse del reino para que lo dejara en paz y me retó a que lo castigara. Me dijo que estaba viendo a mi "verdadero hijo". ¡Un niño haciendo una rabieta es lo que vi!

Masaki lo pensó en ese momento y llegó a la conclusión de que entre los dos estaban destrozando a sus propios hijos.

— Viste la muerte de un niño, Isshin. No es nada bonito ver si fue una muerte violenta. — respondió Masaki, esta vez cerrando los ojos por un momento mientras trataba de recuperar el aliento. Isshin podía interpretarlo como si ella se estuviera absteniendo de gritarle y eso estaba bien. — Quizá después lo supere, lo hizo de niño porque tenía el apoyo de mi hermano, y lo hará ahora que es hombre porque tiene el apoyo de su mujer.

— Esa chica y su familia son la causa de todos mis problemas.

Masaki se abstuvo de poner los ojos en blanco porque no podía negar que había una pizca de verdad en esas palabras. La familia de Rukia era un problema para el reino, uno que comenzó dentro de la propia familia Kuchiki. Todo era un problema sobre problema, tejido como una manta y al mismo tiempo tan individuales que no importaba cuál se resolvía, los demás no lo harían.

— Kaien y tu amor por él son la causa de todos nuestros problemas. — le recordó Masaki, porque esa era otra verdad innegable. — Mientras intentabas que Ichigo cambiara de actitud, Kaien se encargó de decirle a Rukia lo que hacía nuestro hijo en ese viaje y ella no se lo tomó bien.

— ¿Qué? ¿Kaien hizo qué? — Las preguntas del rey estaban llenas de sorpresa e incredulidad.

Estaba claro que Isshin no esperaba que Kaien hablara con Rukia al respecto, tal vez ni siquiera imaginaba las razones por las que Kaien le había dicho eso a Rukia. Masaki esperaba que Isshin fuera lo suficientemente objetivo como para castigar a Kaien por sus acciones.

Se suponía que el área de la reina era un área segura para las chicas que vivían allí.

— Rukia recibió un regalo del heredero de Jetaiya, nada serio considerando que sus familias están técnicamente relacionadas por matrimonio, pero Kaien la acusó de buscar una corona en otro reino. Kaien le dijo que si tanto deseaba ser reina, debería divorciarse de Ichigo y casarse con él, y para darle más peso a sus palabras, le contó todo lo que Ichigo estaba haciendo en ese viaje.

Masaki dio un paso hacia Isshin, quien la miraba fijamente. No sabía qué pasaba por la mente del rey pero estaba segura de que la idea de que Kaien le propusiera matrimonio a Rukia no era de su agrado. A Isshin no le gustaba Rukia ni los Kuchiki por todo lo que habían estado haciendo.

— Conoces las reglas, mi querido rey. — Masaki comenzó a hablar cuando notó que Isshin se había quedado en silencio porque no sabía qué decir en ese momento. — No solo las reglas del castillo, sino también las que dictan las Deidades sobre el trato de los hombres a las mujeres. No tengo que recordarte los castigos impuestos a los hombres que lastiman a una mujer.

La mirada de sorpresa de Isshin se mezcló con preocupación y miedo.

— No estarás insinuando que Kaien… — Isshin no pudo terminar la oración en ese momento. — Mi reina, no me digas que Kaien lastimó a la chica.

— A Rukia no, solo la agarró del brazo con demasiada fuerza y le hizo un moretón. Yo la curé, no te preocupes por eso. — explicó Masaki. La expresión asustada de Isshin se relajó. — Quien pagó las consecuencias fue Yuki. La chica está en cama, adolorida, con moretones y heridas que demuestran el cariño de Kaien. Ambas chicas están asustadas. Evidentemente castigué a Kaien. Tres latigazos para ponerlo de rodillas ante mí y le expulsé de los aposentos de la reina.

No era la primera vez que un príncipe ingresaba a ese lugar y aprovechaba su posición para lastimar a una de las chicas. Todas las veces que un príncipe lastimó a una chica quedaron registradas en los registros, desde el daño hasta las consecuencias, y Masaki no tenía la intención de dejar que algo así quedara impune mientras ella estuviera allí.

El nombre de Kaien también estaría escrito en esos registros, junto con su pecado.

Isshin la miró en silencio, con la mandíbula apretada pero sin cuestionar su palabra, y caminó hacia la puerta llamando a su guardia.

— Encierren al Príncipe Kaien en una celda de castigo. — El soldado miró fijamente al rey por un momento, como si no entendiera del todo esa orden porque los príncipes no eran tratados de esa manera. — ¡Ahora!

La mirada y la voz del rey, completamente serias, sacaron al soldado de su pequeño lapsus y se fue a cumplir la orden. Masaki estaba complacida por el castigo de Kaien y se permitió relajarse un poco.

— Acompañará a Ichigo por unos días. — El rey volvió a hablar haciendo que Masaki lo mirara fijamente. Estaba completamente estupefacta por esas palabras. — Su reprobable comportamiento en ese viaje, más la falta de respeto tanto a su rey como a su padre, no pueden quedar impunes. Ambos en una celda de castigo hasta que recuperen la cordura.

Masaki quería protestar por eso, incluso abrió la boca para decir algo pero la cerró antes de que pudiera formar alguna palabra y contuvo la respiración por el nuevo calambre que sentía en el vientre. Isshin se dio cuenta de que algo no andaba bien con ella y de inmediato se le acercó, preocupado por su salud.

— Mi reina, ¿qué pasa? ¿Estás enferma?

— Es sólo... Cosas de mujeres. — susurró Masaki tratando de calmarse, pero sintió que el dolor era más fuerte de lo normal e Isshin realmente se preocupó cuando ella se aferró a él con fuerza. — Iré a mi habitación y llamaré a la doctora.

Masaki tenía la intención de soltarlo e irse cuando el dolor remitiera, pero Isshin la levantó en brazos y la llevó a la cama antes de gritarle a uno de los sirvientes que llamara a la doctora de la reina. Ella intentó negarse, pero un nuevo dolor se lo impidió y un ligero presentimiento se hizo presente en su mente y en su corazón.

Isshin estaba parado justo afuera de su propia habitación porque la doctora de la reina lo había sacado antes de ver cómo estaba ella. La mujer parecía realmente asustada cuando llegó e hizo que Isshin se preocupara aún más por su esposa. Masaki probablemente estaba enferma y él simplemente comenzó a quejarse de su hijo sin preguntar primero si su salud estaba bien.

Una eternidad de tiempo después, cuando le permitieron entrar, lo primero que hizo la doctora fue darle unas palabras de consuelo.

— Fue la voluntad de las Deidades, majestad.

Con esa frase, Isshin inmediatamente volteó a ver a Masaki, quien aún estaba en la cama y evitaba mirarlo. La ventana parecía ser muy interesante porque era lo único que su esposa miraba mientras estaba perdida en sus propios pensamientos. La doctora salió de la habitación e Isshin se acercó a su esposa para tratar de consolarla.

— Ni siquiera lo sabía, me hice la prueba hace dos días y se suponía que tendría el resultado en unos días más. Ahora lo sé, no hay necesidad de esperar. — susurró Masaki, sin volverse a mirarlo y sin llorar, con la voz vacía y suave. El corazón de Isshin se hundió en ese momento, como cada vez que decidían intentarlo y el destino se los negaba. — Fue la voluntad de las Deidades, supongo... No lo volveré a intentar. Si quieres otro hijo, aceptaré a la chica que elijas como Favorita y la cuidaré, pero no pasaré más por esto. Isshin, estoy cansada y mi alma no puede soportar otra pérdida.

— Mi reina… no tienes por qué… Masaki… todo esto… yo…

Isshin no sabía qué más hacer sino culparse a sí mismo. Era su culpa por su deseo egoísta de tener otro hijo con su reina y porque quería enmendar los pecados que había cometido en el pasado con un nuevo hijo. Un niño que las Deidades o la Sombra se negaron a darles.

Una redención que él sabía que no se merecía.

Isshin se sentó a lado de su esposa y tomó sus manos tratando de que ella lo mirara, y cuando ella lo hizo, la mirada de Masaki se sintió vacía nuevamente.

— Tenía muchas esperanzas de que tuviéramos otro hijo, un niño, y esperaba que esta vez sí fueras un buen padre para un niño que naciera de mí, pero creo que es una señal de que ninguna de esas cosas va a suceder.

Masaki cerró los ojos e Isshin notó que ella estaba conteniendo las ganas de llorar. No sabía que decirle en ese momento, se sentía perdido y culpable; le dolía el alma. Masaki soltó su mano y se levantó de la cama lentamente, como si lo que había pasado unos momentos antes nunca hubiera pasado.

— ¿A dónde vas? Necesitas descansar. — Masaki simplemente comenzó a caminar, ignorándolo. Isshin comenzó a caminar detrás de ella.

— A mi cuarto. Necesito descansar pero no lo haré aquí, sino en mi cama. También necesitas descansar, tuviste un largo viaje y debes estar exhausto. — Masaki abrió suavemente la puerta, alertando a los guardias afuera. — Nos vemos un día de estos, majestad.

Isshin trató de que Masaki se quedara en la habitación pero no pudo, así que la acompañó a su propia habitación en un silencio que ahogaba las palabras.

Las celdas de castigo eran celdas subterráneas que estaban debajo del edificio donde se ubicaba la oficina del comandante y los jefes militares. Eran celdas tan pequeñas que solo cabía un hombre en ellas, y sus camas no eran más que fardos de heno y una manta vieja y sucia.

Era el mismo lugar donde Ulquiorra había pasado los últimos días de su vida dentro del castillo y era el mismo lugar donde Kaien estaba siendo llevado por orden del rey.

Kaien trató de resistirse al arresto a pesar de que el rey lo había ordenado explícitamente y fue testigo en persona de la calidad del entrenamiento que Ichigo les había dado a los soldados, los que custodiaban el interior del castillo, cuando lo inmovilizaron y se lo llevaron.

Ichigo había creado armas en menos de un año y era tan sorprendente como preocupante.

— Lo sentimos su alteza, pero son órdenes del rey. — Le dijo un soldado después de cerrar con candado la puerta.

Kaien se aferró a los barrotes mientras dejaba escapar un grito de frustración y una risa salió de la celda frente a la suya. La risa de Ichigo sonaba bastante animada en ese momento. Kaien enfocó sus ojos en la celda pero la luz de la antorcha no iluminaba el interior y no podía comprobar si era Ichigo quien estaba allí o solo estaba alucinando.

— Hermano mayor, ¿cuál fue tu pecado para que nuestro amado padre te encerrara en este lugar? — Esa pregunta llena de sarcasmo le confirmó a Kaien que el que estaba en la celda de enfrente era Ichigo.

Kaien sabía, por la carta que el rey le envió notificándole que viajarían de regreso, que Ichigo había estado disfrutando demasiado de los placeres mundanos durante ese viaje, por lo que asumió que el rey lo estaba castigando de esa manera por su comportamiento. Era un castigo por faltarle el respeto al rey, no al padre.

— Mejor dime el tuyo, hermanito. — ofreció Kaien con una sonrisa ladina y voz venenosa.

Ichigo volvió a reír y Kaien pudo ver cuando su hermano se acercó a los barrotes de su propia celda y se apoyó contra ellos. Ichigo estaba animado, como siempre que estaban juntos y le dejaba ver esa faceta que nadie más conocía; eso no era algo que Kaien esperaba ver en este momento.

Ichigo debía estar molesto por estar encerrado, no feliz.

— Nada grave en realidad, solo dije algunas cosas que al rey no le gustaron y bueno, apenas llegamos al castillo me encerró en esta linda celda. — respondió Ichigo con indiferencia. — Seguramente me tendrá aquí hasta que "recupere mis sentidos y vuelva a ser yo".

— ¿Dejaste de fingir ser el hijo perfecto en ese viaje? — Preguntó Kaien con genuina curiosidad.

Siempre se había preguntado cuánto tiempo Ichigo mantendría esta farsa de ser un príncipe perfecto, y aparentemente solo pudo mantenerla durante un poco más de dos años.

— Pensé que podía ser yo mismo con mi padre, pero me equivoqué. Fue solo un poco de descontrol, mucho alcohol y una que otra mujer, nada grave pero el rey no pudo resistirlo. Es demasiado viejo para ese tipo de viaje. — Ichigo se recostó contra los barrotes, esta vez mirándolo con una sonrisa rastrera. — Deberíamos hacer un viaje juntos, hermano mayor, beber hasta caer y luego...

— ¿Y luego me matarás mientras duermo? — preguntó Kaien e Ichigo solo sonrió al escuchar esa pregunta.

— ¿Sigues pensando eso? Ya te dije que no quiero ser el rey y no estoy interesado en la corona, solo quiero que seamos buenos hermanos como se suponía que debíamos ser. Como siempre debió haber sido.

A Kaien no le gustó la forma en que Ichigo dijo esa última oración, ni tampoco la mirada que tenía.

— Tal vez tú no quieras la corona, pero tu esposa definitivamente está buscando a alguien que la haga reina de algún reino. — Kaien dijo esas palabras con veneno en la voz. — Mientras le enviabas flores de culpa porque te acostabas con cualquier mujer que se te cruzaba por el frente, el heredero de Jetaiya le envió una joya muy costosa. ¿Y sabes lo que dijo tu amada esposa a todas las damas de la corte?

— ¿Les dijo que el heredero de Jetaiya la quiere como su esposa principal? Porque eso es verdad. El futuro rey de Jetaiya quiere a Rukia como su esposa principal. — respondió Ichigo con calma, haciendo que Kaien se quedara en silencio. — Sé que mi esposa llama la atención de los hombres pero Koga es mi amigo, estuvimos juntos con los mercenarios y él sabe que no debe meterse conmigo o lo que es mío o el hijo de Hisana ascenderá al trono antes de lo esperado. Confío en mi esposa, ella me dirá las razones por las que Koga le envió un regalo.

Kaien no se esperaba ese dato y poco a poco todo empezó a tener sentido, como si se estuviera armando un rompecabezas gigante y comenzara a mostrarse un todo. De un momento a otro, la idea de que Ichigo hubiera vendido a una de sus hermanas al segundo príncipe de Jetaiya por un bien mayor le vino a la mente tan abruptamente que lo sacudió un poco.

Kaien se preguntó qué demonios estaba haciendo Ichigo porque no podía ver nada más que un intento obvio de perturbar la paz del reino. Además, el hecho de que Ichigo dijera que no quería ser rey solo hacía pensar a Kaien que Ichigo estaba planeando cómo conseguir el trono sin levantar sospechas. Si suficientes personas lo escucharan decir eso, que él no quería ser el rey y amaba a su hermano, entonces comenzarían a creerlo como una verdad innegable.

— ¿Me vas a decir por qué nuestro querido padre te encerró aquí? Porque no creo que sea solo que me acompañes.

La voz de Ichigo, junto con su mirada curiosa desde detrás de los barrotes de su celda, devolvió a Kaien a la realidad.

— Es un gran pecado, así que conténtate sabiendo que nuestro padre, por primera vez, nos trata igual.

Las palabras de Kaien salieron cargadas de veneno, pero en lugar de molestar a Ichigo, lo hicieron sonreír antes de desaparecer en las sombras de su propia celda. Kaien tuvo la impresión de que los ojos de Ichigo brillaban antes de desaparecer en la oscuridad.


Otoño — x493 / 15 de octubre

Su mundo interior estaba lleno de puertas, algunas grandes y otras pequeñas, muchas de ellas estaban abiertas porque él las había abierto y otras estaban abiertas porque eran cosas que aprendió inconscientemente. Había tantas puertas que sentía que necesitaba al menos dos vidas para dominar toda esa magia e incluso entonces, dos vidas no serían suficientes.

Quizás por eso muchos hijos de Vayalat dejaban de entrenar cuando alcanzaron un dominio considerable del don, cuando se especializaron en algo que les permitía atacar y defender.

Los guerreros siempre se entrenaban para no perder los avances logrados y no oxidarse como espadas olvidadas, pero en algún momento de su vida ellos dejarían de hacerlo y se retirarían a vivir en calma y paz. En algún momento Ichigo dejaría de entrenar, se retiraría como lo hacen los hijos de Vayalat y viviría hasta el final de sus días en la tranquilidad de alguna casa con Rukia mientras sus hijos se encargan de todo lo demás.

Su Luna.

Tenía tanto miedo de que algo le pasara a ella, tenía miedo de no poder cuidarla cuando ella había puesto toda su vida en él, y tenía miedo de perderla. La idea de no volver a tenerla entre sus brazos era su mayor temor en ese momento.

— Podemos esperar un poco más. — susurró Ichigo mientras caminaba por su mundo interior hacia la gran puerta final. — Cuando ella pueda defenderse será el momento y lo que tenga que arder, arderá.

La resolución de matar al rey ya estaba hecha.

Ichigo tendría que matar al rey primero porque mientras el rey viviera, siempre estaría del lado de Kaien y eso era algo que él tenía que evitar. Después de la muerte del rey, mataría a Kaien. Ichigo obligaría a Kaien a saltar del acantilado o lo arrojaría él mismo, lo haría cerca del templo de las Deidades, lo haría parecer un suicidio si fuera necesario y luego lo tomaría todo.

Cuando llegó al final del pasillo y encontró esa enorme puerta que estaba ligeramente abierta, se tomó un momento para considerar si realmente quería cerrarla. El hecho de que pudiera controlar lo que había allí durante tanto tiempo era asombroso, pero al mismo tiempo sabía que cuanto más tiempo dejara la puerta abierta, más difícil sería cerrarla.

Con el tiempo, el poder se vuelve adictivo.

En el momento en que Ichigo cerró la puerta, su conciencia regresó a su celda oscura donde todavía estaba sentado en esa cama de paja con la espalda contra la pared.

Dentro de su pecho sentía un vacío que no se podía llenar con nada pero ya no tenía ganas de llorar como aquel primer día, bastante había llorado en el bosque cuando el niño que llevaba dentro se rindió. Todas las personas tenían un límite de espera, y él había esperado a su padre durante casi diez años solo para escuchar esa verdad de sus labios.

Su padre no era su padre, él era el rey.

La magia que fluía por su cuerpo se calmó, producto de haber cerrado esa puerta, y toda la euforia que había sentido durante todo ese tiempo fue devorada por ese agujero en su pecho. Siguió tratando de imaginar ese vacío en su pecho y sintió una de sus manos temblar, la cerró en un puño y mentalmente comenzó a repetir la frase: estoy bien, no lo necesito. No lo necesito.

Sería muy fácil para él salir de esa celda, pero no lo haría porque necesitaba estar encerrado. Necesitaba pasar por lo que estaba pasando para no volver a perderse.

Salir de una recaída era difícil porque su cuerpo y su mente ya estaban predispuestos al exceso, y necesitaba un apoyo real para mantenerse en la línea y no perderse. Kaien estaba en la celda frente a él, pero Kaien no era alguien con quien pasar la desintoxicación porque Ichigo no confiaba en él. Mostrarle una debilidad a su hermano era algo que no podía permitirse.

La primera vez que Ichigo se desintoxicó fue con Koga. En ese entonces Ichigo era diferente, todo era diferente.

Koga estuvo con él como si estuviera cuidando a un hermano menor que ha cometido todos los pecados del mundo y que aun así merece la redención. Fue Koga quien le restringió el alcohol, fue Koga quien resistió todos esos días a su lado cuando él sentía que no podía resistir más, y fue Koga quien le recordó que debía mantenerse firme porque no podía vivir para siempre entre los excesos y el abismo.

Mientras Ichigo pensaba en Koga y en toda la ayuda que él le había brindado en esa época de oscuridad, se preguntó qué había sucedido realmente durante esos días antes de que Rukia lo encontrara en el Cruce. Esa noche no hablaron de otra cosa que no fuera de ellos y no hicieron nada más que besar la piel del otro, así que Ichigo decidió que lo primero que haría al salir de allí sería darse una ducha para poder visitar a Rukia.

Extrañaba a su luna y la calidez de su presencia.

— ¿Sigues vivo?

La voz de Kaien sonó en el eco de ese lugar vacío. Ichigo no tenía ganas de jugar con él, estaba tratando de existir en silencio y resistir ese leve temblor ansioso en su mano por el exceso, pero Kaien era el único con quien podía hablar en esa oscuridad. Además, tenía que acercarse a su hermano para que cuando lo matara nadie sospechara del todo de él y así evitar algunos problemas.

— Por desgracia para ti.

— Bueno, yo sigo vivo para la tuya. —murmuró Kaien, quien parecía estar sobre su cama de heno también. Las celdas estaban a oscuras y ninguno de los dos podía verse. — ¿Cuánto tiempo te va a dejar aquí nuestro padre?

— Todo el tiempo que él quiera. ¿Por qué? ¿Nunca has estado en una celda antes? — preguntó Ichigo burlonamente porque hacerlo era inevitable. — Déjame decirte que estas celdas son bonitas comparadas con otras donde he estado, aquí tienes un orinal y heno para que te limpies entre las nalgas.

— ¿El Segundo Príncipe de Avanta, en una celda? ¡Indignante! — La burla en el tono de voz de Kaien hizo que Ichigo sonriera en ese momento.

— ¿Por qué estás tan sorprendido? He sido prisionero más veces de las que me gustaría recordar. — Ichigo dijo eso con indiferencia. — Una vez, cuando estaba con los mercenarios, unos soldados me capturaron y me metieron en una celda por un par de días. Fue increíblemente divertido.

— Debería haber ido contigo cuando te fuiste con los mercenarios.

Ichigo no supo si ese comentario era una burla o el verdadero deseo de Kaien.

— No te pierdes de mucho, son solo peleas, alcohol y un montón de hombres por todas partes. No hay privilegios, todos son iguales y todos se ganan su lugar dentro de la compañía. — Ichigo sonrió al recordar cómo era estar con los mercenarios. — No hubieras durado ni un mes.

— He estado en las batallas en la frontera sur, claro que hubiera durado con los mercenarios. — La voz de Kaien sonaba indignada.

— Vas a las batallas, tienes una tienda privada y comes, bebes y duermes bien. Tienes gente que te sirve, ¿no? Incluso cuando has ido como recluta, debes haber pasado las campañas cerca del rey. — Kaien no respondió e Ichigo siguió hablando. — Con los mercenarios, el único que tiene una tienda privada es el líder y los demás dormimos en el suelo compartiendo una tienda. La comida y la bebida se ganan, y tienes que vivir de lo que te pagan hasta que te contraten de nuevo. Recuerdo una vez que Koga y yo no teníamos dinero y vendíamos estiércol de elefante en los jardines de Parax para comprar comida.

— Parax, ¿la ciudad de las flores? — Preguntó Kaien. Ichigo se aprovechó de eso y deliberadamente desvió la conversación para que Kaien no profundizara más en los soldados o el entrenamiento.

— Esa misma. ¿Sabías que en Parax hay unas mujeres que se llaman Mielas? Son mujeres increíblemente hermosas, salen en un barco por las tardes y allí mismo atienden a sus clientes.

— ¿Estás hablando de prostitutas? — La voz de Kaien sonaba divertida. — ¡Me mentiste cuando me hablaste de tu estancia fuera del reino! ¡Sí te acostaste con prostitutas!

— No, querido hermano mayor. Las Mielas son mujeres que crecen en un templo dedicado a una diosa, donde se les enseña el arte de la seducción y el placer. — continuó Ichigo, apoyando su cabeza contra la pared. — Las sacerdotisas las mantienen puras hasta el momento oportuno y venden su primera vez tan cara que podrían dejar en la ruina a cualquiera que no sepa pagar. No aceptan a cualquiera, ni esta vez ni las siguientes.

— ¿Con cuántas te acostaste? — Preguntó Kaien con malicia.

— Con ninguna. ¿No escuchaste lo que dije hace un rato? Teníamos que sobrevivir con poco dinero y yo no iba a pagar por una tarde en un barco para ver bailar a una mujer. Cobran por todo lo que hacen y si no obedeces las reglas, los guardias que siempre están con ellos te recuerdan que te pueden tirar al río para refrescarte.

— Para no haberte acostado con ellas, sabes mucho.

Ichigo sabía lo que Kaien estaba tratando de hacer pero no iba a conseguir nada. Lo que hizo en Parax no era algo para contarle a Kaien.

— Tenía curiosidad y pregunté. — Él mintió. — Además, muchas veces vi cómo esas mujeres bailaban en los botes y cómo esos guardias tiraban a los hombres por la borda cuando intentaban otra cosa.

Kaien hizo un ruido que debió ser una risa pero no preguntó nada más y ambos se quedaron en silencio nuevamente.


Otoño — x493 / 19 de octubre

Durante el tiempo que estuvieron encerrados, Ichigo se había quedado en silencio, pensando y meditando, pero Kaien estaba sufriendo y pasó de estar tranquilo a empezar a contar los ladrillos y las pajas solo para tener algo que hacer; incluso había comenzado a murmurar cosas ininteligibles, similares a un balbuceo.

Ichigo sabía que su hermano nunca lo había pasado tan mal en su vida, pero seguía preguntándose qué diablos había hecho Kaien para terminar encerrado en una celda de castigo. De vez en cuando hablaban un poco pero no era algo relevante ni trascendente, era algo que les ayudaba a no volverse locos ahí.

Ichigo no quería admitir que el hecho de que Kaien lo acompañara lo ayudó a superar mejor la desintoxicación.

Las celdas de castigo eran un verdadero castigo, porque a nadie se le permitía bajar a verlos, ni hablarles, ni siquiera mirarlos, y la única señal de misericordia que mostraban era dejarles siempre una antorcha encendida. El castigo también incluía mucha oscuridad, y aunque Ichigo estaba acostumbrado, Kaien no lo estaba y eso le hizo sentir un poco de lástima por su hermano.

Cuando el rey llegó y se paró exactamente entre las dos celdas, Ichigo supo que el castigo había terminado. Mentalmente agradeció a la Sombra por eso pero no se levantó de su lugar oscuro en la celda. Kaien, por su parte, se puso de pie y se aferró a los barrotes en silencio, con los ojos suplicando salir de allí.

— El castigo ha terminado. — El rey habló mientras los soldados se preparaban para abrir las celdas. — Ustedes dos conocen sus crímenes, así que espero que hayan pensado en ellos durante estos días y hayan aprendido algo. Ninguno de ustedes es un niño, así que dejen de actuar como tal. Ahora, salgan de mi presencia o los encerraré de nuevo.

Ichigo notó que el rey evitó darles un regaño personalizado, algo que el rey podría no dejar pasar en otra situación, por lo que posiblemente el crimen de Kaien debió haber sido bastante grave y estaban tratando de no hacer más rumores de los que seguramente ya había en el castillo. Ichigo no hizo ningún comentario al respecto, se inclinó ante el rey antes de agradecer el castigo y se dirigió a la salida dejando atrás a Kaien.

La luz del día lo golpeó de lleno en la cara mientras salía de allí y cerró los ojos con fuerza mientras se acostumbraba a la luz del día que lo lastimaba hasta las lágrimas. Le tomó un poco de tiempo pero cuando finalmente pudo mantener los ojos abiertos y concentrarse en el camino, se dirigió al baño del rey. Estaba sucio y maloliente, además de que todavía vestía la ropa con la que llegó.

Ichigo estaba casi seguro de que el tema de su encierro, y el de Kaien, había soltado la lengua a todos los habitantes del castillo, y que lo más probable era que todos ya conocieran alguna versión del mismo.

Cuando entró en el baño del rey y se quitó la ropa que llevaba puesta, le ordenó a su sirviente que la quemara porque era algo que él no quería conservar. Kaien llegó unos momentos después y le ordenó lo mismo al sirviente que lo estaba atendiendo.

Ellos no solían bañarse juntos, pero esta vez lo hicieron porque era mejor hacerlo en los baños del rey que en una bañera en su propia habitación. En los baños del rey había agua corriente y podían usar tanta como quisieran.

Ichigo fue el primero en terminar de bañarse y el sirviente lo ayudó a vestirse con ropa limpia y suave. Él nunca lo diría, pero nada se sentía mejor que la ropa limpia después de un tiempo de suciedad. Dejó que Kaien se quedara en el baño y subió a su habitación por la puerta privada mientras pensaba en todo lo que tenía que hacer.

No supo qué pasó, pero en un momento se estaba secando el cabello con una toalla y al momento siguiente unos brazos lo sujetaron en un fuerte abrazo. Le tomó un momento asimilar que era su Luna quien lo estaba abrazando, pero cuando se percató del calor corporal de su esposa y su reconfortante olor, le devolvió el abrazo con fuerza.

Si había algo mejor que la ropa limpia, era el olor de su esposa.

— Estoy en casa, mi amor. — susurró Ichigo, aun abrazándola y besando su cabeza.

— Llegas tarde. — Rukia lo regañó. — Prometiste que no lo volverías a hacer.

— Hubo algunos contratiempos en el camino. — Ichigo rompió el abrazo y tomó sus manos para besarlas, tomándose el tiempo para disfrutar de la suavidad de su piel. — Pero ya estoy aquí, mi princesa. He vuelto a ti.

Rukia lo miró fijamente a los ojos por un momento, como si estuviera buscando algo, y luego le acarició la mejilla suavemente haciéndolo cerrar los ojos. Ella estaba buscando al hombre del abismo que vio cuando estaban en el Cruce.

— Realmente has vuelto a mí, ya no tienes esa mirada.

— Cerré la puerta hace unos días, mi amor. — Ichigo abrió los ojos y besó su palma en un gesto de devoción. — Aproveché ese tiempo encerrado para pensar en todo lo que pasó.

— No me dejaban verte, me esforcé mucho pero no me dejaban ir contigo. Tampoco me dejaban mandarte mensajes ni cosas. — Habló rápidamente, como si tuviera miedo de que él pensara que ella no había intentado acercarse a él.

— Fue un castigo. El hombre del abismo dijo muchas cosas al rey que al rey no le gustó oír.

— ¿Volverás a ser el hombre del abismo? — La voz de su esposa estaba tan llena de preocupación que le hacía doler el alma.

— No, mi Luna. Estoy bien y todo estará bien. — Ichigo la abrazó de nuevo, sintiendo como ella también le devolvía el abrazo. Realmente había extrañado los abrazos de su esposa. — Aunque fue divertido estar con mi Diosa Luna mientras yo era el hombre del abismo. Nunca te había oído gemir así, y me gustó. Ronroneabas, mi amor.

En ese instante, Rukia rompió el abrazo y lo golpeó en el hombro antes de darle la espalda.

— Yo no ronroneo, no digas esas cosas. — La voz de Rukia sonaba nerviosa e Ichigo la abrazó por la espalda.

— ¡Oh! Pero lo hiciste. — Ichigo se movió un poco, lo suficiente para mirar su mejilla, y descubrió que ella estaba completamente roja. Eso lo hizo sonreír antes de besar su mejilla. — Hay que repetirlo un día de estos.

Rukia se quejó de eso pero no se alejó de él. Ichigo le dio un beso en el hombro, Rukia lo tomó de las manos para acariciarlas suavemente y ninguno de los dos se movió.

Fue un silencio placentero donde ninguno de los dos necesitó decir cuánto habían extrañado al otro porque podían sentirlo en ese abrazo y en la necesidad de permanecer así por mucho tiempo.

Kaien sabía de qué quería hablar su padre y por eso había retrasado ese encuentro lo más que pudo. El baño fue largo, se afeitó la barba que le había crecido durante los días que estuvo en esa celda de castigo, y comió lo mejor que pudo porque su estómago parecía haberse vuelto más pequeño debido a las raciones pequeñas que les daban en ese lugar.

En verdad había sido un castigo para él porque su padre nunca lo había tratado así.

Cuando reunió el coraje suficiente para enfrentarse al rey, además de haber encontrado respuestas creíbles a todas las posibles acusaciones que se le podían hacer, se dirigió a la oficina privada del rey donde su padre estaba terminando unos papeles.

— Su Majestad, disculpe la demora.

Kaien había elegido cuidadosamente esas palabras debido a la expresión de enojo en el rostro de su padre, y mantuvo cierta distancia que era necesaria para mostrar el debido respeto al hombre frente a él.

El rey miró hacia arriba, como si lo estuviera evaluando, se levantó de su asiento y caminó lentamente hacia él. Kaien solo miró a su padre, el rey en ese momento, y por más que quiso bajar la mirada, algo se lo impidió.

El movimiento de la mano del rey fue rápido y el golpe con el dorso de su mano en el rostro de Kaien resonó en la inmensidad de aquel despacho.

Era la primera vez que Kaien recibía un golpe de su padre y fue tan rápido, que todavía estaba tratando de asimilar el hecho. Su padre nunca lo había golpeado, Ichigo era quien recibía los golpes del rey, no él. El golpe fue tan doloroso que Kaien solo pudo apretar los dientes cuando el sabor de la sangre llegó a su lengua.

— La reina me lo contó todo. Rukia me lo contó todo. La doctora que trató a Yuki me lo contó todo. ¿Tienes algo que decir sobre tu reprobable comportamiento en los días previos a mi llegada?

La voz del rey sonaba tan cargada de autoridad e ira que Kaien vio al rey frente a él por primera vez. Kaien se quedó en silencio, con la mejilla dolorida y caliente, y con la sensación de tener una herida en el interior de la mejilla.

— ¡Tu castigo por lo que le hiciste a esa chica debería haber sido llevado a cabo en público para que te sintieras avergonzado de ti mismo! Tu deber como hombre, ni siquiera como príncipe y futuro rey, como hombre, es proteger a las mujeres. El Padre lo dice en sus escrituras, "protege y cuida a las mujeres" y eso significa, entre muchas otras cosas, no tomarlas por la fuerza y lastimarlas porque no sabes tolerar el rechazo.

— ¿Así como usted las protege de la reina, majestad? — Kaien murmuró eso, culpando a su padre por las acciones de la reina cuando se deshacía de sus amantes.

— ¡No estamos aquí para hablar de lo que hacemos la reina y yo con nuestras amantes! ¡Estamos hablando de lo que tú le hiciste a Yuki!

— Le he pedido disculpas, me han azotado y me han encerrado en una celda de castigo. Creo que mi pecado ha sido pagado.

Kaien no sabía que más decir, todo lo que había pensado que podía servirle de excusa era inútil en ese momento porque su padre estaba bien informado de todo. Kaien solo estaba esperando la decisión del rey porque intuía que su castigo aún no había terminado.

— Ese tipo de pecados nunca se pagan, son una mancha en el alma que no se puede borrar. — El rey se alejó de él, aún molesto y con una mirada de decepción que estremeció el alma de Kaien. — Está prohibido que ingreses al área de la reina, bajo ninguna circunstancia podrás pasar el arco de entrada. Tan pronto como la doctora diga que Yuki está sana y en condiciones de viajar, la enviaré a Maranni con una escolta privada. No puedes acercarte a ella, no puedes hablar con ella y no puedes enviarle nada. Espero que no se repita este comportamiento o tu castigo Kaien, será el marcado por la Sombra y yo mismo lo ejecutaré.

El rey dio por terminada esa reunión y Kaien salió de esa oficina con la mejilla enrojecida por el golpe.

Ichigo estaba acostado en su regazo, con los ojos cerrados y la carta de Koga apretada en su puño. Él la había leído varias veces antes de decir un fuerte "no". Ichigo no quería que sus hijos tuvieran una propuesta de matrimonio cuando ellos ni siquiera habían nacido.

No habló sobre el collar aunque Rukia podía ver la ira y los celos en los ojos de su esposo. Rukia sabía que él reaccionaría así. Ichigo fingió, después de mucho tiempo alegando que el collar era horrible e indigno de ella, que no había pasado nada y se quedaron disfrutando del silencio y las caricias.

— ¿Me das una araña de sombra? — preguntó Rukia mientras acariciaba suavemente el cabello de Ichigo, disfrutando el estar con su Sol, a quien tanto había extrañado.

Ichigo no abrió los ojos, solo levantó la mano y Rukia vio como la araña se materializaba de esos hilos negros que salían de sus dedos. Rukia todavía pensaba que era increíble la facilidad con la que Ichigo hacía las cosas, a pesar de que ella tenía el mismo tipo de don que él y eventualmente ella también podría hacerlo.

Eso le mostró cuánto tenía que entrenar para alcanzar ese nivel de habilidad.

— Ni siquiera preguntaste para qué la quiero. — susurró Rukia, extendiendo su mano con la palma hacia arriba para que la araña se acercara a ella.

Ichigo le había dicho que ella era una domadora de sombras, la primera desde la reina Vayalat y posiblemente se debía a que ella se comió el anillo de la reina. Era una explicación que tenía sentido, pero esa parte del don solo funcionaba con las sombras vivas, las que tenían conciencia.

— Enviarás un tributo a la Sombra. La araña está llena de instinto asesino, por lo que tu víctima puede morir en tres días o menos. Que de algo me sirva el enfado que me hace tener Koga al enviarte regalos. — Rukia rió e Ichigo la miró provocando que se perdiera en sus ojos por un momento.

— ¿Me preguntarás para quién es?

— ¿Me lo dirías?

La pregunta de Ichigo fue suave, sin más intención que la simple curiosidad. Rukia vaciló por un momento y miró la araña en su mano. Antes de que Ichigo pudiera decir algo, ella lo miró a los ojos de nuevo.

— Kaien es inmune al don pero aún siente dolor, los latigazos que le dio la reina lo demostraron. — susurró Rukia y eso hizo que los ojos de Ichigo se abrieran de par en par con tanta sorpresa que se incorporó en ese momento.

— Luna mía, ¿qué dices? ¿Cómo sabes que Kaien es inmune al don? ¿Qué sucedió?

Y entonces, Rukia comenzó a contarle lo que había pasado desde que llegaron las rosas rojas.

Rukia fue cuidadosa con la información sobre Yuki y no fue necesario que entrara en detalles porque Ichigo pareció haberlo entendido casi de inmediato. Ichigo la abrazó y Rukia se perdió en la calidez de ese abrazo por un largo momento, hasta que la araña en su mano comenzó a hacerle cosquillas.

— Envíasela, descubriremos qué tan inmune es Kaien al don. — susurró Ichigo mientras él la tomaba de la mano. — Y tendré que enseñarte personalmente a defenderte.

Rukia mandó a la araña, la cual no dudó en obedecer su orden, y no volvieron a tocar el tema por respeto a Yuki.


Otoño — x493 / 24 de octubre

Rukia no se había enterado de lo que le pasó a Yuki hasta que el Príncipe Kaien fue encerrado y la pregunta "¿qué había hecho?" comenzó a correr por el castillo. Los chismosos habían dicho que Ichigo estaba encerrado en la celda por haber disfrutado demasiado ese viaje, pero no encontraban una respuesta que les dijera por qué Kaien estaba encerrado.

Kaien era el príncipe perfecto y su encierro era injusto.

La sirvienta de Yuki fue quien se lo dijo y la primera reacción de Rukia fue ir a visitar a Yuki. La habitación estaba llena de flores de culpa, verdaderas flores de culpa, y Yuki estaba acostada en la cama, ignorándola descaradamente.

Rukia sintió tanto remordimiento por haber dicho esas palabras en ese almuerzo con las damas de la corte, que lo primero que hizo fue tirar todas esas flores a la basura.

"¿Vienes a burlarte de mí?"

La pregunta tomó a Rukia por sorpresa porque nunca había pensado en burlarse de Yuki o decirle cosas hirientes; se suponía que eran familia y por mucho que no se toleraran, Rukia no podía ser indiferente a la situación.

Ella no era tan mala persona.

Rukia había ido a verla porque estaba preocupada y porque lo que Kaien le hizo ninguna mujer debería experimentarlo.

No hablaron, Rukia se metió en la cama de Yuki como cuando eran niñas y la abrazó, se disculpó en un susurro solo para Yuki y fue en ese momento que Yuki empezó a llorar hasta quedarse dormida.

Rukia pasó casi todos los días en la habitación con Yuki y realmente hablaron, no como esas conversaciones agresivas que tenían desde el incidente de Maranni, sino como las que tenían cuando ambas eran niñas pequeñas y pasaban horas sentadas debajo de un árbol imaginando alguna fantasía.

Se reconciliaron, pero hizo falta una tragedia para que eso sucediera y esa reconciliación tuvo un sabor un poco amargo.

Ese día, antes de que Yuki saliera del área de la reina para tomar el carruaje que la llevaría a Maranni, Rukia le peinó el cabello y le colocó una horquilla de metal que ella usaba, sin importarle que su cabello cayera suelto en su espalda. Los regalos nuevos eran valiosos, los heredados lo eran aún más.

— Pensé que sería fácil, lo hacías parecer tan fácil. — murmuró Yuki, mirándose en el espejo de esa habitación por última vez. — Caminé hacia el fuego y me quemé.

— Fui yo quien te arrojó al fuego. — susurró Rukia mirándola en el reflejo del espejo.

Ella también estaba ardiendo pero de una manera diferente, estaba condenando su alma por todos los pecados que estaba cometiendo, desde conspirar contra su familia hasta enviar a la araña a matar a Kaien. De hecho, lamentaba que Kaien realmente fuera inmune al don, porque merecía la tortura.

— Lo sé. No soy tan tonta, lo sabía desde el principio y aun así, lo hice. — Yuki se levantó y se acomodó el vestido. — Me voy a casa y espero no volver a este castillo.

— Espero que encuentres la paz.

Rukia abrazó a Yuki antes de salir de esa habitación y la acompañó hasta la entrada principal del castillo donde la esperaba el carruaje. Ichigo había enviado un par de Sombras para cuidarla, y Akura la acompañaría en el viaje para asegurarse de que llegara a salvo a la Gran Casa.

Akura no sabía lo que había pasado, nadie lo sabía.

La excusa que usaron fue que Kaien la había despedido, como se hace con las Inamoratas cuando termina la fantasía. Lo único diferente entre las Inamoratas y Yuki era que, por orden del rey, Yuki no estaría comprometida con nadie a menos que ella quisiera. La libertad de elección de Yuki había tenido un costo muy alto.

Kaien no estaba ahí y eso calmó el corazón de Rukia porque cada vez que lo veía, quería golpearlo y apretarle el cuello hasta que se pusiera morado y preguntarle si le gustaba así de duro. La muerte de Kaien iba a ser lenta, tenía que ser lenta.

Cuando Rukia regresó a su habitación, la doncella de Yuki le entregó dos paquetes que ella no esperaba recibir.

Tatsuki y su otra doncella salieron de la habitación con la excusa de preparar algunas cosas para su almuerzo con Ichigo, y la doncella de Yuki salió de la habitación diciendo que tenía que reportarse con la Kahya para que le asignaran un nuevo trabajo.

Rukia se quedó sola con esos extraños paquetes de Yuki mientras se preguntaba por qué ella no se los había dado en persona.

Rukia se sentó en un sofá y obtuvo su respuesta mientras los abría.

En el primer paquete estaban las joyas que Kaien le había regalado a Yuki, el anillo, el brazalete y el mismo collar de diamantes que Nelliel usó en su boda; era el mismo que Kaien envió a Rukia cuando le pidió que fuera su Inamorata. En el segundo paquete había un libro algo viejo, y al abrirlo, Rukia encontró un par de sobres que estaban dedicados a ella y a Kaien.

El primer impulso de Rukia fue tomar el sobre que estaba dirigido a Kaien y quemarlo, pero no lo hizo, en cambio lo abrió y encontró unas simples palabras de Yuki para el príncipe en honor a su cumpleaños. Todo lo que Yuki había escrito allí hizo que Rukia tuviera más curiosidad sobre lo que había en ese libro y en la carta que era para ella.

Rukia…

Encontré este diario detrás de un mueble en la habitación donde me hospedaba mientras hacía las maletas. Era la habitación de Nelliel pero lo que tienes en tus manos no es de ella. Dudé un momento en dártelo, pero al final lo hice porque creo que te puede resultar interesante. Es el regalo de cumpleaños de Kaien, asegúrate de que le llegue en su cumpleaños y no antes, o puedes usarlo para chantajear a Nelliel aunque no se me ocurre nada que ella pueda darte por lo que tienes en tus manos.

Tómatelo con calma y léelo a solas.

Yuki.

Rukia dejó la carta a un lado y pudo leer el nombre de la dueña de ese diario: Miyako.

Inmediatamente cerró el libro en un impulso que mezclaba sorpresa, asombro y miedo, y se quedó en esa posición tratando de asimilar por completo qué era lo que tenía entre las manos.

Rukia recordaba el nombre de Miyako, lo había escuchado en la fiesta del té que las gemelas organizaron para ella. Mila había contado esa historia, de cómo Miyako se convirtió en la Inamorata de Kaien y cómo un día se arrojó por el borde del acantilado. Mila había insinuado que Nelliel le había hecho algo a la chica e Ichigo sugirió que tal vez había sido algo realmente malo.

Lo que le pasó a Miyako era un misterio que solo los involucrados sabían, pero era una verdad a la que Rukia podía acceder porque tenía el diario de esa chica en sus manos. Tomó aire, se disculpó con Miyako por leer sus secretos y volvió a abrir el diario para empezar a leer.

Con cada página que leía, Rukia podía imaginar los sentimientos y emociones de Miyako, la felicidad que sentía Miyako por estar cerca de Kaien era similar a la felicidad que ella sentía por estar cerca de Ichigo y eso la hacía empatizar con la chica. Se reía cuando había algo divertido y se asustaba por los miedos que Miyako escribió ahí.

Su corazón comenzó a latir más rápido cuando llegó a las páginas finales, adivinando cómo iba a terminar esa historia, y nuevamente cerró el diario. Rukia tenía un miedo profundo en su corazón por cómo terminaría todo y porque su nombre también aparecía entre esas páginas como la causa de muchos de los miedos y tristezas de Miyako.

Cuando Rukia terminó de leer ese diario, no sabía qué pensar.

En ese diario estaban los nombres de Mila y Nelliel como parte de toda esa historia, pero Nelliel era la villana de ese cuento de hadas que se convirtió en tragedia y donde todos pusieron su parte para que Miyako muriera. Sin embargo, eso no impidió que la mente de Rukia divagara al hecho de que las reglas eran las reglas y debían seguirse.

En ese tiempo, cuando los principados aún estaban indecisos, ni Kaien ni Ichigo podían tener hijos o serían acusados de traición y ejecutados. Si Kaien quería vivir, ese niño no debía nacer.

Fue lo mismo que le hicieron a su tía Emiko y la razón por la que murió tratando de escapar.

Era lo mismo que le harían a ella si cometía el error de quedar embarazada y se enteraban antes de que pudiera escapar.

La angustia dentro de su corazón creció y Rukia se preguntó cuánta sangre inocente había reclamado ese castillo desde que Kazue se convirtió en reina e impuso las reglas que los regían hasta ese momento.

Kazue era verdaderamente la reina sangrienta.


¡Respondo cometarios!

Fatua: ¿Qué te puede decir? El mundo de la historia está así porque los últimos años (antes de ponerme a escribir de nuevo) me la pasé jugando RPG de Juego de Tronos XD divertido pero estresante. Las guerras eran horribles. Y con la violencia y los poderes, ¿me gusta quemarlo lento? No, la verdad ya no va a ser tan lento, o eso espero porque yo también quiero acción. En la historia solo han pasado dos años, hasta creo que van rápido. Lo de Vayalat está en veremos, ellos tiene su propia agenda.

Lucia: Gracias a ti por leer, espero que te siga gustando. Solo los encuentros pasionales de Ichigo y Rukia merecen ser escritos XD

Kaede: Algún día lo haré una novela, solo deja que termine de escribir el fic primero jeje Y con la historia, a veces no sé lo que hago, pero funciona XD

Usagui: La verdad no sabría decirte cuando se suben los capítulos, antes ponía una fecha pero luego se empezó a poner todo muy complejo hasta el punto en que los capítulos tardan aproximadamente dos semanas en escribirse [en escribirlos yo XD]. Tardo aproximadamente 1 hora por cada 1000 palabras que traduzco porque primero se sube en inglés y un par de días después, en español. Con este capitulo tuve problemas porque escribí varias veces la misma escena desde diferentes ángulos jeje pero tranquila/o/e que la historia ya está hecha y, a menos que la vida me absorba, seguirá habiendo capítulos constantes. Disfruta esta sección doble.

¡Saludos a todos!