Solo diré que en su momento prometí terminar esto y pienso cumplirlo. Disfrútenlo.

Resumen del ultimo capitulo: Los chicos llegaron a la mansión y escucharon la conversación de sus otros yo, se enteraron de la pronta boda de Dick y Barbara.

1/5

...

Gotham

Enero 12, 2022

8:12 pm

Robin se fue a la biblioteca después de que Alfred lo dejara en su habitación. Se hubiera quedado encerrado en su cuarto, pero no podía hacer mucho allí.

No tenía su celular, y su computadora de escritorio ya no estaba, en su lugar había una laptop. Tenía un aspecto desgastado, pero era un modelo que él no conocía en su época. Cuando la abrió se encontró con una foto de él y Damian en la pantalla de bloqueo, el niño tenía cara de pocos amigos, pero él estaba sonriendo ampliamente. La imagen le causó ternura. Al intentar desbloquearla, resultó que el bastardo de su otro yo usaba otra contraseña. No quiso alertarlo hackeándola.

Pensó que en la biblioteca del segundo nivel -que era más grande que la de la planta baja- no encontraría a nadie, pero se equivocó. Zatanna estaba recostada en uno de los sofás concentrada en su lectura, tenía la cabeza ladeada y se le escapaban algunas sonrisas cada tanto. Robin anunció su llegada aclarándose la garganta. Tal vez era momento de que hablaran.

—Hola —empezó él, acercándose y tomando el lado vacío del sofá donde estaba.

Ella levantó la mirada brevemente antes de contestar. —Hola —volvió a su lectura.

Robin supo que "hablar" no iba a ser tan fácil como pensaba.

—¿Estás enojada? —fue al grano.

—¿Por tu boda con la sexi y elegante pelirroja que es tu mejor amiga en nuestra época? Si, un poco.

Él abrió la boca. No esperaba esa sinceridad.

—Lo siento, yo...

—¿Sabes qué es lo peor? —ella lo interrumpió —. Ni siquiera sé si debería estar enojada o no, ¿tiene sentido que te reclame por esto, o solo quedo como una niña tonta? —guardó silencio por unos segundos antes de levantar la mirada —. ¿Tú qué harías si supieras que mi otra yo está con alguien más?

Buena pregunta, solo que él no sabía cómo responder, y no le gustó tanto la idea de pensar en ella con alguien más, así que mejor se calló... solo por dos segundos.

—Barb y yo no tenemos ese tipo de relación en el pasado.

—Lo sé... O al menos más te vale que así sea —Cerró el libro que había estado leyendo y se levantó, dejándolo en una de las estanterías al fondo de la habitación. Sintió la mirada de Robin siguiéndola mientras ella buscaba otro libro —. ¿Sabes? A parte de libros, aquí también guardan algunas revistas —encontró lo que buscaba y regresó con él, entregándole exactamente lo que dijo: una revista.

Robin la tomó, dudoso. Su mandíbula se apretó al ver la portada. Era una revista de chismes, él la conocía porque eso era lo que leían sus compañeras de clase en los recesos de la escuela. Sin embargo, no fue el nombre de la revista lo que lo hizo tensarse, no, fue la foto de la portada y el encabezado: "¡La boda más esperada del año! El hijo prodigio del multimillonario Bruce Wayne, Dick Grayson; con la hija del prestigioso Comisionado de policía, Barbara Gordon".

El encabezado era ridículo, pero la foto debajo de él lo opacaba grandemente. Ahora sabía por qué Zatanna había descrito a su amiga como 'sexi y elegante pelirroja'. Ambos estaban sonriendo genuinamente en la fotografía, Barbara, enfundada en un vestido ocre, con un bonito anillo reluciendo en su dedo anular izquierdo, miraba con ensoñación a su otro yo. Su versión adulta le devolvió la misma mirada.

—Te ves bien en smoking —ella se sentó a su lado, viendo la foto.

—Yo no soy él... aun —le recordó.

—Lo sé, pero no deja de molestarme, aunque sea un poco. Hasta ahora te he dado dos meses de mi vida y... no puedo evitar sentir un poco de celos. Saber que va a ser tu novia es una cosa, saber que te vas a casar con ella... bueno... Hace que nuestra relación sea, no sé, como que no tuviera sentido seguir.

Robin dejó la revista a un lado y se recostó en el sofá.

—¿Eso donde nos deja? —terminó preguntando.

—Mañana regresaremos a casa y todo será como si nada hubiera pasado —ella respondió —. Pero por ahora, será mejor que lo dejemos así.

—¿Así como? —él esperó estar entendiendo mal.

—Solo pensemos en regresar a casa, ¿sí?

Una cachetada le hubiera dolido menos.

...

Gotham

Enero 12, 2022

8:15 pm

Dick entró al estudio de Bruce y se encontró a Jason estirado en uno de los sofás y a Tim en una posición similar en otro de los muebles viendo su teléfono. Bruce tenía la mirada fija en la pantalla de su laptop con un montón de papeles regados en el escritorio.

—¿Qué tal la cena? —Dick preguntó, sentándose en la silla vacía frente a Bruce.

—Podría preguntarte lo mismo —Bruce no desvió la mirada de la pantalla.

—Si, ¿no estuvieron fastidiosos los chicos? —Jason habló desde el sofá.

—¿Estuvieron fastidiosos contigo?

—Algo —respondió despreocupado —. Pero lo que quería saber es si tuvieron la oportunidad de felicitarte por tu boda.

La sonrisa de Dick se congeló. Bruce al fin le prestó atención y Dick creyó detectar un ligero brillo de diversión en sus ojos.

—¿Ellos saben eso? —Bruce preguntó.

—¿Por qué pareces feliz de que lo sepan? —contrarrestó.

Bruce se aclaró la garganta y regresó su atención a la computadora. —Se les está escapando demasiada información importante.

—Dime que lo vas a regañar igual que a mi —Jason se incorporó, sentándose como la gente.

Dick enarcó una ceja pidiendo una explicación silenciosa.

—La invitación a la cena fue una invitación a: escúchame hablar por casi una hora seguida acerca de los errores que has cometido desde que el equipo llegó —Jason le disparó una mirada molesta a Bruce, haciendo una pobre imitación de su voz. El hombre no se inmutó —. Ni siquiera sabía que él estaba al tanto de todo.

—Es una lástima que borrar el metraje de seguridad de la baticueva no haya servido de mucho —Bruce los descubrió.

—Ni Jason ni yo borramos eso —Tim se defendió —. Te dijimos que solo quedaba un sospechoso.

—Yo no fui —Dick levantó sus manos en señal de rendición.

—Fue Damian —Bruce aclaró —. Pero olvidó el back up.

—Error de novato —Jason resopló.

—Ya voy hablar con él de eso —Bruce le siguió el juego.

Jason se rio con ganas y se recostó en el respaldar del sofá cruzándose de brazos.

—¿Sabes? Aún estoy intentando comprender cómo es que dejaste que el equipo se quedara aquí. Tú odias a las personas —dijo con sus ojos brillando de diversión.

—Artemisa dijo lo mismo —Dick dijo.

Bruce sintió los tres pares de ojos llenas de curiosidad en su dirección. Intentó ignorarlos, pero sus miradas eran demasiado ruidosas para él.

Nunca les diría por qué aceptó que el equipo se quedara en su casa, eso destruiría la reputación que llevaba construyendo durante años. Admitir que lo había hecho por simple y llana curiosidad de ver de cerca al joven equipo era ridículo, tenía que fingir que sus intenciones eran más complicadas que eso, aunque sabía que los tres muchachos frente a él tenían la capacidad de leerlo... o al menos intentarlo.

—Aquí estarán más seguros, y comprendo que en realidad no había más opciones a parte de la Atalaya, opción que todos descartaron de inmediato —terminó respondiendo.

Dick no le creyó ni por un segundo, pero lo dejó pasar. Tim entrecerró los ojos, dudoso. Y Jason frunció el ceño con incredulidad.

—Eso ni tú te lo crees —el ex segundo Robin dijo lo que todos pensaban. Bruce lo ignoró.

Dick rio negando con la cabeza. Miró a Tim quien aún estaba tratando de leer a Bruce y sus verdaderas intenciones.

—¿Dónde están los chicos? —Dick le preguntó.

—No lo sé. Supuestamente se iban a quedar en la piscina a pasar el rato, pero ni idea. Tal vez ya están durmiendo.

—Si, como no —Jason dijo burlándose —. Tal vez andan buscando la baticueva o algo así —miró a Bruce —. Yo que tu hubiera escondido todo lo caro de esta casa que se puede romper, sino para mañana al final del día serás al menos 5 millones de dólares más pobre.

Dick soltó una carcajada ante la imagen mental de Bruce recogiendo los pedazos de sus jarrones y pinturas caras. El hombre por su parte se recordó advertirle de esa posibilidad al mayordomo para que guardara las cosas frágiles.

...

Gotham

Enero 12, 2022

08:35 pm

Dick bajó por las escaleras que lo llevaban a la piscina interna de la casa. Quería confirmar que los chicos estuvieran allí. Él pensó que era lógico que quisieran distraerse un poco, la piscina era muy tranquila por sí misma y bastante relajante, era el mejor sitio para tener una charla entre amigos y divertirse un rato en el agua.

Cuando llegó al final de las escaleras lo primero que escuchó fueron un par de risas femeninas, Megan y Raquel, adivinó pronto. Una sonrisa se deslizó en sus propios labios al encontrarlas jugando en el agua con una pelota que no sabía que tenían. Megan cambió de forma su ropa a un inocente traje de baño amarillo y Raquel solo llevaba sus jeans y una camiseta de centro negra.

Conner estaba recostado en una de las sillas largas viendo a su novia y amiga jugar con una sonrisa ligera, Wally y Artemisa solo remojaban sus pies en la orilla de la piscina mientras conversaban, y pudo ver la silueta de Kaldur nadando en lo más profundo del agua cristalina. Solo faltaban dos miembros del equipo: él mismo (el pequeño Robin) y Zatanna. Y se imaginaba porque no estaban cerca.

—¿Se están divirtiendo? —se acercó a una de las sillas vacías al lado de Conner y sentó. Artemisa y Wally estaban en la esquina, de frente a ellos.

Raquel no pudo esquivar la pelota que le lanzó Megan por prestarle atención a su nuevo acompañante, así que ahora se estaba sobando el golpe en su cabeza. Megan rio feliz por su victoria mientras hacía un pequeño baile en el agua.

—Oh si, nos estamos divirtiendo —Conner parecía sostener una carcajada.

—Creo que nunca había visto a Supy tan feliz —Wally se burló de su amigo. Artemisa le dio un codazo amistoso alegando que fuera más discreto.

Dick sonrió ante el intercambio, aunque estaba algo curioso del repentino cambio de actitud que habían tenido desde que llegaron a la casa. El día anterior parecían capaces de golpearlos por todos los errores que cometieron y de repente resultó que ya no estaban tan enojados. Tal vez era porque pronto regresarían a casa, supuso.

—¿Dónde están Robin y Zee? —aún le parecía raro referirse a sí mismo con ese nombre. En realidad, le parecía raro preguntar por sí mismo en general.

—Ni idea —Wally le respondió.

—Desaparecieron desde antes de que Tim nos trajera aquí —Raquel dijo saliendo del agua, dejando un pequeño charco debajo de sus pies en la baldosa —. ¿Sabes dónde hay una toalla?

—En los vestidores —señaló el pasillo detrás de él —. Creo que puedes encontrar ropa seca también, sino te importa ponerte ropa de hombre, claro.

—Créeme, no me importa. Ni siquiera pretendía mojarme, pero Wally pensó que era divertido lanzar a alguien al agua para probar que tan fría estaba —se quejó, perdiéndose en el pasillo que le señalaron.

—¡Oye! Al segundo ya estabas jugando vóley con Megan —el pelirrojo se defendió —. Además, comprobamos que está a temperatura ambiente. Kaldur ni siquiera ha salido desde que se zambulló, creo que extraña Atlantis.

Dick no se molestó en explicarles que la piscina estaba ambientada precisamente para adaptarse al clima. Afuera hacia el suficiente frío como para congelar paletas, pero el agua de la piscina estaba siempre apta para nadar, evitando que les dé una neumonía.

—No lo culpo. Yo extraño Gotham —Artemisa dijo como si fuera algo peor —. Bueno, mi Gotham —pareció recordar que de hecho estaba en la ciudad, aunque fuera la versión de ella de diez años en el futuro.

—Yo extraño la cueva —Conner suspiró estirándose en la silla —. Pero bueno, esa ya explotó.

—¡Conner! —Megan lo regañó saliendo del agua también.

Dick una mueca ante la acusación implícita. Tal vez no los habían perdonado del todo como creía.

—Eh, ¿a dónde dijeron que fue mi otro yo? —intentó regresar a su pregunta inicial.

—Rob seguramente está tratando de hablar con Zatanna de, bueno, ya sabes: eso —Wally lo miró alzando una ceja. Sus ojos lo acusaban, diciéndole en silencio que lo que sea que pasara a partir de ese momento con ellos dos, era su culpa y responsabilidad.

—¡Uhh, Zatanna estaba enojada! —Raquel gritó desde los camerinos.

—¿Lo estaba? —preguntó con inocencia.

—Sí, pero queremos que sepas que nosotros no estamos enojados de saber que te vas a casar con alguien más —Megan sonrió con simpatía —. Barbara parece una buena chica. A nosotros ya nos agrada —terminó encogiéndose de hombros.

Dick no sabía cómo responder a eso. No se le ocurrió que a ellos les podría molestar que estuviera saliendo con alguien más. Sus amigos normalmente se mantenían al margen de su vida amorosa.

—Así es —Artemisa confirmó —. Aunque la verdad si me sorprende que Zee no haya... reaccionado antes.

—Ni que lo digas. Ha tenido más de una razón para mandar a volar a Rob desde que llegamos aquí —Wally se rascó la cabeza.

Dick frunció el ceño. —¿Por qué dices eso?

Todos los presentes lo voltearon a ver como si la respuesta fuera obvia.

—Bueno, digamos que parece que en el futuro las chicas son muy...— Conner carraspeó su garganta —. Amistosas contigo.

—Claro que después nos dimos cuenta de que esas chicas eran tus "hermanas", así que no importa —Wally le restó importancia.

Dick gimió apretando su entrecejo.

—Cierto que ya conocieron a Steph y a Cass —recordó el mensaje de Jason poniéndolo al día. Dick se desplomó en su asiento, derrotado —. Bueno, ya no importa —se encogió de hombros —. ¿Saben qué? Ya no hablemos de mí, hablemos de ustedes.

—Creo que tú nos conoces mejor que nosotros mismos —Raquel regresó secándose el cabello corto con una toalla, vestida con una camiseta negra demasiado grande para ella y unos shorts de playa igual de grandes —. No podemos hablar de nada que no sepas ya.

Y eso era cierto. Dick se encogió de hombros.

—Bonito atuendo —Artemisa sonrió al ver a su amiga —. ¿Hay más ropa allí adentro?

—Solo ropa de hombre, pero sí —la morena le dio la toalla a Megan cuando pasó frente a ella. La marciana le agradeció y se secó la poca humedad quedaba en su piel —. ¿Por qué preguntas?

—Oh, por nada —Artemisa sonrió y se levantó de su asiento en la orilla de la piscina. Empujó a Wally cuando pasó detrás de él. Solo pudo escuchar el chapoteo de alguien cayendo al agua —. Solo planeaba tu venganza.

Las chicas e incluso Dick empezaron a reír del velocista ahora empapado y enfurruñado flotando en la piscina. Conner ladeó una sonrisa divertida.

—¡Artemisa! ¡¿Por qué hiciste eso?!

—Por hacerlo con Raquel cuando ella no pensaba... —no terminó su oración cuando se sintió a sí misma empapada y un poco asfixiada debajo del agua. Salió rápidamente a la superficie y gruñó indignada por las risas de sus amigos. Estaba a punto de preguntar qué fue lo que pasó cuando miró a su novio riendo desde la baldosa, y recordó que tenía super velocidad. El pelirrojo no tardó en unirse a ella en el agua de nuevo sin dejar de reír.

Dick sonrió recordando las bromas incesantes de la joven pareja a lo largo de los años. Su relación siempre se vio así de divertida y espontanea, y sabía que con el tiempo esa complicidad solo se haría más fuerte.

—Algunas cosas nunca cambian —dijo viendo a los chicos jugar en el agua y reír como si estuvieran ellos dos solos en el mundo.

—¿En serio? ¿Esos dos serán así siempre? —Raquel dijo con una mueca divertida.

—Siempre supe que harían una buena pareja, desde que Artemisa llegó al equipo —Megan suspiró enternecida.

—¿Fue eso o solo tratabas de quitarte de encima a Wally sin lastimar sus sentimientos? —Conner preguntó sin aparente malicia.

Raquel se echó a reír ante esa revelación.

—Se gustaron desde el inicio, los dos me lo confesaron —Dick se unió al chisme. Raquel y Megan gritaron emocionadas y Conner rodó los ojos.

—¿Por qué alientas a estas dos? —el clon le replicó al ver que las risas y murmullos románticos de las dos chicas no cesaban.

—Porque es divertido —Dick sonrió con su encanto característico.

Conner parpadeó algo confundido, pero no cuestionó la lógica de su amigo. Sonrió ante ese pensamiento, era curioso como pensaba en automático en el hombre como su amigo a pesar de que solo lo conoció hace un par de días. Luego recordó que en realidad era Robin, el chico que lo había rescatado de Cadmus, y que en los últimos meses se había convertido en una especie de hermano menor para él. Podía lucir diferente a la versión de catorce años que conocía, pero él lo sabía, sabía que eran la misma persona y sabía que se preocupaba sinceramente por todos ellos. Eso era más de lo que podía decir de su otro yo, apenas lo había visto un par de veces.

—Oye, ¿puedo hacerte una pregunta? —aprovechó que todos los demás parecían estar en lo suyo. Megan había regresado al agua y Raquel se quedó en la orilla charlando con ella.

—Claro —Dick le sonrió.

Su sonrisa nunca cambiaría, notó.

—Es sobre mi otro yo —Conner se rascó el cuello sin saber cómo empezar —. Mira, sé que dije que no quería saber nada sobre mi futuro, pero ya me he enterado de mucho sin querer así que una cosa más no me va a matar —dejó su tic y miró a la versión adulta de su amigo a los ojos —. No puedo evitar notar que al parecer solo tú estás al pendiente de nosotros. ¿Los demás tienen demasiado trabajo o simplemente nos están evitando?

Dick abrió la boca. Nunca se le ocurrió que los chicos cuestionaran la ausencia de sus demás versiones adultas, incluso pensó que eso podía ser lo más cómodo para todos ellos.

Suavizó su mirada y sonrió.

—No supongas que es porque no les importan, ustedes son los chicos que ellos dejaron de ser... que dejamos de ser —corrigió —. Y nos preocupamos por ustedes desde el día en que aparecieron. Pero tengo que admitir que es un poco intimidante verlos y recordar como éramos. Por otro lado, tienes razón, todos tienen un trabajo secular en el que tienen que cumplir horarios y responsabilidades, así que no pueden estar al pendiente de ustedes todo el día. Además, después de lo de ayer queríamos darles algo de espacio, y por lo que veo funcionó, ¿no? Todos lucen más relajados —señaló a los chicos que aun jugaban en la piscina.

Conner recordó los que les dijo Dinah el primer día acerca de que sus otras versiones tenían una vida hecha, por supuesto que no la dejarían de vivir por ellos. Aunque saludar de vez en cuando tampoco era un delito.

—¿De qué trabajan? —se encontró preguntando sin dejar de ver a sus amigos en el agua. Raquel parecía a punto de lanzarse otra vez y mojar su segundo atuendo.

Dick alzó una ceja, curioso. —¿Por qué esa pregunta?

—No lo sé, ¿curiosidad? —Conner le restó importancia —. Creo que solo quiero hacer algo de conversación.

—¡Oigan! ¿De qué tanto hablan ustedes dos? —Wally salió del agua dejando un charco debajo de sus pies. Un segundo de segundo después regresó con una camiseta y un par de pantalones cortos secos mientras secaba su cabello.

—Le estaba preguntando a Dick a qué se dedican nuestros otros yo —el clon le explico sin reparos.

Eso activó una alerta en las chicas que aún estaban en el agua. Artemisa se suspendió en la orilla y se sentó al lado de Raquel que ahora se giró para poder verlos de frente, y Megan salió volando y se sentó al lado de Conner.

Dick no entendía que pasaba, pero sentía que no debía sorprenderse, el chisme mueve masas.

—Ahora vas a tener que responder a esa pregunta —Wally le explicó antes de correr a buscar una toalla seca para su novia empapada. Ella no perdió el tiempo y empezó a secarse sin dejar de prestar atención a Dick.

Dick ni siquiera pensó en la posibilidad de evitar el interrogatorio a esas alturas. Era inútil.

—De acuerdo, ¿por dónde empiezo? —sonrió al ver el asombro de que aceptara responder con tanta facilidad —. Conner —miró al clon —. Tienes un trabajo independiente como mecánico de motos. En la universidad estudiaste ingeniería mecánica y por lo que sé, te graduaste con honores.

Conner parpadeó en confusión mientras sus amigos lo felicitaban con palmadas en la espalda y vítores. Por otro lado, se dio cuenta de se dedicaría a algo que disfrutaba hacer. Sonrió.

—¡Eso, Conner! Al fin tanta practica en el garaje dará sus frutos —Wally dijo sin malicia.

Artemisa se tapó la boca para acallar una carcajada, Dick sonrió con simpatía al saber que esos dos hacían más que solo arreglar sus motos, y Conner y Megan tuvieron la decencia de sonrojarse ante la implicación. Raquel y Wally fueron los únicos que no entendieron el chiste.

—Bueno... —Dick esperó a Artemisa se recuperara. Ella le hizo una seña para que continuara —. Wally y Artemisa estudiaron en Stanford. Wally se graduó de la facultad de ciencias en Física y Artemisa en la facultad de artes en Literatura Comparativa, pregrado, postgrado. Ambos dan clases en la universidad de Keyston.

—¡¿Qué?! —Artemisa se resbaló al ponerse de pie de la impresión y cayó al agua de nuevo. No tardó en salir dos segundos después repitiendo su demanda —. ¿Cómo diablos voy a llegar a estudiar en Stanford?

Wally la ayudó a salir del agua mientras ella recuperaba el aire. Él le sonrió dándole un abrazo apretado sin importarle que estaba escurriendo agua.

—¡Felicidades! Vamos a estudiar en la misma universidad, y vamos a trabajar en la misma universidad también.

—Vaya, ustedes realmente están hechos el uno para el otro —Raquel dijo divertida.

Dick sonrió ante la escena de celebración de un Wally extasiado, mientras Artemisa aun procesaba que en realidad iba a poder ingresar a la universidad.

—¿Qué hacemos Megan y yo? —Raquel le preguntó al ver que le perorata de Wally no acabaría pronto.

—Tu estudiaste en la universidad de Dakota, algo relacionado con la tecnología biométrica. Aunque sé que en realidad no ejerces en tu trabajo de día. Eres una maestra de primaría —Dick le dijo.

Ella compartió una mirada con Megan quien le sonrió ampliamente.

—Vas a trabajar con niños. Eso es lindo.

—Si... aunque sinceramente no sé si me gustan tanto los niños —Raquel se encogió de hombros —. Respecto a la carrera, supongo que "ejerzo" en mi trabajo con la Liga, ¿no?

Dick asintió sonriendo.

—Y Megan tu eres psicóloga infantil —Dick continuó. Artemisa y Wally ya habían regresado su atención a él —. Te graduaste en la Universidad de Rhode Island de, bueno, psicología infantil.

—Eres doctora —Artemisa dijo sorprendida.

—Consejera —Dick la corrigió —. Es la misma profesión de Canario Negro. No son titulados como doctores, pero tienen licencia para dar consejos profesionalmente.

Dick se detuvo para ver las sonrisas de loa chicos. Parecían satisfechos con sus futuras profesiones y estudios... se ahorraría el dato de que la mayoría de ellos se pasaba quejando de su trabajo de día todo el tiempo. ¿Quién era él para hablarles de las incomodidades de ser un adulto funcional?

—¿Y Zatanna? —Artemisa preguntó.

Dick había olvidado por completo a su pequeño yo y a la maga menor.

—Ella es dueña de su propio show de magia en Nueva York —dijo simplemente —. Vive de eso desde que los dieciocho. Las entradas para ver su espectáculo son carísimas. Aunque definitivamente lo valen —explicó al final —. Estuvo en la universidad un tiempo, pero sé que se retiró a mitad de carrera —agregó algo más al ver que aun esperaban que dijera algo más.

—Estoy segura de que a Zee le gustará saber que vive de su magia igual que su papá —Artemisa sonrió, feliz por su amiga.

—Vaya, no esperaba eso.

Todos voltearon a la nueva voz. Zatanna estaba parada en el pie de las escaleras con los ojos muy abiertos.

—¿Cuánto escuchaste? —Artemisa le preguntó.

—La parte de que tengo mi propio show de magia, bueno, voy a tenerlo... —frunció el ceño notando las ropas empapadas de sus amigos —. ¿Por qué están todos mojados? ¿De verdad se metieron a nadar con este frío?

—El agua está deliciosa. Sino pregúntale a Kaldur que no ha salido desde que llegamos —Wally replicó encogiéndose de hombros.

Dick se levantó de su asiento estirando sus brazos y espalda.

—Bueno, chicos. Yo me voy a dormir. Mañana será un día muy largo —empezó a caminar hacia las escaleras —. ¿Sabes dónde está mi otro yo?

—¿Por qué debería saberlo? No soy su guarda espalda —ella hizo un ademan con su mano, restándole importancia. Pasó a su lado sin siquiera verlo.

Dick abrió la boca sin vergüenza. Había olvidado lo fría que era Zatanna cuando estaba enojada.

—Ejem, voy a ir a buscarlo —recordó el consejo de su amiga del presente y se fue de allí antes de que le lanzaran un hechizo.

...

10:45 pm

Dick miró a su pequeño yo preparándose para dormir. Parecía algo distraído dando vueltas por la habitación. Al final lo había encontrado tirado en su cama cual bolsa de papas, pero era bueno fingiendo su depresión y cuando lo vio, actuó como si nada. Tenía una idea de lo que había pasado con la pequeña maga mientras él estuvo con los chicos.

—¿Por qué guardan revistas de chismes en la biblioteca? —le preguntó cuando salió de su cuarto de baño vestido con su pijama.

—¿De qué hablas? —se acercó a la cama y se recostó rebotando en el colchón.

—Zatanna encontró esto —le tiró una revista que no había notado que tenía en su mano hasta ese momento.

Solo necesitó ver la portada. Suspiró y dejó el papel sobre la mesa de noche al lado de la cama.

—Seguramente Jason la dejó allí. Él suele traer esas cosas para molestarnos. Una vez escribieron un artículo especulando sobre quién podría ser la madre de Damian. Fue una lectura entretenida para todos excepto para Bruce.

Robin rodó los ojos y se metió debajo de las sábanas. Hasta ese momento no había notado lo grande que era su cama. Podían dormir los dos cómodos sin si quiera rozarse.

—Zatanna está molesta, ¿no? —Un quejido afirmativo fue lo que recibió como respuesta —. No te convirtió en conejo, ¿verdad?

Robin frunció el ceño y miró a su otro yo. Esa había sido una pregunta rara.

—No... —tenía miedo de preguntar, pero igual lo hizo —. ¿Ella te convirtió en conejo en algún momento?

Dick rio nervioso, pero no le respondió. Apagó la luz, metiéndose debajo de la cobija.

—Hasta mañana, mini yo. Que descanses.

Robin abrió la boca en medio de la oscuridad y volvió a encender la luz.

—¡¿Qué hiciste para que te convirtiera en conejo?!

Dick volvió apagar la luz.

—Lo averiguaras cuando lo hagas. Ya duérmete.

Robin se desplomó en su almohada ya harto de exigir respuestas que no obtendría. Le costó dormirse, y cuando lo logró, se volvió a despertar al sentir un ligero movimiento a su lado, si no fuera porque recordó que no estaba durmiendo solo, habría entrado en pánico. Intentó dormirse de nuevo, pero fue inútil. No sabía cuánto tiempo había estado dando vueltas en la cama, pero se empezó a estresar. Su otro yo por su parte estaba soltando pequeños ronquidos amortiguados por la almohada debajo de su cabeza. Quería esa paz en su vida.

Miró el reloj -02:18 am- Había pasado casi dos horas intentando dormirse de nuevo. Suspiró y se quitó las sábanas de encima antes de levantarse lentamente de la cama. Su otro yo no se movió ningún centímetro y se preguntó en qué momento de su vida su sueño empezaría a ser tan pesado y confiado.

La habitación no estaba completamente a oscuras gracias a la luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas en la ventana, así que podía ver sin necesidad de encender la luz. Eso y había sido entrenado para ver en la oscuridad absoluta. Salió de la habitación en puntillas y cerró la puerta suavemente.

Caminó por los pasillos familiares de la mansión y bajó hasta la segunda planta. Siempre que no podía dormir iba al estudio de Bruce o directamente a la baticueva; a esperarlo a que regresara de patrulla en las noches de escuela.

Cuando entró al estudio encontró la luz de la lampara encendida, señal de que el hombre mayor aún no había llegado. Se fue directo al reloj del abuelo, esperando que la entrada siguiera siendo la misma. Se sorprendió cuando el viejo truco de mover las manecillas no funcionó, pensó que ese método dejaría de ser seguro en el futuro y por eso lo cambiarían. Miró a su alrededor, buscando donde podría estar el nuevo interruptor.

Movió varios libros en el estante, pero ninguno abrió la entrada, así que descartó ese método. Luego se le ocurrió que, si habían cambiado la antigua contraseña por motivos de seguridad, tal vez habían implementado algo de tecnología esa vez. Se acercó al escritorio y tocó toda la mesa, buscando algún teclado táctil, pero no pasó nada. Miró debajo de la mesa y sonrió al reconocer un relieve extraño en una de las esquinas, para alguien normal solo era un desperfecto en la madera, pero él no era alguien normal. Puso su dedo índice y de inmediato la puerta trampa del reloj se abrió. Cambiarían el viejo método por un lector de huellas dactilares. Definitivamente era más seguro.

Entró al ascensor y después de unos segundos, estaba en lugar favorito en toda la casa.