"El Escalofriante Juicio de Hiccup Haddock".

Resumen: El juicio llegó. Hiccup tiene suficientes pruebas para enfrentarse al Consejo de Brujas, aunque no quita que todos estén nerviosos. Quien sabe si esta vez pueda salir de esta.

Dónde el juicio de Hiccup tiene lugar.

N/A: No tengo nada que decir en realidad jaj


Igual, tuvo que pedirle su capa a Astrid.

No podía presentarse con ropa normal a un juicio, Gobber había dicho que necesitaba verse competente, como un brujo de verdad. Estaba sentado en una de las butacas de la iglesia profana, alguien la había arreglado después de todo, había arreglado las butacas, y el altar estaba ordenado, todavía la cruz ardía en el fuego negro (raro) y sobre sus cabezas el ventanal estaba roto. Quizá también eso era una prueba.

En la primer butaca estaba él y Gobber. Su madre aún no había llegado. Detrás de ellos estaba todo el aquelarre, quienes seguían llegando y murmurando entre ellos, algunos de forma reprobatoria y otros con preocupación, entre ellos estaba la familia de Snotlout y la de Maeve; la cosa peculiar aquí es... que nadie quería sentarse cerca de los mortales detrás de la butaca de Hiccup. Los miraban algunos con curiosidad, otros con cierto recelo.

Los mortales presentes eran Astrid, los gemelos, Heather y Fishlegs. Trataban de disimular la incomodidad que les causaba que todos esos brujos los miraran con tanto recelo, como si se trataran de bichos raros, especialmente la mirada de Viggo era peor. Miraba a Astrid fijamente, recargado en el altar, junto a su hermano y los cazadores, esperando.

Una vez todos los miembros del aquelarre tomaron sus asientos (menos Valka... Hiccup resintió esto... Mucho), las puertas de la iglesia de la noche de abrieron de golpe. Varios giraron sus cabezas para ver entrar a los tres encapuchados. Heather reconoció a su hermano entre ellos, eso le dio un poco de tranquilidad, bien, por lo menos Dagur parecía estar del lado de Hiccup.

Solo les hacía falta convencer a los otros dos.

Caminaron solemnemente hasta el altar. En él ahora había también una especie de escritorio de juez, lo suficientemente grande para los tres. Hiccup tuvo una especie de dejá vú, esta no era la primera vez que los veía, ni su primer juicio, sin embargo, esta vez era un poco más grave, vamos que... ellos le habían dicho directamente que iban a matarlo.

El Orden de las Cosas estaba roto, la única forma de volverlo a unir era eliminando la causa.

Hizo una mueca, miró las fotos en su regazo, eran los tótems que habían encontrado. No estaba seguro de que esto fuese a funcionar del todo, ni siquiera creía si iban a creerle, vamos, que ni siquiera tenían el nombre de esta persona... bueno, el único que lo tenía era Viggo.

— ¡Bienvenidos todos!— habló el líder. Todos se levantaron de sus lugares, excepto Hiccup y los mortales. Los gemelos se levantaron vacilantes, sin saber si debían hacerlo o no. — Gracias por venir a este juicio tan...— el líder fijó su mirada en los gemelos. Tuffnut le regresó la mirada con una sonrisa traviesa, el líder frunció el ceño. —...peculiar. — mortales, siempre tan... extraños. — Como verán, estamos... compartiendo juicio con mortales. Ya hemos estado aquí, hace cuatro años. — miró a Toothless, quien se encontraba en el regazo de Hiccup. El gato carraspeó. — Y ya hemos juzgado a este joven antes en diferentes circunstancias.

— ¿Se refiere a lo de dominar al mundo?— preguntó Tuffnut inclinándose hacia Hiccup, este asintió, Gobber le respondió con un "shh". — Uy, perdón.

— En esta ocasión, se le acusa a Hiccup Haddock de la ruptura del Orden de las Cosas. — anunció, dichas palabras dejaron helados a los presentes, en especial a los brujos que no tenían ni idea.

— ¡¿Qué?!— chilló alguien al fondo. Después de eso hubo más y más murmullos, así como algunos reclamos. Hiccup se encogió.

— ¡Sabía que ese chico algún día rompería el Orden!— exclamó Mildew desde una esquina de la habitación.

— ¡Eso explica porque todo está de cabeza!

— ¡Explica porque los ángeles vinieron!

— ¡Y los demonios!

Sí, de hecho sí, explicaba todo eso. Explicaba bastante del principio de todo esto, de hecho.

De hecho, Hiccup no se había dado cuenta de lo mucho que explicaba esto, explicaba a los demonios el día de su cumpleaños y la vez que los atacó uno de ellos a él y a Astrid, explicaba la presencia de Stormfly en vez de la del Salvajibestia, explicaba a la perfección los cambios bruscos del clima, por qué sin Jack Frost no había invierno; era la razón de porque había una cicatriz en su mano izquierda en vez de en su mano derecha. Explicaba porque en su primer día estaba tan cansado, el cómo había logrado hacer que inferno soltara rayos en vez de fuego en el inframundo...

Explicaba las voces, explicaba a los ángeles buscándolo. Explicaba el gesto asustado de Astrid. Y pronto, explicaría el mundo hecho pedazos.

Tragó saliva.

— ¡Orden en la sala!— Ordenó Dagur, quitándose la capucha en ese instante. Hiccup dio un salto en su lugar. Rayos, sí era Dagur.

— ¡¿Dagur?!— exclamó sin poder evitarlo, sí, sabía que en realidad no debió decir "Dagur" a secas, sino más bien "profesor Dagur", pero, vamos, estaba en un juicio donde probablemente iban a matarlo, ¿qué más le daba? El pelirrojo lo saludó amistosamente.

"¡Corre un poco más rápido, amigo de una pierna!"

— ¿Cómo es que él...?— preguntó a Gobber, confundido, Gobber se hizo el desentendido.

— ¿No sabías que Dagur es miembro del consejo?

¿Tengo cara de saberlo?— ¡Ni siquiera sabía que era un brujo!

— Continuando con el caso...— los cortó de golpe el líder, retirándose su capucha. Era un hombre barbudo, se veía algo viejo y tenía rasgos escandinavos marcados. Ah, a él si lo recordaba. Su nombre era Johann. — Para reparar el Orden, se debe eliminar la causa de la fractura. — Miró a Hiccup, quien seguía desconcertado. — Y ya que Hiccup Haddock es la causa, tendremos que matarlo.

Lo dijo así, sin más. Astrid hizo una mueca, los gemelos se miraron entre sí, esto era serio. Muy serio.

— Sin embargo. — Dagur alzó un dedo, interfiriendo con el caso. — Hay algo raro en todo esto. Hiccup Haddock ha afirmado que es víctima de una trasmutación.

Se escuchó un jadeo por parte de todo el aquelarre presente, más murmullos.

— ¡Imposible!— grito alguien.

— ¡Eso no se puede comprobar!

— ¡Significa que hay un intruso en el aquelarre!— dijo Spitelout, el padre de Snotlout. Ambos eran sorprendentemente parecidos, la única diferencia radicaba en que Snotlout había heredado la estatura de su pequeña madre. — ¿Desde hace cuánto que fue esto? ¿Se sabe?

Viggo fue el que respondió. — Desde el 31 de octubre de hace dos años. — Más barullo por parte del aquelarre, ¡esa fecha cuadraba exactamente con el bautizo oscuro de Hiccup!— El intruso se ha bautizado en este aquelarre, usando el cuerpo de Hiccup.

— ¡¿Cómo es que nadie se dio cuenta?!

— ¡¿Y dónde está?!

— ¡¿Qué ha hecho para romper el Orden?!

— Esa es una buena pregunta. — masculló Hiccup abochornado, cruzándose de brazos.

— ¡Basta!— el que llamó orden en la sala fue Krogan. — De ser cierta esta afirmación, Hiccup Haddock quedará exonerado de este cargo, y se procederá a buscar al responsable. Ese es el propósito de este juicio, el Consejo es justo. Castiga a quienes lo merecen. — miró a Hiccup mientras decía estas palabras despacio, como si lo amenazara. — No condena a inocentes.

Ahora todas las miradas estaban centradas en Hiccup, no faltaba ni una sola. Hiccup estaba acostumbrado a que lo miraran, pero no siempre de forma tan hostil, el aquelarre lo miraba de una forma tan amenazante, tan reprobatoria, que se sintió diez veces más vulnerable que de costumbre. Deseó desaparecer, definitivamente deseaba estar en otro lugar.

El Consejo no condena inocentes.

— Bien, damos por empezado el juicio. — se sentó Johann en su asiento, impasible. — Y para asegurarnos de que no ose mentirnos. — chasqueó los dedos y Krogan caminó hasta él, con un maletín en sus manos, lo abrió y reveló una daga. El pelaje en el lomo de Toothless se erizó, Astrid se tensó, cuando Krogan sostuvo el arma en sus manos y pareció apuntar hacia Hiccup. Este instintivamente se hizo hacia atrás.

— Esto... dolerá un poco. — y lo apuñaló. Astrid chilló e intentó moverse, Heather la tomó del brazo, asustada también. La rubia no fue la única que chilló, también lo hizo Krogan al sentir los afilados dientes de gato de Toothless fuertemente aferrados la piel de su mano. Toothless le mordía con todas sus fueras.

Hiccup bizqueó, gimió de dolor y vio estrellas. Todo en ese orden; llevó una mano a la daga que se encontraba firmemente enterrada entre su pecho y su hombro, en un intento de retirarla de su cuerpo.

— Veo que no está familiarizado con la Veritatis Pugio.— Hiccup miró a Johann con odio, sentía que no podía emitir ningún sonido, pues su garganta se había cerrado debido al dolor.— La daga hará que diga la verdad y nada más que la verdad. En su juicio anterior no se usó porque... usted era un niño. — respira, Hiccup, respira... el dolor pasará pronto. — El dolor pasará después de un minuto. No se preocupe por la herida, la daga no permitirá que se desangre.

— Pero no se recomienda usarla más de cuatro horas o...— Dagur hizo un gesto, simulaba que cortaba su cabeza con su dedo índice y sacaba la lengua de lado. Hiccup apretó los dientes, Toothless mordió con más fuerza a Krogan, quien, adolorido e incómodo agitó su mano para liberarse.

El Diablo me odia.

— Eso no era necesario. — intervino Gobber. Johann se encogió de hombros. — Tienen a Dagur.

— Hablamos de una trasmutación. Claro que es necesario. — Johann se mantenía duro, firme. — Es protocolo, además.

— ¿Alguien puede ayudarme a quitarme a este gato de encima? ¡Quiere arrancarme la mano!

Le tomó tiempo para que el dolor disminuyera, miró al suelo en lo que se acostumbró al dolor y hasta que pudo sentir que podía volver a articular palabra, levantó la cabeza, únicamente para decir:

— Auch.

Bueno, no era como si se le ocurriera decir otra cosa, ¿ustedes que dirían si les enterraran una daga a lado del corazón? Sí, eso pensé.

Toothless soltó al brujo, fue hasta Hiccup olfateándolo, Astrid también se zafó del agarre de Heather, se acercó, sin embargo, no sabía qué hacer.

— ¿Está listo?— preguntó Johann, Krogan volvió a su asiento, tomando la mano sangrante entre las suyas, haciendo un hechizo para que la molesta herida se curara. Hiccup tomó aire, vaya, hasta respirar era difícil. Sentía los ojos húmedos por el dolor, seguro que también estaba sudando.

— Sí...— su voz sonaba silbante, un poco baja. Contenida por el dolor.

— Haakon Spellman Haddock, responde al nombre de Hiccup Haddock, se le acusa, como ya dije de romper el Orden de las Cosas, ¿cómo se declara?

Ah, que fastidio. — Inocente. — respondió el joven, ¿cuánto tenía que estar de este modo? Porque en serio dolía.

— Bien. Empecemos con las pruebas. — Johann señaló la puerta, esta se abrió de inmediato. Un olor a azufre inundó el lugar, seguido de una nube de humo. Toothless reconocía esto. — Pase, señor Drago Manodura, queremos hacerle unas preguntas.

— Debes estar bromeando. — masculló Hiccup, Astrid también lo reconoció. Claro, como olvidar al sujeto que casi los mata.

Bueno, al primero de todos.

Drago caminó despacio hacia los jueces. Se creó una especie de estrado, dónde se sentó. Adivinen quien miraba con odio a Hiccup, sí, Drago, aunque Drago siempre miraba a Hiccup con odio. Bastante odio.

Odio que Hiccup no entendía.

— Gracias por acompañarnos. Debió ser un camino largo desde el Infierno. — lo saludó Dagur alegremente. Drago se volvió hacia el brujo, gruñendo.

— Ustedes me invocaron. — gruñó, malhumorado. El gesto no hizo que Dagur bajara su sonrisa, al contrario, negó con la cabeza, riendo divertido.

— Ah, que cómico. — exclamó carcajeándose. Nadie entendió el chiste.

— No conté un chiste.

— Dagur, ya deja de jugar. — le regañó Johann. Dagur dejó de reírse y se enderezó en su lugar. — Gracias por venir, Drago. Tenemos entendido que usted intentó matar al señor Haddock, ¿cierto?

Drago miró a Hiccup por unos segundos, con los ojos entrecerrados, con cierta molestia contenida... ¿si era eso? ¿O era rabia contenida? Rabia bastante... real. Hiccup realmente no quería enfocarse demasiado en eso, tenía una daga en el pecho, no solo eso, estaba en un juicio...

— Sí. — asintió Drago, sin siquiera dudarlo ni un momento. — Pero fallé. — agregó mascullando eso último. Murmullos por parte de la gente. Drago esta vez se fijó en Astrid. — Ella me golpeó. — señaló, las miradas ahora se detuvieron en Astrid.

— ¿Golpeó a un demonio?

Mildew abrió la boca con sorpresa. — Usó el hacha de mi familia...— murmuró dándose cuenta del hecho. Hiccup hizo una mueca, vamos, que ese tema estaba algo gastado...— ¡Un mortal usó el hacha de mi familia!

Golpeteos de martillo en la sala. Johann estaba pidiendo orden en la sala, poco a poco los brujos empezaron a guardar silencio; una vez hubo silencio, Johann le pidió continuar a Drago, este gruñó antes de responder.

— ¿Puede decirnos por qué lo intentó?

Drago se inclinó hacia adelante, volviendo su vista a Hiccup. — El jefe me lo pidió. El sujeto rompió el orden, es un poco obvio, ¿no?— obvió el demonio.

— ¿Él dijo que textualmente Hiccup lo había hecho?

— Dijo que había algo mal en él. — Señaló, encogiéndose de hombros. — Una falla. — Drago engrosó su voz, como si eso fuera posible, Hiccup le sostuvo la mirada. — La rueda de la fortuna nos aplasta a todos. El Orden puede ser restaurando únicamente eliminando la causa. Y este chico, es la causa de todo este desastre.

Hiccup tragó saliva. Eso no sonaba bien, ni prometedor.

— ¡Objeción!— el que dijo eso fue Toothless. — Eso no nos dice nada. — atajó el gato, Hiccup supo a qué se refería. — Él dijo que había algo malo EN él. No que lo que estaba mal fuese él, ¿no es cierto?

— Eso no tiene sentido. — refunfuñó Drago. Gobber retomó el punto.

— Lo tiene, técnicamente. Es una transmutación, todas las palabras cuentan. Este sujeto está dentro de Hiccup. — hubo murmullos varios, la gente intentaba ponerse de acuerdo, ¿creerle a un demonio o creerle a uno de los suyos?

Hiccup sentía que debía añadir algo más. — Drago no fue el primero en tratar de matarme. — más murmullos, muchos, incluso Astrid contuvo el aliento. — El primer ataque fue en mi cumpleaños, a las doce en punto... Fue un mensajero. Dos, de hecho.

— Los mensajeros no están a cargo del señor oscuro. — contradijo Johann.

— Alguien más debió haberlos contratado. — comentó Krogan, pensativo.

— ¿Cómo eran esos mensajeros?— preguntó Dagur, viéndose muy interesado por el hecho. Desvío su mirada a los mortales, su hermanastra estaba ahí, con los brazos cruzados. A ella no le gradaba nada todo esto, se notaba en su mueca molesta, incomoda; la había visto varias veces y a pesar de que intentaba llevarse bien con ella, Heather no era de muchas palabras, por lo menos no con Dagur.

Hiccup respondió rápidamente. — Uh, el primero era... era peludo, ojos oscuros, era como una especie de hombre lobo, con olor a azufre...— el ataque de su cumpleaños se sentía tan lejano a este punto. — Y el siguiente era una cabra humanoide, me rapto justo cuando iba a soplar las velas de mi pastel de cumpleaños, dijo algo sobre las ruedas de la fortuna, fue el primero en decirme "El Uno que Son Dos", mencionó algo de un jinete, brujas...

— ¿El Uno que Son Dos?— preguntó Johann, él no había escuchado el término hasta ahora.

Hiccup se quejó de dolor de nuevo. — Sí, así me dicen últimamente. — reveló.

— Es lo que eres. — atajó Drago, se levantó del estrado, mirando muy seriamente a Hiccup.

— ¿A qué se refieren con ese título?

Drago parpadeó un par de veces, volviéndose al consejo. — No tengo ni idea. — dijo, luego regresó la mirada a Hiccup. — Supongo que es por su naturaleza. Es el hijo de un mortal y una bruja, eso no debería ser.

Y desapareció.

Mas murmullos, Hiccup fijo su atención en Viggo, quien seguía callado, observando la escena. Más que verse preocupado o serio, se veía interesado en el hecho, como si estuviese jugando con él Mazas y Garras. Era la misma expresión que ponía cuando Hiccup estaba a punto de ganarle, ¿qué acaso esto era un juego para él? ¿Por qué todavía no decía nada?

— ¡Objeción!— intervino Gobber. — Hiccup no es ningún error, ¿no creen que si lo fuera, el Orden se hubiera partido antes?

— ¿Cómo sabemos que recién el Orden se rompió?— preguntó alguien atrás de ellos. — ¡Pudo haberse roto desde antes!

Ese era un buen punto. El mismo Toothless se lo había dicho, el Orden podía tardar en romperse; sin embargo, esa no era la razón del Orden roto.

— No se ha roto por eso. — apoyó por primera vez, Viggo, para sorpresa de todo el mundo, entre ellos los miembros del aquelarre. Su tono de voz sonaba indiferente, quizá su posición era neutral, probablemente no le importaba demasiado el resultado del juicio siempre y cuando él no saliera afectado. Solo eso podía explicar por qué Viggo Grimborn estaba apoyando a Hiccup. — La condición del señor Haddock no ha alterado el universo. Lo que lo ha alterado es distinto.

— ¿Insinúa que lo que ha roto el Orden no ha sido la naturaleza de Hiccup Haddock?— cuestionó Krogan, sonando entre desconfiado e interesado. — Las transmutaciones no rompen el orden tampoco, eran una práctica común entre mortales y brujos. — Agregó, al parecer, el hombre había estudiado sobre las transmutaciones. — Suelen caracterizarse por cambios de conducta, lagunas mentales, y desgaste tanto físico como mental. — apuntó. Hiccup frunció el entrecejo. Krogan se levantó de su asiento para continuar. — Imaginen que un día por comer algo adquieren una ameba, o que nadando se les pega una sanguijuela a la pierna.— explicó a los demás, tanto para los mortales como para algunos brujos que se encontraban confundidos o perdidos.— Al principio todo está bien, ustedes no se dan cuenta de lo que pasa... Hasta que un día, aparecen síntomas, cada vez más molestos que el día anterior. Eso es una transmutación. — dijo. — La persona siente como lentamente es absorbido por el parásito, el cuerpo intentara albergar a ambas almas, intentara procesar la energía de ambas y el cerebro colapsará intentando manejar dos mentes.

"Todos las transmutaciones terminan mal. — declaró. — Hiccup se ve sano, un poco confundido, sí, así que la transmutación probablemente inicio hace poco.

Viggo negó con la cabeza. — No, Hiccup fue expuesto el día de su bautizo oscuro.

Johann frunció el ceño. — ¿Dos años transmutado? Eso es imposible, aunque su cuerpo sea joven, debió haber colapsado hace mucho.

— ¿Colapsado?— preguntó Tuffnut, tratando de entenderlo un poco, porque había demasiada información. Fishlegs se acercó a él para explicarle que, de hecho, se refería a que Hiccup debía de estar muerto en el caso de que otra persona trate de meterse en su cuerpo.— Oh...— asintió, luego abrió los ojos con sorpresa, una vez lo terminó de procesar.— ¡Cielos!

La iglesia tembló ante la expresión de Tuffnut, hubo un puñado de personas que le regresó la mirada, molestos. El gemelo se disculpó un poco apenado.

Hiccup estaba en el mismo estado. Si esto seguía, su cuerpo colapsaría.

En parte era verdad. — Depende de la transmutación. — Contradijo Gobber. — Tal vez intentó hacerlo de forma pasiva, y hasta ahora decidió invadir al muchacho.

Faltaba que el acusado se defendiera por sí solo.

— ¿Algo que decir, señor Haddock?— preguntó Johann, Hiccup alzó la cabeza.

— No recuerdo cosas.— soltó, cada vez se sentía un poco más débil, también se estaba sintiendo algo agotado.— Ni recuerdo mi bautizo, no recordaba mi nombre verdadero, se supone que yo sabía que era un Natural...— continuó, sintiéndose incapaz de parar lo que estaba diciendo.—... Olvidé el nombre de mi padre. — agregó, torciendo los labios, se veía herido y el dolor en sus ojos no era nada relacionado con lo físico. — Tengo miedo de olvidar más cosas.

— ¿Qué más sientes?— preguntó Dagur, inclinándose hacia su escritorio, estaba al borde de su asiento. Los demás guardaron silencio.

Hiccup bizqueo, hizo una mueca. Parecía tratar de mantener la boca cerrada, y que le estaba costando mucho trabajo.

— Y-yo...— tartamudeo con esfuerzo. — Recuerdo... Cosas... Cosas distintas. — Dijo con cierta dificultad. — A mi padre lo recuerdo distinto, a mí mismo, recuerdo que hice unos... Auch. — se tomó la cabeza, luego el lugar en donde estaba la daga, como si le doliera.

— ¿Está tratando de mentir?— preguntó una bruja, extrañada por su expresión. Parecía que sí, aunque nadie estaba muy seguro de lo que estaba pasándole a Hiccup.

Hiccup, por su parte, sentía que todo le daba vueltas, era como si el entorno de su vista se llenara de glitches, molestos en formas de líneas... Como si fuera un robot y estuviese teniendo una falla en el sistema operativo, no solo eso, los oídos le pitaban de forma dolorosa, y sentía la lengua adormecida.

No, no, no. Solo dirás lo que yo diga, ¿De acuerdo?

Eso unido al dolor que producía la daga de la verdad en su pecho. Cada que se ocultaba información o se mentía de alguna forma, la hoja del arma crecía, perforando ahora sí, todo lo que estuviera cerca.

— ¡Ya!— exclamó Hiccup, la cabeza le iba a estallar y el corazón también. Hiedra venenosa crecía y se colaba por los rincones de la iglesia. Diré lo que quieras, solo responde la pregunta... Tomó aire. El pitido bajo de volumen y la lengua volvió a sentirse en su lugar. — Yo...— alzó la vista, de nuevo. Escucha bien y repite. Calma. — No estoy seguro de cuando toma mi cuerpo. — Bien, esa no era una mentira, por lo que la daga dejó de enterrarse. — Y no sé qué planea hacer.

Tampoco era mentira.

Las miradas sobre él eran mixtas, muy extrañas, observándolo con atención, Spitelout alternó la mirada entre él y su propio hijo, entrecerrando los ojos, Snotlout ya no tenía esa fea cicatriz en la cara, Maeve se la había quitado, sin embargo, todavía podía imaginarla. Al principio pensó Hiccup era la razón de esta, pero a juzgar por la reacción del muchacho, puede ser que después de todo, no sea así.

— ¿Este teatro pasa siempre?— el más escéptico de todos era Johann, quien no se tragaba el engaño. En sus quinientos años, había estado en tres juicios de transmutaciones, y en ninguno el caso era el correcto, casi siempre, el caso estaba erróneo el acusado estaba mintiendo; la excusa de las transmutaciones era común en casos donde se cometían crímenes horribles.

Astrid fue la que respondió. — No está mintiendo. — su voz sonaba dura, con demasiadas agallas como para tratarse de una mortal en medio de un juicio de brujas. Johann entrecerró los ojos, reparando en los mortales junto a ella, dos muy parecidos, uno enorme, y la hermanastra de Dagur.

— ¿No lo hace?— preguntó el barbudo, reparó en el medallón de los Spellman en el pecho de la chica, luego volvió su vista a Hiccup, quien la miraba con cierta preocupación y lo que parecía ser anhelo. Ah, ya notaba lo que pasaba aquí. — Ustedes son amigos del señor Haddock, por lo que veo.

Todos asintieron, Tuffnut con más entusiasmo que los demás.

— Ser sus amigos no es razón suficiente para estar aquí. — intervino Krogan, listo para echarlos si era necesario. Dagur fue el que abogó por ellos, afortunadamente.

— No, en realidad, Hiccup quería que ellos declararan a su favor. — Sonrió, mirando a Heather, la saludó con la mano. — ¡Heather! ¿Te gustaría ser la primera?

— En realidad...— trató de intervenir Hiccup, en realidad quería que los primeros en declarar fueran Snotlout y Maeve, su verdadera intención era convencer a los jueces sin la necesidad de usar las declaraciones de sus amigos. No le gustaría ver a ninguno en el estrado. No de momento.

A él tampoco.

— Vamos, Heather. — la animó Dagur, sin tomar en cuenta la objeción de Hiccup. Heather frunció los labios, antes de acercarse al estrado, gracias a Astrid, su padre no estaba ahí, aunque ninguno de los dos hermanastros esperaba a que Oswald fuera. — Listo. Aquí estas. — exclamó al verla sentarse. Heather le lanzó una mirada de advertencia, al igual que a Johann, a ella también le molestaba que Dagur no se tomara todo tan en serio. — Bueno, Heather, preséntate.

Heather suspiró pesadamente, todos la miraban. — Me llamo Heather Kriger Berserker. Soy una mortal. — Se presentó, muchos se miraron entre sí, una mortal no podía llevar el nombre de un brujo, ¿verdad?— Mi padrastro es Oswald Berserker, tengo dieciocho años y... sí, hay algo mal con Hiccup.

Buena presentación. Hiccup le dijo que lo sentía desde su asiento, con los labios. Heather desvió la mirada de él.

Estaba en el tratado de que los brujos no podían hacerle daño a mortales si la situación no lo ameritaba. Las situaciones únicamente se trataban de rituales absolutamente necesarios y aprobados previamente por el consejo, así como banquetes importantes en donde sea tradición servir niño al horno. Por lo que a Heather no le podían clavar la daga de la verdad, sin embargo, esto no era un problema al tener a Dagur como un mental que detecta mentiras.

Viggo lee rostros, Dagur detecta cuando alguien miente con solo oír su voz. La daga es protocolo, además era un poco más efectiva que Dagur. Dagur era volátil.

— Heather, recuerda que debes decir toda la verdad. — le dijo Dagur, ella asintió. — De lo contrario, te echarán de aquí. O algo peor. — añadió preocupado. Heather volvió su mirada asesina a Hiccup y Astrid, la rubia tomando a Hiccup por los hombros. Astrid se veía arrepentida. Volvió a ver al castaño decirle que lo sentía con los labios.

— ¿Desde hace cuánto que conoces a Hiccup?— preguntó Krogan, Heather tomó aire, visiblemente incomoda.

— El jardín de niños. — Respondió en automático. — Hemos ido en la misma clase desde siempre. — añadió, Dagur asintió.

— ¿Son amigos desde entonces?

Heather pensó en lo que iba a contestar. Bueno, no, no lo eran. — Nos llevamos bien. Nunca he tenido ningún problema con él. Salvo que... siempre es extraño.

Johann fue el siguiente en preguntar. — Ya que eres hijastra de Oswald Berserker, supongo que sabías desde antes que Hiccup era un brujo. — Heather asintió. — Los brujos al crecer no son muy habilidosos con su magia, ¿a eso te refieres con que Hiccup es extraño?

— Bueno sí. — aceptó Heather, cruzándose de brazos. Hiccup hizo una mueca. — Cerca de él las cosas eran extrañas, cuando los otros niños lo hacían llorar, llovía o hacía un calor infernal. Una vez unos sujetos le jugaron una broma pesada...— los gemelos saltaron, negando con la cabeza. No habían sido ellos, pero el primo de ambos sí que había tenido algo que ver. Sexto grado, noviembre. Astrid apretó los hombros de Hiccup y este no reaccionó de la forma en la que todos esperaban, parecía más bien confundido. — Alguien arruinó su proyecto de arte, era un mural de dibujos. — le recordó, pero Hiccup no parecía estar familiarizado con el hecho. — Lo llenó de pintura roja. — aun nada, Heather frunció el ceño, Astrid miró a Hiccup, quien trataba de forzar su memoria a eso. Recordaría algo así. — Hiccup estaba tan herido que se quebró frente a nosotros, y mientras tratábamos de descubrir quién fue, el mural se incendió. Todo el salón empezó a hacerlo... No se podía salir, los seguros de las puertas estaban puestos...— no, nada de nada. Toothless miró a Hiccup, él recordaba que Hiccup le había contado esto desde hace mucho, muy avergonzado. — Y afuera llovían piedras.

¡¿Piedras?!

¡¿Puedo hacer eso?!

— Al final, los pestillos cedieron y pudimos salir, el fuego no era nada grave, de hecho, fue bastante lento. — Aclaró Heather. — Todos resultamos bien.

Hiccup quien se sentía desubicado, sintió que una imagen se colaba en su memoria.

"LOS DRAGONES NO EXISTEN, FENÓMENO".

Estaba escrito en letras rojas, sobre todos sus dibujos de dragones. Luego observaba la imagen consumirse por el fuego mientras la imagen se volvía borrosa, acuosa. ¡Pum, pum, pum! Sonaban de fondo las piedras chocando contra el techo.

— No miente, de verdad pasó. — dijo Dagur, Johann miró a Viggo, quien asintió.

— El incidente de la lluvia de piedras. Noviembre del 2012. — sí, recordaba eso también. Costó demasiado hacer que la gente dejara de hacer tantas preguntas. — Fue cuando noté que Hiccup era un Natural.

Y también, fue la fecha en la que quienes lo molestaban, dejaron de hacerlo tan directamente. No había forma de que Hiccup fuera el responsable de esto, pero... solo por precaución se debía dejar así.

— Entonces, podrías decir que el comportamiento de Hiccup Haddock es errático. — concluyó Johann, Heather frunció el ceño.

— No siempre es así. Solo pasa a veces. — Heather se encogió de hombros. Dagur asintió, seguía diciendo la verdad. — Después de eso no pasó nada, quiero decir, Hiccup solo suele reventar vasos de precipitado, ventanas a veces... Lo único extraño que pasó fue el día de su cumpleaños.

— ¿Qué pasó en su cumpleaños?

Heather ladeó la cabeza. — Entró en trance. Hiccup sopló las velas del pastel, y de pronto... entró en trance, tenía los ojos muy abiertos, y... daba miedo. — Agregó, respiró hondo antes de seguir. — No pasó mucho tiempo hasta que... apuñaló el pastel. Fue extraño, como si fuera un robot.

Un robot. Hiccup recordaba eso. Toothless también.

— No era nada que él haya hecho antes. — Completó Heather. — Después de eso empezó a nevar. En octubre, Berk es frio, sí, pero nunca nieva en octubre.

— Eso empata con el demonio que visitó a Hiccup en su cumpleaños. — Atajó Krogan. — No significa nada.

— No es solo eso. — intervino Heather, quien sacó su teléfono de su bolso, Johann frunció el entrecejo. Vaya, esos aparatos extraños de mortal. — Hace poco hubo un baile, en la noche de los ángeles. — Habló rápido, buscando las fotos. — Hiccup fue al baile, estuvo bailando, todo estaba normal hasta que...— hizo una mueca, encontrando las fotos. — Tomé unas fotos y todas son muy extrañas.

Expuso las fotos. Astrid sintió un escalofrío recorrerle la columna vertebral, Dagur tomó el teléfono en sus manos y se las fue pasando a sus compañeros. Una vez los tres las vieron, Dagur hizo un hechizo para poder proyectarlas a todos.

Hiccup abrió los ojos, las pupilas de sus ojos recorriendo las fotos cargadas de glitches, de censura, las imágenes alteradas de forma extraña, no recordaba eso.

Esa era la parte más aterradora, que no recordaba eso. — Ese no soy yo. — murmuró. Toothless asintió.

— Las fotos de los mortales pueden ser falsificadas.

— No lo están. — atajó Heather, un poco ofendida. Ella no estaba mintiendo, Dagur podía confirmarlo. — Algo raro pasa, mi padre dijo que en los sótanos estaba el sujeto, y buscamos en todos ellos. En uno de ellos, pasaron cosas extrañas, nos separamos de forma inexplicable y...Hiccup empezó a actuar raro. Hablaba con alguien, era más bien como una pelea...

"Daba miedo. Mucho, él parecía estar muy asustado. Hasta que... Dijo que basta, y de pronto, todo se detuvo. — Miró a Dagur, quien, ya no se veía divertido, sino intrigado. — No sé si es lo que dicen, pero a Hiccup le pasa algo. Algo malo.


— ¿Puede decirnos su nombre?

— Ruffnut.

— Ese no es un nombre. — atajó uno de los brujos. Ruffnut rodó los ojos y chasqueó la lengua.

— Lo es.

Dagur suspiró y ladeó la cabeza. — No, no lo es.

Ruffnut apretó los puños, así como los labios. — Es que no lo he cambiado, ¿Vale? No es mi nombre real, lo juro. — los jueces siguieron mirándola, esperando. — Agh, de acuerdo. Mi nombre es Román Eugene Thorston.— se presentó, usado su nombre real y no su apodo.— Me gusta más Ruffnut, así que agradecería que no me llamaran Román.— su mirada cambio a una un poco más amenazante.— Jamás. Nunca, ¿Me oyeron? Y si le dicen a alguien...

— De acuerdo, nadie te llamará así, Ruffnut. — aseguró Krogan, asintiendo— Solo era por protocolo, lo siento.

Ruffnut se acomodó en el estrado, sintiéndose mucho más aliviada. Odiaba tener que decir su dead name. — Disculpa aceptada. —Respondió, luego, decidió continuar—. Eh, sí. Tengo diecinueve, igual que el tonto de mi hermano de por allá.

— ¡Yo soy el tonto!

— Son mellizos.

— Gemelos, en realidad.— corrigió Ruffnut, sin embargo, Dagur tenía razón.— Somos muy iguales. Demasiado a veces. Bueno, eso no importa, ¿cierto? Hablemos de Hiccup, Hiccup es...— se lo pensó un momento. — Hiccup es raro. O sea, siempre ha sido raro. Desde lo de la lluvia de piedras, y todo eso. Tuffnut debe saber más de eso, hace calor, ¿a ustedes los raros brujos satánicos les gusta el calor? Ya saben, por el calor tan horrible que hay aquí, ¿o son las llamas? ¿Por qué son...?

— Diga lo que sea que sepa acerca del señor Haddock. — insistió Viggo, impaciente. Ruffnut era muy lengua suelta, no solo eso, también se desviaba mucho del tema.

— ¿El señor Stoick?— preguntó Ruffnut confundida. Todos negaron con la cabeza, los mortales señalaron a Hiccup, incluso Hiccup se señaló a sí mismo, vamos, que hasta Toothless señaló a Hiccup con su cola. — Ah, Hiccup, sí. Es raro. Siempre ha sido raro, pero no tan raro, o sea, raro en un sentido normal, ¿sabe? Rompía vidrios, una vez el cine se inundó y todos creíamos que era por su culpa. — Agregó, como si estuviera contando un jugoso chisme. — Astrid siempre decía que Hiccup era un poco raro, pero que nada era su culpa, hasta que ¡BAM! yo misma descubrí que Hiccup era un brujo.

— ¿Cómo fue eso, Ruffnut?— preguntó Dagur. Ruffnut le hizo una seña de que esperara.

— Estábamos en el baile. — Ahí, el baile parecía haber sido un momento de catarsis, un punto de quiebre. — Hiccup y Astrid estaban bailando, todo muy normal, hasta se besaron. Algo no debió gustarle a Astrid porque se separaron. — hubo murmullos. Hasta ese momento, nadie sabía sobre su relación, por lo que hubo un poco de desorden en la casa, Ruffnut se encogió un poco, apenada. Miró a Hiccup y a Astrid, quienes se veían un poco apenados por los comentarios. — Uy, perdón.

— ¡Orden!— llamó Johann, pidiendo silencio. — ¡Silencio!— la gente que guardando silencio. — Prosiga.

Ruffnut asintió. — Sí, em, ¿en qué estaba?

— En Hiccup y Astrid besándose.

— Ah, sí, sí, eso. — asintió, recordando. — No quería preguntar, porque ugh, dramas de pareja. Es mejor no meterse en eso. — aseguró, peinando sus trenzas, nerviosa. — Así que, sí, después de eso se acercó Heather y fue ahí cuando lo ví... ¡Hiccup estaba sangrando por la nariz! No era mucho pero es asqueroso, muy muy asqueroso. — Añadió, con asco, bastante asco. — No me gusta la sangre. En fin, lo seguí, y una chica llegó, se llama Maeve, ¡oh, ahí está! ¡Hola, Maeve!— Maeve le saludó con la mano, respondiendo el entusiasta saludo de la mortal. — Ella vino y fue la que básicamente sacó a Hiccup del clóset de los brujos, por así decirlo.

"Luego de eso, fuimos al Mundo Mágico y nos encontramos con este señor, el Sumo Sacerdote, nos dijo que...

— ¿Puede ser más breve?— pidió Johann, tomándose de la cabeza.

— ¡Lo estoy siendo! Todavía no le digo lo que estaba pensando en ese momento, porque...

— Ruff...— pidió Hiccup está vez. La rubia rodó los ojos y continuó.

— Peleamos con los ángeles. El sacerdote engañó a uno, haciéndose pasar por Hiccup, pero lo raro era que no llamaba a Hiccup como Hiccup.— dijo, sin saberse explicar.— Sí, o sea, no le dijo "Ah, Hiccup, te estaba esperando, soy un ángel, waaagh"— dramatizó, haciendo su voz un poco más grave.— Lo llamaba por otro nombre.

Eso era interesante. Y solo les tomó casi media hora. Alabado sea satán.

— ¿Recuerda que nombre mencionó?

Ruffnut frunció el ceño, tratando de recordarlo. Jum...— Simon. Creo que se llamaba Simon.


— Muy bien, señor Tobías...

— Tuffnut, me gusta más Tuffnut.

Johann trataba de mantener la paciencia, los gemelos podían llegar a ser bastante irritantes después de un tiempo, especialmente si no estabas acostumbrado a ellos.

— Tuffnut. — lo llamó Johann, después de respirar profundo. — Su hermana mencionó que usted y el señor Hiccup Haddock son amigos desde hace mucho, ¿cierto?— Tuffnut asintió. — ¿Usted diría que Hiccup es una persona inestable? Ya sabe, una persona que es errática, no controla bien sus emociones.

Tuffnut negó con la cabeza. — Eh, no. Hiccup es la persona más calmada que conozco. — aseguró el gemelo, Dagur asintió, estaba diciendo la verdad. Su tono era probablemente, el más honesto que el haya escuchado jamás. — Siempre sabe qué hacer, y le gusta mucho hacer trucos de magia para mí. Es muy genial, porque todos los magos de las fiestas sé que no lo hace de verdad, pero Hiccup sí...

— ¿Y esa calma que menciona, ha sido alterada en estos días?

Tuffnut hizo una mueca antes de rascarse la cabeza. — Eh, no. — Repitió, estaba vestido con sus ropas habituales despreocupadas, seguía llevando su gorro de lana por encima de las largas rastas. — Se ha visto... asustado. Es como raro, porque Hiccup nunca actúa así, incluso ayer, que fuimos al sótano del cine...— oh, el caso del sótano del cine. No sabía si quería hablar de eso. — Todos nos veíamos asustados, pero él más. Incluso estaba este tótem gigante...

— ¿Por qué estaban asustados?

Tuffnut bajó la mirada. — Es que... creo que la persona que está dentro de Hiccup quiere asustarnos. — masculló. — Nos hizo tener pesadillas, pero estábamos despiertos. No sé cómo explicarlo, al principio era extraño, incluso era bonito, había una ga...— incluso el nombre del ave le daba mucho miedo, mucho, mucho miedo. Vio como los demás brujos lo miraban con atención, atentos a la mueca asustada del gemelo. — Gallina. — susurró muerto de miedo y con la voz rota. Hubo una mueca de confusión por parte de todos los brujos, ¿qué de malo tenían las gallinas?

— ¿De qué trataba su pesadilla?— preguntó Viggo, Tuffnut tembló, encogido en su lugar.

— ¡HEY!— llamó la atención Ruffnut. Su hermano se lo había platicado la noche anterior, llorando y temblando. No quería que todos los demás vieran a Tuffnut de esa forma, no sabiendo lo hostiles que eran esos brujos. — ¡Eso no tiene que ver con Hiccup! Es una cosa personal. — fue y abrazó a su hermano, de forma protectora.

Hiccup también intervino. — Ella tiene razón. Tuffnut no tiene que dar detalles de eso. — atajó, Johann le miró con un poco de molestia, sin embargo, sí, era lo justo. — Tuff, ¿por qué no les dices lo que pasó ayer en la noche?— preguntó de forma suave, tranquila, un tono conciliador que siempre funcionaba con el gemelo.

— ¿En la casa del Tío Earl?— preguntó Tuffnut, aun con los ojos llenos de lágrimas y los brazos de su hermana rodeando su cuerpo. Hiccup asintió.

— Oh, eso. Sí. El tío Earl está desaparecido. Es un pescador. — aclaró, Ruffnut asintió.

Hiccup tenía que empujarlo un poco más. — ¿Y cómo lo sabemos?

Tuffnut ya iba entendiéndolo. — Bueno, teníamos que buscar en los sótanos, porque Hiccup y Astrid dicen que está ahí, pero no sabemos en cual. Mi tío Earl tiene un sótano, es pequeño, y solo pone arpones ahí; el punto es que fuimos y todo en su casa estaba normal, fue como si se hubiera ido a pescar, pero ya era de noche, él nunca se demora tanto...

"Hiccup parecía estar muy nervioso. — Agregó, recordando el estado de su amigo. — No quería que entráramos al sótano, incluso nos empujó y entró él mismo. — Hizo un ademán de empujar. — Se veía asustado, y es que antes de hacerlo se quedó así, como mirando a la nada. — hizo mímica de eso también.

— ¿Qué había en el sótano?— preguntó Krogan esta vez.

— Una figura extraña. Con una cabeza de toro arriba, estaba hecha con las cosas del tío Earl. — Describió Tuffnut. — Tomamos fotos.


Finalmente, un brujo, pensaron varios brujos al ver a Snotlout en el estrado.

— Hiccup no es malvado.— aseguró Snotlout inmediatamente después de presentarse, para sorpresa de todos.— Bueno si, es un poco raro, le gustan las cosas de mortales, hace crecer las flores y es muy curioso. Siempre se mete en problemas. Siempre. En especial cuando intenta resolver algún problema, ahí es mucho peor. — relató con su habitual tono de fastidio. — Pero, nunca le hace daño a nadie. Solo a él. — lo miró entrecerrando los ojos, también miraba a Toothless, quien movía su cola. Hiccup le regaló media sonrisa. — Sí... esto es raro. Estas últimas semanas todo ha sido muy extraño.

— Pero Hiccup siempre ha sido muy extraño, ¿no es cierto?

— Sí, pero nunca es para tanto. Jamás ha alterado tanto el clima. En especial por el hecho de que cada vez hace más calor en pleno invierno...— confesó casi sin darse cuenta, muchos asintieron, sabían que efectivamente, Hiccup era el causante del inmenso calor del invierno.

— ¿Calor?— atajó Johann notando el incremento en la temperatura, afuera la cantidad de nieve había disminuido, ahora era débil. — ¿Ha empezado a hacer calor en pleno invierno?

— Bueno, ha dejado de nevar y los pastos se han puesto amarillos. — explicó rápidamente, no muy seguro de sí mismo. A pesar de esto, Dagur no detectaba que estuviera mintiendo. — Pero no es él, en serio.

— ¿Y entonces de quién se trata? ¿El sujeto dentro de Hiccup?— preguntó con guasa Johann, medio riéndose, Snotlout entornó los ojos, ofendido. — ¿El otro también es un Natural?

— Es verdad, Hiccup no está haciendo esto, ¿por qué lo haría? Él nunca ha alterado el clima por tantos días, ni siquiera sabe cómo usar sus poderes. — agregó con cierta acidez y una pizca de celos. Pero no mentía. Definitivamente no. — Y sí es alguien más, yo mismo lo ví, y es sumamente aterrador. — señaló. — Ustedes debieron verlo.

Krogan alzó la vista, los ojos abiertos como platos, con curiosidad, asombrado también. — ¿Lo viste?

— Huh, claro que lo vi. — el brujo desvió la mirada, rodando los ojos, trataba de verse sarcástico, y ni aterrado, como se sentía. — Fue... espeluznante.

— ¿Cuándo?

— La vez de los ángeles. Hiccup no fue el que los derrotó. Fue ese tal Simon, esos ángeles venían por él... por él y otro sujeto, es por eso que no nos mataron en ese momento. — relató, eso tenía sentido, bastante si lo pensabas un poco.

Krogan, quien parecía ser el más respetuoso y también el más comprensivo de los tres, se colocó frente a Johann para preguntarle algo más al brujo.

— ¿Cómo lo viste?

Snotlout suspiró, su coraza de fanfarrón se estaba rompiendo. — Ese ángel le disparó a Hiccup. — Su voz fue haciéndose un poco más seria. — Lo dejó muy mal, había una flecha en su garganta. — se señaló la propia, puntualizando lo que estaba diciendo. — No podía hablar. Y de pronto, de la nada, se levantó como si nada. Empezó a hablar con la flecha en la garganta, sacaba sangre por la boca, era un asco... Y tenía los ojos verdes, pero no como los tiene ahora, sino de un verde... brillante. Ese verde era antinatural. Su voz era distinta, no sonaba como a él, ni siquiera sonaba como cuando está molesto o lo que sea.— trataba de no enfocarse mucho en el tema, a la par de que buscaba hacerlo lo más claro posible.— Les dijo a esos ángeles que no se detendría, que quemaría a los suyos o a los nuestros para lo que sea que está haciendo.— agregó, bajando un poco el volumen de su voz, más que aterrado, se veía preocupado, no apartaba la vista de Hiccup, quien se veía consternado por el hecho. Desde el incidente, se volvía hacia él con un poco más de cautela, porque, temía no ver a su primo en ese rostro. — Y luego invocó las llamas del infierno. Sonreía, se divertía con eso.

"Sé que no hemos sido los mejores primos del mundo, y nos veíamos solo en fiestas familiares, reuniones, ya saben. No soy el mejor amigo de Hiccup, ni nos llevamos bien siempre... Pero créanme. Ese sujeto que ví esa noche no es mi primo.

"No lo es.


Fishlegs estaba muy nervioso, siendo honesto no sabía que decir más que conocía a Hiccup desde el jardín de niños y que lo consideraba como su mejor amigo. Se dio cuenta de que era un brujo la primera vez que fue a su casa, la estructura estaba tan emocionada por albergar por a un amigo de Hiccup que tomó la forma de la nave espacial que más le gustaba a Fishlegs: el halcón milenario.

Fuera de eso, no tenía mucho para decir, salvo la vez que ayudó a Maeve con Viggo Grimborn, y... Stormfly.

— Yo también lo vi. — Admitió, un poco tímido. — Pero no fue como Snotlout lo vio, de hecho creo que lo que es un poco menos raro. — Hiccup supo a qué se refería, al incidente de Stormfly y la bufanda. Hizo una mueca, no esperaba que eso llegara a tener consecuencias con el Consejo.

— ¿Cómo lo viste?

— Bueno, Hiccup no había cambiado. — se encogió de hombros, todavía nervioso. Krogan se volvió hacia Dagur, quien se miraba las uñas, asintiendo con la cabeza. A pesar de los nervios, había verdad en sus palabras. —... físicamente. Estaba haciendo un hechizo en el pentagrama y yo lo he visto hacer hechizos muchas veces...— aclaró rápidamente.— Nunca se equivoca, es raro que lo haga, a veces... confunde las palabras... Pero no es frecuente, el caso es que él estaba haciendo un hechizo importante...

— ¿Importante?— preguntó Johann. — ¿Un hechizo importante en un pentagrama?

Bueno, eso sonaba bastante mal ahora. Tenía que arreglarlo.— No fue nada malo, solo trataba de arreglar el clima.— respondió en automático el mortal, no convenció a nadie.— El clima ya estaba muy cálido, la gente empezaba a preocuparse, así que Hiccup pensó que sería buena idea traer al Salvajibestia, para que así Viggo no se lo llevara a la Academia...

Se calló cuando supo que había revelado de más. — ¿Traer al Salvajibestia?

Fishlegs se encogió, con la mirada se disculpó con Hiccup, el castaño le regresó la mirada, asintiendo. No creía que esto pudiese empeorar de alguna manera después de todo. — Sí. Abrió un portal con los comunicantes, quería traerlo para que tuviéramos tiempo de investigar que estaba rompiendo el Orden. — Explicó, tímidamente, mirando al suelo, como si confesara haber cometido un crimen. — Pero salió mal. Hiccup no trajo a un Salvajibestia, a la mitad del hechizo pareció cambiar, fue rarísimo, como si de pronto se diera cuenta de que estaba haciendo algo mal...

— ¿Qué trajo en su lugar?— retomó Krogan. Si había un dragón (aparte de Toothless, claro), tenían que saberlo, porque seguro que Hiccup no lo había devuelto a la Dimensión Dragón.

— Un... un Nadder Mortífero. Está en la isla de al lado...

Hubo exclamaciones por parte de los presentes.

— ¿¡Un dragón!?

— ¡Hay nadder mortífero suelto!

— ¡No es peligroso!— saltó Hiccup. Toothless asintió.

— Es una buena chica, no ha atacado a nadie...— continuó Toothless.

Viggo abrió los ojos desmesuradamente. — ¿Trajo a un nadder mortífero a esta dimensión y no le dijo a nadie?— oh, sonaba molesto. Gobber también lo miró con reproche. Hiccup asintió, un poco apenado, bueno, que tampoco era tan malo, Stormfly era sumamente tranquila. — ¿Desde hace cuánto?

Hiccup rascó su nuca, tratando de contar los días.— Uh, como tres semanas.— sí, más o menos tres o dos semanas y media.— Toothless lo tiene todo bajo control. Le indicó dónde cazar, hasta le agrada Astrid...— Viggo fijó su mirada en la rubia, quien asentía en apoyo, mientras Hiccup seguía hablando.— Solo deja que ella la monte, Astrid podría entrenarla para que no cause problemas hasta que podamos enviarla de vuelta...

— ¿Un dragón le hace caso a una mortal?— exclamó Mildew con bastante desagrado. — Eso es peligroso. No puede ser.

Viggo estaba de acuerdo. No, eso no podía ser.


— Conocí a Hiccup en la Academia. Me interesa bastante... la vida que ha tenido.— explicó Maeve, sonriendo con un poco de vergüenza y bochorno.— Justo ese día tuve que ayudarlo a ir al Inframundo.— dijo, recordando el día de locos que ambos habían tenido.

— ¿Cómo hizo eso?— preguntó, admirado Dagur, los ojos abiertos con asombro.

— Esperó el tren. Y luego salió, pero... no todo salió bien. — Murmuró Maeve. — El padre de Hiccup...

— ¿No lo consiguió, verdad?

Maeve le regresó la mirada a Hiccup, él asintió. Estaba bien, podía manejar eso, aunque el hecho de haber peleado con su madre y lo que le dijo... No se sentía del todo bien. — No. — admitió la bruja, suspiró y continuó. — Hiccup se la pasó decaído los siguientes días. No salía de su cama, solo salía por las clases, porque, el maestro es Viggo, no parecía tener ánimos de nada. — relató, con cierto pesar. Hiccup sintió que Astrid le apretaba un poco los hombros, preocupada, en un gesto involuntario. Huh, él no quería decirle nada de eso, no de momento, porque... le daba vergüenza recordarse como una masa echada sobre la cama, una masa que apenas y tenía ánimos de algo. — Fue hasta lo del baile. Hiccup se... escapó de la academia para ir.

Sí, este juicio no lo iba a dejar muy bien, eso estaba claro. Maeve continuó hablando, relató sobre el plan de Viggo y Hiccup, habló sobre que ella tuvo que cuidar el cuerpo de Viggo mientras él se proyectaba astralmente, sobre lo mucho que tuvo que hacer, sobre la muerte y resurrección de Hiccup, y siguió y siguió, hasta llegar a la parte de los sótanos.

— ¿Buscaron en los sótanos sin ningún tipo de autorización?— preguntó Dagur, Maeve asintió. — Oh, eso suena bastante mal, Tuffnut dice que encontraron un tótem, ¿no? ¿En los sótanos?

— Solo en dos. El primero está en el cine de los mortales y el otro en la casa del tío de los gemelos. Fuimos a la biblioteca a investigar...— notó la mirada de enfado de Viggo Grimborn fija en su rostro. Seguro que eso traería problemas, igual no importaba mucho ahora. — Resultó que es de esos tótems son de esas cosas que usaban los mortales para canalizar la magia de los brujos...

— ¿Insinúa que un simple mortal logró transmutarse en un brujo?— sonaba absurdo... Y visto así, lo era.

— Quizá es uno como él. — murmuró alguien detrás de Astrid. Ella no se volvió, pero lo escuchó claramente, ¿había más brujos como Hiccup? La madre de Hiccup no podía ser la primera en enamorarse de un mortal, ¿cierto? Debía haber más como él, ¿eso no podía ser una posibilidad?

¿Qué sentido tenía si era así? ¿Había acaso alguna... conexión?

— No, no dije eso, solo trato de decir que quien quiera que esté haciendo esto, quiere usar el poder de Hiccup, tal vez por eso lo escogió. — Conjeturó Maeve, encogiéndose de hombros, se veía muy convencida de lo que decía, Astrid creía que podía ser por eso, sin embargo, ¿por qué usar el método de un mortal?— Tal vez quiere provocar un mega desastre natural, no lo sabemos...

— ¿Por qué alguien querría eso?— se preguntó Dagur, inclinándose en su asiento, con los brazos detrás de su nuca, despreocupado, sonaba más como un espectador haciendo cometarios de su serie favorita que un verdadero juez. — Quiero decir, hay muchas razones, pero, ¿por qué una transmutación? Es complicado, hay muchos riesgos... es incómodo. — agregó con una mueca.

— ¿Tienen pruebas de esos tótems?

Maeve asintió y esta vez, Gobber se levantó de su asiento. Listo para mostrar las fotos. Hiccup casi se levanta al verse con gafas puestas en una de las fotos, no se veía muy pequeño, la foto parecía ser de no más de dos años de antigüedad.

¿Usaba gafas?


— Las encontramos porque el muchacho quería saber si caminaba dormido. — explicó Gobber, exhibiendo las fotografías, también estaban las del tótem del cine y el del sótano del Tío Earl. Todos las miraban con detenimiento, no más notable de todo esto era de qué estaban hechos, puesto que, todos parecían estar hechos con cosas viejas...

— ¿Hiccup suele caminar dormido?

— Solía, cuando era pequeño. — Hiccup debía enumerar una lista de cosas de que no recuerda para nada y añadir que era sonámbulo. Estaba nervioso, sin embargo, las manos de Astrid acariciándole los hombros y trenzándole el cabello lo distraían de todo esto, así como el calor de Toothless. — No era muy seguido. Solo cuando estaba muy preocupado, cuando tenía un examen... Casa lo cuidaba de no herirse... Stoick también solía hacerlo. — recordó Gobber con cierta melancolía. Hiccup también sintió una punzada de dolor en su corazón. — Nunca salía de ella. Casa únicamente se abre si se lo pides despierto y alerta. — aseguró antes de que alguien pudiera hacer una pregunta sarcástica. — Casa nos guío hasta el bosque y ahí lo encontramos.

"El pobre muchacho casi se desmaya al verla. Fue como si lo reconociera, y como si no le gustara que lo hayamos encontrado. Luego entró en un trance... sangraba por la nariz y...— Gobber hizo una mueca. — Me dijo que nadie podía tocarlo. Después de eso, se encerró en una especie de jaula de ramas espinosas...

— ¿Eso es algo que suele hacer? ¿Ramas espinosas?

— ¡Pero claro que no! ¡Hiccup hace flores! Flores, plantas, arboles, vegetales, hace crecer las Noche Buenas...— enumeró, contando con los dedos de las manos. — Jamás ha hecho crecer plantas venenosas, ni con espinas.

— Hiccup no controla sus poderes.— no fue una pregunta, Johann desvió la mirada a Viggo, quien asintió con un poco de pesar.— Y según Snotlout Jorgenson no tiene ni idea de cómo usarlos.

Viggo tomó aire, impasible. — No, no tiene idea. Jamás le he enseñado a usar sus poderes de Natural. — admitió sin ningún empacho. Krogan le preguntó el porqué, por lo que Viggo respondió de la misma manera. — Su madre me lo pidió. Ella no quería que su pequeño hijo fuera entrenado por mí. — dijo "pequeño niño" con un sarcasmo demasiado descarado. Hiccup puso mala cara al escucharlo, detestaba que lo tratara como a un niño, y que actuara como si no estuviera en la habitación. — Claro, le dije que era una tontería, nos naturales no son tan fáciles de esconder. Los mortales de Berk al parecer no son muy listos.

— Valka no quería que Hiccup se volviera un guardián. Ella sabía que Viggo lo enviaría lejos cuando tuviera la oportunidad. — intervino en defensa de Hiccup, Gobber. Viggo negó con la cabeza. Hiccup cambió su semblante, ¿un guardián como su madre?— Hiccup es un buen muchacho, lo he observado desde que tenía pañales, sus primera palabra, sus primeros pasos... incluso hice su primera pierna protésica. — continuó, severo, pero cargado de sentimiento. — Es un buen muchacho. Es despistado, irresponsable a veces, imprudente, tiene mucha mala suerte, demasiada, hasta podría decir que tiene la muerte pegada en la nuca. — Comentó, esto hizo al castaño sonreír débilmente. — Mi muchacho sería incapaz de hacerle daño a alguien. Él no es malo, él no está haciendo esto. Mírenlo bien. — lo señaló, Hiccup instintivamente se cruzó se brazos, como si intentara protegerse de las miradas acusadoras de sus jueces. — ¿Creen que un muchacho como él podría hacer algo tan perverso como torturar a sus amigos? ¿O de quebrar el Orden? ¿De disfrutar quemar ángeles? ¿En serio lo creen?

Hubo un momento de silencio en el que todos los presentes se lo preguntaron de verdad. Hasta Astrid lo hizo. Toothless, lo caviló un momento, los gemelos se miraron entre sí, ambos recordando sus pesadillas, Ruffnut rememorando el olor a sangre y las burlas, Tuffnut la sensación de ser comido poco a poco, con cacareos aterradores, los picos en sus corneas... Maeve pensó en la terrible visión que había tenido, miró la palma de su mano, ¿qué pasaría si sus manos ya no pudieran curar? ¿Qué pasaría si ya no tuviera esa facilidad y alguien estuviera muriendo frente a ella? Fishlegs se llevó una mano al pecho, no quería morir asfixiado por su propio asma, no con Hiccup frente a él, ignorándolo; Snotlout odiaba sentirse inútil y confundido siempre, todo esto se sentía tan atrapante como estar en el mismo pasillo una y otra vez.

Toothless no podía proteger a Hiccup de sí mismo. Y eso era lo que más le aterraba.

Astrid pensó en el Hiccup que había visto entre sueños y visiones. Pensó en el auténtico miedo que sentía. En la inseguridad, en la frialdad, en esa sensación de sentirse traicionada por ella misma. Pensó en lo abrumante que era que el mundo de Hiccup, en el pavor que sentía cuando pensaba que ella no era suficiente para esto, su horripilante miedo a sentirse inútil.

Hiccup miraba sus manos. Con los ojos acuosos supo que ni él, ni nadie que se encontrara en esa iglesia o incluso fuera de ella (como su padre, que trabajaba ahora en el Inframundo o su madre, quien seguro que estaba viendo a sus dragones por ahí), podía responder esa pregunta.

Ni siquiera él.


Su madre había insistido en peinarla el día de hoy. Le había dado la excusa de que hoy era un día impórtate para Hiccup, y que por eso tenía que ir un poco formal, por lo que la señora Hofferson había decidido hacerle una cebolla en la nuca, adornada con dos trenzas a ambos lados de su cabeza. A Astrid no le gustaba, la hacía verse mayor de lo que era, aunque, en este momento, le servía más esta faceta.

— Dadas las declaraciones de tus amigos, señorita Astrid...— empezó Johann, Astrid sabía exactamente lo que iba a decir. — Sabemos que usted tiene una relación con el acusado, ¿cierto?

— Sí. — sobre su suéter verde de cuello de tortuga, justo en el centro de su pecho usaba el medallón que Hiccup le había dado. Nota importante.

— ¿Tienen mucho tiempo saliendo?

¿Importaba?— Se supone que hoy cumplimos el primer mes. — reveló Astrid, se veía como de piedra, fuerte.

— ¡Felicidades!— celebró Dagur. — Qué viva el amor...

Johann rodó los ojos. — Eso es poco tiempo, creí que llevarían un poco más, dada la situación con el inframundo.

— Nos conocemos desde hace tiempo. Solo empezamos a salir después de su cumpleaños. — se encogió de hombros. No sabía que más decir, no iba decirle a ese extraño juez lo mucho que quería a Hiccup, ni la preocupación que estaba sintiendo. Johann asintió, bien, bien.

— Un mes es poco tiempo. — Suspiró, sin embargo, no dijo nada más respecto a eso. — ¿Hofferson, cierto?— recordó el brujo, Astrid asintió. — Que... interesante, es el apellido de un cazador de brujas. — Ella ya había escuchado eso. — Como ha escuchado, varios de los suyos han visto al huésped, de alguna u otra forma, la pregunta es si usted lo ha visto.

Astrid asintió. — Lo he visto varias veces. — confesó. — Lo vi la primera vez cuando invocó a Stormfly...

— ¿Lo viste actuar raro? Quiero decir, más raro de lo habitual. — Krogan buscaba ser un poco más específico, Astrid no se veía de muchas palabras, tenía que hacerla hablar de alguna forma. — Algo que se repite, como un patrón.

Astrid dijo lo primero que se le vino a la mente.

— A Hiccup no le gustan las fiestas. — Le pareció que sonó estúpido en un principio, a nadie le pareció algo relevante. — Siempre hay algo que hace que se vaya de ellas. Lo del pastel en su cumpleaños y... el baile. — agregó, empezaba a jugar con sus dedos.

— Háblanos más sobre ese baile, ¿podrías?

Ella asintió, suspiró y empezó a jugar con sus dedos. — Todo iba bien, los bailes no son gran cosa. Hiccup insistió en ir, él y Toothless querían saber si podrían... encontrar al sujeto. Él iba vestido de una forma muy diferente, llevaba puesta una gabardina que jamás había visto, olía... distinto. Pero actuaba normal, como siempre.

"Hasta que nos separamos. Él se quedó con los chicos y yo fui... a otro lugar. De pronto, estaba detrás de mí. — Astrid señaló detrás de sí. — Lo vi en un principio y no noté nada extraño, hasta que me besó. — admitió, hizo una mueca, no ya lo había dicho con Hiccup, no tenía muchos ánimos de repetir todo lo que había sentido.

Seguía sonando risible. Ella misma se sentía ridícula en este momento, como si estuviera hablando con Ruffnut y Heather lo que había pasado en el baile, las tres sobre la cama de Heather, mientras Ruffnut insistía en maquillarle con un delineado absurdamente complicado y con Heather arreglándole las uñas.

— Romántico. — se burló alguien, Astrid se giró hacía Krogan, quien se veía un poco decepcionado.

— ¿Alguna vez... les ha pasado que ven a alguien y aunque lo conoce y lo ha visto de toda la vida, no es capaz de reconocerlo?— le preguntó a los tres jueces. Johann seguía viéndose escéptico, la pregunta pareció interesarle a Dagur, e hizo que Krogan volviera a prestarle atención, tal vez la chica sí sabía de lo que estaba hablando. — A mí me pasó eso cuando lo vi. — Agregó con voz un poco más profunda. — Está ahí, sus ojos son idénticos, igual de verdes que siempre, todo está en su lugar, las pecas, todo... Pero algo es distinto.

"No puedo decir que es, tal vez es la manera de mirarme, no lo sé, pero algo estaba mal. Incluso su voz es distinta.

— Puede estar fingiendo, puede que no sea nadie más. — Intervino Johann. — Que te asuste que él muestre quien realmente es...

— No es así. — cortó Astrid con severidad. Su atrevimiento lo sorprendió, tanto que lo dejó sin habla. — Lo he visto molesto, lo he visto de muchas maneras. Y la persona que me estaba mirando, que me estaba tocando, no era él.

"Él hace lo de los sótanos, puso trampas en ellos para que nadie pudiera encontrar sus tótems... hace que yo...

— ¿Te dice que te quedarás ciega?— preguntaron todos al mismo tiempo. Astrid en vez de asustarse, frunció los labios, eso se estaba volviendo un poco más irritante que aterrador.

— Hace que tenga pesadillas. — murmuró. — Quiere ahuyentarnos. Es como si quisiera arruinar la vida de Hiccup. Es...— parpadeó. Sí, quería ahuyentarlos, quería acabar con todos ellos, él mismo lo había dicho, a este sujeto no le interesaba quemar a los suyos o a los otros si con eso conseguía lo que quería. Eso no los eximia a ellos.

Tembló.

— Pesadillas...— caviló Johann, tomándola en serio por un momento.

— Debe tratarse de un mental. — masculló Krogan. Astrid no entendió el punto de eso.

Dagur se bajó del estrado del juez de un salto, tronó su cuello, y se recargó en el estrado de Astrid.

— ¿De qué van tus pesadillas?— le preguntó. Astrid entrecerró los ojos y Hiccup estuvo a punto de defenderla tal y como había hecho con Tuffnut, sin embargo, Dagur se adelantó. — Apa, pa, pa. — canturreó. — Las pesadillas que has tenido van aparte de la visión que tuviste, ¿cierto?— le preguntó, está vez sonando un poco más amigable, Astrid no cambió su expresión.

— Sí.

— ¿De qué tratan? ¿Te dice cosas?

Eso no le interesaba. Aun así, de todas formas, tomó aire, siendo honesta, no quería hablar de eso, no quería hablar de eso jamás. — Sí, pero no tienen nada que ver con todo esto. — Hiccup tuvo una chispa de curiosidad, ¿de qué trataban sus pesadillas? De hecho, justo hoy se había enterado que Astrid tenía pesadillas con él. El enterarse le había hecho un agujero en el corazón, eso explicaba sus ojeras, y el miedo que ella sintió ante su toque...

Diablos, su mano, ¿ella le había mentido? ¿Cómo se había hecho eso? ¿Él le había hecho esto? ¿La había... lastimado?

No podía ni siquiera pensarlo sin que le doliera la cabeza. Sin sentir rabia acumularse en el estómago.

Krogan notó eso. Había estado alternando de forma disimulada su mirada entre Astrid y Hiccup. La chica era importante, había logrado cambiar la expresión de Hiccup solo confesando algo, el chico se veía consternado, más que antes, pero también furioso.

— Mi padre te llamó. No suele llamar a personas a su cobertizo. — agregó Dagur, haciendo que Astrid entornara los ojos. — ¿Por qué?

Tampoco quería hablar de eso. Sin embargo, cuando estuvo a punto de mentir, notó los ojos de Dagur, y la mirada despreocupada de Viggo. No podía hacer eso, mentir sería meter a Hiccup en problemas. — Tuvo una visión... sobre mí. La tuvo de la nada.

Hiccup tampoco sabía eso, ¿qué era lo que ese sujeto sabía? La rabia volvió a acumularse, un poco más pesada esta vez.

— Eso es interesante. — Masculló Johann. — ¿De qué trataba?

— Un sacrificio. — respondió Astrid, sin mentir pero sin revelar nada. — Tenía que ver conmigo, pero no entiendo por qué.

Tampoco mentía.

Los jueces se miraron entre sí. Regresó la mirada a Hiccup, se veía herido, más que antes. Viggo sabía que no faltaba mucho para quebrarlo.

Si querían salvar su trasero, tenían que hacerlo.

Dagur giró hacia Astrid y finalmente en todo el juicio, le preguntó con seriedad. — ¿Todo esto te da miedo? ¿Hiccup te da miedo?

Astrid no tardó mucho en contestar, muy segura de sí. — No.

Mentía.

Dagur no hizo un gesto para delatarla, no movió ni un musculo y cuidó no mirar a Viggo Grimborn a la cara. A pesar de que Astrid había usado el tono más seguro que él haya escuchado jamás, uno tan convincente que seguro que ella misma se había convencido de su mentira, mentía.

Había un detalle, un tono delator, en la última nota de su frase, disfrazada, muy bien escondida... sin embargo ahí. Presente.

Era mentira.


Finalmente, le tocó a Hiccup estar en el estrado. Estar ahí, a la vista de todos, le generaba una sensación de ansiedad que estaba a punto de reventarle las venas.

— ¿Nervioso?— preguntó Dagur, Hiccup negó con la cabeza, no, sentía ansiedad, pero no era la de él completamente. — ¡Tranquilo, Hiccup! ¿Sigues siendo, Hiccup, verdad?

La pregunta sonó tonta, más si la sacabas de contexto, sin embargo, en vez de solo molestarlo un poco, lo molestó bastante, ¿se estaba burlando?

Asintió, con el rostro serio.

— ¡Muy bien!— celebró Dagur. — Ahora, háblanos de Simon, ¿puedes?

No. — No.

— ¿Por qué no?— preguntó Krogan.

— Tal vez no se siente con ánimos de hablar hoy. — conjeturó Dagur, colocando una mano en su barbilla, luego se puso serio, casi casi de la nada. — Escucha, quien quiera que seas tú. — dijo por primera vez en un tono amenazante y duro. Aterrador. — Deja de huir, y dinos quién eres, ¿qué es lo que buscas? Porque, podemos quedarnos aquí, todo el día, hasta que hables. — se acercó peligrosamente a la cara del castaño. — Me dicen Dagur el Degenerado, Simon, no quieres saber por qué.

Uy, qué miedo.

Parecía que Hiccup iba a hablar, fruncía el entrecejo, se veía más pálido que de costumbre, hacía gestos como si fuera a vomitar.

— Entonces, todo esto ocurrió en tu bautizo. — Continuó Dagur, tamborileando en el escritorio rítmicamente. — ¿Qué recuerdas de eso?

— No recuerdo nada. Solo sé que...— se miró la mano izquierda, la cicatriz que atravesaba su palma se veía ligeramente abultada, un poco más clara que la piel alrededor. — Solo recuerdo que estaba preparándome, y a punto de salir... Nada más.

— Tal vez el otro sujeto le impide recordar eso. Las transmutaciones pueden llegar a ser traumáticas si el huésped no acepta el proceso. — aventuró Krogan, Johann negó con la cabeza.

— No hay garantía de eso. Hay enfermedades mentales así, que actúan exactamente de la manera en la que este brujo está actuando ahora. — intervino Johann, se acercó a Hiccup, mirándolo con sospecha. — Hiccup podría tener una enfermedad mental, creo que nadie se ha dado cuenta de eso, ¿es un sujeto que va y viene? Solamente lo han visto cuando hay momentos donde las emociones de Hiccup son tan fuertes, puede tener trastorno de personalidad múltiple.

"Mi teoría es, a Hiccup debió pasarle algo horrible, un trauma, lo que sea. Su psique se dividió, y ahora usted y todos los demás creen que hay dos de usted. Por eso no pueden encontrarlo. Porque esa persona es usted. Es una personalidad diferente, pero no es ningún otro más que usted.

Hubo un momento dónde los murmullos volvieron. Fishlegs tuvo que admitir que, de hecho, ninguno contempló el lado psicológico de todo esto, el lado más mortal de todo. Un trastorno de personalidad múltiple, sí, eso sonaba mucho más lógico y menos aterrador que una "trasmutación".

Viggo, por su parte, entrecerró los ojos. No. Esto no era así. Esto no era una mundana enfermedad mental de mortales, si hubiese sido así, ¿cómo es que Hiccup no estaba bautizado? Debía ser el mismo cuerpo, ¿de dónde había sacado ese nombre?

— Simon existe.— habló Viggo, su voz sonaba relajada en vez de alterada, a pesar de esto, su voz se escuchó varias octavas más alta que los murmullos de la gente, atrayendo la atención de todos.— Se registró, y el Libro de la Bestia aceptó su nombre.— dicho esto, apareció un libro enorme en sus manos.— Si Hiccup hubiera inventado ese nombre, el libro no le hubiera permitido anotarlo.— dijo, rompiendo la teoría de Johann en el proceso.— No explica, tampoco, la ruptura del Orden, Hiccup no tiene una razón para romperlo... Tal vez este sujeto sí.

— ¿Y cómo planeas preguntarle?— Krogan señaló a Hiccup. — Si esto es real, si de verdad está pasando, ese sujeto no va a permitirle hablar.

Viggo, para horror de Hiccup, sonrió de lado, de forma casi perversa. Ni a él ni a Simón le gustaba esa expresión.

— Creo que sé cómo. Señor Haddock, ¿puede hablarnos de usted?— le preguntó, sonaba normal, extrañamente normal. La petición no era nada extraña, se lo pidió como si le hubiese pedido hacer un hechizo frente a toda la clase.

Sí, supongo que puedes hacer eso.

Me llamo Hiccup, hola. He vivido en Berk toda la vida, cumplí dieciocho, voy en último año de preparatoria y soy un brujo...

— Me llamo Hiccup. Hola. — se presentó con cierto sarcasmo en la voz, dirigido hacía Viggo únicamente.— Aunque, recientemente me di cuenta de que tal vez no soy quien creía que era.— agregó, siendo completamente honesto.— Mi casa es la única que está en la colina más alejada de la aldea... Mi madre se llama Valka Spellman, y mi padre...— se aclaró la garganta, ¿uh, cómo se llamaba? Gobber lo había dicho hace un rato, ¿por qué no podía recordarlo? No solo eso, temía dar una respuesta equivocada. — Mi madre es una bruja, mi padre es un mortal... Eso hace que yo sea mitad brujo y mitad mortal...— Dado que nadie hacía nada más que mirarlo fijamente, decidió continuar:

"No veía a mi madre desde hace seis años. Ya volvió. Pero no está aquí. — como siempre, pensó con amargura. Aunque no supo exactamente si había sido un pensamiento suyo. — En Casa, vivimos mi padre, Gobber y yo... oh, y Toothless. Mi padre es un hombre importante aquí...

Era. — le interrumpió de golpe Viggo. Hiccup le regresó la mirada, primero confundido y luego con algo de molestia.

Es. — respondió de vuelta Hiccup, entrecerrando los ojos.

— ¿No sabe que todo lo que se encuentra en el inframundo, está muerto, señor Haddock?— actuó Viggo con esa sorpresa burlona, como si se creyera más que él. Hiccup apretó los labios. — Está muerto. No hay nada que usted pueda hacer.

— Sí la hay...

— No. No la hay. Usted fue vetado de ahí, y necesita al tren para entrar. No hay forma de volver. Aunque pueda hacerlo, nada le garantiza que él quiera volver con usted. La muerte es más cómoda que vivir. — contradijo Viggo, observo el rostro del muchacho: tristeza, dolor, frustración, impotencia... Y rabia.

Necesitaba más de eso.

— Usted es así, señor Haddock. Cree que es diferente solo por su condición. — continuó Viggo, teniendo un ojo sobre la cara del joven. Si seguía por ese camino, dejaría de ver la de Hiccup y vería la de Simon. — Cree que con buscar en libros, aprenderse un par de hechizos o traer dragones aquí, sus problemas se solucionaran... Para usted no hay imposibles, ¿cierto? No hay distancia lo suficientemente larga, no hay itinerarios para el expreso al inframundo...— la temperatura estaba subiendo, las espinas se volvían mas filosas, por extraño que pareciera; soplaba viento frio, y las ventanas de la iglesia se tensaban, crujían sonoramente, amenazando con romperse o terminar de romperse. Justo como Hiccup se sentía en este momento.

"Para usted es tan fácil, se mete en problemas y los resuelve de forma tan sencilla junto con su pequeño y molesto demonio dragón, ¿recuerda la vez que casi borra la navidad? ¿O cuando hizo trampa en ese concurso de mortales? ¿Sabe por qué lo hizo?

Hiccup no pudo evitar desviar la mirada a Astrid por una fracción de segundo. Muchos no lo vieron, pero para Viggo, ese fue un gesto bastante obvio. Claro que se trataba de una chica, Hiccup era exactamente ese tipo de chico que se volaría los sesos por la chica de sus sueños, el tipo de sujeto que borraría la Navidad para evitar un intercambio de regalos en el que tenía que buscar el regalo perfecto (y, al no encontrarlo, cancelar la Navidad, claro), el mismo que, para conseguir un auto entraría a un concurso de gatos. El que para encajar con ella y ayudarle con su campaña de beneficencia se expondría a la dermatitis con un refractario de bronces en una iglesia consagrada. Sin importarle quemarla en el proceso.

Hiccup era exactamente como Valka. Y él tenía el mismo problema que ella tuvo.

Un mortal.

— Yo lo sé. — Viggo no esperó a que Hiccup le respondiera, ni siquiera esperaba una respuesta de él. — Lo sé muy bien. Por eso quería deshacerme de ella. — la señaló con la cabeza. Hiccup abrió los ojos con sorpresa, Astrid, por su parte, frunció el ceño, no estaba entendiendo mucho de lo que estaba hablando el sacerdote, pero se imaginaba que tenía mucho que ver con ella.— No solo es una distracción, es un peligro, y no digo que ella por sí misma lo es. Lo digo por lo que le hace a usted.

"Ventanas rotas, transformadores explotando, plantas de la nada, nevadas en otoño... esto no es natural. Usted lo sabe, y no le importa, ¿ella sabe que usted vivirá mucho más tiempo? El cuerpo de ella se desgastará con los años, el de usted, puede quedarse así para siempre si es lo que usted quiere, ¿sabe sobre nuestras costumbres? ¿Sabe las consecuencias de haber visto a un ángel a los ojos?

"¿Sabe lo escalofriante que es este mundo? Porque esto se puede poner todavía más escalofriante. Créalo.

"¿Lo saben sus amigos mortales, uhm? ¿Lo sabía su padre? Si van a pasar la vida entera juntos, ¿Cómo planean casarse?— le preguntó a Hiccup, quien palidecía cada vez más, los ojos empezaban a picarle, el estómago se le revolvía. El clima estaba cambiando demasiado rápido. — Usted es inestable, ¿no le da miedo siquiera estar cerca de ella? Porque debería, ¿qué tal si el siguiente ángel o demonio es más rápido? Digamos que le entierran una espada en el pecho, ¿la enterrara en su fosa de Caín...?

Cállate.

— ¿Y si ella llegara a enfermarse? ¿Lo haría también? ¿Si ella llega a morir de vieja, la enterrara? ¿Eso no la convertiría más bien en una mascota?

— ¡Astrid no es una mascota!— estalló Hiccup, levantándose de golpe, furioso. El suelo temblaba violentamente, alertando a todos. — ¡Usted no lo entiende porque...!

— ¿Por qué? ¿Porque no soy tan tonto como para enamorarme de alguien tan débil? ¿Tan mundano? ¿Por preferir no estar en una relación que está destinada a fracasar?

¡Basta!

— Esto no está llegando a nada, Viggo, deja al chico en paz. — intervino Gobber, Viggo alzó la mano para hacerlo callar. — Lo único que harás será...

Hiccup, calma, lo echarás a perder...

— Eres arrogante, Hiccup. — siguió, estaba a punto, estaba muy, muy cerca. Lástima por el trauma que le generaría esto. — Tanto que no puedes ver lo egoísta que eres, arrastraste a tus amigos a una muerte segura, solo para tu beneficio, los trajiste aquí, a un lugar donde no pertenecen, ¿y todo para qué? Para salvar tu pellejo.

— ¡No, no es así!

Hiccup, no, él quiere esto. Calma, calma...

— Los llevaste con los ángeles. De no ser por un golpe de suerte, ellos estarían muertos. Muertos, ¿lo comprende? Muertos por culpa suya.

"Tal como su padre.

— Viggo, esto no...

— ¡Tú hiciste eso!— señaló Hiccup, detrás, una ventana estalló. ¡Hiccup, es en serio! ¡Contrólate, maldita sea!— ¡Tú hiciste que mi padre...!

— Yo no lo hice voltear, señor Haddock. — intervino Viggo, lo recordó de forma tan fría, que le golpeó con todo en el pecho. A Hiccup le dolió aún más que cuando le clavaron la daga en el pecho. Diez mil veces más. — Yo no lo eché a perder. Yo no fui el que desconfió de ella. Usted lo hizo. Nadie más. Volteó, y ahora, un inocente está en el inframundo.

— ¡No, yo no...! Fue el otro...

Astrid y los demás intentaron ir hasta Hiccup, a quien parecía que le iba a dar un colapso nervioso. Estaba hiperventilando, tal vez le estaba dando un ataque de pánico. Uno real.

Viggo alzó un brazo y con eso, los mantuvo fijos en sus asientos. Nadie podía interferir.

— Usted es un error. Siempre lo ha sabido. Un error que estaba próximo a dañar. Y sí, quise deshacerme de usted desde el principio. Quería enviarlo a la dimensión más lejana, quería que fuera el problema de alguien más, debo admitir que me divertí bastante en el proceso. Puedo continuar haciéndolo. Le aseguro que no me rendiré hasta deshacerme de usted por completo. De la forma que sea. Es una promesa. — miró a Astrid, quien estaba consternada, como los demás por lo que acababa de decir. Aprovechando que no podía moverse, se le acercó, y sin más, le tomó del cuello.

Fue suficiente.

— Tal vez eres la clave de todo, ¿no es así?— le preguntó a Astrid, cuyo rostro estaba adquiriendo un tono sonrosado por la falta de aire.— Tal vez para quebrar a Hiccup Haddock tenga que quebrarte a ti primero.— apretó con más fuerza, Astrid le rasguñaba las manos, en vano.

— ¡ALEJATE DE ELLA!— bramó Hiccup, corriendo en su dirección, vidrios reventando, el suelo temblaba con más fuerza. Gritos. Lluvia. Calor. Nieve. — ¡SI LE HACES ALGO JURO QUE TE MATARÉ!

— ¡Sosténganlo!— ordenó Johann, Dagur lo sostuvo por los brazos. Oh, el chico no mentía, realmente estaba dispuesto a matarlo.

— ¡TE MATARÉ! ¡VOY A...!

De pronto, a media oración, todo se detuvo.

A un lado, Hiccup.

Hiccup se quedó mirando a la nada, con la boca abierta. Poco a poco fue relajando la expresión a una mucho más neutra. Viggo abrió los ojos con sorpresa al ver el rostro del chico, jamás había visto uno en blanco.

No podía haber rostros en blanco. A menos que el sujeto este muerto, claro.

"Hiccup" o lo que sea que era él en este momento, bajó la cabeza de golpe. Hubo un momento de silencio, en el que Viggo soltó a Astrid y la arrojó de vuelta a su asiento, Toothless se agazapó. Hiccup había dejado de oler como Hiccup.

— ¿Hiccup?— lo llamó el gato, dudoso.

El castaño alzó la cabeza, de golpe. Los ojos de un color verde eléctrico, que de la nada se apagó para volverse azules, los pasó por toda la habitación, luego sonrió de lado.

— No está disponible por el momento. — respondió, su voz sonaba exactamente igual. Pero distinta. Era distinta en un modo inexplicable e inquietante. — Supe que querían hablar conmigo.

"Bueno, ya estoy aquí. Buenas tardes, me llamo Simon.

Everybody's dead!


¿Cómo andamos?

La verdad es que tampoco es como que yo esté muy bien. No les voy a mentir, he pasado por unas semanas horribles. Una persona muy imporante para mi me mandó alv, terminé con mi novio, estuve en examenes, me dio un bloqueo de escritor de DOS semanas y no encuentro pacientes.

Sí, cosas que pasan. Pero tranqui, voy a salir de esto.

Y no me pienso ir, creo.

Además, puedo usar todo este dolor y frustración para escribir un poco mejor. Aunque deben tener un poco de paciencia, ya no me siento tan cómoda escribiendo fluff xd

Ando trabajando en una comisión super cul para halloween, ¿saben? me gustaría hacer como una tradición hacer un hiccstrid dark cada año, ¿ustedes qué piensan?

Les quiero, cuidense mucho, un abrazo.