Gotham
Enero 13, 2022
09:17 am
Robin sonrió mientras golpeaba el saco de boxeo y escuchaba a Wally despotricar acerca de su conversación que tuvieron con el Dick del futuro.
—Entonces dijo que Artemisa y yo vamos a dar clases en la universidad de Keyston, ¿no es eso genial? Además, nos graduaremos en Stanford. ¡Vamos a ir a la misma universidad! No puedo pedirle nada mejor a la vida. Este futuro no está tan mal después de todo.
Robin evitó decirle que en realidad no sabían nada acerca de ese futuro, después de todo habían estado viviendo de las migajas que sus otros yo dejaban escapar, y al ver que los cuidaban tanto de todo y de todos, bueno, su imaginación había creado mil teorías: desde una dictadura del gobierno, hasta la monopolización de los super héroes, o tal vez la Luz logró controlar la mente de todo el mundo esta vez... de acuerdo, tal vez estaba siendo demasiado paranoico, pero vivía con Batman así que no podían culparlo.
—¿Qué más sabes? —le dio cuerda para que siguiera hablando.
Wally le contó las profesiones de las versiones adultas de sus amigos con pelos y señales, tal vez incluso exageró un poco algunas partes mientras trotaba a un ritmo normal en la caminadora. Al parecer se habían reunido la noche anterior después de la cena. No quiso señalar que no se habían molestado en invitarlo porque él hizo sus propios descubrimientos y tampoco les mencionó nada al respecto.
—¿Megan psicóloga infantil? —hizo una mueca. No era muy fan de esos. Cuando recién llegó a la mansión tuvo que hablar con uno regularmente y habían complicado la adaptación a su nueva vida, más de lo normal.
—Si. Creo que es como el trabajo de Canario Negro, así que imagino que no debe ser tan malo —Wally le sonrió adivinando la razón de su disgusto. Ya había hablado con él de eso antes —. De Kaldur no sabemos nada, imagino que no hay universidades en Atlantis.
—¿Convertirse en Aquaman contará como graduación? —Robin preguntó dejando de golpear el saco de box.
Wally sonrió como loco deteniendo su trote. —¡Creo que sí...! —un segundo después estaba en el suelo porque olvidó apagar la máquina.
Robin se rio acostumbrado a que eso sucediera con regularidad. Fue a tomar un poco de agua mientras su amigo insultaba de forma creativa un objeto inanimado.
—¿Sabes? Tampoco sabemos a qué se dedica Dick... bueno, tú —Wally se levantó del suelo con la poca dignidad que le quedaba. A ese paso la dejaría toda en el futuro.
Robin tomó un sorbo de agua antes de contestar.
—Yo sí sé qué hace.
Wally corrió hacia él y tomó otro bote con agua.
—¿Ah sí? ¿Qué hace?
Se preguntó cómo reaccionaría Wally por unos segundos, jugando con la tapa de la botella en sus manos.
—Es policía.
Wally se atragantó con el agua.
Robin agradeció que no la escupió en él.
—¿Po-policía? ¿Un policía de verdad? —hizo una pistola con sus dedos.
—Un policía de verdad —repitió Robin —. Encontré informes de casos viejos entre sus cosas y una vieja credencial con mi nombre, mi foto y un número de autorización que creo que él piensa que perdió —se reservó el asunto del arma.
—¿Él te contó o tú lo descubriste?
—Yo lo descubrí —se sentó en la banca y suspiró —. Wally, te juro que ni siquiera sabía que quería trabajar con la policía hasta que vi mi nombre en esa credencial.
—Me lo imagino, seguro me desmayaría al ver mi título de Física de la facultad de ciencia de Stanford.
Robin sonrió. —Ni siquiera sé si voy a estudiar en la universidad, ¿sabes? Tal vez puedo escapar de esa tortura.
—Tienes un pre y post - grado en Ingeniería de Negocios en Oxford, o al menos eso dice el diploma colgado en la pared de tu departamento. No me consta —Damian atravesó la puerta, vestido con un pantalón de chándal y una camiseta desmangada. Se fue directo al equipo de lucha de maniquíes.
Robin no esperaba ver al pequeño insufrible hasta que los llamaran para el informe de misión y despedida, pero al parecer el universo tenía otros planes para él.
—¿Oxford? —Wally frunció el ceño hacia su amigo —. ¿Qué tienes en contra de las universidades locales?
—Hasta hace un momento ni siquiera contemplaba ir a una universidad, Wally —Robin se defendió —. Lo más probable es que Bruce me mande para allá.
—Bien podría haberte mandado a Stanford —rodó los ojos —. Queda en California, ¡dentro de nuestro país!
Robin sacudió la mano restándole importancia. Por lo que sabía, el enano se había inventado eso para fastidiarlo. Parecía que disfrutaba hacer eso con todos sus otros hermanos... Se detuvo al darse cuenta de que, a diferencia de Jason, no tuvo problemas en reconocer que el niño sería su hermano.
—¡Ya le digo!
Volteó a ver a Wally que parecía estar hablando solo. Él señaló su oído derecho.
—Para algo teníamos que usar estos comunicadores —el pelirrojo se encogió de hombros.
Robin se dio cuenta de que su comunicador lo dejó con el resto de su equipo en la mochila que les dieron.
—Los chicos dicen que la Zatanna del futuro está en la mansión y quieren ver qué le sacan, ¿vienes? —Wally le rodeó el hombro con un brazo.
—Seguro, pero aún no termino mi rutina, ve y luego los alcanzo.
El velocista negó con la cabeza con diversión.
—Algún día dejaras esa obsesión con cumplir tu rutina de ejercicios —le dijo despidiéndose.
—¡Te recuerdo que no tengo poderes! —le gritó, pero ya se había perdido por la puerta.
Se fue al equipo de gimnasia y sonrió al notar que su equipo especial aún estaba allí. Era un conjunto de equipo prácticamente exclusivo para gimnastas y acróbatas profesionales. Gracias Bruce, pensó antes de empezar su rutina acostumbrada.
Todo iba bien hasta que empezó a sentirse algo incómodo en los anillos paralelos. Miró hacia abajo y su centro de gravedad cambió completamente. Lo suficientemente como para desestabilizarlo y marearlo, y como consecuencia, resbalar.
—¡Grayson!
Escuchó su nombre mientras caía.
—UFF.
Alguien lo empujó en el aire y, cuando cayó al suelo, sintió amortiguada su caída sobre una colchoneta que no había estado en su punto de aterrizaje inicial. Se incorporó, asegurándose de no haber sufrido una lesión en algún lado. Afortunadamente no encontró nada más que un pequeño dolor en su costado por el impacto inesperado, nada grave ni molesto.
Un momento. Alguien lo empujó allí. Miró a su costado y se encontró con la mirada asesina de un niño de once años.
—¡Tienes que tener más cuidado! —lo regañó antes de levantarse, evaluándose a sí mismo como él lo hizo antes.
Robin parpadeó. Miró los anillos paralelos en el aire. ¿Desde cuándo estaban tan altos? Luego miró el punto donde tuvo que haber caído e hizo una mueca. Ese golpe hubiera dolido, y seguramente le hubiera costado mínimo un brazo roto... o el cuello.
Se puso de pie y siguió con la mirada al niño que regresó a su lugar de entrenamiento anterior, como si nada hubiera pasado.
—Gracias. Si no hubieras reaccionado rápido tendría un brazo roto. Con esos reflejos, debes ser un buen Robin —soltó sin pensar, sonriendo.
—tt —Damian rodó los ojos mientras seguía golpeando los maniquíes —. Soy el mejor Robin.
Él tomó eso como un desafío. Su sonrisa se amplió y se cruzó de brazos.
—¿Ah sí? ¿Quieres probarlo?
Damian detuvo sus golpes asesinos en el muñeco y alzó una ceja hacia él.
Casi se sintió insultado con la mirada. Tal vez era un talento que desarrollaban los asesinos entrenados por las sombras, Artemisa tenía esa misma mirada a veces.
—¿Cómo? —Damian resopló con burla ante la invitación.
—Oh, ya sabes —Robin se movió intencionalmente hacia la plataforma de pelea instalada en el suelo del gimnasio. Esta se activó de inmediato debajo de él con una luz blanca tenue. Pudo detectar un brillo travieso en los ojos verdes del niño al reconocer su intención —. Solo tienes que ganarle al Robin original.
—Padre no aprobaría esto —Damian señaló, pero aun así olvidó los maniquíes y entró en la plataforma de pelea quedando frente a él. Y Robin pudo ver el inicio de una sonrisa en la comisura de sus labios.
—Que importa —se encogió de hombros —. Solo tendrás una oportunidad para enfrentar mi versión de Robin.
Damian no necesitó más motivación.
—No vas a poder huir de ellos, Zee.
—Déjame fingir que sí, ¿quieres? —miró a Dick como si fuera su peor enemigo —. Además, me vas acompañar, ¿verdad?
—No lo sé —Dick se rascó la barbilla en un claro gesto sarcástico —. Yo he estado con ellos mucho más tiempo que cualquiera de ustedes, ya es hora de que me ayuden un poco.
Zatanna rodó los ojos con diversión. Estaba sentada en la sala de estar esperando a encontrarse con los chicos mientras Dick se burlaba de ella por su miedo a las preguntas que podían hacerle.
—¿Has hablado con la pequeña Zatanna? —él le preguntó, adivinando la razón de su nerviosismo.
—No... no a solas. ¿Tu con Dickie?
—Compartí habitación con él anoche así que sí, hemos tenido un par de conversaciones —se encogió de hombros.
—¿Cómo es?
Dick frunció el ceño por la pregunta extraña.
—Es decir, ¿es como tener una conversación contigo mismo o... es como si fuera alguien completamente diferente?
—Son individuos, Zee. Fuimos ellos, pero piensan muy diferente de lo que pensamos nosotros. De hecho, creo que mi pequeño yo no me soporta —soltó una sonrisa nerviosa.
—Vamos a cambiar mucho, ¿no?
—Bastante.
Zatanna se mordió los labios meditando si debiese decirle lo que hizo esa mañana, se preguntó si era la única que pensaba que podían hacer las cosas mejor, corregir los errores.
—Dick... ¿Si hubiera una forma de que los chicos regresaran a casa recordando todo lo que escucharon aquí... lo harías?
El semblante divertido y amable de Dick cambió a uno solemne y sereno, dándole a entender que él también había considerado esa opción.
—No lo sé. Bart vino a esta época para cambiar el futuro, y por lo que sabemos, lo logró, pero él no sabe qué tanto afectó su época, si para bien o para mal. Wally me ha hablado de las consecuencias de viajar en el tiempo con la intención de cambiar las cosas también, bajo un punto más científico, y sinceramente no son palabras muy alentadoras —suspiró —. La verdad es que no estoy dispuesto a arriesgar lo que me hace feliz por un "y que pasaría si..."
—Tienes razón —lo cortó —. Fue una pregunta tonta, no me hagas caso.
—No creo que sea una pregunta tonta, Bruce me preguntó lo mismo cuando se enteró, yo me hice la misma pregunta cuando los vi, y estoy seguro de que los demás también se la hicieron.
—Pero no te atreverías a hacer algo.
—Y tampoco dejaría que alguien más lo hiciera, no sin antes estar seguro que de verdad va a resultar en algo mejor.
Zatanna tragó saliva y sonrió ocultando todas sus inseguridades.
Se reunió con algunos de los chicos unos minutos después, al final la había dejado sola. Se sintió aliviada de que no la estuvieran esperando con preguntas incomodas, bueno, al menos para ella no eran tan incomodas. Artemisa le preguntó si tenía novio, a lo que ella dijo que sí, notó la mirada curiosa de su pequeña yo y Artemisa deseó que Robin lo hubiera escuchado, pero al parecer el Chico Maravilla no estaba muy interesado en reunirse con ella.
—¿Por qué terminaron tu y Rob?
—Artemisa —la pequeña maga regañó a su amiga.
—Tú también quieres saber, Zee.
—Todos queremos saber —Wally apoyó la moción.
La maga solo desvió la mirada en gesto de "obvio, pero no lo diré en voz alta".
Kaldur suspiró por el interés de sus amigos en la novelita. Se preguntó por qué no se fue con Conner a husmear el garaje, luego recordó que se había ido con M'gann y se resignó a seguir escuchando la novela, mejor eso que ser tercera rueda, pensó.
Zatanna suspiró, pero podía entender la curiosidad de los chicos.
—La verdad es que ni siquiera recuerdo por qué terminamos, pero fue algo mutuo.
—¿Él te engañó?
—¡Artemisa! —Zatanna regañó a su amiga de nuevo.
La Zatanna adulto rio divertida. Si la hubiera engañado, era probable que lo hubiera castrado. —No me engañó. Solo pensábamos diferente, éramos muy jóvenes y a medida que crecíamos fuimos expandiendo nuestros horizontes.
—Él los expandió con Barbara y tu con ese tal Zach.
La maga menor solo se palmeó la frente cansada de callar a su amiga rubia.
—Él conoció otras chicas y yo conocí otros chicos—Zatanna se encogió de hombros —. nada fuera de lo normal...
Una tos desde la puerta la hizo detenerse. Dick los miraba con expresión rara en el rostro.
—Te juro que estaba hablando bien de ti —Zatanna lo molestó, burlona.
Dick enarcó una ceja.
—Tu puedes hablarnos de ella si quieres —Wally dijo con una enorme sonrisa.
—¡Oye! —la Zatanna más joven se sintió traicionada.
—Un caballero no tiene memoria —Dick respondió sin dudar.
Zatanna rio. —No lo harán hablar.
—Tienes una labia... —Wally murmuró.
—Ya es hora de prepararnos. Vayan por sus cosas —les ordenó antes de que empezaran a interrogarlo. Ya no tenía fuerzas para negarse a nada.
La pequeña maga agradeció en su mente que haya decidido no decir nada respecto a ella. Quizá no la amara como Robin, pero era claro que la respetaba como mujer. Sonrió.
Una hora después.
—¡Alto! ¡Tiempo fuera, tiempo fuera! —Robin respiró pesadamente haciendo la señal de medio tiempo con sus manos.
—¿Qué? ¿Ya te rendiste? —pese a que el tono de su voz delataba molestia, Damian se detuvo.
—Dentro de unas horas iremos a una misión y necesito estar vivo para entonces.
Estaba bañado en sudor y sentía varios moretones inofensivos formándose en sus brazos y estómago. Su único consuelo era que Damian estaba en una condición bastante parecida.
Intentó tragar saliva y se dio cuenta de que tenía la garganta seca. Necesitaba hidratarse con urgencia así que tomó su botella y dio un largo sorbo esperando recuperar algo de energía. Acto seguido, se tiró en el suelo. También necesitaba sentarse.
—tt. Grayson tiene más resistencia que tú —se quejó, pero también tomó su bote con agua y se sentó a su lado.
—Lo siento, me faltan diez años para llegar allí.
Robin estaba algo asustado, y también impresionado. Había esperado una lucha difícil, pero no algo tan extremo como eso. Los golpes del niño eran expertos, completamente intencionales y controlados, incluso se dio cuenta de que se resistía a golpear de verdad, cuidando de no lastimarlo demasiado. Sonrió dándose cuenta de que, a pesar de su actitud hostil y presumida, era perfectamente consciente de que estaba frente a una versión más joven de su hermano mayor y que no debía recibir ningún daño permanente. Aun así, le dejó varios moretones.
—Quisiera saber... ¿Tú y yo nos llevamos bien?
Damian dejó de tomar agua abruptamente y lo miró.
—¿Por qué preguntas eso?
—¿Por qué estas a la defensiva? Solo intento conocerte un poco, y saber algo sobre nuestra futura relación de hermanos —lo empujó en el hombro en un gesto amistoso.
Damian miró el hombro donde lo había empujado antes de regresar sus ojos a él.
—Nunca vas a dejar de ser cursi.
Robin se desinfló ante eso y se rio. —Jason me dijo lo mismo ayer. Si dos personas lo dicen, debe ser verdad, supongo.
—Nos llevamos bien —Damian respondió tapando la botella en sus manos.
—¿Solo eso? —Robin estiró sus piernas en una posición relajada.
Damian pareció pensar su respuesta, como si estuviera escogiendo sus palabras con cuidado para evitar decir algo de lo que se arrepentiría.
—Eres insoportable, no puedes dejarme en paz en ningún momento y siempre estas dándome órdenes: "Damian no hagas esto, Damian haz lo otro, Damian pórtate bien, Damian no amenaces con un cuchillo a Tim". ¡Me tratas como a un niño!
—Vaya, esos son muchos "no lo hagas" —Robin abrió los ojos. Tal vez Damian sí lo odiaba después de todo —. Aunque el último consejo lo apoyo. ¿No te agrada Tim? —preguntó medio en broma, pero no le sorprendería si le dijera que no.
Damian chasqueó la lengua y desvió la mirada. Robin trató de leer su expresión, pero a parte de un ceño fruncido permanente y un sonrojo por la agitada pelea anterior, no pudo encontrar nada más.
—Puedes ser molesto, pero Drake es peor —volvió a hablar, pero no volteó a verlo —. Pero, en comparación, tú eres... aceptable.
Y Robin supo que tal vez ese era el mayor cumplido que le iba a dar el niño en su vida.
—A pesar de todo —Damian empezó otra vez —. Tú y yo fuimos los mejores Batman y Robin.
Robin abrió los ojos. Así que Damian iba a ser su Robin mientras él fuera Batman.
El niño al fin regresó su mirada a él y Robin lo vio todo reflejado en sus ojos: admiración, respeto, cariño... amor.
No pudo detener la sonrisa que se extendió en sus labios mirando al niño como lo que era: un niño. Jason les había dicho que era fácil olvidarlo, ahora sabía que era verdad. Lo juzgó mal al principio, el niño no dudó ni un segundo en detener su caída de los aros, evitó lastimarlo en serio durante su sparring y ahora podía ver el fantasma de una sonrisa dibujada en sus labios. El chico lo quería de verdad, pero no sabía cómo demostrarlo abiertamente.
Ahora lo único que quería era darle un abrazo y decirle que todo estaría bien, que se iba a encargar de protegerlo y darle todo el cariño que le robaron siendo tan joven.
—Ya quiero conocerte, ¿sabes? Y ser los mejores Batman y Robin como tú dices.
Pudo ver un pequeño sonrojo pintando sus mejillas mientras rodaba los ojos, fingiendo hastío.
—Como dije: nunca dejaras de ser cursi.
Robin no tenía problemas de vivir así. Miró el reloj colgado en la pared y se suspendió del suelo. Había llegado la hora de prepararse.
Atalaya
Enero 13, 2022
4:04 pm
Todos los involucrados estaban en la Atalaya, versiones futuras y pasadas. Superman, Batman, Flash, Constantine, y Canario Negro y flecha Verde también se habían unido al grupo. Superman al ser el líder de la Liga era más o menos su responsabilidad estar allí, Canario Negro se preocupaba sinceramente por los chicos al igual que Oliver y Flash, y Batman, bueno, dos de sus hijos iban a viajar al pasado; no había que preguntarle qué hacía allí.
El equipo original del presente estaba allí, por primera vez, vestidos con sus uniformes. Incluso Wally. Los únicos que se saltaron la etiqueta fueron Nigthwing y Damian que estaban usando su equipo furtivo sin logos ni colores representativos. A donde iban, ellos no existían, no podían arriesgarse a que alguien del pasado especulara sobre sus identidades.
Los chicos se habían ido a poner sus uniformes también. Cuando regresaron se quedaron anonadados al ver a todos con sus trajes de gala. Chico Flash sonrió al ver a su otro con su característico amarillo y rojo, y Artemisa aprobó en silencio el traje naranja con tonos negros de su versión adulta. Robin se sintió algo decepcionado de no poder ver cómo le quedaba su traje oficial, y curiosear el del nuevo Robin, pero les explicaron que era mejor que ellos no usaran nada tan representativo en el pasado y él estaba de acuerdo. Agradeció haberlos visto antes en la baticueva.
—Muy bien. Ahora les vamos a explicar cuál es el plan —Tim activó varias pantallas holográficas y empezó a explicar —: La única solución para enviarlos a su época, es que antes busquemos el dueño del maletín. El problema es que ese "agente" puede estar en cualquier época de la historia. Literalmente.
—¿Cómo lo encontramos entonces? —Rocket preguntó.
—¿Y dónde lo encontramos? —Chico Flash agregó.
—Más bien: cuándo —Robin terminó diciendo.
—No se tienen que preocupar por eso, ya lo encontramos —Jonh les respondió y miró a Tim.
Éste activó un mapamundi holográfico mostrando una línea de tiempo.
—Para ponerlos en contexto, iniciamos una búsqueda de los lugares en los que pudo haber estado el maletín haciendo una línea de tiempo. Descubrimos que antes de estar en Metrópolis en el 2011, estuvo en Moscú, Rusia del mismo año. Antes de eso no hay registro de un maletín con esas características. Ayudó el hecho de que la gema es bastante llamativa.
—Eso explicaría los mafiosos rusos —Chico Flash recordó.
Tim negó con la cabeza.
—No exactamente. Busqué coincidencias de algún tipo de mafia en la ciudad de Moscú, pero no encontré nada vinculante.
—¿Entonces quiénes eran? —Artemisa le preguntó.
—Digamos que los rusos que tenían el maletín eran algo así como mercaderes. Venden y compran cosas muy raras y costosas. Obviamente la gema del maletín les llamó la atención y estaban a punto de vendérselo a alguien. Si no estoy mal su misión era averiguar quién era ese alguien.
—Sí, y evitar el intercambio de ser posible —Aqualad complementó.
—Pero el comprador nunca llegó, o al menos nosotros no lo vimos —Señorita Marciana hizo una mueca. Fueron muy descuidados al inicio de esa misión.
—Aún no sé quién pudo haber sido el comprador, pero sé que oculta bien sus huellas así que tiene que ser alguien poderoso e influyente. Y en Metrópolis, el número de las personas con esas características se puede reducir con facilidad —Tim miró a Superman.
Éste alzó una ceja.
—¿En serio piensas que puede ser él? No me imagino a Lex comprando un simple maletín.
Tim levantó otra pantalla con una imagen clara del maletín. Hizo zoom a la gema.
—Pensé lo mismo, pero Lex es ambicioso, especialmente con las cosas raras. Si vio la gema del maletín es casi seguro que logró interesarse por ella. Recordemos que él sabe que la magia existe. Por supuesto, eso es solo una hipótesis.
Hizo una pausa para ver si alguien agregaba algo, pero al ver que todos parecían ansiosos por más información, continuó.
—El maletín no tiene rastros después del 24 de febrero del 2011, que es de la época de dónde vienen ustedes —miró a los chicos antes de suspirar —, al menos no hasta el 13 de julio del 2012 —amplió el mapa revelando el lugar de destino de su próximo viaje —. Con un hechizo de rastreo poco convencional, Constantine logró encontrar al dueño del maletín gracias a los rastros que este dejaba cada vez que se abría... o al menos eso fue lo que entendí.
—Es una buena explicación —el hechicero acordó —. Ahora, lo único que deben hacer es ir a la Isla Infinito, al 13 de julio del 2012, rescatar al dueño del maletín, que lo más probable es que esté encerrado en una mazmorra, y después; él arreglará la línea de tiempo. La única condición es que eviten a toda costa enfrentarse con quien sea en esa isla. Los enfrentamientos podrían ser... no astrous.
Miró a los chicos. Todos estaban serios y parecían comprender los riesgos. Eso, o los había asustado hasta el punto de que se pusieran pálidos. Robin ni siquiera reaccionó al uso de su palabra.
—Y pensé que yo era un mal motivador —Jason murmuró. Con ese discurso cualquier otra persona hubiera salido corriendo del miedo.
Dick se aclaró la garganta y activó una nueva pantalla holográfica, mostrando un mapa 3D de la isla. Todas las anteriores desaparecieron a excepción del mapamundi.
—De acuerdo, esta es la Isla Infinito. Con Damian y Jason intentamos reconstruirla lo más parecida posible a cómo debería verse en esa época —se aseguró de que todos le estaban prestando atención antes de continuar —. La isla tiene cámaras instaladas en todos los sitios: árboles, bajo el agua y, por supuesto, el interior del castillo. Según Damian, los puntos ciegos son muy pocos, pero están cubiertos por otro tipo de vigilancia: sombras —señaló cada punto en el mapa —. Creemos que nuestro misterioso agente está en una de las celdas del castillo, Damian apuesta a la prisión cerca de la cámara principal —una vez más señaló el punto —. Una vez que lleguemos allí, tenemos que dividirnos en grupos de dos y revisar cada celda. En total son cincuenta —en el mapa se enumeró cada celda y así pudieron calcular la distancia a la que se separarían.
—El problema con la cámara principal es que es donde normalmente merodean los pesos pesados, Sensei incluido. Y, bueno, también mi madre y el abuelo —Damian agregó como si nada.
—Estamos jodidos —Artemisa murmuró.
—La idea es evitarlos a toda costa —Dick continuó —. Con un poco de suerte no nos vamos a encontrar con ninguno de ellos... ¿Están bien? —alzó una ceja al ver la quietud de los más jóvenes.
Chico Flash levantó la mano.
—¿Si, Wally?
—Yo me perdí cuando dijiste: "No hay puntos ciegos". ¿Cómo rayos vamos a llegar vivos a la cámara principal?
Dick se rasco el cuello y suspiró.
—De acuerdo. El asunto con eso es que no tenemos ni idea de en donde exactamente nos va a escupir el maletín. Puede ser en el bosque o... en cualquier otro lugar de la isla.
—Entonces no tenemos un plan —Kaldur concluyó.
—Tenemos un plan, pero si es necesario, tendremos que modificarlo cuando estemos allí —Dick aclaró —. Lo que sí sé es que lo primero que haremos cuando lleguemos será bloquear las cámaras o cualquier otro sensor de movimiento que pueda identificarnos.
—¿Cuáles serán las parejas para revisar las celdas? —Superboy preguntó.
—Artemisa irá con Robin, Chico Flash con Aqualad, la Señorita Marciana con Zatanna, y Rocket con Superboy. Damian vendrá conmigo.
—Me pregunto por qué —Jason murmuró.
—Porque ninguno de ellos ha trabajado con Damian antes —Dick le respondió. Jason se removió incomodo y Damian sonrió burlón —. ¿Alguna otra duda?
Chico Flash levantó la mano de nuevo. —¿Quién llevará el maletín?
—Tú —Dick le sonrió —. Una vez que lleguemos, tú serás el responsable de cuidarlo.
El joven velocista parpadeó confundido.
—¿Por qué yo?
—Porque eres el más rápido —Dick se encogió de hombros —. Quien sea que encuentre primero al agente tiene que avisarle al resto por medio del enlace mental. Tu tendrás que regresarle el maletín a ese agente.
—Ah. No me siento presionado en lo absoluto —el pelirrojo estaba sonriendo, pero se veía algo forzado.
—Tranquilo, todo estará bien —Dick le sonrió confiado —. Bueno, eso sería todo. Creo que llegó la hora de... decir adiós.
Dick tomó el maletín y se lo entregó a Damian mientras los chicos miraban a sus otros yo con cierta duda. Realmente no sabían que decir o si deberían decir algo en lo absoluto. Al fin y al cabo, desde que llegaron, la idea era regresarlos a su época de inmediato y todos se la habían pasado quejándose. De alguna forma parecía hipócrita tener una despedida emotiva en ese momento.
—Ay por favor, vengan acá —Zatanna envolvió a su pequeña yo en abrazo apretado. La maga menor se sorprendió, pero aceptó el gesto —. Regresa a casa, saca buenas notas, no le saques canas verdes a Dinah y a Bruce... sé una buena chica, ¿sí? Como lo fui yo —bromeó guiñándole un ojo.
—Voy a hacer todo lo contrario a eso, ¿verdad? —la niña entendió el sentido detrás de esos consejos.
—Como lo vas a olvidar todo... sí —la abrazó de nuevo —. Solo quiero que seas feliz, que todos lo sean.
La joven Zatanna fingió no detectar cierta preocupación en la voz de su otra yo y correspondió el abrazo.
Con los demás estaban pasando escenas parecidas.
Conner y Megan habían acorralado a sus pequeños yo. Megan los abrazaba como si no hubiera un mañana.
—Fue raro verlos —Conner empezó —. Pero a la vez fue lindo recordar esos años donde todo nos parecía tan fácil.
—Si nos dieran un dólar por cada vez que hemos escuchado eso desde que llegamos aquí, podríamos ir de vacaciones a Disneyland en el verano —Superboy dijo ya un poco cansado del mismo discurso.
Mientras los adultos reían Superman se acercó al grupo con una sonrisa y le puso una mano en el hombro al más joven clon.
—Espero que todo salga bien en su misión y... espero que este futuro haya llenado sus expectativas.
—¿En serio eso es lo que quieres decirme? —Superboy alzó una ceja y la marciana más joven le dio un codazo —. ¿Qué? No estamos llevando bien en nuestra época, creí que nos llevaríamos mejor en el futuro —él se defendió. Esperaba unas palabras más sinceras de parte de su llamado hermano mayor.
Superman soltó una risita nerviosa y asintió.
—Tienes razón.
Entonces, de un momento a otro, el joven viajero se vio envuelto por un par de brazos fuertes y cálidos. Superboy parpadeó, su relación había mejorado mucho desde año nuevo, pero nunca lo había abrazado así. Sonrió y aceptó el gesto sin rechistar.
Una joven M'gann sonrió ante el intercambio mientras los otros dos adultos compartieron una mirada cómplice.
Wally y Artemisa por su parte no sabían que decir a parte de lo obvio, además, lo iban a olvidar. Por lo que sabían toda la despedida era una pérdida de tiempo, pero sus pequeños yo se merecían una última explicación.
—¿Son felices?
La pregunta del joven pelirrojo los descolocó por un momento.
—Creo que lo que Wally quiere decir es que, a pesar de que dejaron atrás la vida de héroes... ¿No se arrepienten ni por un momento? —la Artemisa más joven aclaró, y Chico Flash asintió.
Wally suspiró.
—Chicos, lo cierto es que nunca van a poder dejar esto. A Artemisa la criaron entre arcos y peleas ninja, y yo tengo estos poderes que yo mismo provoqué haciendo volar mi laboratorio de ciencias —sostuvo los hombros de su pequeño yo y sonrió —. Nunca vas a dejar de ser un héroe. Nunca vas a dejar de correr.
—¿Ese es el mejor discurso inspirador que se te pudo ocurrir? —el chico se burló y Wally le dio un sape en la cabeza. Un segundo después le dio un abrazo.
—Tu siempre vas a ser de las mejores etapas de mi vida... aunque ahora me doy cuenta de que era insoportable.
—Pórtense bien en esa misión, ¿sí? —Artemisa intervino abrazando a la rubia adolescente —. No les recomiendo hacer enojar a Dick.
—Si... también cuídenlo, y cuídense entre ustedes. Queremos seguir existiendo —Wally agregó pasando un brazo sobre los hombros de su esposa.
—Lo que Chico dijo —Flash también se acercó al intercambio sin ninguna invitación y le revolvió el cabello al joven velocista —. Regresen a su época con bien, tienen toda una vida por delante todavía.
—¡Tío! —Chico Flash se sonrojó por el cariño público, pero eso solo hizo que la sonrisa de Barry se ensanchara y lo envolviera en un abrazo.
—Eres un gran héroe, Chico. Que nadie te diga lo contrario. Tú sólo puedes salvar al mundo si te lo propones.
El joven pelirrojo parpadeó varias veces para disipar las lágrimas que empezaron a empañar sus ojos y asintió escondiendo la cara en el pecho de su tío.
—A mí nunca me dijo algo tan bonito —Wally se quejó.
—Él eres tú, bebé —Artemisa le recordó.
—Si, pero no me acuerdo.
La arquera más joven por su parte se empezó a sentir algo fuera de lugar hasta que sintió una mano sobre su hombro. Una mano que reconoció bien. Se volteó y le sonrió a la versión envejecida de su mentor quien le sonrió de vuelta con nostalgia.
—¿Vas a llorar, Ollie?
—No —se sorbió la nariz después de decir eso y Artemisa rodó los ojos, para después envolverlo en un abrazo.
—Eres el mejor, Ollie.
Oliver se rindió después de eso.
Los Kaldur y las Raquel en realidad solo estaban parados esperando a que todos terminaran de despedirse. Para sorpresa del más joven atlante, fue Dinah quien lo envolvió en un abrazo amistoso.
—Debí saber que ustedes dos no son exactamente... emocionales —ella dijo divertida contemplando la solemnidad de los muchachos acuáticos.
—Creo que no hay nada que decir —Kaldur sonrió y le puso la mano en el hombro. Aqualad asintió de acuerdo.
Raquel sonrió ante la imagen. De hecho, tomó una foto. Rocket rio ante la iniciativa de su versión adulta y le pidió que le mostrara la foto. El joven Kaldur podría pasar como hijo del atlante mayor.
—Para la posteridad, ya que nosotros si vamos a recordar esto —Raquel dijo agitando su teléfono. Le mostró la foto a los Kaldur y estos sonrieron.
Robin se rascó el cuello sin saber qué decir. Era algo raro en él, siempre sabía qué decir, incluso hablaba de más en ocasiones.
Jason le rodeó los hombros con su brazo.
—Bueno, pequeño Golden Boy, ya conociste tu futuro. Sabes que mínimo vas a vivir hasta los veinticuatro, sabes que tres hermanos menores van a invadir tu casa, sabes que te vas a casar; algo importante —una sonrisa iba apareciendo en los labios de Robin a medida que enumeraba más cosas —. Y, eso no sé si lo sabías, pero económicamente no estas nada mal tampoco...
—Eres insoportable, pero supongo que aprenderé a quererte cuando te conozca —Robin negó con la cabeza y lo envolvió en un abrazo.
Jason se congeló al principio e hizo una mueca, tratando de ocultar una sonrisa.
—Siempre sales con una tontería cursi. Qué bueno que ya te vas, con uno como tú me basta —sus palabras no tenían fuerza ya que correspondió el abrazo sin rechistar. Le revolvió el cabello cuando se separaron —. Por todas esas veces que arruinaste mi peinado.
Robin ya se había acostumbrado a que todos le hicieran eso.
—Eres un gran hermano mayor, Dick —Tim no tuvo reparos en iniciar el abrazo con el muchacho —. Cuídate en esa misión y permite que nuestro Dick Grayson regrese entero.
Robin asintió, no tenía sentido que le dijeran nada más, ellos ya tenían a su versión adulta para decirle cosas bonitas.
—Cuídate, héroe —Barbara también le revolvió el cabello ligeramente antes de devolver algo que le quitó —. Creo que estos son tuyos.
Robin tomó sus guantes y no tardó en ponérselos.
—Por un momento creí que me iban a devolver sin ellos.
—¿Estás loco? Los vas a necesitar —ella le sonrió con ternura.
—Si lo sigues viendo así, me voy a poner celoso —Dick le susurró al oído.
Ella rio y lo volteó a ver.
—Tú también cuídate, ¿sí? —le acarició le apartó un mechón de cabello de su frente. En otra circunstancia hubiera intentado una despedida más personal, pero respetaba a los chicos que los observaban de reojo, especialmente a la pequeña Zatanna.
—¿Te preocupas por mí? —él le hizo la broma de siempre.
—Nah, pero tienes que regresar y mostrarme una foto del baby Damian, así que más te vale que regreses vivo.
Él rodó los ojos sin dejar de sonreír. —Estaré bien, lo prometo —le dio un rápido beso en la frente.
—tt —Damian hizo una mueca de asco ante las cursilerías de todos hasta que Jason le clavó los ojos encima y sonrió burlón.
—Tú también regresa entero, enano. Y Dick, es importante que recuerdes la foto que dijo Barbie.
Dick aintió ante el acuerdo al que todos habían llegado antes de la reunión informativa. Damian negó con la cabeza con vehemencia.
—¡Que ni se te ocurra, Grayson!
—Es hora —Batman detuvo las despedidas poniendo la mano en el hombro de su hijo antes de empezaran un escándalo. Él levantó la cabeza para ver a su padre y sintió un ligero apretón en el agarre de su hombro. Sabía que era su forma de decirle que se cuidara... y que se callara.
Dick asintió y llamó a los demás para que se acercaran. Los que tenían que quedarse se alejaron del grupo.
Los mayores en la sala se miraron entre ellos, tenían sentimientos encontrados. Desde que los chicos habían llegado allí lo habían visto como un problema que tenía que ser resuelto en brevedad, pero mentirían si dijeran que no habían aprendido tan siquiera un poco de sus viejos yo, habían crecido tanto que se habían olvidado por completo de lo que había significado para ellos ese equipo, las amistades que se habían formado allí. Tal vez era momento de retomar viejas costumbres.
Dick le puso una mano en el hombro a Damian que hace rato tenía el maletín en sus manos.
—Cuando estés listo, Dami.
Damian lo volteó a ver antes de asentir y abrir el broche del maletín. Los chicos tuvieron un deja-bu cuando fueron absorbidos por la luz blanca proveniente de la gema. El resto de las personas en la sala de juntas de la Atalaya miraron el espacio vacío donde antes habían estado diez personas.
