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Retrospectiva

Isla Infinito

2012

Él era un gran agente. Su trabajo consistía en resguardar la línea de tiempo, vigilar que nadie ajeno pudiera hacer cambios demasiado importantes, excepto aquellas cosas que estaban destinadas a pasar (no eran los únicos que podían viajar en el tiempo después de todo).

Él amaba su trabajo, por eso cuando le asignaron una nueva misión su actitud había sido positiva en todo momento. No importaba a donde lo mandaran, él cumpliría con su trabajo.

En su campo no existía tal cosa como el favoritismo o la benevolencia. En ocasiones tenían que permitir que un niño se quede huérfano, otras, incluso tenían que provocarlo. Hasta las personas malas estaban destinadas a nacer en diferentes puntos de la historia, y eso era algo que los humanos nunca iban a comprender. Cada quien jugaba un papel en el plano existencial. Debían cumplir ciertos propósitos.

Cuando le dijeron que algo causaría una fluctuante en el tiempo y que tenía que ir a ese lugar y tiempo a averiguar qué era lo que la causaba, nunca se imaginó que él sería parte de esa fluctuante. Cuando llegó a su destino, se llevó la sorpresa de su vida cuando un anciano experto en artes marciales lo atacó. Después se dio cuenta de que aparecer justo en su lugar de meditación había sido una mala idea. Se confió demasiado, y ese fue su primer error.

Él sabía pelear, pero solo peleaba para defenderse no para matar. El Sensei por su parte no tenía reparos en intentar agarrar su cuello y torcérselo. Su maletín salió volando lejos de él antes de que se diera cuenta. Ese fue su segundo error.

Él conocía a su atacante, sabía que era un excelente combatiente. Pero fue lo suficientemente confiado como para subestimarlo y ahora le estaban dando una paliza.

El Sensei logró someterlo después de varios intentos de escape para poder recuperar su maletín que estaba atrapado entre unos arbustos. Olvidó parcialmente a su oponente intentado recuperarlo, pero el Sensei no se sintió bien que lo ignoraran así que lo levantó del cuello de su camisa haciendo que sus pies se elevaran unos cuantos centímetros del suelo.

—Pierd-des tu tiempo. N-no puedes...matarme —su aire se estaba cortando por el agarre del abuelo ninja (como él lo había adoptado, aunque conocía su nombre). Pero lo que le dijo era verdad, no podía matarlo, al menos no sin que una fuerza misteriosa interviniera antes. Nada fuera de lo normal ocurría así que supo que estaría bien.

—¿Quieres apostar? —el "abuelo ninja" apretó más el agarre en su cuello y, antes de que se lo quebrara, un rayo de luz le disparó de la nada haciendo que lo soltara. Cayó de rodillas al suelo mientras recuperaba el aire perdido por el ahorcamiento improvisado. El abuelo ninja estaba en el suelo a unos metros lejos de él.

—Te dije... que no podías matarme...—se levantó y miró en dirección de donde había venido el rayo de luz. Allí tenía que estar el maletín.

El abuelo ninja se levantó inspeccionando el lugar donde debería haber una herida, pero no había nada. Miró a su oponente y lo vio caminando con dificultad hacia la orilla del riachuelo.

—¿Quién diablos eres? —el sensei se levantó sin mayor dificultad y atacó de nuevo al viajero, logrando derribarlo. Puso el pie sobre su cuello —. No puedo matarte, pero apuesto a que puedo dejarte inconsciente.

El agente abrió los ojos con sorpresa antes de que todo se volviera oscuro para él. No podían matarlo, pero si podían dejarlo inconsciente, aunque realmente nunca lo habían intentado; no había tenido que ir a un lugar tan hostil como ese en sus misiones anteriores, por lo menos ya sabía que causaba la dichosa fluctuación del tiempo en ese lugar.

Cuando despertó, un dolor de cabeza intenso le dio los buenos días, estaba en una especie de celda de tres paredes de ladrillo totalmente desnudas, miró la puerta de metal frente a él y gimió, frustrado. Inspeccionó mejor el lugar y notó que en la pared del centro había cadenas colgando. Agradeció mentalmente que no hayan tenido la necesidad de amarrarlo a ellas.

Ahora sabía que la fluctuación del tiempo había sido en parte su responsabilidad, no tenía el maletín con él y quien sea que lo abriera de allí en adelante haría viajes al alzar a través del tiempo y el mundo hasta que la gema lo encontrara en esa época de nuevo, incluso podían viajar y perder el maletín sin que sen cuenta, pero imposible que alguien fuera de él supiera eso. Si nadie lo llegaba a usar podrían rescatarlo con facilidad, pero algo le decía que eso era imposible, los humanos eran demasiado curiosos.

Gruñó y se sentó en el suelo polvoso. No podía hacer absolutamente nada más que esperar.


—¿Me estás diciendo que este maletín, te disparó un... "rayo"? —Ra's no era una persona incrédula del todo, él sabía mejor que nadie que algunas cosas no podían ser explicadas de forma lógica, pero lo que le decía su sensei sonaba como un mal chiste.

—En efecto, mi señor. Sé que suena descabellado, pero ese muchacho no es una persona normal.

Ra's miró la pantalla frente a él que mostraba a su nuevo prisionero. El muchacho, que no aparentaba tener más de treinta años, parecía relativamente tranquilo a pesar de estar encerrado en una celda.

—¿No sabemos quién es?

—Nunca en mi vida lo había visto, mi señor. Tampoco me explico cómo pudo entrar. Literalmente apareció de la nada.

Ra's miró el maletín en cuestión y por un momento se tentó a abrirlo y averiguar qué es lo que contenía, pero se abstuvo por la historia que le había contado el Sensei. Por lo que sabía esa cosa tenía algo que protegía a su dueño, no quería arriesgarse a que algo raro le pasara solo por curiosear.

—Guarda el maletín y manda a interrogar al muchacho, quiero saber quién es y qué hace aquí.

—Sí, mi señor —Sensei hizo una corta reverencia antes de tomar el maletín y salir del cuarto de monitoreo.


Cuando enviaron a alguien para interrogarlo no se sorprendió, pero sí se sorprendió de que fuera ella de todas las personas en esa isla.

—Hagamos las cosas fáciles, yo pregunto, tú respondes. Y más te vale que me respondas con la verdad —la hija de la cabeza del demonio se paró firme frente a él. Era muy imponente sin duda, y también muy peligrosa. Sabía que si fuera un humano común y corriente podía matarlo fácilmente si lo deseara... y ahora que no estaba su maletín cerca de él, bueno, prefería no pensar en eso.

—Me gusta contestar preguntas, pero me gusta más hacerlas —él le respondió con tranquilidad.

Ella no se inmutó.

—Créeme, lo mejor será que colabores.

Él sonrió. Tal vez se podía divertir un poco.


Isla Infinito

2012 - 2011

Hora desconocida

Black Spider era curioso por naturaleza, así que cuando vio un maletín entre las armas decomisadas se sorprendió y se preocupó un poco por la cordura de la persona que lo había puesto allí. ¿Quién utiliza un maletín como arma? Él tomo el maletín para inspeccionarlo. Notó la gema brillante en el broche donde debía abrirse y él sucumbió a la necesidad de averiguar qué había adentro.

Lo siguiente que supo es que ya no estaba en la sala de armas del castillo, ahora estaba en medio del bosque y aparte de todo también era de noche, juró que escucho el aullido de algún lobo cerca de él. Parpadeó varias veces, desconcertado y confundido como muy pocas veces en su vida, así que su primer impulso fue intentar abrir el maletín de nuevo y así lo hizo.

El asesino con poderes arácnidos no supo lo que pasó, solo recordaba haber ido a la sala de armas decomisadas, pero sin saber su propósito en el lugar. Se rascó el cuello en confusión y salió de la sala sin recordar haber visto un maletín y aparecer en medio de la nada por la noche después de abrirlo. Tampoco supo que, sin querer, además de haberse transportado de lugar también había viajado un año atrás en el tiempo, y mucho menos se dio cuenta de que el maletín no regresó con él.


Isla Infinito

Enero 05, 2011

10: 36 pm

Dead Shot salía de la Isla después de recibir uno de sus muchos trabajos, "encuentra a alguien y mátalo", lo de siempre.

La Isla estaba solitaria por la noche, los asesinos que se encargaban de la seguridad estaban escondidos en algún lugar aprovechando las sombras que la oscuridad les brindaba. La única razón por la que no lo atacaban era porque, al menos en esa ocasión, estaban trabajando para el mismo jefe. Cuando en su camino se atravesó un maletín de aspecto sospechoso, detuvo su andar y miró hacia todas las direcciones para ver si se trataba de algún tipo de trampa, al no ver nada fuera lugar se acercó con cautela al objeto en cuestión. Muy pocas veces en su vida se había dejado llevar por la curiosidad, pero había algo en ese maletín que lo llamaba de cierta forma.

Lo levantó del suelo e inmediatamente notó la gema en el broche, él sonrió y negó con la cabeza al saber que la gema era de procedencia magia, y si no era así, no estaba dispuesto a comprobarlo. Si había algo que aborrecía, era la magia, sin importar de donde viniera, así que en lugar de abrir el maletín pensó que podía sacar un par de billetes con él. Sonrió ante su idea y se lo llevó con él, a su próximo destino: Rusia.


Moscú, Rusia

Año 2011

Comprar un maletín no había sido su mejor inversión, pero al ver la gema ciertamente había despertado la curiosidad en el coleccionista ruso, pensó que podría revenderlo a un pecio considerable con una buena historia de fondo. Nadie dijo que tenía que ser verdadera la historia. Además, algo le decía que esa gema definitivamente tenía que valer más que lo que había pagado por ella.

El encuentro con alguien tan poderoso como Lex Luthor, había sido una mera coincidencia y el mencionarle sobre su más nueva adquisición no había sido con el propósito de que aceptara comprarlo, pensó que Lex no era ese tipo de hombre, de hecho, se sorprendió cuando accedió a ver el maletín y se sorprendió aún más cuando le dijo que quería comprarlo a un excelente precio, uno mucho más grande que él había pagado en un inicio. El coleccionista ruso no dudó en aceptar el trato, pero no le dio el maletín en ese momento, sino que decidió pactar una fecha y un lugar de entrega. Si el maletín era tan valioso como lo que le estaban pagando, lo entregaría bajo sus propios términos.

La entrega sería el 24 de febrero, en Metrópolis.


Isla Infinito

Julio 13, 2012

10:18 am

Dick quería vomitar. Había sido mala idea comerse ese sándwich antes de irse a la Atalaya. Por lo menos tenía un consuelo: todos tenían la cara verde como él.

—Olvidé por completo esto —Robin se quejó respirando profundo para disminuir el mareo. Los demás estaban en una posición parecida, sentados en el suelo con las cabezas entre sus rodillas.

Claro, la primera vez que viajaron sufrieron de mareos por unos minutos, pero no se les cruzó por la cabeza que podía ocurrirles de nuevo. Solo otra pizca de mala suerte a su ya accidentada semana.

—¿Dónde estamos? —Kaldur miró a su alrededor, tratando se ubicarse, pero no se esperó ver una habitación lujosa y amplia. Las paredes estaban pintadas de un amarillo pálido y había un gran ventanal con cortinas por el que se filtraba una brisca fresca y algunos rayos del Sol, sin mencionar la cuna en medio de la habitación. Él creía que iban a aparecer en una isla de asesinos, no en una especie de hotel.

—Mierda. Esto tiene que ser una maldita broma.

Tampoco pensó que iba a escuchar a Dick decir tantas malcriadeces juntas.

Mientras los chicos procesaban donde estaban parados (más bien sentados), Dick ya había adivinado donde estaban exactamente y empezó a hacer su trabajo con las cámaras y los sensores de movimiento. Fue sorprendentemente fácil, claro que el hecho de que su tecnología fuera mas avanzada lo ayudó bastante. Ahora podía dejar de preocuparse por las cámaras, pero primero tenían que salir de ese cuarto antes de que la madre llegara a revisar a su bebé.

—Señorita M —la llamó señalando su sien.

M'gann aún estaba algo mareada, pero aun podía usar sus poderes.

Enlace establecido.

Damian gritó y se sostuvo la cabeza al escuchar la voz de la marciana en su mente.

Damian, sé que esto es nuevo para ti, pero no puedes hablar en voz alta, ¿entiendes? —Dick intentó tranquilizarlo. Sabía lo celoso que era el niño con... bueno, todo.

Esto es una invasión extrema a la privacidad —Se quejó, olvidando momentáneamente su mareo. Cuando se puso de pie, se acordó de él, pero lo ignoró cuando reconoció su vieja habitación en el castillo. No pensó que llegarían a ese punto tan rápido.

Vamos chicos, no podemos quedarnos aquí mucho tiempo —Dick los presionó.

Todos se levantaron sintiéndose un poco mejor, aunque no totalmente recuperados. Dick activó en su guante el mapa holográfico que descargó después de hackear las cámaras y los ubicó rápidamente.

Las buenas noticias es que ya estamos dentro del castillo.

—¿Cuáles son las malas? —Conner preguntó tratando de adivinar donde estaban exactamente.

Que estamos en el ala opuesta a la prisión. Vamos a tener que arreglárnoslas para salir de aquí sin que nadie nos vea —Dick dijo acercándose a la puerta de doble hoja —. Superboy, ¿escuchas algo afuera?

Conner agudizó su oído y apagó todos los sonidos a su alrededor que no importaban. El suave sonido de las cortinas que se movían con el viento susurrante. El murmullo de las alas de algunas aves en el bosque de afuera y las mismas respiraciones y latidos de sus amigos. Detrás de la puerta no escuchaba nada, pero al fondo de lo que él pensó era un pasillo, pudo escuchar un par de botas deslizándose contra el mármol del suelo. Amplió un poco mas su rango y pudo escuchar el latido del corazón de esa persona... no, eran dos latidos. Error, eran cuatro en total.

Hay dos personas al final del pasillo izquierdo y dos hacia el derecho, pero se están separando y se mueven constantemente como si estuvieran marchando dentro de una misma distancia.

Guardias —Robin adivinó —. No deberíamos pelear —miró a su otro yo esperando su instrucción.

—No es...

Todos miraron al chico más joven del grupo con reprimenda.

Esto es molesto —Damian se quejó, retomando el enlace mental —. Como sea, les iba decir que no es necesario que peleemos, los desmayaremos sin que se den cuenta. Mas que guardias son niñeras —explicó mientras tomaba el maletín que había caído cerca de él y se lo entregó a Wally —. Eres el encargado de esto, ¿no?

¿Quién te nombró el líder? —Wally se burló de él tomando el maletín.

Precisamente porque son 'niñeras' no podemos subestimarlos —Dick ignoró el cometario del velocista —. Si Thalía los puso aquí, fue por algo.

Por cierto, hay un latido de corazón extra aquí —Superboy frunció el ceño y se giró en dirección del palpitar sobrante. Parpadeó cuando vio que venía de una cuna y amplió los ojos cuando vio al pequeño dueño de ese palpitar —. Eso es un bebé.

Los chicos se acercaron rodeando la cuna y Megan dejó escapar un chillido de adoración al ver al bebé profundamente dormido.

Vámonos. No pierdan el tiempo en tonterías —Damian se acercó a Dick en la puerta.

Eres tú —Superboy dijo viendo al niño—. Este bebé eres tú.

Damian rodó los ojos ante la información obvia.

Sabes que podríamos cambiar... —Artemisa empezó.

No —Dick la interrumpió, pero de igual forma le ganó la tentación de ver al bebé en la cuna y se acercó a ellos —. Tenemos que enfocarnos en encontrar al agente —dijo. Una sonrisa se deslizó en sus labios viendo al niño enrollado en mantas verdes y blancas mientras amantaba su propio dedo pulgar.

—¿Qué crees que haría el Bruce de esta época si supiera que su hijo está aquí? —Robin le preguntó sin dejar de ver al bebé.

Él podría crecer con su padre, ser un niño normal y feliz —Megan acarició la mejilla sonrosada del bebé Damian.

—¿Y a ti quien te dijo que yo no soy feliz? —Damian dijo haciendo una mueca —. Grayson, tenemos que movernos —le recordó a su hermano.

Dick asintió, aunque mentiría si dijera que la idea que planteó la marciana no movió algo en su corazón. Realmente parecía una oportunidad para reparar todo lo que habían hecho mal y empezar de cero. Era muy tentador tomar ese bebé y sacarlo de ese infierno que sería su hogar los primeros nueve años de su vida.

El bebé Damian se retorció en su cuna haciendo un puchero, una clara amenaza antes de empezar a llorar.

Todos entraron en pánico intentando hacer que el bebé guardara silencio, pero era inútil, solo lograron que incrementara el ruido de su llanto.

—¡Tranquilo, bebé! —Megan lo hizo levitar ante la desesperación por hacerlo callar, logrando asustarlo más.

No creo que al bebé le guste volar —Wally dijo —. Oye, túeres el adulto aquí, ¿no sabes algo sobre bebés? —miró a Dick mientras se tapaba los oídos.

—¡Claro, porque al ser adulto ya me instalaron la configuración donde sé todo acerca de los bebés! —obviamente era sarcasmo, pero aun así tomó al niño levitante en sus brazos y empezó a mecerlo tratando de silenciarlo antes de que alertara a su amable madre y fuera visitarlos —. Shh, tranquilo, no te haremos daño.

Para su sorpresa, el bebé dejó de llorar después de unos segundos, pero su pecho a un subía y bajaba agitado y sus mejillas estaban rojas por el esfuerzo de gritar. Dick soltó el aire que no sabía que estaba sosteniendo y sonrió cuando lo vio preparándose para regresar a su siesta.

Los chicos miraban la escena con alivio al dejar de escuchar los gritos desesperados del niño. Todos excepto Damian se acercaron para verlo más de cerca, prácticamente rodeando a Dick.

Eres bueno con los niños —Artemisa dijo sorprendida.

—¿Tú crees? No sé qué estoy haciendo —Dick le siguió el juego.

Regrésalo a la cuna —Damian dijo de pronto. Estaba alejado del grupo, recostado en uno de los muebles de la habitación.

Eso haré —Dick lo tranquilizó —. Solo quiero evitar que llore de nuevo cuando lo deje.

Damian asintió tragando saliva, por alguna razón sentía que le faltaba el aire. Apretó su agarre en el mueble detrás de él cuando sintió un mareo repentino, los chicos le estaban prestando toda su atención al bebé en los brazos de Dick.

—Regrésalo a la cuna —repitió, esa vez en voz alta con la respiración enganchada. Su agarre en el mueble se aflojó y terminó cayendo al piso.

—¡Damian!

No sabe quién fue el que gritó su nombre, tal vez fueron todos a la vez.

—Re-regresalo —repitió una última vez con una mano en su garganta y la otra señalando la cuna antes de empezar a asfixiarse mientras Superboy y Robin intentaban ayudarlo a respirar.

Dick tardó un tiempo en entender. Miró al bebé en sus brazos que ya había regresado a su sueño apacible y con mucho cuidado de no despertarlo lo regresó a su cama, inmediatamente después de que lo soltó escuchó a Damian tosiendo; recuperando el aire en sus pulmones y el color natural de su rostro.

—¿Qué fue eso? —Zatanna se animó a preguntar.

Eso es un ejemplo de lo que puede pasar si cambiamos el pasado —Dick se acercó a Damian, ayudándolo a ponerse de pie.

El niño le devolvió una mirada llena de advertencia y una pizca de temor que nunca admitiría que sintió.

No lo hagas, Grayson.

Dick frunció los labios, culpable. Tenía que enfocarse en la misión, no podía arriesgar toda su línea de tiempo por un capricho momentáneo, no después de ver lo que podía llegar a ocurrir si se atrevía a cambiar, aunque sea un poco la historia que conocía. No importa cuánto le doliera dejar a ese niño sin una familia que le enseñara algo más que solo pelear.

Tenemos que movernos.

—Alto, ¿alguien me puede explicar qué es lo que acaba de pasar? —Wally frunció el ceño esperando una repuesta de quien sea.

Es lo que dijo Dick, Wally: es un ejemplo de lo que puede pasar si cambiamos el futuro —Kaldur respondió mirando al bebé —. Si él no crece aquí, por ejemplo, entonces la versión de Damian que conocimos no existiría y por eso él podría desaparecer... o morir —Miró a Dick esperando una confirmación y este asintió.

No podemos seguir perdiendo el tiempo —Dick intentó ignorar la cara de shock total de los chicos y enfocarse en su propósito allí. Se acercó a la puerta una vez más abriéndola despacio. Les hizo señas a los chicos para que se preparan para salir. Ellos obedecieron a regañadientes, dejando al bebé dormir en paz.

Damian miró una última vez a su versión más pequeña y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

—Vas a estar bien —susurró. Después alcanzó a los demás.

Se movieron rápido. Megan y Robin se fueron al pasillo derecho y Chico Flash y Damian al izquierdo. Ambas parejas pudieron tomar por sorpresa a los guardias así que no supieron qué los golpeó cuando ya estaban inconscientes.

Dick los dirigió hacia el ala de la prisión esperando no toparse con nadie peligroso paseando por los pasillos. Se encontraron con un par de vigilantes menores que Superboy y Megan podían detectar con facilidad antes de que se encontraran con ellos, por lo mismo podían atacarlos sin que se dieran cuenta.

—¿Cuánto tiempo crees que pase hasta que alguien se dé cuenta de que las cámaras no están funcionando? —Artemisa dijo dejando a un ninja inconsciente recostado en la pared.

No lo sé —Dick le dijo simplemente —. Pero espero que para ese entonces ya hayamos encontrado nuestra llave de escape.

—Es una manera extraña de llamar al agente —Wally comentó.

No tenemos su nombre así que funciona para mi —Dick se encogió de hombros —. Bien, a partir de aquí ya podemos separarnos —miró a los chicos —. Ya saben qué hacer: eviten pelear, usen el enlace mental para comunicarse y, por lo que más quieran, traten de mantener esta misión en secreto.

Los chicos retuvieron un escalofrío ante la última advertencia.

Con una última seña, Dick los despidió y cada quien se fue a su lugar asignado.


No era la primera vez que Artemisa estaba allí, su padre la llevó infinidad de veces para evaluar su entrenamiento con otros asesinos. El simple hecho de estar allí le causó escalofríos.

—¿Estas bien?

Escuchó la voz de Robin a su lado. Por poco olvidaba que iba acompañada, su amigo siempre era así de silencioso cuando se trataba de la misión.

—Estoy bien, ¿tú estás bien? —le devolvió la pregunta. La voz de ambos era prácticamente un susurro, asegurándose de que nadie a parte de ellos pueda escucharlos mientras avanzaban con cautela por los pasillos.

—¿Por qué no estaría bien? —Robin hizo otra pregunta.

Artemisa enarco una ceja.

—No lo sé, ¿será porque tuviste que dejar atrás una versión bebé de tu pseudo hermanito mientras esperaba a que su asesina madre lo fuera a alimentar?

—Viste lo que pasó. Nigthwing quería cambiar eso, lo sé, y por ello el Damian que él conoce estuvo a punto de desaparecer frente a todos.

—Lo sé. Por eso te pregunto si estás bien.

—Estoy bien.

Artemisa no estaba segura de creerle.

—¿Sabes que no nos contaron ni la mitad de lo que realmente pasa en el futuro, verdad? Lo he estado pensando desde que llegamos, bueno, desde que nos dijeron todo lo que ya sabes: nos han dado pistas de lo que les pasó, pero estaban ocultando algo más.

—¿Tú también lo notaste?

—Sí. Algo malo estaba pasando en el futuro. La forma en la que nos cuidaban, y como con solo salir por un par de horas fuimos atacados por robots que cazaban a gente con super poderes... —Artemisa sacudió la cabeza —. Eso no puede ser bueno en lo absoluto, y Jason mencionó algo sobre tráfico de niños también...

—Mira, Artemisa —Robin la cortó —. Seamos objetivos, no podemos hacer nada, regresaremos a casa y olvidaremos todo eso.

—Lo sé, ¿pero y si pudiéramos cambiarlo...?

—¡Chico Flash y yo tenemos problemas!

La voz de Kaldur sonó en sus cabezas.

Muy serios problemas. ¡Nos atacó una espadachina loca!

CF, si pueden aléjense de ella — Nigthwing les ordenó de inmediato.

Eso es exactamente lo que hicimos. Por cierto, Aqualad odia que lo carguen.

Estamos bien, pero ellos ya saben que estamos aquí —Aqualad intervino —. Tengan cuidado.

—¿Cómo lucía la espadachina? —Nigthwing preguntó.

—¿Eso importa? —Artemisa dejó entrever algo de su enojo con esa pregunta.

Sí, importa —Nigthwing respondió.

—Relájate quieres —Robin intentó apaciguar a la arquera mientras aumentaban la velocidad entre los pasillos, olvidando momentáneamente el tema anterior. Artemisa hizo una mueca, pero dejó de quejarse.

Tenía el pelo negro corto y rasgos asiáticos, ¿eso sirve? —Chico Flash respondió.

—¿Lady Shiva ya estaba con ustedes en ese entonces?

Nadie entendió la pregunta de Nigthwing.

No lo sé, tengo menos de un año en esta época, perdona si no me acuerdo de quien me visitaba —Damian le respondió.

No es momento para ser sarcásticos, Damian.

Oigan, siento interrumpirlos, pero Rocket y yo también tenemos problemas —Superboy más bien se quejó —. Nos están rodeando demasiados ninjas para que podamos manejar.

Bueno, supongo que se acabó la furtividad... ¡M'gann...!

Robin y Artemisa se detuvieron al escuchar el grito mental de Zatanna. Ambos se miraron y supieron que ya no contaban con el enlace mental. Eso era malo.

Ambos empezaron a correr más rápido.

—El agente no importa más, ¿no? —Artemisa dijo sien dejar de correr.

—El agente es lo único que importa. Los demás saben cuidarse bien...

Se detuvieron de golpe frente a un bulto de ninjas que los miraban con odio, aunque ellos no eran el problema en realidad, el problema era la mujer que los lideraba.

—Mierda... —Artemisa nunca pudo llevarse bien con Thalia.


Dick trató de no entrar en pánico, pero estaba fracasando miserablemente. Compartió una mirada rápida con Damian y aumentaron la velocidad, regresando de donde habían venido. Tenían que encontrar al agente, pero era más importante la integridad del equipo del pasado.

—Deberíamos separarnos, cubriremos más terreno.

Dick quiso refutar eso, pero tenía razón. Además, confiaba en su Robin.

—Ve a la izquierda, yo iré a la derecha y asegúrate de que no morir —le dijo antes de correr en la dirección que dijo. Sabía que Damian le dio un asentimiento de respuesta pese a no haberlo visto.

Desgraciadamente no pudo avanzar mucho. Cuando dobló el primer pasillo alguien lo estaba esperando: Ra's

Odiaba su suerte.


No debería sorprenderse. Todo había sido demasiado perfecto hasta el momento, no habían tenido que enfrentar a nadie especialmente complicado, eso y tenían el factor sorpresa de su lado. Por su puesto, nada era infalible.

Robin abrió los ojos y se arrepintió de inmediato. Le dolía la cabeza y la luz filtrándose en sus ojos no lo hizo sentirse mejor, aunque rápidamente se dio cuenta de que la habitación en la que estaban era bastante oscura.

—Tengo que admitir que, en otra situación, ustedes ya estarían muertos —una voz dijo cerca de él. Conocía esa voz.

Se obligó a abrir los ojos, aunque su cerebro palpitaba detrás de sus ojos. Gimió involuntariamente cuando se vio rodeado de ninjas y asesinos, todos apuntándolos a él y al resto de su equipo con pistolas y espadas. De alguna forma se sintió aliviado de no ver a Thalia por ningún lado.

—La única razón por la que siguen vivos es porque quiero saber por qué el Detective los envió aquí, solos —Ra's dijo, imperturbable.

Robin miró a sus compañeros y notó que todos tenían collares inhibidores en sus cuellos. Él también tenía uno, aunque era de conocimiento público que no tenía poderes.

Nadie le respondió a la cabeza del demonio. Aunque ya todos estaban despiertos.

—¿Entonces? ¿Qué hacen en mi isla? Prometo hacer que su muerte sea indolora si me responden.

Que alguien le diga que eso no era motivación para hablar.

—Por favor, todos sabemos que no eres capaz de matarlos.

Robin giró su cabeza, esa era la voz de Dick, pero sonaba algo ronca. Su boca se secó cuando lo vio atado de pies y manos en una posición acurrucada que se veía bastante incomoda.

—Venimos aquí por nuestra cuenta —Kaldur intervino y Ra's regresó su atención al grupo.

—No te creo.

—Oye, lo cierto es que no queremos problemas —Artemisa empezó a hablar —. ¿Qué te parece si nos dejas ir y hacemos como que nada de esto pasó?

Robin resistió el impulso de golpearse la cabeza. ¿Qué rayos le hacía creer que los iba a dejar ir, así como así?

—No —Ra's contestó con simpleza girando sobre sus talones. Uno de los asesinos le dio algo y él se giró de nuevo, dándoles la cara —. Esto de aquí, desapareció ayer de una de mis cámaras —dijo, mostrando el maletín que los había metido en todo ese lío —. Ahora, ustedes aparecen de la nada con él entre sus cosas. Me pareció un hecho curioso... y fascinante a la vez. Parece que ustedes saben qué es esto.

—No sabemos —Zatanna respondió de inmediato.

Ra's parpadeó en su dirección y sonrió. Robin pensó que eso era casi tan perturbador como ver a Batman sonreír.

—Eres buena mintiendo, pero no lo suficiente.

Él se giró de nuevo y se dirigió hacia Dick que estaba respirando pesadamente en su posición recostada en el piso.

—¿Y tú? ¿Me dirás qué es esto, muchacho?

—Si te lo digo no me creerías —Dick le sostuvo la mirada y Ra's frunció el ceño, estudiándolo en silencio.

—¿Quién eres tú?

La puerta se abrió de golpe y todos giraron en dirección del ruido.

—Encontré al último, mi señor —Sensei entró respirando con cierta dificultad, con varios rasguños en su rostro y el resto de su cuerpo. Tiró al suelo un niño imposiblemente atado de pies y manos, incluso amordazado.

El niño se quejó cuando aterrizó en el piso duro tratando inútilmente de desatarse, pero aparte de los amarres no tenía ningún rasguño visible.

—Te tomaste tu tiempo —Ra's alzó una ceja al ver el estado de su sensei.

Sensei se aclaró la garganta e hizo una mueca, avergonzado. —El niño es bueno.

—Te puedo dar las respuestas que quieres, pero suéltalos —Dick reaccionó cuando vio a Damian.

Los chicos se giraron hacia él como si estuviera loco.

Damian se quejó detrás de la mordaza, advirtiéndole que no dijera nada con la mirada. Dick le devolvió la mirada y Damian dejó de luchar, relajándose. Mensaje recibido.

Dick sabía que se estaba burlando de él. Ra's estaba en desventaja táctica en esa situación, no sabía lo que estaba pasando en realidad y no tenía ni idea de lo bien que lo conocían él y Damian, pero aun así tenía que saber jugar sus cartas.

—Sabes que la Liga no reaccionará bien si les haces algo —señaló a los chicos.

—No me puede importar menos lo que la Liga haga al respecto. De hecho, sería un experimento interesante: ¿qué pasaría si de repente la Liga de la Justica pierde a sus cachorritos? —Ra's pareció ingresar en un monologo interno.

—No quieres saberlo, créeme —Dick siguió con su juego.

Ra's pareció empezar a aburrirse con la situación y se agachó frente a él.

—Aun no sé quién eres.

Ra's extendió su mano hacia su máscara. Un pequeño choque eléctrico lo detuvo cuando rozó la orilla.

Dick resistió el impulso de suspirar con cansancio.

—¿En serio crees que eres el primero que intenta eso? No te recomiendo quitármela de verdad. Te va a doler —después de que varios villanos intentaran quitarle la máscara cuando estaba lo suficientemente débil durante una pelea, Tim empezó a trabajar en una tecnología de nano circuitos para sus mascaras.

Ahora cada vez que alguien que no sea ellos mismos intentara desenmascararlos, resultaba electrocutado con la suficiente potencia para dejar inconsciente.

Realmente amaba el cerebro de Timy.

Ra's entrecerró los ojos. Obviamente no había esperado eso, solo por el simple hecho de que no sabía que él y Damian utilizaban tecnología del futuro.

Por eso Damian ya se había liberado de sus cuerdas. Dick sonrió debajo de su mascara.

Todo duró dos segundos.

Damian se saltó, lanzando cuatro churikens que dieron justo en el blanco, desactivando los collares inhibidores de Superboy, Aqualad, Señorita Marciana y Chico Flash. Ellos reaccionaron de inmediato al sentir el regreso de sus poderes, y un santiamén Chico Flash desarmó a todos los ninjas de lugar, Aqualad los apuntó con sus espadas de agua y Megan amenazó con aplastarlos con su telequinesis. Superboy se limitó a deshacerse de los collares de los demás, pero todos los ninjas parecían conscientes de su capacidad en fuerza bruta porque no se movieron de sus lugares después de darse cuenta de que ya no tenían sus armas con ellos.

Damian por su parte tenía amenazado a Sensei con la punta de una espada en su cuello. Él maestro ninja no se movió ningún centímetro viendo de reojo al niño que había subestimado.

Dick saltó sobre sus brazos deshaciéndose de su posición incómoda y le sonrió con descaro a la cabeza del demonio.

—Creo que ahora sí podemos hablar.