LA PENÚLTIMA BARRERA

Sakura se levantó a primera hora de la mañana, ya se sentía mucho mejor y saber que su sensei estaba enfermo fue suficiente para dejar los días de enfermedad atrás. El ninja se había ido a media noche, cuando sus padres llegaron, a esa hora la fiebre no había cedido en absoluto, por lo que seguramente no tuvo una buena noche, lo mejor era presentarse a primera hora y ayudarlo con los deberes, y sobre todo, convencerlo de que se retirara temprano para descansar. Ahora era su turno de cuidarlo y procurar su descanso.

Fiel a su costumbre, su sensei ya estaba en la Torre Hokage a primera hora de la mañana, pero como predijo Sakura, lucía cansado. Aunque la máscara cubría buena parte de su rostro, dejaba a la vista las ojeras y la mirada agotada, un ligero sonrojo en la frente por la fiebre.

-Buenos días, Sakura, es bueno verte recuperada- dijo él con una sonrisa sincera pero agotada.

La médico se acercó y se sentó en la mesa frente al ninja. La culpa por contagiarlo seguía presente y verlo en ese estado aumentaba su deseo de cuidarlo.

-Debería estar descansando, yo puedo encargarme de los pendientes.

-Estoy bien.

Kakashi recargó el rostro en las piernas de la jovencita, fue un gesto tan natural que no le sorprendió a ninguno de los dos. Sakura, que enseguida pudo sentir la temperatura de su rostro y adivinar que todavía tenía fiebre, comenzó a acariciar su melena gris al tiempo que aplicaba chakra para aliviar el dolor de cabeza. Continuó con esas caricias hasta llegar a su rostro y delinear algunos de sus rasgos, estaba de perfil, así que recorrió su nariz cubierta por la máscara, apreció su semblante que parecía un poco más relajado. Tan relajado que puso las manos alrededor de su trasero, y la abrazó.

Se quedaron en la misma posición durante un par de horas, interrumpiendo el trabajo pendiente, aprovechando que nadie tocó a la puerta o interrumpió, sin duda que era un movimiento arriesgado, pero estaban cómodos, el ninja por fin estaba descansando, y Sakura no se cansaba de acariciar su melena.

La primera interrupción del día fue la ANBU del otro día, Sakura le daba la espalda a la puerta, así que no supo quién entró, sólo sintió su presencia, pero como él no se movió ni se alejó, ella no le tomó importancia. Ciertamente Kakashi nunca había dejado ver a alguna de sus citas, era un hombre discreto, así que cuando la ANBU apareció y los descubrió juntos, mejor dicho, lo descubrió recostado en las piernas de una mujer, le fue muy claro que no estaría disponible pronto. Además era bastante reconocible la melena rosa de Sakura, aunque no le viera el rostro ya adivinaba su identidad, y seguro que estaba sorprendida.

Kakashi la reconoció de inmediato pero no pensaba moverse, la ANBU era una compañera más, ni muy especial ni su favorita, pero sí muy discreta, no diría una palabra sobre ellos así que estaba tranquilo respecto a eso. Era una lección para que no entrara sin tocar, seguro que para la próxima vez tendría más cuidado. La médico tampoco hizo un movimiento, confiaba en la promesa que él había hecho, la interrupción no era importante y simplemente pasó.

-Todavía tiene fiebre- dijo la jovencita acariciando su rostro con suavidad.

-No lo creo, ya me siento mejor.

-Preferiría que fuera a casa...

En ese momento se hizo presente la segunda interrupción, alguien estaba tocando la puerta, con mucho pesar dejó el regazo de Sakura y volvió a su posición como Hokage de Konoha, Sakura se bajó de la mesa y se puso a su lado.

-Adelante... Naruto, Ino, ¿en qué puedo ayudarlos?

-Hokage-sama, está enfermo- detectó Ino de inmediato -Parece que las visitas a Sakura rindieron fruto- así que Ino lo sabía, sonrió y se pasó la mano por la melena sin saber qué decir.

-Ahora que están aquí- dijo Sakura mirando con ojos de muerte a su amiga y deseando que Naruto no hubiera captado esa indirecta, su rubio amigo estaba analizando la situación, y ya no era tan despistado como antes -Ayúdenme a convencer a Kakashi-sensei de ir a casa, necesita descansar.

-Apoyo la idea de Sakura-chan, no se ve bien, sensei- dijo Naruto -Vaya a casa y descanse, nosotros nos haremos cargo, además podré averiguar lo que me espera.

-No, no sería justo...

-Por favor, Hokage-sama- insistió Ino -Se sentirá mejor y estoy seguro de que Sakura lo visitará cuando terminemos, de otro modo, si se queda aquí, significa que no necesita atención especial, ni una visita personal de su ex alumna.

Sakura deseó poder sacar a Ino de esa habitación, no estaba ayudando en nada y le estaba dando más pistas a Naruto, o lo confundía más con ese tipo de comentarios. No estaban llegado a ninguna parte, así que era mejor intervenir y tratar de convencer al ninja con recomendaciones médicas que sí funcionarían, pero antes de decir alguna palabra, habló el Hokage:

-Lo mejor será que me vaya a casa, necesito descansar un poco y confío en que podrán encargarse de estos papeles -para sorpresa de Sakura, él estaba cediendo cuando en dos horas ella no pudo lograrlo, claramente estaba usando la estrategia equivocada -Espero que puedas pasar por mi departamento más tarde, Sakura.

-Por supuesto, sensei, apenas terminemos aquí iré con usted para reportarle y para verificar si la fiebre ha bajado.

-Te lo agradecería mucho. Te veré más tarde- el Hokage se puso de pie y puso la mano en su cintura como simulando abrirse paso, pero Sakura lo conocía bastante bien para saber que se trataba de un toque intencional -Gracias, Naruto, Ino.

En lugar de usar la puerta, el ninja salió por la ventana, la médico sonrió, conservaba algunas actitudes rebeldes que le iban muy bien. Sin duda que su rebeldía era un toque sexy que la hizo suspirar. Sacudió la cabeza, sin duda que ya forma parte del club de admiradoras del Hokage, pero no tenía que ser tan obvia ni actuar como una joven enamorada.

-¿Qué está pasando aquí?- preguntó Naruto intentando asimilar el doble sentido de la conversación que acaba de presenciar.

-Acabas de aceptar hacerte cargo del puesto Hokage por un día, espero que aprendieras mucho con Shikamaru- respondió Sakura desviando la tención, pero Naruto no era tonto, si no sabía lo que sucedía entre Kakashi y ella, por lo menos ya tenía una duda. Y todo gracias a Ino, le lanzó otra mirada asesina y la rubia supo que se encontraría en problemas apenas estuvieran solas. Ese momento nunca llegó, los tres se concentraron en todos los deberes pendientes, que en realidad eran bastantes, no podían autorizar misiones, pero se encargaron de organizarlas dependiendo de su rango, cuando hacía falta llevar algo al Hospital o la Biblioteca, o a cualquier otro departamento, Ino siempre se ofrecía para escapar de los regaños de su amiga.

Aunque era bastante trabajo, los tres actuaron con bastante eficacia, Sakura se sorprendió con la madurez con la que actuó Naruto, era muy diligente y responsable con cada pergamino, pensaba en los ninjas o equipos adecuados para cada misión, cuando un ninja se presentaba en la oficina él le respondía y le sugería qué hacer, sin duda que iba por buen camino. Pero todavía le faltaba, dudaba de sus acciones, le preguntaba a dónde debía enviar algún pergamino, o a quién dirigirse en el Hospital, confundía algunas cosas y no se daba cuenta.

-No pensé que el Hokage tuviera tanto trabajo- comentó Naruto.

-Tendrás a Shikamaru que te ayudará en todo lo que necesites, y estoy segura de que Hinata te apoyará siempre, así que no te preocupes. Te mereces este puesto y te estás preparando para esto.

-Gracias, Sakura-chan, desearía que tú también pudieras ayudarme a mí.

-¿Qué te hace creer que no lo haré? Estaré siempre que me necesites, Naruto. No pienso ir a ningún lado.

Naruto pensaba que ella se iría tarde o temprano con Sasuke, una especie de viaje de reencuentro juntos, pero no, eso no iba a suceder. Sakura quería sentirse en calma, su sensei le había dicho que merecía un descanso, y ese descanso era quedarse en Konoha hasta sentirse a salvo. Esa respuesta lo sorprendió, pero decidió que esperaría para comprobar esa afirmación, tarde o temprano Sasuke haría su movimiento con Sakura y entonces ella tendría que decidir.

Al principio avanzaron con buen ritmo; sin embargo, pronto se dieron cuenta de que había tareas que no podían hacer hasta que no estuviera el Hokage presente para autorizarlas. Así que se concentraron en todos los pendientes, en organizar la información y sacar algunas tareas atrasadas, y así pasó la tarde, demasiado rápida para Naruto e Ino, demasiado eterna para Sakura que solo deseaba ir con su sensei. En cualquier descanso pensaba en el Hokage y su semblante, aunque ella no lo notara, adquiria un brillo diferente, sonreía sin darse cuenta y tarareaba alguna melodía.

-Pareces demasiado feliz, Sakura- dijo Ino volviendo del Hospital -Como si estuvieras enamorada.

Antes de que pudiera responder algo, o atacar a su amiga para que por fin se callara, apareció un visitante.

-¿Puedo ayudar en algo?- preguntó Sai con una sonrisa sencilla y tan típica de él.

-Puedes llevarte a Ino- sugirió Sakura -Necesita descansar y comer algo, está de malhumor.

-¡No estoy de mal humor!

-¿Lo ves?

Antes de que su amiga siguiera protestando, Sai la tomó de la mano y se la llevó, mejor dicho, Ino se dejó llevar, claro que tenía hambre y estaba cansada. Además, ya había terminado por ese día. Por fin estaba libre de sus comentarios imprudentes.

Solo quedaron ella y Naruto.

-¿Tienes planes con Hinata?

-Sí, hay una cena familiar y debo asistir.

-Suena como algo importante y muy formal- Naruto parecía un poco nervioso, se pasó una mano por el cabello rubio y cambió de tema.

-¿Qué harás esta noche, Sakura-chan?

-Debo ir con Kakashi-sensei, le reportaré la situación aquí en la Torre y quiero revisar su fiebre.

-Pero no vas a pasarte toda la noche allí- Sakura desvió la mirada, ese no era su plan, pero tampoco pensaba dejarlo inmediatamente, quería acompañarlo un rato y asegurarse que estaba bien. Sin mencionar que extrañaba su compañía.

-Pensaba acompañarlo un rato, no me gusta la idea de que esté solo y enfermo.

-Esta mañana Sasuke me preguntó por la relación entre el Hokage y tú, me sorprendió esa pregunta, simplemente no tenía sentido. Creo que es porque no entiende el lazo que han creado. Han pasado tantos años juntos, lado a lado, en misiones, en la Aldea, has curado sus heridas y él siempre intentará protegerte. Sasuke piensa que sólo puedes crear ese tipo de lazos conmigo o con Ino, con los que comparten una edad semejante, él mismo buscó compañeros de su edad, escapó de las figuras de autoridad, y si acaso solo las ve como eso, una autoridad. Pero Kakashi es más que eso, nos ha cuidado, nos vio crecer y se enorgulleció de nuestra mejoría, es normal que sea más que un sensei para ti.

-Tienes razón, Naruto- concordó la médico con cierta mirada nostálgica. Kakashi era mucho más que su sensei, y no por la aventura que ahora tenían, el lazo entre ellos era más profundo que la distancia del suelo a la cama.

-Sasuke no esperaba que él fuera tan atento contigo, que te visitara, que te llevara flores, o que tú estuvieras tan dispuesta a ayudarlo en la Torre. Hasta está un poco celoso.

-Creo que nunca lograré entenderlo.

Ambos ninjas compartieron una sonrisa divertida y terminaron de organizar la oficina. Cuando salieron de la Torre no era tarde, faltaban un par de horas para el anochecer. La noticia de que el Hokage se encontraba indispuesto había reducido la cantidad de gente en la Torre, nada era tan urgente que no pudiera esperar hasta mañana. Sakura y Naruto estaban satisfechos con su trabajo, caminaron por las calles de Konoha hasta que debieron separarse, el ninja iba a la casa de Hinata, y la kunoichi con su sensei.

Sakura pensó en ir a su casa antes y cambiarse, ponerse algo menos formal, darse una ducha, pero quería averiguar el estado de salud del Hokage, así que no se desvió de su camino y llegó en cuestión de minutos. Estaba pensando en tocar, pero quizá él ya estaba dormido y no quería despertarlo, lo mejor era entrar, después de todo él le perdonaría ese atrevimiento.

-Sakura, ¿qué estás haciendo?- la médico que ya estaba abriendo la puerta cuando la interrumpieron.

-Maldición, Sasuke, me asustaste!- Sakura resopló -¿Por qué siempre apareces así? tan de la nada.

-Pensabas entrar al departamento de Kakashi sin tocar.

-No pensaba hacerlo, lo voy a hacer, así que si me disculpas...

-Quería disculparme por lo de ayer, entrar a tu habitación, debí tocar- Sakura le ofreció una sonrisa amistosa -También me enteré que Kakashi no se sentía bien y quise venir a preguntar por él.

Sakura mantuvo la sonrisa, pero maldijo la mala suerte, Sasuke nunca se mostraba tan interesado con lo otros, y resultó que decidió comenzar ese día, esa tarde, precisamente con el Hokage. La médico y el ninja entraron en el departamento, todo estaba en silencio, no estaba en la sala.

-Debe estar en el dormitorio. Es por aquí- dijo Sakura.

-¿Cómo sabes dónde queda el dormitorio?

-No hay muchas opciones, y este pasillo tiene cara de llevar al dormitorio.

Sakura lamentó su torpeza y se mordió la lengua para no decir alguna otra cosa que resultara sospechosa, de alguna forma el Uchiha estaba sospechando y eso no era bueno, no quería involucrar al Hokage.

Tal como la kunoichi esperaba, su sensei estaba acostado en la cama envuelto en cobijas, lo único que lograba ver desde esa posición era parte de su melena gris. Se acercó y dejó al Uchiha atrás, recargado en la puerta sin estar seguro de qué hacer, su compañera lucía tan confiada, acostumbrada a la situación, quizá por ser una médico, o por la confianza que existía entre ambos.

Sakura descubrió que su sensei estaba dormido, apenas y se asomaba un parte de su rostro, pudo ver su nariz y deseó poder dejarle un beso, en esa ocasión no portaba máscara y parecía tan prohibido seguirlo viendo y aprovechar esa situación, que se abstuvo de hacer algún movimiento que pudiera descubrirlo. Tenía fiebre, pero ya estaba cediendo. Aplicó un poco de chakra esperando que pudiera funcionar por si acaso tenía dolor de cabeza.

-Está dormido- le susurró Sakura a su compañero que seguía parado en la puerta -Es mejor que vuelvas otro día, o puedes ir mañana a la Torre Hokage, Kakashi-sensei ya estará allí.

-¿Tú no te irás?

-No, voy a esperar a que despierte por si necesita algo. Le preparé un té y algo de comida, debe tener hambre.

-Sakura...- su sensei comenzaba a despertar y ya se movía inquieto en la cama -¿Realmente estás aquí?

-Aquí estoy, sensei- el ninja abrió los ojos y se encontró con los suyos, la médico le ofreció una sonrisa bonita, reconfortante.

-Gracias por venir- iba a intentar levantarse pero ella no se lo permitió, primero porque no tenía máscara, y segundo porque Sasuke también estaba en la habitación.

-Sensei, no lleva puesta la máscara- le susurró tan bajo como pudo -Y tiene visitas.

-¿Quién?

-Sasuke, quiere saber sobre estado de salud. Puedo decirle que vuelva otro día.

-No, está bien. Por favor llévalo a la cocina, ahora voy.

-De acuerdo.

Sakura salió y se llevó a Sasuke con ella. Una vez solo Kakashi disfrutó del calor de la cama, del ambiente cálido del dormitorio, pero al final se levantó y se puso la máscara, se sentía mejor, pero saber que tenía una visita inesperada no mejoró su ánimo, esperaba a Sakura, pero sola. Se quedó sentado en la cama unos minutos, intentando pensar en alguna buena estrategia para quedarse a solas con su alumna sin ser demasiado descorté extrañaba, extrañaba su compañía y las conversaciones sobre cualquier cosa. Se vistió y salió a la cocina donde ya lo estaban esperando. Sasuke estaba sentado en una de las sillas, pero Sakura estaba cocinando algo, se movía de un lado a otro y un aroma delicioso ya estaba en toda la cocina. Se le veía tan segura, incluso había logrado imprimir un poco de calor hogareño a su cocina, se tomó unos segundos para observarla, y apenas ella lo vio le dedicó una sonrisa.

-¿Cómo se siente, sensei?- se acercó a él y lo tomó de la mano para guiarlo hasta la cocina -Me tomé la libertad de preparar algo de comer, creo que una sopa le hará bien, además de un té.

-Gracias, Sakura, huele delicioso- le dedicó una mirada significativa y una sonrisa bajo la máscara -Sasuke, qué sorpresa.

-Solo venía a preguntar sobre su salud, todos parecían tan preocupados, Ino comentó la preocupación de Sakura, y cuando me encontré con Naruto mencionó que Sakura venía acá para cuidarlo, supuse que era algo grave. Pero parece que es solo un resfriado.

Ese comentario dejó en claro que Sasuke estaba celoso, no había confirmado nada, quizá solo una ligera sospecha, pero de lo que estaba verdaderamente celoso era del hecho que Sakura dedicara gran parte de su atención a alguien más, que estuviera genuinamente interesado por otro y no lo ocultara, que se tomara tantas libertades con alguien que él no consideraba relevante más allá de su puesto. Aprovecharía los celos de Sasuke para quedarse a solas con Sakura, no pensó que sería tan fácil, pero él se lo había buscado con su actitud.

-Todos se preocupan demasiado, pero lo agradezco, pude descansar y me siento mucho mejor. Debo agradecerle todo a Sakura, por sus cuidados y atenciones, aunque me consciente demasiado- aprovechó que su ex alumna estaba cerca y le puso una mano en la espalda. Sakura correspondió a su gesto con una sonrisa.

-Parte de mi trabajo es conscentirlo, sensei.

-Pues estás haciendo un trabajo excelente. Creo que no me retiraré pronto de la oficina Hokage.

-En fin- intervino Sasuke notando el ambiente de complicidad que existía entre ambos y dándose cuenta del error que había cometido al aparecer de improviso -Ya debo irme.

-Gracias por venir, Sasuke.

-¿Vienes, Sakura? Parece que ya terminaste la cena aquí y seguro que Kakashi necesita seguir descansando.

-No, voy a quedarme aquí en caso de que Kakashi-sensei necesite algo. Sensei, ¿le importa si tomo una ducha en su baño? Ha sido un día largo.

-Adelante, Sakura. Me parece que ya sabes donde está todo, pero si necesitas algo, no dudes en pedirlo.

Sakura acompañó a Sasuke y lo despidió con una simple sonrisa. El Uchiha no podía creer lo que estaba sucediendo, de verdad perdía a Sakura, ese cariño que siempre le profesó, que duró años, ahora se desvanecía ante sus ojos. Ahora que la veía con Kakashi se daba cuenta que ellos no estaban juntos, sin duda que había cierta complicidad entre ambos, pero verlos juntos e imaginarlos como una pareja era imposible, eran demasiado diferentes. Además no podían ser tan descarados en su comportamiento, el hecho de que Sakura tomara una ducha en ese departamento, que él lo permitiera como si no fuera la primera vez que sucedía, era muy descarado para ellos.

Lo único seguro era que perdía el amor de Sakura, ese sentimiento tan tierno y que parecía tan incondicional; ahora su comportamiento estaba lleno de indiferencia, pero de indiferencia amorosa, ahora estaba muy cerca de ser un amigo más, y ni siquiera el más cercano. Lo veía en sus ojos jade, con quiera que estuviera, se estaba enamorando.

Sasuke sí había contemplado una vida con Sakura, después de todo lo que había hecho por él, de su preocupación y sus intentos por cambiarlo, ella se convirtió en un lugar seguro. Lo que tenía con Karin era una simple distracción, pero era momento de dejarlo.

Mientras tanto Kakashi comía la sopa que Sakura había preparado para él, estaba deliciosa y estaba hambriento así que fue tan fácil disfrutar de cada bocado. La comida casera siempre sería la mejor, y lo que más disfrutaba era la compañía, su ex alumna se estaba dando una ducha y pronto volvería para acompañarlo, aunque solo fueran dos personas, el departamento se sentía lleno. Sakura era la única de todas sus amantes que se movía por todas las habitaciones del departamento, eso no quería decir que el resto viviera exclusivamente en el dormitorio, cada una de ellas fue una mujer especial y nunca las trató como un pedazo de carne para su satisfacción sexual. Pero sin duda ninguna preparó comida en su cocina o tomó una ducha en su baño, o lo cuidó durante su enfermedad.

Contempló el plato vacío y pensó en Sasuke, el Uchiha ya comenzaba a notar las consecuencias de su comportamiento. Al principio Kakashi dudaba que el plan de Sakura funcionara para poner celoso a Sasuke, salir con alguien que debía quedar oculto no era la mejor de las ideas, o en todo caso, había mejores opciones. Sin embargo, todo estaba dando resultado, Sasuke estaba celoso incluso sin saber quién era su rival, lo que volvía la situación mucho más frustrante. Sakura estaba ganando en todos los sentidos, experimentaba sexualmente y adquiría seguridad, lograba despertar un verdadero interés en Sasuke.

Cuando todo terminara entre ellos, cuando la aventura llegara a su fin, Sakura debería tomar una decisión que hasta ahora había evitado: estar o no con Sasuke. Hasta ese momento estaba en una cuerda floja, haciendo de todo para estar con él y al mismo tiempo tratarlo con indiferencia total.

-Espero que disfrutara de la cena, sensei- Sakura estaba a su espalda, así que el ninja subió las máscara y se levantó de la mesa para acercarse a la jovencita recién bañada y vestida con una de sus camisas. Sus piernas quedaban al descubierto, seguro que traía puestas las bragas, pero ese no era un problema. Verla con una de sus camisas se estaba convirtiendo en una de sus escenas favoritas.

-La comida estaba deliciosa, muchas gracias, Sakura- la tomó de la cintura para acercarla a su cuerpo -Pensaba que podríamos pasar al postre- sugirió levantando la camisa y acariciando su piel tibia.

-Necesita descansar, sensei- replicó la médico sin mucha convicción -Además debo reportarle la situación en la Torre Hokage.

-No pensarás que vestirte de esa forma no tiene consecuencias, Sakura. Luces demasiado sensual como para que me pidas que descanse. Además te extraño y sé que tú también me extrañas, escucho tu respiración agitada por el deseo, tus latidos irregulares cada vez que te acaricio, el sonrojo en tus mejillas por la excitación, el brillo en tus ojos, estoy seguro de que estás húmeda, ¿quieres que lo averigue?

-Sensei...

-¿Eso es un sí?

-Definitivamente eso es un sí.

Kakashi sonrió victorioso, ya sentía cómo la adrenalina comenzaba a fluir, la tomó de las piernas y la cargó para llevarla a la habitación, ahí estarían mucho más cómodos. Entraron al dormitorio, una pequeña vela alumbraba lo suficiente para poder ver con claridad, y eso era perfecto, en esa ocasión quería verla. La dejó en el suelo e inmediatamente la desvistió, le quitó la camisa, como predijo, traía puestas las bragas, pero no el sostén. Los senos de la jovencita quedaron al descubierto, su piel estaba erizada. El ninja no perdió tiempo, enganchó los pulgares a las bragas y las bajó hasta que terminaron en el suelo. Por fin estaba completamente desnuda.

Kakashi suspiró y tragó la saliva que se había almacenado en la boca. Lo siguiente fue tocarla, una de sus manos acarició su vientre, su piel se había enfriado ligeramente, pero seguía manteniendo la suavidad acostumbrada. Estaba hipnotizado por ese cuerpo, hechizado por ella, por cada centímetro de su piel, sus ojos iban de un lado a otro, se detenían en sus senos y los veía subir y bajar irregularmente, seducirlo con ese ritmo. Pasó la mano por su cintura y con la otra atrapó uno de sus senos. Sakura jadeó y cerró los ojos para disfrutar de ese toque, del placer que la estaba corriendo por esa caricia tan íntima en un lugar tan sensible.

Kakashi sintió que la boca se le hacía agua, se mordió el labio bajo la máscara, sus labios se morían por saborearla. Necesitaba disfrutar de su cuerpo, embriagarse de ella.

-Sakura, ¿confías en mí?- le preguntó deslizando sus manos por ella, seduciendola.

-Sí, sensei.

-Entonces vamos a intentar algo nuevo. Prometo que lo vas a disfrutar.

Sakura abrió los ojos brillantes por la excitación, por la promesa de placer, asintió sin mostrar ninguna duda. Kakashi se acercó a ella y la besó en la mejilla, no importaba lo que fueran a hacer, lo primordial era que supiera que la respetaba profundamente, cualquier decisión que tomara.

-Cierra los ojos- le pidió en un susurro ronco. La médico le dedicó una última sonrisa, ligera y suave -No los abras.

Kakashi la tomó entre sus brazos y la recostó en la cama con sumo cuidado, se tomó unos segundos para observarla, para saborear su propia excitación. Se desvistió tan rápido como pudo, pero como siempre se dejó la máscara. Antes de tocar a su alumna, buscó una venda en el cajón, la necesitaría para lo que tenía en mente.

-Cariño- dijo él delineando sus labios con el pulgar -Voy a vendarte los ojos, si en algún momento no te sientes cómoda, sólo tienes que decirlo, ¿de acuerdo?

-De acuerdo, Kakashi-sensei.

El ninja colocó la venda con cuidado sobre los ojos de Sakura, con poca fuerza, solo la suficiente para que no se cayera. La tomó de las manos y las llevó a la cabecera de la cama.

-Sujetate de aquí.

Sakura lo hizo, sus manos se aferraron a uno de los postes de madera de la cabecera. Definitivamente confiaba en él. Una vez que todo estuvo listo, el ninja respiró hondo y comenzó.

Sakura yacía acostada en la cama, Kakashi le abrió las piernas y se colocó entre ellas, podía ver su sexo, podía verla expuesta, sentir su deseo. Comenzó por acariciar sus piernas, el hecho de que Sakura tuviera los ojos vendados, la posicionaba en una situación peculiar, cada toque sería una sorpresa, estaría a la expectativa y se trataba de jugar con esa expectativa. Sus manos subieron hasta sus muslos, y cuando estaba por tocar su intimidad, se detuvo, Sakura jadeó necesitada, esperaba que la próxima caricia fuera en el lugar indicado, pero no, Kakashi deslizó los dedos por su vientre y bajó, pero de nuevo se detuvo. Pero él también estaba necesitado de ella, cada toque abría su imaginación y provocaban toda clase de fantasías, su miembro suplicaba por la humedad de su ex alumna.

El ninja estaba hipnotizado por los movimientos de Sakura, su espalda se arqueaba y dejaba su senos completamente expuestos, su cadera se balanceaba buscando el contacto ansiado, jadeaba suavemente y permanecía con los labios abiertos. Con las manos aferradas a la cama, la escena que se presentaba ante él era erótica, tentadora. Acarició su vientre y subió hasta sus senos, los tomó entre sus manos, los masajeó con fuerza y después con delicadeza, delineó sus pezones erectos hasta provocar gemidos necesitados y continuos.

El Hokage no perdía reacción de cada uno de sus movimientos, su excitación estaba llegando al límite, su miembro latía con fuerza, estaba desesperado. La tomó de la cintura y la elevó lo suficiente para poder besarla, la máscara era un completo estorbo, quería besarla, saborear su piel, sentir su humedad y calor. En un arrebato se bajó la máscara y por fin sus labios tocaron esa piel. Cuando Sakura sintió el contacto sus gemidos adoptaron un tono más placentero, inmediatamente sintió una diferencia, no solo en Sakura que se movía con más entusiasmo y gemía con más fuerza, sino también en él, probar su piel era como rozar lo prohibido, sus labios recorrían el vientre de la jovencita con destreza y sin detenerse hasta alcanzar sus senos.

Probar sus senos, esa parte tan delicada, fue alcanzar el clímax, dejó de pensar en lo que estaba haciendo y por primera vez se entregó completamente, su cuerpo entero parecía estar en llamas y solo respondía a los instintos. Devoró los senos de Sakura, sentía su lengua repasar y juguetear con los pezones erectos, sus manos estaban por todo el cuerpo, su cadera ya se balanceaba contra la de Sakura. Estaban sumidos en una atmósfera cálida, una ligera capa de sudor los cubría, y los gemidos de la jovencita, y algunos gruñidos roncos de su parte, completaban esa atmósfera.

Kakashi no se cansaba de besarla, se estaba embriagando de su esencia, bebía cada gota de sudor que resbalaba desde su cuello hasta sus senos. Estaba entregado al placer, pero era momento de concluir en lugar de seguir alargando el esperado orgasmo. Ya no lo soportaba más, su miembro firme chocaba en los muslos de la joven y dejaba un camino húmedo tras su paso. Antes de entrar en ella, la tomó de las piernas y las elevó lo suficiente para poder besar sus muslos, Sakura estaba tan ansiosa que su cadera se balanceaba en un tono tan sugerente que lo tentaban intentar una cosa más. Pero ya estaba desesperado, de una sola embestida entro en ella, aun tenía su cadera elevada, entre las manos,y él estaba de rodillas entre sus piernas, así que fue una embestida profunda. Sakura se arqueó y de su boca salió un jadeo ahogado por el placer. Kakashi soltó una especie de gruñido que no logró reconocer, era ronco, ahogado, desperado. Era la última pizca de autocontrol, se colocó sobre ella y comenzó con las embestidas. La penetraba con fuerza, se deslizaba en su interior con más fuerza y velocidad, empujaba contra su cuerpo hasta que se aseguraba de estar en lo más hondo. Ella gemía con cada movimiento y se aferraba a los barrotes de la cama.

El Hokage daba rienda suelta a cada uno de sus deseos, a los días de abstinencia, los días de fantasías, ahora todo era realidad y estaba aprovechando el momento. Colocó las manos sobre las de la jovencita y sintió como su miembro rozaba las paredes de la intimidad de Sakura, era una fricción deliciosa.

-¿Me extrañaste?- le preguntó el ninja balanceándose contra ella,su pelvis contra la cadera de Sakura.

-Si, sensei.

-¿Extrañabas esto?- dijo al tiempo que la penetraba con más fuerza. La cama crujía por las embestidas, por el ritmo.

-Ohhhh, sí. Ahhhh...

-Entonces dilo, dime cuánto me extrañaste, a mí, di mi nombre.

-Te extrañé, sensei. Te extrañaba a ti y solo a ti, Kakashi.

El ninja estaba en éxtasis, complacido de lo que acababa de escuchar, de la situación y del placer. Observó el rostro de Sakura, sus labios estaban entreabiertos, hinchados y húmedos, suplicaban por un beso, pero no lo hizo. Hundió el rostro en el cuello de Sakura y se embriagó en esa piel. El orgasmo de Sakura fue tan placentero como la primera vez, escuchar ese jadeo casi sin aliento, sentir su cuerpo entregarse completamente, tensarse por la descarga de adrenalina y placer, sentir su miembro salir lleno de su esencia era tan excitante que la piel se erizaba. Kakashi siguió empujando contra el cuerpo de Sakura disfrutando del orgasmo mientras alcanzaba el propio.

Se quedó sin aliento, y por su cabeza no pasó otro pensamiento coherente hasta después de varios minutos, sus movimientos eran por puro instinto, para alargar ese éxtasis en el que estaba sumergido, la sonrisa de placer en su rostro, su pelvis continuaba empujando contra el interior de la jovencita, y él seguía saboreando cada segundo.

Acabó recostado sobre el cuerpo de Sakura, jadeando y con algunas perlas de sudor corriendo por su frente. Tragó un poco de saliva e intentó calmarse. Su ex alumna había dejado de sujetarse de los barrotes de la cama y ahora tenía las manos sobre su espalda, lo abrazaba al tiempo que recuperaba el aliento. Kakashi besó su cuello, sus mejillas y su frente antes de abandonar su cuerpo y recostarse a su lado.

Buscó la máscara y volvió a colocarla en su lugar. Inmediatamente le quitó la venda a Sakura que permaneció durante unos segundos con los ojos cerrados y con una preciosa sonrisa en su rostro. Las mejillas cubiertas de un sonrojo, su melenita todavía húmeda estaba desordenada, lucía más joven.

-Dios, Sakura, eres la mujer más hermosa- cuando su ex alumna escuchó ese comentario, su sonrisa se hizo más grande y abrió los ojos, esos ojos con un peculiar color jade, únicos en toda Konoha.

Ella se refugió en su pecho y lo besó a la altura del corazón como si pudiera adivinar sus deseos, o quizá sembrando un sentimiento en territorio inhóspito que nunca antes vio nacer o crecer nada.

-¿Cómo se siente, sensei?- preguntó Sakura después de unos minutos de silencio. Kakashi pasó uno de sus brazos por su espalda y la acercó más de ser posible.

-Me siento bien, apenas recuerdo que tenía fiebre antes de tu visita.

-Se supone que estaba aquí para darle un recuento de los deberes en la Torre Hokage y para revisar su fiebre. Y no he hecho nada de eso.

-Entonces debo imaginar que una vez que me des ese informe tendrás que irte.

-No, en realidad no. Todavía es temprano, y si a usted no le molesta quisiera quedarme un poco más.

-Me gusta esa idea, y puedes quedarte tanto como quieras. Los deberes de la oficina pueden esperar, y como puedes comprobar, estoy en perfectas condiciones gracias a tus atenciones- la médico soltó una pequeña risa.

-Parece que he descubierto un antídoto mágico.

-Uno que espero no solo uses cuando esté enfermo. Tiene usos muy efectivos para todo tipo de situaciones.

Se quedaron un par de horas conversando, Sakura le contó sobre el día en la oficina Hokage, algunos de los deberes, y así la charla fue cambiado de tema hasta que la médico se quedó dormida sobre su pecho. Ya era de madrugada, pero ella estaba tranquila, y Kakashi también que no pensó en levantarla para que se fuera a su casa. Lo mejor era estar despierto por si la médico quería irse a casa, sólo que estaba tan cómodo con ella dormida a su lado, compartiendo su calor, sintiendo su cuerpo, que terminó por quedarse profundamente dormido.

Cuando despertó la luz de la mañana ya estaba en toda la habitación. Sakura permanecía dormida en la cama, le daba la espalda, por lo que la escena que se le presentaba a primera hora de la mañana era de lo más sugerente, la sábana se había deslizado por su cuerpo por lo que mostraba la línea de la espalda y parte de su sonrió y se acercó a ella hasta abrazarla y tomar parte de su calor.

-Buenos días, sensei- susurró Sakura despertando, había sido una noche de lo más placentera y su voz sonaba complacida, segura del hombre con el que estaba -¿Cómo se siente? me parece que le ha bajado la fiebre.

-Me siento mejor, estoy listo para volver a la Torre Hokage.

-Me alegra escucharlo- la médico se dio vuelta y le ofreció una escena llena de ternura: Sakura recién levantada, adormilada, con el cabello revuelto y su piel fresca. Kakashi pasó las manos por su espalda y la abrazó, sus senos desnudos chocaban contra su pecho -Creo que es mejor que nos levantemos, no quiero que llegue tarde.

-Unos minutos más no le harán daño a nadie.

La médico se quedó refugiada en el pecho de su sensei, era la primera vez que despertaba al lado de un hombre, que pasaba la noche entera con uno, que despertaba desnuda en una cama ajena, entre sábanas y cobijas de alguien, enredada con otro cuerpo. En algún tiempo imaginó esa escena pero fue al lado de Sasuke, ahora todas esas primeras veces estaban sucediendo con el Hokage, con el que tiempo atrás fue su sensei, con catorce años de diferencia, con toda la historia que compartían, era él quien la tomaba de la cintura y la abrazaba, abrazaba su desnudez.

Había sido su sensei, por el amor de Dios.

Se levantaron y mientras Kakashi se daba una ducha, Sakura se vestía. Salieron del departamento del ninja con un buen ambiente entre ambos, tranquilo, sin silencios incómodos o sonrisas fingidas. Caminaban cerca del otro, era imposible que la Aldea supiera que habían compartido la noche, pero de igual forma la médico sentía que todo mundo estaba enterado, como si hubiera un letrero en su frente.

-Debo ir a mi casa a cambiarme, sensei.

-De acuerdo- el ninja lo pensó un poco, pero terminó por soltar su pregunta -¿Qué le dirás a tus padres?

-Seguro piensan que pasé la noche con Ino, no sería la primera vez que una noche de chicas se extiende tanto, así que no habrá problema.

-Bien. Entonces te veré después.

Las despedidas todavía parecían tan frías, tan distantes para todo lo que ocurría entre ambos, pero era una aventura, era un secreto, no podían hacer otra cosa se separarse e ir cada uno por su camino.

En efecto los padres de Sakura le preguntaron sobre la noche de chicas con Ino, Sakura inventó algo y no hubo ninguna sospecha. subió hasta su habitación y se cambió de ropa. Ver su cama perfectamente tendida, le recordó que pasó la noche con alguien más, que esa primera vez estaba calando en su interior, hacía ruido en su pecho. Y no era porque extrañara su cama o su habitación, sino precisamente por lo contrario, porque si algo deseaba o extrañaba era la cama de su sensei, mejor dicho, despertar a su lado.

Como prometió, se cambió de ropa y salió directo a la Torre Hokage, aunque el ninja aseguraba encontrarse mejor, todavía tenía un poco de fiebre, lo mejor sería ayudarlo tanto como le fuera posible. Tocó y entró en la oficina, su sensei ya revisaba las misiones y comenzaba a firmar algunas autorizaciones.

En el escritorio había un ramo de flores. La médico sonrió, pero su alegría no duró mucho.

-Sasuke las trajo para ti.

Declaró Kakashi sin levantar la vista.