¡Saludos queridos lectores!
Como pueden ver, se retoma esta historia nuevamente y me alegra poder trarla de regreso en estas fechas n.n Trataré de darle un poco más de prioridad en este mes y durante noviembre, ya que va a acorde con las fechas, pero debido a mi atraso, del cual pueden encontrar más detalles en mi página, es probable que no pueda hacer mucho.
Sin más, los dejo con la historia esperando que puedan disfrutarla n.n
De entre los tres chicos que estaban dentro de la habitación, Juugo era el más expectante, pues estaba seguro que su compañero buscaría una excusa para no entrar, terminaría desmayado o quizá verían algún tipo de reacción a causa de la expulsión del demonio, pero el albino entró a la habitación sin problemas con su mirada burlona.
—¿Lo ven? Les dije que estaba bien —sonrió triunfante.
—¿Realmente no viste nada cuando saliste de aquí? —preguntó Juugo confundido.
—No. Ya les dije que ni un sólo crujido de madera. Bueno, el de mis pasos tal vez, pero eso no es un fantasma o demonio —respondió Suigetsu con mucha calma y Juugo miró a Karin buscando una respuesta— Quizá el demonio ese se aburrió de esperar y se fue a hacer maldades a la calle. ¿Saben cómo lo descubriremos?
—Debió parar la actividad para dejar que nos confiemos y hacernos salir de aquí —la pelirroja ignoró por completo la pregunta del albino.
—¿No sería a causa del amuleto? —preguntó Juugo.
—No estoy segura. Ya les dije que cuando intenté usarlo con Sasuke la primera vez, no funcionó —respondió la chica— Después logré hacer que lo lastimara e incluso salió de su cuerpo.
—¡Así es! ¡Con la ouija! —exclamó Hozuki sacando la tabla de su mochila e ignorando el diálogo del par. Para ese momento, ya había dejado los celulares en diferentes partes del cuarto apuntando a los cuatro.
—¡Nadie va a jugar tu estúpido juego! —exclamó Karin más que negada a ello.
—Falta poco menos de hora y media para que se cumplan las cinco horas prometidas y ninguno de ustedes quiere salir —bufó el albino— ¿Cómo vamos a seguir con esta investigación? O salimos de aquí o jugamos para seguir con lo prometido.
—Yo jugaré —Sasuke se ofreció, pues él aún no creía nada sobre fantasmas y demonios, pero si sabía que no cumplir con el contrato le traería repercusiones que no se podía permitir. Además, aunque su otra opción era salir y seguir buscando fantasmas, él sabía que no tenía el carisma para llevar la investigación y hacer el recorrido solo con Suigetsu tampoco le apetecía, pues no sabía qué cosas se le ocurrirían en el camino. Además, aún se sentía débil y estando frente a la tabla podría estar sentado.
—Sasuke no…
—¡Al fin! —exclamó el albino evitando que Karin lo detuviera— ¡Vamos afuera!
—¡Sasuke, por favor…!
—Crea o no en esto, aún hay un tiempo que cubrir —espetó el azabache queriéndose levantar de la cama, pero aún se sentía débil.
—Ni siquiera puedes ponerte en pie —señaló Karin tratando de ayudar a que no se cayera.
—¿Si jugamos en la habitación, no estaríamos protegidos por los símbolos? —Juugo le murmuró a Karin.
—Vamos, Sasuke. No dejemos esperando a nuestros fans —animó el albino para luego mirar a los otros dos— Ustedes también tienen que participar, lo prometimos.
—No lo sé, pero en teoría si debería ocurrir algo si jugamos —respondió la pelirroja al más alto de sus compañeros mientras Suigetsu se disponía a acomodar la tabla al centro de la habitación— Los símbolos son para alejar entes, pero la ouija es para invitarlos.
—Dejen de cuchichear y traigan sus traseros aquí —llamó el albino que ya se encontraba sentado frente a la tabla y Sasuke, con dificultad, había logrado sentarse frente a él.
—Yo no prometí jugar y no lo haré —respondió Karin firmemente y se cruzó de brazos para enfatizar su negación.
—¿Quieres que te recuerde que te comprometiste a algo? —Suigetsu insinuó el contrato sin mencionarlo.
—Ya te dije que…
Karin no pudo continuar con su negativa porque Juugo volvió a susurrarle algo.
—Quizá no pase nada. Hay muchas protecciones aquí y tú nos has dicho que las actividades paranormales han disminuido desde que vivimos con Sasuke. También tenemos los collares.
—¡Claro que no! —se oyó la exclamación del albino que había leído algo en el chat, lo que le dio tiempo a la pelirroja de meditarlo. Los comentarios ahora hablaban de un posible emparejamiento entre Karin y Juugo porque el público los veía secreteándose.
—¡No! Definitivamente yo no voy a jugar y si van a hacerlo, mejor háganlo fuera de este cuarto, yo me quedo aquí —resolvió la chica, pues si bien ella jamás había jugado a la ouija, sabía que debía huir de cualquier cosa que atrajera fantasmas o demonios. Si ya sufría con su "don", como muchos lo llamaban, en el día a día, no podía ni imaginarse lo que pasaría al estar en un lugar donde se llamara a esas cosas.
—Ya instalé todo aquí, si no quieres estar en el juego, lárgate tú —respondió Suigetsu furioso de que la chica no cediera.
—Karin —se oyó la voz de Sasuke llamarla y la pelirroja lo miró.
Uchiha la miró fijamente sin decir absolutamente nada, pero la joven pudo entender esa mirada como si él le hubiese hablado.
—¿Si acepto, me prometes que si no pasa nada no lo tomarás como prueba de que estoy loca? —preguntó Karin y notó la negativa del azabache, así que se adelantó a hablar susurrándole— Este sitio tiene muchas protecciones, así que quizá no pase nada además de los trucos de ese idiota.
—¡Dejen de flirtear! —exclamó Suigetsu arrojándose entre ambos para separarlos y miró a la pelirroja— Lárgate si no vas a jugar.
—Deja de gritar. Si jugaré —respondió la pelirroja tratando de parecer dura, pero por dentro temblaba.
Karin aceptó jugar porque pudo ver en la mirada de Sasuke que él no sólo había aceptado seguirle el juego al albino por el asunto del contrato, sino que esperaba ver algún tipo de prueba de lo paranormal para poderle creer y era precisamente esa situación la que había empujado a la chica a decir que jugaría. Es decir, durante toda su vida, los escépticos la llamaban loca y los creyentes la llamaban mentirosa, pues según ellos "nadie puede ver y oír tan claro a los muertos como en las películas". Esto siempre la llevaba al relego, motivo por el que terminó por ocultar su habilidad.
De entre toda la gente que la había tachado de loca, el que más le había dolido era su padre, pues se volvía loco cada vez que ella le decía que su madre la cuidaba. Karin podía entender que a su padre le causara cierto desquicio que ella le dijera que su esposa muerta iba a cuidar de su hija, pero conforme crecía y podía ver y oír más a esos seres, su padre se alejaba cada vez más.
Para cuando ella cumplió ocho años, decidió dejar de decirle a su padre que su madre seguía con ellos para que dejara de llevarla a doctores que le hacían múltiples estudios, también dejó de hablarle de los otros espíritus que ella veía u oía y por un tiempo, eso permitió que ella y su padre tuvieran una relación medianamente buena, pero cuando Karin cumplió los doce años, las visiones se hicieron más fuertes y claras, lo que eventualmente la hicieron confesar de nuevo a su padre lo que podía ver y escuchar.
Tras aquella confesión, su padre volvió a llevarla a hacer pruebas e incluso fue bastante exhaustivo en buscar antecedentes psiquiátricos en su familia y la de su madre para ayudar a esas pruebas, y aunque sí había algunos registros de esquizofrenia por parte de la familia de su madre, ningún doctor le diagnosticó nada parecido.
En ese periodo, el padre de Karin ya no se enojaba con ella ni la rechazaba, por el contrario, se veía empeñado en ayudarla en su enfermedad. Al parecer, estaba convencido de que ella podía "curarse", pero el punto de quiebre de su relación ocurrió cuando la pelirroja cumplió quince años.
No sabía qué lo había provocado, pero ella siempre se sintió como la causante de que su madre, que siempre se le aparecía cuando estaba enferma o en problemas, no volvió a aparecer.
Karin recordaba bien ese día, pues había un chico mayor que a ella le gustaba. Sólo era dos años y siete meses más grande que ella, no era mucha la diferencia si uno se ponía a pensar y ese era el argumento que ella le daba a su madre para justificar que quería salir con él. Sin embargo, su madre le advertía que además de la edad contada con los años, habían experiencias que hacían la diferencia en las relaciones humanas y que ese chico quería cosas diferentes de las que ella buscaba.
Cómo toda adolescente, Karin se sentía lo suficientemente mayor como para salir con ese chico y creía que, pese a que su madre sólo se le aparecía para consolarla y protegerla, creyó que estaba exagerando. Además, su padre le había dado permiso de ir a la feria con él —seguramente porque su padre quería verla hacer cosas de adolescentes normales— y a pesar de las advertencias de su madre, ella se fue a su cita.
Desde un principio, Karin sabía que ese chico era un "chico malo" como en las películas románticas para adolescentes y en esa época era lo suficientemente ingenua como para creer que lo más malo que un chico de esa edad podía hacer, era sacar malas notas, fumar, drogarse, beber y ser sexualmente activo. En pocas palabras, sólo hacía todo aquello que los adultos les repetían incesantemente que no hicieran como si fueran un disco rayado, pero aquella noche la pelirroja aprendió que la maldad no tiene edad.
La noche iba perfecta y entre más tiempo pasaba sin incidentes que pudieran darle la razón a su madre, más orgullosa se sentía de tener razón y ser "adulta", según como ella creía, pero cuando entraron a la casa del terror por insistencia del chico, las cosas cambiaron.
A la pelirroja no le gustaban esas atracciones porque le parecían aburridas y poco creíbles. Después de ver fantasmas reales, la verdad era que no le daban miedo los disfraces ni las películas de terror, pero ella aceptó porque su acompañante parecía entusiasmado y ella fingió asustarse un par de veces para poder abrazarlo.
No había habido ningún inconveniente hasta que de repente, el chico la haló dentro de una bodega para besarla. Según él, un amigo trabajaba ahí y les permitiría "usar el lugar''.
En ese entonces Karin era lo suficientemente estúpida para no entender a qué se refería con "usar el lugar", pero lo entendió pronto cuando los besos fueron más intensos y él ya la estaba manoseando.
Debido a lo inesperado de la situación, Karin no lo rechazó de inmediato, pero ella no tardó en negarse porque ¿Qué se creía ese tipo? Esa era su primera cita, ni siquiera eran novios y de hecho, ese también era el primer beso que se daban. Pero el problema fue que él no se detenía y estaba más que dispuesto a forzarla.
Mientras ella gritaba y forcejeaba con poco éxito, Karin entró en pánico no sólo por las intenciones del chico, sino que por primera vez vio a uno de esos entes malignos que le susurraban a la gente a hacer maldades. Empero, el joven no se detenía en su tarea y aún cuando ella estaba en pánico, seguía sin tener la fuerza para defenderse.
Cuando el joven comenzó a tirar de su ropa, Karin pudo ver a su madre aparecerse y tratar de ayudarla aunque ese ente intervino, pero de un momento a otro tanto el ente como su madre desaparecieron.
La joven creyó que quizá ellos seguían ahí y simplemente no podía verlos. Era algo que pasaba muy comúnmente, pues en ese entonces no veía fantasmas todo el tiempo, pero ella sabía que estaban allí, así que se esforzaba por defenderse por su cuenta. Además, desde que habían desaparecido, ese chico parecía dudar en seguir con la agresión, pero lo que realmente la salvó, fue un chico de la atracción.
Uno de los trabajadores con disfraz de zombie de la casa debió oírlos porque abrió la bodega, quitó al chico de encima de Karin y le sacó el aire de un golpe en el estómago. Sin darle tiempo a la pelirroja, la tomó de la muñeca y se la llevó por la parte de atrás de la atracción.
La persona que la había salvado le pidió que lo esperara y entró de nuevo a la casa, pero Karin, asustada y desconfiada aún de aquél que la salvó, volvió a su casa sola y llorando.
Una vez de regreso, ella llamó incesantemente a su madre, ella siempre llegaba si la llamaba, especialmente cuando estaba tan alterada como en aquella ocasión, pero jamás volvió. Lo que fue peor es que tras lo vivido y sin el apoyo de su madre, ella tuvo una crisis de ansiedad y pánico donde no dejaba de repetir una y otra vez que su madre la había salvado de un espíritu malvado que había incitado al chico con el que salía a violarla. En su desesperación, había olvidado que la gente la tacharía de loca al hablar de espíritus y fantasmas y su padre fue el primero en acusarla de ello.
Tras aquél incidente, su padre la internó en un centro de salud mental del que ella salió a los seis meses, después de todo, ella no estaba loca, pero aquello fue suficiente para que el hombre decidiera que ella no existía. Es decir, no la abandonó en el centro o la calle, de hecho, Karin volvió a su casa, pero su padre, más allá de mantenerla y hablarle para lo que era necesario al vivir juntos, no tuvo ningún acercamiento paternal hacia ella, y si bien él nunca lo dijo en palabras, la chica sabía que cada mirada que él le dirigía, la acusaban de estar loca.
Con el tiempo, Karin entendió por qué su padre había tomado esa postura, pues aparentemente toda su familia paterna aún tenía muy marcada la idea de que un miembro de la familia con problemas mentales era toda una deshonra. De hecho, llegó a oír a algunos tíos y su abuela decirle a su padre que debía echarla de la casa lo antes posible sin esperar su mayoría de edad.
El rechazo de su padre y su familia paterna y la ausencia de su madre, que ya no tenía parientes vivos desde hacía un tiempo, lastimaron a Karin profundamente y nuevamente dejó de hablar de espíritus y fantasmas, para fingir ser una adolescente más del montón. Incluso, se alejaba de amigos y compañeros cuando, en algún momento de ocio, salía el tema de lo paranormal y aunque por un tiempo le funcionó, el hecho de poder seguir viendo y oyendo cada vez más y mejor a esos entes, le dificultaba fingir, especialmente en octubre.
Una vez cumplidos los dieciocho años, su padre prácticamente la echó de la casa, aunque advertencias hubieron muchas y es que bajo el pretexto de que ella debía ir a la universidad la hizo irse, pero su padre no dio un sólo centavo para sus estudios. Claro, Karin ya estaba consciente de que ello pasaría, así que había trabajado, ahorrado y se había metido en un préstamo en el banco para pagar su colegiatura.
Con toda aquella historia detrás, Karin veía poco probable el tener amigos sinceros o incluso una pareja que pudiera aceptarla con aquel don que ella sentía más como una maldición y aunque el hecho de que Juugo y Suigetsu habían terminado por creerle y aceptarla —muy a su manera particular—, el amor le resultaba todavía más lejano. Si su padre que debía amarla por ser su hija la rechazó ¿qué podía esperar de cualquier otro hombre?
Aun cuando ya tenía dos amigos que la aceptaban, Karin tampoco se sentía tan confiada, pues finalmente la habían aceptado para lucrar con sus habilidades.
Decir que ella no conseguiría una pareja que la aceptara como era, no quería decir que ella no se sintiera atraída por nadie nunca más, de hecho, hubo algunos chicos con los que salió y se relacionó, pero siempre lo hizo pensando en que jamás llegaría a más. Lo mismo pensó cuando conoció a Sasuke y lo cierto era que fue todavía más desalentador sentirse atraída por él cuando ella descubrió que el chico no sólo era escéptico a lo paranormal, sino que tenía una razón muy fuerte sobre su incredulidad.
Largo tiempo, Karin no fue muy asidua a investigar sobre aquella habilidad que tenía porque intentaba olvidarse de ello, sólo había leído cosas muy vagas, las cuales se repetían en muchos artículos de internet, libros o revistas, pero cuando su madre desapareció para no volver, ella fue más minuciosa con la investigación de lo paranormal y aunque había muchas cosas que eran confusas, se contradecían y/o eran erróneas según sus propias experiencias, logró conseguir información para ayudarse a que las visiones no la atacaran o a evitar cosas —como la ouija— que la hicieran más propensa.
Entre la información que encontró, Karin halló que así como había gente como ella que podía ver y oír fantasmas con facilidad —que eran en extremo poco comunes— sin una preparación previa, también habían personas que eran igual de extrañas cuyo tercer ojo, como muchos lo llamaban, estaba completamente cerrado… y si, Sasuke era una de esas personas.
Ya de por si era frustrante hacerse a la idea que sería difícil encontrar a alguien que a ella le gustara, fuera a creerle sobre sus habilidades y la aceptara como era, que cuando sus sentimientos por Sasuke fueron en aumento al punto de enamorarse perdidamente, no pudo más que desesperarse.
¿Acaso la vida se empeñaba en torturarla?
Cuando ella se dio cuenta de sus sentimientos y de que él jamás le creería a causa de las circunstancias, decidió ponerse un límite. Es decir, al principio, ella coqueteaba con él y se le insinuaba, por un lado porque sólo era atracción y por otro porque al principio ella no se había dado cuenta que él no percibía nada paranormal, pero cuando lo descubrió, decidió dejar de flirtearle y mantener las cosas en amistad.
Ser amigos debía hacer las cosas más sencillas, o al menos eso creyó la pelirroja, pero lo cierto era que ella nunca dejó de estar enamorada de él y probablemente, aquello estaba a punto de convertirse en algo más. Fue precisamente ese algo más lo que empujó a la pelirroja a ceder a jugar a la ouija cuando toda su vida se rehusó a hacerlo. Aún si era sólo para conservar su amistad, Sasuke era alguien muy importante para ella y estaba desesperada de que él le creyera. Que Sasuke fuera a pensar de ella como lo hacía su padre iba a destrozarla.
—¿Estás segura? —Juugo le preguntó a Karin mientras él se sentaba de frente a ella.
—Sólo acabemos con esto pronto —respondió la pelirroja disimulando su miedo.
—¡Estamos listos! —exclamó Suigetsu con una sonrisa de oreja a oreja y retomando su tono de youtuber— Creo que todos ya saben qué es una ouija y cómo funciona, porque aunque es la primera vez que la usamos en nuestro canal, es una herramienta muy popular para contactarse con el más allá. Antes de iniciar, quiero recordarles que no podremos ver sus comentarios porque todas las cámaras están apuntando hacia nosotros, excepto una que dejé en el umbral de la puerta para captar el pasillo. Cualquier cosa que vean o escuchen que nosotros no comentemos, es porque probablemente no nos dimos cuenta de ello —explicó el albino para luego mirar a sus compañeros— ¿Preparados?
Los chicos asintieron en silencio a pesar de que ninguno estaba del todo convencido de hacerlo y pusieron los dedos sobre la plancha.
—Pase lo que pase aquí, hablaremos en la casa —Sasuke le murmuró a la pelirroja y aquello le dio cierto alivio a la chica.
—¿Hay algún demonio en esta casa que quiera contactarse con nosotros? —preguntó Suigetsu y tanto él como los demás, miraron expectantes la plancha, la cual permaneció inmóvil.
—Parece ser que las protecciones sirven bastante bien —comentó Juugo sintiéndose tranquilo.
—Yo no pienso jugar fuera de esta habitación —afirmó Karin sintiéndose contrariada, pues ella estaba segura que había un demonio allí, ya había poseído a Sasuke y si jugaban fuera de las protecciones seguramente se aparecería, lo que tendría que convencer al azabache de una u otra forma, pero al mismo tiempo ella tenía mucho miedo y si la condición de Sasuke evitaba que aun fuera de la habitación el demonio pudiera presentarse, sería darle más motivos al chico para que la pensara loca.
—No se rindan a la primera —dijo el albino para luego hablar en alto— ¿Hay alguien ahí?
Nuevamente nada pasó, ni siquiera se oyó un sólo crujido de la casa, de esos que son usuales en una casa tan vieja a pesar de que los cuatro permanecieron mudos unos momentos esperando que la plancha reaccionara o hubiese alguna manifestación.
—Olvídalo. Ya cumplí, no es mi culpa que no pasara nada —espetó Karin quitando los dedos de la plancha y dispuesta a levantarse, pero el albino le agarró las manos.
—Por favor. La tercera es la vencida —le suplicó incluso con la mirada.
—Último intento —Karin accedió con descontento, pero aceptó al estar segura de que nada pasaría. Todo se sentía muy tranquilo y la verdad era que habría sospechado de esa tranquilidad, de no ser que desde que se metieron a ese cuarto, cualquier presencia sobrenatural se había esfumado. Además, Suigetsu nunca le pedía las cosas por favor, así que si aún pasaba algo, tenía que ser plan de ese idiota.
—¡Gracias! —exclamó el albino besando las manos de Karin antes de soltarla.
La acción hizo a Karin bufar, porque estaba segura que aquella acción, Suigetsu la había hecho solamente para seguir animando al público con el asunto de las parejas. También se oyó un gruñido de parte de Sasuke, además, él estaba convencido que la tabla estaba truqueada por el albino y que el que no se moviera, era parte de su plan para mantener a los espectadores en suspenso y de paso sorprenderlos, después de todo, al albino le gustaba la teatralidad frente a la cámara y era lo que ayudaba a que ese canal funcionara y les dejara las suficientes ganancias como para no tener que buscar un trabajo de medio tiempo como el resto de los universitarios.
—Deja de estar jugando y concéntrate en lo que estamos haciendo —Sasuke le replicó a Hozuki, pues a él le exasperaba cuando su compañero abusaba del suspenso.
—Queridos espectadores, como han visto, no ha pasado nada, pero haremos un nuevo intento. Sin embargo, quiero aprovechar este momento para recordarles a mis compañeros y a ustedes, que nadie debe de quitar las manos de la plancha mientras estemos jugando. Sólo se pueden quitar las manos una vez que se cierre el juego, pues irse de esa forma deja portales abiertos y puede ser muy peligroso —explicaba el albino en su tono de youtuber— Jugar ya es peligroso, pues no sabemos quién o qué venga a respondernos y nos estamos arriesgando mucho al jugar en esta casa, porque sabemos que aquí hay al menos un demonio que ya ha poseído a nuestro invitado. Ustedes no deben intentarlo por su cuenta. Recuerden que nosotros venimos preparados y tenemos la ayuda de nuestro médium para lidiar con cualquier tipo de ataque.
—También, cada uno de nosotros tenemos una protección contra demonios que nos hemos puesto tras el incidente de la posesión —habló Juugo queriendo contribuir a la advertencia de los peligros de lo que estaban haciendo, después de todo, él ya había sido testigo de lo que podía pasar.
—Aquí vamos de nuevo —anunció Suigetsu. Respiró hondo, se relajó un poco y habló con voz seria— ¿Hay alguien aquí?
De nuevo, los chicos permanecieron en silencio esperando que la plancha se moviera o que hubiese algún ruido, pero parecía que iban a tener el mismo resultado de las dos veces anteriores. Para ese punto, incluso Juugo y Karin ya habían considerado que Suigetsu tenía truqueada la tabla y les extrañaba que ni siquiera se moviera un poco.
—Creo que…
Juugo no pudo terminar de hablar porque la plancha al fin se movió señalando la palabra "Sí" del tablero.
—¿Alguno de ustedes la movió? —Suigetsu preguntó a sus compañeros que estaban sorprendidos, pues no estaban seguros de cómo había logrado mover la plancha.
Los tres chicos negaron con la cabeza y lo dejaron continuar, pues estaban seguros que aquello era un truco del albino. Sasuke lo creía así por su escepticismo y porque desde que sacó la tabla al principio de la transmisión, era más que obvio, pero Karin lo sabía porque no percibía nada sobrenatural en el ambiente. En el caso de Juugo, él pudo notar que la pelirroja estaba tranquila a diferencia de cuando se propuso el juego, así que intuyó que no había nada fantasmal en aquél movimiento. Además, Suigetsu solía ser tan miedoso, que de ser verdad, se habría puesto pálido.
—Vean detenidamente las cámaras, chicos. Tenemos tres en la habitación y una en el pasillo —Suigetsu se dirigía a la audiencia— Una de ellas la intenté poner de modo que se viera si nuestros dedos tocaban superficialmente la plancha o no.
—No hagas tantas pausas para dar explicaciones —pidió Karin, pues truco o no, quería terminar con eso pronto. Aún si era un truco y estaban en una habitación protegida, no podía evitar sentirse nerviosa al no estar segura, después de que los collares se vieron un tanto débiles antes el demonio, de qué tan eficaces podrían ser los símbolos contra ese ser.
—No seas impaciente, también tenemos que pensar un poco las preguntas que vamos a hacer según lo que nos vaya contestando —Suigetsu se justificó para luego volver a su tono serio de "invocador"— ¿Llegaste de otro lado o eres alguien que ha estado en esta casa desde antes de que empezáramos a jugar?
"Es mi casa" contestó la tabla deletreando la frase con suficiente velocidad para no aburrir a los que esperaban, especialmente los espectadores, pero lo suficientemente lento para captar las letras y armar las palabras.
—¿Eres el hombre de la leyenda?
"Si"
—¿El que perdió a su familia e hizo un trato con un demonio para recuperarla? —Suigetsu insistió en la identidad del hombre.
"Si"
—¿De verdad viste a un demonio?
"Si"
—¿Cuál fue el trato que hiciste con él?
"Mi familia por mi alma"
—¿Cómo te llamas?
"Charles Smith"
La conversación entre Suigetsu y su supuesto fantasma continuó, pues ninguno de los chicos quiso intervenir. Es decir, no sabían si él estaba contestando al momento o tenía las respuestas programadas en la tabla. Además, parecía que él no se daba cuenta que algunas preguntas y respuestas se contradecían sutilmente, cómo cuando el "fantasma" dijo que dió su alma a cambio de su familia, por lo que debería estar en el infierno, sin embargo, según la respuesta que dió, el fantasma estaba penando en la casa.
Por otro lado, ninguno de los chicos estaba seguro si Suigetsu se había inventado el nombre o si lo había investigado para el show, pero los tres jóvenes estaban casi seguros que ni siquiera se había tomado la molestia de buscarlo, lo que sería otro punto flaco de la farsa.
Quien sabe si sus espectadores se daban cuenta de aquellas sutiles contradicciones o si alguno sabía el verdadero nombre del antiguo dueño, por lo que era uno de los motivos por los que ninguno se atrevió a preguntar nada por temor a delatar la trampa.
Era por cosas como esa que hablaban los trucos como equipo, para no tener ningún error que les echara a perder el negocio y al idiota de Suigetsu se le había ocurrido hacer un mal guión por su cuenta justo cuando tenían la mayor cantidad de audiencia y con un patrocinador importante vigilándolos.
—Termina el juego ahora mismo —Sasuke le ordenó al albino para evitar que los errores fueran más evidentes, pero Suigetsu aprovechó la situación para hacer una actuación en la que supuestamente la ouija se volvía loca moviendo la plancha por toda la tabla.
—¡No quiten las manos! —exclamó Hozuki fingiendo miedo, pero para ese punto, todos ya habían quitado los dedos de la plancha y aunque no estaban contentos con la idea, fingieron asustarse para no delatarse. Menos Sasuke, él sólo fingió sorpresa.
—Dejen sus trucos. Son pésimos —comentó Sasuke dentro de su papel y Suigetsu seguía fingiendo que la plancha se movía como loca.
—¡Deja de hacer eso, Charles! —exclamó el albino sin soltar la plancha.
"No soy Charles" Deletreó la tabla con rapidez, pero ya no vuelta loca como antes. Al menos el albino había tenido la idea de no fingir que podía leer palabras en medio de ese movimiento rápido y azaroso que había fingido antes.
—¿Quién eres?
"Soy Balban"
—¿Eres un fantasma?
"Demonio"
—¡Cierra eso ahora! —exclamó Juugo siguiendo el teatro, pero también con la intención de terminarlo.
—Pero no me deja —Suigetsu quería seguir porque aún no terminaba lo que tenía preparado.
—¡Sólo despídete! —exclamó Karin, pero Suigetsu siguió con su teatro un poco más para dejar la pauta del final de la noche. Es decir, ellos tenían planeado proyectar un fantasma falso, algo que nunca habían hecho por diversos motivos, con el que se supone que convencerían a Sasuke de lo paranormal, y lo último que el supuesto demonio dijo antes de despedirse, era que enviaría algo para que el escéptico creyera.
Durante todo el diálogo que Suigetsu tuvo consigo mismo en la ouija truqueada, el resto trataba de hacer que parara su actuación sin abandonar sus papeles, pero obviamente no tuvieron éxito. Sólo se sintieron aliviados cuando el albino finalmente despidió a su supuesto demonio y el suspiro que dieron fue algo que no actuaron.
—Queda menos de una hora para que se cumplan las cinco horas de transmisión —anunció Juugo que miró el reloj.
—Tenemos que hacer algo para finalizarlo cómo se merece. Dejemos que nuestro público decida —dijo Suigetsu levantándose a ver el chat del celular que tenía más cerca.
Como siempre, había comentarios de gente que creía la farsa y gente que los acusaba de fraude, pero lo cierto era que pese a la hora, seguía habiendo bastantes espectadores y las donaciones, aunque pocas y de baja denominación, seguían apareciendo. Sin duda, aquél show era el que más espectadores y fondos estaba reuniendo, y eso último sin contar lo del contrato.
—Sasuke, esto no…
Karin quería recordarle a Uchiha que aquello no era como los fantasmas que veía, que ella era consciente de la diferencia entre lo arreglado con lo real esperando que ello también ayudara a qué él dejara de pensar que estaba loca, pero no pudo terminar su frase porque se oyó un ruido muy fuerte que provenía del pasillo.
—¿Qué fue eso? —preguntó Juugo confundido, pues sabía que ese ruido no había sido preparado por el equipo, pero no sabía si era parte del truco del albino o si debían volverse a preocupar.
—Los espectadores están diciendo que se vió una sombra negra en la cámara que apunta al pasillo antes de que se oyera el ruido —comentó el albino que ya no se veía tan alegre.
¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! Se oyó un ruido tras otro alrededor de la habitación donde estaban.
Sasuke estaba seguro que aquello era parte de lo que Hozuki había planeado por su cuenta, pero cuando miró a Juugo y Karin, comenzó a dudar. Es decir, en el teatro de la ouija, era obvio que ellos estaban actuando, los había visto tantas veces actuar para ese estúpido canal, que podía darse cuenta cuando fingían miedo, nervios o asombro, pero en esta ocasión, pudo notar que la cara de la pelirroja había perdido color y que Juugo, además de verse muy serio, mostraba miedo por los ojos.
—Quizá se cayó otro tramo de escalera —comentó el azabache dándole una explicación a los ruidos, pero la verdad era que el ruido se oía demasiado cerca en comparación a la distancia a la que estaban de las escaleras.
Cuando Sasuke volteó a ver a Suigetsu, esperando ver esa mirada burlona detrás de su gesto fingido de miedo que le confirmaría que era todo un truco de él, lo único que vio en su rostro fue pánico.
—Tenemos que quedarnos aquí dentro. Aquí, no nos harán daño —musitó Karin con la voz temblándole.
¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! Se oyeron más golpes alrededor del cuarto, como si las paredes no existieran y alguien estuviera rodeándolos mientras golpeaba el piso por el que pasaba. Incluso para Sasuke, era imposible negar que se podían sentir las vibraciones de los golpes en el piso.
—Si son las termitas, podría caerse el piso de esta habitación en cualquier momento. Esta vez se oyeron los golpes muy cerca —espetó el azabache, pero no estaba convencido de sus palabras, pues aunque se podían sentir las vibraciones de los golpes bajo sus pies, el suelo no se sentía para nada frágil, por el contrario, se sentía macizo.
Esto no estaba convenciendo a Sasuke de que algo paranormal estaba ocurriendo, pero no podía evitar sentir cierta inquietud al no encontrar una forma de explicar con lógica, lo que estaba ocurriendo.
—¡Claro que no somos nosotros! ¡Hay tres cámaras aquí dentro! Si fuera alguno de nosotros, alguna de las cámaras lo habría captado —Suigetsu contestaba a algunas de las acusaciones que los escépticos hacían— ¡Además, la cámara que está afuera les está comprobando que tampoco hay nadie fuera de la habitación que pueda hacer todos esos ruidos!
—Olvida lo que están diciendo —Juugo le sugirió, pues sabía que el albino podía ponerse necio cuando los espectadores escépticos eran insistentes en acusarlos. Lo último que necesitaban era que Suigetsu se pusiera a pelear con el público cuando estaban en medio de algo que Karin ya les había advertido que podría ser peligroso.
—¡Es que están diciendo que somos nosotros!
¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! Se oyeron otros tres golpes, pero con mayor fuerza que los anteriores.
—Necesitamos llamar a los bomberos. Si la casa se está cayendo, estamos en riesgo —señaló Sasuke que su mente llena de ciencia, quería aferrarse a su última explicación lógica.
—Debemos esperar hasta el amanecer por seguridad —Karin detuvo al azabache cuando sacó su celular para hacer la llamada— No sabemos lo que ese demonio pueda hacerles.
—¡Yo les mostraré que no es mentira! —exclamó Suigetsu caminando hacia la puerta muy decidido.
—¡No salgas! —Juugo y Karin exclamaron en coro.
—¡Por supuesto que no voy a salir de este cuarto si se oyen cosas extrañas! ¡No soy un idiota! —se soltó de Juugo que había alcanzado a sostenerlo del hombro para detenerlo— Sólo voy a sacar este celular al pasillo. La gente está diciendo que puede ser un truco porque la cámara que está afuera no cubre todo el pasillo, así que con esta cámara podemos cubrir más espacio —dijo arrodillándose frente al marco de la puerta para acomodar el celular que tenía en la mano y el que estaba a sólo cinco centímetros fuera del cuarto— Aún si llaman a los bomberos, no podemos desaprovechar la oportunidad de grabar esto.
—Ni siquiera deberías hacer eso —insistió Karin y alcanzó a tirar de su camisa antes de que el chico sacara la mano.
Cabe decir, que la pelirroja desvió la mirada mientras tiraba de su compañero, pues temía que una mirada al pasillo fuera suficiente para ver a ese demonio. Además, estar tan cerca de la puerta la atemorizaba y podía sentir la diferencia en el ambiente cuando el albino fue por las cosas tras la posesión de Sasuke y ese momento. El ambiente se sentía frío y pesado.
—No hay nada visible en el pasillo y los últimos ruidos se oyeron en las habitaciones de alrededor —Hozuki volvió a soltarse del agarre— Si me doy prisa, puedo arreglar los celulares en los ángulos necesarios antes de que esa cosa venga hasta aquí.
—Tú no…
¡Bam! ¡Bam! Se oyeron dos golpes lejos del pasillo, interrumpiendo la protesta de la pelirroja.
—¡Esta es mi oportunidad! —exclamó el albino con una gran sonrisa al estar convencido de que podía hacer lo que se proponía y se apresuró a hacerlo.
¿Creen que Suigetsu le hizo perder credibilidad a Karin a los ojos de Sasuke con su truco de la tabla? ¿El demonio se presentará frente a los chicos? ¿Podrán salir de la mansión y cobrar su recompensa?
Me encantará poder leer sus teorías n.n
