Amargo Recuerdo, Dulce Olvido. – Fic.

«Quiero cantar, quiero gritar

Quiero vivir en libertad»

Cd. Tokio, Japón. 19 de Agosto. 2020 – 02:01 am.

− A-Acepto. – Decía sonriente mientras de sus ojos aperlados caían unas cuantas lágrimas.

El rubio se encontró sin saber qué hacer o decir por unos instantes, hasta que el sonido de un automóvil que pasaba por esa zona interrumpió entre sus pensamientos.

− Yo…

− No digas nada por favor. – Dijo aquella chica sin mirarlo a los ojos. – S-Solo hagámoslo. – Pidió mientras se quitaba esas lágrimas que no dejaban de caer por sus sonrojadas mejillas. Sentir vergüenza era poco, Hinata empezaba a aborrecerse a sí misma por el acto tan bajo al que había tenido que recurrir por tan sólo conseguir aquel autógrafo.

Naruto quedó sin habla. ¿Acaso estaba bien lo que estarían a punto de hacer? ¿Acaso aquella chica no tenía dignidad? Bufó con rabia hacia sus adentros, quizás todas las mujeres eran iguales, quizás aquello sería lo más "grandioso" que le pasara en toda su maldita vida.

¡Claro! Y por eso esas estúpidas lágrimas de felicidad. – Se dijo reprochándose a sí mismo.

La miró con enojo y sin más, la tomó fuertemente del brazo para llevársela detrás de unos arbustos.

− ¡M-Me lastimas! – Exclamó la ojiperla.

− Créeme preciosa, eso no será lo único que te lastime. – Respondió cínicamente aquel rubio.

Tan pronto como llegaron detrás de los arbustos, el rubio se quitó su chamarra de cuero y después su playera, dejando ver su torso bien fornido, extendió ambas prendas sobre el pasto y le dirigió una mirada maliciosa a aquella mujer. Hinata solo estaba ahí, viendo nerviosamente lo que él hacía, aguardando a lo que pasaría.

− Acomódate ahí. – Exigió el rubio, señalando la pequeña cama que había formado con sus ropas sobre el pasto. Hinata obedeció, pero por dentro estaba que se moría de vergüenza. Se sentó sobre las ropas y él se puso enfrente de ella. – Vas a tener que estimularme. – Dijo mientras se abría el pantalón y bajaba el cierre, dejando ver su bóxer para después meter su mano en ellos y sacar su miembro flácido ante ella. Hinata estaba sorprendida por aquel descaro del rubio y quiso dejarlo todo, pero ya no estaba en condiciones para echarse para atrás. – ¿Qué esperas? – Decía el rubio. – No esperes a tener mi autógrafo y sexo conmigo si no estás dispuesta a estimularme. – Dijo cruelmente.

Aquellas palabras habían ofendido a Hinata y pesadamente dio un suspiro. Armándose de valor, dirigió sus manos a aquel miembro y nerviosamente empezó a rozarlo con las yemas de sus dedos. Naruto contuvo la respiración, aquel sutil toque a su miembro, lo había hecho estremecerse. Las manos de Hinata tocaron la longitud de aquel miembro que pronto empezaba a endurecerse. Naruto empezaba a respirar con dificultad, sentía que aquella chica lo estaba torturando.

− Quiero sentir tus labios… – Más que una orden, aquello sonó a súplica. Puso su mano sobre la cabeza de aquella mujer y la dirigió hacia su miembro.

Inconscientemente Hinata había gemido al tener el miembro del rubio cerca de su cara, ella sabía perfectamente lo que él buscaba. Abrió sus labios y acaparó el miembro del rubio entre su boca, succionándolo lascivamente. Naruto tembló por tal acción y soltó una maldición al sentir la boca de aquella mujer succionándole el miembro. Empezó a dar pequeñas estocadas mientras mantenía sus manos sobre la cabeza de aquella chica. Hinata sintió cómo aquel miembro empezaba a palpitar y a agrandarse dentro de su garganta, y cuando sintió asfixiarse, se alejó de él tosiendo.

Naruto se arrodilló para quedar a la par de ella y pronto la tomó por el mentón e hizo que lo mirara a los ojos.

− Te advierto, nada de besos. – Sentenció cruelmente. Hinata veía aquellos ojos azules tan intensos sin poder decir nada. – Quítate la blusa. – Ordenó él, a lo que Hinata temblorosamente obedeció como si estuviese hipnotizada. Tomó ambos bordes de su blusa y tiró para arriba, dejando ver su sostén rosa pastel oprimiendo sus pechos. Aquella imagen había excitado aún más al rubio.

Sin perder oportunidad, tocó sus senos sobre aquella estorbosa prenda y lamió su cuello, Hinata tembló a sentirlo cerca de ella y gimió cuando sintió su lengua sobre su piel. En un movimiento rápido Naruto le había quitado su sostén y ella tembló al sentirse desnuda ante un extraño… un hermoso extraño. Esa idea se le cruzó por la cabeza y pronto se maldijo por estar disfrutando de eso. Naruto se separó un poco de ella y embelesado miró sus senos, pronto acaparó uno con su boca mientras al otro le daba caricias. Hinata gimoteó al sentir la lengua del rubio, succionándole uno de sus pezones, ella temblaba y respiraba con dificultad, quería tocar su cabellera dorada, pasar sus dedos por esos hermosos cabellos, pero se contuvo.

Con su cuerpo, Naruto fue empujándola hacia atrás, para que ella quedara acostada sobre sus prendas. Hinata tenía la mirada perdida y respiraba con dificultad. El subir y bajar de sus senos, habían provocado en él unas ganas intensas de tomarla de una vez por todas. Se acostó de lado a ella y buscó su cuello para lamerlo mientras bajaba su mano hacia su intimidad. Hinata tembló al sentir la mano de él sobre su sexo, tocándolo por encima de su braga.

− Estás demasiado mojada. – Susurró él en su oreja haciendo que Hinata se sintiera avergonzada y mordiera sus labios. – Y eso me excita. – Declaró haciendo que otro flujo saliera de ella.

Naruto sonrió con autosuficiencia y metió su mano bajo la braga de ella para tocar su piel mojada. Hinata cerró sus piernas avergonzada a lo que él pudo darse cuenta.

– Relájate, no quiero hacerte daño. – Dijo empezando a acariciar su clítoris, Hinata suspiró y empezó a estremecerse. Él aprovechó para meter un dedo en su interior y ella gimió fuertemente inconscientemente.

El rubio quería escuchar más de eso, por lo que metió otro dedo más simulando penetrarla. Ella mordió sus labios, no quería dejar escapar ningún otro sonido. Naruto se dio cuenta que ella reprimía esos gemidos que a él le empezaban a gustar.

− Quiero escucharte. – Jadeó. – Quiero que lo dejes salir, que grites por mí. – Decía empezando a penetrarla más rápido con sus dedos, y como si aquello fuese una orden, Hinata empezó a gemir fuertemente, dejándose llevar por todas esas sensaciones que le hacía sentir en su interior.

Aquello solo lograba excitar aún más al rubio, quería dejar de jugar con ella y penetrarla de una vez. Hinata apretó sus piernas y empezó a estremecerse cuando volvió a derramarse una vez más.

– Oh no pequeña, aún no hemos terminado. – Dijo el rubio mientras se acomodaba encima de ella.

Hinata estaba extasiada, tenía la mirada perdida, solo sintió que él le arrebataba sus bragas y se acomodaba entre sus piernas.

− E-Espera… − Dijo nerviosa, pero el empezó a mover su miembro sobre su clítoris, acción que hizo que Hinata mordiera sus labios y se olvidara de lo que quería decir.

− No puedo esperar más. – Declaró el rubio con una voz ronca, abriéndose paso en su interior. Hinata gimoteó al sentirlo dentro de ella. – Había olvidado como se siente... – Confesó jadeante mientras se hundía más en ella.

Hinata respiraba con dificultad, haciendo que sus pechos subieran y bajaran drásticamente, aquello había sido lo más erótico que había visto el rubio, por lo que se acomodó encima de ella para tener más acceso a su interior.

− Estás demasiado rica mujer. – Gruñó al embestirla cada vez más fuerte. – ¡Maldición, quiero escucharte decir mi nombre mientras te destrozo el coño! – Exclamó perdido dentro de su lujuria.

− No sé c-cuál es tu nombre. – Dijo Hinata excitada mientras le tomaba de los hombros.

− Naruto. – Respondió él muy jadeante. – Ahora dilo. – Exigió demandante.

− Naruto… – Suspiró ella, al tiempo que alzaba sus piernas para envolver sus caderas. – N-Naruto… q-quiero más… más… Naruto…

Escuchar su nombre con aquella dulce voz, solo hizo que él perdiera la razón de sí. Empezó a ser más salvaje, a embestirla cada vez más fuerte al grado de quererse fundir dentro de ella y destrozarla por completo.

«Quiero morir cerca de ti

Quiero encontrar lo que perdí»

.:.19 de Agosto. 2020 – 02:49 am.

Los labios de Hinata estaban entreabiertos gimiendo mientras lo miraba perdidamente. Naruto no lo soporto más, y como si de una cigarra se tratase, se dirigió hacia la luz de su perdición.

Acaparó su boca con la suya, mientras sus manos apretaban la piel de sus caderas. Hinata pasó sus brazos por encima de su cuello para profundizar más aquel beso que empezaba a ansiar con todas sus fuerzas. Sus lenguas danzaron eróticamente y él mordió sus labios. La falta de aire los hizo alejarse un poco, él la miró como si fuese lo más hermoso y perfecto que veía en toda su puta vida y acarició con sus manos sus mejillas sonrojadas. Ella cerró sus ojos al sentir tal acción del rubio, por lo que él pudo delinear con sus dedos aquellos labios tan sedosos. Inconscientemente Hinata sacó su lengua buscando algo más, aquella imagen provocativa mandó a la mierda todo raciocinio del rubio.

− Eres perfecta mujer. – Susurró él roncamente sobre sus labios para después reclamar salvajemente su boca una vez más.

Hinata se estremeció entre sus brazos al escucharle decir esas palabras y calló un fuerte gemido con aquel beso. Su orgasmo había explotado con él aun embistiéndola ferozmente.

Naruto sintió las paredes de ella contraerse y succionar completamente su miembro. Él buscaba desfallecer dentro de ella y con un ronco gemido se dejó venir dándole una fuerte estocada a su interior.

Respiraba con dificultad sobre sus labios, perdiéndose en esa oleada de placer. Él calló encima de ella, envolviéndola con su cuerpo y aguardando a reponerse mientras su respiración se tranquilizaba.

Hinata acarició su melena dorada y pronto cayó en cuenta de lo que había hecho con aquel extraño, la vergüenza la invadió por completo y como pudo se separó de él para empezar a buscar sus ropas.

Naruto se quedó embelesado viendo cómo ella encontraba su sujetador y acto seguido se lo ponía, así como su falda y su blusa, pronto empezó a buscar algo más.

Naruto ladeó la mirada con un sonrojo recordando lo que segundos antes habían hecho, y sin querer se topó con aquel poster, el cd y aquel plumón.

Quizás sea esto lo que ella busca. – Se dijo a sí mismo y pesadamente se levantó de su lugar, se abrochó su pantalón y se puso su playera, tomó el plumón y firmó aquel cd, desenvolvió el póster y la vio distraída aun buscando entre los arbustos. − ¿Cuál es tu nombre? – Preguntó a lo que ella volteó rápidamente y se encontró con aquella mirada azulina que la veía intensamente.

Se dio cuenta que entre sus manos tenía aquel póster y aquel plumón mientras aguardaba a su respuesta. Algo en ella entristeció.

− Solo pon Hanabi. – Musitó ella tímidamente. Hinata se maldecía internamente por pensar que él realmente preguntaba por su nombre, sin embargo solo era para firmar aquel poster.

Naruto firmó, puso una dedicatoria y volvió a envolver el póster para entregárselo. Hinata aún seguía buscando entre los arbustos.

− ¿Qué buscas? ¿No es esto? – Preguntó Naruto extendiéndole el cd y el poster ya firmados por él.

− Mi braga. – Respondió ella un poco avergonzada.

− ¡Oh! ¿Te refieres a esta? – Preguntó él sacando aquella ropa íntima del bolsillo de su pantalón.

− ¡Si, es mía! – Contestó Hinata queriendo tomarlas, pero él alzó aquella ropa íntima por encima de su cabeza para que ella no la alcanzara. – ¿Qué te pasa? ¡Es mía! – Exclamó avergonzada.

− No, ahora es de mi propiedad. – Respondió él burlonamente. – Tú te quedaste con algo de mí, creo que es lo justo que yo me quede con algo tuyo. – Dijo haciéndola sonrojar aún más.

− ¡Eres un tonto! – Respondió ella ligeramente molesta. Él sonreía con malicia y la vergüenza se apoderó de Hinata, por lo que prefirió salir de ahí lo más pronto posible. – ¡Bien, haz lo que quieras! – dijo mientras tomaba el cd y el poster para irse de ahí.

Naruto sonrió con sorna al verla alejarse.

− Así que te llamas Hanabi… – Se dijo él mientras guardaba aquella prenda íntima en el bolsillo de su pantalón.

Se recostó una vez más sobre el pasto, puso sus manos en su cabeza y cerro sus ojos. La imagen de aquella chica empezó a acaparar su mente. Sacó la pequeña braga de su bolsillo y la extendió delante de él. Sonrió una vez más al recordar cómo se había sentido al tenerla bajo su cuerpo.

− Hanabi… – Se repitió una vez más y una risa tonta se escapó de sus labios. – Si tenías las firmas de esos idiotas, es porque estabas en el VIP… seguro tus datos estarán en la base. – Se dijo a sí mismo y luego aspiro el aroma de aquella mujer al llevarse aquella ropa íntima a su nariz.

Continuará.

¡Muchas gracias por leer! Se que no es la mejor historia ya que no ha recibido mucho apoyo, pero deseo continuarla hasta terminar. ¡Muchas gracias a los que si la leen! Los quiero mucho :)