XI BODA
- Mejor padrino de matrimonio - comentó Harry, cuando Hermione le reparó los lentes con su varita.
- Madrina - corrigió la bruja mientras arreglaba el cuello del mago - y si, soy la mejor.
- ¿Está todo listo?
- Todo listo, Harry, solo tienes que decir sí.
Los dos se abrazaron por unos momentos. Para ambos era increíble que después de haber perdido a sus padres, de años de traumas de infancia, de meses en una carpa pasando hambre, de luchar contra Tom Riddle, de morir y sobrevivir dos veces, de perder amigos, de perder a Ron, hubiese un final feliz.
- Se me va a correr el maquillaje, Harry - se quejó Hermione aun sin soltar a Harry.
Estaban en una de las habitaciones de la madriguera arreglándose para la boda del año, por la ventana podían ver a los invitados que llegaban y mientras Ginny se arreglaba junto a su madre y Luna en el último piso, Harry solo le había pedido a Hermione que la acompañara.
- Van a ser muy felices - le susurró Hermione soltándolo y limpiándose las lágrimas - y al fin van a tener la familia que siempre soñaste.
- Tu eres parte de esa familia, Mione - le recordó el mago.
- Oh, Harry, de verdad quieres que se me corra el maquillaje.
- ¿Eres una bruja o no? - le preguntó Harry - siempre puedes fijar tu maquillaje.
Y Hermione no se pudo contener más, volviendo a abrazar a su amigo y dejando que las lágrimas corrieran su cara.
- No es justo que no esté aquí - reconoció el mago.
- No quiero arruinar tu día.
- Mione, yo también lo extraño.
- Debería estar aquí, llenándote de cervezas muggles, obligándote a hacer un juramento mágico que te obligue a cuidar el honor de su hermana…
- … quejándose de que invité a Viktor Krum a mi boda.
Ambos rieron y Hermione se volvió a limpiar el rostro, respiró hondo y se acercó al espejo de cuerpo completo cerca de la puerta. Con un movimiento de varita, hizo que su maquillaje se arreglara y volvió a acomodar su túnica de gala.
- Te ves hermosa - le aseguró Harry - Teddy tiene suerte de tenerte como pareja.
Y como si lo hubiese invocado, escucharon como unos pequeños pasos se acercaban rápidamente por la escalera y golpeaban la puerta.
Teddy no esperó a que le contestaran, entró como un huracán, vestido con una túnica azúl marino, del mismo color que la de su padrino y el cabello color celeste como la túnica de Hermione.
- ¡Es hora! - gritó el muchacho - La gente te está esperando, Harry, todos preguntan por ti.
La ceremonia era más grande de lo que habían planeado en un principio. Siempre habían hablado de una ceremonia íntima y familiar, pero de a poco fueron agregando invitados, a tal punto que hasta una delegación de centauros decidió ser parte del evento y algunos de los fantasmas de Hogwarts pidieron un permiso especial para poder aparecerse fuera de los terrenos del castillo.
La madriguera parecía una paraíso en una tarde de Junio, llena de flores violetas. luces mágicas que se movían entre los árboles y mariposas que volaban sobre los invitados. La pareja iba descalza en un arco de madera, con sus túnicas bordadas a mano, Ginny llevaba la tiara familiar y parecía que irradiaba felicidad por cada centímetro de su cuerpo, mientras que Harry aunque visiblemente nervioso, no podía parar de mirar a la bruja frente a él.
Se veían enamorados.
- Cuando tenía diez años te vi por primera vez - dijo Ginny con una sonrisa en medio de la ceremonia mientras sujetaba su varita frente a Harry - no tenías idea que en mi diario tenía escrito "Señora Ginevra Potter" por todas partes, al igual que un sin número de brujas en el mundo. Pero hoy no soy esa niña que solo pensaba en el niño que vivió, o el héroe del mundo mágico. Ni siquiera veo al mago que me rescató a los once años. Hoy estoy frente al mago al que amo, no por su fama, no por lo que hizo, sino por quien es y por lo que cree. Harry, hoy elijo unir mi magia a ti, porque creo en una vida a tu lado, porque quiero hacerte feliz, porque quiero una familia contigo, porque te prometo por mi magia que te seguiré eligiendo cada día de mi vida.
De la varita de la pelirroja salió una fuerte luz blanca que rodeó a la pareja y se apoyó en el brazo derecho de su futuro esposo. En primera fila se podía ver a Arthur Weasley sujetar la mano de su esposa que sacaba un pañuelo y se limpiaba los ojos.
- Y seguiré agradeciendo al Ministerio de Magia por no permitir que mi madre te adoptara cuando lo intentó, porque casarse con un hermano es ilegal y extraño.
La risa de los invitados se escuchó como una suave melodía, excepto por la risa de George que se escuchaba con fuerza. Harry levantó su varita y la apuntó hacia la pelirroja.
- Nunca he sido bueno con las palabras - confesó Harry sujetando su varita con firmeza - nunca tuve una vida normal, no crecí con una familia como la tuya, ni con amor incondicional. A los once años las personas sabían más de mí que yo mismo y para ser honestos, tengo suerte de aun estar cuerdo después de todo lo que he vivido. Pasé mucho tiempo pensando que jamás me sentiría normal, que estaría constantemente pensando en que estoy en peligro, pero solo basta con verte y mi mundo cambia completamente, olvido todo lo que puede pasar y solo pienso en el ahora, en que soy feliz a tu lado, que quiero darte todo lo que necesites y que voy a amarte por siempre. Hoy elijo unir mi magia a ti, Ginny, pero sinceramente estoy convencido que tu ya eres mi magia.
La segunda luz que los envolvió era tan fuerte que Hermione sintió que quedaba ciega y mientras el ministro hacía oficial la unión, Hermione no pudo evitar pensar en Ron. El anillo que ahora colgaba de su cuello significaba que el pelirrojo había pensado en casarse con ella y quizás él ya se había imaginado una ceremonia como la de Harry. Probablemente gastaría todo un sueldo en la mejor túnica de gala que pudiera encontrar, simplemente para olvidar la vergüenza del Baile de Navidad en su cuarto año.
Ella se imaginaba en una ceremonia pequeña, pero sabía que Ron querría hacer una gran fiesta, con todos sus amigos y familiares, casi como las juntas clandestinas en la torre de Gryffindor. No se imaginaba negándole nada, excepto quizá la idea de salir de la celebración volando en escoba.
Como odiaba volar en escoba.
O Thestral.
O dragón.
Mientras pensaba en los votos que ella misma hubiese dicho, Hermione se dio cuenta que a pesar de que se podía imaginar todo, había detalles que se le escapaban. Antes podía cerrar los ojos y ver nítidamente los ojos de Ron, escuchar su voz y sentir el aroma de su cabello cuando la abrazaba. Pero en ese instante, aunque recordaba sus ojos azules, ya no era una imagen detallada, ni podía reconocer cada peca de su rostro. Sentía que podía confundir su risa con la de George.
Ron estaba desapareciendo de su memoria.
Hermione sintió que le apretaban su mano y abrió los ojos para ver a Teddy con el pelo pelirrojo como los Weasley, que la apresuraba para seguir a Harry y Ginny, que caminaban entre los invitados, viendo asombrados como los centauros lanzaban flechas con fuego mágico al cielo. Algunos magos lanzaban flores con sus varitas y otros simplemente aplaudían.
El evento siguió, con una cena al aire libre, varios discursos y un exceso de Pastel para Teddy y Victoire, quienes fueron llevados a Shell Cottage a dormir junto a Fleur y la pequeña Dominique y Aubrey que estaba esperando su primer hijo.
- Fuiste la mejor pareja que pude haber tenido - le aseguró Hermione con sinceridad cuando le pasó el niño a Remus - pero creo que ya es hora de dormir.
- Vuelvo enseguida - comentó Remus - de ahí podemos volver juntos a casa.
Hermione los vio desaparecer y sonrió. El pequeño mago era algo torpe y no era un fanático de buenas conversaciones, pero era la distracción perfecta para evitar pensar en Ron e incluso había sido muy astuto y se daba cuenta de cada vez que Hermione no se sentía comoda hablando con alguien.
Ahora que el niño se había ido y ella tenía que enfrentar a los invitados sola. A algunos los estaba esperando con ansias, como Hagrid y Madame Maxime, Luna que había estado de viaje por ocho meses e incluso Viktor Krum y su esposa Galina.
Pero así como habían amigos, estaban los que se acercaban a ella solo por ser Hermione Granger, miembro del trío dorado.
Una de las compañeras de quidditch de Ginny decidió preguntarle por qué estaba cuidando a un niño durante la ceremonia y si era hijo de Ron Weasley. Estaba claramente ebria y otra de sus compañeras se apresuró en distanciarla de Hermione.
El bajista de la banda decidió preguntarle si no estaba celosa de Ginny por estar con Harry, insinuando que ambos habían tenido un romance desde los catorce años.
Cuando pensó que no podía sentirse peor, apareció Regerth Nums, un auror que trabajaba con Harry y que le había pedido bailar. Ella lo conocía, así que aunque incómoda, aceptó y se arrepintió de inmediato cuando en la mitad del baile la mano del mago bajó más de lo apropiado.
Hermione lo empujó y empezó a caminar hacía la mesa de las bebidas.
- ¿Un baile? - le preguntó George.
- Solo si prometes decirme cual es el ponche que llenaste con poción de la risa - sonrió la bruja tomando la copa que había estado bebiendo el pelirrojo y bebiendo todo su contenido - lo siento, lo necesitaba.
- Y solo por eso, nunca sabrás cual es el ponche.
Hermione tomó la mano de George y lo llevó a la pista de baile y apenas se cruzó con Regerth le apuntó con la varita y el pelo del auror se volvió verde, quien desesperado corrió a los baños del lugar.
- ¿Cuándo va a dejar de tener el pelo verde? - cuestionó George bailando el vals como si fuera el cha cha chá.
- Va a tener que ir a San Mungo, quienes quizá reciban un dato anónimo con el contrahechizo - comentó Hermione sin darle mucha importancia - o quizá puede disculparse conmigo y todo volverá a la normalidad.
- Aún estoy esperando a que dejes el Ministerio y empieces tu carrera en Sortilegios Weasley.
George lentamente había vuelto a llenarse de alegría después de la muerte de su hermano. No era lo mismo, pero luego de un par de años de trabajo con medimagos y la gran ayuda de Angelina, George podía volver a verse en el espejo sin asustarse por pensar que su reflejo era su hermano gemelo.
Dos giros, una elevación, tres copas y un intento de bailar tango después, Hermione había olvidado los malos ratos y siguió a George donde su hermana, que estaba brindando con espumante junto a Luna. Ambas estaban riéndose a carcajadas de Harry que bailaba con la matriarca Weasley.
- Si Voldemort hubiera pedido una batalla de baile, estaríamos muertos - aseguró Ginny - tres veces me pisó mientras bailábamos, una esperaría que un jugador de quidditch tuviera más coordinación.
- Quizá atrae torposoplos cuando baila - agregó Luna mirando atentamente a Harry - he escuchado de casos así, debí haber traído mis gafas.
- Harry atrae magos tenebrosos, situaciones difíciles, a Ginny… - enumeró Hermione - …bailar mal, creo que no necesita la ayuda de torposoplos para hacerlo.
Justo en ese instante escucharon fuertes carcajadas a sus espaldas.
- Y esa es mi señal para irme - susurró George - Luna, baila conmigo, no quiero ir a Azkaban por envenenar al Ministro de Magia. Ya sabes que hacer, Ginn.
El pelirrojo arrastró a Luna a la pista donde empezaron a bailar lo que Hermione creía era una polka. Al darse vuelta, Ginny y Hermione se encontraron con Kingsley y Remus sujetando dos vasos de ponche a medio tomar.
- Está en un sangre - comentó Remus aun riendo con fuerza - Lily tenía que hechizar sus zapatos para no sentir cuando James la pisaba.
- ¿En serio? - saltó Ginny, sin decir nada por las carcajadas que los dos magos continuaban vociferando - deberías darme el hechizo.
- Dime por favor que tienen la cura del ponche - pidió Kingsley sujetándose el abdomen por las carcajadas.
Ginny movió su varita e hizo aparecer pequeñas botellas con pociones celestes, dejando claro que George le había dejado el antídoto de su poción de risa. Los magos tomaron enseguida la poción y agradecieron a la pelirroja.
- ¿Algo más que tengamos que tener cuidado? - preguntó el Ministro - creo que he perdido la práctica de ser un Auror activo.
- Las donas tienen un hechizo que te da un acento escocés - agregó Hermione - al parecer un tributo a la Profesora McGonagall.
Ginny aprovechó la conversación para rellenar sus copas, esta vez sin ponche y propuso un brindis por ella misma. Hermione sintió como su garganta ardía y quiso maldecir a su amiga por haber llenado su vaso con alcohol muggle. No sabía cómo Ginny podía tomarlo como si se tratase de agua.
- ¿Un baile, Remus? - preguntó la novia - estoy segura que bailas mejor que Harry.
- Cómo negarme, señora Potter - respondió el hombre lobo llevándose a la pelirroja.
Kingsley miró a Hermione y estiró su mano. Hermione aun procesando el vodka de su amiga, aceptó la mano y se dejó guiar por el mago. Kingsley era un líder nato y se notaba incluso en cómo la guiaba a través de las parejas de la boda. Su mano yacía en la espalda de la bruja, firme pero sin hacer presión.
- Vi lo que pasó con Regerth - comentó Kingsley mirándola directamente - ¿todo bien?.
- Puedo cuidarme sola, Kings, creo que Regerth solo tomó un poco más de lo que podía.
- Sé perfectamente tus capacidades, eso no quiere decir que no pueda preocuparme, nunca me ha gustado Regerth, no sé cómo Harry.
- Regerth fue el primer compañero de Harry en la academia, me agrade o no, lo ayudó mucho, en especial después de Ron.
Hermione sintió como su garganta se apretaba y se enojó con ella misma por aún sentirse así. Estaba bailando con un hombre simpático, un caballero, un mago en el que confiaba, pero no podía disfrutarlo porque solo un pequeño recuerdo de Ron le hacía sentir que todo se derrumbaba en su vida.
No podía ni siquiera disfrutar la boda de su mejor amigo.
- ¿Quieres cambiar el tema? - preguntó Kingsley, casi como si le estuviera leyendo la mente - ¿O tomar algo?
- Solo quiero disfrutar de bailar - confesó Hermione - quiero disfrutar un poco y no pensar.
- Encantado.
Habían bailado antes en algunos eventos ministeriales, pero esta era la primera vez que no se sentía completamente incómoda, como si todos la estuvieran mirando, porque al fin y al cabo en todos los eventos ministeriales estaba la prensa y los flash de las cámaras.
El ex auror no dijo ninguna palabra, pero si la guiaba suavemente por todo el lugar. Hermione no pudo dejar de pensar en cuando tuvieron que volar juntos en un thestral, en el verano antes de su quinto año. Ella estaba aterrorizada, pero no iba a dejar que su miedo a las alturas interfiriera con el plan de la Orden para sacar a Harry de la casa de los Dursley.
Una parte de ella creía que la única razón de que no le dio un infarto cuando voló sobre un thestral para ir a rescatar a Sirius, fue por las palabras de aliento que Kingsley le había dado ese día.
- Gracias, Kings - comentó Hermione después del segundo baile - necesitaba bailar con alguien que no me pisara los pies, o insistiera en no escuchar la música.
Kingsley vio hacía donde apuntaba Hermione, encontrándose con Luna que estaba sobre los hombros de George moviendo los brazos como si fuera un ave, o un dragón, mientras de sus manos salían chispas purpuras.
- Te vi bailar con Krum - notó el mago mientras volvían a las mesas - no parecía que te pisara los pies.
- No importa lo que pase, cada vez que estoy con Viktor siento que hay alguien sacando una fotografía para hacer un artículo farandulero.
- No sabes cuánto te entiendo.
- Siendo Ministro de Magia no debes tener mucha privacidad, ¿no?.
- Hace unos días intenté ir a comer con mi prima y lo hicieron parecer como si fuera una cita romántica.
Hermione bufó sabiendo perfectamente cómo actuaban los periodistas mágicos.
- Ve a Londres muggle - recomendó la bruja tomando una nueva copa de espumante - es el único lugar donde puedes salir sin que alguien te note. Así lo han hecho Ginny y Harry, es increíble como los magos le tienen terror a aventurarse al mundo de los muggles.
- Es una buena idea - concedió el mago - brindo por eso.
Ambos chocaron sus copas y rieron cuando Harry apareció con su pelo aún más despeinado de lo normal. El mago abrazó a la bruja por la espalda y la apretó con fuerza.
- ¿Lo puedes creer, Mione? - gritó el mago en su oído para luego dirigirse al mago - ¡Kings!, Estoy casado, ¡Casado!. ¿Has visto lo hermosa que es Ginny?.
- Lo sé, Harry - sonrió Hermione, genuinamente feliz por su amigo - ha sido un día maravilloso.
- ¿Te puedo robar a Hermione, Kings? - preguntó Harry - ¡Aún no baila conmigo!.
Kingsley contuvo la risa y dejó que Hermione fuera arrastrada por su mejor amigo, que estaba en un evidente estado de ebriedad.
- Harry - rió Hermione cuando vio que su amigo se preparaba mentalmente para iniciar la rumba que colocaba la banda - solo quiero recordarte que jamás te ha gustado bailar.
- Tonterías, blasfemia, ¡mentiras! - comentó Harry agarrándole torpemente las manos - Puedes guiarme tú, ¿verdad?.
Hermione rodó los ojos, sabía que su amigo estaba más ebrio de lo que aparentaba, al igual que ella, que seguramente tendría que tomar una poción anti resaca en la mañana si quería aparecerse en el almuerzo que habría al día siguiente con todos los Weasley. Estaba muy agradecida de que Teddy se quedaría en Shell Cottage y no la vería en tan deplorable estado o no la iría a despertar como a veces lo hacía.
- Estoy muy feliz - confesó Harry aun bailando pero mirando los pies de ambos, tratando de no pisar a su compañera - creo que de verdad estoy aceptando de que no debo estar en alerta permanente, que puedo disfrutar del ahora y planear un futuro. Nunca planeé más que salir de Hogwarts, pensé que iba a morir antes de cumplir los veinte y ahora estoy casado.
- Y con Ginny - agregó la bruja - Aún no sé lo que ve en ti.
- ¡Hey! - regañó Harry - Según Corazón de Bruja soy un mago muy cotizado
Ambos rieron juntos, bailando tal y como lo habían hecho en la carpa cuando estaban buscando horrocruxes. Ambos se miraron, aun riendo y sabiendo que estaban compartiendo el mismo recuerdo.
Quizá algunas personas los veían y se preguntaban si había algo entre ellos, pero Harry era como el hermano que nunca tuvo y ella era lo mismo para él, sabían que siempre iban a ser parte de la vida del otro.
- ¿Crees que Ron me perdonaría por estar feliz? - preguntó Harry más serio.
- Oh, Harry - le dijo la bruja apretandolo con fuerza - Ron Weasley estaría sin camisa sobre una de esas mesas bailando como si su vida dependiera de ello.
- Lo extraño - confesó el mago.
- Yo también lo extraño, Harry
Ambos siguieron abrazados, Hermione sintió que un par de lágrimas de su amigo caían en su cabello.
- Ven - le dijo la bruja separándose de él y arrastrándolo a una de las mesas de comida.
Sin decir nada sirvió tres vasos con whisky de fuego y le pasó uno a su amigo. No le dijo nada sobre cómo había sentido que estaba olvidando a Ron, cómo intentaba recordar su voz, pero sentía que su cabeza distorsionaba el sonido o cómo ya no sentía la mano sobre la suya.
No, no podía decirle eso a Harry, menos en ese momento de vulnerabilidad.
- Por Ron - brindó Hermione - quien siempre estará con nosotros.
- Por Ron - repitió Harry - y por la resaca que tendremos mañana.
Ambos tomaron del whisky de fuego, haciendo morisquetas por lo fuerte del trago. Ambos se sentaron en una banca y miraron a los invitados de la fiesta que aún conversaban y bailaban.
- Ron querría que fueses feliz - agregó la bruja - no tienes que disculparte por ser feliz, menos el día de tu boda con su hermana.
- ¿Y tú? - cuestionó el mago - Ron también querría que tú fueses feliz.
- No te voy a mentir, Harry, ha sido difícil - respondió Hermione con seguridad - pero digamos que por lo menos no soy infeliz.
Harry la rodeó con su brazo y apoyó su cabeza en su hombro.
- ¿Te haría feliz ser la madrina?
- Ser tu madrina para tu boda fue mucho trabajo - rió Hermione - pero te aseguro que me ha hecho muy feliz.
- Ginny está embarazada - dijo el mago - queremos que seas la madrina.
Hermione giró su cabeza, pegó un gritó que por suerte fue silenciado por la música de la banda y abrazó al mago con fuerza.
- Es muy reciente, solo seis semanas y nadie lo sabe aún, no puedes decirle a nadie.
- Pero, la he visto tomar.
- Agua.
- Pensé que querían esperar.
- Simplemente ocurrió.
- Si, si, si.
- ¿Si?
- Si, seré la madrina.
Sentían que se habían abrazado más en ese día, de lo que lo habían hecho ese año, pero no importaba. Hermione sabía que Harry quería una familia, reconstruir lo que Voldemort le había quitado y ella estaba feliz por su amigo, no importaba si ella aún no lograba recuperarse de la guerra.
Hermione vio a la pelirroja en la pista de baile y decidió ir donde ella. Sin decir nada, la abrazó y la arrastró a la pista de baile.
- Supongo que Harry te contó.
- Felicidades.
- Le aposté quince galeones a Harry a que te lo contaría antes de que se acabara la fiesta.
- ¿Estás feliz?
- Más de lo que esperaba.
La pelirroja sonreía con honestidad y aunque parecía cliché, Hermione estaba segura que su cabello brillaba más de lo normal.
- Estoy tan feliz por ustedes, Ginny.
- También estás ebria, no sé si te has dado cuenta, pero estás bailando como Harry.
- Lo sé - confesó la bruja sin tapujos - pero estás tan hermosa y un bebé, ¡un bebé!.
- Ahora hablas como Harry, ¿Cómo voy a arrastrarlos a ambos a Grimmauld Place?
- ¡No voy a ser parte de tu noche de bodas, Ginny!
- Creeme, en el estado en el que está Harry, nadie tendrá una noche de bodas.
- Aun así, Remus dijo que me llevaría a casa, no estoy en condiciones de aparecerme.
- ¿Una noche con un hombre lobo, Hermione?
- ¡Ginny! - reprochó Hermione riendo.
- Oh, es mi boda - se excuso la pelirroja - puedo decir lo que quiera.
- Incorregible.
La canción terminó y se dieron cuenta que ya la mitad de los invitados se habían ido y aunque quedaban algunos magos y brujas de mayor edad, el lugar parecía más una reunión de ex alumnos de Hogwarts que una boda.
Junto a ellas estaba Padma Patil y Anthony Goldstein bailaban acarameladamente, sin darse cuenta que Luna, Lee y George construían una torre de copas a su lado. Neville, Hannah Abbot y Oliver Wood conversaban mientras Dean Thomas dormía a su lado.
Charlie, Kingsley y Harry parecían estar tomando whiskey de dragón como si fuera una competencia.
- Y esa es mi señal para ir a rescatar a mi esposo - suspiró la pelirroja.
Hermione vio como la pelirroja se encaminaba hacía su novio que la recibió con los brazos abiertos y un beso en los labios. Una imagen perfecta de lo enamorados que estaban y la bruja suspiró pensando en si algún día ella tendría lo que sus amigos habían encontrado.
- ¿Todo bien? - escuchó decir a Remus detrás de ella.
- Baila conmigo, Remus - le ordenó Hermione apoyándose en el mago - un último baile y me llevas a casa ¿te parece?, no creo que pueda aparecer sola y si no quieres que vomite frente a la chimenea, no me dejaras acercarse a la Red Flu.
- Creo que nunca te había visto así.
- Creo que nunca había estado así, Ginny y Harry me han hecho brindar por absolutamente todo.
Remus rió y suavemente la hizo girar.
- Es imposible no pensar en Lily y James - comentó Remus.
- ¿James Potter estaba tan ebrio como Harry o te hicieron brindar sin parar? - preguntó Hermione.
- Harry está aguantando mejor el alcohol que su padre, pero hablaba de Lily - comentó el hombre lobo - ella estaba embarazada.
Ambos se miraron y sonrieron sin parar de bailar.
- Pensé que nadie sabía.
- Soy un hombre lobo, Hermione.
- ¿Y sabías que yo sabía?
- No solo soy un hombre lobo, también soy una de las pocas personas que no esta ebria y que pudo ver como abrazabas a Ginny y hablabas con su estómago.
- Voy a ser la madrina - anunció Hermione.
- Felicidades.
La música seguía sonando y Hermione se apoyó en el pecho de su amigo, siguiendo sus pasos y mirando en dirección a Ginny que estaba sentada en el regazo de su esposo, mientras este la abrazaba.
- Estoy tan feliz - comentó la bruja cabizbaja - pero creo que estoy olvidando a Ron.
- Ron estaría feliz de que pudieras seguir tu vida, Hermione.
- No es eso, creo que realmente lo estoy olvidando, lo extraño cada día de mi vida y aun así, intento recordar detalles de su cara y no lo logro. Trato de recordar cómo se sentían sus abrazos y aunque se que me gustaba, no logro sentirlo como antes.
- Te podría decir que siempre puedes usar un pensadero - le comentó Remus, sin mirarla a los ojos- pero es muy fácil obsesionarse.
- ¿Lo has hecho? - preguntó Hermione .
- Si - confesó el hombre lobo - estaba hablando con Minerva en Hogwarts y vi el pensadero, me dejó usarlo y pasé casi una hora reviviendo momentos. No te voy a mentir, fue maravilloso ver su rostro, escuchar su risa, ver como miraba a Edward, pero si no fuera por Minerva hubiese pasado horas mirando el pasado, había olvidado que tenía que ir a buscar a mi hijo.
- ¿Nunca más lo hiciste?
- Jamás, el pasado es peligroso y aprendí que a pesar de que también estoy olvidando al igual que tú, no quiere decir que Dora no fuese importante. Vivir el presente y hacer nuevos recuerdos, es importante.
- Me hubiese gustado hacer más recuerdos con él, creo que la única vez que bailamos juntos fue en la boda de Fleur y Bill.
- La única vez que baile con Dora fue cuando nos casamos, como lo hicimos a escondidas no hubo nadie que conociéramos con nosotros, me convenció a ir a un pub muggle en un pueblo cerca de Rochdale y terminamos bailando en medio del lugar, mientras alguien tocaba el acordeón.
- Suena divertido.
- Obviamente Dora intentó bailar arriba de una vez y se tropezó con un vaso, alcancé a sujetar antes de caer al piso, pero se torció el tobillo. Aun así siempre me decía que quería volver a ese lugar cuando la guerra terminara.
Hermione sintió como Remus la sujetaba un poco más fuerte y se sintió egoísta. Remus siempre la calmaba, siempre le daba consejos sobre Ron y ella, a pesar que lo ayudaba con Teddy, conversaban como buenos amigos y convivían juntos, jamás se había detenido a pensar como sus conversaciones lo podían afectar a él por su propio duelo de Nymphadora Tonks.
- Si no fuera porque estoy en un estado deplorable - le dijo Hermione seriamente - te diría que fuéramos a ese pub y me torcería el tobillo solo por ti.
La risa de Remus inundó sus oídos y sintió como ya no la sujetaba tan tensamente. Hermione vio su sonrisa y se prometió que intentaría escuchar reír más al hombre lobo.
Bailen sobre una mesa, rían a carcajadas y guíñenle a alguien.
Simona Polle
