Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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Setenta y cuatro
Nuestros tazones están vacíos, los fideos tailandeses mezclados con vegetales y pollo que Bella cocinó me llenaron y saciaron, pero solo en el sentido de mi hambre física. Todavía me queda mucho por lo que tener hambre, y una de las cosas principales se sienta al otro lado del sofá con los pies en mi regazo.
Me encanta que se sienta tan cómoda conmigo, consigo misma. Es tan confiada y tan segura, y es jodidamente intimidante. Solo tengo confianza cuando se trata de trabajar. De lo contrario, soy un maldito desastre.
Ella tenía razón; los fideos estaban picantes, pero no de una manera que doliera. Más de una manera que me calentaba con su gradual calor.
O tal vez solo es ella.
Una de mis manos descansa sobre mi estómago lleno, la otra casualmente en la parte superior de su pie, y estoy más contento que nunca. Si esto fuera todo lo que hiciéramos esta noche, sería feliz.
Pero aún hay más allí, hirviendo a fuego lento bajo la superficie. Una ebullición de deseo esperando un catalizador para desencadenarla.
Lentamente, mi pulgar traza el arco de su pie, presionando para masajear. Ella deja escapar un gemido bajo, uno que va directo a mi polla, y si no fuera por el hecho de que el Original Night Stalker* está en la televisión, estaría saltando sobre ella ahora mismo.
Nadie quiere follar con el Original Night Stalker*.
―¿Qué tal si lavo los platos, para que no tengas que preocuparte por ellos más tarde? —pregunto, pasando mi pulgar por la punta de su pie.
―¿Un masaje de pies y una oferta para hacer los quehaceres? ¿Puedo conservarte? ―Bella suspira, inclinando la cabeza contra el respaldo del sofá.
Mi estómago da un vuelco con la mirada que me está dando, y siento una comisura de mis labios inclinarse hacia arriba.
―Sí, espero que lo hagas.
―Todavía tengo algunas cosas que quiero probar antes de decidirme, pero tus calificaciones son bastante altas. ―Retira su pie, inclinándose sobre sus rodillas para besar mi mejilla, luego mis labios. Es más casto de lo que me gustaría, pero ¿desde cuándo rechazo los besos?―. ¿Qué tal si yo lavo y tú secas?
―Suena perfecto.
Estar de pie en el fregadero con Bella se siente... doméstico.
No es algo que me haya imaginado nunca, pero joder si no me hace querer más. Más de ella, más de esto, más de todo. Quiero descubrir todas las cosas que me he perdido todos esos años que no estuve en una relación seria.
―No diré que es la mejor comida que he tenido, porque de alguna manera mi mamá se enteraría y vendría a despellejarme vivo, pero ha sido lo mejor que he comido fuera de su cocina, eso es seguro ―le confieso, disfrutando de la modesta sonrisa que adorna sus labios. No es una mirada que estoy acostumbrado a ver en ella, y es bueno saber que la puse allí.
―Me alegro que la hayas disfrutado. Mi mamá estaría muy contenta de escucharlo.
―¿Ella te enseñó a cocinar?
Asiente, poniendo el tapón en el fregadero para dejar correr un poco de agua ahora que todos los platos están apilados.
―En la mayoría, sí. Aunque mi papá no es tonto en la cocina. Siempre admiré mucho cómo compartieron esa responsabilidad mientras crecía. Ambos trabajaban, ambos limpiaban, ambos cocinaban… ambos disciplinaban ―se ríe―. Fue muy bueno.
―Suena así. Mi mamá siempre se ocupaba de las cosas domésticas para Rose y para mí; ella es mi hermana. Rose es una especie de genio en la cocina, lo cual es bueno teniendo en cuenta que tiene cinco hijos y un marido que come más comida de la que puedo empezar a imaginar. Pero, por desgracia, no tengo esperanza. Vivo de comida para llevar y café cuando no puedo llegar a casa.
―Sin embargo, eso también es bueno. Los roles de género más tradicionales. Lo que sea que funcione, ¿verdad?
Caemos en una especie de ritmo tácito con los platos, como si fuera un viejo hábito arraigado que no sabíamos que teníamos. Ella lava, yo enjuago, seco y guardo.
Por suerte ella no cuestiona cómo sé dónde van las cosas.
―Ajá, sí, lo que sea que funcione. ―Asiento con la cabeza, sonriendo―. ¿Qué funciona para ti?
―¿Hm?
―Quiero decir... ¿qué puedo esperar si decido hacerte mía? ―No puedo contenerme más. El plato en mi mano se desliza dentro de la alacena, y cuando me giro hacia ella, en lugar de tomar el siguiente plato que me ofrece, deslizo mis dedos debajo de su cabello en la base de su cuello y finalmente presiono mis labios en el hombro que ha estado provocándome toda la maldita noche.
Mis palabras la hacen sonrojar, pero mis acciones le ponen la piel de gallina, y es jodidamente lindo que yo tenga el mismo efecto en ella que ella tiene en mí.
―Hm, veamos… ―Mira hacia el espacio como si estuviera viendo hacia nuestro futuro―. Creo que muchas cosas buenas. Una sociedad. Compañeros de equipo. Alguien para navegar a través de esta cosa loca llamada vida, para que nunca más tengas que hacer nada solo.
Ella me mira y... joder. Esa mirada. Ni siquiera puedo expresar con palabras cómo sus ojos sostienen literalmente el mapa de todo lo que nunca supe que podría desear. Ese es el momento. Del que todo el mundo habla; el momento exacto en que sé que me he enamorado de ella.
Tal vez sea demasiado rápido. Tal vez no sea correcto, o inmoral, o lo que sea. Tal vez no me importe porque está ahí, y es innegable.
―Ah, y mucho, mucho sexo loco, por supuesto ―termina con una risita.
*Orignal Night Stalker: También conocido como el "Asesino de Golden State" es uno de los apodos usados por los medios de comunicación para referirse a un asesino en serie y violador que cometió 50 violaciones en el norte de California a mediados de la década de 1970 y asesinó a un mínimo de doce personas en el sur de California entre 1976 y 1986.
