Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Setenta y cinco

Sus palabras flotan en el aire, espesas y pesadas por la gravedad de su implicación. Ya hay mucha tensión entre nosotros; es como si la lluvia hubiera estado cayendo sobre los aleros, llenándolos hasta reventar y empapar todo debajo de ellos.

Y reventar lo hace.

No podemos soportar más presión, y nuestros cuerpos se juntan como una tormenta eléctrica, áspera y emocionante, demasiado poderosa para que podamos negarla. Los platos en nuestras manos se estrellan contra el fregadero, desechados en nuestra prisa por llegar el uno al otro.

Sus manos están mojadas y enjabonadas cuando se enredan en mi cabello, el agua tibia corre por mi cuello, y me importa una mierda. Mi cuerpo se presiona contra el suyo, los labios se unen con tanta fuerza que nuestros dientes chasquean. Duele, pero no nos frena. Nada lo hará en este punto.

Es tan jodidamente cálida, arqueándose donde tengo que inclinarme para encontrarme con ella, mis manos firmemente en sus caderas para acercarla a mí.

Estoy jodidamente vivo, cada célula de mi piel alerta y consciente del cuerpo en el que estoy tan jodidamente cerca de deslizarme. Su aliento en mis labios, el agudo escozor de su mano agarrando mi cabello, los pequeños gemidos hambrientos que hace en mi boca.

Ambos alcanzamos detrás de ella al mismo tiempo, platos y quién sabe qué más cayendo al suelo para dejar espacio para que la levante sobre la encimera. Su mano se desliza en el agua del fregadero, pero no hace nada para apagar el fuego. En cambio, nos reímos, nuestros labios se juntan de nuevo como si tuvieran imanes adheridos a ellos.

Nos quitamos la ropa frenéticamente, las manos exploran cada centímetro de piel expuesta. Sus piernas se enroscan en mis costados, mi polla palpita y duele por llegar a ella. En el momento en que se quita el sostén, mis labios comienzan a recorrer su cuello, mordiendo y chupando su piel, saboreando la sal de la fina capa de sudor que hemos acumulado.

―Joder ―gime cuando acuno sus tetas, mis pulgares rozan sus pezones en el mismo instante en que mis dientes se hunden en el punto del pulso en la base de su cuello. Se recuesta en la encimera, y mi mano se mueve por sus costados, mis labios recorriendo su pecho.

Los dos estamos sin camisa, todavía vestidos de la cintura para abajo. En algún momento, mi pecho se mojó, probablemente después de que ella metió la mano en el fregadero, y se enfría en el aire. No hace nada al calor que llena mi cuerpo con una necesidad tan profunda, tan básica y primaria que no puede ser ignorada.

Cuando sus caderas se levantan para permitirme quitarle las mallas, succiono su pezón con mi boca, rodándolo sobre mi lengua. Ella es diferente a lo que estoy acostumbrado. En lugar de luchar para complacerme, se recuesta y disfruta esto. Siguiendo lo que su cuerpo le dice que haga y hundiéndose en ese sentimiento, y eso me encanta. Quiero verla desmoronarse por mí, completamente desprotegida y sin distracciones. Quiero ver qué tipo de sonidos puedo extraer de sus pulmones.

Y ahora que la tengo desnuda y dispuesta frente a mí, puedo hacer todas las cosas que he querido todo este tiempo.