Bajo la luna
Capítulo 05. El Clan Silver Fangs
By Annabelesca
Tally sintió la suavidad de la manta que le arropaba en todo el cuerpo y decidió estirarse en la cama para sentir más el arropo de ésta. Ahí fue cuando se dio cuenta de que se encontraba desnuda y velozmente se hizo bolita. Miró a su alrededor y vio que no estaba en su habitación. Rápidamente la reconoció como la de Astrid y recordó la noche anterior. Su cara pasó de un blanco pálido de no saber dónde estaba a un color rojo intenso por haberlo descubierto. Recordó como Astrid la había llevado a cuestas a su cuarto mientras se besaban y la había arrojado cuidadosamente a la cama para seguir besándose.
Las manos de Astrid recorrían todo su cuerpo de forma amable pero deseosa por encima de la ropa mientras que los brazos de Tally estaban cruzados por encima de la nuca de la líder del clan, atrayéndola hacia sí. En un momento dado, las manos de Astrid se colaron por debajo de la ropa de Tally y sentir las puntas de los dedos rozar con su piel hizo que se le pusiera la piel de gallina y se le endurecieran los pezones, que eran visibles ahora a través de su camiseta. Tally llevó las manos al pecho de Astrid y la empujó para apartarla, aún confundida, ésta no opuso resistencia ninguna. Tally se sentó ahora en la cama, con Astrid aún encima y empezó a desabrocharse la camiseta para quitársela, fue entonces cuando Astrid comprendió que no quería parar, sino seguir e hizo lo mismo. De un movimiento rápido, se quitó la camiseta que vestía con sangre dejando a la vista un sujetador negro de encaje a diferencia del de Tally, que era uno simple de color blanco. Volvió a tumbarla en la cama y fue besando desde su ombligo hasta su omoplato derecho para después pasar a su cuello, donde también mordió suavemente. Aquellas zonas donde había toque de piel con piel se sentían ardientes.
Tally también intentó acariciar a Astrid, pero ésta le cogió la mano, entrelazó los dedos y la apartó. Con la mano que le quedaba libre, Astrid la dirigió a la entrepierna de la pelirroja. Despacio, y volviendo a besarla en los labios, se entretuvo abriéndole el botón del pantalón y bajando la cremallera de los tejanos que estaba vistiendo Tally, dejando al descubierto sus bragas que iban conjuntadas con el sujetador. A Tally le pareció que aquello estaba escalando muy rápido, pero no se sentía incomoda con ello. Astrid pareció notar la tensión de Tally y bajó un poco más el ritmo. Volvió al cuello donde le dio un pequeño mordisquito, haciendo que Tally, que había estado aguantando, gimiera. Aquel sonido le produjo una sonrisa maquiavélica a Astrid, que se incorporó e incorporó a Tally, sin dejar de besarla por todo el torso, para quitarle el sujetador y quitarse el suyo también. Después de aquello se dedicó a mordisquearle los pezones y a acariciarle los pechos con la mano que tenía libre. La mano libre de Tally estaba enredada en el pelo de la cobriza y parecía reticente a dejar que se alejara. La luz de la luna entró por la ventana, dejando ver la clavícula de la cobriza a Tally y lo que se encontró fueron las marcas de un mordisco, debía haber sido una de las heridas hechas por el Metis que Shannon había intentado curar. Movió su mano del pelo de la cobriza a la cicatriz y la acarició, ganándose un escalofrío por parte de Astrid.
"Lo siento" Dijo en voz baja, intentando erguirse para mirarla "¿Te ha dolido?" Pero en vez de erguirse, Astrid la sometió aún más mientras le susurraba al oído que no. Aquel 'no' le pareció el más sexy del mundo a Tally, que se encogió de placer. Dejó a un lado el oído de Tally y bajó besando la clavícula, el pecho, el vientre y acabó besando las bragas. Después se incorporó y delicadamente, le quitó los pantalones a Tally para acabar quitándose los suyos, llenos de sangre y de barro. Podía oler su excitación, escuchar los latidos de su corazón y percibir hasta el más silencioso de los gemidos que Tally profería. Tally se tomó un segundo para analizar el cuerpo desnudo de Astrid. La había visto desnuda anteriormente, pero eso era en otro contexto. En este, le pareció lo más excitante de todo y se irguió para abrazarla y poner su cara entre sus pechos, pero fue devuelta a la cama rápidamente para seguir besándola por la zona de la cadera y las ingles.
Tally no había estado nunca con ninguna chica, pero aquellos juegos previos la tenían al filo del deseo. Fue entonces, cuando notó los dedos de Astrid acariciar su sexo, que estaba ligeramente húmedo. No pudo reprimirlo y gimió un tanto más alto de lo que tenía pensado. Apretó la mano que tenía entrelazada con Astrid mientras que la otra la usó para apretar las mantas que estaban a su alcance. Sabía que las comparaciones no eran buenas, pero Astrid se manejaba mucho mejor que Gerit ahí abajo. Primero comenzó a acariciarle el clítoris de forma circular y despacio para ir incrementando la velocidad y dejar de repetir ningún patrón con el dedo corazón. No estuvo mucho rato hasta que Tally empezó a encorvarse, a respirar más deprisa y a mover las caderas al unísono. No pasó mucho rato hasta que Tally llevó al orgasmo que le quitó todo el aire y todo a su alrededor menos Astrid desapareció. Ésta le soltó la mano y la dirigió a su pantorrilla, donde bajó la cabeza y, sin dejarla apenas descansar, empezó a besarle la parte interior de las ingles y su sexo. Aquello sorprendió a Tally, que aún no se había recuperado del orgasmo, pero, a pesar de estar muy nerviosa, no se resistió. Astrid estuvo besando la zona hasta que notó que los nervios de Tally disminuían y procedió a lamer su sexo, hinchado ya por el primer orgasmo. Aquello hizo que Tally se encorvara gimiendo y apretando las sábanas. El haber tenido el primer orgasmo no frenó a Tally de tener el segundo bastante rápido. Comenzó a mover las caderas, a estrechar las piernas alrededor de la cara de Astrid y la cogió del pelo. Al llegar al clímax, Tally apenas podía respirar y mucho menos ser consciente de su entorno. Así que, no esperaba que, Astrid, con la respiración entrecortada, pusiera sus piernas entre las de Tally, haciendo que los dos sexos se unieran. No costaba nada que aquello resbalase, estaba suficientemente lubricado por el deseo de Tally y por el deseo de Astrid, pese a no haber sido tocada. Fue entonces cuando Astrid empezó a mover su sexo contra el suyo y a embestirlo suavemente, creando una vorágine de sensaciones que no había sentido antes. En este momento, Tally no era la única que gemía, Astrid lo hacía a la par que ella y le parecía lo más sexy. La pelirroja del placer no podía moverse, pero la cobriza si, que siguió manoseando y mordisqueando los pechos de Tally incluso hasta dejar marca en ellos. Lo último que recordaba después de eso, es de caer agotada, junto a Astrid, y dormirse en los pechos de ésta.
Se tapó la cara antes de levantarse de la cama con lo que había recordado. Había tenido sexo con la líder de un pueblo de Garou, con la que había disfrutado muchísimo. Desde la cama buscó su ropa, que estaba toda en un montoncito, posiblemente Astrid la había recogido para que no tuviera que ponerse a buscarla. Al levantarse de la cama, que inicialmente le había parecido una manta, le quedó claro que era una especie de piel de un animal enorme, como un oso, pensó.
El poder haber visto sin tener que encender la luz le indicaba a Tally que había amanecido ya, pero al carecer de reloj no sabía que hora era. Decidió vestirse lo más rápido posible y salir de la habitación. Echó un vistazo al baño, que tenía la puerta abierta y no vio a Astrid. Preocupada de porque no había amanecido con ella, y recordando el daño que Gerit le había hecho, salió de la habitación y puso dirección a la suya, para cambiarse de ropa. En la ida a la habitación no encontró a nadie en su camino, la casa parecía desierta por lo que Tally concluyó que se trataba de una hora pronto por la mañana. Una vez se sintió en zona segura, Tally se apoyó en la puerta y suspiró. ¿Por qué Astrid no se había quedado a que se despertase? Se dejó caer por la puerta y se llevó las rodillas al pecho. ¿Y si aquello no había sido nada para la cobriza? A Tally le atraía mucho Astrid, le gustaba y ahora que lo recordaba, le había dicho que la deseaba también. De la vergüenza enterró su cara entre sus rodillas. Astrid solo le había respondido que aquello era el afrodisiaco. ¿Y si había sido su caso? ¿Y si realmente Astrid solo quería alguien con quien pasar la noche? Le dieron escalofríos de pensarlo, pero decidió que antes de saltar a cualquier conclusión debía hablarlo con la líder de los lobos.
Se levantó del suelo y se dirigió al montoncito de ropa que le habían prestado. Eligió un vestido naranja, parecido al del Beltano, pensó y se giró en dirección a la puerta. Cuando iba a abrir la puerta, oyó unos pasos pasando por delante de ella y, sin pensárselo dos veces, salió casi de inmediato preguntando por Astrid sin haber visto quien era.
"¿Astrid?" Cuando salió de la habitación del todo y vio quien era, se puso un tanto pálida. Había llamado Astrid a Shannon, que la miraba entre sorpresa y desdeño, sorpresa porque no la esperaba despierta tan temprano, sin haber sido llamada; y desdeño porque aquella bruja se atrevía a dirigirse a su líder como si de amigas de toda la vida se tratasen. No obstante, la cara se le pasó rápido y le preguntó a Tally que quería de la líder. Tally le dijo que quería hacerle un par de preguntas y ya está, pero Shannon levantó una de las cejas en respuesta. Las preguntas de la bruja Craven siempre habían resultado un tanto comprometedoras para los secretos del clan y, aunque no lo parecía, se trataba de una bruja muy sagaz.
"Astrid está en una sesión de entrenamiento con Fang en el jardín. Justo vengo de su habitación, que he ido a buscar una toalla" Tally palideció aún más, pero Shannon no lo notó porque no le prestaba mucha atención cuando hablaba de su líder. ¡Podrían haberse cruzado en la habitación de Astrid! O peor aún, ¡la podría haber pillado allí desnuda! Dio gracias al cielo por haberse levantado temprano, cosa que con ella era difícil que pasase, y suspiró de alivio. "Voy a ver el entrenamiento, ¿quisieras acompañarme?" Le preguntó Shannon, que estaba muy orgullosa de su líder y del entrenamiento que estaría haciendo.
"Sí, claro. ¿Cómo entrena?" Preguntó mientras se dirigían al jardín. Realmente no lo preguntaba para ir pasando el tiempo, sino que le interesaba la pregunta. Le había dicho que entrenaba con Fang. ¿Harían sparring o algo así? Sin duda los músculos de Astrid, que la habían mantenido bajo su férreo cuerpo, denotaban que era una luchadora aguerrida.
"Depende del día, así que no sabría decirte. Algunas veces Astrid necesita liberar energía y los entrenamientos son en forma de hispo, sino suelen ser en glabro. Sea lo que sea, no te defraudará" Tally siguió a Shannon a través de los pasillos, hasta que llegaron al jardín justo para ver como Fang y Astrid se estaban desnudando. "Parece que algo atribula a Astrid" Dijo Shannon mirando muy seria a su líder, pues parecía conocer todas sus facetas. Tally volvió la vista a los contendientes. Se encontraban a unos 10 metros, así que tenían buena vista de la pelea. Notó que Astrid ya no tenía las cicatrices y había recuperado el ojo y se lo dijo sorprendida a Shannon, que le contestó que era una de las habilidades de los Garou. Tenían la regeneración más rápida que los humanos, siempre que la herida no fuera mortal. Se preguntó si lo que le preocupaba había sido la noche anterior y empezó a ponerse nerviosa. A lo lejos ve como Astrid le hace una señal a Fang, que procede a transformarse en Hispo lo más pronto posible. Astrid le sigue y también se transforma. Lo que ahora hay delante de la mirada de Tally se trata de dos lobos enormes, el pelirrojo, que conoce que es Astrid y un lobo blanco con las patas grises, al que recuerda de la noche en la que les paró el paró el autobús. ¡Había sido él!
Los lobos comienzan a dar vueltas y, de vez en cuando a lanzar un zarpazo al aire y gruñir. De repente Fang, procedió a tirarse encima de Astrid, que, en vez de apartarse, aceptó el embiste. Lo que se vio después fueron dos lobos, a dos patas intentando morderse y arañarse los costados mientras lanzaban gruñidos. En un momento dado, Fang consiguió clavar sus dientes en la oreja derecha de Astrid, que sangró, pero ésta había aprovechado para ir a la yugular de Fang, que no había conseguido desgarrar porque el pelaje que le cubría era denso y le servía como protección contra los mordiscos leves. De un empujón, ambos lobos se separaron y gruñeron. Ambos tenían sangre en el hocico, de los bocados que había estado intercambiando, pero Astrid, además, tenía sangre en una de sus orejas, que no paraba de gotear al césped verde que se teñía de un rojo intenso. A Tally aquello no le parecía un entrenamiento para nada y llegó a pasar miedo.
El siguiente paso del entrenamiento fue liderado por Astrid, que se tiró encima de Fang, este se apartó hacia un lado, pero Astrid se lo veía venir y le soltó un zarpazo que si acabó en sangre. Fang aulló de rabia y se le tiro encima, pero Astrid, al ser un poco más pequeña que él, rodó por debajo suyo haciéndole otro zarpazo en la zona estomacal, para después ambos gruñir y saltar hacia atrás para reconocer al enemigo. Una bandada de aire desde donde estaba la mansión y las chicas les llegó al olfato y ambos lobos se giraron en dirección a Tally, pues habían olido lo mismo. La impronta de la alfa en ella. Lo que significaba que la alfa la había dominado. Fang se apresuró a mirar a su alfa y ésta se giró furiosa hacia Fang. Lo siguiente que pasó es que Astrid se tiró encima de Fang, dieron un par de vueltas por el suelo mientras Astrid dejaba salir su ira en forma de zarpazos y mordiscos y, una vez estuvo encima con Fang sometido, fue a morder a la yugular.
Rápidamente, Fang se transformó en hómido antes de que le mordiera en señal de derrota. Los ojos dorados del lobo pelirrojo dudaron un momento antes de apartarse de Fang y transformarse de vuelta a su forma hómida. Se fijó en la escabechina que le había hecho a su guerrero más leal y se arrepintió. Se le había ido el juicio en cuanto había olido a Tally.
"Lo siento, Fang" Le dijo mientras le ayudaba a levantarse "Le diré a Shannon que te cure esas heridas" Intentó no sacar el tema del olor de Tally, pero fue Fang quien lo sacó a la luz.
"No tiene que preocuparse, líder. Mis labios están sellados si así lo quiere" Astrid asintió y le sonrió para después darle la mano.
"Buen entrenamiento, guerrero. Y gracias por mantener la discreción" Ambos recogieron su ropa del suelo, pero sin ponérsela, se dirigieron hacia donde estaban Shannon y Tally. Astrid agradeció que Shannon no fuera un Garou, ya que de aquella manera podría haber olido a Astrid y hacerle preguntas que terminarían, por supuesto, en reprimenda.
A medida que se acercaban donde estaban las muchachas, Astrid pudo notar que Tally no sabía para donde mirar. Aquello la inquietó un poco. ¿Tan poco segura le había hecho estar con su cuerpo a Tally para que no pudiera mirarla? Total, la noche anterior habían intimado y total, aquella no era la primera vez que la veía desnuda.
"Si que ha sido intenso el entrenamiento de hoy, ¿ha pasado algo?" Preguntó Shannon mientras curaba a Fang primero, ya que Astrid le había negado la cura, total, era una pequeña herida en la oreja se sanaría para el mediodía. Ambos dijeron un 'no' convencidísimos mientras lo ratificaban con el movimiento de cabeza. Aquello no terminó de convencer a Shannon, pero igualmente no hizo más preguntas. Le tendió la toalla a su líder para que se secara el sudor y Astrid la aceptó gustosa. Podía ser diciembre, pero después de un combate como aquel, lo último que tenía era frío. Junto a Fang, cogió su ropa y se vistió lentamente. Quería que Tally la mirase, que viera que ya no tenía ninguna cicatriz en el cuerpo y se quedase tranquila, porque la noche anterior le había parecido que aquello la mantenía intranquila mientras estaban teniendo sexo. Y Tally miró. Cada uno de los movimientos de Astrid. Los siguió con la mirada, atenta. Se había cambiado de ropa, llevando sus típicos tejanos negros ajustados y botas militares con una camiseta de manga corta y una chaqueta por encima, pero la ropa interior que llevaba era la misma que la noche pasada y la reconoció sin problemas, sonrojándose.
Astrid, mirando discretamente a Tally pudo ver su atención en cada movimiento que hacía y aquello le hizo gracia. No obstante, iba con mucho cuidado de lo que mostraba reflejado en la cara, pues a Shannon no le haría nada de gracia como su consejera.
"¿Cuáles son los planes para hoy?" Preguntó Shannon interesada. Astrid miró el reloj, eran apenas las 6:30 y el sol aún no había salido. Suponía que su consejera quería tenerlo todo preparado, ya que no le gustaban los imprevistos. Pero realmente no había mucho que hacer en el pueblo hoy y las brujas seguramente estudiarían el libro transcrito del Clan Fianna.
"Por ahora descansa, Shannon. Puedes ir a casa, pero a las 11 te quiero aquí para que ayudes a las brujas con el libro de ayer. Sino están despiertas todavía, te encargo su despertar" Shannon asintió sonriente y puso marcha hacía la salida de los jardines de la mansión. Tally le hizo una pregunta a Astrid que no se esperaba para nada.
"¿Dónde vive Shannon?" Lo preguntó con tal inocencia que Astrid no pudo evitar reír ante aquello.
"Shannon vive con Julie, justo encima de la escuela. Así se aseguran de no llegar nunca tarde a clase" Y ambas rieron con ese chiste tonto que había contado la líder.
"Astrid…" Tally se puso seria de repente "tenemos que hablar de lo de anoche" Astrid esperaba que el tema saliese antes o después, pero salió mucho antes de lo esperado.
"Sí, hay una cosa que debo contarte" Le dijo muy seria Astrid. Pudo notar un salto en el corazón de Tally y como se le aumentaban las pulsaciones. "Puedes estar tranquila, no es nada perjudicial para la salud ni nada" Tally suspiró. Tenía algunas preocupaciones en el hecho de implicarse sexualmente con un Garou, pero Astrid le había dejado más tranquila. "Lo que pasa…" Empezó a decir, pero no supo cómo seguir, parecía que le resultaba difícil lo que le tenía que decir y Tally volvió a ponerse nerviosa.
"Tranquila" Le dijo Tally mientras le cogía la mano "No es nada malo, ¿verdad?"
"No" Respondió serena Astrid gracias al toque de la pelirroja "Vale, lo que pasa es que cuando un hómido tiene sexo con un Garou este lo impronta" Tally no había entendido el final de la frase y su cara de interrogación se lo dijo todo a Astrid "Básicamente le deja su olor impregnado. Ahora mismo hueles a mí. Cualquier Garou que te huela sabrá que te has acostado conmigo" Le soltó del tirón. Tally lo comprendió y comprendió entonces la mirada que Fang le había echado antes de irse, no de enojo ni de vergüenza, sino más bien de curiosidad.
"Entonces… ¿Fang…? ¿Fang lo sabe? ¿Me ha olido?" Astrid no pensaba que Tally fuera a preguntar por Fang, pero si se paraba a pensarlo, era el camino lógico de las cosas a seguir.
"Sí" Le dijo Astrid planamente. Tally se avergonzó tanto que el color de su cara coincidió con el de su pelo. Astrid rápidamente se apresuró a decirle que era un confidente, que no diría nada, que podía estar tranquila. Pero igualmente, aquello le clavó una espinita al corazón. Después de todo, había sido Tally quien la había buscado a ella y ahora parecía avergonzada o arrepentida de la noche que habían pasado juntas. "No te preocupes Tally" Le dijo lo más seria posible "Si te duchas te quitarás mi olor de encima, solo es eso. Tienes que darte una ducha y ningún Garou más lo sabrá"
"¿Una ducha?" Preguntó Tally sin soltarle la mano "¿Sólo con eso?"
"Si, pero debes asegurarte de lavarte bien el pelo y el cuerpo, en especial las zonas más… erógenas. Con ello te desharás de mi olor. Nadie más tiene que saberlo" Aquella frase hizo que tanto Astrid como Tally considerasen que la otra había tomado la noche como un error que no se volvería a repetir. Aunque ninguna de las dos pensaba en eso.
"Vale… Pues iré a darme una ducha" Tally soltó la mano de Astrid y salió casi corriendo hacia la casa dejando plantada allí a Astrid, que miró al cielo aún oscuro y se llevó las manos a la cabeza. ¿Qué había hecho? Decidió ir a casa de Fang a avisarle que estaría corriendo por el bosque y que lo dejaba al cargo de la seguridad de la villa, que si pasaba cualquier cosa, que la llamara con un aullido. Éste asintió y se dirigió a los guardias de la entrada a avisarlos de que ahora era el él que estaba al mando.
Tally se apresuró a ir a la ducha del único baño que recordaba, el de al lado de su habitación. Sabía que dentro de la mansión no se encontraría ningún Garou que pudiera olerla, al menos, ella no había visto ninguno pululando por la mansión, pero aun así se sentía expuesta. Igualmente, primero pasó por la habitación en búsqueda de ropa interior que ponerse limpia, porque la que llevaba seguía húmeda de la noche.
Cuando llegó al baño se desvistió cuidadosamente y colgó el vestido y la ropa interior del colgador de la puerta y puso la toalla en la mampara, tenía prisa, sí, pero no quería que su ropa o su toalla se mojasen sin darse cuenta.
En la repisa de dentro de la ducha había una gran variedad de jabones y champús, supuso que para los diferentes invitados que pudiera tener la mansión y pensó en cual usaría Astrid, que olía super bien. Agitó la cabeza para quitarse a Astrid de la mente. Reguló la altura de la alcachofa de la ducha y encendió el agua caliente. Al principio le salió fría, cosa que sabía que pasaría, pero a la vez no se esperaba. No tardó en salir caliente y Tally se puso bajo el chorro para mojarse entera. Mientras miró los champús. Cítricos, frutales, almendras, anticaspa…Los olió todos y el que se llevó la palma fue el frutal, que fue el que hizo servir para lavarse el cabello. Se lo lavó al menos tres veces. Como Astrid le había dicho, se lavó a fondo el pelo -aunque ella nunca había dicho que tan a fondo-. Cuando acabó con el pelo, buscó que gel le gustaba más y se decantó por otro frutal, para que los olores combinasen. Empezó a esparcirse el gel por el cuello y los pechos y vio que, en los pechos, Astrid le había dejado marcas de sus mordiscos. Se sonrojó al pensar en la noche anterior, pero siguió lavándose el cuerpo. Cuando se estaba lavando bien a fondo, tocaron a la puerta.
"¿Sí? Está ocupado" Dijo nerviosa. Con el ruido de la ducha apenas oía nada del exterior del baño, así que apagó la ducha para escuchar mejor.
"Menos mal que eres tú, Tal. Soy yo, Raelle" Tally reconoció la voz de Raelle "¿puedo entrar a hacer pis? El otro baño lo han ocupado Abs y Adil y seguramente estén haciendo guarradas" La mampara era opaca y no transparentaba nada de dentro de la ducha, así que no le importó que entrase. Rápidamente volvió a abrir el agua para no oír como Raelle miccionaba. Al cabo de unos segundos, que se le hicieron eternos, oyó la cadena y el lavamanos y supo que Raelle había terminado. "Gracias, Tal" Le dijo Raelle mientras estaba a punto de coger el mango de la puerta.
"Rae… Tengo una pregunta. ¿Tú y Scylla cómo comenzasteis?" Preguntó con mucha precaución para no darle pistas a Raelle de que estaba hablando.
"¿Cómo comenzamos a qué?" La mampara era opaca, pero por la voz de Raelle, Tally sabía que se había girado en su dirección.
"Pues ya sabes… a salir… a tener…" Tally se murió de la vergüenza por la situación. Estaba preguntándole a su hermana de batallón como o cuando había empezado a tener relaciones con su pareja. "relaciones".
"¿Lo dices por Gerit?" Preguntó preocupada Raelle. Aquel chico hirió mucho a Tally, aunque esta no quisiera admitirlo. "Pues pasó algo parecido. Nos conocimos, hubo química y ocurrió, sin más. ¿Está todo bien, Tal?" Quiso saber su amiga.
"Sí, todo bien. Es que me estaba haciendo algunas preguntas… Ya ves, eso de pensar en la ducha y todo eso…" Su voz sonó un tanto quebrada, pero la ducha lo disimuló.
"De acuerdo, Tal. Pero acaba pronto que llevas 45 minutos ya aquí pensando" Y tras una risita, cerró la puerta tras de ella. Según había dicho Raelle, pasó y ya, como en su caso. ¿No podía ser lo mismo que ellas? ¿o era porque Astrid era la líder de los Garou de esa villa? Suspiró mientras se acababa de limpiar la entrepierna y de acordarse aún más de Astrid. Apagó la ducha, agarró la toalla y salió, sintiéndose limpia como una patena. Lo había decidido. Más tarde tendría una charla con Astrid. Quería saber que había significado esa noche para ella. Después de secarse a consciencia, se vistió con la ropa interior limpia y el vestido que había traído puesto. Salió del baño y vio que todos estaban en el pasillo, hablando entre ellos, como esperándola. Tally saludó nerviosa los buenos días y los demás se los devolvieron. Raelle de repente, se apartó de la pared en la que estaba apoyada y se dirigió a Tally. La cogió de la muñeca y la estiró hasta su habitación.
"El batallón tiene que hablar" Scylla miró a Raelle, Raelle miró a Tally y ésta última suspiró y asintió con la cabeza. Sabía de qué se venía charla y supuso que sería mejor tener también el punto de vista de Scylla. Así pues, las cuatro brujas desaparecieron en la habitación de Tally, dejando a Adil solo porque Khalida había ido al colegio de la villa. Se sentaron todas en el suelo, doblando las piernas al estilo de los indios. Empezó a hablar Abigail.
"A ver chicas, ¿Qué pasa?" Quiso saber. Scylla también tenía curiosidad, pero la escondía con más competentemente y supo callarse cuando no le tocaba hablar.
"Tal me ha hecho una pregunta muy rara en la ducha" Tanto Scylla y Abigail se quedaron mirando a Raelle con los ojos muy abiertos. Al darse cuenta de lo que podrían haber interpretado, lo arregló con los hechos que habían pasado "Tuve que entrar a mear cuando se estaba duchando, no sé qué os pensáis. No estamos igual de salidas que Abs y Adil"
"¡Eh! Sólo nos estábamos duchando juntos para ahorrar agua" Y todas le miraron con cara de 'sí, claro' "Pero ahora a lo importante, ¿Qué te ha dicho Tal para la reunión de emergencia?" Tanto Scylla como Abigail apuraron a Raelle, pero fue Tally quien contestó.
"Pues le he preguntado… A Rae… que cuando… empezó a…" Miró a Scylla y se sonrojó profundamente, sin poder acabar la frase se tapó la cara de la vergüenza. Todo el mundo miró también a Scylla, que tenía la cara más interrogante de las tres brujas que no tenían la cara tapada.
"Me ha preguntado que cuando empezamos a tener relaciones" Aclaró Raelle, puesto que Tally era incapaz de acabar la frase. Ahora fue el turno de Scylla de sonrojarse. Rae podía compartirlo todo con sus hermanas de batallón, pero Scylla aún no estaba dentro de ese grupo de confianza, por lo que la pregunta le incomodó, pero no dijo nada ni mostró la mínima expresión aparte del sonrojo.
"¿Pero a que ha venido la pregunta? ¿Es por Gerit?" Preguntó Abigail. A la segunda mención del chico, Tally ya perdió los nervios.
"No es Gerit, ¡dejad ya de preguntar por él! yo… el clan Fianna… y entonces…"
"¿Sucumbiste a los afrodisiacos?" Preguntó Abigail conteniendo la risa, como no creyéndoselo. "Enséñame la marca" Y sin esperar respuesta, le agarró la oreja y le miró la marca, que brillaba de forma resplandeciente "Cojones, si lo hiciste"
"Tranquila Tal, Scylla y yo nos conocimos y ya tuvimos relaciones. No eres la única. Además, no tendrás que volver a ver al chico, no tienes que preocuparte" Le dijo Raelle mientras le cogía de la mano.
"No... si el problema no es ese" Dijo llevándose las manos a la cara de nuevo. No sabía cómo decirles que no era un chico del clan Fianna con quien se había acostado, sino con Astrid.
"¿No usaste protección?" Gritó Abigail. Haciendo que Tally se avergonzara más de la respuesta. Al ver que no respondía, Raelle le retiró las manos de la cara y vio las lágrimas de vergüenza, que interpretó como que no había usado protección.
"No pasa nada Tal…No tiene que signifi-" Fue cortada por Tally, que al fin bajó las manos de su cara.
"No usé protección por que no fue con un hombre" Aquello impactó a las tres otras brujas, porque no se esperaban aquella respuesta. "Fue con una mujer"
"Vale, pero ¿cuál es el problema?" Preguntó Scylla por primera vez en la charla. "¿Te sientes confundida por tu orientación sexual?" Tally lo pensó por un segundo, pero lo descartó rápidamente. Astrid le parecía una mujer muy atractiva. Desde luego que quería volver a acostarse con ella. Así que dudas de su orientación no tenía o al menos, no le preocupaban.
"No…El problema no es que fuera una mujer… Es la mujer" Raelle no entendía porque Tally no les decía cuál era el problema de una vez. No era para tanto que se hubiera acostado con una mujer, ella también lo hacía y no por eso la juzgaban.
"Tally, ¿Qué pasa con esa mujer?" Pregunto directamente Raelle. Consiguió que Tally dejase de llorar y de taparse con las manos la cara.
"Es… Astrid" Aquello se sintió como un cubo de agua fría a todos los presentes allí. Para ellas, Astrid era una figura lejana y fría. Para Tally, que había pasado más tiempo a su lado, era más cálida de lo que los demás pensaban. Se preocupaba por ella, por los niños de la aldea, siempre asegurándose que estaba todo bien. Si que bien podía parecer inalcanzable por como se veía, ya que se veía majestuosa con el cabello cobrizo y esos ojos azules zafiro.
"¿Se portó bien contigo?" Preguntó Abigail en tono neutro. Al ver el asentimiento de Tally, suspiró. "¿Qué planes tienes Tal? ¿Qué se repita o que no?"
Entonces Tally les explicó que cuando había amanecido, Astrid no estaba a su lado, que puede que lo considerase un error. También les explicó lo de la impronta y por qué había tardado tanto en el baño, así como que quería no hubiera sido la primera y última vez. Raelle suspiró.
"En la fiesta había mucho afrodisiaco, no me extrañaría que hubiera sido por ello." Recibió un codazo de Scylla por lo que había dicho "Pero mi opinión es que deberías hablar con ella directamente. Lo primero de una relación es establecerla, y hablar de ello es la única forma de hacerlo" Todas coincidieron y dieron el mismo resultado que Tally había llegado a la conclusión en la ducha. "Bueno Abigail, ¿cómo se siente ser la única hetero del grupo ahora?" A lo que todas rieron. Poco después, cuando estaban hablando de cosas nimias, picaron a la puerta para que se levantasen a desayunar.
Cuando las cuatro brujas salieron del cuarto de la pelirroja, Shannon se preguntó que hacían todas allí. Pero no mencionó nada al respecto. Posiblemente, pensó en su olvido, habían empezado sin ella a mirar el libro. Poco le importó, siguió las órdenes de Astrid al pie de la letra y a las 11 se encontraban en el comedor, donde les esperaba Fang de pie, junto a la otra salida que daba al recibidor de la casa. Ante la mirada interrogante de Shannon, Fang le dijo que Astrid había ido al bosque a quemar energía y que le había encargado la protección de la mansión así de como sus invitados. Tally supo que aquello era por lo de la noche anterior. ¿Se estaba arrepintiendo? ¿Había sido todo un error?
Cuando todos se habían sentado, la vista de Fang no podía parar de dirigirse a Tally. Obviamente, Astrid le había informado de la impronta, pues se había duchado y lavado bien, porque el olor a Astrid no estaba allí, pero había una pequeña esencia de ella en el vestido de Tally, que no se notaría si no supiera nada, así que pensó que estaría bien.
El desayuno estaba transcurriendo de forma normal, animada incluso. Adil, con el azúcar glasé de una de las ensaimadas, pintó la cara de Abigail y ésta le respondió tirándole servilletas. Fang se preguntó si eran así de abiertos cuando estaba Astrid en vez de él. Supuso que no, una Astrid seria imponía mucho y sabía a ciencia cierta que le gustaba la tranquilidad por la mañana. Y aunque Astrid era un alma amable -aun así, podía ser fiera o justa cuando se requería- daba sensación de inaccesibilidad y de lejanía por el simple hecho de ser la líder. Ya había intentado cambiar aquello con las generaciones más jóvenes, acercarse más a ellas, interactuar más. Y lo había conseguido con los pequeños de la escuela de Julie, que la adoraban. Fang volvió a mirar a Tally, de reojo, aquella bruja había sido tomada por su líder. Fang jamás de los jamases se atrevería a preguntarse y menos aún preguntarle a Astrid porque la pelirroja había sido dominada por ella. La bruja en cuestión se giró y lo pilló de lleno mirándola, ésta aprovechando el bullicio en el comedor, se levantó y se dirigió a Fang. Éste se sintió incomodo, sabía que simplemente por acercarse no la improntaria, pero no pudo evitar sentir la furia de Astrid si la bruja aparecía oliendo a él lo mínimo posible.
"¿El olor… se ha ido?" Preguntó la pelirroja avergonzada. Fang comprendió que se había acercado a él porque era el único de la sala que podía decírselo.
"Sí" Mintió un poco. El olor estaba muy sutil allí, pero nadie sabría que era porque la humana había sido improntada por la líder al tomarla, supondrían que simplemente era de estar cerca de ella.
"Gracias" Le dijo en un hilillo de voz y se fue de nuevo a la mesa, donde cogió un donut y lo devoró en cuestión de segundos. Parecía que lo que le afectaba y le hacía acongojarse lo suficiente para no comer era aquella duda que asaltaba su mente, una vez despejada, tenía camino libre para desayunar tranquilamente.
La tranquilidad que había en el comedor no duró mucho más. No pasaron diez minutos cuando uno de los guardias apareció en la puerta de la mansión. Por cómo estaba, se podía notar que había venido corriendo. Fang, bajo la vista curiosa de todos los comensales, dejó el comedor y se dirigió al recibidor. Allí se encontraba el guardia, todo sudoroso y cansado.
"¿Qué ocurre, centinela?" Preguntó el guerrero de Astrid al acercarse a él. No era buena señal que estuviera allí y menos aun cuando Astrid no estaba en la mansión.
"¡Fang!" Se alegró de ver el centinela "Han venido los líderes del clan Silver Fangs y quieren hablar con Astrid. Traen una comitiva de unas cuatro furgonetas, llenas de Garou. Parece algo serio" Fang volvió a maldecir que Astrid no se encontrase en la casa en ese mismo momento. No le gustaba el clan Silver Fangs y menos tener que lidiar con ellos él mismo, pero debía hacerlo mientras esperaban a Astrid.
"Muy bien, me dirigiré a la entrada de la villa. ¡Brujas!" Llamó a los invitados de Astrid, que rápidamente se asomaron al recibidor "Dadle agua a este hombre y algo de comer. Cuando haya repuesto su energía que vaya a por más guardia para la residencia y vuelva a la entrada. Mientras, yo estaré fuera. Por nada del mundo salgáis de la mansión, por favor" Aquello sonó como una súplica y Fang lo sabía. Pero si algo les pasaba a sus invitados en su turno de guardia no se imaginaba que le haría Astrid. Más aún si algo le pasaba a cierta pelirroja. Las brujas asintieron y rápidamente se pusieron a tratar al centinela que acababa de llegar.
Él no tardó demasiado. Se puso en marcha hacia la entrada de la villa a paso acelerado. Los Silver Fangs en el pasado habían sido aceptados de muy buen grado, pero de repente la conexión se cortó y no habían oído nada más de ellos hasta entonces. Fang sospechaba que nada bueno se estaba cociendo en esos momentos.
Al llegar a la entrada de la villa, vio a dos centinelas con las lanzas cruzadas, impidiendo el paso de nadie. Bajó el ritmo e intentó calmarse, lo último que necesitaba era que sus visitantes descubrieran que estaba nervioso. Disminuyendo el paso, se colocó detrás de donde las dos lanzas estaban cruzadas. Allí vio quien esperaba por entrar a la villa. Como el guardia que había ido corriendo a la mansión estableció, se trataban de los líderes del clan Silver Fangs. El líder, al que reconoció como Zander, iba vestido de forma elegante, con un traje negro, una camisa blanca y unos guantes y unas botas negras acorde. Mientras que la otra líder del clan, su hermana Amber, vestía un corpiño negro ajustado por debajo de sus pechos con un patrón gris, dejando ver una camiseta blanca que cubría su busto. Sus pantalones consistían en unos pantalones de cuero y terminaban en unos zapatos de tacón de color negro. Sin duda, era un par de hermanos muy parecidos. De pelo rubio, compitiendo con el sol, y ojos verdes muy carismáticos. No era muy difícil caer bajo su embrujo si era la primera vez que los encontrabas. Fang los conocía ya de más jóvenes, cuando solían venir a ver a Astrid y a su madre. No le sorprendió la ropa tan elegante que vestían, siempre acostumbraban a venir así de ataviados cuando venían de visita. Detrás de éstos, había cuatro escoltas bien fornidos que vestían la ropa de guerrero de su clan, con el emblema del clan. Así como Amber y Zander, que llevaban un pin con el emblema también.
"Fang" Le dijo Zander mientras saludaba agachando mínimamente su cabeza hacia el guerrero, que acababa de aparecer. Amber únicamente saludó sacudiendo la mano hacia el guerrero.
"Señor Zander, Señorita Amber" Dijo Fang haciendo lo mismo que Zander. Sus reverencias iban únicamente dirigidas a su líder. Aquello no pareció molestar en demasía a los líderes visitantes, que le sonrieron astutamente cuando apareció.
"Hemos venido a visitar a la líder de la villa Fenrir, Astrid. Como bien podrás imaginar" Fang se lo imaginaba, pero aún así el hecho de que lo ratificara le hacía poner más nervioso. Dirigió su vista a los furgones que le había descrito el guarda y tenía razón. Había cuatro furgones negros con los vidrios tintados, seguramente llenos de Garou esperando por alguna orden. Aquello no le gustaba nada.
"Astrid no se encuentra actualmente en el pueblo" Dijo Fang con firmeza. Quería ver si aquello les hacía dar media vuelta o ver al menos como reaccionaban. Pero los del clan Silver Fangs ni se movieron.
"¿Serías tan amable para llamarla por nosotros?" Le dijo Zander en voz aterciopelada, como cuando pides algo, pero sabes que ya lo tienes en la mano "Seguro que, teniendo invitados en casa, no irá muy lejos de la villa. ¿Quizá al bosque a cazar?" Y le sonrió de nuevo, enseñando los colmillos.
"Si, señor" Y Fang aulló como había acordado con Astrid. El aullido resonó por todo el pueblo, la mansión (hizo que las brujas temblasen en señal de no saber que estaba pasando) y, por supuesto, el bosque, donde Astrid lo oyó mientras trotaba entre la flora y los árboles.
Paró de golpe y escuchó bien, el aullido provenía de la entrada de la villa. Rápidamente Astrid volvió a la entrada del bosque donde había dejado su ropa y se vistió lo más rápido posible. Preocupada por que podría pasar se dirigió rauda a la entrada de la villa, ya vestida. No era un buen día hoy para tener problemas, ya suficiente tenía con tener la mente llena de Tally, como para tener que llenarla de mierda de algún tipo. El aire estaba a su favor y le llegó el aroma de la villa. Su ceño se frunció cuando olió de quién se trataba. Los hermanos Silver Fang. ¿Qué querrían? De todos los clanes que habían sobrevivido a la purga años ha, sólo el clan Fenrir y el clan Silver Fang se avenían y hacían quedadas de vez en cuando. Pero éstos hacía años que habían roto enlaces con el clan y, sin embargo, allí estaban. Seguro que no querían nada bueno. Apretó el paso, pero sin llegar a correr y se dirigió a donde provenía el olor. Vio a Fang, detrás de las lanzas de sus centinelas y se sintió orgullosa de que no les hubiera dejado entrar a la aldea. Cuando llegó a su altura, se los quedó mirando unos segundos -habían cambiado mucho en los años que no se veían, pero seguían siendo ellos- y luego los saludó.
"Zander, Amber. Bienvenidos" Los observó, Zander se estaba sacudiendo las botas de haber estado esperando allí en la tierra. Por otra parte, vio a Amber y su mirada se relajó. Ésta tenía la sonrisa más grande al verla. No le extrañaba porqué. De más pequeños, cuando aún no eran lideres de sus respectivas villas, solían jugar juntos muy a menudo y Astrid tenía una relación muy estrecha con Amber. "Siento que hayas tenido que esperar aquí fuera, pero eran órdenes mías de que nadie podía entrar en villa Fenrir sin mi invitación"
"Lo comprendemos, Astrid" Dijo Zander mirándola directamente a los ojos. Astrid veía astucia en ellos, pero no veía maldad. Así que los dejó pasar, pero solo a ellos dos y a sus cuatro escoltas. Saludó a Zander dándole un apretón de manos y a Amber, que tenía intención de saludarla de la misma manera, no le dio tiempo a extender la mano antes de que ella se tirara de cabeza a un abrazo a su vieja amiga -aunque este no fue devuelto-. Porque de jóvenes se habían avenido mucho, quizá demasiado.
Con Astrid a la cabeza, seguida de Fang y el resto de invitados sorpresa, se dirigieron a la residencia en silencio, cuya protección había sido aumentada mientras no estaba. Astrid miró de reojo a Fang y le afirmó con la cabeza. Era el movimiento mejor jugado que podía haber hecho. En la puerta de la villa había dos guardias, que se irguieron cuando Astrid pasó por su lado, subió las tres escaleras que había hacía la puerta de la mansión y se giró.
"Dejaré que dos de tus hombres entren, pero los otros dos se deben quedar aquí fuera" Los miró muy serios. Los hombres que estaban en la entrada podían adquirir la forma de Crinos, seguramente los guardas que traía Zander también podían. Así que prefería que dos se quedasen fuera por si surgía algún evento agresivo entre los clanes. Su mayor preocupación ahora era que las brujas, sus invitadas de honor, no salieran heridas bajo ningún concepto, ya vería como se hacía ella cargo de los dos Crinos dentro de la casa junto a Fang.
"Me parece lo apropiado" Respondió Zander mientras indicaba con la cabeza que hombres se quedarían fuera y cuales les seguirían al interior de la mansión. Amber encabezó la subida de las escaleras, seguida de Zander y sus guardas. Nada más entrar en el recibidor se encontraron a las brujas, no podía haber sido peor momento pensó Astrid. "Ah, aquí tus invitadas de honor. Es un placer, señoritas" Dijo mientras hacía una reverencia a las brujas e ignoraba a Adil. "Soy Zander y ésta de aquí" dijo apuntando a Amber que se estaba cogiendo del brazo de Astrid "es mi hermana Amber"
"El placer es nuestro" Contestó Abigail mientras miraba a los respectivos hermanos. "Yo soy Abigail Bellweather y ellas son, Raelle Collar, Scylla Ramshorn y Tally Craven"
"Si, ya tenemos el placer de conoceros, señoritas" Dijo de pronto Amber, que se había soltado del brazo de Astrid a regañadientes. "Todos los Estados Unidos y la cesión os conoce. Esperamos que hayáis tenido suerte investigando la plaga" Astrid no lo dejó ver, pero interiormente frunció el ceño. ¿Como sabían que estaban investigando la plaga? Más bien, ¿Cómo se habían enterado tan rápido? La única solución a las incógnitas que se planteo fue que el clan Fianna tenía un topo entre sus filas. Después de todo, los Silver Fang se consideraban de la realeza y no tenían problemas en usar artimañas de cualquier nivel para conseguir información, estudiarla y obtener poder de ellas. Pese a que Astrid ni se inmutó, el resto de brujas si lo hicieron y se miraron entre ellas. Aquello hizo que Zander sonriese. Al resto de brujas aquella sonrisa podría haber sido de cortesía, pero Astrid que lo conocía mejor supo que era una sonrisa pretenciosa.
"Bueno, retirémonos a la sala de reuniones sin más dilación. Supongo que tendréis ganas de explicar lo que habéis querido venir a hacer aquí. Mientras, las brujas" las miró para tranquilizarlas, "estarán a su aire en la mansión"
"Oh, querida" Dijo Amber con tono seductor "ellas también tienen que ser parte de la reunión. ¿Verdad hermano?" Y se giró hacia Zander, que asintió sin apartar de su cara la sonrisa.
"Oh, sí. Me temo que hay algunos temas que les incumben. Seguro que quieren atender a ella" Astrid giró su cara y vio las caras serias de las brujas, que indudablemente sí querían asistir, pero no habían dicho nada para no quitarle autoridad a Astrid delante de esos dos. Porque puede que las brujas no los conociesen, pero reconocían a las personas perversas cuando las veían y ellos, desde luego, no eran trigo limpio.
"¿Es así?" Preguntó Astrid mirando al grupo para recibir una afirmación conjunta. "Muy bien, está decidido entonces. Dirijámonos a la sala de reuniones" Les dio indicaciones a los nuevos invitados para que lideraran el pasillo hasta la sala. Allí, se dividieron en dos bandos. Sentados en medio de uno de los costados, estaban Amber y Zander, cada uno con su guardián detrás. Enfrente de éstos, se sentó Astrid y las brujas se sentaron a los alrededores, quedando Tally a la derecha de la líder. Los únicos que quedaron de pie fueron Adil (que se había quedado sin silla) y se puso detrás de Abigail y Fang, que se posicionó detrás de Astrid.
"¿Por dónde deberíamos comenzar la reunión, Amber?" Le preguntó sarcástico. Odiaba cuando hacían eso años atrás. Siempre tenían la última palabra que el otro estaba buscando, como si de una conexión se tratase.
"Oh, hermano, yo creo que por donde les interesa a las brujas" El hermano se cruzó de brazos y asintió, diciéndole que le parecía bien.
"Resulta que la situación de las brujas se ha vuelto un tanto… peliaguda. Fort Salem ya no es lo que era para ellas. El gobierno se ha desestabilizado, la presidenta ha muerto y el puesto ha sido ocupado por Silver Blanton. La sargento de las brujas ha sido desechada" Aquella parte preocupó a Abigail, ya que estaba hablando de su madre. Adil, la cogió del hombro y le dio un pequeño apretón para reconfortarla "Y ahora la camarilla ha conseguido lo que lleva años intentando. Envenenar aquello que Fort Salem protege con la plaga"
"Es una situación terrible" Secundó Amber llevándose la mano a la cara y suspirando.
"Como los clanes más fuertes de Garou, está en nuestra mano hacer algo para la causa" Dijo con prepotencia Zander "La casa Silver Fang siempre ha sido aquella que, liderado al resto, con la casa Fenrir como su mano derecha y soldados más aguerridos. Juntos, como uno solo, podemos crear una facción y participar en la guerra a favor de las brujas"
"¿Cómo propones formar la facción?" Quiso saber Astrid "Los clanes no quieren saber nada de los otros clanes y mucho menos de brujas y de la camarilla. No se unirán para luchar en una causa que aparentemente no les afecta y menos a vuestro clan" El clan Fianna podría ser el único en entender que pasaría si la plaga fuera liberada. Los clanes de los lobos serían engullidos por ella al igual que las brujas. Pero el resto de los clanes no eran tan sensatos y mucho menos iban a subyugar al clan Silver Fang, conocida por los grandes delirios de grandeza que tenían en la mente. Ya que la mente de los Silver Fang estaba corrompida, los más jóvenes habían salido con alteraciones psicológicas que, pese a estar ahí, no les impedía hacer vida normal.
"Por eso proponemos que te subyugues tu primero a nosotros. Si el pueblo más feroz se une a nosotros, el resto lo seguirá, ya sea por respeto o por miedo a las repercusiones" Astrid frunció el ceño. ¿Se habían atrevido a venir a sus tierras a decirles que se rindieran a un clan que tenía delirios de grandeza?
"Me niego. El pueblo de Fenrir me pertenece y así seguirá siendo. No nos subyugaremos a ningún otro clan" Amber sonrió al oír eso y Astrid tuvo un mal presentimiento.
"Imaginábamos que dirías eso" Contestó de vuelta Zander. "Por eso, vuestro pueblo no contaría con el subyugamiento, sino con una alianza. De esta manera, conservarías poder sobre tu pueblo y nosotros sobre el nuestro. Hay una manera de hacerlo, que años ha, hasta nuestras madres sugirieron" Astrid frunció el ceño al oír la mención de su madre. Había muerto en extrañas circunstancias que dieron lugar a la maldición que después se le achacó a ella. Y justamente el clan Silver Fang no volvió a pisar la villa, como si ya no le interesase nada de lo que podía proporcionarle el clan. Las brujas permanecían calladas ante este debate, no les incumbía directamente, pero si era cierto que si la facción de los Garou decidía ayudar a las brujas, les sería más fácil vencer a la camarilla. "El matrimonio entre dos Garou de diferentes linajes. Obviamente no sería conmigo el matrimonio, sería con Amber, para que no haya problemas con la descendencia" De ahí entendió porque Amber no había parado de sonreír en todo el rato "Bueno, igualmente, siempre te has avenido más con ella que conmigo" Dijo mientras se reía.
"¿Pero ¿cómo un matrimonio entre dos mujeres podría unir dos clanes?, preguntó Tally a Zander, que estaba sentada al costado de la líder. Sin que nadie lo esperase, el guardia que estaba detrás de Zander saltó por encima la mesa, convertido en Hispo dispuesto a atacar a Tally. Sin embargo, Astrid se levantó de la silla, tirándola al suelo en el proceso y, segundos antes de que la tocase, le cogió por el pellejo del pescuezo. El lobo lanzó un chillido lastimero antes de ser lanzado de vuelta al otro guardia que se encontraba igual de confundido. Tally todavía podía notar el hedor del aliento del lobo y la sensación de que unas zarpas enormes y afiladas iban a desgarrarla. El resto estaba más confundido de como Astrid había parado a ese Hispo, que al menos debía pesar 120 Kg, con una sola mano y haberlo lanzado por encima de la mesa.
"Pido perdón por esto" Dijo Zander levantándose de la mesa y mirando a su guerrero Hispo, confundido mirándole. Normalmente la gente debe haber recibido permiso para referirse a mi y éste no ha sido el caso.
"Fuera" Dijo Astrid secamente. "Eso no sólo ha sido una grave falta de descortesía hacia nuestro clan sino un ataque directo, porque nuestros invitados de honor, son de nuestro clan ahora. Así que, si no puedes mantener a tus perros en su sitio, fuera de mi villa. Fang y el resto de guardias os acompañarán a la salida. Fang espero tu regreso"
"Pero Astrid…" Dijo Zander. "Nuestras madres ya habían pensado tiempo atrás que esto podría pasar. Hemos de adelantarnos a los acontecimientos"
"El clan Fenrir no formará una alianza con el clan Silver Fangs. Ni ahora ni mientras yo sea la cabeza de este clan" Amber parecía que quería decir algo, pero Zander no la dejó.
"Piénsatelo mejor, prima" Le llamó prima ya que habían pasado parte de la infancia juntos jugando, peleando y siendo niños "La próxima vez que nos veamos puede que no nos vayamos sin otra respuesta satisfactoria" Astrid le gruñó. Básicamente le estaba diciendo que la próxima vez que se vieran, los clanes serían enemigos y que el clan de Zander buscaría la muerte de Astrid. "Nos vamos" Dijo haciendo que Amber se levantase de un bote y, antes de seguir a Zander dio la vuelta a la mesa para abrazar a Astrid y plantarle un beso en los labios. Cosa que sorprendió a todos menos a Zander, que se llevó las manos a la cara de la furia que sentía.
"Haré que cambie de opinión. Pero también espero que tú te lo pienses mejor. Como he sido improntada por ti tantas veces se reconocer cuando alguien en la misma habitacion lo ha sido también." Le susurró mientras se apartaba y se despedía agitando la mano en dirección a Tally.
Fang siguió a los invitados no deseados fuera de la villa junto los guardias que había puesto en la puerta. Iba alerta, pues les habían insinuado una guerra entre los clanes más poderosos que existían. Y si aquello ocurría, iba a ser una escabechina para ambos clanes.
Astrid esperó a que salieran de la casa para preguntar cómo se encontraban. Todos dijeron que bien, menos Abigail, que estaba en silencio y Tally, que se echó a llorar a los brazos de la líder. Astrid no sabía que hacer o que decir, pero puso sus manos en la cintura de la muchacha en señal de afecto.
"Hay mucho de lo que hablar, Astrid" Interrumpió el momento Shannon. Usualmente se hubiera enfadado por ver la cercanía que profesaba esa bruja con su líder, pero después de aquel susto que podría haber terminado en un susto mortal, no quiso decir mucho más.
"Esperaremos a que vuelva Fang" Dijo sin soltar a Tally. "Supongo que vosotras, brujas, también tendréis mucho de lo que hablar" Abigail se adelantó al resto.
"Así es. Nos han dado mucha información, pero podría ser falsa por lo que sabemos" Dijo un tanto esperanzada "Hay que pensarlo con calma y la cabeza fría" Aquello sorprendió a la mayoría de personas que allí había, ya que Abigail era, como Alder decía, tormenta y furia.
"¿Estas bien?" Le preguntó Astrid al oído a Tally. Ésta negó con la cabeza. Sabía que estaba llorando, porque, aunque no hiciera ruido, estaba mojando de lágrimas su camiseta. "Estoy aquí. No tienes que tener miedo" Notó el agarre de Tally aún más fuerte en su ropa y ésta levantó la cabeza. Tenía los ojos rojos de haber llorado, y la cara torcida por el susto, pero aún así sus labios estaban tan cerca…
"He vuelto, líder" Si no hubiera sido por la intromisión de Fang, posiblemente, Astrid hubiera acabado besando a Tally allí en medio de todas las brujas. "Zander no ha puesto mucha resistencia, pero ha jurado sobre la tumba de su madre que os veríais pronto las caras." Astrid apretó la cintura de Tally antes de separarse de ella.
"Vayamos a un lugar más calmado a hablar, vayamos a mi habitación. Brujas, podéis reuniros donde queráis" Dijo Astrid mientras se dirigía escaleras arriba seguida de Fang y de Shannon.
Después de recorrer todos los pasillos, llegaron a las escaleras que subían hasta su habitación y Astrid les dio permiso para subir. Dentro de la habitación, al no haber sido ventilada, aún se olía la noche de sexo que había tenido Astrid con Tally, pero ahora poco le importaba a Astrid lo que pensara Fang. Había que prepararse por si el clan Silver Fangs volvía.
Mientras, las brujas se quedaron en la sala de reuniones. Tally seguía llorando en silencio y sus hermanas intentaron calmarla, sin mucho éxito al inicio.
Después pasaron a hablar de lo increíble que había estado Astrid y de como le había salvado y después abrazado, le dijeron que tenia posibilidades con ella, obviamente para intentar animarla y lo consiguieron, porque Tally se echó a reír. Ella también lo creía, hacia nada que casi se habían besado delante del resto. Tally suspiró, Astrid no lo consideraba un error.
"Bueno ¿Qué hacemos ahora?" Preguntó Raelle.
"Lo único que podemos hacer. Esperar" Dijo Abigail sentándose en una de las sillas, tomándole la mano a Adil.
"No es lo único que podemos hacer" Dijo Tally limpiándose la cara con las manos. "Tenemos el libro del clan Fianna. Propongo que lo estudiemos, puede que encontremos algo interesante o útil"
Tanto el grupo de Astrid como el de las brujas, pasaron toda la tarde, no comieron nada; la reunión les había quitado el apetito, enfocados en que podían hacer o que podía pasar si lo que había dicho el clan Silver Fang era cierto. Tanto que estuvieron hasta altas horas de la noche. Cansados como estaban, ambos grupos dieron la reunión por finalizada y se retiraron a sus respectivos aposentos. Aunque Scylla fue con Raelle y Adil fue con Abigail. Astrid estaba tumbada en su cama, agotada del día que había tenido. Su manta olía a Tally y se le ocurrió ir a saber cómo estaba, aunque ya fuera tarde y posiblemente estuviera durmiendo. Así que, despacio y con el cuerpo cansado, bajo por las escaleras de su habitación y se dirigió a los aposentos de Tally. Estuvo delante de la puerta, pero no se atrevía a tocar. La podía oír respirar rítmicamente y pensó que estaba dormida, pero justo cuando iba a darse la vuelta, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a una Tally igual de cansada.
"¿Astrid?" Preguntó sorprendida "¿Qué haces aquí?" Astrid estaba igual de sorprendida que ella, pero, aunque lo estaba, no lo hizo notar.
"Yo… venía a ver como estabas. Pero pensaba que ya dormías y me iba a la habitación"
"Yo iba a verte también" Ante la cara de dudas de Astrid, Tally siguió con su frase "Para darte las gracias por lo de esta mañana. He pasado mucho miedo, incluso ahora de recordarlo se me pone la piel de gallina" Y Astrid vio que era cierto. Tally llevaba un vestido sin mangas, por lo que pudo ver como el vello de sus brazos se erizaba conforme decía eso.
"Siento mucho que hayas tenido que ser partícipe de algo así. No pensaba que los perros de Zander estaban tan mal entrenados" Tally volvió a recordarlo y se apretó contra la líder Astrid. "Ya te lo he dicho esta mañana, estoy aquí para ti" Y Tally volvió a levantar la mirada a los labios de Astrid. Y Astrid puso sus labios contra los de la pelirroja, dándole un beso, donde sus lenguas se exploraron mutuamente. Astrid intentó empujar a Tally hacia dentro de su habitación, pero esta la paró y la empujó a ella contra la pared que había frente a la puerta de Tally, donde siguieron besándose.
Como Astrid veía que Tally era reticente a entrar en su habitación con ella, la levantó, sin dejar de besarla y se dirigió a la suya. Cerrando la puerta de la habitación de Tally de un talonazo. Una vez allí, le soltó en la cama y espero expectante a ver que decía o hacía Tally. Tally se tumbó y le extendió los brazos para que se tumbara encima suyo. Astrid obedeció sin pensarlo. Volvieron a tener sexo casi toda la noche. Lo que notó Tally, pero no hizo ningún comentario, es que todo el amor iba hacia ella, Astrid no se dejaba tocar. Agotadas, cayeron una al lado de la otra y se volvieron a besar. Ninguna de las dos ya pensaba que había sido un error. Tally quiso preguntarle por Amber, pero no vio el momento adecuado, así que se calló la pregunta para ella misma.
Cuando Tally amaneció, se encontró los ojos azul zafiro de Astrid mirándola muy atentamente y sonriéndole. "Buenos días, Tally"
