Dragon Ball, Dragon Ball Z, Dragon Ball Super, Dragon Ball GT no me pertenecen. Uso sus personajes sin fines de lucro.
Capítulo ocho: Paralellər
La Corporación Cápsula era uno de los monstruos empresariales más importantes del planeta, si es que no era el más importante de todos. El Dr. Brief había causado un antes y un después en la humanidad al crear el sistema hop-pop, el modo de transportar objetos se facilitó enormemente a los humanos. Trabajar en la corporación suponía un buen futuro para cualquiera que pudiera lograrlo, si dicha empresa figuraba en tu hoja de vida se te abrirían las puertas en cualquier lugar.
Uub no comprendía mucho aquello, ni de la vida laboral, los seguros médicos, ni los impuestos, ni un sinfín de cosas. El mundo de las grandes ciudades era novedoso para él.
Frente al vidrio de un mostrador se vio a sí mismo en el traje azul noche que llevaba puesto, con una corbata roja a juego y mocasines. Bulma le había dado la oportunidad de conseguirle un puesto en la empresa entregando los recados a las oficinas y cerciorándose que todo estuviera en perfecto orden; básicamente había sido un puesto creado de la nada, puesto que el muchacho no tenía mucha experiencia más allá de las peleas en los torneos de artes marciales, pero convencida por el entusiasmo y educación de Uub, Bulma no pudo negarse a darle una mano.
El salario era decente, claro, pero no se haría rico de ese modo como Dieciocho le había exigido. Además, en el mundo no existían suficientes torneos de artes marciales como para lograr amasar una fortuna, tendrían primero que pasar años…
—Disculpa—una de las oficinistas lo extrajo de sus cavilaciones, extendiéndole sonriente una taza vacía—¿podrías traer más café?
[…]
—Pensé que la prueba de hoy estaría más complicada, pero fue realmente fácil, de hecho, el señor Thomas me dijo que mi trabajo era excelente.
Pan relataba sobre su primer bloque escolar en el descanso a Bra, ambas sentadas en una banca compartiendo comida como de costumbre.
—Después tendré que presentar sobre el tema de los binomios pero no estoy segura, tal vez le pregunté a papá sobre… Hey, Bra ¿estás escuchándome?
La peliazul pestañeó difusamente.
—Ah, sí.
No, en realidad no había prestado atención a nada de lo que le decía su amiga, estaba dispersa, acordándose de cómo había golpeado al chico que intentó propasarse el otro día. No era la primera vez que pasaba por ese tipo de experiencias, ya se había topado un número incontable de idiotas en su corta vida. Sin embargo, reflexionó que corría con la suerte de ser convenientemente más fuerte que cualquiera de ellos, pero… ¿Y si algún día uno de ellos resultaba ser más fuerte? Si lo pensaba bien, si, era saiyajin, pero era la más débil de todos por nunca haber llevado un entrenamiento.
—¿Crees que tengamos que enfrentar villanos alguna vez?
—¿Eh? —A Pan le tomó por sorpresa aquello—No lo sé, ¿a qué te refieres?
—Hablo de que pueda llegar alguien, ya sabes, como esas historias de nuestros padres sobre Frezeer, Cell y Majin Buu.
—Mmm—Pan lo pensó—Siempre quise que algo así pasara para ponerme prueba a mí misma y salvar el mundo como nuestros padres, pero hace mucho no consideraba nada de eso. Es raro que tú lo pienses.
—¿Por qué lo dices?
—Bueno, no es como que te importen mucho las batallas ni nada de eso.
—No me importan—declaró Bra, picando de su obento—Pero no me imagino el mundo sin la paz en la que hemos vivido por tanto tiempo… Sin embargo, podría volver a pasar.
—Por eso mi abuelito y tu papá entrenan todos los días.
—Ash, no es por eso—contrarió la Brief con un deje de fastidio. —Es por sus estúpidos genes de saiyajin, Pan. Es como la ninfomanía, pero con… pelear.
Las mejillas de Pan se colorearon en carmesí.
—Por Dendé ¿qué comparación es esa? ¡Ew, Bra!
Bra comenzó a reírse también sonrojada, pues si había sido algo fuera de lugar de su parte.
—Olvídalo, estoy diciendo tonterías hoy—dijo la chica, mirando el cielo azul que se extendía sobre ellas, tan azul como sus ojos—¿Crees que soy muy débil, Pan?
—¿Qué dices? Eres una de las chicas más fuertes de este planeta, Bra.
—Si, porque soy hija de un saiyajin… pero… ¿soy débil?
Pan no supo que contestar y sintió que tampoco había ninguna opción de respuesta a aquello. Presintió que esa pregunta de Bra fue más para sí misma que para ella, así que no le dio respuesta. No obstante, el silencio se hizo pesado.
—No seas tonta, no eres débil—agregó Pan, buscando darle seguridad a su amiga—No pienses tonterías ¿vale?
Bra tampoco añadió nada, solo vaciló. Probablemente la azabache no entendía realmente a que se refería. Y, por primera vez en su vida, Bra se dio cuenta de que se preocupaba por ser débil… No quería serlo, de ninguna manera, pero ¿ser una guerrera? ¿entrenar? Eran conceptos infames, no quería ser débil, pero en definitiva no era ni quería ser ninguna guerrera.
Su fuerza era suficiente.
Lo ocurrido el otro día fue un descuido de su parte por pensar tontamente sobre Goten y fantasear tonterías, sentía pena de ella misma por pensar así, ¿cómo se le ocurría pensar en Goten, un hombre mucho mayor y sobre todo comprometido? Si, terminó pasando tanto tiempo con él que al alejarse y volver a la normalidad se sentía con un extraño vacío. Pero nunca hubo nada entre ellos -ni pretendió que lo hubiera- para terminar con deseos fuera de lugar, porque al fin de cuentas solo eran amigos. Seguramente él la veía como una hermana.
Había sido descuidada -demasiado, en realidad- y las premoniciones de su padre se cumplieron: su cita era todo un idiota, de esos chicos que solo buscaban aprovecharse de ella y de su belleza. A Bra la subestimaban, pensaban que solo era una cara bonita nacida en una cuna de oro, pero se equivocaban. Así como heredó el carácter de su padre, también tenía la inteligencia de su madre. Pero, por Dendé, como odiaba que la subestimaran.
Siempre era igual.
Nadie veía más allá de su belleza o sus capacidades, todos sus novios solo miraban su herencia y gracia, ningún chico era diferente. A excepción de Goten, claro… quien no era un chico, ni mucho menos.
¿Y si él fuera más joven o ella tuviera más edad, las cosas serían diferentes?
—¿Existiría alguna oportunidad?
—¿De qué hablas? —Pan la miró confundida y entonces Bra se dio cuenta de que había pensado aquello en voz alta. Mostró una sonrisa decaída; pensaba tantas tonterías últimamente.
—No me hagas caso. —Expresó, colocándose de pie—Recojamos esto y volvamos, también tengo pruebas que presentar hoy.
Pan, no muy convencida, asintió.
[…]
Gohan volaba a través de los cielos guiándose por el KI que sentía ligeramente apagado, cerró los ojos para concentrarse en encontrarlo. Sobrevolaba los frondosos bosques de Paoz, seguía ataviado en su ropa de trabajo y tuvo que avisar que hoy llegaría tarde por un percance.
"Qué extraño ¿por qué su KI está tan bajo? ¿Le habrá sucedido algo?"
Finalmente, descendió lentamente hasta el punto que emitía un poder de pelea que no quería ser rastreado. En la superficie encontró entre los árboles una cueva ni muy grande ni muy pequeña, ubicada cerca de un arroyo.
Caminó unos cuantos pasos y halló al motivo de su búsqueda concentrado en una meditación profunda. Gohan mostró una leve sonrisa y se acercó procurando no exaltarlo.
—¿Qué estás haciendo aquí, Goten? ¿Está todo bien? —El aludido abrió los ojos ébano para encontrarse con su hermano. En su interior, se maldijo por su descuido, no había sentido el KI de Gohan minutos atrás.
—Si, solo estoy tomando unos días lejos de la ciudad.
—¿En medio del bosque y meditando medio desnudo? —El menor de los Son solo se encontraba vestido con un viejo pantalón de entrenamiento. Para Gohan no era muy entendible, quizás su pequeño hermano solo pretendía entrenar—Déjame adivinar, ¿estás tratando de hacerte más fuerte y no querías que ninguno lo supiera, no?
—Eh… ¡si! Claro, claro que es eso—mintió pobremente con una risilla nerviosa. Esperaba y fuera suficiente para convencer a Gohan de que todo marchaba con normalidad.
Gohan suspiró y lo invadió un deje de nostalgia. Al ir creciendo Goten se había ido distanciando y él sentía que parte de ello era su responsabilidad por cerrarse tan solo a su trabajo y a duras penas tener tiempo libre para compartir con su esposa e hija. No había reparado lo suficiente en su hermano.
—Si hay algo de lo que quieras hablarme, Goten, soy todo oídos—agregó Gohan, tan amable como de costumbre. Buscaba entrar en confianza y hacerle saber a Goten que estaba para él—Ya sé, estás nervioso por tu compromiso. Es un gran paso el que diste y es normal estar nervioso.
Goten le daba crédito, Gohan lo intentaba. A decir verdad, le encantaría explicarle sus problemas a su hermano mayor, pero ¿qué podía decirle a Gohan? "Oh, no es nada, tengo fantasías con una menor de edad". Su hermano mayor era razonable, pero al oír tal barbaridad terminaría con un KameHameHa en el trasero.
—Tienes razón—dijo Goten, rindiéndose, no había manera de poder compartir sus penurias—Estoy bastante nervioso, sí.
—No te preocupes, hermano, todo saldrá bien—espetó el otro tomándolo por los hombros—Estoy seguro de que serás tan buen esposo como has sido de novio para Pares. Digo, por algo ella te aceptó ¿no es verdad? Todos pensábamos que nunca iba a suceder, pero sucedió.
—Umm… Gohan, en serio gracias, aprecio mucho que hayas venido pero quisiera estar solo.
—Oh, claro, claro. No hay problema… Pero si necesitas algo, vendré de inmediato. Lo prometo.
Goten sonrió, le dio un abrazo sincero a su hermano y luego se apartó. Si Gohan supiera lo degenerado que era… Se preguntaba si lo querría y apoyaría tanto a pesar de todo.
—Gracias.
—Cuando quieras. Bien, el deber llama.
Y así, el otro emprendió vuelo dejando a Goten nuevamente a solas. Habían pasado dos días desde que decidió tomar un respiro lejos del ajetreo de la capital y tratar de encontrarse a sí mismo: perdonarse, como el cura le había recomendado. Pero las respuestas estaban tan difusas para él… Había comido tantos pescados y huevos de dinosaurios que la cabeza ya no le servía para razonar. Solo quería ser sensato, concentrarse en su prometida y en nadie más. Era un hombre feliz, con un trabajo que le gustaba -y es que no cualquiera podía decir eso-, comprometido con una excelente chica y con una vida tranquila, sin mayores problemas, tal como desea ba…
—¿Por qué las cosas tienen que complicarse solo porque sí? —se preguntó, sentándose en una roca y viendo una pequeña lagartija pasar. En ese preciso instante el estómago le rugió de hambre.
[…]
La figura femenina se movió bajo las sábanas, solo para buscar una mejor posición y seguir dormitando junto al híbrido, que la miraba con parsimonia: notaba su pecho bajar y subir debido a su respiración y lucía todavía más hermosa de lo que la recordaba.
"Soy un idiota"
Pensó llevándose las manos a la cara y dispuesto a levantarse para buscar algo de ropa y, de paso, tomar las riendas sobre la situación y hacer que ella se fuera de una vez por todas.
"¿Por qué tuvo que volver?"
Los ojos azulados de ella se abrieron lentamente y Trunks maldijo la atracción que sentía hacia ellos; no debía mirarla, para empezar, no debía tenerla desnuda junto a él, mucho menos debió ceder a sus malditos encantos y acostarse con ella. Pero lo hecho, hecho estaba.
—Buenos días—dijo Mai, con voz ronroneante abrazando uno de los fornidos brazos de Trunks.
—Tengo que pedirte que te vayas Mai. —ella mostró una expresión desencajada.
—Pero… Trunks, creí que…
Trunks se liberó de su agarre como si este ardiera y cerró los ojos para darse a la voluntad de no rendirse ante ella, no como antes. Se levantó rápidamente evitando mirarla, pero confrontándola de todas formas.
—¿Creíste que volverías como si nada y yo sería el mismo tonto de siempre? —una risa seca bramó de su garganta—No te confundas.
La mujer se sentó procurando que las sábanas la cubrieran, con tristeza y desesperación.
—¡Trunks, te equivocas, yo realmente quiero estar contigo! —exclamó ella, sin poder aguantarlo—No volveré a ser la misma, te lo juro.
—Mai, eres tan buena mintiendo…
—¡Es en serio, Trunks! —insistió Mai, ya sin importarle nada y abalanzándose hacia él, tomando su rostro entre sus manos obligándolo así a mirarlo. Trunks pudo ver lágrimas aparecer en los oscuros ojos de Mai y eso causó una punzada en su corazón.
"Maldición, no seas débil…"
—Yo… Trunks, yo…
—Vete, Mai—pidió con voz queda, en casi un susurro, una súplica. Apretó los puños y su poder empezó a ascender difusamente.
—Trunks…
—¡Vete! —gritó y reaccionó.
Una oleada de KI se expandió de él repentinamente, enviando a Mai varios metros lejos de él hasta que impactó fuertemente contra una pared y cayó estrepitosamente al suelo. Todos los espejos, ventanas y jarrones estallaron también y los cristales rotos hacían de la escena un algo desastroso.
El peli lila recobró la calma tras inspirar y expirar lentamente, viendo lo que había hecho sin poder darse crédito de ello.
[…]
—Vaya estoy sorprendida, por fin decidiste escucharme.
Sheila sonrió con orgullo cuando Pan arribó a su estudio esa tarde, vestida con el traje deportivo que Trunks había escogido para ella y una coleta alta sosteniendo su cabellera azabache. Lucía como toda una señorita, literalmente parecía otra persona; ahora si lucía como una estudiante de la talla de su enseñanza, era como una prodigio debía de verse. Sheila sentía que estaba puliendo un diamante en bruto, aunque en la expresión de su estudiante esta no pareciera contenta.
—No pongas esa cara niña. Ahora vamos, comencemos con tu calentamiento.
Pan solo infló sus mejillas como una niña pequeña a modo de berrinche, pero obedeció las indicaciones de Sheila y comenzó sus estiramientos cotidianos, tenía una gran flexibilidad y respondía afirmativamente al porte de bailarina. Se apoyó de la barra junto al espejo, en el cual podía observarse minuciosamente: por primera vez, se estudiaba tanto a sí misma.
No había dejes de esa muchachita rebelde e impertinente, más bien era una chica normal, vestida de manera femenina, sin una expresión de obstinación si no una sonrisa tenue y gentil, un rostro dulce. Se sintió con ligero rechazo hacia eso e hizo una mueca desagradable sin poder evitarlo, pero luego la embargó la extrañez… ¿era malo verse así? ¿No era por ese cambio que ahora exploraba cosas nuevas e interesantes, como la atención de un muchacho? Es decir, nunca tuvo interés en eso, pero si lo pensaba detenidamente no tenía nada de malo.
—Oye, Pan ¿has hablado estos días con Bra? —Sheila se acercó y la abstrajo de sus pensamientos, a lo que Pan ladeó la cabeza.
—Si, ¿por? ¿Sucede algo con ella?
—No lo sé, últimamente se comporta un poco extraña. Como si anduviera en la luna o en otro planeta.
—Ahora que lo comenta, es verdad. —Pan se detuvo pensando en la conversación que había tenido con su amiga anteriormente y el comportamiento de Bra había sido el mismo que describía Sheila—Seguramente le gusta algún muchacho nuevo. —determinó a decir, aunque no estaba muy segura de eso. Pero solo pensaba en seguir su práctica.
Sheila carraspeó un poco disgustada.
—Sé que pensar en muchachos a esa edad es normal, pero no pienso permitir distracciones en mis clases por ello. Ahora tú, sigue con lo tuyo jovencita.
Sheila se distanció a evaluar los movimientos de Pan, pero Bra seguía rondando en su cabeza. Tendría que hablar con la chica después, pues si bien quería añadir otra alumna prodigiosa como la peliazul a su estudio, no iba a dejar atrás a su primera favorita.
Después de la clase, Pan terminó exhausta y vigorizada. Se despidió de la maestra y salió a las calles de la capital, revisando su teléfono: encontró algunos mensajes de Uub invitándola a sobrevolar por la zona costera que no se encontraba muy lejos y aceptó.
Emprendió vuelo hasta el punto de encuentro y al verse con el aprendiz de su abuelo se encontró con un rostro cansado y consumido.
—Hey, Uub… Wou, te ves terrible—espetó sinceramente como siempre lo era con él.
—Ni me lo digas, pero estoy ganando muy bien y tomaré unas clases con inversionistas este fin de semana—Uub sonrió, convencido en el rumbo que estaban tomando sus decisiones y entonces cayó de cuenta en Pan y se quedó boquiabierto—Espera ¡¿Pan?!
El cabello atado y peinado, apenas un poco desordenado a causa de la brisa y ese conjunto acentuando las curvas que no sabía que la chica podía poseer lo dejaron anonadado. ¿En qué momento Pan había crecido tanto? Tenía que reconocer que debajo de su actitud obstinada y adolescente y los ropajes holgados se escondía una chica bonita y atractiva.
—¿Qué?
—Amm… Te ves… Te ves…
La muchacha frunció el ceño, pensando que resultaría desprestigiada.
—Una palabra más y te haré comer tierra, Uub.
—No, no, no me malentiendas es que… Te ves bien, es lo que quería decir. —Y quiso decir que estaba bonita, pero era un adjetivo raro de usar en Pan. Sentía que al decirlo terminaría abofeteado.
Pan se relajó impresionada por ello. Pensaba que parecía una tonta, pero Uub se lo habría dicho. Y a decir verdad el conjunto era cómodo y fresco para ella, incluso más que su tradicional ropaje de entrenamiento.
—Eh… gracias—dijo, algo confundida. La cosa se puso un poco incómoda y prefirió ignorar el detalle de su aspecto y centrarse en su amigo—Mi abuelo debe estarte extrañando.
—Ni que lo digas, hasta se ha aparecido por la oficina y… —Uub suspiró cansado—es difícil, creo que no entiende que hay obligaciones para conseguir el dinero—Pan rió pensando en la imagen de su abuelito.
—Para mi abuelo nada es más importante que hacerse fuerte, Uub.
—Lo sé y tiene razón, he conseguido buen dinero gracias a los torneos. Me postulé a uno cerca a la capital del Este el mes que viene e invité a Marron a venir conmigo—agregó con las mejillas tomando color. A Pan el esfuerzo que Uub estaba poniendo la enorgullecía, pero estaba preocupada por él.
—Solo no olvides descansar, en serio—le recomendó ella colocando una mano en uno de sus hombros.
—De verdad gracias por tu apoyo y por escucharme, Pan. Sin ti, tu familia y la familia Brief no habría conocido el mundo como ahora—El joven tomó las manos de la chica entre las suyas y la sinceridad podía percibirse en sus ojos.
Pan lo quería, lo apreciaba. Habían crecido y poco a poco madurado juntos, estaba feliz de tener un amigo como Uub.
—Uub, tú también eres parte de nuestra familia. Eres como un hermano para mí—Dijo y ambos se admiraron con una sonrisa, entonces vio la hora y no quería que se le hiciera más tarde. —Uub, tengo que irme.
—Yo también, tengo que ir a dormir estoy agotado.
Se abrazaron una última vez y él emprendió un veloz vuelo.
Pan ojeó su teléfono antes de irse del lugar calculando si el tiempo le alcanzaba para ver rápidamente a Trunks; se le ocurrió la idea de mostrarle el conjunto que él le había dado, aunque si analizaba aquello era algo tonto. Prefirió no hacerlo y pensando en irse a casa, vio la belleza de la playa debajo de ella, con las olas producir un hipnotizante sonido.
—Así que tú y Uub—una voz inconfundible a sus espaldas llamó a su atención.
Como si lo hubiera invocado Trunks sobrevolaba con la ropa de trabajo desordenada, una expresión rabiosa y cansada y la mirada medio perdida. El viento le hizo notar a ella el aroma a alcohol que el heredero desprendía.
—¿Trunks? ¿Por qué estás así?
—Dime ¿le das consejos a Uub para conquistar a Marron o es para conquistarte a ti? —él la ignoró y el comentario la descolocó por la insinuación.
—Estás borracho ni sabes lo que dices.
—Últimamente andas bonita y siendo coqueta con los hombres Pan. Vi como se abrazaban y se miraban, por favor, es obvio que te gusta. —Dijo él rabioso como un perro y sin importarle la ira que comenzaba a acrecentarse en ella.
Pan aguantó su rabia, aunque quería irse y dejarlo solo por decirle esas cosas, estaba ebrio y debajo de su idiotez sabía que estaba triste por algo. No obstante, también la había llamado bonita y la palabra le hizo eco en la cabeza.
—Pensé en ir a verte Trunks—respondió manteniendo la calma, regulando su KI.
—Pff, si claro… Ve con él, que estás esperando.
Pan voló hacia él, no le dijo nada y lo tomó de la mano haciéndolo descender con ella hasta la arena de la playa. Con los pies sobre esta, Trunks perdió el equilibrio y cayó de bruces. Pan se acomodó a su lado, abrazándose a sí misma y pendiente de él.
—¿Por qué estabas bebiendo Trunks?
Él no le respondió, se quedó mirando el oleaje como perdido con un deje de dolor en la mirada.
Después de un rato se acostaron juntos en la arena, en silencio, uno al lado del otro observando las estrellas en el firmamento. Ninguno supo que el tiempo pasó y se durmieron.
Cuando Pan despertó ya era de madrugada, se despertó repentinamente y con prisa y hacía más frío que horas atrás; Trunks no estaba a su lado, pero no tardó en encontrarlo sentado a metros de ella ojeando su teléfono. Pan se incorporó, recogió su bolsa y se puso de pie sacudiéndose la arena dispuesta a irse, pero Trunks la tomó del brazo antes de que pudiera hacerlo.
—Gracias por haberte quedado.
Ella no dijo nada, solo estaba a la espera de que la dejara ir.
—Soy un idiota, Pan.
—Eso no es una novedad.
—Lo sé—el rió y la soltó, se llevó las manos a la cara y se exasperó. Los efectos del alcohol habían pasado en su mayor parte—Por favor olvida lo que dije, sé que no eres una chica coqueta de hecho todo lo contrario.
—¿Todo lo contrario? —se giró hacia él llevándose las manos a la cintura—¿Y qué más?
—No, yo… maldita sea, volví a decirlo mal.
—Trunks—Pan inspiró y procedió a soltar lo que pensaba antes de que la situación entre los dos fuera más incómoda—Quería ir a mostrarte el conjunto, eso pensaba cuando apareciste de la nada, pero me di cuenta que era una idea tonta. Y entre Uub y yo no hay nada, por amor a Dendé ni siquiera sé como se te ocurrió. Él es como un hermano para mí… En cuanto a ti… Sé que no estás bien Trunks, ¿qué ocurrió?
Trunks miró el suelo arenoso sin saber que decir, solo se acercó a estrechar a la chica entre sus brazos.
—No era una idea tonta mostrármelo Pan, te quedó genial. Y yo estoy bien, solo estoy muy confundido.
Pan correspondió el abrazo y entendió que no obtendría más detalles de lo que pasaba por la cabeza de él. Quizás Trunks prefería no decírselo porque era muy joven para entenderlo y para ella eso tenía el suficiente sentido, no iba a molestarlo más.
Trunks la vería como una niña siempre y nada lo haría cambiar de parecer.
Permanecieron abrazados hasta que ella rompió el contacto.
—Tengo que irme a casa. Es tarde.
—Tienes razón.
—¿Estarás bien?
Iluminados por la luz de la luna, Trunks vio a esta reflejada en los ojos preocupados de Pan, que permanecía inusitadamente hermosa. Trunks solo quería admirar tal belleza y acarició una de las mejillas de ella suavemente.
—Lo estaré, Pan.
Ella no muy convencida levitó y voló hasta las montañas Paoz, sintiendo como el KI de él se alejaba del suyo hasta estar kilómetros separados; el panorama se tornó montañoso y divisó las dos únicas casas entre aquellas montañas. En la suya una luz aún estaba encendida. Sabía que no estaba entre sus opciones entrar por la ventana.
—Son Pan ¿tienes idea de la hora que es?
Unos empijamados Gohan y Videl la esperaban en vela en la sala de estar, la preocupación latente en ellos. Gohan estaba serio, esperando una explicación.
—¿Qué hacías a estas horas con Trunks en la playa?
Videl lo miró sorprendida, pues su esposo no le había dicho esa información.
—¿Estaba con Trunks? —inquirió Videl viendo con sorpresa a uno y al otro.
—Si—dijo la azabache avergonzada por el retardo—Él estaba ebrio y me quedé a asegurarme que estuviera bien.
Gohan se relajó un poco al oír la explicación, pero seguía serio.
—No era tu deber cuidar de él, Pan. Pudiste haber llamado a Vegeta o a Bulma.
—No quería dejarlo solo, él necesitaba que lo acompañara y nos quedamos dormidos.
—Aún así fue una decisión imprudente tanto de ti como de Trunks—intervino Videl que seguía molesta a pesar de las explicaciones de su hija—No es hora de que una menor de edad esté en la calle y Trunks debería saberlo.
—Es verdad—acordó Gohan—Ve a dormir hablaremos de tu castigo después.
—¿Castigo? —Pan los miró ofendida—Pero les digo que…
—Sin peros, obedécele a tu papá—declaró Videl cruzándose de brazos.
Pan se mordió la lengua para no protestar y subió las escaleras sin despedirse de sus padres, en sus pensamientos no merecía tal castigo. Sin embargo, Gohan y Videl consideraban que ella tenía que aprender que sus acciones tenían consecuencias, aunque les doliera castigarla.
—¿Crees que debíamos castigarla? —dudó Videl, sintiéndose culpable.
—Ella sabe que no debe llegar tarde.
—Si pero tú nunca dijiste que estaba con Trunks, ¿por qué no me lo dijiste?
Gohan se demoró en contestar. Pensó en que también se preguntaba él por qué su hija estaría a altas horas con Trunks, entendía que fueran amigos pero Pan era muy joven para esa clase de comportamientos.
—Tenía que saber qué hacía con él—contestó el aludido, sentándose en el sofá—Confío en Trunks pero no me parece que esté bien hacer que Pan se quedé con él tan tarde en una playa.
—Escuchaste a nuestra hija, él no estaba bien—agregó Videl—ni siquiera le preguntamos por el pobre Trunks.
—Y no es el único que creo que no está bien—estuvo pensativo el mitad saiyajin, recordando la conversación con su hermano días atrás—Creo que sé exactamente lo que está pasando Videl—Gohan encontró la respuesta más obvia que su cabeza pudo maquinar—Goten y Trunks están en la crisis de los treinta.
Videl parpadeó un poco difusa, asimilando lo dicho por su esposo. Luego soltó una risita.
—¿Goten y Trunks? ¿De verdad? —Videl permaneció sonriente, recordando aquellos años en que su cuñado y el mejor amigo de este eran unos traviesos chiquillos—Jamás pensé que esos niños pasarían algo así.
Gohan comprendió que su esposa estaba recordando esos años de aventuras y un deje de nostalgia también lo envolvió a él.
—Hablaré con ellos luego, tengo que apoyarlos. Dudo mucho que mi papá o Vegeta puedan comprender algo así—explicó Gohan dubitativo—es más una cosa de terrícolas—y por ello Gohan se sentía responsable con la situación, era el guía más contemporáneo a ese par.
Solo que Gohan desconocía todo lo que pasaba por la cabeza de ambos híbridos y sus dilemas, que ni remotamente se parecían a las situaciones vividas y experimentadas a lo largo de su vida. Después de todo, Son Gohan solo había amado a una única mujer y nunca pasó por un rechazo amoroso; a diferencia de Goten y Trunks, en cuyas manos habían pasado diferentes cuerpos. En dicho campo, Gohan era más ingenuo e inocente a pesar de las diferencias de edad entre ellos.
Gohan volvió la atención a Videl.
—Me voy a la cama—dijo ella tras un bostezo y reparó en los minutos transcurridos respecto a Pan. Su hija últimamente vestía diferente, hablaba poco con ella y parecía más lejana. Sabía que su pequeña Pan estaba experimentando ciertos cambios y le dolía sentir que no confiaba en ella.
—Conozco esa cara, ¿Qué pasa, Videl? —Gohan se acercó a abrazarla dispuesto a atender aquello que la aquejara.
—No es nada, mi amor… es solo que… siento que Pan está muy alejada a nosotros y temo que no tengamos su confianza—reveló a su único y eterno confidente sin ocultar su dolor. Gohan la estrechó en sus brazos, pensando que su esposa tenía razón.
Pan seguía ocultándole lo del ballet y él debía morderse la lengua para no traicionar la confianza de su hija, lo que no le sentaba para nada bien porque no quería ocultarle nada a su esposa, pero no era su deber decírselo aunque se muriese de ganas por hacerlo porque Pan lo odiaría.
—Deberías hablar con ella—espetó Gohan—no le hemos dedicado mucho tiempo a Pan.
—Lo sé…—murmuró Videl sintiéndose terrible como madre. Gohan adivinó su pensamiento y la tomó por los hombros para verla fijamente.
—No pienses mal, mi amor. Es solo que Pan está atravesando esa edad.
—Pan… ¿en qué momento fue que creció?
[…]
Goten retornó enérgico a su trabajo esa semana. Su jefe, que lo apreciaba bastante, había comprendido y lamentado los días que el hijo de Gokú le pidió libres para razonar y encontrarse en sí mismo y si bien logró calmar más su mente y hallar cierta tranquilidad, no encontró respuestas a la distorsión de su visión sobre Bra. No quiso pensar más en ello y poco a poco, fue deshaciéndose de las ideas sobre ella. Aunque no fue para nada fácil y si no hubiera sido por la ayuda extra no lo habría logrado.
—¡Maldita sea! ¡¿Por qué es tan difícil?! —Gritó a los cuatro vientos dominado por la desesperación, haciendo que una manada de pájaros saliera volando de los árboles aledaños. No lograba respuestas ni quietud alguna a su mente y ya se encontraba desesperado.
—¿Qué demonios te pasa? —Una conocida voz emergió desde arriba y levantar la mirada se consiguió con un sujeto bien conocido.
—S-Señor Piccoro—se rascó la nuca nerviosamente al verse descubierto—¿Qué está haciendo por aquí?
—Vengo de visitar a Gohan, me sorprendió cuando me dijo que estabas entrenando por tu cuenta. Parece que sacaste algo de tus genes saiyajin después de todo.
—Eh si—rió nerviosamente Goten, esperando que las habilidades desarrolladas del namekiano no lo descifraran completamente.
—Y bien ¿cuál es el problema, Goten? ¿Qué es lo que te cuesta tanto?
Las preguntas le hicieron poner los pies sobre la tierra. No pretendía ni remotamente revelar el porqué de ese retiro, pero quizás Piccoro podía ayudarlo. Después de todo el maestro de su hermano pasaba muchas horas de su tiempo en meditación.
—Quiero encontrarme—explicó Goten, sin dilaciones y causando en Piccoro una expresión que exigía más detalles—No logro entender porque pienso ciertas cosas que me están distrayendo en mis objetivos.
—Entiendo, así que estás confundido.
—Si, bueno, yo…
Goten no tuvo oportunidad de seguirle explicando la situación a Piccoro, porque de un momento a otro el aire abandonó su cuerpo y un dolor punzante se desató desde su estómago, donde recibió un puño certero y verdoso.
Gimió de dolor, llevándose las manos a la zona afectada y luego miró a su agresor.
—¡¿Por qué fue eso?!
—Definitivamente tienes tus reflejos hechos añicos, Goten—explicó sin inmutarse ni un poco el otro—Escucha, te ayudaré—Piccoro levantó su mano hacia él y Goten se apresuró a estar alerta por otro ataque, pero contrario a lo que esperaba sus ropajes cambiaron a la clásica vestimenta del namekiano que era tan pesada que envió al azabache de cara al suelo—Eres un debilucho, debería darte vergüenza.
—¡Oiga, no! —Goten tuvo que elevar su KI y hacer uso de la fuerza saiyajin para reincorporarse. Toda la situación había sido tergiversada y se estaba arrepintiendo de acceder a la "ayuda" de Piccoro—¡Yo no quería entrenar solo quería…!
—¡¿De qué hablas?! —Le gritó el namekiano expandiendo su KI y enviando lejos al medio saiyajin que tuvo que volar para no chocar contra los árboles—¡Eres un guerrrero por naturaleza no puedes pretender aclararte si no respondes a ello!
Y al siguiente segundo Goten tuvo que concentrarse en lo que estaba pasando y logró bloquear otro golpe de Piccoro gracias a que cruzó los brazos a tiempo. Instintivamente, reaccionó devolviendo el golpe que también fue bloqueado de la misma manera por su adversario. Al dar resultado sus intentos, Piccoro sonrió.
—Muy bien Goten, demuestra de que estás hecho.
Así comenzó el combate que fue poco a poco escalando y sacando ese lado escasamente utilizado por Goten, que lo animó a sumirse a la pelea y así olvidarse de Bra, de Pares y del mundo entero. Solo tenía que mantenerse en pie y no permitir por nada que su adversario lo derrotara.
Piccoro logró golpearlo con la guardia baja un par de veces más, a lo que Goten elevó mucho más su nivel de KI y accedió a convertirse en super saiyajin. La batalla siguió su curso y, a pesar de entrar en este estado, Piccoro seguía sacándole ventaja.
—No podrás aclararte si no te concentras en tu interior—espetó Piccoro, mirándolo seriamente—Escucha Goten, no serás capaz de nada si no eres consciente del poder que tienes y de lo que quieres. Recuerda que tú también eres un saiyajin y pudiste convertirte en super saiyajin siendo más pequeño que tu papá y que tu hermano, estoy seguro de que tienes mucho más poder del que parece.
Goten pensó en las palabras de Piccoro pero las interpretó por sí mismo lejos del significado superficial que el namekiano sugería. Era cierto que su objetivo no era pelear, pero era un gurrero, había nacido siéndolo y ahora se daba cuenta que había pasado los últimos años negando esa parte de sí mismo: lo sabía porque la emoción por responder a las peleas estaba ahí, dormida sí, pero a cada golpe despertaba un poco y le hacía sentir una pequeña electricidad en su interior.
No estaba seguro, pero si aceptar que era un guerrero lo ayudaría a aclararse entonces tenía que aceptarlo.
Así que elevó su KI a niveles desmesurados y en un abrir y cerrar de ojos se dispuso a atacar a Piccoro.
—¡Ahhhh! —gritó Goten, sintiendo su KI fluir potentemente por su cuerpo. Piccoro tuvo que esforzarse en confrontarlo, ya que la velocidad y fuerza de los ataques tomó mayor fuerza e impacto.
Así la pelea entre ambos era visualizada como un par de destellos en el cielo ir y venir, chocando y volviendo a esquivarse. Goten entonces lanzó esferas de KI contra su adversario y apareció detrás de este plantándole una patada en las costillas.
Piccoro pensó con ello que lo había subestimado un poco, pero apenas empezaban.
[…]
Trunks tuvo que tomar unas pastillas para el inminente dolor de cabeza esa mañana; recordaba borrosamente haber visto a Pan la noche anterior vestida con el conjunto que le había regalado, lo cual se le hizo grato entre toda la mierda que estaba experimentando.
—Trunks—al otro lado de la puerta, oyó la inconnfundible voz de su padre—abre, debo hablar contigo.
Él dudó si hacerlo, pero tampoco estaba de ánimos para los gritos de Vegeta. Con los pies pesándole fue hasta la puerta y le permitió el paso a su altivo padre.
—¿Qué sucede, papá?
Vegeta lo miró a la cara con su típica obstinación latente y sin irse a rodeos le dijo:
—Pude sentir tu KI estallar el otro día, lo cual debo de decir es bastante raro. No creo que estuvieras entrenando ni nada parecido ¿me equívoco?
Esa era la manera en el lenguaje de Vegeta de decir que sabía que algo le estaba sucediendo y estaba preocupado por él.
—No fue nada papá, solo he estado algo estresado por el trabajo.
—Ya lo creo—agregó el príncipe saiyajin—por eso hablé con Bulma, es una rutina desagradable la que tienes y ha estado de acuerdo conmigo en darte unos días libres.
—¿De verdad? —escuchar eso si era un alivio. Estaba sorprendido de escuchar a su padre abogando por su descanso, cuando a la mínima oportunidad que tenía libre quería que la aprovechara entrenando. Entonces, allí reparó en eso—Un momento, quieres que entrene ¿no es así papá?
—Hmp. —Vegeta movió la cabeza hacia un lado sin abandonar su firme semblante—Sería demasiado bueno para ser cierto que tomes tu descanso para entrenar, pero sé que eso solo te torturaría más. La condición solo son dos días de entrenamiento, eso es todo.
Trunks sabía que los intereses personales de su progenitor estarían de por medio, sin embargo, seguía siendo una buena oferta para él la cual no iba a declinar.
—Muchas gracias, papá.
—Bah no es nada—espetó Vegeta, tornándose un poco agresivo y tosco en sus movimientos—Ve a poner en regla a tu madre con las novedades de la empresa y luego haz lo que se te de la gana—luego, los ojos ébanos de su padre lo miraron con severidad directo a los suyos azules—Recuerda que cuando menos te lo esperes te buscaré para continuar con tu entrenamiento. No permitiré que el hijo del príncipe de los saiyajin se convierta en un terrícola debilucho.
Y él lo entendía bien, a veces se entregaba tanto a su contraparte humana que olvidaba la otra sangre que corría por sus venas. Las batallas no eran tan entretenidas para él, pero continuaba siendo saiyajin y su propio cuerpo requería del entrenamiento para mantenerse en caso de algún enemigo.
Dejó la habitación prontamente y se dirigió al laboratorio de su madre, aunque consiguió su silueta en el jardín y allí se dirigió. Era curioso ver a Bulma alimentando a las mascotas, rara vez lo hacía. Bra le había dicho alguna vez que su madre hacía aquello cuando extrañaba a sus abuelos.
—Ah Trunks, eres tú. Supongo que ya hablaste con tu padre.
—Sí, mamá.
—Bueno, vamos a la oficina de tu abuelo—dijo ella, con una sonrisa determinada—quiero que me pongas al día.
[…]
Videl inspiró hondo antes de tocar a la puerta de su hija. Habían pasado ya exactamente tres meses desde la visita al doctor y era el momento de chequear el estado de la matriz de Pan y si esta se había recuperado. Pan se demoró en abrir y Videl ya lo veía venir: habían hablado muy poco por esos días, su relación estaba en peores condiciones que en la pasada visita. A Videl le asombraba cuantas cosas iban cambiando con Pan desde entonces, al verla salir de la habitación con su cabello peinado y un aroma a frutas desprenderse de ella, además vestía con una camiseta corta color verde y un jogger, que acentuaba los cambios de su cuerpo que se iba tornando más adecuado al de una mujer; sus labios lucían más rosados y brillantes que lo habitual.
Videl por poco se quedaba boquiabierta.
—¿Qué? ¿Nos vamos? —Le dijo Pan casi de mala gana. Su actitud era hostil desde que Gohan le impuso el castigo de lavar los platos de su abuelito Gokú cada vez que este comiera.
Incluso para Videl era un castigo un tanto drástico, no podía culpar a Pan por su amargura.
—Si, vamos.
Videl desplegó su aerocoche una vez afuera de la casa y ambas emprendieron una silenciosa e incómoda travesía desde la montaña Paoz. La madre la miró de reojo, mientras Pan miraba a través de su ventana a la vegetación cambiar. Finalmente, Videl decidió que no podía continuar de ese modo.
—No puedes ignorarme siempre—dijo la mujer al volante—entiendo que estés molesta, pero no puedes simplemente hacer lo que te venga en gana.
Pan rodó los ojos hastiada y, como una niña pequeña, hizo lo posible porque su rostro no estuviera a la vista de su madre.
—Pequeña Pan…
—¡No soy pequeña! —exclamó sorpresivamente la muchacha, harta de esos tratos—tú, papá y todo el mundo me tratan como si fuera un bebé y estoy harta de eso mamá. Entiendo que se preocupen por mí pero estoy harta… ¡Así que no vuelvas a llamarme así! —Pan experimentó un subidón de KI que por poco hace que Videl perdiera el control del vehículo, por suerte logró sobreponerse ante el posible daño y, con la misma rigidez y carácter con la que tomó el volante, se enfrentó a su hija:
—Tú tampoco pienses que tus comportamientos son los adecuados y no van a tener ninguna consecuencia Pan—dictaminó Videl con rudeza, consciente de ser la madre de una descendiente saiyajin—¿Es por eso estos cambios tan repentinos?
Pan no respondió.
Videl recordó aquellos días en que practicaba artes marciales, cuando conoció a Gohan. Vino a su memoria aquel entrenamiento en que él mencionó su gusto por el cabello corto y ella, sin pensarlo dos veces, se lo cortó solo por ser del gusto de Gohan cambiando así drásticamente su apariencia. Miró a su hija de reojo nuevamente y a su nuevo estilo y, algo avergonzada, se atrevió a preguntarle.
—¿Es por algún muchacho? ¿Hay alguien del instituto que te guste?
Pan suspiró cansadamente y, nuevamente, miró a su mamá con obstinación.
—¿Por qué siempre creen que es por muchachos? Simplemente quise algo nuevo, por mí misma. Tú y la abuela y todos querían que probara cosas nuevas ¿no? Pues este es el resultado… ¿Es que acaso es tan malo?
—Oh no, Pan, para nada hija. Por favor no pienses eso. —Videl se daba cuenta de cuan cuidadosa debía de ser con sus palabras, si quería algo de confianza por parte de Pan—Tu padre y yo te apoyaremos siempre en lo que decidas, solo te pido que confíes más en nosotros.
A Pan el corazón se le hizo pequeño ante la súplica dulce de su madre. Por un momento pensó que sus padres no se merecían su desobediencia, su altanería y mucho menos sus mentiras. Respiró profundo, dispuesta a abrirse a su mamá y contarle sobre sus clases con la instructora de Bra, cuando justo arribaron al edificio en donde se encontraba el consultorio médico.
—Bueno, ya estamos aquí—Videl se desabrochó el cinturón y Pan sin más remedio la imitó.
Pan siguió a Videl por los pasillos hasta el ascensor, ambas con la misma sensación de intriga y angustia que vivieron meses atrás antes de la noticia que le había cambiado la vida a Pan. El doctor ya las esperaba: la misma sala blanca e impoluta que mareó a Pan en el pasado, que le daba una sensación desagradable.
—Señorita Videl, que bueno verla y…—el sujeto se acomodó sus gafas para apreciar bien la imagen de la jovencita junto a Videl—¿Son Pan? Vaya.
—Como verá Pan dejó el entrenamiento y adquirió nuevos intereses desde la última visita, doctor.
—Y ya puedo verlo—dijo con una gentil sonrisa el hombre—parece que las cosas han ido para bien, espero poder decir lo mismo de tu salud, Pan—discutió el médico con parsimonia y con un gesto le indico que lo siguiera—haré una revisión y procederemos a realizarte unos exámenes, por favor ven conmigo.
Pan dudó y toda su valentía se hizo pequeña y flaqueante. No se sentía mal, solo estaba la sensación extraña de entonces dentro de su vientre. Quería quedarse con su madre y esta entendió la desesperación de su hija gracias a su mirada, pero con calma y una expresión tranquila le indicó que todo estaría bien.
—Ve, Pan.
Y Pan, como si se tratara de la pequeña Pan otra vez, la obedeció.
[…]
Bra no estaba del mejor ánimo, su cabeza divagaba y cada día sentía se apagaba. Estaba deprimida. Solo podía acobijarse en su habitación esperando que el dolor desapareciera y la dejara y que los pensamientos se desvanecieran. Había vuelto a comunicarse con el trío de plásticas, necesitaba cualquier tipo de distracción. Uno de esos días fue a visitarla, encontrándola hecha un desastre.
—Oh, por Dios ¿Bra? —Dijo Zara, haciéndose espacio con las otras dos chicas—¿Qué te pasó?
—Estoy bien chicas.
—Parece que un camión te paso por encima—agregó Dara.
—¿Acaso estás enferma? —Preguntó Cara.
Bra se sintió agobiada con las preguntas. Se hizo una coleta alta y buscó una sudadera de entre su ropa.
—Saben, pensaba ir de compras pero si no quieren ir lo entiendo.
—¡Oh, no, claro que vamos contigo! —exclamaron al unísono sin dudarlo.
Porque "compras" era el sinónimo de "terapia" para Bra.
Y relativamente funcionó, por unas cuantas horas solo le importó llenar el baul de su coche de la más reciente colección de su diseñador preferido. Y al ser clienta habitual de este e hija de Bulma Brief fue invitada al próximo desfile y a la semana de la moda en la Capital del Norte. Ambas eran noticias maravillosas, sentía que poco a poco volvería a ser ella y todo pasaría.
—Están divinos los atuendos, Bra—los comentarios de su séquito también la ayudaban, aunque en el fondo el trío eran más adornos que amigas se sentía extraña sin los comentarios de esas chicas.
—Lo sé, que bien que pudieron venir conmigo. Gracias, chicas.
—Cuando quieras amiga—dijo Zara—y no te preocupes, te perdonamos haber sido una zorra por preferir a la rara de Pan.
Ese comentario no le sentaba bien a Bra y frunció su ceño al oírlo. Iba a replicar en respuesta, pero otra de las muchachas se le adelantó.
—Si, mira que ya te estaba opacando. Esa estúpida te estaba succionando tu brillo como una sanguijuela—Bra se anonadó ante ello, ¿era así cómo los demás la veían?
—¿A qué se refieren?
—¡Ay por favor! —chilló Dara—Esa víbora solo se aprovechó de ti para colgarse y volverse la nueva sensación del instituto, aprendió de ti y ahora todos dicen que luce hermosa y sexy ¿puedes creerlo? Lo mejor que pudiste hacer fue alejarte de ella.
Bra frenó en seco. Había apretado con tanta fuerza el volante que sus dedos se marcaron en este; se giró con furia marca saiyajin en su rostro que les hizo sudar frío a las chicas y haciendo un esfuerzo por mermar la ira las advirtió:
—Muy bien, zorras, no sé que corre por sus cabezas pero Pan y yo somos amigas desde pequeñas y no dejaré que nadie la difame de esa forma. Una palabra más sobre ella y tendrán que regresar caminando—y, tras un inadvertido subidón de su energía que las sacudió a todas y las hizo gritar horrorizadas finalizó—¡¿Quedó claro?!
—¡S-Sí, Bra!
Bra no era una guerrera, pero tenía alguno que otro truco bajo la manga.
"Después de todo sigo siendo saiyajin y nada detiene la ira de un saiyajin"
El séquito de parlanchinas permaneció mudo hasta que Bra dejó a cada una en su casa; en el fondo, la hija de Bulma sabía que eso había sido demasiado imprudente de su parte y que ahora la mar de chismes creados por ellas se dispararía, pero a ciencia cierta eso no le importaba. Ella conocía a Pan mejor que nadie y era la persona más feliz por su nuevo estilo que sabía, ella había impulsado. Por fin había logrado en su amiga lo que por tantos años intentó y no iba a permitir que nadie la hiciera pensar lo contrario por comentarios desafortunados.
Aunque si, en el fondo no pretendía escuchar algo así y estaba sorprendida…
¿Pan brillar más que ella?
¿Qué la estaba "opacando"?
¿En serio todos pensaban eso? De ser así, entonces las cosas no salieron como ella lo planeó. Si, quería que todos notaran el atractivo en su amiga y brillar juntas, algo como Los Ángeles de Charlie o algo por el estilo, pero nunca tuvo intenciones de que Pan la dejara atrás y le robara su fama.
Bra sacudió la cabeza por ceder a creer algo tan ridículo como eso. Si eso estaba ocurriendo, era su culpa por deprimirse pensando en Goten y nuevamente se escarmentó mentalmente por su estupidez.
Se acercó al espejo en su recámara, viéndose bolsas bajo los ojos y una mirada cansada y se fulminó a sí misma por una imagen tan lastimera: apretó los puños y cerró los ojos e, ineludiblemente, sin ser plenamente consciente su energía hizo vibrar toda su habitación.
En los pisos de abajo todos sintieron el movimiento. Vegeta miraba un programa de televisión en el sofá y Bulma pasaba por allí cuando la estructura se movió.
—¿Qué es esto? ¿Un temblor? —se preguntó Bulma sin sospechar, mientras su esposo entrecerraba la mirada hacia el techo.
[…]
"Vaya, no pensé que entrenar sería realmente de ayuda. Ya entiendo porque mi hermano es tan fuerte, si Piccoro ha sido quien lo ha entrenado"
Goten se sentía mejor desde que su confrontación con Piccoro en el bosque. Se sentía más activo, movido, con su sangre bombeando con vigor dentro de su cuerpo en agradecimiento de una lúcida batalla. Sin necesidad de entrenar a causa de la ausencia de enemigos y el interés cada vez menor en él, ya hasta había olvidado cuando fue la última vez que entrenó. Claro, a Goten no le iban del todo las batallas. Le emocionaban mayormente en su infancia porque las veía como un juego, nada en serio.
Estaba en serio agradecido con el maestro de su hermano, fue como si el namekiano le hubiera leído la mente y entendido que era lo que el híbrido necesitaba.
—Lo estás haciendo mal, mocoso—expresó Piccoro cuando le enseñaba a como respirar a la hora de la meditación—si no retienes el aire en los pulmones y en tu estómago, jamás serás capaz de concentrarte.
A Goten le sentó extraño escuchar como lo llamó Piccoro. Era un adulto, después de todo y juraba que a pesar de lo imponente y temible que podía llegar a ser el namekiano, no era demasiado viejo por lo que escuchó de su hermano.
Pero se sentía como un niño pequeño.
Y obedeció sin objeciones a lo que éste instruía en él. La última vez que tuvo la oportunidad de entrenar con él fue hacía demasiado tiempo atrás, desde que les enseño a él y a Trunks la técnica de la fusión. Fue un recuerdo lejano y nostálgico para él.
—Goten, concéntrate.
Cerró profundo los ojos y permitió que la atención fuese abandonándolo con cada inspiración y exhalación. No se dio cuenta de lo tenso que andaba hasta que lo hizo y sintió como un peso abandonaba sus hombros y su espalda, que su costillas ya no dolían y que mente, lentamente, pasaba de ser un oleaje salvaje a una calmada laguna sin ruidos que le perturbaran. El ruido habitual del bosque se desvaneció y ya no existió entorno alguno: solo blanco, todo blanco, una escena similar a la de encontrarse en la habitación del tiempo: lo entendió, esa era su propia habitación del tiempo. Olvidó a Piccoro, a su familia, a su heredación saiyajin que a pesar de los años era algo desconocido para él y a su propia humanidad. Hubo silencio… eterno, sin cuerpo etéreo.
Entonces vio sus manos y dentro de su trance parpadeó sorprendido por verse sus manos pequeñas y el cuerpo de un pequeño de seis años. Se palpó sus cabellos y por medio del tacto sintió su cabello negro y desordenado derivarse en siete mechones picudos. Quiso hablar, gritar o reír, pero no emitía ruidos.
De ese punto blanco en medio de la nada, pudo oír risas. Eran unas risas femeninas que él conocía a la perfección y se encontró con su bella prometida de dulce ojos avellanas aparecer frente a él, para mimarlo y verlo con intensidad. Goten sonrió, maravillado. La chica se encontraba totalmente desnuda, pero no por una extraña razón no lograba ver su cuerpo. Tampoco se interesaba en ello.
Después, vio a la posedora de la segunda risa, que también lo mimaba con dulzura y dejó de sonreír sin saber como reaccionar a ello ¿Desilusión? ¿Sorpresa? ¿Desesperación? No, nada de eso. A pesar de ver a Bra en las mismas condiciones que a Pares, es decir, en una desnudez que en su vida habría apreciado pero que al mismo tiempo no le mostraba nada, no se inmutó. Se sintió intrigado, por ambas y permitió que se rieran con dulzura para él. Entonces, se sintió sumamente encantado.
Después de todo, nada de eso era real y él era tan solo un niño. No tenía que trabajar, ni pelear, ni escuchar los regaños de su mamá. Estaba en el mejor lugar del mundo.
Las dos damiselas lo llevaron de los brazos corriendo por aquel sitio en medio de la nada misma; sentía que flotaba y volaba con ellas de acá para allá, como un juego. De repente, su corazón latía de felicidad, enervado con las magníficas presencias de ambas: era una sensación extraña de experimentar y describir, pero Goten podía de sentir que se sentía realmente amado. Si miraba el azul de los ojos de Bra, todo estaba bien para él: ¿alguna vez lo había pensado? Si, tiempo atrás cuando aún era inocente vio los hermosos ojos de ella y pensó que eran los más bonitos del mundo entero, inclusive por encima de los de Videl o Bulma.
Por un momento pensó en Pares ¿a dónde había ido? Solo podía escuchar la angelical voz de Bra.
—¿A dónde miras?
—Yo, creí que había alguien más con nosotros—le dijo confundido, olvidando porque miraba a todos lados con confusión. Se escuchó su propia voz, que era la misma de su infancia. Seguía siendo un niño.
Bra tomó el rostro de él entre sus manos y le habló abstrayendo toda su atención en su par de azulejos intensos.
—Solo debes mirarme a mí, Goten. Estoy aquí contigo.
—Pero… no deberías—agregó él, tratando de no rendirse a esos enigmáticos ojos de ella. La escuchó reír una vez más y olvidó todo.
—Goten, ¿a qué te resistes tanto?
No lo sabía, ya no sabía nada en realidad. No importaba cuanto lo intentara, nada tenía sentido. Así que fue perdiendo noción de la voz de la chica, de todo y comenzó a cerrar lentamente sus ojos hasta que todo se volvió negro: solo pudo percibir los latidos de su corazón zumbando en sus oídos y a su pecho subir y bajar suavemente bajo la respiración. Permaneció así por segundos eternos y, entonces, despertó en la realidad.
La imagen preciosa de Bra desapareció y en su lugar, cambió radicalmente a un nameakiano verde que lo miraba con cara de pocos amigos, esperando algo, aparentemente.
—¿Y bien? ¿Cómo te sientes?
Goten no supo describirlo, pero estaba tranquilo. A pesar de encontrarse nuevamente con Bra dentro de su mente, no hubo pensamientos obscenos: ni siquiera tuvo un mal pensamiento, solo la entrañable sensación de ser observado por ella. Miró al suelo, pensativo y seguidamente una sonrisa dibujó su rostro.
—Muy bien, a decir verdad—dijo con genuina sinceridad—Muchas gracias, señor Piccoro.
—Hmp, no fue nada—masculló el mencionado—espero que hayas logrado aclarar tu mente y reconsideres mantener tu entrenamiento.
—¡Si! —exclamó emocionado—He sido muy vago para entrenar y ahora me doy cuenta de lo importante que es.
Y quizás era eso, se dijo Goten, al determinar una interpretación de sus desordenados pensamientos: Bra había sido una alerta de que debía llevar las cosas en orden para no perderse a sí mismo. Exacto, ella había representado todo lo que pertenecía él y dejaba atrás, porque a ella misma después de haberlo ayudado la estaba dejando en el olvidado… Y la joven no se merecía eso por nada del mundo. También ignoraba el hecho de que no era del todo humano y que como saiyajin su cuerpo necesitaba de cierta condición. Era eso. Simplemente, lo ponía en sobreaviso.
"También debo de estar agradecido con ella"
—Señor Piccoro ¿Me acompaña a la casa de mis padres? Hace mucho no los veo—espetó pensando que tampoco había sido el mejor hijo.
—No lo creo, Goten. Ve tú—contestó con temple el otro preparándose para irse—Iré a ver a Dendé.
Goten parpadeó y luego le sonrió con aquel detalle tan propio de los Son.
—Claro, señor Piccoro, seguro Dendé debe ser como familia para usted ¿no es así? —dijo alegremente y aunque intentó disimularlo, notó como los pómulos verdes de Piccoro se tornaban rojos.
—No digas estupideces, Goten.
[...]
Milk terminaba de dejar reluciente su casa por aquel día. Se pasó la mano por la frente, viendo con orgullo como su humilde hogar brillaba de limpio. Había sido un arduo trabajo y ahora podía relajarse sentada en su sofá, mientras reparaba los trajes de rotos de su esposo: aquello que todavía eran rescatables, claro.
Pasaba muchas horas sola, pero había aprendido a estarlo. De cualquier manera, tenía la justa compañía cuando lo necesitaba: no pasaba día sin ver a su querido hijo Gohan, gracias a que vivía junto a ellos. Solo le gustaría tener la oportunidad de ver a Goten, que pocas veces tenía la oportunidad de compartir con él.
—Mi amado Goten, la ciudad ciertamente te tiene consumido como lo temía—se dijo a sí misma, observando al techo como si se tratara del cielo—Pero pronto serás un hombre casado con una muchacha rica, nada me hace más feliz—cerró los ojos y sonrió alegre, hasta que ruidos en la puerta atrajeron su atención.
La puerta se abrió de golpe y entró una figura de cabellos alborotados.
—¡Ah, nada como llegar al hogar! —exclamó un escandaloso y descuidado Gokú, quitándose las prendas que lo cubrían y dejándolas caer sobre el lustrado suelo. Milk solo podía ver perpleja como el suelo que acababa de limpiar se manchaba de lodo y grama y la camiseta del dogi caía sin pensar. Fue entonces que su esposo reparó en ella, ni medianamente consciente de lo que acababa de hacer—Ah, hola Milk.
—¡GOKÚUU! —Gritó tan fuerte que la casita se estremeció estrepitosamente. Su ignorante esposo solo se cubrió los oídos con ambas manos, pensando en que había hecho mal.
—Pero, ¿y ahora qué hice?
—¡¿Qué hiciste?! ¡¿Es que no tienes ojos?! ¡Acababa de limpiar el suelo y vienes y entras como un animal! No te importan los esfuerzos que hago—lloró finalmente y Gokú se rascó la cabeza sin saber que hacer.
Goten arribó a la puerta y se encontró con la escena. Se compadeció de su madre y sintió pena por su inocente padre, las cosas nunca cambiarían en aquel lugar.
—¡Hola, papá y mamá! —exclamó el muchacho atrayendo la atención de los dos, cuyos rostros parecieron iluminarse al verlo.
—¡Goten! —Milk dejó las lágrimas a un lado para darle el paso a la felicidad, como si Kamisama hubiera escuchado sus ruegos. Sin perder el tiempo corrió a abrazarlo.
—Goten, qué bueno que estés aquí—Dijo Gokú llevándose las manos tras la espalda y sonriéndole, en parte porque en verdad le alegraba su presencia y en parte porque su visita distrajo a su esposa de regañarlo. Goten lo sabía y le devolvió la sonrisa. Su padre de repente elevó las cejas sorprendido—¡Vaya, Goten! Tu KI se ha incrementado, estuviste entrenando ¿no es así?
—Si—admitió el joven—estuve con el señor Piccoro esta tarde y me estuvo ayudando.
—Cuando quieras podemos entrenar los dos—dijo Gokú emocionado—y si Gohan no está ocupado también deberíamos invitarlo.
—Vamos, Goten, debes estar cansado, pasa—agregó su madre llevándolo dentro—haré tu comida favorita.
En aquel momento Goten se sintió afortunado. La felicidad de sus padres también era su felicidad.
¡Hola a todos! Me hace muy feliz traer otra actualización. Han pasado sin fin de cosas desde que actualicé, solo diré que estudiar y trabajar realmente te absorbe la vida. Pero ni modo, así son las cosas: ya es muy lejano el día aquel en que publiqué el piloto de T&P. Me alegra mucho poder continuar con la historia y que esta vaya tomando forma en cada nuevo capítulo. Debe ser molesto esperar AÑOS por el desenlace, pero prefiero tardar a no seguir trayéndoles esta historia después de su gran apoyo que es VALIOSÍSIMO.
Como siempre, no puedo no agradecerles por seguirme. Están en mi corazón, tanto como esta historia. He de confesar que cuando me desanimo para seguir o se me apaga la inspiración releo sus comentarios para recuperarla. Gracias a ustedes, sus follows, sus favs, sus reviews, aún sigo aquí.
Y también una disculpa. Si ustedes escriben fics, sabrán que no es fácil tener el tiempo para la imaginación...
Respecto a este nuevo capítulo cuya traducción es: paralelismos, usé más que nunca las sucesión de la historia de cada uno de los personajes ¿El más difícil? Joder, Trunks xD es quien me está costando más. Antes era más difícil con Goten, pero he conectado mucho con él en este capítulo y creo que se nota bastante. Por un momento, no tenía la menor idea de como desarrollar toda la complejidad de pensamientos sobre Bra sin que pareciera una especie de enfermo, pero logré ponerme en sus zapatos y hacerlo. Amor eterno a Goten picioso.
También estoy enamorada de la escena final porque una de mis parejas favoritas es el Gochi y quise hacerles su guiño. Creo que de las parejas oficiales todas han tenido su momento en paralelismos jajaja.
Otro personaje al que le he tomado aprecio es a Pares, a quien hace unos... ¿diez años? Ni siquiera soportaba ver, pero es re linda!
Instromisión inesperada: Mai. Tengo mis sentimientos encontrados con ellas y algunos me odiarán porque esté aquí, pero nuestro Trunks ya pisa los 30 y es obvio que alguien le marcó la vida y lo lastimó en el amor. Es un arco individual fuerte en Trunks, porque si en algo estoy de acuerdo con muchas escritoras es que es el saiyajin más sentimental de todos, seguido por Gohan, así que el como lidiar consigo mismo y lo que siente es difícil. A todos nos ha costado pasar página.
También tengo que hablar de las chicas.
Es difícil, porque cuando empecé este fanfic todo se trataba de ellas porque estaba dejando mi adolescencia recién, entonces todo lo miraba con ojos distintos a los de hoy. Es por eso que esté fic será cuestionable, porque se trata de unas diferencias de edades muy grandes a pesar de Goten y Trunks verse más jóvenes por ser saiyajin. Así que antes yo veía más el mundo como Pan y Bra, pero ahora es más fácil sentirme identificada con Goten y Trunks. Solo espero pueda gustarles la historia a pesar de todo.
Pan es mi sol y Bra también, tan distintas e iguales. Polos divinamente opuestos. Hay cosas que están cambiando, como pudieron ver y la cosa se pondrá más intensa: es parte de crecer.
Sin más que añadir...
Se despide
MioSiriban
