Faberry Week 2022: DAY 4 – Time Travel Fix It / Back in Time
Summary: La vez que Rachel regresó en el tiempo sin saber cómo, para salvar su relación. Faberry. One Shoot.
Descargo de responsabilidad: no poseo derecho alguno sobre el show y/o sus personajes, sólo la de esta historia que tiene perfecto sentido en mi cabeza y en todo aquel o aquella que decida compartirla conmigo.
DAY 4 – Time Travel Fix It / Back in Time
Quinn y Rachel a sus dieciséis años habían llegado a un punto de no retorno, la amistad que una vez fue ya no lo era más, cada que ambas se veían e interactuaban, discutían en demasía, haciendo casi insoportable la clase de Glee y otras clases.
Los chicos estaban hartos y el profesor con las manos llenas, no sabía qué hacer, ambas habían sido enviadas a dirección y ellos no podían hacer nada básicamente porque si le llamaban la atención a Rachel, Quinn perdía su mente, si le llamaban la atención a Quinn, ella perdía su mente.
Quinn no tenía reparos contra quién se enfrentaba, ya que después de Russell, ella ya no se callaba nada, más si decía tener la razón y sobre todo al ser cómo era, "autodestructiva" y poniendo como su prioridad a Beth de 1 año y a Rachel, ambas en primer lugar, aunque el mundo sólo supiera de Beth en sus prioridades.
Quinn había sido suspendida durante una semana, no funcionó, el director quiso suspender a Rachel durante una semana también, pero no funcionó, uno, porque aquello podía tener muchas aristas al ser ella parte de una minoría y por Quinn que se le iba a ir encima.
¿Solución?
La solución surgió durante la clase de Glee, una muy tensa con Rachel de un lado y Quinn de otro, Mr Schuester mirándolas…
- Y, para empezar, ¿Cómo inició esto? - preguntó Mercedes y todos le dijeron con la mirada que ni siquiera sacara el tema sobre la mesa, ya mucho tiempo habían perdido discutiendo en lugar de ensayar para las finales en diciembre.
Bueno, casi todos, ya que Kurt preguntó - En realidad, no sabemos cómo empezó, ¿Cómo empezó? – con lo que todos se pusieron a cuestionárselo, nadie lo sabía más que ellas mismas a lo que ambas pidieron silencio a su modo.
- Kurt, por favor – de Rachel.
- Cierra la maldita boca ¡ - de Quinn.
- Quinn ¡ - De Rachel y Mr Schuester.
- No, suficiente, no es de tu incumbencia, cierra la maldita boca ¡ - le gritó Quinn a Kurt.
- Se veía venir – fue un pequeño comentario de Santana que explotó la olla.
Quinn se lanzó contra ella y empezaron a pelear, toda la rabia que tenía dentro de ella explotó y Santana no se quedó calmada, ella actuó.
- Chicas, chicas ¡ - pedía Rachel y Brittany paz tratando de separarlas pero no podían.
- Mierda, que intenso ¡ - de Kurt y Mercedes.
- Suficiente ¡ - gritaba Schuester pero nadie le prestaba atención.
Ambas pelearon por un largo rato, fue un casi roce a la mejilla de Rachel y un comentario desatinado de Finn - por eso te dejé maldita loca – hacia Quinn – cuidado amor, ven aquí, yo te protejo – a Rachel, lo que frenó todo.
Quinn de estar sobre Santana se puso de pie, ignorando el golpe contundente que Santana le dio al estómago casi sacándole el aire.
Ella se puso de pie y fue hacia Finn dándole la cachetada más contundente que pudo reunir, sin importar si con ello se fracturaba la mano, logrando un ruido horroroso de su mano al crujir y del golpe en sí, aquello para los demás, sin embargo, lo que sacudió el mundo de Quinn fue el jadeo de Rachel al dar un paso hacia atrás cuando ella sin querer dio un paso hacia su dirección, eso indicó a su mirar "que ella estaba asustada"
Eso quebró a Quinn que sollozando se retiró del aula.
Unos segundos de silencio después…
- La mierda se puso real – soltó Tina y todos se pusieron a murmurar y más cuando Mr Schuester añadió – Quinn estás suspendida una semana – cuando ella ya se estaba yendo.
- Hey, ¿Dónde vas? Es… -
Rachel no dejó terminar a Finn – no Finn no, ella no es peligrosa, ya basta, qué vergüenza la suya, la de todos ¡ - soltó antes de irse.
- Rachel tomate unos minutos – de Mr Schuester dijo como si él tuviera el control del aula – 5,4,3… desde el inicio todos… - pidió dando unos aplausos para despertar y poner en orden la sala, Santana salió emputada junto a Brittany murmurando groserías a la enfermería, mientras ella la calmaba, ya sabiendo o intuyendo por qué Quinn había actuado como actuó.
…
Rachel ni bien llegó a la casa Fabray, fijándose de que el carro de Judy no estuviera y ella esté en el trabajo junto a su padre, ingresó con la llave sabía estaba guardada debajo de un macetero, abrió la puerta principal y fue directo al cuarto de Quinn, el mismo que había sido refugio durante mucho tiempo de su ¿Amor?
Rachel abrió la puerta, Quinn se giró con el rostro bañado de lágrimas – te di miedo – dijo entre sollozos.
- Jamás podrías darme miedo – replicó antes de con ambas manos tomarle el rostro y besarle apasionadamente, besos aunque con un toque salado producto de sus lágrimas, un beso delicioso, con lo que ambas gimieron, Quinn exhalando entre los momentos de pausa, Rachel aprovechó aquellos instantes para limpiar su rostro con el dorso de sus manos y de desvestirla, ambas, entre medio de besos y caricias, llegando a estar semidesnudas se recostaron en la cama con Quinn recostada y Rachel sobre ella, repartiendo besos por toda su carita mientras con su mano jugaba con su pezón intercambiando caricias con un recorrido de sus uñas por su torso hacia el sur.
Rachel con una mano aseguró ambas manos de Quinn sobre su cabeza mientras con la otra acarició sus abdominales, sus piernas, su zona íntima sobre su ropa interior.
- Rach…
- ¿Lo quieres? – preguntó a centímetros de sus labios.
- Sí… no, para.
- ¿Por qué? – preguntó y Rachel levantó su mirada sosteniéndola.
- Porque te amo, te amo Rach y tú no… - susurró entre lágrimas y Rachel detuvo todo movimiento sobre la tela de su ropa interior, misma que estaba empapada.
- Eso no es justo – replicó sentándose.
- ¿No lo es? – preguntó incorporándose, se sentó con la espalda apoyada en la cabecera de la cama.
- No, porque tengo novio Quinn, nos vamos a casar en una semana - ambas se miraron en un silencio incómodo, ambas se amaban con devoción, pero Rachel no lo reconocía abiertamente, a la par que la situación con Finn no era tal.
- Porque no soy capaz de presentarte ante mi madre, ¿Te casas con él? – preguntó incrédula de que eso fuera la base de su discusión y no, no era la base principal, si parte de la causa.
Ambas discutieron mientras se vestían, Quinn llorando de rabia, Rachel queriendo contenerla, más ella le distanciaba y no le dejaba tocarla – me voy ¡ - gritó azotando la puerta de su propia casa.
- Es tu hogar ¡
- Tú eres mi hogar ¡ - gritó en medio de la calle dándole la espalda.
- Quinn nooooo ¡ - gritó al ver que ni bien Quinn giró para seguir caminando sin ver que estaba en medio de la pista, un auto la arrolló, causando un gran estruendo, Quinn voló por los aires, el carro escapó de la escena.
Rachel gritó de horror arrodillándose, cerró los ojos y todo se puso negro.
…
- Ahhhhhh ¡ - gritó ella al despertarse.
- Eh ¿Qué pasa mi amor? – preguntó una Quinn muy desconcertada sentándose en la cama con ella.
Rachel estaba en shock, no lo podía creer, ella estaba en un dormitorio hermoso, espacioso, del diseño como siempre soñó y Quinn le estaba sosteniendo de cada brazo mirándole con mucho amor, pero no era su Quinn, ésta versión de Quinn tenía cerca de 32 años.
Rachel empezó a llorar, no entendía nada – ohhh mi amor, has tenido una pesadilla – le arrulló su esposa.
¿Esposa?
Sí, era su esposa, según vio su anillo en la mano derecha, el mismo que tenía Quinn y por si no le había quedado claro, sí, era su esposa, según muchos retratos colgados en la pared indicaban que así era.
Quinn en ésta versión más madura, le arrulló, consoló y estuvo ahí un ratito, antes que un bebé llorara en la otra habitación y Quinn se fuera a atenderlo(a) junto con una voz muy femenina y tierna de – mamiii, Lau viene en 10 minutos, apúrate ¡
Rachel sentada en la cama seguía en shock, se miraba las manos y las veía igual, más al mirarse al espejo veía que había envejecido 16 años - ¿Qué cóño pasa? – preguntó aturdida pensando en dos o tres posibilidades – estoy soñando – la más plausible – viaje al futuro ¿Cómo coño haría eso? Y me golpeó el carro también, debo estar en coma – algo más dramático, digno de la reina del drama que era.
Rachel se quedó ahí sin saber qué hacer por un buen rato, tanto que escuchó a Quinn moverse por toda la casa y a los niños - ¿3? – si sus voces eran un indicativo ir al colegio o algún lado, todos despidiéndose de ella con un grito de lo más tierno.
"Hasta luego mamá, besos de Lau" – tiene que ser Beth – soltó más o menos sacando cuentas de la niña - ¿Quién es Lau? – preguntó protectoramente sin saber quién era y que tan importante era para ¿Su hija? – ahhhh – jadeó – Beth es mi niña.
"Mamá te amo… que no me empujes, mamá me está empujando ¡" – awww - le arrulló Rachel con gran sonrisa, al oír una voz más tierna de una niña – debe tener sus 10 años o menos – observó.
"Mamááá besoooo" – Rachel se derritió de amor, la voz era súper tierna y añadido a ello estaba una risita adorable, la voz era de un nene pequeño.
Rachel escuchó atentamente todo desde su lugar en la cama y a los minutos...
- Fuck ¡ - de Quinn y olor a tocino.
- Obvio el tocino, awww – le arrulló sonriendo y con ello se bajó de la cama y fue en su búsqueda, para ello ya transcurrido más de 15 minutos.
Rachel caminó por toda la casa siguiendo la voz de Quinn – mierda que es enorme la casa – soltó descendiendo las escaleras del segundo piso – joder ¡ - soltó al notar lo bello de la casa, lo lujoso y – mierda – susurró al ver que frente a la casa estaba una piscina enorme y a la distancia, una ¿Playa privada?
Rachel estaba alucinada, el cielo se veía precioso, era temprano por la mañana, el paisaje era hermoso, pero más hermoso que eso, era su esposa, ella se quedó sin palabras al llegar a la piscina y verle desde ahí.
Quinn se estaba desvistiendo y al notar que su esposa le miraba, empezó a hacerle un baile sexy con guiño y sonrisa añadida hasta quedar desnuda - ¿Te gusta lo que ves, amor? – preguntó con travesura y Rachel se quedó en shock, no había palabras para describir cuán hermosa era. Quinn ante su mutismo siguió – atendí a las nenas y a nuestro príncipe, pero como parecía tenías pesadillas pensé en dejarte dormir un ratito más. ¿Estás bien? – preguntó acercándosele y con una mano acariciar su rostro, antes de robarle un beso muy dulce, que luego se convirtió en uno de los mejores que había tenido en su vida, sólo comparable con la primera vez que besó a la Quinn de su tiempo, obviamente ésta Quinn sabiendo más técnicas y cosas que debilitaban las piernas de Rachel.
Ambas se besaron apasionadamente – tócame – pidió Quinn amasando con ambas manos los senos de Rachel debajo de la polera.
- Gee – soltó ella con un saltito de lo más excitada y sorprendida - ¿Y si alguien ve? – preguntó mirando a todos lados, quedándose deslumbrada al Quinn reírse y decir – pero qué dices, si nuestra propiedad es enorme y muy privada.
- Hmmm bueno – replicó entre besos dejándose llevar por lo delicioso de todo, eso hasta que Quinn quiso llevarlo a por más y Rachel no supo en ese instante como tuvo tanta fuerza de voluntad para alejarse, eso y un poco de suerte al tocar el timbre, ya que hacer el amor con ésta Quinn ¿No sería engañar a su Quinn?
Ella estaba confundida.
- Awww amor ¿Te duele la cabeza bebé? – preguntó siendo muy dulce, apoyando la frente con la suya.
- Un poco – mintió ella, Quinn iba a decir algo, pero le interrumpieron…
- Maldita sea Fabgay, vístete, mis ojos, joder ¡
- Que es mi casa – refutó ella cogiendo una gran toalla de la tumbona a su lado, Rachel el ayudó a cubrirse siendo recompensada con un dulce beso.
- Tan gay – acotó Santana sonriendo antes de ir a la cocina.
La pareja había venido a visitarle y mientras Santana hacía eso, Brittany se le quedó mirando.
- Si hay alguien que pueda ayudarme, es ella – pensó Rachel.
Quinn se fue a vestir y luego las cuatro pasaron medio día hablando e interactuando entre ellas, las tres más mientras Rachel escuchaba la vida hermosa y llena de amor que parecía tener.
Todas almorzaron algo que prepararon ahí mismo, algo rico y simple – deja a mi bebé – la excusó Quinn al Santana notarla rara, después de ello las cuatro disfrutaron del día entre noticias, las cuatro en el área de la piscina con una copa de vino en la mano.
Pasadas las 3pm…
- Mamá, te extrañé mucho ¡ - un nene de cuatro años vino corriendo hacia Rachel y le abrazó hasta dónde alcanzó, poco más de su cintura, un nene rubiecito con los ojos color miel "Daniel" decía una etiqueta en su uniforme de kínder con una sonrisa, oh vaya, hermosísima.
- Mamá dile a Beth que me devuelva mi oso, es mío ¡ - se quejó la nena de 11 años, cabello castaño largo, ojos marrones, una copia exacta de Rachel, solo que mejor vestida, con Beth que le seguía detrás riendo, obviamente disfrutando de hacerle enojar. Beth siendo una copia exacta de Quinn.
Los tres niños se dirigieron a ella primero dándole mucho amor, Rachel estaba deslumbrada y luego a Quinn, llamándole a Rachel mamá y a Quinn mami.
- ¿Beth conduces? - preguntó Rachel extrañada, pensando por el uniforme, que los tres estudiaban en un colegio privado, el mismo, pero pensando también cómo llegaba sino.
- ¿Eh? – preguntó confundida.
- Que, si lo hace amor, pero sólo fines de semana, discúlpale cielo, a mamá le duele la cabeza – excusó Quinn a Rachel con una sonrisa hermosa.
- Pobree mamá, yo te amo muchooo - replicó Daniel pidiendo ser cargado por ella y una vez resuelto, darle muchos besos en su carita.
- Ohhh yo también quiero – de Bárbara, su niña, mientras Beth hacía caras divertidas al pequeño para hacerle reír, todo antes de irse los tres corriendo a cambiarse para luego disponerse a pasar la tarde en la piscina. Rachel disfrutó mucho de su amor con todos.
En algún momento Santana y Quinn se apartaron a hablar como las mejores amigas convertidas en hermanas que eran, quedando en la mesa solas Brittany y ella que ni bien la vio sola, le cogió tiernamente la mano y le dijo - ¿De qué época, vienes?
- ¿Eh? – asustada preguntó, más viendo la confianza en sus ojos le contó todo lo ocurrido hasta el momento poniéndose triste porque en su realidad a Quinn le había golpeado un carro y no sabía si estaba bien o no – así que verás, no sé qué ocurre, aquí es maravilloso.
- En realidad, se están por divorciar.
- ¿Qué? ¡ - preguntó tan fuerte que Quinn y Santana voltearon a mirarle con Quinn mirándole preocupada.
- Sí – replicó Brittany suavemente.
- Pero si parecemos felices.
- Se están dando una oportunidad.
- ¿Hice algo o Quinn? – peguntó a susurros ya que por el rabillo del ojo vio que Quinn le seguía mirando preocupada en lo que Santana trataba de llamar su atención.
Brittany pensó si decírselo o no, más si ella estaba en ese tiempo, era porque en su tiempo presente de seguro ella misma había estado probando su proyecto y de alguna manera Rachel se vio arrastrada a ese futuro, por lo que ella tenía algo que enmendar.
- Le fuiste infiel con Finn, en realidad nunca cortaste esa situación, al igual que nunca, ustedes estuvieron rondando alrededor del otro – empezó a contarle y mientras aquello Rachel miraba con los ojos muy abiertos, ella no era del tipo que engañaba, Quinn empezó a preocuparse mucho más – le has sido infiel muchas veces, ella misma lo ha presenciado y te perdonó cada vez.
- ¿Por qué haría eso? Si le hace daño – preguntó cada vez elevando la voz.
- Porque te tiene en un pedestal sobre su amor propio y el de las niñas, ella te ama más que a su vida misma.
- Déjala, dale tiempo, no lo fuerces Quinn – probó Santana para que se calme cogiéndole del codo, pero Quinn que la veía así, sabía que algo pasaba, la tarde había sido amena y con mucho amor, como no se veía hace mucho.
- Seguro ya me va a mandar al diablo y presentar a Finn como el padre de las nenas, me muero San si hace eso – le dijo a su hermana a punto de sollozar, ya que su mundo era su familia y no iba a tolerar eso, la mataría.
- Hey… - intentó Santana en vano sujetarla más tiempo ya que varias cosas pasaron al mismo tiempo.
Finn, el que las niñas veían como su tío y su chofer, entraba por la puerta con su propia llave, Quinn iba hacia ella, Rachel se había puesto de pie e iba a la cocina sin creerse la realidad que aparentemente ella misma había creado, con los niños bajando las escaleras dispuestos a tener un día con sus mamás.
Todos convergieron en la cocina mirándose extrañados.
Finn con cara de alegría y luego de confusión, ya que sí, él pensaba lo iba presentar como su pareja.
Quinn desesperada de que los niños estuvieran en medio.
Rachel confundida como el infierno de cómo podría elegir a Finn sobre su familia, por más que en su realidad, ellos estaban probando a retomar su relación, ya habían suspendido la boda, pero nadie lo sabía todavía, con todo el pleito con Quinn no había tenido tiempo de decírselo.
Santana a punto de matar a Rachel por provocar eso.
Brittany expectante a poder hacer algo.
Bárbara y Daniel confundidos porque todos estaban muy serios.
Beth igual que Brittany.
Antes que Rachel o Finn dijeran algo, Quinn con la voz entrecortada pidió que Santana se llevara a sus niños - ¿Mami? – los más chiquitos preguntaron preocupados al no entender. Quinn se puso a llorar pensando que ya era todo, que los había perdido.
- Amor, tus mamis van a hablar, todo saldrá bien, lo prometo – intercedió Brittany llevándose a los más chiquitos mientras Beth no quería irse.
- Hija, vámonos – pidió Santana a Beth que no se movió, poniendo ella su propia mirada estilo Scary Quinn pero ésta vez hacia Rachel.
- Sé que eres mi mamá, pero si la haces llorar… - amenazó Beth a Rachel de la forma más intimidante que encontró, Rachel mirando hacia arriba y Beth hacia abajo debido a la diferencia de altura.
- Beth no ¡ - de Quinn.
- Es lo mínimo que espero de ti – respondió Rachel con calma.
- ¿Qué? – de varios que miraban confundidos mientras Finn sonreía pensando estúpidamente que lo elegiría a él.
- Mi amor – pidió Rachel a su hija que de amenazante puso un puchero tan desarmador – excelente demostración mi vida – elogió a Beth por su gesto y todos se volvieron a confundir, ya que se supone que era un momento tenso, pero ya nadie entendía nada.
Rachel le dijo algo a Beth logrando cambiara su carita a una más positiva para después darle muchos besos en el rostro y pedirle que vaya con sus hermanos.
- ¿Segura? – preguntó Beth a ambas que asintieron, Rachel maravillándose cuando Beth se acercó a su mamá, unos centímetros menos que ella, ambas abrazadas, Rachel se volvió a quedar sin aliento pensando cómo es que podía querer acabar de ver eso todos los días, ¿Por qué, por quién?
Santana se llevó a Beth y se quedaron los tres con Quinn sollozando a punto de hiperventilar, ya que si bien, era una leona, sus hijos y Rachel eran su mundo y la sola posibilidad de perderlos, le podía matar.
Rachel mirando su estado, optó por ser práctica, ya mucho había llorado su Quinn y no se lo merecía.
- Esto se termina acá ¡ - exigió y Finn lució un segundo canchero, hasta que Rachel se acercó a Quinn y le ayudó a sentarse en el sofá antes que se desmaye, por lo que se apresuró a rectificarse – Finn, lo que sea que halla, se termina acá ¡
- Qué ¡ - gritó sin entender y Quinn también hubiera gritado si no estuviera a punto de romperse – tu y yo, yo te hago gemir y… ouchhh ¡ - gritaron Rachel y Finn por la sonora cachetada que le dio Rachel, ella por lo que le dolió y Finn por lo mismo.
- Nunca hables así, frente a mi esposa ¡ - gritó Rachel empujando con su mano el pecho de Finn, Quinn estaba muy confundida.
"Nunca terminaste del todo con él"
"Ella te pone en un pedestal, te perdona todo"
Sonaron fuertes aquellas sentencias en su mente, por lo que Rachel mirándole decidió cortar todo lazo ahí mismo – a los 16, inicié a amar a Quinn…
- Eso no es verdad, estábamos saliendo…
- No me interrumpas – lo cortó – shhh – diciendo eso varias veces para que se deje explicar – estábamos por ver si funcionábamos, pero yo amaba a Quinn, sólo que no se lo decía y eso le hacía daño, desde ese momento le hice daño, empecé a minar su ser, su confianza, tú y yo habíamos terminado, no se lo dije – Quinn jadeó, no lo sabía y Rachel no se lo había dicho – tú no eres el padre de nuestras niñas – Rachel miró por siacaso a Quinn que negó con la cabeza muy fuerte, su padre de Beth era Puck y de los otros dos, donadores como Sam y Blaine, fertilización in vitro.
Quinn pensó que su esposa debía haber tenido un infierno de pesadilla si estaba así de confundida sobre la paternidad de sus niños.
- Tú no las quieres y no me lo niegues, lo veo en tus ojos – Rachel a Finn sobre sus niñas, él al menos lució culpable, no las quería como un tío o padre, sino como un amigo, alguien distante – los niños son un medio para ti y lo veo en tus ojos, en esa sonrisa, en tu mirada, la que diriges a Quinn, porque si los quisieras, no harías esto, le haces daño a su mami.
- Tú hiciste esto, a nosotros, tú ¡ - le gritó él y Rachel por más que quería decir que no era ella, sino su futura ella, se cayó, no quería confundir más a Quinn y que su punto pierda validez, en su lugar asumió la culpa.
- Lo asumo, joder que lo asumo. Finn mira la realidad, tú tampoco me quieres a mí, te aferras a mí que es distinto, como yo lo hice a los 16 al no recibir mi carta de Nyada y tú al enterarte lo de tu padre, no éramos dos mitades de algo, éramos un lego que buscamos encajar y dar sentido a lo nuestro, luego yo al tener terror de ser un estereotipo andante al igual que tú al creer que sólo me tenías a mí, nos conformamos ambos con el otro.
- Existía un nosotros.
- Tú lo dijiste, existía y fue hermoso, pero ya fue, no lo, es más. No lo traigas de nuevo, ambos tenemos la culpa aquí, mira a cuántos lastimamos, ¿Tú crees que así se ve la felicidad? ¿Crees que se pueda edificar sobre la tristeza más profunda de alguien más? Así no se ve el amor.
- Ni el perdón – soltó él señalando todo ese ambiente y sí que se veía fatal.
- Ni el perdón – lo aceptó Rachel.
- ¿Y si no te perdona, qué?
- Eso no es tu problema – respondió rápido en lugar de Quinn pidiéndole con la mirada que deje explicarse y ella asintió limpiando sus lágrimas, aún sentada en el sofá.
- Terminamos aquí.
- Vete a la mierda ¡, ¿Crees que eres mejor que yo? ¡ - gritó para retirarse emputado pateando cosas.
- No te quiero volver a ver, es por bien mutuo, algún día lo entenderás.
- Vete a la mierda ¡ - gritó de espaldas a ella azotando la puerta de vidrio a la salida rompiéndola.
Es ahí que Rachel también se dio cuenta que no decidir en su momento, provocaría, tanto daño a futuro, a ambos, a los tres, y mucho peor, a los niños, si acaso ver sus caritas al irse fue un indicio súper fuerte.
Rachel se volteó a ver a Quinn que la miraba con demasiadas emociones en su mirar.
Rachel se arrodilló frente a ella, cogió ambas manos suyas y las besó e hizo lo que su futura yo debió haber hecho y aunque ella no fuera su Rachel, era su Rachel y ella era su Quinn y el daño que reflejaba no lo podía tolerar y más al haberlo provocado ella, por lo que Rachel hizo lo que debió haberse hecho, ella le rogó por su perdón, a la par de hacerle saber que si no se lo daba estaba completamente bien, porque el más grande castigo debía de ser de ella.
Más Quinn le enseñó que aún en esa situación, ella era su todo al decir – no existe tú o yo, somos nosotros, nuestros hijos, tú y yo, ellos, es un hogar, Rach y no existe una pieza individual – entre sollozos le explicó en lo que Rachel le iba limpiando su carita con ambas manos.
Rachel le volvió a rogar le perdone, por cosas que ni sabía había hecho ya que no era su realidad, más ella pensó, debía hacerlo y las lágrimas de Quinn así lo comprobaron al romper a llorar. Rachel estuvo ahí, ofreciendo su hombro para ella y su corazón para contener el suyo a la par que pensaba – si en mi realidad hago todo bien, Quinn jamás llorará así por nadie, mucho menos por mí, si yo puedo evitarlo.
Rachel se quedó ahí mismo por lo que parecieron horas, no que fuera pesado, para nada, sino lo que le destruía a ella, era ver así a Quinn por ella.
Quinn siguió sollozando y hablando entre ello, sacando todo el pesar de su corazón y mente hasta que dijo algo que Rachel creyó improbable – tú no me tocas más, hace meses que no me tocas – con lo que Rachel jadeó, aquello le parecía impensable, incluso a sus 16, en su realidad, no podía ni estar 5 días distanciada de Quinn, ahora meses, imposible, por lo que se separó un poco y miró a Quinn, realmente la miró, ella era un ángel ante sus ojos.
- No me mires así, me veo horrible – pidió a sus ojos estar rojos e hinchados del llanto.
Tres cosas pasaron por su mente.
1. Quinn es lo más bonito y perfecto que podría tener el placer de elegirla, como aterrizar algo que no es de éste mundo.
2. A la mierda con su promesa de no tocar a Quinn de esa realidad, pensado que sería el error más grande de su vida no hacerla sentir amada como se merecía, si ella le daba el honor de poder hacerlo.
3. La sola idea de no llegar a tener esa realidad, un matrimonio con ella y tres niños, sería el más grande error de su vida con lo que no podría vivir si no lo tuviera.
Por lo que en ese momento exacto se juró, decir y hacer sentir a Quinn, esa Quinn, su Quinn adolescente, Su Quinn, la de todos los universos que podría existir, muy amada, jodidamente amada, todo el tiempo que estuviese en esa realidad o en cualquiera que podría tocarle revivir.
Rachel se puso de pie, cargando a Quinn por la cintura, que le abrazo, envolviendo sus piernas en su cintura, Rachel subió las escaleras con su esposa a cuestas hacia su dormitorio principal – es por allá – le dijo al Rachel equivocarse y querer ir al dónde amaneció.
- Mierda – gimió al ver lo enorme que era su dormitorio principal, Quinn rió sorbiéndose la nariz diciendo – vaya, sí que debió dolerte mucho la cabeza hoy, ¿Verdad? – preguntó acariciando su cien ante lo despistada que parecía estar su esposa en ese momento.
Rachel la dejó de pie al lado de su enorme cama – lento – le susurró sobre sus labios y Quinn estuvo de acuerdo y así lo hizo Rachel, como si hubiera sido la primera vez que le hacía el amor y descubría su cuerpo, cosa que más o menos era técnicamente.
Repitiendo palabras de amor entre besos y caricias…
"Te amo"
"Estás hermosa"
"Eres el amor de mi vida"
Muchos besitos ricos de por medio – cállate por favor, me harás llorar otra vez – soltó con lágrimas en su mirar, mas ésta vez de felicidad pura.
- Oblígame cielo – le pidió viendo la travesura en su sonrisa, esa sonrisa de lado y su mirada color miel que tanto le hipnotizaba.
Ambas se desvistieron, acariciando cada centímetro de piel expuesta, como quien redescubre a la otra – perfección absoluta – susurró Rachel mientras desnuda igual que su amor, descendía repartiendo besos por su cuerpo, una mano entrelazada a la de su amor, con la otra repartiendo caricias y toques muy sexys con la yema de sus dedos y uñas para luego Rachel ponerse en medio de sus piernas.
- Mierda ¡ - jadeó Quinn por la visión de su esposa en medio de sus piernas – no demoraré – soltó ya sin saber si estaba apenada o qué, pero que para Rachel al mirar sus ojitos y su expresión, fue ahí mismo una jodida obra de arte, una imagen para recordar toda la vida, amor en movimiento.
- Perfecta, ni esa palabra te hace justicia en este momento – soltó antes de sumergir su lengua en su interior, luego sus dedos, logrando hacerla venir una y otra vez de todas las maneras que sabía y en todas las posiciones que encontró cómodas dado lo agotada que estaba su Quinn, el amor de su vida.
Y Quinn a ella, tanto como pudo, siempre ambas con una mano entrelazada o en contacto visual, para dos configurarse en una sola.
Ambas hicieron el amor tanto como pudieron, Rachel procurando acariciar todo de Quinn, sus glúteos, sus senos, cada centímetro de su cuerpo y ya para cuando se encontraba terriblemente agotada, coger los deditos de su pie y hacerla reír con mucha ternura, sobre sus labios, para al final acurrucarse desnudas, turnándose para ser la cuchara grande y chiquita, Rachel poner su rostro entre los senos de Quinn para risa y diversión suya.
Ambas expresarse tanto amor como pudo ser posible hasta altas horas de la noche, ambas sin haberse dado cuenta que Santana vino un par de veces a ver si estaban bien o si ya podían volver los niños.
- Jodidas adorables conejitas – les dijo al llamarles cerca de las 11pm – duerman vestidas, sólo eso les pido – dijo y fue lo único que entendieron del agotamiento que tenían.
Rachel de la misma manera, que cargó a su Quinn para hacerle el amor, de la misma manera agotada o exhausta, la cargó para ir al jacuzzi y asearse, engreírse, ventilar el cuarto, cambiar las sabanas y mantas, Rachel vistiendo a su Quinn y Quinn a ella aprovechando antes de ponerle el pantalón para comérsela, gimiendo ambas.
Ya listas se fueron a dormir, durmiéndose ni bien tocaron el colchón debido a todo el ejercicio.
…
Cerca de las 3am, Rachel al moverse identificó un piecito chiquito contra su abdomen, el de su hijo Daniel, la cabellera larga de su Beth a un lado y la manito de su Bárbara entre la de ella y Quinn, pudiendo notar así que sus tres niños habían sido traídos por sus mejores amigas a dormir con ellas en alguna hora de la noche, con la pareja retirándose al cuarto de invitados luego de eso.
Rachel mantuvo su mirada por un momento como gravando en su mente la perfección misma y lo que sería su más grande meta ahí mismo, tener un hogar con el amor de su vida, con los amores de su vida.
Rachel cerró los ojos creyendo que despertaría y jugaría con ellos, los besaría y diría que los ama con su vida.
…
Sin embargo, se despertó en medio de la calle, bajo el tenue sol, ruidos de coches alrededor, el cemento bajo sus manos, Rachel sintió mucha impotencia y ganas de llorar al darse cuenta había regresado a su tiempo sin poder despedirse de sus niños.
Rachel despertó y corrió hacia Quinn viéndola golpeada en la pista, rompiendo a llorar por lo intenso que estaba sintiendo.
Y cuanto hubiera sido el grado de aquello que cuando Quinn despertó por el golpe, la vio así, casi hiperventilando y más se preocupó ella por su Rachel que por ella misma, ambas lloraron, se besaron y dijeron sendas promesas de amor.
En segundos el terror que sentía Quinn porque la reacción de su madre se pareciera a la de su padre, se esfumó. Judy llegó, las vió y las auxilió, todas fueron al hospital, también los señores Berry.
Muchos exámenes se hicieron a ambas, sobre todo a Quinn dado el accidente, logrando tener ella sólo una mano fracturada y una contusión moderada en su cabeza, fuera de eso, magulladuras y dolor, pero nada grave o roto.
Ese mismo día por la tarde dieron de alta a Quinn después de varias tomografías y estudios, de modo que cuando regresó a su casa, estaba agotada, los doctores dejándola ir, sólo con la promesa de volver en dos días para un chequeo.
…
La siguiente vez que Rachel vió a Quinn, ella estaba adormilada en su enorme cama, se veía tan chiquita en medio de la misma.
Ambas se miraron y se atrajeron como imanes, Rachel al ver que Quinn quería incorporarse aceleró sus pasos, subiendo a la cama, fue a besarle, tan suavemente como deseo hacerlo desde un principio, susurrando "Te amo" tantas veces como pudo entre besos hasta que Quinn lo imprimiera en su cerebro.
Judy antes de ingresar al cuarto supo, algo ocurría ahí, había temas pendientes, por lo que optó por darles tiempo e ir a ver a los Berrys para hablar acerca de lo que sería "Una política de puertas abiertas en ambas casas" ellos muy conscientes de su relación y de cómo iba a evolucionar.
- Somos familia – brindó Judy con ellos y ellos con ella, no había cosa más cierta que esa.
Mientras las chicas se besaban muy tiernamente, Rachel acariciando a Quinn con la suavidad digna del pétalo de una rosa.
- ¿Te acuerdas de lo que me dijiste, antes de salir de aquí?
- Dije muchas cosas y lo siento – se disculpó Quinn.
- No, yo lo siento - Rachel también se disculpó y profusamente antes de añadir – dijiste "Para si no me amas" y "Yo te amo y no pienso parar".
- No quiero que pares – le pidió entrelazando su mano y besándola.
Ambas hicieron el amor, muy suavemente dado el estado de Quinn y a la par sintiendo tan intenso como sólo el amor es posible.
Rachel con la lección aprendida, fijó límites, cortó medias tintas con Finn, esclareció su relación de amigos y nada más, puso como prioridad a Quinn, en el mismo nivel que ella le ponía. Habló también muy detalladamente con ella, para que si por ahí pasaba una omisión suya, cosa que juró no ocurriría, que no se lo deje pasar al amarla, que ella también ponga como prioridad a ella misma, aquello lo repitió muchas veces.
Hablaron largo y tendido, durmieron juntas, se vistieron a regañadientes al Beth querer ir a dormir con ambas, la pequeñita dándole a Rachel ni bien miró primero a su mami herida, su mirada tan aterradora como pudo, como lo que sería su expresión de adolescente, sólo que a esa edad se veía más como una gatita mojada, en obvia defensa de su mami.
Rachel se enamoró inmediatamente de ella, mucho más de cómo ya estaba, de ambas, los amores de su vida, su prioridad, su hogar.
…
Rachel días después se enteraría que su viaje se debió a un experimento de Brittany, quien era una genia y a quien le debía su vida y su felicidad, por lo que le preguntó que recompensa sería apropiada, sin importar el costo – cómprale a Lord Tubbington su jamón y Sany sus palitos de pan y estamos a mano – pidió ella y así lo hizo Rachel, una carretilla llena de esos aperitivos que adoraba Santana, ella lloró de felicidad.
…
Fin.
