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Hola queridos lectores
lamento mucho las demoras por mis fics pero aqui sigo y seguire
esta es la continuacion de Adolescencia espero que les guste :D
gracias por sus hermosos reviews que me alientan a seguir escribiendo :D
dejenme sus opiniones y tambien que fic les gusta mas por favor :D
saludos desde cdmx
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CAPITULO I PRIMER ENCUENTRO
Cuando parece que no deseas volver a reencontrarte con los círculos de vida que se van cerrando de una u otra forma, parece que la vida quiere llevarte de nuevo a donde no se cerró bien algo en tu vida.
¿Qué maldita paradoja no? ¿Cómo es posible que tu destino siempre te lleve a donde no quieres ir? ¿Cómo puede si quiera poder comprender que estas en contra de lo que es? ¿Cómo puede siquiera ser lógico lo que se ha escrito? ¿Cómo saber huir? ¿Huir? ¿Por qué siempre somos tan complejos? ¿Cómo podemos ser lógicos pero seguir siendo complicados?
Maldita cuestión sin respuesta
Maldito destino
Maldita paradoja sin fin….
H.G.P
Si bien habían pasado varios años desde mi partida de Hillwood y no puedo quejarme la vida después de ser una mierda conmigo, se había compuesto de una brillante forma, tuve que decir adiós por supuesto a muchas cosas…bueno la principal…adiós al amor.
El amor que era correspondido pero era necesario
Necesario para mí, necesitaba avanzar y vaya que lo hice.
Sonreí de lado al mirar en una vitrina mi libro publicado, era el tercero.
Había terminado con honores mi carrera de literatura, y ahora dos años después de haber terminado todo comenzaba a rendir frutos.
Por eso dicen que New York es la ciudad de los sueños, claro aquí todo es más posible.
-Helga
Voltee a ver quien me llamaba y me encontré con la agradable sonrisa de mi padre.
-¿Qué haces aquí?
-¿Cómo que hago aquí? Vine por mi libro cariño –Dijo enseñándome un ejemplar de mi libro "El espejo" si parecía un nombre insignificante pero por supuesto las apariencias engañan.
-No pensé que leerías mi libro papa
-¿Bromeas hija? Por supuesto que si y además debes firmarlo ¿No?
Sonreí con dulzura.
Las cosas eran muy diferentes, en mi nueva vida, tuve la oportunidad de tener una familia como siempre desee, mi papa y mama (cielos aun es raro) pero en fin, ambos fueron mi motor para realizar todo.
Además por supuesto de…
-¡Helga! ¡Quiero un helado! –Un pequeño rubio de 7 años me abrazo.
-¿Cuántas veces debo decirte que…?
-Por favor –Interrumpió el pequeño niño mirándome
¿Cómo decirle que no?
-Claro vamos –Mire a mi papa -¿Vienes papa?
-Tengo que volver a la empresa cariño, pero los veo en casa
-Bien –Dije sonriendo mientras tomaba el libro de la mano de mi papa y lo firmaba –No le digas a nadie –Dije bromeando
Bob rio mientras me abrazaba –Nos vemos al rato mis amores
-Claro –El pequeño ya estaba halándome para que fuéramos a la heladería por lo que solo pude agitar la mano despidiéndome de mi papa.
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Un rubio miraba a su novia con una sonrisa fingida, había intentado avanzar como Helga, pero la realidad es que no pudo hacerlo bien, si bien había podido estudiar lo que deseaba por sus excelentes calificaciones fue a una universidad excelente y convertirse en un médico de renombre pese a su corta carrera profesional muchos colegas reconocían su trabajo pero en realidad en lo personal era más que triste.
Es que no sentía que su felicidad fuera completa.
-¿Qué piensas Arnold?
El rubio despertó de su letargo –No en nada
Y es que había recordado a Helga cuando en la mañana mientras veía algunas noticias en la TV anunciaron el libro de una escritora que estaba recibiendo buenas críticas, la cual se llamaba Geraldine Pataki.
Era más que obvio de quien se tratara desde que escucho no pudo evitar recordarla y recordar el dolor que sintió cuando leyó aquel mensaje que lo destrozo y luego de varias cartas enviadas y devueltas, entendió.
Ella no lo amaba.
No com él la amaba.
Y decidió continuar como pudo.
Sus padres fueron un valioso y gran apoyo por supuesto, pero ni con eso pudo sacar a la rubia de su mente, ahora que estaba en la misma ciudad donde se supone que estaba ella, esperaba verla en algún momento pero después de meditarlo se preguntaba ¿para que quiero verla?
Sentía molestia, dolor, coraje y para su desgracia aun amor.
-Vamos Arnold –Llamo la pelinegra que se estaba levantando del lugar
-Voy
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Helga miraba con una sonrisa tierna al pequeño que iba a su lado comiendo un gran cono de mantecado.
Siempre recordaba con cariño a quien le había llamado por años así con su amiga.
Phoebe…hacia mucho que no sabía nada de ella.
Se distancio de muchos, más bien de todos los que la vincularan a Hillwood y a su terrible pasado.
Un pasado que no deseaba recordar.
Sonó su teléfono en ese momento –Espera Jacob –Le dijo al pequeño mientras respondía
-Hola
-Hola preciosa ¿Cómo estás?
-Hola amor –Dijo la rubia sonriendo –Bien ¿Y tú? ¿Ya regresaste?
-Así es cariño y quería ver si podíamos vernos
-¿Ahora? Claro, solo que Jacob esta con… -Miro a su lado pero no vio al pequeño -¡Jacob!
-¿Qué sucede Geraldine?
-No…no está…tengo que colgar, te llamo en un momento
-Espera amor….
Pero la rubia ya no escuchaba
-¡Jacob!
Doblo la vuelta de la esquina y encontró un tumulto de gente.
-¡Jacob! –Grito en cuanto vio que el pequeño estaba en el suelo, al llegar intento revisarlo para ver si estaba bien pero unas manos estaban sobre el brazo del niño.
-¿Se encuentra bien amor? –Pregunto una pelinegra que estaba enfrente
Helga miro al hombre que estaba muy cerca de ella sobresaltándose y quedando sin aire al darse cuenta de quien se trataba.
-Arnold –Susurro sin aliento mientras el rubio también se debatía internamente
-Helga…
