Un amante planeando – fic.

Cap. 1 – Plan ambicioso.

El sudor recorría su espalda, su respiración cada vez era más fuerte y sus estocadas cada vez más salvajes. Odiaba esa situación, pero al mismo tiempo deseaba culminar en la cima del clímax. Era tonto quizás, pero no podía dejar de satisfacerse a costa de su amante.

Tenía el cuerpo de su amante en cuatro, alzado su trasero a la merced de aquel duro miembro que tanto le fascinaba.

Separó con sus manos aquellos glúteos, partiendo salvajemente aquel culo con su duro miembro, profundizando cada vez más aquellas fuertes estocadas.

Su amante no dejaba de gritar su nombre, de jadear, de apretar fuertemente las sábanas sintiendo cómo empezaba a tocar el cielo una vez más. Gimió agudamente su nombre mientras pedía que fuese más fuerte, más duro, más agresivo, más salvaje… mordía fuertemente la almohada como todas las veces que se sentía desfallecer entre sus brazos, el sudor bajaba y recorría cada parte de su piel desnuda, logrando así humedecer las sábanas.

Suspiraba roncamente dejándose llevar por aquel placer embriagante. Sentía como aquella cueva húmeda y profunda apretaba cada vez más a su erecto miembro, haciéndolo perderse entre su excitación y su lujuria… Jamás imaginó estar en aquella situación, pero había aprendido que el mundo daba muchas vueltas…

Hace muchos meses él nunca se imaginó que sucedería algo como eso, que estaría en esas condiciones y menos con la persona con la que ahora se encontraba fornicando, pero la egoísta vida había decidido por él.

Para su amante, el que él haya accedido ante sus encantos fue una grata y excitante sorpresa.

Gruñó placenteramente su nombre al sentir explotar su orgasmo, y temblorosamente se dejó desfallecer sobre la cama…

Su amante dio unas cuantas embestidas más y se derramó dentro de su protección, y pronto salió de él un tanto asqueado.

Como todas las veces en que fornicaban, después de tener su encuentro sexual, el rubio siempre terminaba regresando de golpe a su realidad un tanto aborrecido consigo mismo, pero en cierta forma satisfecho por haber cumplido sus deseos más bajos.

− ¿Qué pasa? – Preguntó el azabache al ver que el rubio se paraba de la cama, donde segundos antes habían apagado las llamas de su excitación. – ¡Naruto te estoy hablando! – Exigió como todas las veces, sin embargo el rubio solo lo ignoró. − ¡Tks! ¡Maldita sea!, ¡¿Qué no puedes hablarme?! – Exigió exasperado.

− Iré a darme una ducha. – Dijo después de quitarse su protección y tomar su toalla. – Es mejor que te vayas. – Comentó sin voltearse. – Tu esposa te espera. – Sentenció.

− ¿Por qué tenías que recordármela? – Cuestionó furiosamente el azabache. − ¡Es una inútil! ¡Una estúpida! ¡La odio! No soporto esa actitud de ingenua, de santa, de… de… ¡Mosquita muerta!

− ¡Basta! – Exigió el rubio. − ¡Estoy harto de que hables así de ella, si no te gusta entonces divórciate! – Sugirió el rubio cansado de los comentarios del azabache.

− ¡¿Cómo rayos quieres que me divorcie, si no me ha dado motivos para hacerlo?! – Cuestionó muy molesto el de ojos negros. − ¡Es tan ingenua, tan casta! Tanto que si quiero que tenga un amante, ¡Tendría que conseguírselo yo mismo! – Exclamó desesperado y pronto analizó sus palabras. – Un momento… ¡Eso es! – Dijo ante la mirada incrédula del rubio. − ¡Tengo que conseguirle un amante para que se involucre con ella! – Decía muy emocionado por su pronto plan. − ¡Solo así podré demandarla por adulterio y pedirle el divorcio!

− ¡Un momento! – Interrumpió el rubio. – No entiendo por qué tienes que ir tan lejos… − Comentó pensando que el azabache ya se había vuelto loco con lo que decía − ¿Por qué no solo le pides el divorcio y ya?

− ¿Qué no entiendes? – Cuestionó molesto. − ¡Nos casamos por bienes mancomunados!, si le pido el divorcio y ella accede quedaremos igual, pero si la demando por adulterio… ¡La mayor parte de las acciones de la empresa quedaran a mi nombre! – Comentó un tanto alegre el azabache.

− ¡Suena muy lindo! – Dijo sarcásticamente el rubio, no creyendo lo que escuchaba. – Me pregunto quién será el idiota quien hará ese trabajito… − Decía esperando una respuesta del azabache, sin embargo esa respuesta nunca llegó y pronto posó su vista en él, quien le sonreía descaradamente, entendiendo que significaba aquel curioso silencio. − ¡¿Qué?!…. ¡No, eso sí que no Sasuke!

− Naruto…

− ¡No, ya dije… no! – decía desesperado.

− ¡Por favor, necesito a alguien de mi entera confianza! – Pidió el azabache.

− ¡No!

− ¡Entiende!

− ¡No… además ella ni me conoce! – Replicó pensando que con eso el azabache desistiría.

− ¡Mejor aún! – Exclamó. – Ella no sospecharía de nuestro plan… ¡Por favor, Naruto! – Rogó una vez más el pelinegro − ¡Hazlo por nosotros, una vez que me divorcie seré libre Naruto! ¡Nos iremos a donde sea… con tal de que no nos encuentren! – Dijo desesperado.

El rubio veía la cara de súplica del azabache, bien era cierto de que Sasuke daría la vida por él… Naruto no tenía ninguna queja de su cariño y a pesar de haberlo tratado mal las veces que pasaron juntos, el azabache no había pedido nada a cambio, hasta ahora… analizando sus palabras, quiso que todo fuera diferente… hasta en el hecho de poderle corresponder bien a quien siempre lo amó… su amigo de niñez y ahora su satisfacción personal, su amante.

− No pierdo nada… ¿Cierto? – Dijo más para sí que para el azabache, quien empezaba a sonreírle satisfactoriamente − ¡Esta bien!… lo haré – Sentenció pensando que solo por una única vez podría hacer feliz a la persona que siempre dio todo por él…

Continuará…

Si les gusta, háganmelo saber en los comentarios para así darle prioridad a la continuación. Ya que tengo otros fics en puerta y las continuaciones reeditadas de las demás. ¡Gracias por leer y no me maten las Fujoshis, este es un fic NaruHina! :'o

Los personajes son de Masashi Kishimoto.