Una sacerdotisa en Twisted Wonderland
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"El día de tu muerte sucederá que lo que tú posees en este mundo pasará a manos de otra persona. Pero lo que tú eres será tuyo para siempre"
- Henry Van Dyke.
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Prólogo:
"El comienzo"
- "Oye, ¿Ya lo escuchaste? Está sucediendo un caos en el templo de la familia Nakamura".
La joven de cabello albino no paraba de correr entre calles y veredas del pueblo como alma que es llevada por el diablo, no debía perder ningún segundo del apreciado tiempo.
- "Escuche de alguien confiable decir que dejaron caer un incienso prendido por error".
Ella sabía muy bien que esto no se trataba de un simple error de algún sacerdote o aspirante novato. No había forma de que los rumores fueran ciertos, simplemente es algo ridículo de creer si te lo cuestionas muy bien.
- "¡¿Alguien ya ha llamado a los bomberos o paramédicos?!"
La mirada carmesí luchaba por no derramar ni una sola lágrima, no era el momento de llorar sobre la leche derramada, debía enfocarse en llegar lo más rápido posible.
- "Imposible... los sacerdotes no dejarán entrar a cualquiera que no sea de la familia o aspirante a ser sacerdote y sacerdotisa".
el templo la necesitaba... su familia la necesitaba.
- "A este paso si nadie hace algo, toda la gente del santuario podría morir"
La joven entre empujones y esquivar a la gente acumulada a las afuera de la muralla del templo logra llegar a la entrada entre los guardias Yamabushi y las puertas del muro.
- "¡Que alguien detenga a esa joven, va a entrar al templo!"
Ignorando el bullicio de la gente de afuera, la joven ingresa a toda velocidad mientras que de sus pertenencias saca sus sagrados pergaminos O-fuda y su rosario juzu.
Los santuarios estaban repletos de un fuego azul sobrenatural que poco a poco convertían en cenizas su apreciado hogar. Esto solo significa una cosa. Alguien había intentado hacer un exorcismo y durante el proceso algo tuvo que haber salido mal.
- ¡Señorita Nakamura, por aquí! - Gritó uno de los empleados del templo, La albina sin duda alguna corre hacia el pobre hombre de avanzada edad. - ¡Esto es terrible! ¡Hay llamas por doquier, intentamos apagar el fuego, pero todo fue inútil! ¡A este paso todos vamos a...-
- ¡No pierda la calma! - Exclamó la joven en un intento de calmar al pobre señor asustado - Hay que priorizar primero a evacuación de los aprendices y los trabajadores del templo. -
-S-Sí, señorita Nakamura.
-Bien, salga con mucho cuidado por la puerta principal- Esta vez hablo de manera suave, pero manteniendo aun la firmeza de su voz. - ¿Dónde están los sacerdotes?
-Están en el pabellón principal.
-Muy bien, voy para allá... Cuídese mucho señor Sato- Se despidió la joven emprendiendo marcha hacia al lugar de los acontecimientos.
-Buena suerte... Señorita Shiori-. Rezó el hombre esperando a que toda esta pesadilla terminara.
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Shiori con un fuerte empujón abrió las puertas del pabellón principal revelando el espantoso escenario digno de una película de horror; había muchos cadáveres en plena combustión que ya habían desfigurado por completo lo que alguna vez fueron unos honorables sacerdotes Onmyôji, otros aún se retorcían en el suelo del dolor clamando piedad para que su tormento desaparezca y los restantes seguían manteniendo aun una formación para mantener a raya el origen de todo este desastre. Un hombre adulto que emana entre una especie de aura negra fusionada con llamas azules.
- ¡¿Qué haces aquí Shiori?! - Gritó uno de los sacerdotes más joven del grupo. - ¡Es peligroso que te quedes aquí con nosotros!
- ¡No pienso abandonarlos en un momento así hermano Koichi! - La chica se ubicó en medio la formación de sacerdotes mientras dejaba los pergaminos sobre un costado del suelo y entrelazaba sus manos junto con el rosario - ¡Van a necesitar de mi ayuda les guste o no, o de lo contrario todos sus esfuerzos habrá ido en vano! - Sin perder el tiempo Shiori empezó a dar murmurar rezos con fulgor y proeza. -
Su hermano espiritual entre chasquidos y maldiciones silenciosos tuvo que resignarse a dejar que su hermana continuará con su ritual. No debían despistarse en un momento tan crucial como este.
-Ya sabes lo que tienes que hacer- Instruyó el joven nuevamente enfocando toda su concentración y mirada sobre la pobre alma que se encuentra luchando y gritando por liberarse de dicha energía oscura.
-Ya lo sé hermano Koichi.
Los pergaminos a un lado de Shiori empezaron a emanar un brillo tenue a su vez que empezaban a levitar formando un círculo perfecto alrededor de la joven.
- "Puedo sentir la energía de mi entorno..."-. Pensó la joven ojicarmesi mientras continuaba con sus cánticos. -"Debo concentrarme en usar mi energía espiritual para proteger a mis hermanos, solo así ... poder exterminar a este ente demoníaco".
El brillo de los pergaminos se intensificaba más al pasar de los segundos. La albina empezó a proteger a sus hermanos a través de dichos papeles que ahora volaron hacia el frente de cada sacerdote aún vivo como símbolo de protección.
- "Proteger, sellar y purificar... Proteger, sellar y purificar..."-. Se repitió mentalmente los pasos del exorcismo esperando a que los sacerdotes le den la señal para poner fin a este ritual.
- ¡Shiori ahora! - Grito el joven Koichi.
Sin perder tiempo ella toma uno de los pergaminos restantes de su alrededor y lo lanza hacia el hombre en plena combustión.
El sello ha sido anclado con existo ya que el hombre se quedó quieto, pero al mismo tiempo tenso como si hubiera una especie de cuerda invisible rodeando su cuerpo.
La joven se levanta del suelo, corre hacia el hombre poseído y extiende su brazo derecho dejando mostrar el sello del mantra budista OM tatuado en la palma de su mano y entonces... un momento de silencio reino en el lugar.
Podía sentirse una gran tensión en el aire tan densa que incluso el tiempo del mundo parecía que estuviese transcurriendo demasiado lento, como si de una cámara lenta se tratará. Solo dejando en puesta de escena los pensamientos de una joven que va directo hacia lo que muchos pueden llamar el punto de no retorno y a su vez una segunda voz que nadie de los presentes podía escuchar.
- "Dioses todos poderosos, les pido que laven y purifiquen con su sangre a este noble ser de su creación..."
- "Ahh... mi quería amada..."
- "Cuerpo, espíritu y alma..."
- "Una encantadora y noble flor del mal..."
- "Que de vuestras sangres purifique su interior, su cerebro, sus células, su mente, su pensamiento, su imaginación, su memoria, su entendimiento y su voluntad..."
- "En verdad, eres la más bella de todas..."
- "Ningún ser de oscuridad tiene derecho a tocar su interior..."
- "Espejo, Espejo en la pared..."
"Limpia cualquier impureza, infestación, daño o mal, causado por este siervo de la penumbra"
- "Muéstrame quien es ella..."
"Como su fiel sierva, ayúdenme a realizar este milagro de la mano y obra de su grandeza"
- "Los que son guiados por el espejo de la oscuridad..."
"Porque es suyo este poder que lleva la antorcha de la alegría, paz, salud y amor"
- "Mientras tu corazón lo desee..."
- "En el nombre de todos los dioses..."
- "Toma la mano que aparece en el espejo..."
- "Yo te exijo de abandones el cuerpo de este pobre hombre..."
- "Para mi... para ellos... Para ti..."
- "Y te ordeno que regreses al infierno"
- "Todos nos estamos quedando con muy poco tiempo..."
La mano de la sacerdotisa hizo contacto con la frente del hombre flameado y de repente la voz femenina vociferó.
- ¡Purificación Divina! ¡Zen!
Con la fuerza de su dulce voz y la firmeza del contacto de su mano, el tatuaje empezó a emitir una luz cegadora que iba envolviendo, a su paso, el pasillo con dicha luz blanquecina.
Los sacerdotes se cubrían sus ojos esperando el mejor de los resultados. - ¡Está funcionando! ¡La energía demoníaca está desapareciendo! - . Dijo uno de los sacerdotes de más avanzada edad.
El ritual había resultado exitoso.
Todos los presentes de la habitación estaban a punto de por fin darse un respiro de tranquilidad hasta que de la nada el pabellón fue inundado con una gran neblina oscura y con los gritos de dos personas en específico; nadie estaba seguro de lo que estaba pasando en su entorno por la luz cegadora y la niebla que cubría su campo de visión. Entre preocupaciones e impotencia lo único que ellos podían hacer era solo quedarse quietos mientras escuchaban los gritos del hombre poseído y de su hermana sacerdotisa.
- "¡Shiori!". Exclamó con preocupación el joven sacerdote Koichi.
- "Sin importar lo que pase... Nunca debes soltar mi mano"
Una vez finalizado de hablar... todo se oscureció.
Continuará...
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Próximo Capítulo: "El despertar de la extraña joven"
Disclaimer:
Twisted Wonderland y los personajes que lo conforman no me pertenecen, el maravilloso diseño son de la mano y obra de Yana Toboso. Bajo la dirección y esfuerzo de Disney Japan y Aniplex. De lo único que soy creadora es de nuestra protagonista Shiori Nakamura.
Puede que haber una pequeñísima falta ortográfica, pero en lo general espero que les guste la historia a la par que van saliendo los capítulos.
Esta es mi primera historia tipo fanfic que me animo a publicar así que daré lo mejor de mi.
