Un Amante Planeado - Fic

11:40 am.

Miró por unos segundos su reloj de pulso y luego volvió a caminar por aquellas calles concurridas. Odiaba saber que el tiempo estaba en su contra, pues los minutos cada vez avanzaban más rápidos que el anterior. Odiaba pensar que en solo algunas horas estaría frente a su nuevo destino… un estúpido destino creado por su amante más fiel.

Cap. 3 - Conociéndote.

Hinata salía del centro comercial con varias bolsas colgadas de sus frágiles brazos.

Esa noche sería especial, esa noche conocería al íntimo amigo de su esposo y por supuesto, trataría de agradarle para quedar bien con él y con Sasuke. Siempre había escuchado hablar de él, del misterioso Naruto Uzumaki y ahora tendría el gusto de conocerlo… ¿Cómo sería?

Cruzó la calle con la finalidad de llegar hasta su coche, sumida entre sus pensamientos escuchó el sonido de su celular dentro de su bolsa de mano y buscó. Distraídamente buscó para hallarlo y contestar, más no se dio cuenta que estaba parada a media calle.

El sonido del claxon de un camión alertó sus sentidos.

- ¡CUIDADO!

Lo último que supo fue que alguien la había embestido con su cuerpo, haciendo que fuera empujada hacia el otro extremo de la carretera con aquella persona para proyectarse contra su auto. Las bolsas que cargaba se le resbalaron de los brazos esparciéndose sobre el pavimento, todo lo que había comprado para la cena de esa noche yacía regado sobre la carretera.

- ¡Estás estúpida o que! - La fiereza de esas palabras provenían de su salvador.

Hinata alzó la mirada asustada y se encontró con aquellos ojos furiosos que la veían sin compasión.

- Y-Yo… - No podía articular alguna palabra coherente, aquella persona la intimidaba, además de caer en cuenta que pudo haber muerto por una imprudencia de su parte.

Aquel tipo frunció aún más su ceño.

- ¡Que estúpida manera de matarte! - Exclamó fastidiado y pronto la empujó para alejarse de ella.

- Y-Yo no… - Hinata no pudo concluir su oración, pues aquel hombre ya se había ido, dejándola con la palabra en la boca. - Perdón… - Susurró tristemente sintiendo más patética a cuando hacía algo mal para enfurecer a Sasuke. - Gracias. - Murmuró viendo por donde se había perdido su salvador.

Muchas personas empezaron a murmurar al ver aquella escena y Hinata sintiéndose avergonzada, empezó a recoger algunos productos que aún servían para meterlos nuevamente en sus bolsas de plástico.

Ese día le empezaba a ir muy mal a Hinata y si Sasuke se llegara a enterar, seguramente le reclamaría lo estúpida que había sido… tal cual aquel tipo lo había hecho. Un nudo en la garganta empezó a formársele, aquellas palabras dichas con tanta furia hicieron dañar su frágil alma.

. • . • .

Naruto caminaba calmadamente por un parque, metió sus manos a los bolsillos de su pantalón negro de vestir y suspiró una vez más para despejarse de aquel recuerdo. Aquella mujer tonta lo había alterado y por si fuera poco, ni siquiera le había dado las "gracias", típico de mujeres hermosas que se creen que lo valen todo simplemente por su belleza. Bufó por unos instantes.

¿Para qué la había salvado? Hubiera sido mejor verla morir atropellada por aquel camión de carga… tal vez se lo merecía, tal vez era una de esas tantas mujeres bellas que engañaban a sus esposos, y se apresuraban a contestarle el celular a su amante.

Sonrió irónicamente, si no hubiera intervenido tal vez otro estúpido la habría salvado o tal vez tendría una escena espectacularmente sádica para recordar.

Sonrió una vez más tocándose la frente con una mano mientras movía la cabeza negándose. Aún era un imbécil que se preocupaba por los demás, su mismo instinto se lo había aclarado hacía unos momentos…

. • . • .

Ya anochecía y Sasuke salió a la misma hora del trabajo, pero prefirió quedarse una hora más para que tanto Naruto como Hinata se conocieran. Su plan era simple y perfecto. Nada podría salirle mal, él amaba a Naruto y casi podría jurar que el rubio le tenía el mismo afecto.

Se inclinó en su silla y giró para ver la ventana de cristal que estaba detrás de su escritorio… una hora podría pasar muy rápido.

. • . • .

Naruto llegaba a dicha dirección dada por Sasuke. Ya sabía lo que debía de hacer… portarse amable y seductor ante la esposa de su amante; enamorarla si fuera preciso desde el primer instante.

Llevaba una botella de vino tinto consigo y tocó el timbre de la puerta. Se verificó una vez más su atuendo, un traje gris, zapatos negros y una camisa negra manga larga a juego, los tres botones de arriba de la camisa estaban desabrochados, dejando ver un poco de su pecho canela.

Miró su reloj mientras esperaba a que le abrieran, las manecillas marcaban 8:05 pm., solo llevaba cinco minutos de retraso y seguramente Sasuke ya debía de estar impaciente por su llegada. Volteó hacia los lados, distinguiendo las casas continuas de aquella zona residencial.

La puerta se abrió despacio, dejando ver a una hermosa mujer tras de ella.

- ¿S-Sí? - Conocía aquella voz… era muy similar a la de la mujer que había salvado esa misma mañana. Lentamente se volteó, encontrándose con aquellas perlas expectantes… no podía ser cierto.

- ¿Sasuke Uchiha? - Articuló un tanto sorpresivo mientras la detallaba para verificar si era ella. La miró de abajo hacia a arriba, grabándose sus altas zapatillas negras, pasando por sus pantorrillas de porcelana hasta llegar a sus rodillas, las cuales ya eran cubiertas por aquella falda negra que se pegaba celosamente a sus muslos, hasta delinear perfectamente sus caderas y su vientre plano para terminar en esa estrecha cintura, una cintura que era capaz de amoldarse perfectamente al cuerpo de su amante. Su blusa halter color violeta con escote v, no era lo único que le provocaría a cualquiera querérsela quitar… si no la forma en que ésta se amoldaba perfectamente a sus pechos, perdiéndose el amarre detrás de su cuello, un cuello que le provocaría a su amante mordérselo delicadamente hasta hacerla temblar, y gemir mientras compartían desenfrenadamente su unión. Recorrió su cara, el pelo lo tenía agarrado en una coleta alta, dejando su flequillo y dos mechones largos que caían alrededor de su fino rostro. Sus labios estaban ligeramente abiertos pintados de un rojo pálido, sus mejillas ruborizadas, su pequeña nariz, sus ojos… - ¿Se encuentra? - Por un momento se sintió descubierto al mirarla a los ojos.

Hinata no entendía por qué aquel sujeto le resultaba conocido, hasta que vio con atención como él se le quedaba mirando… se sentía desnuda ante él y pronto su pensamiento la hizo sonrojar, hasta toparse con aquellos ojos azules, mismos azules que la habían mirado furiosos en la mañana al salvarle la vida… debía de ser una broma, pero no lo era.

- Él a-aun no llega. - Declaró tímidamente encogiéndose de hombros; cosa que el rubio reconoció perfectamente y suspiró con pesar. Ella era la estúpida que había salvado en la mañana de ser arrollada y que ni las gracias le había dado. Esa mujer era la esposa de Sasuke a la que debía de conquistar y a la que debía de seducir. ¿Pero cómo? Ya se habían conocido de una forma no muy grata en la mañana. El estúpido había sido otro. - ¿N-Naruto Uzumaki? - Preguntó la ojiperla un tanto nerviosa, pues también ella lo reconocía como su salvador y agresor.

- El mismo. - Se limitó a contestar el rubio sin ninguna expresión. Hinata Hyuga podría ser una mujer atractiva, podría gustarle a cualquiera y hasta podría hacer que la desearan con tan solo verla… menos él.

- Pase. - Hinata se hizo a un lado y Naruto entró en aquella casa acogedora, viendo curiosamente por los alrededores… ¿Ahora qué haría para que el plan funcionara?

- P-Puede sentarse si gusta. - Hinata señaló el mueble de la sala, cosa que el rubio pasó de desapercibido solo para voltear a verla.

- Tú y yo ya nos conocimos. - Declaró secamente buscándola con la mirada, sin embargo Hinata bajó la cabeza avergonzada.

- S-Si. - Musitó cohibida.

- Tú eres la estúpida a la que estaban a punto de atropellar. - Dijo con una sonrisa irónica.

Hinata alzó la vista sorprendida por lo que le dijo aquel rubio, y clavó sus perlas en aquellos zafiros que parecían retarla en su propia casa.

- N-No me vuelva a hablar a-así por favor. - Pidió llenándose de valor, pues él la había humillado en la mañana y no permitiría que un extraño la volviera a insultar.

- ¿Ah no? - El rubio no pareció intimidado. - ¿Y cómo quieres que le llame a una tonta que se para a media calle a contestar su celular?

- ¡E-Estaba distraída! - Respondió automáticamente.

- ¿Distraída? ¿Por qué? - Desafió maliciosamente.

- ¡E-Eso a usted n-no le incumbe! - Exclamó Hinata valientemente.

Naruto sonrió hacia sus adentros, tal parecía que aquella mujer no era tan dulce y tímida como su amante se la había descrito.

. • .

La discusión cesó y el rubio se sentó sobre el sofá de la sala, aún sosteniendo aquella botella de vino.

Sasuke no llegaba y Hinata cada vez se sentía más incómoda con aquel tipo que estaba sentado frente a ella. Entrelazó sus manos sobre sus rodillas y vio varias veces en dirección hacia la puerta. El rubio solo se limitaba a observar aquella botella de vino, como si fuese lo más interesante mientras se debatía internamente. ¿Ahora cómo le haría para conquistarla? Su plan se fue al caño desde que la vio parada detrás de aquella puerta de caoba.

Suspiró resignado, tal parecía que debía de pedirle unas disculpas por su comportamiento inapropiado.

- Perdón. - El rubio la miró asombrado. ¿Qué pretendía? - Yo… yo n-no debí distraerme y t-tampoco debí contestarte a-así. - Musitó tímidamente con la cabeza baja. - D-Debí darte las g-gracias por salvarme. - Concluyó nerviosamente por cualquier cosa que él pudiera decirle.

- No, el que debería pedirte perdón soy yo. No me porté tan bien que digamos. - Dijo sinceramente haciendo que ella alzara su mirada. - No te sorprendas, estoy hablando enserio.

- G-Gracias. - Hinata le sonrió sutilmente sintiendo que la tensión desaparecía entre ellos.

- Solo no lo vuelvas a hacer. - Declaró el ojiazul ganándose un sonrojo por parte de la Hyuga.

- N-No. - Respondió avergonzada.

Pronto la tensión que había desaparecido momentáneamente volvió a esparcirse entre ellos, sin ningún diálogo aparente del cuál conversar. El rubio puso los codos en sus rodillas y se inclinó hacia adelante, volviendo a mirar curiosamente aquella botella de vino que yacía entre sus manos. Hinata veía hacia la puerta por donde debía de entrar su esposo, pero en ocasiones se dedicaba a detallar disimuladamente a aquel rubio, que se encontraba sentado sobre el sofá de su sala. Debía admitir que él era muy atractivo y que seguramente a más de una tuvo a sus pies, pero portaba una mirada melancólica que solo se podía apreciar si lo veían detalladamente. Volviendo a su atractivo, Hinata recordó cuando él la salvó con su cuerpo, aquel cuerpo que parecía ser atlético, la sensación de su torso formidable pegado al suyo la recorrió entera… ladeó su cabeza despejando todos aquellos pensamientos impuros. ¿Qué le pasaba? ¡Ella era una mujer casada! Y él era el mejor amigo de su esposo. No debía pensar así de él. Quizás sus pensamientos se debían a los años de celibato que tenía a lo largo de su vida y su matrimonio… ¿O era porque su cuerpo empezaba a exigirle algo de lo cual ella no estaba dispuesta a complacer por sí misma?

¡No!

Ella estaba casada y amaba a su esposo.

Volvió a ver al rubio y algo de él se le hizo familiar. ¿Debía preguntarle?

- S-Su nombre… - Vaciló por unos segundos ganándose automáticamente la atención del ojiazul. – L-Lo siento. - Pensó en que quizás no era la mejor forma de iniciar una conversación.

- Habla. - Alentó seriamente el rubio.

- S-Solo que… su n-nombre se me hace conocido. - Dijo tímidamente.

- Quizás. - Soltó el rubio sin preocupaciones. - En realidad me llamo Naruto Namikaze. - Confesó enderezándose en su lugar.

- ¡Namikaze! - Se repitió mentalmente Hinata. Namikaze era el apellido del socio de su padre… Minato Namikaze. ¿Podría ser él su hijo? Naruto vio la sorpresa y la confusión reflejados en sus dos perlas al mirarlo.

- Si. - Contestó como si le hubiera leído el pensamiento. - Soy el hijo de Minato Namikaze. - Con aquella afirmación Hinata quedó más confundida que antes. - ¿Pasa algo? - Preguntó el rubio.

- N-No. - Se apresuró a contestar. - E-Es solo que… nunca te había visto en las reuniones q-que organizaba mi padre. - Declaró tímidamente mientras se frotaba el brazo.

- ¿Fue ahí donde conociste a Sasuke? - Preguntó curiosamente el rubio.

- S-Si. - Hinata se sonrojó rápidamente al recordar aquel día en que le presentaron al azabache.

El rubio no preguntó más y volvió a mirar por tercera vez aquella botella que aún yacía entre sus manos.

- ¿E-Estás casado? - Hinata se maldijo por lo imprudente que había sido, puesto que el rubio clavó sus fieros ojos azules en ella, casi como taladrándola al escuchar dicha pregunta. - P-Perdón, e-es solo que yo… y-yo sabía que el hijo de M-Minato Namikaze se había casado y…

- ¡Basta! - Exclamó el rubio enfurecido. - ¡Eso es algo que a ti no te incumbe! - Dijo cruelmente quitándole la mirada de encima muy frustrado.

Hinata quedó callada analizando sus palabras, ¿Acaso había dicho algo malo para enfurecerlo? El rubio no dijo más, no quería hablar de su fallido matrimonio, pues solo lograba sacar lo peor de él al recordar detalle a detalle todo el engaño de Sakura.

Hinata ya había perdido la cuenta de cuantas veces miró hacia aquella puerta con las ansias de que su esposo llegara y quitara toda la tensión que se había formulado alrededor de ella y su rubio amigo. Naruto trató de mirar su botella de vino, pero de momento no le pareció de lo más interesante, obligándose a mirar a aquella mujer que tenía enfrente, suspiró cansadamente y miró hacia la misma dirección que ella veía.

- Estuve casado. - Por alguna razón misteriosa habló. Hinata volteó a verlo curiosamente y aunque tenía otra pregunta en la punta de su lengua, se dijo que lo mejor era dejarlo así. - Dime. - El rubio se había dado cuenta de su curiosidad.

- Y ella… ¿E-Ella dónde está? - Preguntó temerosa por su reacción.

- En el infierno… en donde debería de estar. - Contestó rencoroso. Hinata se preguntó internamente ¿Qué quería decir con eso?, pero prefirió quedarse callada. El rubio suspiró con frustración al verla dudosa, obligándose a continuar. - Está muerta. - Declaró sin mirarla.

Hinata se sorprendió por su respuesta y pronto lo relacionó con su primer comentario.

- D-Debiste amarla mucho. - Murmuró con miedo esperando a que el rubio se exaltara, sin embargo no lo hizo, sólo se le quedó mirando fijamente.

- Por qué lo dices. - Más que pregunta aquello sonó como una orden que debía de cumplir la ojiperla con contestarle. Hinata juntó sus dedos y jugó con ellos con nerviosismo por tener la mirada del rubio clavada en ella, miró hacia el piso con el fin de protegerse de su intensa mirada azulina.

- S-Sólo alguien que ama p-profundamente… p-puede odiar de tal manera c-como tú lo haces. - Sonrió tímidamente.

El rubio se vio descubierto ante ella. Pero… ¿Cómo? ¿Cómo podía analizarlo perfectamente con tan solo conocerlo a escasos minutos? ¿Cómo podía ver a través de él?

Cuando Hinata lo miró directamente a los ojos con aquella sonrisa tímidamente dulce, él apartó la mirada de ella sintiéndose tan frágil y avergonzado, sin ni siquiera podérselo negar.

- ¿Y cómo te trata Sasuke? - Prefirió cambiar de tema cuando su mirada se topó con la puerta principal de aquella casa.

- B-Bien. - Contestó Hinata sonrojándose y con una humilde sonrisa. - Él es muy p-perfeccionista. - Confesó con tranquilidad. - S-Se preocupa mucho por mi… m-me quiere. - Naruto giró bruscamente la cabeza y con el ceño fruncido, ella lo engañaba y no creía ni una pizca de lo que le decía, pero en cambio se encontró con una sonrisa muy optimista a su parecer, y un brillo particular en sus curiosas perlas al hablar de él, su esposo. La veía hablar y hablar, pero no podía comprender ninguna palabra, ese brillo y esa sonrisa lo habían hipnotizado, transportándolo en sus más íntimos recuerdos. - Yo… y-yo lo amo. - Concluyó haciendo que sus mejillas se sonrojaran, sintiéndose golpeado por aquella confesión.

Naruto experimentó lo que por primera vez se podía interpretar como "celos".

No por Sasuke, no por la mujer que estaba conociendo y que tenía enfrente. Si no al amor que ella le profesaba a su esposo, un amor puro y sin convicciones, un amor que era capaz de cegarse con las cosas buenas y dejar de lado las imperfecciones… entonces recordó a Sakura.

Recordó aquel momento en que se había quedado dormido sobre su regazo, y al despertar se encontró con aquel rostro angelical que le sonreía plácidamente feliz, y le miraba con el mismo brillo que Hinata portaba al hablar de Sasuke. Recordó sus ojos jades y sus caricias…

¡Qué bien lo había engañado!

Y si de algo debía de tener presente es que él le profesaba el mismo amor a Sakura, del que le profesaba Hinata a Sasuke… un amor que murió a manos del engaño y la traición convirtiéndolo en odio puro.

- ¿S-Sucede algo? - Hinata preguntó temerosa por lo que le pasaba al rubio.

Sin darse cuenta Naruto había empuñado sus manos, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos, una ejerción más de fuerza y la botella se habría quebrado. Cuando la escuchó hablar Naruto aterrizó en su realidad. Una realidad que le decía que Sakura estaba muerta junto con su amante y aquel fruto que no llegó a darse; una cruel realidad que le gritaba que él era el amante del esposo de aquella pobre mujer… una realidad que lo atormentaba con aquel retorcido plan.

Naruto suspiró hondamente para calmarse, le era claro que todo aquello le resultaría muy difícil.

Unas llaves tras la puerta principal llamó la atención de ambos, el cerrojo cedió y la chapa giró hasta que la puerta fue empujada y se abrió, dejando ver a su paso a un azabache con una media sonrisa sobre sus labios.

- ¡S-Sasuke-kun! - Dijo Hinata parándose rápidamente de su lugar para recibirlo con una deslumbrante sonrisa. Naruto la imitó con solo ponerse de pie mientras veía al susodicho.

- Pensé que ya habían empezado sin mí. - Comentó ensanchando aún más su sonrisa que solo era dirigida hacia el rubio sin ningún descaro. Naruto se sintió incómodo por primera vez, se obligó a apartar la mirada de Sasuke y miró por el rabillo de sus ojos hacia Hinata. Ella sonreía sin percatarse de lo que pasaba entre su esposo y su amigo. Sasuke notó el nerviosismo de Naruto y suspiró, ya habría tiempo para hablar con él. - Hinata. - Llamó el azabache fríamente. - ¿Por qué no vas sirviendo la cena?

- ¡C-Claro! - Respondió obedientemente saliendo de la sala para dirigirse hacia el cuarto de cocina.

Naruto la vio alejarse y Sasuke no desaprovechó la oportunidad de estar solos y aproximarse hacia su rubio.

- Te extrañé. - Confesó el azabache abrazándolo por detrás. Naruto se tensó por unos momentos pero el azabache no hizo caso, recargó su mentón sobre el hombro del rubio y se aferró más a él.

- Tu esposa podría vernos. - Murmuró el rubio para quitárselo de encima.

- ¿Y qué tiene? Sólo te estoy abrazando. - Respondió tan descaradamente depositando un tierno beso sobre el cuello del ojiazul.

- El plan podría venirse abajo. - Tembló por unos instantes al sentir el jugueteo de su amante. – Y tú podrías ser el demandado. - Sasuke sonrió con gozo al pensar que el rubio se preocupaba por él y pronto volvió a besarlo, pero esta vez utilizó su lengua para saborear su cuello. Naruto volvió a temblar, no por satisfacción o por excitación, si no por sentirse impotente.

- No le habrás contado de Sakura a Hinata… ¿Verdad? - Sasuke se alejó del rubio.

- Recuérdame por qué no debería de hacerlo. - Respondió irónicamente el ojiazul.

- ¡Sabes que si Hinata se entera de la existencia de Sakura formará una barrera entre ustedes! - Dijo el azabache un tanto irritado. - Ella es muy cursi respecto al… amor. - Lo dijo con asco, y suspiró cansado por tener que repetir las palabras que ya había dicho con anticipación en el departamento del rubio.

- Esto es un regalo para ustedes. - Extendió la botella de vino hacia Sasuke y el azabache lo agarró, no entendiendo a qué venía el cambio de tema.

Naruto se metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y suspiró cansadamente. La conversación con Hinata se le había salido de las manos, y no cabía la menor duda de que el plan sería más difícil a cómo lo tenían contemplado.

Continuará…

¡Muchas gracias por seguir este fic!