Lo que Nadie le(s) Dijo
Por: Escarlata
Precure pertenece a Toei, el plot es mío
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Parte 15 Con un Beso de Esos
Nadie daba crédito a lo que acababa de pasar. Las campeonas del torneo pasado, el rudo equipo de talentosas, altas y fuertes jugadoras que eran capaces de meter hasta diez puntos en un partido, fue masacrado por el equipo local. El marcador y sus enormes números blancos mostraban un 5 – 0 que nadie podía ignorar. Las visitantes estaban desechas y con su orgullo en el suelo, las locales festejaban con gritos y saltos, bruscos abrazos y felicitaciones a su mejor goleadora: Misumi Nagisa, y también a la talentosa portera que bloqueó como campeona todos los poderosos tiros de sus oponentes. Tres de los cincos puntos anotados fueron cortesía de Nagisa, el otro fue de Katsuko y el último y para rematar fue de la capitana. Hicieron un trabajo en equipo excelso.
Ahora que habían subido la barra de interés del resto de sus rivales y también de las expectativas propias, el equipo debía esforzarse mucho más. La noticia de la derrota de las campeonas se correría más pronto que tarde. Pero eso ya lo verían en la semana, lo que tocaba en ese momento era celebrar y todas estaban listas para ir al restaurante que la entrenadora había reservado. Antes que otra cosa, Nagisa tenía que hacer lo suyo yendo a saludar a su novia antes de reunirse con las demás en los vestidores, Katsuko la acompañó porque también tenía algo importante por hacer.
"¡Nagisa, estuviste fantástica!" Exclamó Honoka con emoción mientras tomaba las manos de Nagisa, que al ya no tener sus guantes puestos, le permitía sentir sus manos calientes. Esas poderosas manos capaces de lanzar tiros como si de un cañón se tratase, eran las mismas manos que ella sabía eran increíblemente gentiles y cálidas. Suspiró de manera poco discreta. Ganas no le faltaban de besarla pero toda la atención del público estaba en las chicas, especialmente en la jugadora número 7 del equipo. Su preciosa Nagisa.
"La verdad estaba muy animada, por eso me esforcé", dijo Nagisa con una sonrisa tonta, entre risas y con un sonrojo que fácilmente podía ocultar con la agitación y el cansancio del exigente partido. No había necesidad de decir que fue por la foto que despertó con mucha energía y toda esa energía le sirvió para correr como nunca antes. "Gracias por venir, Honoka", dijo con alegría. Enseguida miró a Yuriko. La chica le agradó mucho apenas la conoció. "Y gracias a ti también por venir, ¿te gustó el partido?" Preguntó, sonriente.
"¿Bromeas? ¡Fue grandioso!" Exclamó Yuriko, contagiada de los ánimos del público. "Nunca pensé ver a alguien correr tan rápido, fue un gran partido, lo hicieron genial", dijo, ahora dirigiéndose a ambas jugadoras. Tuvo que ajustarse las gafas más de una vez para seguir la acción y no perderse ningún detalle del partido, ¡eran tan rápidas!
"También nos ayudó mucho la comida que nos trajeron, gracias", fue el turno de Katsuko de hablar. Aunque no sabía los detalles, estaba más que al tanto de que Yukishiro Honoka era la culpable del estado eufórico de Nagisa. "Y muchas gracias por venir, en serio", agregó, mirando específicamente a Honoka. "El siguiente partido me parece que será como visitantes, pero te pasaré el dato cuando tengamos la fecha y el lugar".
"Estaré al pendiente", respondió Honoka, contenta.
"Andando, Nagisa, debemos ir con las demás, nos están esperando", dijo Katsuko enseguida y se inclinó educadamente ante el otro par. "Nos vemos en un rato. Muchas gracias por invitarme también a comer", Katsuko se conocía, no era el ente más social y agradable de toda la escuela, pero sabía respetar y esa chica Honoka era alguien a quien podía respetar. A Nagisa también, pero no quería que se notara mucho. Además gastó mucha energía en el partido, la comida que le llevaron apenas fue suficiente para resistir hasta el final. Aunque ganaron por un margen importante, el otro equipo no se los dejó tan fácil. Todas pensaban agradecer a su portera por cada uno de los tiros que paró.
Nagisa asintió y estrechó cariñosamente las manos de Honoka. "Nos vemos en un rato", se acercó lo suficiente a su novia para poder decirle lo siguiente al oído. "Quiero lo que me prometiste apenas estemos a solas", susurró sólo para ella. Sonrió por dentro al notar que Honoka tembló. ¡Esa chica iba a matarla! ¿Por qué nadie le dijo que alguien podía llenarla de tanta energía que podría volar si tuviera alas? La alegría apenas le cabía en el cuerpo.
Honoka, por su lado, tuvo que tomar aire para calmar el temblor que la atacó por completo. Por supuesto que recordaba la promesa pero debía esperar un poco más. Podía esperar y sabía que Nagisa también. Lo primero era celebrar esa victoria como era debido.
El par de jugadoras se despidieron para reunirse con el resto del equipo en los vestidores. Honoka y Yuriko se quedaron en su sitio mientras el estadio se vaciaba poco a poco. Ambas se miraron y se sonrieron, Yuriko tenía un gesto pícaro en el rostro. Imposible no notarlo, ¡Honoka en serio estaba perdida por esa chica! Nunca la había visto así y se sentía contenta por ella. Lo que no esperaba era que Misumi Nagisa no tuviera casi nada en común con Honoka, las diferencias tanto físicas como de personalidad saltaban a la vista y a pesar de eso se veían muy felices juntas. Eso de que los opuestos se atraen era cierto al parecer.
"Admito que tu plan funcionó, tu novia en serio me impresionó", dijo Yuriko con una sonrisa. "El partido fue muy divertido, y mira que yo no soy fanática de los deportes".
"Eso lo sé", respondió Honoka, visiblemente contenta aunque su gesto fuera más bien suave. "Sabes que yo tampoco, pero me gustó mucho verla jugar desde la primera vez".
"Y te conozco lo suficiente como para saber que asistirás a todos los partidos. Nunca pensé verte así, Nagisa en serio te tiene comiendo de su mano", murmuró con tono juguetón, provocador, e incluso le codeó un poco el costado.
Honoka sabía que Yuriko trataba de bromearle un poco. Podía y sabía jugar ese juego.
"La verdad soy yo quien se come a Nagisa, pero no negaré el cargo", respondió con una sonrisa amplia y provocativa, coqueta como sabía serlo. Incluso recargó su brazo en el hombro de Yuriko para hablarle más de cerca. "Seguramente tú también pudiste ver su atractivo, ¿verdad?" Picó juguetonamente la mejilla de Yuriko. "A que es guapa".
Yuriko respingó. ¡Honoka en serio jugaba rudo! Se acomodó las gafas con torpeza. No pensaba perder ante ella. O al menos no quería ponérselo tan fácil. Se aclaró la garganta.
"Sí, lo es, algo debió hacer bien para conquistar a la chica a la que todos desean en el Tecnológico", regresó el golpe como mejor pudo. "Conquistar casi a primera vista a Yukishiro Honoka sin esfuerzo es un mérito importante", continuó, lista para atacar otra vez. "¿Qué hizo para que bajaras las manos desde el primer día, eh? Incluso a mí me tomó tiempo ganarme un espacio en tu corazón. Y aquí fuiste tú la que debió esperar por ella, ¿qué dirían en la escuela, eh?" Un buen golpe, lo supo al ver de cerca un rojo intenso en las mejillas de su amiga. ¡Lo logró! Ahora debía prepararse para el ataque de Honoka.
Yuriko se lució, Honoka lo admitía. Era su turno y usaría el truco más sucio de todos y con eso coronaría su pequeña victoria. Nadie diría que Honoka era una chica competitiva a la que no le gustaba perder, la que siempre buscaba la manera de salir victoriosa de una u otra manera. Tomó aire y le dio un pequeño tope en la frente a Yuriko con su dedo índice.
"Lo bueno toma tiempo, requiere esfuerzo y se disfruta por completo; eso hice contigo, ¿o no?" Le guiñó un ojo. "Además con Nagisa tomó tiempo porque le desperté algo nuevo y totalmente inesperado. Nagisa quería un novio guapo como una chica normal y yo expandí su mundo", sonrió más. "Ahora adivina a quién muere por besar justo ahora".
Yuriko abrió la boca pero no pudo decir nada. Cualquier cosa que pudiera decir sólo le daría la razón a Honoka y terminaría de ponerle la corona. Tenía un muy buen punto ahí. Honoka era lesbiana en su totalidad y Yuriko lo era desde que podía decidir por sí misma a quién querer, mientras que Misumi Nagisa era (fue) completamente heterosexual (según sabía por lo que escuchó de la boca de la misma Honoka) hasta que se conocieron en el gimnasio y las cosas comenzaron a darse solas. Sólo pudo sonreír y asentir, no había más por decir.
"Y admito que soy yo la que muere por besarla a la mínima oportunidad", dijo Honoka enseguida, suspirando, rendida a sus sentimientos. Le sonrió de manera suave a Yuriko y se le quitó de encima. El pequeño juego había terminado. "Ya tendremos tiempo".
Yuriko se echó a reír pero con suavidad. Honoka en serio era fantástica.
"Honoka, Nagisa vivirá contigo en unos pocos días, lo sabes. Normalmente no eres de las que comen ansias", dijo con una risa pequeña. "En serio me alegro mucho por ti".
"Gracias", respondió Honoka luego de un largo suspiro. De momento les quedaba esperar.
Mientras tanto, en los vestidores, las chicas ya habían terminado de abrazarse y felicitarse. Algunas mostraban los moretones de los golpes recibidos como si fuesen medallas de honor. La portera quedó despeinada de tantos abrazos y cariños que recibió de parte de todo el equipo, a las goleadoras las lanzaron al aire un par de veces. Todas estaban contentas, tanto que a la entrenadora le costó un poco de trabajo lograr que se callaran.
"¡Buen trabajo, señoritas!" Dijo la profesora en voz alta apenas el equipo se quedó quieto y atento. "A partir del lunes cambiaremos el programa de entrenamiento. Ahora que somos una amenaza, los otros equipos buscarán la manera de detenernos", era normal que llegaran observadores de los equipos rivales a ver los partidos, ella misma tenía a sus enviadas especiales y lo normal era grabar y analizar las tácticas oponentes. "Pero eso lo veremos en el entrenamiento del lunes, por ahora, todas vayan a bañarse ¡porque iremos a comer, la casa invita!" Anunció con emoción y todas gritaron con todavía más emoción. "Recuerden, las internas tienen la noche libre, sólo no se aloquen demasiado, ¿de acuerdo?" Y todas gritaron un sí al unísono antes de ir a asearse y cambiarse la ropa.
Nagisa y Katsuko tenían un poco más de prisa porque saldrían aparte, ambas sabían que Honoka las llevaría a un sitio sorpresa y se les dijo que la comida era buena. Dudaban que algo superara el sabor casero de la comida casera de Honoka, pero nadie le iba a decir que no a una cortés invitación a comer, ¿verdad? Las dos terminaron de bañarse casi al mismo tiempo y fueron a ponerse su cambio de ropa, prendas limpias y frescas, perfectas para salir.
"Lo que sea que estés haciendo para tener más energía, no dejes de hacerlo, Nagisa", dijo Katsuko mientras se secaba el cabello. Miró a Nagisa al ver que no respondía nada, sólo para descubrirla roja hasta las orejas mientras jugaba nerviosamente sus dedos entre sí. Lo comprendió de inmediato. Oh. "Oh". Por supuesto, Yukishiro Honoka tenía mucho qué ver.
Nagisa no podía decirle a Katsuko sobre lo que Honoka le prometió para después del partido, pero no porque tuviera miedo o problemas con decirle en voz alta sus asuntos con Honoka. Era la más simple y linda timidez de su parte. Además era algo en un plano más bien íntimo que sabía era sólo de Honoka y de ella. Eso le gustaba. Logró sonreír como tonta mientras se ponía una linda falda de mezclilla, el sólo recordar la foto fue suficiente.
"Lo seguiré haciendo, te lo aseguro. Tú dime hacia dónde correr por tus pases y yo lo haré", dijo, aún perdida en su ensoñación.
Katsuko negó mientras sonreía con ligereza, con un gesto apenas notorio. Nagisa de verdad estaba loca por esa chica Honoka. No la culpaba, su novia era linda y seguramente conquistó a Nagisa con algo más que su cara bonita. No pensaba preguntar, le bastaba con ver a Nagisa con buen ánimo. Podrían no ser amigas per se, pero compañeras sí y eso le bastaba.
"Anda, hay que apresurarnos, no es bueno dejarlas esperando tanto", dijo Katsuko a manera de aligerar el ambiente y hacer que Nagisa se apresurara. Admitía que moría de hambre pero nunca lo diría en voz alta, no ante esa glotona de Nagisa.
Nagisa asintió y terminó de vestirse y arreglarse tan rápido como pudo. Se despidieron de sus compañeras y amigas y fueron a buscar a Honoka y a Yuriko, éstas seguían en el mismo sitio donde las dejaron. Apenas se reunieron con ellas, las cuatro salieron de la universidad y de ahí al sitio que Honoka prometió, pero ésta las guió en una dirección nueva que sólo Yuriko conocía, incluso tomaron un autobús y viajaron por alrededor de quince minutos, no era muy lejos pero a pie sí se trataba de una distancia considerable. Nagisa y Katsuko tenían un importante desgaste físico del que Honoka no pensaba abusar.
El sitio al que llegaron era un restaurante bastante agradable, no muy amplio, visiblemente costoso además de popular porque estaban llenos. El restaurante contaba con un amplio menú de comida occidental que hizo salivar a Nagisa ni bien entraron y vio lo que comían los otros comensales. Ya tenían la reservación hecha así que pasaron directo a una linda mesa cerca de una pecera repleta de peces de agua salada. Honoka les pidió que le permitieran a ella ordenar y sus invitadas aceptaron, confiaban en sus gustos.
Y lo que les llegó no mucho después fue un bufet completo del llamado "menú de fiesta" que era prácticamente un festín de lindas y apetitosas hamburguesas de tamaño pequeño, papas fritas, tres pizzas, pasta en variadas presentaciones, pollo frito y filetes con verduras. Parecía mucha comida para cuatro personas, pero dos de esas cuatro personas eran atletas con el tanque vacío. Además les llevaron sodas, jugos y algunas cervezas. Todas brindaron por la victoria con una lata de cerveza en mano y de inmediato comenzaron a comer.
Nagisa, por supuesto, atacaba todos los platillos sin discriminación alguna, Katsuko hacía lo mismo pero con menos prisa y más modales, Yuriko en especial amaba la pasta y se hizo de uno de los platos, mientras que Honoka se conformaba con comer algo de pollo frito y papas. Las cuatro estaban disfrutando del banquete.
"La comida está deliciosa, muchas gracias por invitarnos", dijo Katsuko mientras bebía algo de soda y seguía atacando la comida, ésta vez fue el turno de una rebanada de pizza. No podía creer que una pizza que no tenía nada más que queso supiera tan bien.
"Es uno de mis sitios favoritos, aquí es adonde vengo a comer con mis padres cuando me visitan", no había necesidad de mencionar que el dueño era un conocido de sus padres, un socio de negocios con quien se llevaban muy bien y la razón por la que siempre habría una mesa reservada para los Yukishiro. A sus padres los haría felices saber que había ido a comer ahí con sus amigas apenas se enteraran.
"Honoka me trajo aquí una vez", comentó Yuriko. Eso fue cuando eran novias pero no había necesidad de mencionarlo. "El lugar me encantó", lo otro que tampoco era necesario aclarar fue que Honoka igualmente la invitó. Era una de esas ventajas de salir con una joven cuyos padres trataban de compensar su ausencia con dinero y regalos.
"¡Todo sabe delicioso, me encanta! Muchas gracias, Honoka", dijo Nagisa entre bocados. Lo que después le diría a Honoka era que prefería su comida casera, pero eso sería en casa, de momento disfrutaba de ese bien merecido banquete y de su bien ganada victoria. "Me alegra haber terminado mis tareas entre semana, podré descansar el resto del fin de semana", junto a Honoka y eso era lo mejor de todo.
"Por cierto, Honoka, ¿qué tal va lo del trabajo que estás buscando?" Preguntó Yuriko.
"Oh, ya encontré un trabajo en línea, paga lo suficiente para completar los gastos y sólo tendré que dedicarle un par de horas al día", explicó, "escribir rápido en la computadora y la práctica que tengo para compilar datos me será de mucha ayuda. No es un trabajo muy demandante, así que me las arreglaré bien", continuó con emoción. El lunes comenzaría.
"Entonces podrán arreglárselas bien en gastos, ¿verdad?" Intervino Katsuko con su gesto serio de costumbre, por supuesto, estaba en modo amistoso y no había necesidad de sonreír en todo momento, no como el par de enamoradas. Nagisa tenía una sonrisa tan grande y brillaba tanto que podría dejar ciego a alguien.
"Sí, con nuestros salarios combinados y las becas llegaremos a fin de mes sin morir de hambre", dijo Nagisa con una risa divertida.
Katsuko miró a Honoka de manera seria, luego señaló a Nagisa con su pulgar sin que el gesto le cambiara demasiado. "Ten cuidado, se mueve mucho en la cama, además deja sus calcetas en todos lados y tira migas de galletas en el suelo", la acusó con el claro afán de bromear un poco y molestarla. Era obvio que estaba de buen humor como para hacer eso.
Honoka y Yuriko se echaron a reír, Nagisa se atoró con su bocado y tuvo que tragarlo casi entero antes de toser un poco, beber agua y mirar a su compañera de cuarto con gracioso enfado y horror. Y también con la cara roja, claro.
"¡Katsuko, no le digas esas cosas a Honoka!" Reclamó con la cara llena de vergüenza.
"Sólo la pongo sobre aviso, lo último que quiero es que despierte y te vea con medio cuerpo colgando de la cama como me ha tocado verte", explicó Katsuko con tono monótono. "Y más de una vez, debo mencionar", agregó para diversión del otro par.
Honoka y Yuriko rieron más. Era agradable ver la relación entre las deportistas. Honoka sabía de Katsuko por Nagisa y estaba más que al tanto que no eran amigas cercanas, pero sí muy buenas compañeras de equipo. Y si algo se estaba haciendo más notorio, era que tenían comportamientos que ya se posicionaban propiamente en el terreno de la amistad, lo que quería decir que ya se estaban haciendo amigas incluso si aún no se daban cuenta de ello.
"Te daré un reporte completo la próxima vez que nos veamos para decirte cómo pasaron los primeros días de Nagisa en el apartamento", dijo Honoka con el claro afán de seguir el juego y bromearle un poco a Nagisa. Sus caras de horror y pena eran imperdibles. La compensaría a la mínima oportunidad, sobre todo al verla poner un enorme gesto de puchero infantil cuando Katsuko asintió a sus palabras y Yuriko rió más fuerte.
"Son malas", se quejó Nagisa cual niña pequeña.
"Ten", dijo Honoka enseguida mientras le ofrecía un bocado de lo que ella estaba comiendo, con su propio tenedor, lo que hizo que su novia se sonrojara e inmediatamente se olvidara de lo que sucedía a su alrededor. Sonrió al ver a Nagisa comer un trozo de filete.
"Gracias, está delicioso", dijo Nagisa apenas pasó el bocado. Tragó saliva y no pudo contener un rubor en sus mejillas. No estaba acostumbrada a ese tipo de gestos en público, pero sin duda eran lindos, le gustaban y definitivamente podría acostumbrarse a ellos.
Yuriko y Katsuko miraron la escena en silencio, era lindo ver a ese par, el cariño que se mostraban era dulce, discreto y letal para la pobre de Nagisa, imposible ignorarlo. Así como también era imposible no admirarlo y desearle lo mejor a tan singular pareja.
"Regreso en un momento, debo ir al sanitario", se disculpó Honoka mientras se ponía de pie. Notó que Katsuko también se levantaba de su silla.
"Yo también, vamos", dijo enseguida y se retiró de la mesa junto con Honoka.
Yuriko las siguió con la mirada antes de fijar su atención en Nagisa, quien a su vez miró también a Yuriko. Compartieron una sonrisa antes de que Nagisa siguiera comiendo, ésta vez el pollo frito. Yuriko dio un trago a su cerveza mientras miraba a la novia de su amiga por lo bajo. Ya que estaban a solas no podía desaprovechar la oportunidad. Había un par de cosas que quería decirle a tan especial chica.
"Oye, Nagisa", le llamó Yuriko.
"¿Mmm?" Nagisa miró a Yuriko con el bocado a medio comer.
"Muchas gracias por estar con Honoka, nunca la había visto tan feliz", dijo Yuriko mientras balanceaba lentamente su lata en su mano. "Es en serio, es la primera vez que la veo tan contenta, de verdad la conquistaste", agregó con una sonrisa. Notó cuando Nagisa se sonrojó de manera intensa antes de bajar el rostro. Rió ligeramente y dejó su lata en la mesa.
"Sé que Honoka estuvo contigo hasta hace un tiempo", comentó Nagisa en voz baja, tímida. Por alguna razón se sentía raro hablar con la ex de su novia. No estaba incómoda porque Yuriko le agradó de inmediato, pero en serio era raro.
Yuriko supo leerla, no que fuera complicado saber lo que pasaba por la cabeza de Nagisa. De inmediato hizo un gesto con ambas manos para calmarla. "Sí, salimos juntas un tiempo", respondió Yuriko con un tono suave en su voz. "Y ahora somos buenas amigas. Digamos que funcionamos mejor como amigas que como novias, justo ahora noto la diferencia contigo. Honoka podría derretirse en tus manos si lo intentaras", agregó con una risilla.
"¿Eh? ¿En serio?" Eso sin duda llamó la atención de Nagisa. "Ella, bueno", se aclaró la garganta. "Es ella la que suele hacer que sea yo quien se derrita", dijo en voz baja, tímida.
"Y no te culpo, Honoka es letal en sus coqueteos", y tratos, "pero déjame decirte que la tienes justo en tus manos y no te has dado cuenta, sólo necesitas imponerte un poco", dijo Yuriko con una sonrisa malvada. Era la oportunidad perfecta de permitir que alguien pudiera poner a Yukishiro Honoka contra la pared. No lo hacía por maldad, era simplemente porque Honoka merecía que alguien la hiciera sentir más de lo que ella misma se permitía sentir. La siempre controlada Honoka sin duda necesitaba a alguien como Nagisa.
Nagisa se sonrojó tanto que sentía que su cara era un carbón al rojo vivo. "Es… Es complicado. Me gusta mucho estar con ella, en serio la quiero", dijo en voz baja, apenas suficiente para que Yuriko la escuchara. "Sería lindo intentar algo más, pero siempre me gana con sus palabras y de alguna manera es más rápida que yo". Y eso le gustaba mucho.
"¿Te gustaría que te diera algunos tips?" Propuso Yuriko con una sonrisa mientras se acomodaba las gafas. "Quiero que Honoka sea feliz y contigo está más feliz que nunca, además no tiene nada de malo que te cuente algunas cosas que te tomaría mucho más tiempo descubrir por cuenta propia, ¿qué dices?"
"¡Sí, por favor!" Respondió Nagisa sin siquiera pensarlo. Notó que habló muy alto y se disculpó con los demás comensales antes de volver su atención a Yuriko. "Te escucho".
Mientras, en el baño de mujeres, Honoka y Katsuko se lavaban las manos y se arreglaban un poco el cabello luego de usar el servicio. Katsuko miró a Honoka de reojo y aprovechó que no había nadie más en el baño que pudiera escucharlas. Nagisa tampoco necesitaba saber lo que estaba a punto de decirle a Honoka. Había cosas que Katsuko necesitaba expresar.
"No se lo vayas a decir, pero en serio la voy a extrañar", dijo Katsuko luego de un discreto suspiro que no le pasó desapercibido a Honoka.
"Es muy normal, has estado en el mismo cuarto con ella desde que entraron a la universidad", respondió Honoka con una sonrisa suave. Su mirada también era suave.
"Tardamos mucho en hablar bien, sus modos y los míos son muy dispares, para empezar ella es desorganizada y a mí me gusta tener mis cosas en orden; Nagisa prefiere adaptarse a seguir un plan, y sólo es disciplinada en los temas que le interesan, temas que no coinciden con los míos", suspiró. "Siempre pensé que no podríamos congeniar del todo. Aún no lo hacemos, pero", miró a Honoka con un gesto recuperado, casi sonriente. "Te conoció a ti y algo en ella pareció cambiar. Y mira que tú eres muy distinta a ella también".
"Las diferencias entre las personas son lo que nos enriquece", fue la inmediata respuesta de Honoka, sus palabras iban acompañadas de una sonrisa suave. "Yo también he aprendido cosas de Nagisa", agregó, pero no vio el caso a enlistarlas. No tenían mucho tiempo.
"Me alegra que te conociera, ella ha aprendido mucho de ti", Katsuko tuvo que tomar aire, no estaba acostumbrada a sincerarse demasiado, mucho menos con alguien que no le era enteramente cercana por muy cómoda que estuviera en su presencia. "El asunto es que la voy a echar de menos. Y si Nagisa por alguna razón, en algún momento, dice algo sobre haber sido una mala compañera de cuarto, hazle saber que no fue así… ¿Puedo pedirte ese favor, Yukishiro Honoka?" Pidió, seria, mirándola a los ojos.
Honoka le miró con la misma seriedad, con solemnidad y respeto. Asintió. "De mi cuenta corre que Nagisa no se quede con esa idea, te lo prometo", respondió Honoka, solemne.
"Muchas gracias", y como eso era todo lo que tenía qué decir, se sintió más tranquila y asintió para sí misma. Se revisó una vez más en el espejo. "Volvamos a la mesa".
"Volvamos", respondió Honoka con un gesto de clara pero discreta alegría.
Cuando Honoka y Katsuko regresaron a su mesa notaron que Nagisa y Yuriko platicaban algo en voz baja, pero dejaron su plática apenas las vieron llegar. El banquete siguió, se quedaron en el restaurante hasta que el último plato en la mesa quedó vacío y luego de eso fueron libres de irse por su cuenta, pero no sin antes agradecer a Honoka por invitarlas.
Nagisa y Honoka volvieron al apartamento y lo primero que hizo Nagisa fue tumbarse directo en la cama. Estaba agotada. Honoka sonrió, verla cómoda en la cama era bastante lindo, además era consciente de que Nagisa necesitaba descansar y Honoka sería la última en negárselo. Fue a sentarse a su lado mientras le daba unos cariños en el cabello. Suspiró mientras miraba a Nagisa abrazar una de las almohadas.
"Duerme si lo necesitas. Te mereces un buen descanso", dijo Honoka con dulzura.
"¿Te acuestas conmigo?" Preguntó Nagisa cual niña pequeña. "Al menos hasta que me duerma, luego puedes levantarte si quieres", dijo enseguida, tampoco quería interrumpir a Honoka de alguna actividad que tuviera planeada. Sonrió al verla sonreír, y se alegró mucho más cuando su novia asintió y estaba lista para ser ella quien la abrazara. La detuvo un momento. "¿Dejas que sea yo quien te abrace? Si tienes mis manos cerca, podrás escapar de mis brazos sin despertarme", dijo enseguida. Había una muy buena razón por la cual le estaba pidiendo esa posición en especial. Tenía frescos los consejos de Yuriko en la cabeza.
Honoka no lo pensó, tenía razón. Se acomodó como Nagisa se lo pidió, pegó su espalda al pecho de Nagisa y ésta de inmediato la rodeó por la cintura, debajo del pecho y dejándole los brazos libres para poder liberarse cuando quisiera. Honoka sonrió al sentir un amoroso apretón de parte de Nagisa, acarició sus brazos y sus manos con cariño.
"Ahora duerme todo lo que quieras", le dijo con cariño. "Ya está todo listo para nuestra noche de películas", agregó con visible emoción. Tenía pensado estudiar un rato y adelantar algunas tareas escritas mientras Nagisa descansaba, ella misma no tenía sueño como para siquiera tomar una siesta. "Descansa todo lo que quieras, te esforzaste mucho".
"Si ves que se hace muy tarde, despiértame, ¿de acuerdo?" Pidió Nagisa mientras metía sus manos bajo la blusa de su novia como tanto le gustaba hacerlo. Suspiró hondo contra la nuca de Honoka y sonrió ampliamente al sentirla temblar.
"Yo me encargo de despertarte a buena hora", respondió Honoka apenas se compuso.
Nagisa asintió con un monosílabo y se pegó todo lo humanamente posible a Honoka. Hubo silencio, sólo se escuchaban sus respiraciones calmadas, pausadas, y los sonidos de ciudad que venían desde afuera, los usuales a esa hora, estaban en plena tarde después de todo. Pasaron quizá unos minutos, incluso Honoka tenía cerrados los ojos, como si quisiera que su calma se le contagiara a Nagisa. Lo que no esperaba era ésta aún no durmiera.
Nagisa decidió atacar, sentía que se merecía reclamar a Honoka luego de su bien merecida victoria y arduo trabajo. Tragó saliva de manera discreta y usando su propia nariz hizo a un lado el cabello de Honoka, al menos el suficiente para darle un beso detrás de la oreja y sentir casi de inmediato cómo Honoka temblaba por completo y se aferraba a sus brazos. Sonrió. Yuriko tenía razón, el punto débil de Honoka eran sus orejas y la zona del cuello alrededor de éstas. Si además combinaba ese ataque con caricias, la tendría a su merced.
Sin decir ni media palabra, Nagisa mordió y lamió suavemente su oreja mientras sus manos iban directamente a los pechos de Honoka. Ésta no pudo evitar gemir con fuerza.
"Nagisa, espe─ Espera… ¡Ah!" Honoka volvió a sentir en todo su cuerpo un temblor de placer que la obligó a apretar la quijada. "Nagisa…"
"Son mías, me las prometiste", dijo Nagisa entre labios y entre besos mientras atacaba directamente detrás de la oreja con su lengua. La sintió arder, eso le gustó. Sus manos, mientras, acariciaban sus pechos a manos llenas. Se sintió plena como nunca antes al sentir los pezones duros de Honoka contra sus palmas. Siguió acariciando con marcado cariño.
Honoka no pudo responder, no cuando Nagisa comenzó a respirar contra su oreja, sentir su cálido aliento fue devastador para sus sentidos, sintió estremecerse una vez más. "Nagisa…" ¿Por qué se sentía tanto? Esas caricias no le eran nuevas, la intensidad sí.
Pero Nagisa no respondió, en cambio, siguió atacando dulcemente a Honoka, se regocijaba en su corazón al sentir que su novia ni siquiera tenía la fuerza o la voluntad para soltarse, ¡funcionó, en serio funcionó! Felizmente siguió disfrutando de Honoka sin hacer más que acariciar y besar las zonas más sensibles de su cuerpo, todo sin romper la posición. Al escucharla gemir con esa linda voz suya era cuando presionaba más y chupaba su piel como si la estuviera saboreando. El dulce más delicioso de todos. En serio lo estaba disfrutando.
Honoka estuvo a merced de Nagisa por no supo cuánto tiempo, sólo sabía que su cuerpo le pedía girarse y sentir más a Nagisa, pero a su vez disfrutaba tanto de esa dulce tortura que no quería que parara. Lo que realmente fue tortura fue sentir cuando Nagisa poco a poco se detenía, las caricias se hicieron más lentas, pausadas hasta que finalmente se detuvieron.
Nagisa se había quedado dormida. Sólo atinó a reír en tono bajo luego de un largo suspiro.
"Descansa, Nagisa". Podrían seguir después.
Aún no quería escapar del abrazo.
CONTINUARÁ…
