La Sirena de Gryffindor

Diario de Snape

11 de junio, 1993:

La de hoy fue una mañana difícil. Mi hijo despertó malhumorado e insolente y determinado a irritarme más allá de la paciencia. Me pregunto si es una cosa de adolescentes y si yo fui alguna vez así a su edad y lo que mi madre hizo al respecto. Tendré que preguntarle la próxima vez que hable con ella, quizá pueda darme algunas indicaciones sobre cómo manejarlo que no impliquen encadenarlo a una pared en mi laboratorio hasta que aprenda mejores modales o estrangularlo. Al parecer, nos quedamos sin sus cereales favoritos, que fue causa de un ataque de mal humor, y luego cuando bajamos a mi laboratorio para su lección matinal de pociones, hoy estuvimos elaborando un Filtro para Caminar sobre el Agua, una solución complicada, pero no una que no pudiera manejar–si se concentraba–la fastidió y le hice repetirla.

Habríais pensado que le había pedido que elaborara treinta remesas de Sueño Sin Sueños en cuarenta y ocho horas, por el modo en que discutió.

"¿Repetirla? ¡Pero Papá…!"

"Me oíste. Vas a repetir toda la poción y seguir las instrucciones correctamente esta vez y elaborarla bien. Comienza."

Frunció el ceño, recordándome a mí mismo. "No lo hagamos y digamos que lo hice."

"Nada de tu descaro ahora. Comienza a cortar las branquialgas," ordené.

Él obedeció, pero no antes de murmurar, "¡Quienquiera que inventara este filtro era un maldito cabrón!"

Ahora fui yo quien frunc el ceño. "Para tu información, muchacho, yo inventé esa poción. Ahora deja de lloriquear y vigila tu boca o será lavada."

"Sí, señor. ¿Tú inventaste esta poción?" repitió. "No es de extrañar que sea imposible de preparar. Es un genio de primer nivel."

"La adulación no te ayudará. Sigue trabajando y vigila cómo cortas en dados las raíces en la etapa seis."

Él gimió. "Papá, de verdad no me apetece hacer pociones hoy. ¿No podemos simplemente saltárnoslo y la prepararé mañana?"

"No. Hice esta programación para ti específicamente y vamos a atenernos a ella," dije con firmeza. A veces él pensaba que porque le educaba en casa podía engatusarme para cambiar su programación a su conveniencia. ¡Pequeña posibilidad! "La práctica hace la perfección. Repetirla es la única manera en que aprenderás a elaborarla adecuadamente."

Él resopló y murmuró enojado mientras descuartizaba branquialgas con un cuchillo afilado. "¡Esta clase apesta! ¡Apostaré a que no torturas así a tus otros estudiantes en la Academia!"

"Mis estudiantes de allí saben no cuestionar mi autoridad y prestar atención." Me crucé de brazos y le fruncí el ceño. La actitud estaba irritándome de verdad. "Voy a advertirte una vez más, jovencito, deja esa actitud. O de lo contrario tu escoba es mía."

"¡Vale! ¡Vale!" Se dio la vuelta y comenzó a añadir las branquialgas a su caldero hirviendo a fuego lento. ¡Maldito murciélago de la mazmorra!" Pensó que yo no podría oírlo por encima del crepitar del fuego y el siseo burbujeante de la poción.

¡Oh, qué equivocado estaba!

Le cogí por el hombro y le di la vuelta. "¿Qué acabas de llamarme?"

Él tragó. "¡Nada!"

"¿Ahora estás mintiéndome?" Ahora yo estaba muy enojado. No toleraba mentiras de él y sabía eso. Le había enseñado que era mejor no hacerlo cuando tenía seis años.

"¡No! Quiero decir… Sí… ¡Lo siento! ¡Por favor, no me quites la escoba!" Volvió ojos suplicantes hacia mí, recordándome a Gabriel cuando estaba rogando por una hamburguesa.

"Repite lo que me dijiste."

Él se revolvió como si tuviera un atizador al rojo aplicado a su trasero y bajó la mirada a mis zapatos. "Yo… te llamé murciélago."

"Palabras exactas."

"Papá, por favor… no lo dije en serio…"

"Entonces, ¿por qué lo dijiste?"

"Estaba enfadado… no sé por qué…"

"Repite lo que dijiste."

Lo hizo. Entonces volvió a rogarme que no le arrebatara la escoba. "¿Por favor? Yo… ¡te dejaré pegarme! ¡Sólo no me quite la escoba, señor! Tengo un partido de Qudditch acercándose y necesito entrenar." Jugaba en la Liga de Quidditch Júnior local, que era algo que acababa de comenzar este año.

"Eso no es negociable," dije firmemente, endureciendo mi corazón contra sus ojos. "Además, nunca en tu vida te han pegado, hijo. Apenas te levanto la mano alguna vez."

"Mamá me azotó realmente fuerte una vez," objetó.

"Por jugar con el fogón, lo sé. No dejó marcas y fue por encima de la ropa," señalé. Mi esposa tendía a ser más pronta a azotar que yo, pero bueno, ella no había vivido con mi padre. "Ni siquiera de cerca. Tu escoba es mía durante el fin de semana. La próxima vez controla tu genio y no seas irrespetuoso."

"¡Eres tan injusto!"

"Lidia con ello," dije. Odiaba hacerle infeliz, pero sabía que si no era firme, pasaría por encima de mí.

"¡Te odio!" gritó. "¡Eres un imbécil malvado!"

Mis ojos llamearon. Ésa fue la gota que colmó el vaso. Soportaría mucho del cachorro insolente, pero no eso. "Tú pediste esto," dije enojado. Entonces levanté la pierna al primer peldaño del taburete de laboratorio y doblé a mi odioso hijo sobre mi rodilla.

Diez azotes más tarde estaba sollozando sobre sus ingredientes, intentando fingir que no estaba llorando. "Toma." Le tendí un pañuelo verde. "Sécate los ojos, el agua salada no es un ingrediente de esta poción."

"Lo siento."

"Deberías." Subrepticiamente me froté la mano en la cadera, una azotaina tendía a hacernos daño a ambos. Lo que me dijo que debería evitar hacerlo lo máximo posible.

Completó la poción sin ninguna impertinencia después de eso, yo dije que su esfuerzo era mucho mejor que el último y le di un aprobado. "Ahora bien, ¿qué era tan difícil? Podrías haber evitado meterte en líos si simplemente hubieras hecho lo que te pedí en primer lugar."

Él sólo asintió, claramente avergonzado de su exabrupto infantil. "¿Cuándo viene Mamá a casa?"

"Pronto. ¿Buscando compasión?" bromeé.

Él resopló. "Sí, vale. Tú eres un malvavisco comparado con ella."

"¿Soy un qué?"

Él retrocedió. "Olvida que dije eso. Voy a recoger mi habitación antes de acabar castigado."

"Sabia decisión, ya que tu madre la inspeccionará cuando llegue a casa. Despedido."

"¿Le escribiste sobre Gabe?"

"No. Pensé que era mejor si oía las malas noticias en persona. ¡Vete!"

Salió como un rayo escaleras arriba.

Mi esposa, una Auror Agente Especial, había estado fuera de misión durante tres meses. Había veces en que no podía escribirme en absoluto, no y mantener su tapadera, y ésta era una de ellas. Se suponía que debía llegar a casa esta noche, y me aterraba tener que darle las noticias. Ella había adorado a Gabe, y estaría devastada porque hubiera muerto mientras estaba lejos, y no tuviera ocasión de despedirse.

Embotellé cuidadosamente el Filtro para Caminar sobre el Agua y dejé mi mente divagar de regreso a la primera vez que había creado ese filtro, en cuarto año, y ganado el premio de Slughorn a la Mejor Poción Inventada por un Estudiante. Más adelante, sin embargo, había salvado la vida de Lily, cuando había sido víctima del enfermizo sentido del humor de los Merodeadores…

5 de mayo, 1975

Colegio Hogwarts:

Lo primero que supe de que algo iba mal fue cuando Gabriel tomó la manga de mi pijama y me arrastró medio fuera de la cama, gimoteando con urgencia. Me desperté, miré mi reloj, era la una en punto de la madrugada. "¡Ahh, Gabe! ¿No me digas que tienes que salir?" gemí, me froté los ojos, y me puse las zapatillas. ¿Por qué era, me pregunté irritado, que los perros no podían aprender a usar una caja de arena por la noche?

Gabriel estaba prácticamente danzando en sus patas traseras, y me apresuré a salir de la sala común y bajar el corredor hasta una entrada secreta que había descubierto mientras me escondía de los Cuatro Jinetes un día. Enseguida golpeé la secuencia de piedras y la puerta secreta se abrió deslizándose, y Gabe arrancó a través del prado, ladrando.

¿Qué diablos? Me pregunté y le seguí.

Gabriel me condujo directamente al lago, ladrando y "hablándome" ansioso.

Fue entonces cuando oí los sonidos de algo grande salpicando y la voz de una chica gritando, "¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que alguien me ayude!"

"¡Lumos!" Encendí mi varita, aunque la luna era lo suficientemente brillante para que viera… una cama en medio del Lago Negro, rodeada por diez brazos llenos de ventosas, ya que el calamar gigante trataba furioso de librarse del objeto indeseado arrojado en su territorio. Y encima de esa cama estaba… Lily Evans.

"¡Lily!" grité.

Estaba toda encogida en el centro de la cama, llevando un camisón verde brillante. "¿Sev? ¡Oh, gracias a Dios! Me desperté y me encontré flotando aquí. No tengo mi varita, la dejé en mi mesilla de noche." Puso una cara de extremo disgusto. "¡Lo sé, deja de dirigirme esa mirada, Severus! Debería dormir con ella bajo la almohada como tú, pero nunca había esperado realmente que me hicieran algo… ¡así a mí! Agitó una mano hacia el calamar gigante, que tenía los diez brazos envueltos alrededor de su cama de dosel.

"Los conoces a estas alturas, Lil. Tienen un sentido del humor enfermizo y odian el hecho de que no adores sus gloriosos culos como el resto de tu Casa."

"Sé que la última vez que los maldije por arruinar nuestra poción en clase, Sirius amenazó con devolvérmela, pero nunca creí que llegaría tan lejos."

"No lo subestimes, Lily. El chico está desequilibrado, como el resto de sus primos Black. Demasiada endogamia. Y al resto de ellos se les permite rienda suelta, y se atreverán con cualquier cosa con la que puedan salirse con la suya," dije. "Espera. Déjame Convocar el Filtro para Caminar sobre el Agua."

Agité mi varita. "¡Accio Filtro para Caminar sobre el Agua!"

La poción voló a mi mano después de dos minutos, y la destapé y me preparé para tomar un trago.

"¡Sev! ¡Déjame probarla primero!" llamó Lily, porque la poción todavía estaba sin testar.

Sacudí la cabeza. "No, es mi invención, y si algo no está bien, no deberías sufrir tú por ello," dije, y entonces la tragué. Golpeó mi sistema como una sacudida de rayo de pura adrenalina. Jadeé y me doblé.

"¡Severus!" gritó Lily con horror.

Gabriel gimoteó ansioso y me lamió la mano.

"Estoy bien," los tranquilicé, enderezándome. Sentía los pies resbaladizos y pegajosos. Algún tipo de baba resplandeciente estaba cubriéndolos. Arrugué la nariz. "Creo que está funcionando. ¡Espera! ¡Ya voy!"

Di dos pasos sobre la superficie del lago, descubriendo que mi poción me hacía capaz de avanzar rozando el agua como un bicho acuático. Me medio deslicé y medio corrí hasta el centro del lago, justo entre los enormes brazos con ventosas del calamar, y le tendí los brazos a Lily. "¡Salta!"

Ella no vaciló.

La atrapé, me tambaleé, y caí de culo.

El cual no estaba afectado por la poción.

Me mojé y comencé a hundirme.

"¡Uuups!" dijo Lily, comenzando a reír nerviosa.

De algún modo conseguí ponerme en pie, sosteniendo a mi preciosa flor en mis brazos.

Fue entonces cuando el calamar de repente lanzó la cama por el aire.

La cama aterrizó con un agudo ¡CRACK! sobre la orilla, aplastando un matojo de espadaña y evitando por poco a mi collie ladrando.

Gabriel estaba volviéndose loco, su instinto perruno gritándole que los humanos no estaban destinados a hacer tales cosas.

Lily miró por encima de mi hombro y gritó. "¿Eh, Sev? Empieza a correr."

"¿Por qué?" pregunté con cautela.

"Sólo… ¡hazlo!"

Lo intenté, pero si alguna vez has intentado correr sobre una superficie resbaladiza o caminado sobre una cama de agua, rebotas de un modo terrible y en realidad no puedes moverte demasiado rápido.

Miré detrás de mí y vi al calamar gigante viniendo a por nosotros.

Ahora bien, normalmente el calamar es pacífico y no hace daño a los estudiantes, pero estaba bastante furioso por tener una cama arrojada en su hogar y ser despertado de su descanso por una chica gritando. Por no mencionar a un perro ladrando estridentemente y también yo. No tenía deseos de acabar como sushi de calamar, así que comencé a saltar como una piedra botando sobre el agua.

Casi había llegado a la orilla cuando un tentáculo se aferró a mi tobillo izquierdo y tiró de mí hacia atrás.

Ambos gritamos.

Gabriel cargó al lago, ladrando como loco.

Yo estuve seguro de que éramos comida de calamar entonces.

Pero entonces apareció Hagrid, y arrojó un gran pez muerto al lago.

El calamar, al ver y oler la comida, me soltó, y Lily, Gabe y yo nadamos hasta la orilla.

"¿Estás bien, Severus? ¿Y Lily también?"

"Estamos bien, Hagrid," respondió Lily.

"¿Qué estáis haciendo aquí afuera?" Echó un vistazo a la cama destrozada. "¿Qué es eso en el nombre de Merlín?"

"Mi cama," admitió Lily

"¿Cómo llegó aquí afuera?" Hagrid parecía perplejo.

"Los Merodeadores sacaron a Lily y su cama del dormitorio y las metieron en el lago," le relaté. "¡Estúpidos pendejos!" Volvía a estar todo furioso. No tenían derecho a contrariar a Lily, era una chica y de su propia Casa además. Podría haber enfermado o incluso resultado gravemente herida por el calamar. ¿Cómo se atrevían a poner en peligro la vida de Lily?

"¿Los Merodeadores hicieron esto?"

"Sí," me apoyó Lily. "Estoy segura de ello. Pero si quieres confirmarlo, simplemente ven a desayunar en el comedor mañana, Hagrid. Nunca pueden resistirse a alardear de sus bromitas y estoy segura de que creen estar haciéndolo por el bien mayor y salvando mi reputación porque no debería ser amiga de un Slytherin baboso. Voy a informar de esto al Director."

Me sequé con un encantamiento de Secado Rápido. "Ahórrate el aliento, Lily. No tenemos pruebas de que lo hicieran, ya que ni tú ni yo les vimos hacerlo. En consecuencia, Dumbledore no les castigará." Gabriel saltó y me lamió la cara. "¡Buen perro, Gabe!" elogié cuando pude hablar sin una lengua de collie empapándome. Lo abracé. "Es él quien me despertó y me trajo hasta ti," le dije a Lily.

"Pero, ¿cómo supo que tenía problemas?" preguntó ella, arrodillándose y acariciándolo. Él también la lamió toda, haciéndole reír.

"Los collies son muy inteligentes, Lily," dijo Hagrid. "Son uno de los perros más inteligentes que hay. Debió oírte gritando y todo eso, los perros tienen realmente buen oído, mejor que el nuestro."

"¡Eres un perro tan brillante, Gaby! Como tu amo," Lily sonrió. "Desearía poder estar segura de que los Merodeadores tuvieron mano en lo que me ocurrió. No es que dude que lo hicieran, pero, como dijiste, necesitamos pruebas."

"Escucha lo que digan mañana en el desayuno," aconsejé. Sabía que Potter y Black, los brutos arrogantes, no serían capaces de resistirse a contárselo a Lupin y Pettigrew, a menos que también estuvieran metidos en ello, todo sobre enseñar a Lily una lección que nunca olvidaría.

"Vale." Miró consternada su cama rota. "¡Maldición! ¡Está hecha pedazos!"

Ella miró hacia mí. Comencé a reparar la cama lo mejor que pude. Entonces la encogí y Lily la llevó de regreso arriba en el bolsillo de su túnica. Fuera del agujero del retrato, Gabe y yo le deseamos buenas noches reticentemente. Entonces regresé a mi habitación. Seguro que los rescates a medianoche eran divertidos, pero también extremadamente agotadores.

Seguro, la mañana siguiente Black comenzó a alardear con sus colegas sobre cómo su broma había funcionado maravillosamente. "Hey, Evans, ¿cómo dormiste anoche? ¿Estabas sola? ¿O tu serpentino amigo Quejicus te hizo compañía? ¡Oí que regresaste toda mojada! ¡Y que el calamar gigante miró dentro de tu camisón y lo vio todo!"

Colagusano estalló en risas. "¡Jajaja! ¡Es la Sirena de Gryffindor!"

"¡Muy buena, Peter!" elogió James. "Quizá la próxima vez, Evans, podrías llevar un bañador y enseñarme algo de eso, ¿eh, babe?" le dijo lascivamente.

La mitad de las chicas suspiraron con anhelo, claramente a ellas no les habría importado que Potter se las comiera con los ojos.

Lily lo fulminó con la mirada. "¡Potter, eres asqueroso! ¡Y tu bromita no fue graciosa! ¡El calamar casi intentó devorarme, imbécil estúpido!"

"¡Aahh, sé buena perdedora, Evans!" arrastró Sirius. "Si no te pegaras a Snape, no nos habríamos molestado."

Lily saltó. "¿Lo admitís entonces?"

"¿Admitir qué? ¿Qué te gastamos una broma?" Black sonrió burlón.

"¡Oído y presenciado!" dijo Hagrid, su rostro de repente duro. "¡Espero que vosotros, muchachos, estéis avergonzados de vosotros mismos! Meterse con una chica de esa manera, sólo porque no os gustan sus amigos. ¡Nunca lo habría pensado!"

Con Hagrid para respaldarnos, Dumbledore tuvo que creernos y poner en detención y quitar puntos a los Merodeadores, aunque quitó el mínimo permitido y sólo les hizo cumplir detención con Filch durante dos noches. ¡Buf! Su estúpido apodo para Lily – la Sirena de Gryffindor duró un año, fue casi tan malo como Quejicus. Y algunas shippers de los Merodeadores (aquéllas que adoraban a los Merodeadores) pensaban que Lily lo merecía. "¡Le está bien! Cualquiera que sea amigo de un Slytherin necesita que le examinen la cabeza."

"¡Cualquiera que adore el suelo que pisa un Merodeador necesita un cerebro, por norma!" había disparado Lily en respuesta, entonces se levantó y cogió su almuerzo y deliberadamente se acercó y se sentó a mi lado a la mesa Slytherin.

Nadie dijo nada, para variar, y yo susurré, "¡Eso es mandarlas a tomar viento fresco, Lil!"

Fue entonces cuando comencé a mirarla como más que una amiga.

Y a pesar de que los Merodeadores no fueran castigados de verdad, al menos fui capaz de probar mi Filtro para Caminar sobre el Agua.

11 de junio, 1993:

Oí el Flu ponerse en marcha desde mi dormitorio, y luego la voz de mi esposa saludando a nuestro hijo, que entonces gritó hacia las escaleras, "¡Hey, Papá! ¡Mamá está en casa! ¡Deja de escribir tus memorias o lo que sea y baja aquí!"

Dejé mi pluma y me apresuré a bajar las escaleras. Había pasado demasiado tiempo desde que había visto a mi esposa y la había extrañado como extrañaría la otra mitad de mi cerebro. No muy romántico, pero bueno, habíamos estado juntos durante doce años.

Estaba en pie con el brazo alrededor de mi hijo, y parecía un poco más pálida y cansada de lo habitual, su cabello rojo oscuro había sido aclarado a un rubio platino, y sus ojos estaban bajo Glamour para convertirse en azul celeste, pero aun así, la habría reconocido con los ojos vendados. "Hola, Sev." Su sonrisa todavía era la misma, dulce y apasionada y tan bienvenida.

"Hola, brillante halcón," dije, usando mi apodo para ella, que había acuñado durante quinto año, cuando me había deslumbrado con su brillante intelecto y su ferocidad para defender lo que estaba bien y al infierno con todos los demás. Crucé la habitación y acudí a sus brazos. "Te he extrañado, Lily."

"Lo mismo aquí," susurró, y nuestras bocas se encontraron en un beso abrasador que prendió fuego a mi sangre.

Era siempre así entre nosotros tras una larga separación. El trabajo encubierto de Lily a menudo la alejaba de nosotros durante meses de una vez y cuando regresaba yo estaba famélico de su afecto y su contacto.

"¡Puaj! Por favor, ¿dejaréis las demostraciones públicas de afecto? ¡Está poniéndome enfermo!"

Ignoramos a nuestro hijo de trece años unos momentos más, hasta que sus ruidos de ahogo comenzaron a entrometerse en el momento, y Lily se giró y dijo, "¡Harry, para! Es perfectamente natural que marido y mujer se muestren afecto en su propia casa."

"¡Pero no delante de su hijo!" gritó Harry. "¡Eso es simplemente asqueroso!"

"En el nombre de Merlín, ¿por qué? Nunca solía importarte que nos besáramos cuando eras pequeño."

"Eso era diferente. No sabía más entonces. Pero ahora… ahora sé lo que viene tras la parte de los besos."

"¿Estás seguro?" bromeó ella, riendo.

Harry se puso escarlata hasta las puntas de las orejas. "¡Sí! ¡Nos enseñan cómo se hacen los bebés en la escuela primaria, Mamá! Además, Papá tiene todos esos libros de anatomía y me hizo estudiarlos de modo que supiera cómo ciertas pociones afectan a partes del cuerpo. Y sois mis padres… y es sólo… ¡puaj!"

Ambos reímos entre dientes de eso y él nos fulminó indignado.

Lily extendió la mano y le revolvió el pelo, que necesitaba un corte. "¡Oh, Harry! Algún día, cuando conozcas a la chica adecuada…"

"¡Por favor, Mamá! ¡Ni siquiera empieces! No tengo novia y no voy a casarme con Hermione, incluso si es mi mejor amiga."

"¿Quién dijo jamás algo sobre casarte con Hermione?" Lily me miró interrogativamente.

"Creo que está comparando su amistad con la nuestra," murmuré. "Obviamente no ha salido a James en ese tema."

Lily sacudió la cabeza. "No. James ya estaba recibiendo notas de chicas en tercero y teniendo citas en cuarto. Pero me alegro. Prefiero que sea así," susurró ella.

"¿Cómo?"

"Inocente," respondió su madre.

"¡Mamá! ¡No soy un maldito bebé!"

"Todavía no comprendes lo que quiero decir con eso," dijo ella. "Y vigila tu lenguaje, ¿o debo ir a buscar una pastilla de jabón?"

"No, madame." Él sabía que era mejor no poner a prueba a Lily. Ella detestaba el lenguaje soez… a cualquier edad. Una vez había amenazado con lavar mi boca.

Ella le puso las manos sobre los hombros. "Hmm… parece que has crecido desde la última vez que te vi. Lo que significa que papá ha estado alimentándote bien."

"Gracias, Lil," dije sarcástico. "Como si le dejara pasar hambre."

"Os conozco a ti y a tu investigación en pociones, Severus. Una vez te pones tras un caldero, a veces… olvidas que el mundo existe."

No podía negar eso. Las pociones eran mi pasión, siempre lo habían sido y siempre lo serían. Que era por lo que las impartía a nivel de Maestría en la Academia de Pocionistas. Nunca podría haber enseñado a adolescentes día tras día. El resto del tiempo lo pasaba investigando e inventando y educando en casa a mi hijo adoptado, Harry James Potter-Snape.

"Tienes razón en eso," dijo Harry descarado.

"¿Quién te preguntó, mocoso?"

"Sólo lo decía."

Le puse los ojos en blanco. "¿No has aprendido nada de esta mañana?"

"Sí, sí. A tener cuidado con lo que deseo."

"¿Qué ocurrió?" preguntó Lily, mirando a su hijo a sabiendas.

"Se puso descarado e insolente y le castigué," respondí.

"Me quitó mi escoba durante el fin de semana, Mamá. Y luego me azotó. Estoy traumatizado emocionalmente. Necesito un terapeuta."

"Vaya, cachorrillo melodramático–"

"Pediré una cita," interrumpió Lily, sus ojos chispeando. "Creo que el Dr. Graves sería capaz de encajarte la próxima semana. Por supuesto, acabarías perdiéndote el entrenamiento de Quidditch, pero tu trauma emocional es más importante, así que–"

"¡Olvídalo!" dijo Harry enseguida. Enfrentado con la perspectiva de perderse el Quidditch, mi hijo cambió velozmente su tonada. "Viviré."

"Ahora, dime por qué enfadaste a tu padre lo suficiente para azotarte, porque tiene que ser bastante malo para empujarle a hacer eso," exigió Lily severamente.

Mi hijo bajó la cabeza, toda su insolencia desaparecida. "¿Y voy a meterme en problemas dos veces?"

"No. El castigo de tu padre es más que suficiente. Habla, Harry." Sonaba del modo en que debía haberlo hecho cuando estaba interrogando a un sospechoso.

Y como muchos sospechosos, Harry balbuceó cuando se encontró con su acerada mirada esmeralda, confesándolo todo.

"Lo siento de verdad. Me esforzaré al máximo por no volver a replicarle."

"Bien, porque eso es algo que ninguno de nosotros tolerará, Harry James," dijo Lily. Entonces le puso el brazo alrededor y lo abrazó y también lo hice yo.

"Estás perdonado, mocoso," dije, sabiendo que era la parte más importante de mi trabajo, perdonar a mi rebelde hijo por sus errores, que era algo que mi propio padre nunca había estado ahí para hacer.

"Gracias, Papá." Harry parecía muy aliviado. "Mamá, ¿atrapaste a los ladrones de ese anillo de piedra mágica?"

Lily asintió. "Sí, Harry. Logré atraparlos a todos esta vez. Misión cumplida."

Harry sonrió orgulloso. "¡Bien, Mamá! ¿Ves, Papá? Te dije que los detendría a todos. Nadie escapa jamás a la Agente Especial Evans."

"Harry, no soy una especie de… súper bruja," protestó Lily como siempre lo hacía cada vez que alguien daba importancia a su profesión escogida. Había decidido conservar su apellido de soltera a través de sus dos matrimonios.

"Seguro que lo eres, Mamá." insistió Harry resueltamente. "Has detenido a más criminales que cualquier Speck en el cuerpo. Al menos eso es lo que dice el Auror Moody." "Speck" era argot entre los Aurores para Agente Especial, un juego tanto con la palabra "especial" como también porque un buen agente puede mezclarse en una multitud y desvanecerse como una mota de polvo, nunca visto a menos que lo quisiera. Lily era una de los mejores.

"El Capitán Moody fue mi promotor en la Academia de Aurores, así que es parcial," dijo Lily. Todo este tiempo, ella había estado de espaldas a la repisa y no había notado la urna ni la fotografía y la vela. Miró alrededor. "Vaya, ¿dónde está Gabriel, Sev? ¿Está dormido arriba, el viejo zoquete? Supongo que tendré que subir a saludarle, probablemente esté volviéndose duro navegar por esas escaleras ahora."

Harry me miró interrogativamente.

"Eso no será necesario, Lil."

"¿Por qué no? Sólo porque sea viejo no es razón para que lo descuide."

"No es ése el por qué. Es porque… está justo ahí." Señalé la urna.

"¿Justo dónde?" Ella se dio la vuelta, siguiendo mi dedo.

Sus ojos se enfocaron sobre la urna, la foto, el collar, y la vela. Una mano fue a su boca. "¡Oh, no, Sev! ¿Se ha… marchado? ¿Cuándo?"

"Hace un mes. No sabía cómo decírtelo por carta…"

"¿No… sufrió?"

"No. Murió pacíficamente mientras dormía." Fui a abrazarla.

"Lo siento tanto… siento tanto que nunca pude decirle adiós… después de todo lo que hizo por nosotros…" Las lágrimas estaban cayendo por sus mejillas ahora, en silencio, una tras otra, como gotas de lluvia. "Sabía que era viejo, pero esperaba que la poción durara unos años más…"

"También yo," murmuré.

Abruptamente, se giró y puso la cabeza en mi hombro y entonces lloró como un bebé por el perro que había supuesto tal diferencia en todas nuestras vidas. Su dolor también volvió a traer el mío y el de Harry a la superficie, y por un rato todos lloramos juntos a nuestra mascota perdida.

Más tarde, le mostré mi diario y le dije que estaba escribiendo la historia de Gabe. "Ayudan un poco, los recuerdos."

"Sí. Es un tributo maravilloso, Sev," dijo ella, pasando los dedos por mi cabello oscuro. "Desearía haber estado ahí para ayudarte a pasar por ello."

Apoyé la cabeza en su hombro. "No tiene sentido arrepentirse de lo que no puede evitarse. El dolor es el mismo, entonces y ahora. Nunca le olvidaré y siempre le extrañaré."

"También yo." Se acurrucó más cerca de mí y encontramos un modo de olvidar nuestro dolor por un rato en la ancestral celebración de la vida y el amor.

. . . . . . . . .

N/A ¿Qué pensáis del manejo de Sev de Harry? Sé que probablemente haya más preguntas ahora que os habéis enterado de quiénes son el hijo y la esposa de Snape. Como, ¿por qué Harry es educado en casa y por qué Lily acabó con James en primer lugar? Sed pacientes. Todas vuestras preguntas serán respondidas, espero, a medida que se desarrolle la historia. Y si no lo son simplemente enviadme un PM. ¡Gracias por leer! :)

N/T "Speck" significa "mota", como en "mota de polvo", de ahí el juego de palabras.