Hola!
Perdonad si hay algún dedazo, no lo corregí.
Caro,DamaDeRohan, Helena... Si he conseguido que Astoria no os guste, me doy por satisfecha. No es un personaje que me caiga mal, simplemente le ha tocado a ella la pajita más corta!
Marie Salazar, bien! ya somos dos por lo menos que nos gusta Morgan.
Wendy yo también creo que vive en un mundo paralelo!
Espero que sigais encontrando la historia interesante!
Besos y abrazos
AJ
Pistas e interrogatorios
Una semana después Draco acompañó a Hermione al Ministerio el día de los interrogatorios y fueron juntos al despacho de Harry, donde ya se encontraba Morgan.
—Hoy en día dejan entrar a cualquiera —masculló el Inefable al ver entrar a Malfoy.
—Eso mismo pensé yo el primer día que me dijeron que trabajaría contigo, Atwater —alzó una aristocrática y burlona ceja —pareces mucho menos pálido que la última vez que te vi ¿Has dejado a un lado los antros llenos de borrachos?
—Por ahora —respondió él arrastrando las palabras.
—Lamento interrumpir este encantador reencuentro —atajó Harry — pero en quince minutos tengo que estar en la sala de interrogatorios y me gustaría repasar las preguntas, sobre todo por si se os ocurre algo que se me haya pasado por alto.
—Las leí ayer —dijo Hermione —están perfectas Harry —miró a Morgan —¿Has conseguido algún avance con Adalid?
—No —puso una mueca de desagrado —espero que los interrogatorios de hoy nos arrojen algo de luz. Es una puta locura.
—Pero tenemos novedades con las publicaciones —intervino Harry con una sonrisa —esta misma mañana Halfnaked ha tenido un golpe de suerte. Tenías razón, Hermione —dijo mirando a su amiga con más que evidente orgullo —están usando internet.
—¿Halfnaked? —Preguntó Draco —¿Halfnaked-Flint? ¿La mujer de Marcus?
—La misma —respondió Potter —se ha unido al escuadrón porque al parecer es una fantástica hacker informática.
—¿Una qué? —preguntaron Morgan y Draco a la vez.
—Quiere decir que sabe manejar las tecnologías muggles muy eficazmente —dijo Hermione que prefería no dar demasiados datos a dos personas curiosas por naturaleza que podrían tenerla horas hablando sobre internet —¿Qué ha descubierto?
—Una página web sobre el BR bastante completa.
—¿A la vista de los muggles?
—Bueno, no exactamente —frunció el ceño como si tratara de recordar algo —no estoy seguro pero Halfnaked me explicó que la página en sí es bastante inocente hasta que, con la contraseña se accede a la información importante.
—Ahora hay que saber cómo consiguen esa contraseña.
—En la publicación física —al verla arrugar el ceño intentando entender, se explicó mejor —la publicación llega a gente concreta. Gente que sufrió pérdidas en la guerra, hijos de muggles que fueron perseguidos, mestizos que se han visto denigrados por magos de sangre pura… la lista es larga, se fijan en ti, te siguen, alguno de ellos se acerca, te pregunta, valora si estás interesado y, cuando creen que es el momento, te llega la publicación.
—¿Has hablado de esto con Seamus y Dean? —preguntó Hermione
—Sí, pero ellos nunca recibieron la publicación.
—¿Y eso no es extraño?
Harry se encogió de hombros
—Espero saber más cuando hable con esos capullos que tengo detenidos. Por el momento todo lo que sé es que no lo envían al azar, estudian a la gente, los siguen y los preparan para esto.
—¿Y qué ha encontrado Halfnaked? —preguntó Draco
—Una lista —dijo Harry con una amplia sonrisa.
—¿De miembros? —preguntó Hermione sintiendo que su corazón se aceleraba
— Y de víctimas.
Se quedaron en silencio sepulcral hasta que Morgan lo rompió con su voz grave.
—Joder, por fin —se levantó golpeando el hombro de Harry — eres bueno Potter. Ya era hora, solo necesitábamos eso, un hilo del que tirar. Maldita sea, esto es bueno.
—Lo es —dijo Hermione agarrando la mano de Draco.
—¿Vais a escuchar los interrogatorios? —Harry se acercó a la puerta mirando el reloj —son en tres minutos.
—Intenta detenernos —Hermione salió tras él con una sonrisa y le deseó buena suerte antes de sentarse con Morgan y Draco al otro lado de la pared hechizada — espero que sepan algo.
—El problema son los vacíos de memoria —Atwater se cruzó de piernas a un lado de Hermione.
—Sí —Draco colocó el brazo tras ella y se recostó en el respaldo —a mi también me preocupan. Son burdos pero sólidos. A quien los haya colocado no le importa que sepamos que están ahí, únicamente quiere esconderse de nosotros.
—Exacto. No va a ser fácil encontrar el modo de ver a través de esa niebla.
—¿Ver a través de esa niebla? —Hermione se tensó y miró al Inefable —¿Quieres decir que es posible revertir el Obliviate? —frunció el ceño —pensé que era peligroso.
—Lo es —la expresión del hombre se suavizó ya que había leído el expediente de Hermione —es peligroso porque puedes dañar el cerebro del paciente.
—Eso me han dicho todos los medimagos —susurró
—En este caso nos importa una mierda el cerebro de cualquiera de ellos —espetó Draco al otro lado —por eso es posible revertirlo, porque lo peor que puede pasar es que tengamos pulpa de sesos dentro de sus cráneos y ¿A quién le importa?
—No sé ¿Al Ministerio?
Draco se encogió de hombros
—Hay muchas formas de barrer bajo la alfombra querida —espetó con una sonrisa maliciosa.
—Tiene razón —dijo Morgan antes de que Hermione pudiera protestar.
—Sois unos salvajes.
—A veces se hace lo que se tiene que hacer —respondió Atwater.
—Harry nunca haría eso —espetó Hermione, leal hasta la muerte.
—Para eso estamos nosotros —murmuró Morgan de forma casi inaudible.
—¿Qué quieres decir?
Pero Hermione nunca llegó a escuchar la respuesta porque Harry empezó a hablar al otro lado de la pared.
—Nombre completo
—Madeline Pusset —respondió la bruja mirando a Harry con odio.
—¿Eres miembro activo del BR?
—Sí
—¿Forma parte activa del grupo activista tu compañero en el Ministerio Stuart Morton?
—Sí
—¿Robó él el giratiempo que encontramos en casa de Ben Warren?
—Sí
—Joan Barbrow ¿La conoces?
—Sí
—¿Forma parte también del grupo activista BR?
—Sí
—¿Sabes quién ordenó los asesinatos de Carrow, Malfoy, Nott, Parkinson y Zabini?
—No
—¿Conoces a Adalid Rymer?
—No
El interrogatorio siguió con preguntas simples que intentaban vincular a los miembros del grupo conocidos, preguntó por localizaciones y planes.
Indagó sobre la posibilidad de que más trabajadores del Ministerio estuvieran colaborando con el grupo pero si era así ella lo desconocía.
La mujer habló de las publicaciones y de que ella y Barbrow eran las encargadas de localizar a los candidatos, hacer los seguimientos y elegir el momento del contacto, aunque ninguna de ellas servía de enlace. Dio varios nombres que no conocían quienes, al parecer, se encargaban de establecer la relación inicial con los posibles nuevos miembros.
Sabía de la existencia de Chadburn aunque nunca lo había visto y Ben Warren, quien no le gustaba nada, era uno de los brazos ejecutores del grupo.
—¿Eres consciente de que las órdenes que ejecutan son asesinatos?
—Sí
—¿Estás de acuerdo con el asesinato de inocentes?
—¡No son inocentes! —gritó con rabia, su rostro convertido en una máscara de furia —¡Son asesinos!
Harry, acostumbrado a los arrebatos de los detenidos ni siquiera se inmutó y no respondió.
—¿Has ejecutado alguna orden durante el tiempo que llevas en el grupo?
—Sí
—¿Cuáles?
—He buscado candidatos, hecho los seguimientos, mandado a los enlaces, me he manifestado y he hecho pintadas en la casa de los Malfoy y los Nott.
—¿Cómo has accedido a las casas de ambos?
—Yo… —ella pareció dudar y su rostro se arrugó, como si tratara de recordar algo que se le escapaba —entré por la puerta —dijo con cautela —entré, sí, por la puerta de entrada.
—Eso no es posible. Las casas tenían complejas protecciones ¿Cómo las superaste?
—Entré por la puerta —volvió a decir ella, nerviosa.
—¿Quién te dio la orden?
—En la web
—¿En la web? ¿Cómo funciona la web?
—Cada semana o cada quincena, dependiendo de la publicación, la contraseña aparece en uno de los crucigramas. Accedes a tu cuenta de usuario y dentro tienes las órdenes.
—Dame un ejemplo.
—Si tienes una orden aparece el día, la hora y el lugar en el que tienes que ir.
—¿Es igual para los ejecutores?
—Creo que sí.
—Andrew Kirke ¿Es otro de los ejecutores?
—Sí
—¿Conoces a más?
—Sí
—¿Quienes son?
—Dennis Creevey, Ben Warren, Andrew Kirke y Penelope Clearwater
Aquello hizo que Harry se paralizara y mirara hacia la pared tras la que sabía que estaban los demás.
—¿Clearwater es una ejecutora?
—Sí
—¿Alguno de los ataques ha sido suyo?
—No lo sé.
—¿No hay más?
—No que yo conozca.
Harry continuó por más de una hora, preguntó por Dean, Seamus, por Lucius y Narcisa Malfoy e hizo un recorrido por todas las preguntas de su lista.
Interrogó a Chadburn y terminó por la anciana Marietta.
Cuatro horas después se reunieron de nuevo en su despacho.
—Necesito poner todo en orden —murmuró sentándose en su silla y frotándose la cicatriz.
—Un muro podría ayudar —dijo Hermione señalando la pared del lateral sobre la que cientos de veces ponían la información uniéndola con hebras mágicas, en una copia algo modificada de los hilos o cuerdas muggles.
—Después —respondió Harry —quiero ver la lista de miembros y víctimas. Primero empezaremos por ahí.
—Perfecto —apostilló Morgan.
Harry pidió a su asistente unos cafés y sacó el listado de nombres que tenía en el pergamino que le había facilitado la auror y lo elevó en el aire agrandándolo hasta que fue lo bastante grande para parecer una pizarra.
—Es una lista larga pero Halfnaked se dio cuenta de que los perfiles eran distintos. Por ejemplo, tras hablar con Pusset vemos que estos de aquí —con la varita señaló tres de los nombres y les dibujó un círculo alrededor — Warren, Kirke, Creevey y Penélope. Los cuatro tienen una E delante de sus nombres, al igual que este —dijo señalando del mismo modo otro nombre —por lo que si seguimos la lógica tenemos cinco ejecutores.
—¿Garreth Davies? —Draco tomó los cafés que la asistente de Potter había traído, los repartió y volvió a sentarse cerca de Hermione —¿Puede ser familia de Roger Davies?
Harry le miró ladeando la cabeza.
—Buen punto, Roger Davis, Ravenclaw ¿Uno o dos años por encima de nosotros?.
— pareja de Fleur en el Baile de Navidad —añadió Hermione.
—Anotaré eso y pediré a Higgs que lo investigue —al lado del nombre de Garreth David hizo la anotación — Al lado del nombre de Pusset y Barbrow hay un R —fue subrayando varios nombres más —sabemos que se dedicaban a buscar, investigar y contactar a posibles futuros miembros.
—Bueno podría ser R de recolectores —dijo Hermione
—O de rastreadores —replicó Morgan.
—Me suena ese nombre —interrumpió Draco señalando uno de los que había subrayado Harry —Liam Donaldson —se dio ligeros golpecitos en la mandíbula con los ojos perdidos en sus propios pensamientos —Donaldson —hizo una mueca —¿Dónde he oído ese nombre antes?
—Lauren Daft —intervino Hermione —trabaja para Madame Malkin.
Harry anotó el dato igual que había apuntado el de Roger Davies.
—Es un rompe maldiciones —exclamó Draco —Liam Donaldson. Estuvo en mi casa después de la guerra junto al chico Weasley, intervinieron varias habitaciones y tuvieron que romper maldiciones en un par de objetos de magia negra de mi padre.
—Hablaré con Bill —dijo Harry escribiendo al lado del nombre —¿Conocéis alguno de los otros tres nombres? —Los demás negaron y suspiró —los investigaremos. También tenemos una A al lado de Finch-Fletchley, Spinster, Cullimore y estos otros —los fue punteando — Shevon Culpepper, Temperance Sallow, Janet Archer, Ulysses Dankworth. Y estos —señaló otros nombres que no tenían ninguna letra y entre los que se encontraban Seamus y Dean —no tienen perfil en la página por lo que suponemos que, o bien han sido contactos que no han pasado a ser miembros activos o que los tienen en seguimiento.
—¿Y los que tienen una E? —preguntó Malfoy
—Por eliminación deben ser los enlaces —murmuró Morgan —Michael Corner y Velvet Barrow.
—Otro miembro del ED —susurró Harry masajeándose la nuca con gesto cansado.
—Está bien —Hermione se levantó y se acercó a su amigo poniendo la mano sobre su hombro —a veces la gente se confunde y toma malas decisiones —dijo mirando a Draco con media sonrisa cariñosa, mordiéndose una sonrisa al ver que sus pómulos se sonrojaban levemente y miraba a otro lado —Seamus y Dean tomaron una mala decisión pero no sobrepasaron la línea y se han arrepentido. Estaban dolidos y el rencor puede enquistarse con facilidad.
—Hablaré con Michael —respondió Harry asintiendo en dirección a Hermione.
Se miraron y se dijeron todo lo que necesitaban sin una sola palabra. La mujer le apretó el hombro y volvió hacia su asiento.
—Déjame a uno de tus chicos e iremos a ver a Madame Malkin para apresar a Lauren Daft, será más fácil que no escape si no se espera la detención.
—Iré yo contigo —replicó Morgan poniéndose en pie —después me acercaré a Gringotts para ver si saben algo de Donaldson.
—Escribiré a Bill ahora mismo —añadió Harry.
Draco se acercó a Hermione con una sonrisa algo tensa, se sentía incómodo ante las palabras que había dicho ella antes, culpable de las decisiones que tomó en el pasado. Recordó los gritos de nuevo y temió romperse allí, al lado de Potter y Atwater.
—Yo iré a casa. Me gustaría bajar al taller de pociones un rato —dijo con la voz algo tomada.
—Claro —vio la tensión de su cuerpo, los nudillos apretados, la mandíbula rígida — te acompañaré, me gustaría coger un par de cosas para arreglar, ya que voy a ir a Madame Malkin —miró a Morgan, esperando que él comprendiera —¿Te importaría ir primero a Gringotts? Podemos vernos en Sortilegios Weasley en una hora.
—Perfecto —dijo el Inefable.
—No hace falta que vengas conmigo —masculló Draco cuando estaban llegando al Atrio. Odiaba ser tan jodidamente transparente para ella ¿En qué momento la había dejado entrar tan profundamente en su vida?
—Callate Draco —le fulminó con la mirada y entró con el en la chimenea —lo siento —le abrazó en cuanto llegaron a la mansión y se aparecieron en su Lugar Seguro —lo siento mucho. No quería hacerte recordar.
Draco apretó los dientes y, por un instante, por una fracción de segundo, sintió el impulso de empujarla lejos y ser hiriente, de defenderse atacando, de burlarse de su empatía. Sería muy muy fácil caer en los viejos hábitos, encerrarse en sí mismo y recluirse en su interior, escondiéndose de ella, de lo que le hacía sentir, de la confianza, de la intimidad.
Pero no lo hizo.
Con un pesado suspiro le devolvió el abrazo y hundió el rostro en su cuello, aspirando su olor, dejando ir toda aquella angustia y aquella zozobra que había sentido en el despacho de Potter.
—Compénsame —susurró mordiendo el lateral de su cuello porque, al fin y al cabo era un Slytherin muy capaz de sacar ventaja de cualquier situación.
Hermione soltó una áspera carcajada y sus manos subieron por la masculina espalda hasta enredarse en sus suaves cabellos y darle un pequeño tirón.
—Eres una serpiente —susurró apartándose lo justo para mirarle a los ojos.
Draco sonrió y la levantó para que ella enroscara las piernas en sus caderas y pudiera tenerla cara a cara al mismo nivel.
—Tienes una hora —le mordió la barbilla —es tiempo más que suficiente para lo que tengo en mente.
—¿Y qué tienes en mente? —preguntó Hermione ladeando la cabeza para dejarle acceso a su oreja.
—Deja que te lo muestre.
La llevó así, enganchada a su cuerpo como un mono araña y, cuando la bajó hasta el suelo ya en la habitación, hizo desaparecer sus ropas con un hechizo no verbal ni bien hubo puesto los pies en la madera, riéndose de la cara de sorpresa de la mujer la atrajo hacia sí para besarla hasta que la tuvo entre sus brazos derretida y jadeante.
—No puedo perder el tiempo— dijo mordisqueando su labio inferior —no querrás llegar tarde.
Hermione jadeó cuando la giró entre sus brazos empujándola contra la cama. Cayó de boca, rebotando en el colchón y chilló cuando él se arrodilló tras ella abriéndole las piernas para hacerse hueco entre ellas.
—Si no te comportas perderemos mucho tiempo —le acarició los muslos y las nalgas, dándole un pequeño pellizco —arrodíllate.
Hermione sintió que se humedecía ante la orden susurrada con aquella voz enronquecida de deseo y necesidad. Se arrodilló y, mirándole por encima del hombro con ojos entornados se agachó hasta que su rostro se apoyó en la almohada y su trasero se elevó, expuesto y ofrecido.
—Mierda —siseó Draco y, recordando que unos días atrás había deseado esto, mandó a la mierda a Morgan y se agachó para lamer aquel coño abierto y sonrosado que se exponía a su mirada como una flor cuyos pétalos húmedos y suaves reclamaban atención.
Gimió al sentir aquella pegajosa suavidad en su lengua y se aferró a sus nalgas mientras lamía sus pliegues, mordisqueando el pequeño clítoris que se inflamaba bajo sus atenciones. Pasó la lengua por toda la línea de su abertura y subió, besando sus nalgas, la parte baja de su espalda y cada una de las vértebras que encontró a su paso. Pegó las caderas a las de la mujer y se agachó, las manos a ambos lados de la cabeza de Hermione, su glande empujando entre aquellos pliegues que había saboreado segundos antes.
—Soy adicto a tu sabor —susurró antes de empujarse en aquel apretado canal que le recibió abriéndose y cerrándose alrededor de su miembro, tragándoselo y reteniéndolo con un puño de acero.
Ambos gimieron y Draco se incorporó agarrándose a las caderas de Hermione, saliendo de ella solo para volver a arremeter con más fuerza.
La mujer se apoyó en sus codos, arqueando la espalda para empujarse contra sus embestidas y él perdió la cabeza.
La aferró de las manos llevándole los brazos hacia la espalda y ella cayó de nuevo sobre la cama. Así, sujeto a sus muñecas empujó una y otra y otra vez mientras una inmovilizada Hermione gritaba su nombre entre espasmos, corriéndose de forma rápida y brutal.
—Otra vez —murmuró Draco bombeando más rápido, más profundo, con más fuerza. Le soltó las manos y, curvándose sobre el cuerpo de ella buscó con sus dedos aquel nudo de carne sensible. La castaña volvió a gritar —eso es, córrete otra vez, córrete para mi, Hermione.
Ella lo hizo y en esa ocasión Draco la siguió al éxtasis mordiendo su hombro mientras se vaciaba en su interior con un profundo gruñido.
Hermione llegó solo cinco minutos tarde a la puerta de Sortilegios Weasley.
Morgan estaba hablando con Ron quien, al verla, se acercó a darle un rápido abrazo antes de volver a entrar para ayudar a George a atender al público.
—¿Cuándo os habéis hecho amigos? —preguntó a Morgan al llegar a su lado.
Él gruñó de una forma que le recordó a Draco.
—Yo no diría que somos amigos. Pero no están mal estos Weasley —respondió señalando la tienda con la barbilla mientras se alejaban—fui a comer con ellos estas navidades.
—¿En serio?
—Potter me arrastró hasta allí —dijo restándole importancia.
Hermione supuso que, tras el ataque, Harry no habría querido dejarle solo y siendo como era, seguramente encontró la forma de hacer que le acompañara a La Madriguera.
Molly nunca dejaría fuera de su casa a un alma descarriada y solitaria como la de Morgan.
—¿Por qué querías pasar la noche de Año Nuevo en un bar emborrachándote? —preguntó sin pensar. Morgan se quedó congelado durante un par de segundos antes de volver a caminar —Está bien, está bien —añadió pensando en que no estaría mal si puediera patearse a sí misma —no es asunto mío.
—No lo es —respondió él bruscamente —pero quizás te lo cuente en otro momento —dijo con más suavidad.
Hermione, a su espalda, sonrió.
—Está bien. ¿Qué tal te ha ido en Gringotts?
—No tan bien como me habría gustado. Espero que Potter tenga más suerte con Bill Weasley. Al parecer Donaldson dejó Gringotts hace un par de meses.
—Mierda —masculló Hermione
—Sí, se acerca bastante a lo que dije yo cuando me enteré —¿No querías traer ropa? —preguntó al llegar a la tienda de Madame Malkin y ver que ella no llevaba nada en las manos.
—Ambos sabemos que era mentira —soltó con una sonrisa decidiéndose por la sinceridad.
Morgan soltó una inesperada carcajada.
—Me recuerdas a alguien de mi pasado — replicó abriendo la puerta para dejarla pasar.
—Espero que fuera alguien que por lo menos te cayera bien.
Él la miró con algo parecido a la nostalgia.
—Sí, me caía bien.
—Bueno, entonces eso es algo positivo ¿No?
—Absolutamente
No pudieron hablar más porque en seguida Madame Malkin se acercó a Hermione dispuesta a atenderla y tuvo que girarse para poder ver el resto del local sin ser brusca con la dueña.
En seguida se dio cuenta de que Lauren estaba tomando las medidas de una bruja que se encontraba de espaldas a ellos, aunque por el reflejo del espejo que había frente a ella, Hermione pensó que se trataba de Astoria Greengrass.
Se distrajo cuando Madame Malkin le preguntó por sus necesidades específicas y antes de poder hacer nada más que responder a la bruja que estaba en medio de una misión para el Ministerio, vio a Morgan sacar la varita y apuntar a la modista discretamente, silenciándola con un hechizo no verbal.
Cuando Lauren se dio cuenta de que se había quedado sin voz, abrió los ojos como platos, mirándoles horrorizada y aferró su varita, pero antes de que pudiera utilizarla, Hermione la detuvo con un incarcerous que la empujó contra la silla que tenía detrás y la dejó atada a ella e inmovilizada.
—Lauren Daft — escuchó la voz de Morgan resonando en la tienda —queda detenida por el Departamento de Aurores de Londres por pertenencia a un grupo activista y banda armada que ha cometido asesinatos, desorden público y vandalismo. —se acercó hasta quedar frente a ella, con las piernas entreabiertas y sus poderosos brazos cruzados sobre el pecho —Tiene derecho a guardar silencio, a no declarar contra sí misma y a confesarse inocente. Tiene derecho a un abogado, si no puede pagar uno el Wizangamont designará uno de oficio para usted. Tiene derecho a conocer los cargos imputados para poder defenderse. Tiene derecho a contactar con una persona de su elección así como poner en conocimiento de un familiar que ha sido detenido.
Le quitó el silencius
—¿Lo ha entendido? —preguntó con el rostro impertérrito.
—Sí —respondió la bruja mirándole con ojos entrecerrados.
Las facciones dulces y la mirada suave de la mujer habían desaparecido y la mueca de ira de su cara lo decía todo.
—¿Lauren? —preguntó Madame Malkin que se había llevado una mano al pecho y contemplaba la escena con incredulidad —¿Qué está ocurriendo? ¿Señorita Granger?
—¡Eres una vergüenza! —le gritó Lauren Daft a Hermione —¡Amante de mortífagos! ¡Traidora! ¡Serás la siguiente! ¡Te atraparán! —se rió con histerismo de una forma que a Hermione le dio escalofríos, era como estar delante de una demente como Bellatrix Legstrange.
Estaba tan furiosa que al gritar escupía y agitaba la cabeza con el rostro enrojecido.
—¿Traidora? —preguntó Hermione con una calma glacial que hizo que hasta Morgan la mirara estupefacto —¿Vergüenza? —sonrió, con esa sonrisa ladeada que el Inefable había visto en Malfoy más de una vez — ¿Dónde estabas tú mientras yo luchaba en Hogwarts contra Voldemort? ¿Dónde estabas mientras me recorría todo el país siendo apenas mayor de edad destruyendo partes de su alma? —su voz subió un poco de tono —¿Dónde estabas tú mientras mis amigos morían, mientras eran asesinados por los mortífagos de verdad? Me llamas amante de mortífagos porque tengo una relación con Draco Malfoy, que era solo un adolescente asustado, obligado a ser quien fue, que jamás asesinó a nadie cuándo tus amigos están matando inocentes. La vergüenza la deberías pasar tú, que estabas escondida seguramente mientras los demás ganábamos una guerra para que gente como yo fuera libre. Yo no gané una guerra para que los idiotas como tú buscaran un nuevo líder igual de demente y asesino que el mismísimo Voldemort. Habláis de los mortífagos como si fueran monstruos pero ¿Sabes qué? No más que vosotros.
Se giró para hablar con Madame Malkin y tranquilizarla
—La llevaré al Ministerio —dijo Morgan sujetando a la violenta bruja mientras pataleaba —Voy a añadir agresión a un auror. Petrificus totalus —miró a Madame Malkin y a Hermione —sois testigos de que no podía llevarla a detención sin evitar sufrir un asalto por su parte.
Salió con la detenida a la puerta de la tienda y se apareció con ella rumbo al Ministerio.
Mientras el Inefable se marchaba, Hermione continuó con su labor de tranquilizar a Madame Malkin, sin darse cuenta de que la pequeña de los Greengrass ya no estaba allí, pero sí un pequeño grillo que revoloteaba cerca de los probadores.
