-Espero le guste. -Dijo ella para si misma en el taller con el cinturón en la mano. Había logrado terminarlo pero Korra aún no volvía ¿Y si él nunca más volvía? ¿Cómo iba ella a olvidarlo? ¿Era capaz de hacerlo o moriría en el intento? Porque entre más ella lo añoraba más parecía que el Señor de los lobos se apoderaba de su corazón. Aunque ausente el recuerdo del príncipe del sur era suficiente para seguirla enamorando. Para buscarlo dentro de casa luego de despertar cada mañana, madrugada, noche deseando que todo fuera una mentira y él siguiera ahí. Sentado en la oficina. Tomando calor de la chimenea en la sala. Entrenando con los guerreros en el patio delantero. Hasta darse cuenta que la locura la estaba sobrepasando. Su esposo no estaba ahí. Empezaba a olvidar facciones de su rostro, la ropa en el armario comenzaba a perder el aroma de Korra, sus propios sueños de superación y progreso habían desaparecido por culpa de la falta de su compañía. Al igual que la marca de reclamación en su cuello dejada por él. Lo único imborrable que le quedaba de su amante era la sensación sobre sus labios de aquel beso que se habían dado aquella noche en el balcón en la fiesta de regreso de la tribu agua del norte- Korra... -Suspiró ella alzando el cinturón para echarle una última mirada a cada detalle en el cuero. Recordar a su esposo, la distancia entre los dos, su actual soledad muy alejada de aquellos momentos de dicha le hizo derramar algunas lágrimas y apretar fuerte el cinturón con una mano y no dejar de tocar sus labios con la otra queriendo atrapar para siempre aquel beso. Korra se vería perfecto con ese cinturón puesto. Su cuerpo no tenía nada que envidiarle a los propios Dioses del sur, porque él mismo parecía uno en persona. Entonces el olor del príncipe la golpeó con el poder suficiente para calentarla toda con pasión en menos de un pestañeó ¿Cómo podía ser lo surreal de intenso para dominar la realidad? Ahora eso parecía ser su pan de cada día: ir sin saber por dónde iba, hablar sin saber qué hablaba, respirar sin saber si seguía viva. Sin embargo debía mostrarse firme ante todos, no quebrar su carácter, seguir adelante y confiar en los espíritus. Si aún era capaz de sentir amor, añoranza y dolor quería decir que no estaba muerta, sus entrañas aún seguían con vida, solo que el dueño de su desesperación continuaba intangible. Pero el olor del Alfa la volvió a golpear con severidad dentro del taller haciéndola bajar el cinturón ¿Qué estaba pasando? Fiarse de lo descabellado no podía seguir dominando sus sentidos ¿Acaso los espíritus se estaban burlando de ella? ¿Por qué podía olerlo y sentirlo cerca cuando él seguía en la lejanía de sus plegarias por cumplir? A menos que no fuera surrealismo y él estuviera ahí, detrás de ella-
-Me gusta, combina con tu collar de compromiso. -Contestó Korra al otro lado de la habitación refiriéndose al ancho cinturón en las manos de su esposa. Verla ahí lo congeló. Siempre Asami había tenido ese poder sobre él, la mujer sencillamente lo paralizaba con su presencia. Era culpa del poder castigador del amor, el sentimiento dejaba su boca seca y generaba presión en su pelvis. -Lamento interrumpir. -Él la miró voltear, la sorpresa en los ojos de Asami al reconocerlo y el titubeó en el cuerpo de la mujer. En respuesta él solo pudo bajar la mirada pero ¿Ella estaba llorando? ¿Por qué lloraba?-
-¿Korra? -Prestó atención la Omega lentamente temiendo que fuera otra mala jugada de su mente, una ilusión que no quería irse, un espejismo en un desierto de soledad que la había perseguido muchas veces en los últimos días. Pero el destello de aquel oasis la hizo secar sus lágrimas queriendo ver mejor. Él no desaparecía, no sé esfumaba, no se iba. Ante la inquisición de sus ojos Korra bajó el rostro, parecía apenado, estaba avergonzado ¿Su esposo aún creía que ella estaba enojada con él? Eso la hizo concluir con rapidez, alguien así de tonto solo podía ser Korra no ningún espejismo o ilusión. Espíritus, Korra, era su Korra ¡Él estaba ahí! ¡Estaba de vuelta! Ella trastabilló con la mesa, tirando en ese tropezón algunas de sus herramientas al suelo y luego al por fin poder reaccionar salió corriendo hacía Korra para abrazarlo. Debía tocarlo, asegurarse de que era real, apretarlo con fuerza y si fuera posible, besarlo-
-Pensé que seguías enfadada conmigo. Disculpa no haberte traído rosas. Aunque las azucenas pandas son tus preferidas ahora que lo recuerdo. -Dijo Korra recibiendo el abrazo de su esposa. Su pecho estaba llenó pero no del dolor dejado por las heridas, era de felicidad. La gloria de volver a tener a su Omega entre sus brazos. Devolviendo el gesto con igual intensidad tomándola por la cintura y alzándola un poco. Aspirando su aroma todo lo que sus estropeados pulmones le permitieron y evitando dejar correr por sus mejillas algunas lágrimas. Porque el llanto de alegría por parte de Asami le estaba removiendo el suyo propio. Pero no podía llorar, un guerrero no lo hace y entre todas las profesiones: alfarero, herrero, carpintero, pescador. Su título era el de un guerrero. Luego, él la bajó con delicadeza y no la separó de sus brazos. Por lo visto a su esposa le habían informado sobre sus pesares en el Reino Tierra y posible muerte al igual que al resto del sur. Que ella reaccionara así a su regreso no era una casualidad y eso lo sorprendió ¿Tan importante lo consideraba Asami cómo para sufrir por él con esa intensidad que transmitía al abrazarlo y llorar?-
-Cállate tonto. -Fue lo único capaz de articular sin dejar de apretar al príncipe cada vez más. Acariciar su fornida espalda y hundirse en su pecho. Korra estaba tibio y fuerte. Sus músculos duros y su corazón palpitaba. Era ella quien se debía de mostrar avergonzada después de haberlo tratado pedante y grosera, pedirle disculpas, no Korra. Pero entre el aroma de él hubo un atisbo que la preocupó. Su Alfa olía a sangre. Por lo que ella despegó su rostro del príncipe y trató de palparlo. Fue un error de su parte. Porque en esa acción ella dejó ver los hematomas que aún quedaban en su rostro a Korra provocando que la felicidad y sonrisa de su esposo disminuyeran drásticamente a una cara confundida, después un ceño fruncido con ambas comisuras de sus labios hacía abajo en un evidente signo de disgusto. Los ojos del Señor de los lobos no demoraron de pasar de grises a tono azul ultramar. Ella conocía la razón. El príncipe del sur estaba enfadado-
-¿Quién te hizo eso? -Gruñó él entre dientes apretados tratando de aguantar la ira ¡¿Quién había sido el maldito que había osado a tocar a su Omega?! A primera vista él no lo había notado, el cabello de Asami había tapado los moretones, también los había tratado de ocultar con maquillaje. Pero al tenerla cerca se le hizo evidente vestigios de violencia que aún quedaban-
-Fue uno de tus hombres príncipe. -Habló Yasuko apareciendo en la puerta del taller-
-¿Mis hombres? -Volvió a gruñir Korra-
-Kinto es su nombre. -Respondió la Omega-
-Él no es ningún hombre de Korra, es solo un traidor madre. -Trató de aclarar Asami-
-Pertenece al sur, eso lo hace un hombre de la tribu. -Se dirigió Yasuko a su hija y luego otra vez al príncipe del sur entrando al taller sin dejar de estar atravesada cerca de la puerta- Tu guerrero no hace más que acosar a mi hija y graznar sin descanso sobre las fronteras de ésta casa desde la supuesta noticia de tu muerte. Trató de violarla, rompió sus ropajes, desgarro sus piernas y como podrás ver, marco su rostro.
-No importa Korra, no es lo que importa. Luego habrá tiempo para eso. Tú eres lo importante ahora ¿Cómo estás? Escuché que fuiste gravemente herido por Zaheer. -Trató ella de congeniar pero su esposo la ignoro, porque el semblante de Korra ahora era sombrío y la ira de él estaba generando tanta presión en la habitación que se le empezaba hacer difícil respirar-
-¿Dónde está Noatak? -Pregunto él con una calma que hizo erizar los vellos detrás del cuello de Yasuko-
-No es la cabeza de Noatak la que quiero príncipe del sur. -Intento ella de sonar lo más recta que pudo porque no solo Asami estaba luchando contra la cólera de ese Alfa. A ella también se le estaba haciendo difícil respirar y mantenerse de pie. Pero ella necesitaba de esa ira para que se cobrará la justa venganza ¡Era su hija la agraviada! Solo qué ella no había calculado lo intimidante de un cachorro enfadado. Porque la potencia de Korra no era la de un cachorro, eso lo pudo deducir con rapidez y agrado. Pero la experiencia la tenía que ayudar en algo a controlar a esa bestia. La calma por fin le había vuelto al cuerpo al escuchar la bienvenida y ver a Tonraq en la entrada lleno de dicha. El esposo de su hija estaba de vuelta y ella no sabía el por qué pero eso la alegró. Por fin había alguien en casa que la iba hacer respetar como una Omega esposa de un príncipe debe serlo. Asami había tenido razón, él no había muerto. La fé inquebrantable de su hija que le había parecido descabellada ahora le daba orgullo. Pero ella estaba cerca de la puerta impidiendo que Noatak entrara y ocurriera una desgracia. Si bien ella misma se había enfadado con el norteño por haber descuidado a su hija el tiempo que Kinto aprovecho para hacerle daño, ella no lo culpaba, Asami había actuado en contra de las advertencias dadas por todos obteniendo las temidas consecuencias y pese a lo ocurrido Noatak había llegado a tiempo para ayudarla, había sido de los pocos guerreros fieles en estar ahí ofreciendo su protección para ellas. No obstante, como guerrero el norteño también tenía orgullo, si ella se apartaba de entre los dos, Noatak entraría al taller para responder a la solicitud del señor de la casa y el príncipe del sur lo mataría sin dejarlo hablar. A ella no le cabía duda. Por eso, mientras mantuviera su presencia entre los dos el norteño no sé atrevería a ponerla en peligro frente a un Alfa enfadado. Tenía que reconocerlo, había sido un gran acierto llevarle la delantera a Noatak en ir a ver al esposo de su hija para revelar el agravio ocurrido contra Asami, de lo contrario el cuello del norteño estuviera partido en dos. Ella solo rogaba que Korra no tomará la decisión de apartarla para ir por él-
-Mi padre le asignó una responsabilidad y él fallo. -Dijo el príncipe mostrando sus colmillos sin mirar directamente a los ojos de Yasuko, no quería ser irrespetuoso con ella. El ropaje de la madre de Asami era de color vinotinto con un largo que casi llegaba al suelo contrastando con lo pálido de su piel y botas oscuras. Su cabello negro y algo ondulado estaba suelto. Yasuko era idéntica a su hija- Sé que Noatak está afuera de ésta habitación no continúes entrometiéndote en su camino.
-¡Es la cabeza de Kinto la que quiero a mis pies! -Repitió la Omega desde su estratégico lugar a unos pasos del umbral sin moverse ni un paso de allí-
-Suficiente Korra, guarda energía para los ancianos, quieren ver con sus propios ojos si es verdad que sigues con vida. Luego habrá tiempo para traidores, Senna me lo contó. -Habló Tonraq con voz gruesa y autoritaria mirando con el ceño fruncido el golpeado rostro de la esposa de su cachorro luego de entrar al taller sin apartar a Yasuko de su lugar. Era verdad. Un guerrero de la tribu había maltratado a la hija de Hiroshi. Eso no era bueno para las heridas de su hijo, Korra podía desangrarse de la rabia, literalmente- Piensa en frío hijo, es contra nuestra ley matar a Kinto sin un juicio. Él es un guerrero de elite y sirve directamente a los ancianos. A éstas alturas tendrá una coartada. Tanto para lo ocurrido con tu esposa como para no ser llamado traidor. Puedes pagar las consecuencias de una estupidez y no estás en condiciones de pelear.
-¡¿El ultrajador de mi hija tendrá más derecho que la esposa de un príncipe?! Absurdo Jefe del sur. -Escupió asqueada Yasuko mientras el rostro del Señor de los lobos seguía oculto, conteniéndose dentro de si para no desatar acciones de un ser iracundo-
-Lo crea o no señora de Sato, no somos tan salvajes como piensa. -Contestó Tonraq a la mujer- Aunque supongo que no soy el primer sureño en decírselo.
-Haz caso a tu padre hijo vas a abrir tus heridas, hasta aquí puedo olerlas. -Entro Senna al taller casi reprochando el exceso de poder por parte de Korra, la loba blanca del príncipe solo fue discreta y se echó cerca de su amo- Kya está alistando la habitación para cambiarte los vendajes y que tomes un merecido descanso. Debes pasar por las manos de Katara también luego de ir con los ancianos.
-¡Basta! Es mi turno ahora, es mi esposo, merezco tener tiempo con él ¡Déjenme a solas con Korra! -Reclamó ella enojada ¿Por qué estaban saboteando su momento de felicidad?- Tengo derecho ¡Lárguense!
-Que sea rápido Asami, tu esposo tiene deberes por cumplir o nuestros enemigos continuarán vanagloriándose de haber destruido a la casa Raava. -Pidió el Jefe del sur después de un silencio dado por todos siendo el primero en dejar la oficina-
-Es cierto hijo, no sabes lo mucho que tu Omega sufrió por ti y todo lo que intento hacer para traerte de vuelta. Es justo que todos le demos unos minutos. -Dijo Senna obligando a Naga a salir del taller en un gesto secundario, la verdad era que la salud de su hijo le seguía preocupando mucho- Luego habrá tiempo para resolver lo que haya que resolver mi cachorro. Es justicia que Asami merece pero no la llevarás a cabo si estás débil o rabioso. Hay leyes en el sur Korra, él debe de ir a juicio.
-Si es que no escapa primero o las leyes que no protegieron a mi hija de ser irrespetada si lo protegen a él solo por ser Alfa. -Agrego Yasuko con ironía y disgusto-
-Él no puede huir del sur, se los aseguró. -Dijo Asami en voz baja- Ahora váyanse.
-¿Cómo y cuando Kinto te hizo ésto? -Interrogo él a su esposa volviendo a mirarla luego de que todos dejarán el taller ¿Su Omega había intentado traerlo de vuelta al sur? Eso había dicho su madre al hablar. Asami lucía un vestido del sur y sus labios eran de un rojo intenso al natural, sus ojos dos esmeraldas forasteras a lo común que hacían saciar de encanto cada centímetro de su ser, solo que aquellos moretones no dejaban de hacer hervir su sangre de ira-
-¿Por qué siempre es igual? Solo te quiero tener para mí y simplemente debes estar lejos, te digo que eres tú lo importante y me ignoras. Korra por favor basta. -Pidió ella al Alfa-
-Asami... No es eso. -Él reflexionó al respecto ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Asami no le exigía ir a matar a Kinto inmediatamente? Luego miró el cinturón en la mesa, las herramientas en el suelo. Las cuáles siendo cuidadoso consigo mismo recogió. Admirando otra vez el cinturón cuando estuvo de pie. Pero hacer ese simple movimiento de agacharse y volver a estar erguido hizo temblar sus piernas y sentir vértigo. Apoyarse de la mesa fue su mejor opción, su esposa no debía darse cuenta de su fragilidad- Muéstrame, voy a medírmelo antes de ir con los ancianos.
-Quiero colocártelo, no utilices tus manos. -Supo ella que Korra se refería al cinturón moviéndose hacía la mesa. Por supuesto que ambos habían sufrido mucho con todo lo pasado para cada uno esas últimas semana. Pero estaba harta de sentir tristeza y rabia. Ahora solo quería tocar y querer a Korra-
-No tenías que obligarte a hacer algo que no te gusta por mi, se que la costura no te llama la atención. -Él la miró con amor aunque dentro de su cabeza, en un lugar muy importante, no dejaba de pensar en cómo destruir a Kinto-
-Ésto no tiene nada que ver con la costura, es mejor. -Asami tomó el cinturón y se acercó de nuevo a su esposo. Tallando la cintura de él con las manos antes de poner el cinturón y luego colocándolo un poco más arriba. El olor de su Alfa y el calor de él la estaba llenando de gusto pero ese rastro de sangre la seguía preocupando. Hasta que lo escucho gruñir de dolor luego de apretar el cinturón un poco más de lo debido- Lo siento, lo soltaré.
-Está bien. -Respondió él- Me encanta, el lobo en la hebilla es espléndido.
-¿No lo dices solo por educación? -Ella miró a Korra frente a uno de los espejos del taller. Él continuaba admirando con detalle el cinturón. Sus ropajes estaban un poco desechos pero era su ropa de guerrero. Korra caminaba más lento de lo normal, eso añadió preocupación para ella- ¿Por qué no vamos arriba? Necesitas descansar, ayudaré con tu baño y sanación. Luego podremos dormir juntos, los ancianos pueden esperar.
-No puedo ahora Asami. -Respondió él con sonrojo tratando de domar una salvaje excitación de su ser y corazón. Pero su esposa había vuelto a buscarlo para abrazarlo y no dejaba de tocarlo ¿Por qué Asami actuaba así? Pensar que solo era la euforia del momento y que luego volverían a ser falsos esposos, era más doloroso que su herida en el pecho y veneno en las venas-
-¡Korra! -Llamó Tonraq desde la sala a su hijo-
-Tengo que ir con los ancianos Asami, es importante.
-Ire contigo, no quiero tenerte lejos otra vez. -Contestó ella tomando por las manos a Korra-
-Espérame en la casa, aún no es seguro que salgas conmigo y está prohibido la presencia de las Omegas en la armería. No iré lejos. Confía en mí. -Él beso la frente de Asami, sus manos y por último siendo íntimamente delicado sobre sus moretones en el rostro. Ella no dejaba de abrazarlo. Por lo cual tuvo que apartarla lentamente de su cuerpo. No había peor tortura, haber anhelado tanto tenerla cerca, lograrlo y nuevamente tener que separarse de ella- Se que haz sido una esposa ejemplar y valiente todo éste tiempo sin mi en el sur Asami. Lo puedo imaginar sin necesidad de que me lo digan. Te pido lo seas un poco más frente a todos ¿Está bien? Si tú eres fuerte aquí y yo lo soy frente a los ancianos será bueno para toda la tribu.
-La tribu te necesita. -Korra no solo le pertenecía a ella- Eres el príncipe del sur después de todo. Te quitaré el cinturón. -Le podría incomodar-
-Déjalo, es perfecto para mi vendaje. Me dará la fuerza que necesito para la jornada en pie que aún me falta. Es bueno que mis enemigos ocultos vean la hebilla y recuerden quien soy.
-Un lobo. -Ella tocó la hebilla del cinturón con la punta de sus dedos delineando con el tacto la figura de la bestia aullante- Korra hay algo más. -Se atrevió a decir ella antes de que el príncipe del sur le diera la espalda para salir del taller- Mako está bajo la custodia de los ancianos. Se cuidadoso al hablarles o será él quien pague por nosotros.
-No te preocupes, tu esposo se hará cargo de todo Asami.
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-¿Por fin te muestras ante mi Noatak? -Dijo él al guerrero. La reunión con los ancianos había sido todo lo esperado, probablemente una desilusión para algunos, una alegría para otros. Él estaba vivo. Pero estar totalmente concentrado en evitar desmayarse había limitado la oportunidad de diferenciar entre aliados y enemigos durante el encuentro. Lo que si habían podido ver sus ojos era que el sur estaba hecho un desastre. Sin embargo su padre le había obligado a ir a descansar si no quería generar daño irreversible a su cuerpo nuevamente. Algo que acepto a duras penas y por tener otro importante objetivo en casa, lo único que lo mantenía en pie, encontrar a Kinto-
-No lo hice antes en el taller porque su cólera hubiera podido lastimar a Yasuko mi señor. -Respondió el norteño con la cabeza levemente agachada luego de esperar a Korra en la entrada de la casa-
-Nunca lastimaría a ninguna de mis Omegas Noatak, no te equivoques. -Habló el príncipe del sur bajando del caballo ocultando el dolor de su cuerpo y dando las riendas del semental a uno de los guerreros sirvientes de la casa encargado de los establos. Debía caminar lento, el mareo amenazaba con hacerlo tropezar y se había negado a ser acompañado por Tonraq de regreso a casa, solo sus escoltas le habían prestado guía hasta sus tierras. Si él pedía apoyo para caminar en presencia de otros Alfas, era exponer su cuello a una vulnerabilidad no solo humillante, también peligrosa-
-¿Sus Omegas?
-Todas las Omegas bajó el techo de ésta casa me pertenecen, soy el señor de éste hogar y tierras ¿Algún problema con eso Noatak? -Él se mostró imponente a propósito, su barbilla estaba elevada y su garganta expuesta, entre Alfas eso hablaba de superioridad. Al ser una zona vulnerable del cuerpo mostrar la garganta a un enemigo era sentirse seguro de poder derrotarlo-
-Ninguno mi señor. -Contestó el norteño sin renegar aunque eso no le agradará. Quizás Korra aún buscaba una excusa para castigarlo o hablaba con seriedad. Esas tierras y esa casa no habían sido solo un obsequio, eran un pago al príncipe del sur por su destreza en la guerra y ferocidad de su espada. Incluyendo guerreros, caballos, servidumbre, esclavos o mujeres ahí presentes en convivencia. Por lo cual, una forma de fastidiarlo era recordarle eso, porque seguramente sospechaba sobre su interés por Yasuko. Reclamarla como suya era una buena provocación por parte de Korra, debía admitirlo. Solo esperaba que no se atreviera a accederla sexualmente si llegaba a sentirse atraído porque aunque siendo la madre de su esposa, Yasuko continuaba gozando de juventud y hermosura, levanto el libido de cualquier Alfa con facilidad. Los señores con ese tipo de comportamientos vigorosos no eran de extrañar y Korra era un espécimen diligente no un cachorro, a su edad él era capaz de poseer a muchas Omegas en una sola noche para poderse saciar, de lo contrario una sola nunca era suficiente, por eso Alfas tienden a tomar más de una esposa, porque es mejor tener herederos que bastardos-
-¿Está mi esposa en casa?
-La señora de Raava salió a casa del Jefe junto a su madre Senna por suministros príncipe del sur, mi hermano y más Alfas las custodian, todavía no vuelven. -Respondió él viendo al hijo de Tonraq venir-
-Relájate Noatak, háblame sin formalismos, somos hermanos de carnada ¿No? Aunque deberías aprovechar para matarme, estoy débil y herido. -Ofreció Korra al guerrero cambiando su expresión facial de amigable a una amenazadora con rapidez al tenerlo de frente-
-Puedo intentarlo, no confunda el respeto con el miedo mi señor. -Respondió Noatak manteniéndole la mirada al Señor de los lobos, Korra no parpadeaba y su sed de combate hubiera hecho arrodillar a cualquiera. La cercanía de su cara con la de él estaba irrespetando toda comodidad. Pero luego, otra vez el príncipe del sur simplemente había reído mostrando sus colmillos como si nada. Aunque no por mucho. Quedándose inexpresivo y callado nuevamente después de eso. Noatak no podía entender que estaba pasando, él no se jactaba de conocer a Korra lo suficiente pero esa no era la forma de ser del príncipe del sur que recordaba. Pasar de ser amable a tanta hostilidad para luego estar tranquilo y acto seguido volver a ser peligroso eran unos cambios de comportamiento que no le agradaban. Es lo que la batalla hace con un guerrero, lo desquicia. Korra había vuelto más fuerte que antes, podía sentirlo. Pero no todas las guerras son iguales y al parecer las consecuencias de Zaheer en su mente lo habían ¿Desequilibrado? Como fuera, si mostraba una pisca de intimidación al príncipe del sur, éste le partiría el cuello. Porque titubear ante otro Alfa por cobardía no era digno de un guerrero de su rango-
-Me gusta que aún tengas agallas hijo de Yakone de la tribu del norte, ven conmigo. -Invito él a Noatak para que le siguiera el paso a la parte trasera de la casa, el norteño no entendía de que se trataba pero debía seguir a Korra sin importar si el príncipe del sur lo estuviera llevando directo a su tumba- Suelta la tensión de tu cuerpo Noatak, no estoy planeando nada contra ti. No puedo guardarte rencor cuando hiciste un buen trabajo aquí cuidando de mi familia. Eso dice el resto. Lealtad con lealtad se paga. Mejor háblame de Kinto y del hecho de no tenerlo ahora mismo a mis pies. No me llames Señor, utiliza mi nombre.
-Desapareció para no tener que enfrentarte Korra.
-Como el cobarde que es.
-No puedes matarlo, algunos ancianos lo protegen. Eso sí logramos encontrarlo. Antes iba y venía, le gustaba espiar a tu esposa. -Recordó Noatak- Me aseguré lo máximo posible que no fuera capaz de tener otra oportunidad de tocarla.
-¿Está o no en el sur? -Exigió Korra una respuesta gruñendo-
-El mar ha impedido el movimiento de llegada o salida de casi todos los barcos en el sur, el tuyo fue de los pocos, por no decir el único en atravesar la marea en varios días. Kinto aún continuaba en la tribu cuando el mal tiempo comenzó. Estoy convencido de que él trató de salir del sur para matarte aprovechando tu convalecencia pero como no pudo lograrlo a tiempo, contigo aquí en una pieza tratará de huir a costa de todo, incluso de su vida. -Explicó Noatak caminando un paso atrás del señor de la casa- Él está en el sur, no tengo dudas. Si le preguntas a mi hermano Tarrlok te dirá lo mismo.
-Es todo lo que necesitaba saber Noatak. -Con esa información el podía tomar una decisión- Fuiste muy buen observador, es un detalle que valoró.
-Dame la orden y los hombres, cerraré la brecha para atraparlo Korra.
-No. -Respondió él- Si te envío a ti o a Tarrlok caeré en su juego sagaz y perderé la oportunidad de atraparlo. Mi instinto me lo dice. Ustedes son los mejores en lo que hacen, recolectar información y ubicar objetivos. Pero Kinto también conoce las artes de sigilo del norte con las que ustedes fueron criados. Enviaré en su búsqueda algo que no podrá evitar o burlar. Olfatos y colmillos infalibles. -Dijo Korra tomando aire, ahuecando las manos para llevárselas a la boca y aullar en dirección al bosque. Ellos habían llegado a la parte más cercana al bosque desde el patio trasero de la casa. Después, los lobos empezaron a llegar, porque dichas bestias habían estado esperando al llamado de su dueño impacientes en la salida del bosque desde que Korra había arribado al sur. Ellos lo habían percibido de vuelta. Por eso no demoraron en llegar a la casa de su amo. Saludando a Korra con respeto, ninguno tirándose encima de su señor. Él los había extrañado mucho pero no había tiempo para rituales de jugueteo o cariño- ¿Tienes algo con el olor de Kinto?
-Un pedazo de su ropa que Naga le desgarro dentro del barco de tu esposa cuando Asami lo encontró tratando de utilizarlo para llegar a ti en el Reino Tierra. Tu loba por poco le parte el cuello a Kinto. Tuve que quemar ese barco pero cuando encontré éste rastro dentro del camarote, lo sellé y guardé en una envoltura de lino con papel. Lo tengo conmigo, supuse que al volver de tu reunión con los ancianos lo pedirías.
-Me sirve. -Él estiró la mano y acepto la pieza por parte del norteño. Abriéndola y acomodándola. Luego la dió a la Beta de la manada para ser olida por todos. La hembra no se contuvo de olfatear no solo la tela sino a él también, notando su olor a sangre y veneno. Por lo que el resto de la manada chillo preocupada y ansiosa. Lobos que él mismo había visto nacer y había ayudado a crecer- Lo quiero aquí vivo es mi presa, no se preocupen por mi, estoy bien. -Fue lo único que necesito decir para hacer correr a los lobos por todo el sur-
-Los lobos asustarán a la gente del pueblo Korra, pueden herir inocentes ¿Estás seguro? -Eran gigantes y salvajes, hermosos con diferentes pelajes, lucían ojos brillantes en la oscuridad que dejaban los espacios inalcanzables por las lámparas de aceite encendidas por todo el patio y casa para contrarrestar a la noche que acababa de caer. Sus figuras acechantes en las sombras eran la pesadilla de algunos, los guías de otros. No había presa que huyerá de sus fauces cuando una manada de lobos decidía matar para sobrevivir. Era la tenacidad que se le enseñaba a todo tribu agua desde que nacían. La garra para resistir, los colmillos para matar y la astucia para triunfar-
-No si el pueblo los respetan y lo harán. De lo contrario será lo último que hagan. Mis lobos solo tienen un objetivo y si Kinto permanece en el sur ellos lo encontrarán y lo traerán a su amo. -Korra tocó los vendajes de su pecho con disimuló. Tenía que entrar por la parte trasera de la casa rápido. Él quería cambiarse y que Kya lo curará antes de que su esposa regresará. No deseaba que Asami mirara sus heridas y le tuviera lastima. Luego, él pasaría tiempo con ella, lo necesitaba- Ve con mi padre, requiero que Mako esté conmigo, los ancianos negociaron devolverlo. Si estoy en casa no tienes porque estarlo tú, invierte ese tiempo en ir al anillo bajó y contar provisiones luego de eso. Me preocupa la anarquía y el hambre de mi gente. Los lobos harán el resto.
-Como usted ordene mi señor. -Contestó el norteño, si Tonraq no estaba presente el segundo al mando del sur era su hijo, Korra. Por lo tanto el debía tratarlo con el mismo respeto que al Jefe del sur aún si él le pedía no utilizar formalismos en esos momentos-
-Otra cosa Noatak, te daré tierras y una casa más grande en el sur a ti y a tu hermano por no traicionar a la casa Raava y proteger nuestra familia en ausencia de mi padre y mía. Cómo te dije, valoro los detalles de un guerrero diligente. Tú tuviste muchos a nuestro favor. Luego se te darán escrituras y algunos caballos. Decide si quieres las tierras aquí o en la tribu agua del norte. Mi padre y yo estamos de acuerdo.
-Lo pensaré mi señor. -El único inconveniente era que Korra le había tomado la ventaja reclamando a Yasuko suya antes de ofrecerle tierras y caballos. Porque Yasuko era lo único que él quería aunque seguramente Tarrlok anhelara más las tierras y nueva posición que daría para ellos tener mayores pertenencias en las tribus que un problema matrimonial con un Alfa de la Nación del fuego, el esposo de esa mujer. Maldición, el príncipe del sur era tan astuto como sus lobos ¿De verdad Korra se había dado cuenta de cómo él miraba a la madre de su esposa y por eso quería evitar un inconveniente con su suegro alejándola de él o simplemente al Señor de los lobos le agradaba la compañía de Yasuko en casa? Y posesivo como era según su fama, Korra la reclamaría como suya para imponer su autoridad y dominio sobre otros Alfas, evitar que terceros la molestarán-
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La servidumbre de la cocina estaba maravillada y algunos con la boca abierta al verlo pasar, Korra había dejado atrás a Noatak, él se dirigía a su habitación ocultándose de su esposa. Sus pasos eran pesados y el mareo estaba de vuelta amenazando con hacerlo caer en cualquier tropiezo. No obstante, él miró a su gente dentro de la casa y sonrió modesto a cada uno. Los sureños solo bajaban la cabeza y complacidos le devolvían el saludo. Su buen amo y señor estaba de vuelta en el sur, los rumores eran ciertos. Las Omegas del hogar casi besaron sus pies. Solo que, tocar al príncipe del sur sin su consentimiento era un pecado grave para simples campesinos. Casi llorar y abrazarlo con sus feromonas era lo único capaces de hacer por él. No en todas las casas se encuentra a un amo amable y no tiránico pese a ser feroz. Para cualquier trabajador era un honor servir a la familia de un Jefe de la tribu y las ganancias por ello también eran buenas. Korra había salvado al sur y destruido al bárbaro que se atrevió a quemar el pueblo. Para ellos con seguridad el príncipe del sur tomaría el lugar de su padre después de Tonraq y ellos quedarían como servidumbre en un lugar mucho más prestigioso. Al servicio del mejor guerrero parido por las tierras del agua después de Kuruk y Sokka. Si su poder seguía creciendo a la prosperidad del sur le podía pasar lo mismo. Su señor se había hecho del norte, si era inteligente y ambicioso podía tratar de conquistar otras tierras más fructíferas para ponerlas al servicio de la tribu. Tener una Omega de cada nación y conquistar esos pueblos para domarlos a favor de la buena vida de su gente. Dejando no solo sus banderas si no su poder presente en cada trono con esas mujeres y cachorros. De ahí parte de la felicidad de todos al verlo volver.
Trayecto donde Yasuko lo divisó, ella trató de acercársele, hace rato llevaba preocupada por verlo llegar y dirigirse a Noatak desde una de las ventanas de la casa. Luego ambos habían desaparecido de su vista en la entrada. Pero al parecer la cólera de Korra en contra del norteño se había despejado y el esposo de su hija no lo había matado. Lo cual era bueno para todos. Ella había expresado su querer a Korra, quería la cabeza del agresor de su hija. Pero por esa noche no volvería a molestar más al príncipe del sur al respecto solo quería que él la viera para que recordará lo que le debía, su venganza contra Kinto. Eso le pareció suficiente luego del gran viaje que Korra llevaba a cuestas, atosigarlo con más podría irritarlo. Deteniéndose en su caminar al ver sangre en el suelo, huellas con líquido espeso fácilmente identificable dejadas por cada paso dado por el Alfa. Eso no lucía si quiera como sangre saludable, era más oscura que roja y más gruesa que ligera. Venía en finos hilos desde las botas de él y de ahí bajaban desde su pantalón oscuro. Algo imperceptible para la mayoría pero ella lo pudo distinguir fácilmente con toda la luz y pulcritud de la sala. El traje negro de guerrero de Korra estaba hecho un desastre. Aunque eso lo había podido discriminar desde un principio en el taller. Recordó entonces que había escuchado por parte de su hija que él había sido herido por el bárbaro cabecilla de los rebeldes, de ahí debía provenir el origen del sangrado.
Por lo que fuera cual fuera la herida del príncipe del sur a pesar de no matarlo seguía luciendo grave. Eso pensó ella. Las huellas de sangre se plasmaron en cada peldaño de las escalera por donde Korra subía mientras sin llamar su atención ella decidió seguirlo. Sin embargo él no dejaba de lucir sublime y orgulloso en su recta postura a pesar de estar desangrándose. Yasuko conocía la razón, el ego de un Alfa era así. Ella percibió verlo caer para atrás, el príncipe del sur había perdido el equilibrio del torso de su cuerpo pero rápido lo recuperó, por lo cual sin preguntar ella lo alcanzó y se colocó bajó su brazo para ayudarlo a terminar de subir. Korra la miró con sorpresa porque él no había notado su presencia, pero no hubo mucho que pudiera hacer contra ella, porque a duras penas él seguía en pie. Ahora cargando parte de su peso Yasuko lo pudo notar, él estaba débil, sus labios y cara estaban pálidos, sus ojos apagados lo hacían ver prácticamente inconsciente. Debía tener fiebre porque su cuerpo se sentía muy caliente. Por suerte su espíritu era fuerte y no se dejaba desfallecer o ella hubiera tenido que cargar con todo el pesado cuerpo del Alfa. Sin decir nada ella se enojó al respecto ¿Dónde estaba Asami cuando su esposo lucía tan mal? Era su hija la que tenía que estar ahí no ella y al llegar a la parte superior de las escaleras no lo soltó pretendiendo acercarlo a la habitación, donde al estar cerca pudo ver los custodios y las curanderas esperando a su señor. En ese momento Korra se separó de ella y le prohibió seguir llevándolo, él debía llegar frente a todos por si mismo. Entrando a la habitación acompañado de las Omegas, de las cuales había una que no conocía y le pareció hermosa, de nuevo reprochando la ausencia de Asami. Su estúpida niña estaba dejando a su esposo en bandeja de plata a otras mujeres ¿Cuándo Asami iba a ocupar su lugar y ver sus prioridades? Su hija había sufrido mucho por Korra con todo lo sucedido, ella lo sabía, Asami amaba a ese Alfa. Ella solo esperaba que su hija cayera en si y se apoderara de Korra antes de perderlo amorosamente por no ser diligente en su papel de Omega.
-¿Dónde estabas metida? Tu esposo entró al cuarto y no está solo. -Reclamó Yasuko a su hija tomándola duro por el brazo para zarandearla al verla llegar al pasillo de la habitación-
-Senna me hizo ir con ella, trajimos buena cantidad de carne seca de foca para Korra. Los suministros de ésta casa están escasos.
-¡Él te necesitaba más aquí Asami!
-Lo tengo claro madre, muy claro. Pero no podía salir corriendo lejos de Senna ni negarme a darle una mano, andar en el sur a la ligera todavía es peligroso. Tarrlok no dejó separarnos y la gente en la tribu anda tan alborotada por la llegada del Jefe y su hijo que las calles están muy congestionadas.
-Entonces en primera no debiste salir de aquí muchacha tonta ¿Estar con Korra no era lo que querías? Casi te matas y me matas a mi más de una vez por estar esperándolo y ahora sales con ésto.
-Senna es su madre, dejarla sin custodio tampoco era lo correcto. Pero como sea estoy acá ¿Por qué estás tan enojada? -Aunque sabía que Yasuko tenía razón- ¿Acaso las huellas de sangre en las escaleras son de Korra? -Ella había visto a la servidumbre limpiándolas-
-Escúchame, Korra no está bien. Él necesita de ti. Ayúdalo y toma tu lugar a su lado ahora que lo tienes de vuelta. La vida no da segundas oportunidades. Está rodeado de Omegas mientras la que se supone es su esposa ni siquiera está en esa habitación. Es todo lo que te diré Asami, te lo he advertido muchas veces. -Ella no espero respuesta por parte de su hija, solo dió la vuelta y se fue. Una parte de su vestido estaba lleno de la sangre de Korra. Se camuflaba bien con el color apagado de su ropa. Pero el olor, era más parecido a un potente veneno que a la sangre de un ser humano-
-Lo siento por no ser una buena esposa pero trataré de mejorarlo Korra. -Susurro la Omega para si misma yendo a la entrada de la habitación custodiada por dos guerreros para entrar. Pero la puerta se abrió antes de poderla empujar y no solo Yue detrás de Katara estaban ahí, había otra Omega. Esa mujer era atractiva y de un aura diferente al de una simple campesina o esclava. Por eso sin pensar ella quiso saber y preguntar su identidad- ¿Quién eres tú?
-Me presento, debes ser la esposa de Korra.
-Lo soy. -Remarco ella mirando a la mujer de arriba a bajo-
-Mi nombre es Kya.
-¿Eres la hija de Katara? -Su nombre era el mismo. Debía ser la curandera que salvó a Korra- Lamento haber sido grosera, mucho gusto y gracias por cuidar de mi esposo. Escuché que fuiste de mucha ayuda para él. -Agradeció ella sinceramente tomándole una mano a la mujer y bajando la cabeza-
-Es un placer señora de Raava. -Kya imitó el gesto de la esposa del príncipe del sur bajando la cabeza aún más- No solo yo lo fui, Hama también tuvo que ver en la sanación de Korra. Él debe descansar, por favor vigilé que así sea.
-Lo haré. -Ella miró lo que Yue llevaba en las manos, era una ponchera de agua sangre con vendajes manchados- Me vuelvo a disculpar pero no tengo paciencia ahora para más, quiero estar con mi esposo.
-Claro que si linda, nosotras vamos de salida. Absténgase de darse demasiado amor por favor. Él debe de ir a mi cabaña, tiene muchas sesiones de sanación para su pecho y espalda por cumplir antes de cualquier ardua jornada de apareamiento. -Dijo la curandera mayor caminando fuera de la habitación con su hija y Yue haciendo sonrojar a la esposa del príncipe del sur con sus palabras aunque Katara supiera la verdad entre los dos-
-Lo tendré en cuenta Katara, gracias por cuidar de él. -Siendo respetuosa ella terminó de dejar pasar a las mujeres mirando agradecida por última vez a Kya. Tranco la puerta y busco a Korra en el cuarto, él venía de la bañera terminando de cerrarse su casaca sin mangas. Al verla su esposo le sonrió y ella no pudo evitar hacer lo mismo siguiéndolo a la orilla de la cama donde ambos tomaron asiento. Ella trató de ver la herida de su Alfa pero Korra no la dejó-
-Noatak me dijo que estabas con mi madre. -Él miró con amor a su esposa a pesar de estar ocultándole su herida en el pecho, algo que Asami no parecía desistir de querer ver. Katara había sido rápida y ágil en cambiar los vendajes con ayuda de su hija. Inevitablemente siendo regañado por las dos porque su herida se había vuelto abrir en algunos lugares. Mientras al fondo Yue había lucido triste y llorosa todo el rato por verlo en ese estado. Por lo cual él le había sonreído y dado un beso en la mano a la esclava. Parecía ser que ella también lo había extrañado-
-Senna te está preparando una cena digna de ti, te hará bien.
-¿Tuvieron que ir hasta casa de mi padre por provisiones? Parece que la desgracia en el sur no solo tocó los anillos inferiores si no también mis despensas.
-Utilice mucha de nuestra comida para la tribu, espero no te moleste. -Respondió Asami-
-¿Cómo podría? Si eres la salvadora de mi pueblo. Eso mismo escuché de los ancianos. Te están acusando de traficar suministros y derrocharlos señorita Sato.
-¿Ellos que con su corrupción negaron la comida que tú y tu padre ordenaron a los anillos inferiores? Que maravillosa es la política. -Dijo ella siendo sarcástica-
-No te confíes Asami, son una fuerza oculta peligrosa. Pero pagarán a su debido tiempo. -Señalo el príncipe del sur- Es a tí a quien agradezco no haber abandonado a mi gente, no eran tu obligación.
-No fui la única que puso sus manos al fuego por la tribu Korra, además también soy una Raava ¿Cómo te sientes? -Ella acercó sus manos al rostro de su esposo y luego al pecho de él-
-¿Cómo te sientes tú? -Korra acomodó el fleco ondulado de ella viendo los morados ahí presentes- ¿Ese malnacido te lastimó en otro lado?
-No quiero hablar sobre Kinto y lo sucedido por favor. -Ella desvió la mirada y se mostró inflexible- Estoy harta del tema.
-De acuerdo, lo respeto. -Aunque él se mantenía alerta a la vuelta de sus lobos con Kinto para atrapar entre sus propias fauces al infeliz y escuchar sus huesos romperse. No obstante que Asami estuviera casi encima de su cuerpo no dejaba mucho espacio para la ira. Porque las feromonas de su Omega estaban apaciguando la rabia dentro de él pero encendiendo el fuego en otra parte de su estropeada anatomía-
-Te extrañe mucho Korra. -Ella se metió entre el espacio de los dos y se acurrucó en el pecho de su esposo para seguir abrazándolo con el mismo sentimiento que la invadió cuando lo volvió a ver en el taller. Korra era lo importante ahí, no ella-
-Iré acomodando mi puesto en el sofá. -Saltó el Alfa de la cama separando con cuidado a la mujer riendo nervioso, la dulzura de Asami podía hacerlo cometer un error, querer tocarla o poseerla esa misma noche. No cuando su esposa solo estaba siendo cariñosa por añoranza y no por amor verdadero. Él no se aprovecharía de Asami-
-No dormirás en el sofá Korra.
-¿Lo harás tú? Asami está bien, me gusta el sofá de la esquina de la habitación. Estoy acostumbrado a ese sillón. No te dejaré estar incómoda. -Él fingió estar relajado, mirando para todas partes excepto a los ojos o el cuerpo de la Omega-
-No dormirás ahí ni yo tampoco. Ambos lo haremos en la cama. -Dijo ella dejando a Korra más pálido de lo que estaba- Estás herido y cansado. Te cuidare en la noche. Soy tu esposa. Te lo dije en el taller, dormiremos juntos.
-Asami no tienes que hacer ésto. Entiendo lo triste que estuviste por la noticia de mi muerte. Pero no por eso debes de obligarte a estar conmigo. -Podía ser que su cuerpo estuviera destruido y sus energías por el suelo, pero la sola imaginación de poder aparearse con su esposa era suficiente para darle el poder de hacerlo-
-No es una obligación para mí Korra. -Ella bajó el rostro-
-Se que sí aunque lo niegues. Fingir por lastima no es el estilo de ambos. Está bien Asami, la fidelidad que demostraste al permanecer en el sur hasta el final es suficiente para mí no me debes dar más.
-Te digo que no es por ti Korra. -Repitió ella sin subir el rostro-
-Asami no podemos dormir juntos, aunque no lo creas ya no soy un cachorro, soy un Alfa y tú una hermosa Omega. -La voz de él había dejado de vacilar, ahora se expresaba con seriedad- ¿Sabes cuáles podrían ser las consecuencias de que duermas conmigo? No quiero tu cuerpo como pagó al cariño de nuestra amistad. Tomarlo es impensable pero si lo acuestas a mi lado con insinuación y terminó tocándolo me mortificaría el resto de la vida sabiendo que no es lo que en realidad tu deseabas.
-¡Te he dicho que no es así! -Gritó ella por fin alzando su cara con sus ojos enfadados y llorosos- ¡¿Por qué te menosprecias?! Si digo que lo quiero es porque lo quiero, no tiene nada que ver con tu vuelta al sur. Dices que ya no eres un cachorro, que es algo que yo no notó ¡Pero tú tampoco notas mi interés por ti como mujer y que si decides tomarme serías el único Alfa en mi vida al cual aceptaría gustosa!
-Asami... -Él se estaba empezando a quedar sin palabras, no sabía que hacer con sus manos, como parpadear, como pensar. Que Asami dejará de ilusionarlo como lo estaba haciendo porque su corazón palpitaba demasiado acelerado en tomárselo como verdadero. No podía ser real irse del sur con una Omega odiándolo y volver con esa misma Omega amándolo al punto de querer compartir el lecho con él cuando deseaba besarla tanto, decir que si, poder arroparla por completo y hacerla suya-
-¡Basta de hacernos sufrir! Hay cosas que no requieren explicación solo se sienten Korra. Déjame hacer ésto por los dos. No exclusivamente por ninguno. A menos que sea la equivocada aquí y no te interese. Siendo la desafortunada que supuso algo donde no lo había, irrespetando nuestra amistad y cariño. -Eso podía ser posible, él no estaba en la obligación de amarla como Omega ¿Qué puntos fuertes tenía a su favor más que darle problemas a Korra? Ella volvió a esconder su cara, si así eran las cosas debía aceptarlo aunque su Omega interior la castigará de por vida por no poder conquistarlo y quizás ella se quedaría sin el aliento de desear a otro Alfa hasta el día de su muerte. Porque no se imaginaba con nadie más que no fuera con Korra-
-No es que no lo quiera Asami, espíritus, daría todo lo que soy por tí. Solo no quiero que estés influenciada y actúes por euforia ¿Por qué? Porque eres importante para mí, tú me trajiste de vuelta al sur. -Él se arrodilló con cuidado y agarro las manos de ella obligándola a subir el rostro para mirarlo- Está bien, si dormir conmigo y cuidarme es lo que quieres, lo acepto. No haré nada que no comiences o quieras. Esa será mi única exigencia, sin excusas, no asumiré un no a eso.
-También eres importante para mí Korra. -Ella le sonrió manteniéndole la mirada al príncipe del sur- Siempre pensé que había sido capaz de hacértelo saber, es entendible que no, mi temperamento poco apacible puede hacer dudar a cualquiera. Eso dice Opal y mi madre. Tuve que haber estado a punto de perderte para darme cuenta de muchas cosas. Por eso ahora no solo quiero estar para tí como tú mejor amiga si no como tu esposa y Omega. - Ella quiso buscar sus labios. Si la locura de su Omega interior la estaba haciendo actuar hormonal y pasional, entonces aprovecharía el impulso. Aunque ella sabía que eso podía perjudicarla. No solo por abrirse emocionalmente como lo estaba haciendo, algo no habitual en ella, si no por otra razón que su inexperiencia no alcanzaba a ver. También por los nervios de imaginar apareándose con ese espécimen de gran longitud, porque ella no tenía mucha idea de cómo hacerlo y lo poco que sabía eran relatos de lo mal, agresivos y bruscos que eran los Alfas en la cama. No es que ella se sintiera preparada o buscará directamente acostarse con el príncipe del sur, no. Pero si ella pretendía no tenerlo lejos y compartir la cama con él era un riesgo por afrontar. Korra podía desear tomarla, el era un Alfa sensible al olor de sus feromonas de Omega-
-De haberlo sabido con anterioridad quizás hubiera llegado mucho antes al sur. -Él sonrió a su esposa tratando de asimilar lo que tenía entre las manos. Aquello era el mejor de sus sueños haciéndose realidad luego de poder regresar a la tribu. Asami estaba a unos pocos centímetros y la boca de ella estaba invitándolo a poseerla, pero besarla en ese momento también sería una forma de aprovecharse de ella y si los sentimientos de Asami eran auténticos no habría por qué tener apuro, llevar todo con calma era más caballeroso ¿No es cierto? Aunque esa Omega estuviera a menos centímetros de sus labios cada vez más-
-¡Hijo, la cena está aquí! -Dijo Senna interrumpiendo a la pareja para entrar con algunas mujeres de la servidumbre-
-Madre, es bueno que toques antes de entrar.
-Nada de eso mi cachorro, mejor acomódate en la mesa y come. -En la habitación no solo habían sillones, cómoda, baño, espejos, guarda ropa y baúles. También un pequeño espacio para tomar comida si el señor de la casa lo deseaba además de la chimenea-
-Tomaré un poco de carne seca de foca, mientras terminas cambiaré mi ropaje y tomaré un baño con paño tibio, por favor traigan una ponchera limpia para mí y coloquen más leña al fuego para calentar la habitación. -Pidió Asami a la servidumbre en el cuarto, no podía olvidar que el sur era frío y sus pulmones sensibles-
-Pero tienes que comer. -Aconsejo él a su esposa acomodándose en la mesa con Senna ofreciéndole una silla mientras la servidumbre colocaba los platos-
-No tanto como tu príncipe del sur. -Respondió ella al Alfa mascando solo una tira de carne para ir a tomar su baño al otro lado del separador donde se encontraba la bañera limpia a la espera de su ponchera. Ese día ella había tomado un baño exhaustivo al amanecer pero si iba a compartir la cama con Korra, debía hacerlo fresca y cambiada-
-Eso es cierto, come hijo. -Senna agarro un tarro grande de comida y obligó a su cachorro a probar alimento. Era indispensable que comiera mucha carne en vez de estar mirando al separador de la bañera donde Asami se aseaba-
-¿Como va todo hijo? -Interrogó Tonraq entrando a la habitación, mirando no solo a su cachorro si no a la servidumbre y por último a Senna-
-Padre, me alegra verte de vuelta ¿Vienes por mí?
-No cachorro, solo quería ver qué hubieras llegado bien a casa. No hay mucho que hacer de inmediato en el sur excepto peticiones y papeleo. Me ocuparé toda la noche de eso en casa. Noatak está reuniendo el alimento que dará a los anillos menores está noche, te ocuparás del siguiente lote de suministros mañana con o sin el permiso de los ancianos.
-Tendremos que pensar como volver a llenar las despensas y conseguir alimento para el resto de la temporada fuera del sur antes de que todos terminemos muertos del hambre padre. Éstas tierras no son amables con su gente lastimada por bárbaros extranjeros.
-Nunca lo ha sido Korra, aunque seamos hijos de la luna y el mar no somos inmunes a lo helado del corazón estéril de los suelos de las tribus agua. -Tonraq se acercó a la mesa y tomó un poco de alimento-
-Ocupa mi lugar padre por favor. -Él se levantó de su silla y la ofreció a Tonraq para que su padre comiera, el Jefe del sur debía tener tanta hambre como su hijo-
-En ésta mesa no es bienvenido el Jefe del sur. -Dijo Senna colocando con fuerza una jarra de jugo sobre la madera-
-Madre, suficiente. -Pidió Korra a la Omega, ella debía seguir enojada con Tonraq-
-Esta bien hijo, deja a tu madre ser. Un bocado es suficiente para mí, tengo asuntos por atender urgentes en la oficina de mi casa, vuelve a sentarte y aliméntate como se debe para estar fuerte al trajín que te espera mañana. -El Jefe del sur miró para el baño de la habitación y vió venir a la esposa de su hijo en bata de seda larga desde detrás del separador de la bañera- No dejes tampoco que tu madre te quité tiempo en darme nietos. -Se despidió él con Asami llegando cerca regalándole una pequeña reverencia, mujer a la cual no dió más que un vistazo. Si el miraba a esa hermosa Omega todo lo que Asami merecía ser admirada era peligroso. La suerte era de su cachorro, Korra sería quien gozaría de esa hembra y de los encantos que guardaba bajo la elegante bata. Además, la dueña de su deseo y corazón era Senna-
-Madre quiero que te retires y vayas con Tonraq. -Ordenó el príncipe del sur sin levantar la voz- Ha sido suficiente amor para mí, es tu esposo y mi padre a quien debes acompañar.
-No quiero saber nada de él Korra, no me puedes obligar a quererlo.
-Obligarte no madre, se que lo quieres sin necesidad de eso. No es culpa de él todo lo sucedido...
-¡Él te llevo hasta Zaheer!
-Fui yo quien lo escogió Senna, soy un príncipe y tomo mis propias decisiones a beneficio de mi gente. Ir hasta allá consiente de las consecuencias fue mi elección. No irrespetes mi orgullo de guerrero madre.
-También tengo orgullo hijo, uno de madre. No entenderías. Estoy honrada de lo que hiciste por el sur. Pero alguien debe cargar con mi dolor antes de que muera en mi memoria. Y ese debe ser tu padre, porque él es mi esposo y tu progenitor. Si no, me volveré loca con un hijo que vive más en la guerra que en casa.
-Madre, está bien ¿Quieres desahogarte siendo desconsiderada con Tonraq por haber criado a un guerrero? Hazlo, pero recuerda que él también carga con un dolor que no te obliga a ver ¿Lo dejaras solo con eso madre?
-Solo quiero castigarlo Korra.
-Te lo repitió, él no tiene nada que ver. -Korra atrajó a su madre para besarle la frente y el rostro- Complace a tu cachorro, no dejes a mi padre solo en casa luego de todo lo que tuvo que pasar en el Reino Tierra.
-Si te preocupa tu hijo Senna, yo me haré cargo de hacerlo terminar su comida y lo vigilaré toda la noche. Soy su esposa, es mi papel. -Intervino Asami-
-Tienes razón querida, perdóname por entrometerme acá, pero amo mucho a mi cachorro. Lo haré, iré con Tonraq. No quiero quitarles más privacidad y si mi hijo me pide con amor que me haga cargo del Jefe del sur no tengo muchas opciones de negarme. -Senna les sonrió a los dos, abrazando duro al príncipe del sur antes de irse y encomendando a su hijo a la Omega del cachorro. Ignorando por completo que Korra era un Alfa apto no solo para la guerra si no para valerse por si mismo, pero así son las madres. Antes sus ojos sus cachorros siempre lo serán-
-¿Crees que Senna hablé con tu padre?
-Solos en casa, ellos no solo hablarán. -Él sonrió tomando otro bocado de la mesa- Tengo traumáticos recuerdos de sus reconciliaciones y me parece que la de hoy será de enmarcar.
-Fácil de imaginar. -Aunque ella no tenía muchos recuerdos de reconciliaciones de sus padres. Dado a que Hiroshi siempre había sido muy hermético al respecto. Acusado solo por la boca de Yasuko de ser un Alfa agresivo cuando se alteraba. Pero la pasión entre Senna y el Jefe del sur lo decía todo. La madre de Korra iba a encontrar otra forma de castigar a Tonraq en la cama inevitablemente teniendo que rendirse a él por amor- ¿Deseas que pida algo más para comer?
-No, estoy llenó. -El príncipe del sur se limpio con una servilleta de tela y pidió agua para lavarse- Come un poco más Asami.
-Con algo de fruta estaré bien. -Ella se sentó en la mesa y eligió algunas uvas. Luego ayudo a recoger todo. La servidumbre se retiró y de nuevo solo era ella y Korra en la habitación. Para ser Naga ahora quien irrumpiera la privacidad entre los dos. Loba que su esposo no dejó de acariciar y alzar lo máximo posible hasta terminar en la cama-
-Naga dormirá entre los dos.
-¿Disculpa? -Habló ella alzando una ceja-
-Lo lamento Asami, pero antes que tú o cualquier Omega, Naga siempre ha gozado del honor de dormir con el príncipe del sur.
-¿Cualquier Omega? Bien, no pelearé un lugar con Naga. -Ella alzó ambas manos. Debía haberlo visto venir, Korra no la iba dejar ganar del todo con respecto a compartir la cama. Naga era su trampa. Pero ella resolvería ese detalle más tarde. Acostándose del lado izquierdo del colchón para quitarse la bata y quedar en piyama disimuladamente sin provocar a Korra. Luego volteando a su lado. Donde estaba él sonriendo con Naga entre los dos-
-Hay algo que me causa curiosidad Asami ¿Cómo tuviste la seguridad de mi regreso?
-Digamos que tuve confianza de un cabeza dura y debo 100 barcos a un espíritu del sur. Pero no es momento de detalles Korra, debes descansar. -Su pactó con el espíritu del mar era un pedazo de historia delicada que luego hallaría la forma de confesar al príncipe del sur. No daría un infarto al corazón a su esposo a esa hora de la noche. Solo pocas lámparas de aceite seguían encendidas en el cuarto, al igual que la chimenea. Entonces después de hacerse la dormida y estar segura de que Korra lo estaba, ella pidió a Naga bajar. Con la loba negándose a hacerlo hasta prometerle una razonable cantidad de carne como premio. Aprovechando el espacio para ocuparlo. Colocándose al lado de Korra para mirarlo, él estaba apacible y tranquilo. Su rostro moreno perfilado sin imperfectos. Pero sus marcadas ojeras y labios rotos hablaban de cansancio. De que él era humano y no un indestructible guerrero. Lo que la hizo aprovechar la oportunidad. Debía ver la herida en el pecho de Korra. Abriendo su casaca sin mangas siendo cuidadosa en extremo. Llegando a los amplios vendajes con pequeñas manchas de sangre. Pero ella necesitaba ver más. Arriesgándose a despertar a Korra jalando para mirar la herida. Inevitablemente chocando con el horroroso hueco en el esternón y todo el daño guardado en ungüento. Haciéndola sentir lastima y dolor. Teniendo que aguantar el llanto y su sollozo ¿Cómo podía lucir y andar como si nada Korra con tremendo daño en su cuerpo? Volviendo a acomodar las vendas para subir a su rostro y acariciarlo. Él ahora tenía el ceño fruncido y su frente caliente pero seguía dormido. Asami no supo si era fiebre o la temperatura del Alfa, porque era un rasgo único de él. Su esposo siempre gozaba de temperatura alta. Sin embargo, no quiso arriesgarse. Buscando un paño y pidiendo otra ponchera sin hacer ruido. Colocando el paño frío en la cabeza de Korra, haciendo consultar a la curandera mayor del sur con un guardia. Con Katara diciendo que mantenerlo fresco era lo único por hacer. Dado a que la medicina aplicada en el pecho de él tenía la obligación de no dejarlo morir pero que la fiebre tenía que ver con el abuso a su cuerpo. Luego, ella había vuelto a estar con Korra, acostada a su lado, cambiando el paño y no dejando de ver su rostro hasta que le fue irresistible besarlo dejando rodar lágrimas de sus ojos. Un beso inocente y lleno de amor para el Señor de los lobos. Cuidando de éste hasta que su temperatura fue aceptable y ella cayó en sueño sobre el hombro de su Alfa- Gracias por ser el mejor de los esposos conmigo Korra. -Porque esa decencia y amable carácter del príncipe del sur al no tomarla sexualmente pese a tener la oportunidad de hacerlo era una de las cosas que la enamoraban de él. Dándole tiempo y franqueza. Korra era justo y dulce pero capaz de infundir miedo a otros Alfas con su sola presencia. Lo único que ahora le preocupaba era esa herida en el pecho de él-
._.
-¡Aaarrrrggg! -Gruño Korra alterado mostrando los colmillos y respirando rápido, sintiendo un peso en uno de sus brazos tirando su mano libre al cuello del enemigo para matarlo. Deteniéndose con horror antes de cometer el error. No era un adversario. Se trataba de Asami y él había estado a punto de romperle el cuello por culpa de una maldita pesadilla con Zaheer. Su sangre estaba hirviendo y dentro de su nariz sentía vivo el olor del veneno. Levantándose de la cama asustado chocando con una ponchera al lado del colchón. Su esposa había estado cuidando de él con un paño mojado y se había quedado dormida aferrada a su brazo. Naga se levantó de un extremo de la cama y comenzó a gruñirle. Su propia loba no lo reconocía. Él tuvo que tratar de controlar su respiración y hablarle suave a Naga. Fue la única forma de hacerla bajar las orejas y lamer sus manos. Por suerte Asami pareció no darse cuenta de nada. Pero él no volvería a la cama. Acercó una silla y ahí se sentó. Tampoco quería caer en sueño profundo otra vez ¿Qué tal si volvía a pasar y no podría parar su mano? Peor aún, como todo guerrero el debía dormir con su espada cerca ¿Y si en vez de su propia fuerza él tomaba la espada y mataba a Asami? Todo por estar sumergido en la oscuridad de su tormento. No, lo mejor era solo sentarse y mantenerse despierto mientras admiraba la hermosa figura de su Omega en la cama. Donde ordenó a Naga estar. Si él volvía a quedarse dormido y trataba de lastimar a su esposa que la loba se revelará y le mordiera el cuello, que lo matará antes de ponerle una mano encima a su señora. Su cuerpo estaba demasiado caliente, pero no era fiebre, eso no era fiebre. Tampoco su acostumbrada elevada temperatura. Él miro otra vez a su Omega en la cama y sintió mucho deseo de poseerla a tal punto de hacerle doler la cabeza y tener abundante saliva en la boca. Teniendo que empuñar una de sus manos y golpearse el rostro para calmarse, apretándose las piernas reemplazando la lujuria con ganas de destruir, estar en la guerra y matar- Espíritus ¿Qué esta pasando conmigo? -Pero cuestionarse la cordura por el resto de la noche no fue relevante para él. Evitar el sueño hasta la mañana para proteger a su esposa fue todo lo que pudo hacer. Aclarecer del cielo el cual esperó ansioso para cambiarse y bajar a la oficina queriendo ocuparse de las labores que esperaban por el príncipe del sur en favor de su pueblo lo antes posible. Pasando por la cabaña de curación de Katara con rapidez. Volviendo a casa para recibir el desayuno, donde solamente Yasuko esperaba en la mesa con la servidumbre colocando los platos. Algo que hizo sonreír para si mismo irónico a Korra. Si su madre no estaba ahí, eso quería decir que Senna había amanecido demasiado cansada luego de atender debidamente a su esposo toda la noche como para levantarse del sueño a esas horas de la mañana. Lo cual le complació, Tonraq lo merecía, había sido suficiente de odio para su padre cuando ellos se amaban tanto. Pero eran las consecuencias de un orgulloso Alfa y una recia Omega. Él pidió permiso a la madre de Asami en la mesa y se sentó en su lugar en la cabecera del comedor-
-¿Cómo te sientes hoy? Anoche no lucias muy bien. -Pregunto Yasuko al esposo de su hija arreglando una servilleta de tela sobre sus muslos. El desayuno estaba comenzando a ser servido porque el señor de la casa estaba ahí. Pero Asami no, aunque ella no le dió muchas vueltas al asunto. Si su hija no aparecía era porque había quedado incapacitada en la cama luego de su faena con su Alfa, ellos tenían mucho de no verse y pudiera ser que Korra estuviera mal herido pero ella conocía el libido de un espécimen joven y fuerte capaz de todo solo por deseo. Lo único que la intranquilizaba era que el príncipe del sur no le hubiera hecho daño a su hija, porque es como eran los Alfas en medio del apareamiento, solo les importaba el placer de ellos y no el daño que generaban por obtenerlo-
-Lo estoy ahora, es muy amable al preguntar mi señora. -Respondió él-
-Me alegra. -Yasuko cogió una fresa de la mesa y se la llevó a la boca moviendo finamente la muñeca de la mano con la que agarraba un tenedor. Si el príncipe del sur no recordaba lo sucedido en las escaleras la noche anterior podía ser por dos razones, Korra si estaba inconsciente cuando ella lo ayudó a subir para su cuarto o el esposo de su hija quería reservarse el asunto solo para los dos- ¿Mi hija bajará pronto?
-¡Aquí estoy madre! -Respondió Asami desde la escalera. Ella se había quedado dormida y despertado sin su Alfa al lado, lo que la había hecho saltar de la cama y querer salir a preguntar por él. No podía ser un sueño haberlo tenido de vuelta. Detenida por Opal, quien le aconsejo asearse y bajar a desayunar. Contándole que todo estaba bien, su esposo solo había bajado a la oficina y luego ido a la cabaña de curación, pero pronto estaría listo el desayuno y ella debía estar ahí. Tomando el consejo de su doncella como una orden alistándose inmediatamente. Quería volver a ver a Korra y apoyarlo en sus labores del día. Recordando esa fea herida que llevaba en el pecho y la fiebre de la noche. Ella no lo podía dejar solo- Lo siento por demorarme, hubiera querido levantarme contigo Korra.
-¿Interrumpir tu descanso? Por supuesto que no. -El príncipe del sur se levantó de la mesa y con un gesto invitó a su esposa a tomar su lugar al lado de él. Pero el beso que Asami le dió lo dejó paralizado. Ella se le había acercado y besado, sentándose en la silla como si nada-
-Quiero ser parte de la logística de suministros para los anillos menores Korra, no me puedes dejar fuera de eso.
-Lo que desees. -Fue lo único capaz de decir a la mujer volviendo a su silla ¿Qué más podría? Él miro Asami confundido pero ella le devolvió la mirada con amor. Haciéndole sonreír y ladear el rostro contento. Yasuko estaba ahí frente a ellos y su esposa acababa de besarlo ¿Podía tener algo que ver con eso? Con seguir haciendo ver su matrimonio legítimo a todos. Esperaba que no, porque el sentimiento por parte de Asami se apreciaba como real-
-¿Hay más extranjeros en el sur contigo Korra? -Ella acercó su vaso de jugo para darle una probada-
-Siéntete orgullosa de mí, el Jefe de policía de Ciudad República escoltó a tu esposo hasta el sur, pero aún no se recupera del mal del viajero. El movimiento del barco casi lo mata.
-La gente del Reino Tierra son personas solidas en muchos sentidos, de ahí proviene su fuerza, pero tanta rigidez los hace intolerables a fluir ¿No es Lin Beifong nacido de una etnia del Reino tierra? Su sensibilidad a los movimientos de un barco debe venir de su herencia. -Acotó Yasuko, ella no conocía personalmente al Jefe de policía de Ciudad República pero si recordaba lo guapo y elegante que él era-
-Hiciste pasar al Jefe de policía por una tortura Korra. -Expresó ella con humor. Pero el buen ambiente decayó inmediatamente después de escuchar a los lobos de su esposo aullar afuera y ver aparecer a Noatak en la casa-
-¡Mi señor! -Habló el norteño entrando al comedor- Kinto está aquí.
-Lo escuché Noatak, mis lobos me lo hicieron saber antes que tú. -Contesto el príncipe del sur levantándose de su puesto dejando su servilleta sobre la mesa-
-¿Kinto? -¿Estaba afuera? Asami miró a Noatak y luego el rostro de su esposo, el cambio en el semblante y facciones de Korra, él iba a matar a ese Alfa-
-Que bueno que estoy aquí para presenciarlo, levántate y acompaña a tu esposo Asami. -Le pidió Yasuko a su hija dejando la mesa igual de rápido que Korra al escuchar la sola mención del desgraciado, sucio y malnacido individuo-
-Madre... -No es que ella no quisiera su venganza, se trataba de Korra, él estaba demasiado mal herido como para enfrentar a alguien en ese momento. La sola rabia y rencor podía hacerle mucho daño. Debía seguirlo si, pero no para motivarlo, si no para protegerlo de cometer una locura que dejará su cuello a la orden de sus enemigos. Levantándose detrás de Yasuko tratando de alcanzarlo. Saliendo al patio delantero donde los esperaba la vista de Kinto arrodillado con varios lobos manteniéndolo paralizado por sus extremidades-
-Miren las casualidades de la vida, si es propio decir que te traigan a mis pies como una. -Dijo Korra bajando los peldaños de la puerta de la casa despacio y aplaudiendo-
-¿No estabas muerto? -Escupió sonriendo el norteño, ser arrastrado desde la frontera oeste por las fauces de las bestias lo habían dejado sucio y herido. Con las mordidas de los lobos a punto de quebrar sus huesos haciéndole difícil respirar, no temblar por el shock y evitar quejarse de dolor. Percibir a los lobos del bosque sobre su escondite fue ver la muerte, deduciendo rápido que debía ser Korra el autor de la gracia. Por lo que trató de escapar arrastrándose lejos del peligro pero le fue imposible, estando cerca de la desesperación al verse mordido y atrapado excepto por la promesa de lealtad que todavía le debía gente poderosa en la tribu, esa era su única salvación. Por ello a pesar de estar arrodillado y a punto de morir, él se daría el lujo de sonreír al príncipe del sur, salir con vida de la emboscada y seguir cerca de Korra esperando otra oportunidad de matarlo y robarse a su Omega para hacer con la mujer todo lo que quisiera-
-¿Luzcó como muerto Kinto?
-No puedes matarme Korra, si lo haces los ancianos harán que lo lamentes.
-Lo único que puedo lamentar de matarte es dar de probar a mis lobos porquería Kinto, pero soy yo quien lo disfrutará porque tú eres mío no de ellos. -Korra se agachó y tomó por el cabello al Alfa-
-Estuve confesando la fuga de tu Omega y su pacto con espíritus del sur a varios aliados. Una blasfemia por parte de un extranjero. Yo la detuve de escapar en ese barco que Noatak quemó ¿Quién puede decir que no? Ella profano un templo del mar y es una perra traicionera. -Kinto no pudo hacer más que respirar profundo para aguantar su cuero cabelludo empezando a despegarse de su cráneo por el agarre del príncipe del sur- Tengo pruebas de todo ¿Todavía dudas que mis protectores no tendrán excusas de castigarte? Si me matas todo se sabrá.
-¿Fue lo que ensayaste frente a un espejo para decir cuando te atrapará escondido en un hueco huyendo de mi Kinto? Teniendo que orinar y defecar en tus propios pies por miedo de un muerto. -Ahora fue él quien le sonrió a Kinto, con el norteño moviendo sus ojos hacía Asami tratando de intimidar a su Omega, provocando que él gruñera haciendo a sus lobos morder más duro para volver a ser el centro de atención de Kinto- ¿Te gusta mi hembra? Estás equivocado si piensas que si no me puedes intimidar a mí lo harás con ella ¿Parece ella asustada de ti? ¡Responde a tu señor!
-¡Ella no es digna de las tribus agua, es solo una asquerosa extranjera!
-Shhhh... No dejes que Asami te escuché. -Él agarro la boca de Kinto con su mano libre, apretándole la mandíbula al norteño con la fuerza suficiente para fracturársela- Sabes, si le diera un arma a ella y otra a ti para hacerlos enfrentar. Mi esposa te ganaría sin dudarlo. Tú solo fuiste capaz de dominarla porque eres un cobarde y una escoria ¿Quién es merecedor de ser llamado digno entonces? Pero ahora no es asunto de Asami, es mío. Porque fue mi honor el que irrespetaste tratando de tomarla a la fuerza solo por hacerme daño a mi Kinto.
-Parece, que no te daré ese gusto, Raava. -Dijo él mostrando su dentadura inferior desbaratada articulando cada frase solo con el movimiento de su lengua ahogada en sangré, viendo llegar a los ancianos junto al Jefe del sur en caballos, los guardias de la tribu habían avisado de los lobos del príncipe del sur llevando a Kinto de prisionero-
-¡Detén ésto príncipe del sur! -Alzo la voz Pakku, uno de los ancianos-
-Suelta a Kinto. -Ordeno Wei- Si lo matas serás tú el castigado Korra.
-Kinto trató de matar a mi esposa. -Gruño el príncipe del sur molesto por el pedido de los ancianos. Su hablar era firme y sus ojos llenos de odio- Él es mi presa.
-No lo repetiremos Korra. -Pakku tocó el pomo de su espada, más guardias del sur llegaron para proteger a los dos ancianos-
-Diríjanse a mí como lo que soy ¡El príncipe del sur! -Grito el Alfa enfadado-
-¡Tonraq! -Pidieron ellos apoyo al Jefe de la tribu-
-Esperen ¿No eran ustedes los que querían mi cabeza? -Él se levantó y rio estrepitosamente haciendo a todos sobresaltarse- ¡Entonces vengan por mi y dejen a mi padre fuera de ésto, mi espada los recibirá todos a la vez y los voy a partir por la mitad!
-¡Silencio Korra! -Reclamó Tonraq a su hijo ¿Qué estaba pasando con él? En Korra había la convicción de matar-
-¡Korra, no quiero ésto! -Asami trató de detenerlo pero fue su madre quien la detuvo a ella-
-¡Déjalo! No te atrevas a detenerlo, ofenderás el honor de Korra.
-¡Él está mal herido madre, tiene un hueco en el pecho! -¿Por qué nadie lo entendía y consideraba a su esposo?-
-Cuidado Asami ¿Quieres que sus enemigos lo sepan? -Ella jaló fuerte a su hija luego miró otra vez a Korra, él estaba tan concentrado en su objetivo que la voz de Asami le resbalaba. Por suerte el resto de los presentes también la ignoraban-
-¿Estas de su parte padre? -Se dirigió el príncipe del sur a Tonraq-
-No estoy de parte de nadie Korra, solo del bienestar del sur. Habrá oportunidad para la justicia después. Recuerda que aún tienes a Mako en sus mazmorras, no hagas una tontería. -Tonraq bajó de su caballo y se acercó a su hijo palmeándolo en su herida en el pecho, generarle suficiente dolor como para hacerlo volver en si- Si vas contra ellos estarás en desventaja, tus piernas aún no están fuertes ¿Quieres que me entrometa y todo acabe en una guerra interna entre la casa Raava y la sabiduría del sur?
-Dime padre, mírame a los ojos y dime si dudas que mataré a todo el que se entrometa en mi camino si tanto lo desean. -Korra le mantuvo la mirada a su padre, su cara no tenía expresión alguna probando la veracidad de sus palabras aunque su boca sabía a sangre luego de la palmada que Tonraq le había dado en la herida-
-Piensa en tu madre y tu esposa antes de considerarte capaz, un solo error y ellos matarán todo lo que amas antes de que puedas reaccionar Korra.
-Que lo intenten padre y quienes perderán la vida serán ellos. -Korra sonrió a su padre y fue algo que a Tonraq no le agradó-
-Tú no eres el guerrero sensato y humilde que yo crié. Desiste o tendré que someterte aquí mismo cachorro. -El Jefe del sur tuvo que mostrar sus colmillos a Korra, él sabía de las heridas de su hijo pero no podía tener contemplación-
-Vamos papá, mis colmillos también son grandes. -Se atrevió a decir él rebosando confianza, tanta que voltear a ver a Asami no fue un problema para él. Con los ojos de su esposa pidiéndole lo mismo que Tonraq, detenerse y desistir de una pelea innecesaria. Volviendo a prestar atención a su padre- Pero si es el Jefe del sur quien lo ordena, acataré lo que me pida mi señor. -Korra agachó la cabeza a su padre y le dió la espalda a los ancianos para dirigirse hacía su esposa queriendo besar las manos de Asami-
-Esperare por justicia Korra, devuélveles a Kinto. Si ellos lo protegen en el juicio hallaremos otra oportunidad, tomaré un arma y yo me haré cargo. No estás en condiciones de batalla. -Ella no era una mujer inofensiva y sin un arte aprendido para matar. Con puñal o espada en el debido momento ella podría librar a su esposo de represalias haciéndose de la vida del Alfa que trató de deshonrarla. Para eso, se debía planear todo bien y hacerlo parecer un accidente-
-Nadie se burla de mi y vive para contarlo Asami. Tus manos son de ciencia y esperanza. No dejaré que las manches con muerte. -Él volteó a su Omega queriendo que no presenciará la escena, autorizando a sus lobos a matar a Kinto-
-¡Tus lobos Korra! -Gritó Wei, uno de los ancianos ahí presente-
-Me desligue del problema pero nunca dije que ellos no lo matarían. -Korra miró a los ancianos con seriedad y después siguió su camino. Los guardias que trataron de bajar a rescatar a Kinto tuvieron que subir rápido a sus caballos porque los lobos matarían a todo aquel que se entrometiera-
-¡Jefe del sur! -Pidió respaldo Pakku al Alfa-
-Los seres del bosque son sagrados, no tocaré a los lobos, de lo contrario me podría ganar el disgusto de la Luna. Kinto trató de abusar del vientre que le pertenece a mis nietos, la manada lo matará por eso, es karma. -Tonraq montó su caballo y tiró de las riendas para irse de allí. Su hijo había entrado a la casa con su Omega, solo Noatak al lado de la madre de Asami seguían afuera. Él estaba seguro, si ambos ancianos trataban de ir por Korra, el príncipe del sur los mataría. Lo único inmediato y grotesco que pasaba ahí eran los gritos de Kinto siendo despedazado por las docenas de lobos que llenaban el patio delantero de la casa de su hijo. Los animales no se lo comían, solo tiraban de sus extremidades hasta arrancarlas, repartiéndolas por todas partes, sacando sus vísceras al aire llenos de sangre esperando estar cansados de él para partir su cuello. Suficiente repelente para todo aquel que tratará de rescatar al norteño de entre las bestias. Lo que si le sorprendía era el poder de recuperación de Korra, ese cachorro era algo especial, pero la oscuridad vista en sus ojos fue algo que le preocupo-
-Por favor, vuelvan a desayunar. La comida es un lujo en el sur y muchos padecen de hambre en la tribu como para desperdiciar alimento en ésta casa. -Dijo Korra volviendo a su lugar en la mesa, pidiendo agua para lavarse las manos antes de retomar su plato esperando por la madre de su esposa- Yasuko, mis lobos te entregarán la cabeza de Kinto, espero estés satisfecha.
-Lo estoy. -Respondió la Omega con una sonrisa, quedarse a fuera hasta lo último de la tortura a Kinto fue algo que le complació. Los guardias sobre los caballos alzando los pies para no ser mordidos por los lobos la entretuvo mucho. Pero la furia de los ancianos seguía siendo un desafío latente. Por eso quedarse afuera solo lo suficiente estuvo bien, más allá de eso era arriesgarse a ser víctima de la respuesta de los poderes del sur en contra de lo que Korra acababa de hacer-
-¡Noatak! Toma un puesto en la mesa y come todo lo que quieras. -Llamó él al Alfa-
-¿No es mejor que siga vigilando las afueras de cualquier represalia de los ancianos mi señor?
-Ellos no la tendrán, no ahora. Si se equivocan en lo que hacen no pasaran de la puerta de ésta casa.
-Korra ellos encontraran la forma de hacerte pagar. -Dijo el norteño tomando asiento en la mesa, él no había comido desde la vuelta del príncipe del sur a la tribu- Los ancianos eran respetados hasta por mi padre Yakone.
-Que mis enemigos sean fuertes y bravos, para que yo no sienta remordimiento al derrotarlos Noatak. -Él sonrió con el lema de sus ancestros, llevándose un bocado de su desayuno a la boca, corazón de león de las nieves y carne de alce-
-¿Estas bien Korra? -Ella necesitaba preguntar, la imagen de la herida en el pecho de su esposo era difícil de olvidar. Por eso sentarse en la mesa y estar cerca de Korra fue todo lo que ella quiso hacer-
-Mejor que nunca amor mío. -Él se inclino cerca de Asami y le dió un beso, tomando desprevenida a la mujer, que gustosa devolvió el gestó- Estoy bien, come por favor.
-Eso me hace estar tranquila. -Ella miro su plato, su estómago estaba revuelto por culpa de la muerte de Kinto, pero por su esposo ella trataría de comer. Los ojos del príncipe del sur habían vuelto a hacer pasivos, igual su aura y gestos. Ella no tenía por qué tener miedo de Korra ni mantener el cuerpo tenso al sentirlo cerca ¿Verdad?-
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-Pareces muy feliz madre. -Habló ella a Yasuko, su esposo estaba discutiendo a solas con Noatak en la oficina-
-¿Por qué no? Tengo un yerno recio y viril que hace respetar a mi hija como se debe y no le tiene miedo a nada. -Respondió Yasuko en uno de los jardines de la casa. Los lobos del príncipe del sur seguían cerca. Algunos se habían arrimado a olfatearla tímidos y con respeto ella se había sentado en una banca abriendo su mano para ellos. Los imponentes animales de seguro eran más altos que ella en dos patas y sentada sus hocicos quedaban peligrosamente cerca de su cara. Pero ella había decidido acariciarlos y limpiar con los extremos de sus mangas la sangre de sus narices- Lo que no entiendo es tu cara larga hija, deberías estar igual de contenta que tu madre.
-No lo entiendes porque no eres tú quien conoce a Korra y ese no era el Korra que yo conozco.
-Si tu esposo no mataba a Kinto hoy después el miserable encontraría la forma de matarlo a él, luego a ti, a mi y al resto de la casa Raava.
-Ver a Kinto siendo destrozado no es lo que me perturba madre, es la forma de actuar de Korra. -Reír como loco y ofrecer muerte a la ligera-
-Si no era el Korra que tú conoces entonces no lo conoces tanto como pensabas hija. -Dijo Yasuko mientras acariciaba a otro de los lobos- Puede ser que sepas quién es él como tu mejor amigo, pero olvidas que como esposo y Alfa tiene otras formas de ser.
-Debe ser culpa de la herida de su pecho. -Habló ella para sus adentros sentándose al lado de su madre, un lobo se acostó en sus pies y eso le agradó. Hasta ese momento ella no se había podido relajar. Korra era un guerrero con experiencia en batalla no podía ser el trauma de la guerra lo que lo hiciera actuar raro, Zaheer le había hecho algo. Era posible eso tanto como verdad lo que su madre le había dicho, ella podía conocer la faceta de Korra como su mejor amigo, pero como esposo y Alfa aún le faltaban cosas por descubrir-
-¿Tiene jerarquía ésta manada? -Preguntó Yasuko a su hija queriendo distraerla de sus preocupaciones-
-Conozco a la Beta, no está aquí. -Ella recordó al hermoso animal, los lobos se comportaban bien con Yasuko porque su madre los trataba con respeto- Éstos lobos son una pequeña parte del resto, su Alfa... Nunca lo he podido ver fuera de la oscuridad del bosque.
-Su Alfa es Korra ¿No? Ellos le hacen caso a él. -Eso era evidente para Yasuko-
-No. -Ella pestañeo confundida porque la observación de su madre era lógica- Senna me dijo que el Alfa era un lobo plateado.
-Entonces te mintió. -¿Cómo podía haber dos Alfas en una misma manada?-
-¡Mi señora, llegó una carta para usted! -Interrumpió el heraldo de la casa Raava desde lejos a las dos mujeres haciendo a los lobos gruñir, en el jardín no había muchos árboles pero si los suficientes para dar sombra- ¿Desea que la lea o la dejó en sus manos mi señora? -La mirada del hombre era de miedo, él no se había acercado lo suficiente a las Omegas del príncipe del sur aterrado de que los lobos lo mataran-
-Lo haré yo, no te muevas. -Asami se levantó de la banca y le ahorro un trauma mayor al heraldo, acercándose al sirviente para tomar la carta, agradecerle, volver con su madre y abrirla. Ella no era capaz de ordenar a los lobos dejar pasar al heraldo hasta ellas. Por muy mansos que parecieran las bestias seguían siendo salvajes. Podían ignorar su pedido y comerse al infortunado sujeto. Korra era el único con el poder de mandarlos no ella-
-¿Quién es hija? -Preguntó Yasuko despreocupada, dando mayor importancia al desastre de las mangas de su vestido marrón por culpa de la sangre que había limpiado de los lobos-
-¡Es Iroh! -Respondió ella con entusiasmo, hasta que su madre le quitó la carta de un jalón-
-¡¿Por qué tienes comunicación privada con ese hombre Asami?! -Interrogó algo alterada manteniendo la voz en el tono más bajo que pudo-
-Él colaboró conmigo en los suministros de los anillos menores madre, Iroh sigue siendo un buen amigo para mí.
-Las Omegas casadas no tienen buenos amigos Alfas, mucho menos uno que tu esposo humilló por querer tu mano Asami ¿Quieres que Korra lo maté?
-Ser una mujer casada no es lo mismo que ser una esclava madre. En las cartas Iroh y yo nunca hablamos de algo indecente solo de asuntos relevantes para el sur.
-¡Mucho peor! Da gracias a los espíritus que te protegen que una de esas cartas no ha caído en manos de los ancianos Asami. Te pueden acusar de traición por hablar con un militar extranjero sobre las condiciones de la tribu. -Ella acomodó el pergamino para templarlo y romperlo-
-¡Madre no! -Asami no había alcanzado a leer lo que el Alfa le escribió-
-Iré a tomar un baño y cambiar mis ropajes antes de que mi hija me maté con sus decisiones. -Yasuko no soltó los trozos de papel de sus manos por precaución de que su hija hallara la forma de leerlos- Concéntrate en atender a tu esposo en vez de asuntos que no te conciernen.
-El bienestar del pueblo de Korra me concierne madre. -Ella apretó la boca al hablar para no faltarle al respecto a Yasuko. Entendía a su madre pero ella no estaba haciendo nada malo-
-Eso era antes Asami, con tu esposo de vuelta déjale a él dar la cara a otros Alfas. -La mujer se levantó para irse, su hija no quedaría sola, los guardias del jardín y los lobos la estaban protegiendo- No es que no seas capaz cariño, pero es mejor hacer las cosas bien y evitar malentendidos. Si quieres tener un lugar respetable en el mundo asegúrate de hacerlo sin pasar por encima del Alfa que te está dando su protección hija. Sé que no soy ilusa al pensar que lo tienes claro.
-Eso lo entiendo madre, una Omega no es nada sin su Alfa. -Era la realidad-
-Una Omega lo es todo para el Alfa indicado, eso es lo que debes de aprovechar. Con él llegarás lejos, no lo hagas enojar Asami. -Dijo ella al oído de su hija inclinándose sobre su hombro. Luego le sonrió con amor y se fue del jardín queriendo llegar rápido a su habitación para cambiarse y tomar un baño de agua tibia, estar limpia de nuevo. No era agradó, era sensatez. Si Asami lograba domar a la bestia, Korra le pondría el mundo a sus pies ¿Y qué madre no desea lo mejor para sus cachorros?-
-¡Yasuko! -Llamó él a la mujer al verla dentro de la casa- ¿Estás bien? -Preguntó Noatak a la Omega luego de mirar su vestido ensangrentado-
-¿Ésto? No es nada, es sangre de Kinto que limpie de los hocicos de los lobos.
-Ohhh... Ya veo.
-¿Qué deseas? Urjo por seguir mi camino Noatak.
-Quería decirte algo. -Respondió el norteño mirando a ambos lados del pasillo-
-¿Es sobre la cabeza de Kinto? Los lobos la trajeron para mí saliendo del jardín, pero no tengo el gusto de coleccionar cosas innecesarias. -Ella había ordenado retirarla de su vista a los sirvientes-
-Se trata de Korra. Él reclamó a todas las Omegas dentro de ésta casa como suyas. Lo cual te incumbe.
-¿Él me reclamó como suya? -Yasuko alzó una ceja sorprendida, quizás ella había escuchado mal-
-Si.
-Que suerte la mía, un Alfa fuerte quiere aparearse conmigo. -Ella no aguantó la risa ante la seriedad de Noatak-
-No es una broma Yasuko. Cuídate de Korra, él está algo inestable.
-¿Por qué? Si el príncipe del sur viene y me toma ¿Tú pelearas con él por el honor de ver a quien pertenece mi cama? -Ella volvió a reír-
-Eres una mujer malvada Yasuko. -Él estaba tratando de ponerla en guardia pero la mujer solo podía subestimar a Korra y burlarse de él-
-Soy una mujer casada Noatak, eso es lo que soy. -La Omega dejó de sonreír y decidió aceptar la advertencia- Gracias, lo tendré en cuenta. Aunque no hay mucho que una Omega pueda hacer si un amo decide tomarla.
-Con que evites estar a solas con él es suficiente Yasuko.
-Vivir escondiéndose en la propia casa en la que se duerme no puede ser una solución.
-Tener precaución, es todo. -Repitió él-
-No entiendo cual es el miedo de todos al príncipe del sur ahora que está de vuelta. -Ella también había notado el cambio en Korra- ¿Sabes por qué Noatak? Porque nunca dejó de ver a un Alfa por lo que es, un ser despiadado y salvaje. Lo contrario a eso es lo único que me podría sorprender. Mi hija es lo que me preocupa.
-¿Preocuparte de qué madre? -Inquirió Asami apareciendo en el pasillo-
-De nada corazón. -Quiso ocultar ella la conversación a su cachorra-
-Me disculpo por interrumpir ¿Sabes dónde está mi esposo Noatak? Él me dijo que ustedes estarían discutiendo algo importante un buen rato en la oficina pero Korra no está allí.
-Lo hicimos. -Trató el de encubrir al príncipe del sur, porque Korra solo le había preguntado sobre el supuesto pacto de Asami con los espíritus y explicado sus pasos a seguir para recuperar a Mako. Luego él se había ido rápidamente de ahí-
-Entonces repito la pregunta y esperó una respuesta Noatak ¿Dónde está mi esposo?
-El príncipe del sur dijo que tenía otro asunto por atender afuera y supongo eso fue hacer.
-¿A dónde Noatak? -Ella no entendía por qué Korra le había mentido para salir corriendo de casa-
-No lo sé mi señora. -Porque era cierto, él no lo sabía-
-¿No lo sabes o tratas de encubrirlo?
-Déjalo tranquilo Asami, si lo supiera igual no te lo diría. Él le debe lealtad a su señor primero que al resto. -Aconsejo ella a su hija-
-Esta bien, acabó de tener una idea de dónde está Korra y por qué salió huyendo de mi. -
Él debía estar en la cabaña de curación por segunda vez en el día, la rabieta con Kinto tendría que haberle pasado alguna factura y lo que más le molestaba al respecto era que Korra seguía prefiriendo que otras Omegas lo tocaran antes que ella, todo por tratar de continuar ocultándole su verdadero estado de salud- Noatak, necesito que órdenes un lote de guerreros que me custodien hasta las cabañas de curación.
