-¿Hay alguien importante de visita hoy en la cabaña? -Preguntó ella al tumulto de Omegas fuera del consultorio de Katara-

-Es nuestro príncipe, Korra Raava está aquí. Pero si quieres verlo de cerca y tener la oportunidad de que él te mire será después que nosotras. -Respondió una de las mujeres sin mirar con quién hablaba, para la aprendiz de curandera era más importante el Alfa dentro de aquella habitación-

-¿Mi esposo? -Decirlo fue suficiente para hacer voltear a todas las Omegas y prestarle atención a ella. Recibiendo susto e impresión por parte de las damas. Que apenadas bajaron el rostro y disimularon ocuparse en otras cosas para no ser castigadas por la señora de Raava. Pero a ella solo le importaba saber el paradero Korra y como sus sospechas le indicaron el príncipe del sur estaba ahí, lo que la hizo caminar hacía el consultorio para entrar sin tocar. Enfrentar a su esposo para hacerle saber su malestar y obligarlo a darle el lugar que ella estaba pidiendo ocupar. Ser la única que pudiera estar sobre él curando su herida y vendando su torso, no Yue. Porque fue justamente a quien encontró ahí cerca de su Alfa y eso no le agradó- ¡Korra!

-¿Asami? -Al escuchar su voz él no necesito ver su rostro, sabía de quién se trataba, por lo que cogió su casaca gris para taparse la herida y se levantó levemente de la camilla ¿Qué hacía su esposa ahí?-

-¿En la oficina con Noatak? Mentiroso, pará de tapar tu herida, sé lo que escondes debajo. -Dijo ella a Korra, la esclava de su esposo tenía las manos en él- Déjalo, yo me haré responsable Yue.

-Soy la encargada, me puedo ir de aquí si mi señor o Katara lo ordena, no usted. -Se negó la Omega con la mirada agachada-

-¿Disculpa? Eres la encargada pero yo soy la esposa del príncipe del sur. -Recalcó ella- Tengo asuntos con él y no los discutiré en frente de ti, podrías ganarte un castigo por ser insolente con quién no debes Yue.

-Cálmate Asami, ella solo me ayuda. -Hizo el Alfa referencia a la esclava-

-Me tomaste por tonta en la casa Korra, tengo el derecho de que me expliques por qué sigues actuando como un egoísta. - Si tanto le agradaba tener a Yue encima todo el día ¿Por qué no la liberó de su esclavitud y se casó con la mujer en vez de comprometerse con ella? Pero no diría eso con esa Omega ahí, sería darle un poder que ella no entregaría a la susodicha, porque Korra solo era suyo-

-No te estoy tomando por nada Asami, tú tienes el derecho pero yo tengo mis razones. -Trató él de sonar calmado, su esposa no le estaba dedicando una mirada nada amorosa-

-¿Razones? -Repitió ella-

-Ésto es un centro de sanación, por favor no quiero energía conflictiva aquí. -Pidió Katara entrando a la habitación acompañada de dos aprendices-

-Katara lo siento, pero tengo de esposo a un cabeza dura. -Dijo ella a la curandera volviendo a ver de forma reprochadora a Korra, pero el príncipe del sur le había escondido el rostro-

-Ni que lo digas querida. -Katara suspiro- Hay muchas Omegas en éste consultorio, no es bueno para Korra, saldremos a cambiar las poncheras y volveré. Aprovechen el tiempo a solas. Yue, tú vienes conmigo.

-Gracias Katara, privacidad es todo lo que necesitaba. -Habló la señora de Raava poniendo sus ojos en Yue, esperaba que la Omega entendiera la indirecta. La esclava le devolvió la mirada sin decir más y se fue. Cuando el consultorio quedó desocupado ella regreso su atención a su esposo- ¿Qué dirás en tu defensa?

-Asami, tuviste suficiente sin mi en la tribu. Fue mucho estrés para ti. Distraerte con otras cosas es lo mejor. -Trató él de tener la razón manteniendo la cara hacía abajo, no mirar a su Omega. Ella no merecía cargar con todo el peso de sus heridas y pesadillas dejadas por Zaheer-

-Todo lo que quieres es que yo no te vea siendo débil Korra y eso parte mi corazón. La debilidad no se le muestra a los enemigos ¿Me consideras tu enemiga?

-Jamás y lo sabes. -Aseguró él de inmediato-

-Contigo he pasado por ésta situación antes ¿Lo recuerdas? En tu vuelta luego de tu prueba de supervivencia como Alfa, viniste destruido a mi pero no dejabas de sonreír, esa vez también me negaste ver tus heridas más graves. -Ella empezó a ir con lentitud cerca de Korra, bajarle la casaca del pecho con amabilidad y cariño, haciéndole imposible a su Alfa seguir negándole ver la herida- Luego de casarnos, hace poco, tomaste supresores que casi te matan y trataste de ocultarlo de mi hasta que tu cuerpo colapso. Ahora, tienes ésta horrenda herida en tu pecho que tratas de seguir ocultándome por no querer preocuparme.

-Es mi forma de ser Asami, es como me crío mi padre y mi abuelo a Tonraq. Preocupar a los que amo no hará cicatrizar mis heridas ni calmará mi dolor. -Él trató de sentarse un poco más en la camilla- Te lo he dicho. Ser blando no puede regir el carácter de un Alfa.

-Dejarte ayudar por los que te aman no te hace débil Korra y sanará el dolor que nosotros sentimos al verte desecho aunque digas que el tuyo sigue igual ¿Ves que si eres un egoísta? Niegas esa medicina a quienes nos preocupamos por ti.

-No pediré perdón por eso Asami, solo quiero protegerlos a todos. Es el sentido de mi vida. Si me concentró en mí puedo perder de vista a los demás.

-Lo tengo claro terco. Tampoco es lo que te obligare a hacer, no puedo pedirle al lobo que niegue su naturaleza. Pero a partir de hoy seré yo quien te cure la herida y a eso es a lo único que no te podrás negar conmigo. Entre parejas nos debemos dividir el trabajo, ambos protegeremos lo que amamos.

-¿Segura que soy yo el único cabeza dura entres los dos? -El Alfa fijó su atención en Asami dándole media sonrisa-

-Deja de ocultarme cosas Korra, es demasiado repetitivo rogártelo una y otra vez. -Ella busco un costado de la cara de su esposo y ahí lo beso, luego se recostó un poco en él evitando llorar. La herida era más horrenda vista con la luz del consultorio reflejada adentro por lámparas solares que con la tenue luz de las velas de la noche anterior. Sus manos estaban puestas delicadamente sobre el torso de Korra cerca del collar con cuatro garras y cuatro colmillos que él siempre llevaba ¿Qué clase de arma había sido capaz de dejar una herida como esa?¿Cuánto era el verdadero daño de su Alfa y que tan profundo en él había llegado? Parte de su esternón era visible, su piel estaba quemada y la sangre de ahí olía a un metal el cual ella conocía como tóxico y venenoso, mercurio-

-Sería como pedirte que dejaras de desobedecerme Asami. -El príncipe del sur terminó sonriendo ampliamente porque decir eso quizás no le gustaría a su esposa pero era gracioso para él-

-Tregua. -Ella también mostró alegría y la puerta sonó para dejar pasar a Katara de vuelta-

-Veo que todo va mejor aquí adentro, me alegró. Terminaré de limpiar y vendar esa herida. A menos que lo quieras hacer por mí querida.

-Sabia que eras curandera no adivina. -Respondió Asami sorprendida porque era lo que ella le pediría a la curandera-

-Cielo, hay habilidades que no requieren magia, solo ser perspicaz y a nosotras las Omegas esa cualidad nos sobra. -Katara dejó una ponchera al lado de la camilla- Quieres cuidar de tu esposo en todos los ámbitos posibles porque al tenerlo de vuelta de la muerte te niegas a seguir viéndolo como menos que tu Alfa. Parece ser que algunas cosas cambiaron entre ustedes y no todo será un fiasco a los espíritus.

-Solo quiero asegurarme de apoyar al espécimen que siempre me defiende del mal como se debe, no sé de qué hablas. -Fingió ella- Estar enamorada de un testarudo solo me puede quitar años de vida Katara. -¿Amar a Korra? Ella quería tenerlo siempre cerca y sentir su cariño tantas veces como minutos tiene las muchas horas del día ¿Era eso sentir amor por alguien? Tenía que serlo-

-Presté atención mi señora, voy a enseñarle lo básico para mantener debidamente una herida como la del príncipe del sur. La medicina es complicada de aprender, puede ser que se le haga difícil al comienzo. Pero le daré nociones básicas para atender y reconocer cuando él pueda necesitar más que su mano amorosa. Si ese es el caso no dude en acudir a mí.

-Aprenderé y leeré todo lo que haga falta Katara. Además tendré de maestra a la mejor curandera del mundo. -Ella le regaló una pequeña reverencia a la mujer, la cual Katara respondió honrada. Luego de eso ambas hicieron al príncipe del sur relajarse en la camilla. Korra no profirió ni una sola queja ante el dolor de tener varias manos moviendo y tocando su herida. Su mandíbula tensionada y sudor en la frente era lo único que reflejaba. La herida aún tenía rastros de proyectil pero según Katara lo mejor era evitar retirarlos por la profundidad y recorrido en dónde habían quedado incrustados además del supuesto veneno. Limpiar con agua de tabaco fue lo que les llevo más tiempo, poner ungüento y hierbas vino después, por último el vendaje. Pero ella necesitaba saber más del causante de ese daño. Por lo qué con su esposo de pie a las afueras del consultorio entretenido con el alrededor ella no dudo en preguntar a Katara- ¿Tú hija sabe que fue lo que ocurrió con Korra? Me interesa saber qué arma le hizo eso.

-Kya sabe tanto como yo querida, mi príncipe recibido un tipo de explosión en el pecho, eso es todo. Los guerreros que estuvieron en la batalla llegaron después del daño hecho a su señor, tampoco saben más. -Respondió la curandera lavándose las manos en otra ponchera recién llevada luego de que Asami hiciera lo mismo- Hama también estuvo ahí, pero no te recomiendo acercarte a ella. En cambio, si vas con alguno de sus dos sirvientes puede ser que te ayuden. Bolin en específico dado a que Mako sigue en alguna mazmorra del sur. Mi hija escuchó que habían sido ellos los más cercanos a Korra durante la derrota del bárbaro, puede ser que hayan visto algo que el resto no.

-Gracias Katara, por todo. -Cada consejo y aprendizaje de esa Omega era oro-

-Un placer mi señora, no olvide que el príncipe del sur tiene terapias por cumplir para su espalda. No lo parece pero está igual de desecha que su pecho. Tenga cuidado con el veneno, pueden decir que le fue extraído pero estoy segura que sigue atormentándolo.

-Lo traeré de una oreja si es necesario y seré precavida. -Ella despidió a la curandera y empezó a buscar a su esposo en la cabaña. Las Omegas alrededor continuaban mantenimiento la distancia de Korra porque ella estaba ahí pero ¿Dónde estaba el príncipe del sur? No podía ser cierto que se hubiera fugado de ella nuevamente. Creyéndolo posible hasta verlo salir desde detrás de una alejada y vieja estantería de libros- Según recuerdo a ti se te da fatal leer. -Dijo ella a Korra, pero él no le dejó ver los libros que llevaba, cosa que no le molestó. Ella supuso que debía de tratarse de algunos mapas o guías especiales porque aquella biblioteca era de cultura general reunida por Katara y sus aprendices a través de los años-

-Lo utilizaré para otra cosa y llevo algunos para ti, te facilitaran aprender curación ¿Noatak fue quien te trajo aquí?

-Yo fui quien lo trajo aquí, él solo obedeció una orden Korra. -Trató de corregir ella para excusar al hombre mientras salía de la cabaña pegada del brazo de su esposo contenta de que Korra tuviera aquel gesto de los libros con ella aunque en casa aún tuviera enciclopedias dadas por los ingenieros del norte secuestrados sin terminar de leer. Era una lastima que todavía no se supiera nada de Maliq y Melania-

-No lo voy a reprender por eso Sami. -Él se acomodo el cinturón que tenía puesto sobre su casaca, el mismo que su esposa le había regalado- Al medio día se supone que mi padre trataría de negociar otra vez la entrega de Mako con los ancianos. Después de que desobedecí la orden de no matar a Kinto no quieren devolverlo. Noatak y Tarrlok tienen como obligación ir a recibirlo de mano del Jefe del sur y custodiarlo de vuelta si mi padre logra convencerlos. Supongo que por eso no tuvo el gesto de quedarse contigo luego de traerte, dejando a cargo tus custodios.

-Espero que Mako no esté muerto.

-Tarrlok ha encontrado la forma de confirmar a diario que Mako está bien. Pronto volverá a casa, no te preocupes. Si estoy fuera de esa reunión, papá tratará de que se olviden de mí y que lo respeten a él. Pueden negarle solicitudes al príncipe del sur pero no al Señor de la Cetrería. -Explicó Korra- Si mi sirviente es devuelto será una confirmación para la casa Raava, quiere decir que dentro del círculo de ancianos no todos son traidores. Que aún hay un peso importante a nuestro favor.

-De lo contrario todos estuviéramos muertos. -Porque a ella y a su madre, al igual que a Senna no las habían matado solo por la protección de Noatak luego de saber sobre la supuesta muerte de el príncipe y demora de Tonraq. Era ilógico pensar que si todos los ancianos querían derrocar a la casa Raava no hubieran tomado esa oportunidad para destruirlos. Solo la lealtad de algunos dentro del poder de la tribu para el Jefe lo explicaba todo. Zaheer podía estar muerto pero la guerra interior del sur continuaba viva-

-Tampoco olvidemos a los espíritus Asami, ellos siempre nos protegen. -Agrego él con uno de sus guerreros llegando de cabalgar para bajarse de su montura, inclinarse y darle parte a su señor-

-Mi señor todo está listo para la entrega del segundo lote de suministros a los anillos inferiores. -Habló el guerrero seguido de otros que montaban caballos y llevaban grandes carretas cargadas-

-Pensaba invitarte cuando volviera a casa pero estás aquí. -Dijo el príncipe del sur a su esposa- ¿Quieres venir?

-Estoy ansiosa por eso, nunca pude bajar a llevar suministros más allá del segundo anillo. -Expresó Asami con felicidad-

-Tendrás que compartir la montura conmigo. Entre menos caballos llevemos mejor. El tuyo volverá al establo. No me arriesgaré a qué te caigas en algún hueco de la tundra baja.

-¿Tantas ganas tiene el príncipe del sur de abrazarme? Excusas Korra.

-Me atrapaste. -Respondió él, ese no era su objetivo pero tampoco iba a negar que se sentiría bien cabalgar en el mismo caballo con Asami. Recibiendo su capa de terciopelo azul con pieles de lobo en las hombreras por parte de otro guerrero ahí presente para ponérsela y subirse al semental, guardar los libros aparte y dar una mano a su Omega-

-Yo llevaré las riendas Korra. -La mujer las tomó sin esperar respuesta y apretó con sus muslos al caballo. Quería correr y galopar duro pero también sabía de la delicada salud de su Alfa, debía ser cuidadosa con el trote-

-Si es lo que gustas, te complazco. -Contestó él con su esposa cabalgando despacio, ambos en la misma silla de montar, con inexistente espacio entre los dos y con las feromonas, ondulado cabello, cuerpo y calor de su hembra golpeándolo al ritmo del caballo. Solo esperaba no terminar con una erección por culpa de las sutiles caricias de Asami, de lo contrario podía asustarla y ganarse una cachetada-

-¿Te duele si me apoyó de ti Korra? -Ella volteó el rostro hacía su esposo sentado detrás, excusándose con una bonita mirada. Dejar de tomar los últimos supresores que Katara había preparado para ella era algo que había hecho desde la llegada de Korra al sur-

-No. -Respondió el Alfa nervioso-

-Entonces abrázame por favor, todo el tiempo que estuve esperando por tí mientras estabas luchando por tu vida fuera del sur quise mucho que lo hicieras. Si estás aquí no tengo porque seguir absteniéndome. Hoy pareces querer complacerme en todo, aprovecharé eso.

-¿Segura Sami? -Él había colocado sus manos en la parte trasera de la montura para no caer en la tentación de tocar a la Omega-

-Te lo estoy permitiendo Korra. -Desde su lugar ella tomó la barbilla de su esposo y le dió un beso-

-También quise mucho abrazarte cuando estaba tirado en esa cama en el Reino Tierra sin poder levantarme ni caminar. -Él hizo casó a la orden de su Omega, yendo lento a tomarla entre sus brazos. Pero Asami se sentó de medio lado en la montura y comenzó a besarlo con mayor ahínco. Teniendo que hacer una señal con una mano libre a sus hombres en otros caballos para hacerlos retroceder y cabalgar a distancia de ellos. Quería privacidad con su esposa. Abrazándola más fuerte, recibiendo su lengua dentro de su boca con sumada confianza. Embriagarse del olor de sus estimulantes feromonas con el derecho dado de poder hacerlo. Apretarla y deslizar sus manos cerca de los senos y caderas de ella, escucharla gemir y acariciar su intimidad hasta poder penetrarla con sus dedos. Como si ambos no fueran sobre un caballo, debajo de un cielo lleno de nubes que amenazaban con una feroz tormenta de nieve, que mostraba una intensidad retenida de igual proporción a la pasión guardada por años entre los dos y que se negaba a seguir atrapada si no precipitarse sobre ambos y llenarlos hasta las entrañas. Korra podía sentirlo, el calor de su cuerpo le estaba nublando la mente y exigiendo tomar a esa Omega lo antes posible para sembrar su simiente en ella. Morderla, él debía volver a marcar a su hembra, que nadie dudará que le pertenecía, que fuera evidente que solo era de él, propiedad del príncipe del sur. Para poder matar al Alfa que ignorara esa señal con igual gusto. Acabar y destruir, derrotar bajo su espada. Ejercer violencia como toda aquella recibida y dada a través de sus años como bestia-

-Korra, contrólate. -Se quejó ella entre el beso, porque su esposo la estaba abrazando con demasiada fuerza-

-¿Estás bien? Lo siento, no me dí cuenta Asami. -Dijo el Alfa con la respiración acelerada rompiendo la cercanía de ambos luego de escuchar quejarse de dolor a su esposa. Soltándola, empezando a bajar su rostro y queriendo apartarse de ella-

-No, no, no quiero que hagas eso. Son cosas que pasan Korra. Alejarte de mí no lo va a solucionar. Confío en ti y te amo recuérdalo. -Asami atrapó la cara de él entre las manos y luego lo volvió a abrazar recostándose entre su pecho y cuello- Mientras puedas seguir escuchando mi voz todo estará bien. No quiero a otro Alfa que no seas tú.

-Asami, no deberías estar cerca de mi. Está bien si quieres volver a ser solo mi amiga. Nadie sabrá de nuestro falso matrimonio. Estarás más segura si no tratas de aparearte conmigo.

-Te quiero Korra no me importa el resto, somos inexpertos en ésto, es todo. Ahora sé tú el que lleve las riendas con suavidad, quiero seguir recostada en tu pecho hasta que lleguemos al anillo inferior. Complace a tu esposa. -Ella volvió a mirarlo para besarlo- ¿Está bien?

-Lo que órdenes mi señora. -Respondió el príncipe del sur en voz baja sin querer seguir renegando palabra a su Omega, le era imposible negarse a ella cuando Asami estaba pegada a él, solo el agarre de las riendas era su único consuelo, apretarlas con vigor debía ayudarlo a controlarse y mantenerse sumiso. Si había aprendido a ser una bestia en el campo de batalla para sobrevivir a la guerra, ahora debía aprender a ser un cachorro en la cama para mantener a su esposa segura de si mismo, las correas no estaban hechas para los lobos pero Asami era maestra en hacer cinturones para él-

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-Mi señor. -Dijo la campesina pegando su frente del suelo, soltando todo lo que llevaba en las manos para al igual que otros reverenciar al príncipe del sur mientras lo veían pasar cabalgando abrazado de su esposa. Él era hermoso, la razón de la cual muchos derramaron sus lágrimas por creerlo muerto, porque Korra era del pueblo. Él único capaz de acordarse de ellos, hijo del esplendoroso Señor de la Cetrería, cachorro valeroso que los había librado del poder de Unalaq y la barbarie de extranjeros anarquista aunque no todos estuvieran de acuerdo con eso. Pero ver las grandes carretillas repletas de comida en su estela hizo a más de uno abrir los ojos ansiosos y querer perseguir el desfile. Siendo detenidos solo por los guerreros custodios. Si se atrevían a saquear esos Alfas los asesinarían a todos-

-Armen un campamento rápido, quiero todo listo luego de salir de esa casa ¿Entendido? Desde ahí mi esposa tomará lista de todo y les indicara el peso a dar en la balanza para cada familia censada desde el segundo anillo para abajo.

-Si mi señor. -Respondió el guerrero a cargó de los guardias al príncipe del sur-

-¿Iremos a una casa en específico?

-Tienes que conocer a éstos cachorros. -Dijo él a su esposa, llevando su caballo a la entrada de la humilde morada, para bajar y recibir a Asami- Ven, no te separes de mi.

-Guardo la leve sospecha de saber quiénes son. -Contestó la Omega bajando del semental teniendo cuidado de no pisar su túnica dividida que guardaba a su vestido, un regalo de su esposo finamente confeccionado por las costureras de la casa Raava para una mujer de estrato alto y de un color oscuro que resaltaba el blanco de su piel mientras la protegía del frío, porque en la Nación del Fuego los pudientes debían diferenciarse de los demás por su pálido aspecto de nacimiento, engendrar cachorros cuidando de esos rasgos, heredando esa característica sin querer porque a ella le gustaba más la piel morena, como la de Korra, pero a él al parecer le agradaba la suya porque la mayoría de sus obsequios siempre eran colores que buscaban resaltar su tez nívea-

-¿Cómo puede ser posible?

-Korra, mientras tú no estabas pasaron muchas cosas en el sur, la idea de censar para mantener el orden al repartir beneficios fue mía ¿Siku y Sura?

-¡Hermano! -Saltó corriendo uno de los cachorros hacía Korra luego de ver llegar a su señor desde adentro, el príncipe la recibió alzándola y sonriendo de oreja a oreja- Sabía que eras tú hermano, tu olor de Alfa es inconfundible y la noticia nos llegó ayer ¡Te lo dije madre! ¡Él vendría! ¡Mi príncipe no puede morir!

-¡Mi señora! -Saludo el otro cachorro a Asami para abrazar a su príncipe y ser alzada por él al igual que su hermana. Saliendo al frente de la casa la madre de ambas con un bebé a cargó para reverenciar a su señor y a la señora de Raava, ver a sus hijas sobre Korra casi le hizo gritarles un insultó, era un atrevimiento tocar al heredero del Jefe sin su permiso. Pero el Señor de los lobos parecía disfrutarlo-

-Mi señor, no pensé que vendría por acá tan pronto. Disculpe el ímpetu de mis niñas y por no tener lo mejor para ofrecerle.

-No te preocupes, tu sola presencia es suficiente. -Él pasó a la casa junto a su esposa. Ordenando a sus soldados llenar la pequeña despensa de la morada con comida. El hogar estaba lleno de otras Omegas, lo cual le pareció extraño. Mujeres que fueron siendo desalojadas hacía el patio por los guardias- ¿Por qué hay tantas Omegas aquí? Según recuerdo tú solo tienes dos hijas, no tres.

-Tuvimos que ingeniarnos contra los ladrones y asesinos de niños mi señor. Si no hay Alfas que nos defiendan debemos agruparnos, armarnos y tratar de hacerlo nosotras mismas. Esas Omegas son viudas o huérfanas por el ataque de los bárbaros y rebelión de Gilak. -Explicó la señora de la casa- Éste bebé no es mío es de una de éstas hembras.

-¿Tu esposo? -Korra bajó a los cachorros para pedir al pequeño niño y alzarlo. Mirándolo atentamente y sonriéndole con ternura. Arrullándolo de lado a lado en sus brazos. Tenía los ojos azules como cualquier hijo del mar y la piel morena como el espíritu de la luna-

-Wacky está en cama con fiebre y debilidad mi señor. Probó carne antes que nosotros para saber si era comestible. Se la dieron por trueque.

-Hmmm... La madre de éste cachorro acérquese. -Él devolvió al niño a la Omega que lo reclamó como suyo para dejarla salir de casa y miró a su esposa- Lleva a Siku y Sura donde no escuchen mi conversación Asami por favor.

-Lo que digas amor. -Contestó ella complaciente, ver a Korra ser cariñoso y atento con las niñas y el bebé le hizo pensar en cómo sería el príncipe del sur con sus propios cachorros. Encantador comportamiento que alboroto a su Omega interior que gustosa daría cachorros a ese espécimen solo por verlo sonreír de esa manera siempre. Aunque quedar embarazada no estaba en sus planes inmediatos porque una barriga inflada se apoderaría de su presente y futuro limitándola aún más en alcanzar sus metas. Era algo que no había discutido con Korra, pero él debía entender y ser paciente, no era su cuerpo y vida la afectada sería la de ella-

-¿Por qué no se han acercado a Katara? -Preguntó el Alfa ignorando el coqueteo de Asami, no pensar en ir y besarla-

-Trasladarlo a las cabañas es peligroso, salir con mis cachorros podría hacer que me los roben y dejarlos aquí sin mi también. Las Omegas no se atreven a ir lejos solas y los guerreros de otras casas están en lo suyo. Wacky no puede caminar por si mismo.

-¿Nadie ha colaborado contigo? -Preguntó él frunciendo el ceño-

-Todos lo han hecho con hierbas medicinales y agua limpia pero al parecer no es suficiente. Tengo como última opción dejar mi hogar a los ladrones, cargar con mi esposo e hijas a la vez protegida por los espíritus para llegar a la cabaña más cercana y salvarlo mi señor.

-Se irá con nosotros a la cabaña de curación cuando partamos. -Los guerreros dentro de casa cerraron ventanas y custodiaron las entradas, las afueras se empezaba a llenar de curiosos- ¿Dónde conocieron Siku y Sura a mi esposa?

-Mi señora nos rescató de morir de hambre. Si no hubiera sido por su compasión no sé que fuera de nosotros hoy. Ella lleno la despensa de todos y a pesar de que nos robaron mientras Wacky negociaba sus pingüinos su esposa volvió a hacerlo, aceptando a mis cachorros en su casa como si se tratarán de su familia.

-Todo irá mejor, tranquila. Quiero que vayas y alistes a tu Alfa para dejar la casa, tú y los cachorros no tendrán miedo de estar aquí después de lo que haré mientras Wacky vuelve.

-Pero mi señor, me gustaría atenderlos a todos. -Reprochó respetuosa porque la prioridad de cualquiera de la tribu debía ser el Jefe y su hijo- Oré mucho por usted luego de la noticia de su muerte, todas las Omegas que vió aquí y gran cantidad de los anillos bajos lo hicimos.

-Gracias mi querida señora. -Él se acercó y beso la frente de la Omega, quien se sorprendió de ser llamada señora cuando su único título era de campesina- Escuché cada una de sus súplicas del otro lado. Los espíritus se expresaron agobiados por el amor de mi pueblo. No tuvieron más opción que devolverme a la vida.

-Déjeme atenderlo. Haré algo de beber y comer para todos con los suministros que me trajo.

-No estamos aquí de paseo, cada quien ha venido a hacer lo suyo. Mis guardias cuidarán a Siku y Sura, obedece a tu señor.

-Si mi señor. -Respondió la Omega inclinándose al máximo, su príncipe estaba ahí cuidando de ella y sus hijas. Debía seguir confiando en él porque Korra era la clara expresión física y de poder de los espíritus del sur a sus pedidos por el regreso de él, el bienestar de sus cachorros y sanación de Wacky ¿Quién más podía dirigir la eminencia y capacidad de ese Alfa a una humilde casita de uno de los anillos más pobres del sur si no ellos? En la vida nada era una coincidencia, una y otra vez la casa Raava mostraba estar a su servicio en vez de asesinarlos, de lado de una pobretona y un domador de pingüinos con nada más a su favor que inquebrantable devoción hacía sus Dioses y amor a sus señores-

-Ve sin apuro. -Él encamino a la mujer con amabilidad y luego volteo a la puerta, topándose con alguien que lo hizo sonreír- ¡Mako! No pensé verte tan pronto en el día.

-¡Mi señor! -El sirviente reverencio a su amo y luego ambos se abrazaron. Asami se acercó para hacer lo mismo luego de notarlo llegar sin dejar de tener a los cachorros cerca. Bolin también había aparecido con ellos al igual que Tarrlok y Noatak que estaban a las afueras cuidando la casa-

-¿Qué haces aquí Mako?

-Nos informaron que ibas en caravana hacía la entrada de los anillos inferiores. Decidimos venir a ayudar. Si mi señor no ocupa descanso mucho menos nosotros.

-Entre más manos ayuden mejor. -Él volvió a abrazar a Mako, le debía mucho a su guerrero fiel- Me alegro de verte bien y fuerte.

-A mí de que se haya reunido con su esposa mi señor. -El arquero miró a la Omega y Asami también a él-

-No seas tan formal Mako, mi insensatez casi te mata. Espero me perdones por eso. -Dijo Asami al sirviente recordando que era ella quien lo había acusado de traidor-

-Todos era parte del plan. -Mintió el arquero con gracia-

-Está noche habrá celebración con los extranjeros en la casa de mi padre Mako, está prohibido que sea extravagante por respeto a lo destruido del sur, pero una cena estará bien. Comerás como Rey porque te lo mereces.

-Hay que honrar la vuelta del príncipe del sur. -Agregó Mako, su señor se veía en excelente estado ¿Cómo era eso posible?-

-Del Jefe del sur, no soy tan indispensable como mi padre. -Corrigió Korra al sirviente-

-Un día lo serás hermano. -Habló uno de los cachorros al príncipe del sur- Serás Jefe.

-¿Lo seré? -Con los actuales tormentos que lo seguían en las noches no sabía si el sería un buen Jefe para su gente o solo una desgracia para la tribu- Gracias Siku.

-Me voy, parece que es hora de arreglar la logística. -Interrumpió Asami viendo llegar a los guerreros con libros y balanzas, uno se acercó, reverencio al príncipe, a ella y le mostró un libro-

-También tengo algo de que ocuparme afuera. -Dijo Korra-

-¿Vas a alguna parte?

-Bajare a la parte más alejada, será rápido pero necesito hacer presencia.

-Iré contigo. -Ofreció ella-

-Si lo haces se perderá el trabajo aquí y la gente se esconderá al vernos. Al bajar solo será más fácil pasar desapercibido hasta estar en el lugar al que quiero llegar. Todos se quedarán aquí.

-Es peligroso mi señor. -Dijo Mako-

-No lo es, nada ocurrirá conmigo.

-Pero Korra, te puede ocurrir algo. -Intervino ella, con la herida que cargaba su esposo en el pecho andar solitario en esa zona no estaba bien-

-Confíen en mí. Tarrlok y Noatak cuidaran mi espalda desde lejos. Tú te harás cargo de cuidar a Asami aquí con Bolin. -Tocó el príncipe del sur el hombro de Mako-

-Lleva mi bufanda para cubrirte el perfil. -Ofreció el arquero-

-Confiare en ti. -Asami lo abrazó- Es una muestra de que debes hacer lo mismo por mí Korra.

-Asegúrate de que esa Omega con bebé obtenga buen cuidado, me haré cargo del resto. -Él agarro la mano de su Omega y la apretó-

-Repartiremos medio saco de arroz, otro trigo y sal. Fruta, verduras y piezas de carne solo serán para las casas con cachorros. El aceite de roca para todos. Queda al pendiente la seguridad.

-Esa es mi parte Sami, no me demorare. -Se despidió él, su esposa iba a estar bien ahí, estaba rodeada de muchos guerrero, Mako y Bolin. Sin embargo debía ir y venir tan rápido como pudiera- ¡Noatak y Tarrlok!

-Mi señor. -Respondieron los dos Alfas al pedido de Korra, bajando de sus caballos y acercándose al príncipe-

-Le dije a mi hembra que iría con ustedes a lo más bajo después del segundo anillo. Pero quiero que vigilen desde afuera ésta posición y a mi esposa. No me arriesgaré que la ataquen ¿Comprenden?

-Si mi señor. -Contestaron ambos dudosos, el príncipe del sur solo en lo bajó de la tribu lo ponía en una posición vulnerable pero no podían negarse a una orden directa de él-

-Tráiganme una capa vieja con fuerte olor a otro Alfa y un caballo que sepa comportarse amarrado. -Con eso el partió, solo siendo escoltado por Noatak y Tarrlok unos metros. Dejando al caballo en otros más y empezando a caminar entre la decidía de lo bajó de la tribu sin que nadie lo notara. Lo que él quería. Recostándose de alguna casa para escuchar que hablaban a unos pasos de ahí, sentarse en el suelo de un callejón para observar que trataban de traficar los pueblerinos en una inexistente ley. Dejarse empujar e intimidar por otras personas humillándose o fingiendo demencia sin mostrar el rostro. Hasta verlo, un guerrero sonriendo sobre un imponente caballo. Su uniforme estaba limpio y su dentadura bien cuidada. Dando órdenes a ciertos hombres de ahí tirándoles sacos de monedas. Para mover las riendas de su semental y partir lentamente por la calle. Él lo esperó en el lugar correcto y cuando el caballo piso a su lado agarro el pecho del Alfa y lo bajó de un jalón. Haciéndolo caer aturdido tocando el pomo de su espada para desenfundarla. Yendo hacía él queriendo pelear hasta ser detenido por una de sus patadas a la rodilla, haciéndolo quejarse de dolor- ¡¿De quién estás recibiendo órdenes?!

-¡Príncipe! -Exclamó el guerrero luego de que Korra se bajará la capucha-

-¿No vas a desenvainar tu espada? -Dijo él porque la mano del Alfa temblaba sobre la empuñadura del arma- ¡Responde a tú señor! ¿Quién está dando órdenes a tu división? Omiten bajar a hacer su trabajo en el anillo, están comprando a los delincuentes para que actúen despiadados y permiten el trueque de carne humana. El canibalismo inflama el cerebro y genera fiebre con debilidad. Vi demasiada osamenta humana que no pertenece a la invasión de los bárbaros.

-La gente solo tiene hambre, comen lo que pueden señor. No sé de qué sobornó habla ni tampoco estoy obligado a decirle quién es mi superior. Si me mata los ancianos lo sabrán y será otra gran falla del príncipe del sur luego de lo de Kinto.

-Es cierto, no me conviene seguir provocándolos. Acabó de tener una idea ¿Te gustaría conocer a mis lobos? Ellos no son tan pacientes como su amo. -Ofreció él haciendo tragar grueso al hombre-

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-El señor de la casería es su hombre al mando. Eso le hice confesar al guerrero.

-Es un Alfa peligroso Korra. -El señor de la cacería era el más joven de los ancianos, de pequeño había colaborado en repeler a la Nación del Fuego en el norte, tres líneas sobre su frente que significaban ser veterano, un perfil rudo y una cara inexpresiva lo describían. Era llamado el señor de cacería a pesar de ser un guerrero por su instinto de cazador, solo que él no rastreaba, acorralaba y acababa con animales, lo hacía con sus enemigos. Imperceptible hasta que atravesaba a sus adversarios para hacerlos desangrar. Los Dioses que el adoraba no eran la luna y el mar, era al espíritu de la sangre-

-Están asesinando a los niños y promoviendo el canibalismo para amedrentar, destruir el presente y futuro de mi tribu desde los indefensos, puentes para reflejar lo mal que lo pasarían quienes apoyen el lado equivocado desde más arriba.

-¿Por qué? -Interrogó Mako a su señor, ambos iban sobre sus caballos- ¿Odian tanto a la casa Raava que no les importa acabar con su propia gente?

-No quieren renunciar a sus privilegios y al ser adorados. Siguen sin querer la unión de las tribus y extranjeros. Pero los rituales que el Señor de la cacería debe estar haciendo para tener a su espíritu protector de su lado es lo que me pone los pelos de punta. La sangre control nunca ha sido de mi agrado.

-¿Dices que se está aprovechando del caos para recoger el dolor, sufrimiento y sangre que necesita Korra?

-Llamar al Señor de la cacería parte de los traidores aún es precipitado Mako. Debemos esperar. Recuerda que ahora sabemos que no todos los ancianos lo son. Son pocas las familias que han heredado éstas oscuras costumbres en las tribus agua. Debo de consultar con Noatak, su padre fue uno.

-¿Eperar? -Preguntó curioso el arquero-

-Éste anciano vendrá a mi, he reclamado todas las tierras por debajo del segundo anillo a mi custodia por protección. Si hay un orden fallido en el sur como el príncipe tengo la potestad de exigir proteger lo vulnerable. Esas Omegas, niños y tierras están bajo la bandera del Señor de los lobos a partir de hoy. Siguen siendo soberanía del sur pero si alguien se atreve a violar, matar o dañar se las tendrá que ver directamente conmigo. Nada de juicios porque todo lo de ahí ahora me pertenece.

-Las Omegas podrán estar tranquilas y la inseguridad disminuirá. No hay muchos que te quieran enfrentar Korra.

-Mis hombres estarán ahí para traer a los que sí. -Agregó el príncipe del sur con el mentón elevado- Cuando el guerrero que hice confesar vaya y hablé con su superior, sabrá que es un directo desafío a su lugar. Él no durará en declararme la guerra. Complacido lo destruiré por atreverse a hacerle eso a mi gente. -Gruño él- Me preocupa el norte, esperó estén haciendo un buen trabajo allá. Perder la lealtad de esos guerreros es lo último que me gustaría saber en éstos momentos.

-Hablando del norte, escuché entre los ancianos que Visola desistió de un esposo en esa tribu, vendrá al sur por un mejor espécimen. El Jefe estaría gustoso si tomás a la hija de Pakku como segunda esposa. Equilibraría el poder de las dos tribus y ella es bella. A menos que Pakku también sea un traidor.

-Pakku quiso defender al cuervo del norte de mis lobos. No confío, suele tener una manera de pensar bastante retrograda.

-Puede ser que le interesará salvar a Kinto o a ti de cometer un error al matarlo mi señor.

-Ojalá pudiera ver todo claramente Mako. Diferenciar a fieles de traidores. -Reflexiono él deprimido de su impotencia- Visola, la recuerdo. Le gustaba corretear focas conmigo en el norte durante mi niñez. Antes de que mi tío cayera en locura.

Al ver parar el carruaje a su lado Korra hizo lo mismo, llegando a la casa de su padre por la cena de bienvenida que había esa noche. El príncipe del sur bajó despacio de su montura y abrió la puerta del lujoso coche para dar su mano a su esposa y otra a Yasuko. Estaba comenzando a nevar. La tormenta que amenazaba al sur desde temprano parecía por fin empezar a caer. Sonriendo complacido de cargar con Asami de su brazo, adornada y preciosa, dando su otro codo a la madre de su esposa. Yasuko no merecía entrar sola, estaba igual de hermosa que su hija. Las dos con abrigos de oso y su Omega con un elegante vestido de tono violeta oscuro, detalles dorados y pendientes de oro sin olvidar su collar de compromiso, cabello suelto y manto sobre el cuello de su abrigo. Yasuko con ropaje beige pegado al cuerpo mostrando sus bien formadas curvas con tejido de flores negras. Ante su suerte él solo pudo sacar el pecho y caminar lo más erguido posible en su traje elegante con botas hasta las rodillas por lo afortunado que era de llevar a esas magnificas Omegas a cada lado mientras otros veían. El día había pasado lento y con mucho trabajo. Consumiendo casi todas las horas en los anillos bajos. Pero el objetivo de surtir y mejorar la calidad de vida de su gente se había cumplido, aunque las consecuencias del gasto público vendrían después. Estar en casa solo se aprovechó para todos en alistarse debidamente antes de la cena, no teniendo oportunidad de estar demasiado con Asami. Lo cual aunque triste para él, lo agradeció. No porque no quisiera estar cerca de su esposa. Si no porque era algo que utilizaría a su favor para dejar su ignorancia de conocimiento en apareamiento de lado de una vez por todas. Como iban las cosas entre él y su Omega, el sexo entre ambos podía ocurrir en cualquier momento. Había conseguido aquel libro para eso, el único que no mostró a Asami: Sutra del placer sexual de un Alfa y una Omega.

Él no sabía demasiado al respecto y quería evitar terminar haciéndole daño a su hembra por mala manipulación de su grueso y largo armamento dentro de ella. Aprender dónde tocarla o cómo. Conocer solo lo básico no estaba bien, iba a terminar luciendo como un tarugo frente a su esposa. La persona que más admiraba y amaba en el mundo. Porque Asami era su primera vez. Deseaba hacerla gritar de placer como su padre lo hacía con sus conquistas fuera del sur y con Senna en sus reconciliaciones. Perturbadoras referencias pero las más exactas en todos sus recuerdos. Él no había nacido con un miembro a la vista hasta que éste apareció luego de desarrollarse como Alfa y fue creciendo. Por lo que ir mostrándolo como el resto dentro de baños compartidos u orgías enemigas de otros Alfas cogidos con la guardia baja antes de ser asesinados nunca fue su costumbre. Motivó por el cual al principio le costo entender porque las pocas hembras que si lo habían logrado ver desnudo por accidente siempre tenían la misma reacción, al igual que Asami, se sorprendían y parecían intranquilas de su miembro. Hasta darse cuenta, comparándose con otros, que era por su tamaño. Sin poder hacer nada al respecto excepto sentirse acomplejado y hacérsele difícil esconder cualquier erección al excitarse. Lo cual sucedía a menudo en sus primeros días después de tener su desarrollo sexual, tanto como querer exhibir sus colmillos. Porque el deseó hacía crecer su aparato reproductor más y generaba dolor en su entrepierna hasta hallar la forma de poder desahogarse. Estar cerca de Asami también había sido un detonante al comienzo, sus feromonas lo descontrolaban demasiado. Agradeciendo en silencio la disciplina que Tonraq había sembrado en él durante años para mostrar temple sobre si mismo y no tener una erección cada vez que la veía. Porque él estaba ahí para protegerla no para acosarla. Teniendo que huir de ella cuando la moral había sido escasa y Asami demasiado cariñosa.

Aprovechando el tiempo que tuvo a solas en casa mientras su esposa se alistaba con su madre para salir todo lo posible. Abriendo el libro en un lugar apartado y seguro, él no podía leer, lo sabía pero lo maravilloso de aquella enciclopedia era que tenía detallados dibujos. Del tipo de cuadernos que Senna nunca le hubiera dejado tener en su cuarto. Ilustrando dónde tocar y cómo hacerlo a la pareja con el miembro, dedos y lengua. Las diferencias y ubicaciones de placer, reproducción o necesidad fisiológica en la intimidad de una Omega. Lo cual le sorprendió, al parecer solo tocar ahí no aseguraba dar placer a la hembra, tenía que hacerse en un lugar exacto de su sexo ¿Y como lo pudo deducir en dibujos? Porque estaban hechos para ser entendidos hasta por analfabetas, remarcados de colores dependiendo del lugar. Rojo si era un detonador de placer. Azul si servía para reproducción y alimento del cachorro. Amarillo para funciones viscerales. Y por más bruto que se fuera cualquiera sabía que el rojo era el color universal para el amor y la pasión. Por lógica lo que no pertenecía al cachorro como la leche materna y tampoco pertenecía a una fisiología del cuerpo como una vía urinaria, debía ser un punto erógeno en la Omega. Él sonrió por su astucia porque en realidad nunca se consideró tan inteligente como Asami, pero con tal de entender ese libro parecía que su cerebro se activaba por completo. Aunque hubieran detalles más complejos que por su incapacidad de lectura no supo descifrar. Pero había quedado ubicado en cómo, con qué y dónde estaban los lugares correctos. Hasta que la puerta de la oficina sonó, lo hizo saltar del susto y casi tirar en la chimenea el libro. Guardándolo en una gaveta fingiendo calma al darse cuenta que se trataba de Mako, no era Asami ni Senna, no debía porque estar nervioso al respecto. Además su sirviente podía descifrar el resto del libro y decírselo, sin embargo ¿Qué tal si Mako luego volvía a seducir a su Omega y aplicaba esas técnicas con ella? Suficiente para no querer hacerlo y no hablar con el arquero al respecto. Eran celos estúpidos y absurdos pero el amor lo volvía así de idiota. Hasta estar ahí, varios minutos después en la casa de su padre sentado en aquella mesa disfrutando de una buena comida, rodeado de su familia y amigos.

-El aire se podría cortar con mi cuchillo de comer. -Dijo Asami mientras su madre le sonreía al Jefe de policía en la mesa y Lin le devolvía el gesto, teniendo al otro lado del comedor a un Noatak a punto de vomitar de afán. Al igual que Kya, quien disimuladamente golpeó por debajo de la mesa al Alfa por estar mirando a otra mujer que no fuera ella. Desviando su mirada a Noatak, coqueteándole para castigar a Beifong. Algo que le dió risa a Asami, aunque supo disimularlo para no parecer una loca, mientras su Alfa estaba perdido en sus propios pensamientos. Es como era Korra. Y esa noche ella compartiría la cama otra vez con ese guerrero. Eso sí la hacía sentir nerviosa a pesar de estar lejos de ese colchón. Empeorando cuando ambos se levantaron de ahí y decidieron bailar, estar muy pegados uno de otro. Hasta que divisó a Opal en la parte superior del salón cerca de Desna y Eska. Por lo que pidió permiso a su esposo y se acercó a su madre para rogarle que bailará con Korra porque ella requería hablar con su doncella lejos de él. No podía dejar al príncipe solo en la pista con otras Omegas queriendo tomar su puesto. Preferiría que fuera su madre quien estuviera cerca y lo cuidara por ella-

-Madre aléjate de Beifong, causaras una pelea aquí. Mira la cara de Kya. -El Jefe de policía había tomado respetuosamente a Yasuko como su compañera de baile y su madre había aceptado-

-¿Quién?

-La hija de Katara madre, la curandera mayor del sur. Quédate con Korra, como te dije urjo hablar con mi doncella antes de que Opal se pierda con Bolin. Si dejas que otra Omega tomé a mi esposo será culpa tuya.

-Me pides mucho Asami. -Pero su hija no la dejó terminar, la lanzó a los brazos de Korra, quien lucía tan confundido como ella-

-Hmmm... -Se quejó él viendo ir a su esposa lejos de su compañía por ir con Opal-

-Me enteré que repartieron demasiados suministros, están derrochando lo poco del sur ¿Cómo harás para remediarlo? Moriremos de hambre pronto, todos por igual. -Yasuko observó por un momento a Beifong volviendo a la pista de baile por ella, el Alfa había ido por licor de uva para ambos cuando Asami decidió ocuparla. Solo que Kya lo había enfrentado y parecían pelear al respecto. Que halagador, todavía era capaz de dar celos a otras bellas Omegas por ser cortejada por sus Alfas-

-Hable con mi padre al respecto, me dijo lo mismo y me hizo responsable. Traeré más comida y recursos al sur de otras tierras Yasuko. Lo primordial debía hacerse. -Respondió él desviando su atención de Asami a la mujer con quién bailaba con suavidad y ritmo constante-

-¿Invadirás naciones aliadas?

-Intercambiare minerales y aceite de roca, existen tierras vírgenes que no han sido reclamadas. Puedo colocar mis banderas ahí.

-Si pero eso te llevará mucho tiempo, el sur se quedará sin recursos antes de eso y pasará un invierno del que ninguno saldrá con vida si permanecemos aquí. Otras naciones pueden negarse a tus minerales y aceite de roca Korra.

-Entonces los destruiré y haré lo necesario por mi gente. -Advirtió él mostrando uno de sus colmillos-

-Estás siendo ambicioso. -Eso si la había sorprendido, Korra no estaba teniendo ningún recato en mostrarse agresivo en sus métodos y hablaba con la seriedad suficiente para hacerle evitar reírse de él-

-Si niegan mis tratos, niegan la vida y futuro de mi tribu. Es lo mismo que declararme la guerra Yasuko.

-Tu padre reprochará que seas impulsivo. No hay mejor equipaje para llevar en otras tierras que la cordura y una mente clara príncipe. -Se cambio ella de lado sacudiendo su pelo para apoyarse del otro hombro de Korra-

-No son los hombres de Tonraq los que cargaré a la batalla, es asunto mío no de él.

-Vas a destruir a la Nación del Fuego con cuántos ¿Menos de mil guerreros? Espera, si solo son tus hombres eso lo hace peor.

-Todas las batallas no son lineales y todos los soldados no son guerreros. Los míos no conocen rendirse ante el temor y uno solo equivale a diez de cualquier ejército. Firmes y dignos. La guerra es estrategia no cantidad.

-Mi nación también conoce de estrategia y tampoco consideran al temor su mentor Korra. -Se atrevió a decir ella evidenciando lo obvio-

-Entonces será mejor que acepten lo atractivo de mi oferta o empezarán a ser instruidos.

-¿Harías lo mismo por mí hija? -Preguntó ella alejando la mirada del príncipe del sur, los ojos de Korra le habían hecho sentir su sed de sangre. Seguir mirándolo fijamente podía hacer que el esposo de su hija se pusiera agresivo con ella. Porque así eran los Alfas. Pensó en empujarlo, no tenerlo cerca. Era un salvaje, ella no se había equivocado. Todos los de esa tribu eran bárbaros disfrazados de gente civilizada-

-¿Qué cosa?

-¿Si ella te pidiera el trono de la Nación del Fuego tú se lo darías?

-Seria una Omega caprichosa al hacerlo pero lo haría por complacerla.

-Cara dura, generar dolor y sufrimiento a mi gente por la supervivencia de tu tribu y por simple capricho es ser despiadado Korra. -Volvió ella a mirarlo-

-A tu gente no, a los líderes del fuego. Pero se supone que somos aliados Yasuko. La mejor victoria es la pelea que se evita ¿No le tienes fe al Señor del fuego y su buen corazón?

-Morirás cegado por el amor a tu propio nombre si atacas mi patria. Los soldados y el Señor del fuego no son sus únicos protectores. -Se movió Yasuko contra el Alfa, si lo excitaba y luego humillaba al príncipe del sur por calenturiento, haría al esposo de su hija pasar vergüenza. Era la única forma de ir contra él. Su nación era sagrada, ni en palabras merecía ser amenazada-

-¿Dragones? Pensé que Iroh I había acabado con el último. -Respondió él siendo cuidadoso con sus manos sobre Yasuko-

-Nunca se sabe.

-¿Viste alguno?

-Mi madre, no tuve esa dicha. -Confeso ella-

-No importa si son dragones, soldados o Señor. Si te digo que puedo es porque así es. Sería emocionante pelear contra dragones, los domare.

-¿Por qué no matarlos? Parece que te agrada la destrucción.

-No hay gloria en matar a un bello animal, domarlo es mejor, como estoy tratando de hacer con el espíritu de algunas impetuosas mujeres. -Respondió Korra acercando su rostro al de la dama-

-Es probable que el lobo sea el domado y no se de cuenta. -Resistió ella la cercanía sin ceder espacio-

-No me molesta Yasuko, ser amansado por una linda mozuela no tiene nada de malo. Son los Alfas insulsos quienes aborrecen su pasión. Mientras otros la aprecian y saben manejarla a su beneficio. Deja de mirarme con odio ¿Piensas que haré algo que haga llorar a tu hija?

-No te conozco, Asami es la que dice hacerlo. Aunque se equivoqué al asegurarlo.

-Ir contra la Nación del Fuego no está en mis planes Yasuko, aunque al mar le agradase la idea, mi cachorro nacerá de una mujer del fuego. Evitar una mala relación con Izumi es prioridad. Mientras ellos sean igual de respetuosos con mi tribu veré más atractivo al Reino Tierra. Cuando el fuego quiso destruir a mi nación casi lográndolo con el sur éramos perseguidos en otras tierras solo por el color de nuestros ojos. Cortaban nuestras cabezas y las exhibían en sus pueblos. Secuestraban a nuestra gente y los encerraban en zoológicos como atracción de una raza salvaje e inferior. Sin mencionar lo que hacían con nuestras Omegas ¿Pero quién vive de rencores Yasuko?

-¿Odias todo lo de la Nación del Fuego al igual que tu gente y Dioses entonces? Según cómo hablas es contradictorio negarlo. -Reprochó ella con sarcasmo-

-No todo ¿Cómo odiar a las mujeres más hermosas de las cuatro naciones? -Contestó él sonriendo con picardía a Yasuko-

-¿Con ese tipo de halagos baratos conquistaste a mi hija príncipe? -La Omega trató de no demostrar la intimidación que generó Korra en ella por su actitud seductora, él parecía un pica flor pero el hijo de Tonraq nunca había sido de esa manera. Era más conocido por fuerte que por sin vergüenza y en lo mínimo que ella había interactuando con Korra, él tampoco se había mostrado atrevido. Asami tenía razón, el príncipe del sur había cambiado desde su regreso o su lado Alfa por fin se estaba acentuando por completo en consecuencia a su ganancia de poder, lo cual era típico-

-Lo hice con mi inteligencia. -Él no resistió reír- Soy afortunado, es todo.

-Te lo compró, debe ser brujería. -No era cierto. Korra si era más inteligente de lo que parecía además de recio. Tenía un contraste de carácter singular y peligroso, con embelesador almizcle para cualquier Omega. Antes ella no lo comprendía pero a esas alturas si. Asami no se había equivocado en elegir al mejor espécimen. Según recordaba el hijo de Tonraq había nacido niña, pero al desarrollarse como Alfa había más rasgos de fuerza marcados en su cuerpo que femeninos. Su espalda era ancha, sus caderas estrechas y sus colmillos grandes. Eso lo hacía denominar con el pronombre "Él" a pesar de no ser hombre. Porque todo lo que fuera Alfa no merecía ser llamado como menos que eso. Korra no era solo físicamente diferente, su fortaleza era superior a la de Betas y Omegas. También, siendo Alfa podía preñar. Los Alfas nacidos como niñas rara vez tenían barbas frondosas o rasgos toscos por eso eran fáciles de reconocer. Su atractivo llamaba la atención sin dificultad. Solían ser aseados, respetuosos, delicados, de pestañas largas y sin traseros flacos. Toda su testosterona se enfocaba en el crecimiento de sus fibras musculares de fuerza y en su aparato reproductor. Por lo que no solían ser exageradamente acuerpados y sus miembros viriles eran grandes. Los Alfas nacidos como niñas eran extraños de ver, existían en menor cantidad que un Alfa mismo pero casi siempre llegaban a ser líderes. Desde la primera vez que Tonraq había llevado a su cachorro a casa en la Nación del Fuego dejándolo junto a su hija mientras discutía cosas con Hiroshi. Ella siempre se había quedado viéndolos atentamente desde lejos. Asami una niña culta y educada parecía transformarse con él en toda una salvaje tan salvaje como lo era la energía de Korra. No dejaba de saltar, querer jugar enseñándole libros, empujarlo para pelear sobre el tatami y aplicarle técnicas de defensa. Reír mucho y esconderse con él. Ella solo rogó al inmenso sol de su nación que ese cachorro no se convirtiera en Alfa y su hija en Omega, que el Jefe del sur no volviera a casa para hacer negocios con su esposo y que Asami se olvidará de esos extranjeros. Pero todo había resultado exactamente lo contrario a eso, la niña se desarrolló como Alfa y Asami se las ingenio para retenerlo. Creyendo que era ella quien siempre lo dominaría. Por eso, darse cuenta de que Asami empezaba a cuestionarse ciertos comportamientos de su esposo, la tranquilizó. Eso quería decir que su hija por fin estaba madurando y considerando con respeto a su Alfa. Excepto por la realidad de que ella sabía que Asami siempre trataría de mantener su libertad todo lo posible. Agradeciendo al destino en silencio por todavía poder estar ahí en el sur junto a su cachorra para evitar tropezones graves en Asami contra un guerrero afectado por la batalla, aunque no duraría toda la vida al lado de su hija porque aún tenía una casa y un esposo por atender en la Nación del Fuego- ¿Tu herida está bien Korra?

-Katara se hizo cargo y Asami también, tu hija es excelente curandera. Terminar de sanar tomará otras semanas más pero estoy bien. Gracias por preocuparte mi señora. -Encubrió cariñoso, porque el pecho le quemaba como un tarro hirviendo y el mareo estaba haciéndolo tambalear un poco. Ese día había aguantado bastante pero su cuerpo empezaba a quejarse-

-Esperaremos a mi hija en la mesa. Comer y descansar debe ser lo único en lo que el príncipe del sur debe de concentrarte. -Ella trató de atraerlo para que Korra la siguiera. Lo que logró, sentándose a su lado para descansar. Con el príncipe ahí no vendrían otros Alfas a molestar, podía beber y disfrutar de la velada tranquila. Aunque a su izquierda Senna había clavado un tenedor en la mano al Jefe del sur por no disimular en verla. Pero no era su culpa seguir siendo joven y hermosa. Tonraq era un caballero, en todos sus años de conocerlo, el Alfa nunca se había sobrepasado con ella. A pesar de que Hiroshi siempre había insistido en ser solo ella quien lo atendiera en su casa de la Nación del Fuego. Teniendo que quedar muchas veces a solas con el Jefe del sur mientras él tomaba un baño o se cambiaba de ropa. Físicamente Tonraq era muy imponente y generaba respeto solo con su presencia. Grueso y musculoso en la extensión de sus casi dos metros. Si lo hubiera deseado con facilidad el hombre habría abusado de ella más de una vez, lo que no hizo. El padre de Korra sin embargo era mujeriego y pasional. Tanto que de habérsele insinuado, él la hubiera tomado como su esposa. Siendo Senna no la única, como muchas otras de la lista que no lograron el cometido que si alcanzo la astuta mujer. Pero en aquel entonces ella todavía amaba a Hiroshi, lo suficiente como para ignorar la amabilidad y miradas de oculto deseo de otro espécimen apto. Hasta que prácticamente su esposo había matado ese amor casi las mismas veces que estuvo a punto de hacer lo mismo con ella por perder el control de su Alfa interior-

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-Necesito que me digas como es aparearse con un Alfa Opal.

-¡¿Te vas aparear con Korra?! -Casi gritó la doncella de emoción-

-¡Opal! Discreción por favor o harás que me tiré del balcón de pena.

-Vale ¿Por qué me lo preguntas a mi? Ésta conversación tendríamos que haberla tenido hace mucho. -Trató Opal de contenerse-

-Se que Bolin es Beta pero también sé que tienes experiencia con Alfas. No le voy a preguntar ésto a mi madre. -Era en extremo raro e incomodo- Debo dejar que Korra me monte y penetre. Pero me siento zopenca porque no se cómo darle placer.

-Él placer de un Alfa reside en penetrar y someter, así que no estás muy equivocada. Pero claro existen otras formas en las que tú puedes darle más y así tratar de llenar su libido primaveral. Colocar su miembro en tu boca es una.

-¿En mi boca? -Asami casi escupió la hidromiel que había robado para tomar luego de darle un profundo tragó al cuerno-

-Es un arte aprendido de los murciélagos por los humanos, entregas placer a tu pareja con el acto oral ¿El miembro de Korra es grande? ¿Lo haz visto?

-Solos una vez, cuando el salía de la bañera. -Recordó Asami sintiendo como el calor se apoderaba de su cuerpo pese al frío del clima-

-¿Qué tanto? -La doncella midió con sus manos una distancia común - ¿Así de grande?

-Un poco más.

-¿Así? -Aumento Opal el tamaño-

-Más.

-¿Asami si sabes que su miembro crecerá todavía más cuando él se excite?

-¡¿Qué?! -Se asustó ella-

-Me temo que no podrás colocarlo todo en tu boca o morirás asfixiada, pero con la punta bastará. Es la parte más sensible de su miembro. Pasa tu lengua en esa zona y succiónalo, lo tendrás retorciéndose de placer.

-¿En serio? -Por eso había sido buena idea preguntar a Opal, ella no lo sabía, aunque ahora tenía sentido. Las veces en que había podido ver apareamiento entre la servidumbre las Omegas estaban arrodilladas frente a sus parejas. Solo que hasta ahora se daba cuenta-

-¿Qué más opal?

-Debes besarlo dónde quieras y acariciarlo.

-¿A su miembro o a Korra?

-A Korra, pero si quieres masajear su entrepierna también puedes hacerlo. Ten cuidado cuando anudes con él, si te mueves con su miembro atrapado dentro de ti lo harás gruñir de dolor. Podrías hacerte daño en la matriz.

-Me lo habían mencionado. -Ella estaba estupefacta por el rápido y detallado informe de educación sexual mientras Opal hablaba de todo con tanta naturalidad, pero entre más le dijera mejor-

-Las posiciones las aprenderás después aunque ya sabes cuáles evitar Asami.

-No debo montar a un Alfa, es imposible olvidarlo. Eso me lo enseñaron desde que me convertí en Omega. -En letra mayúscula y con ahínco. Estaba prohibido hacerlo-

-No debes pero si Korra es el tipo de Alfa que te lo permite es otra postura a tu favor para jugar con él, someterlo y darle placer. El resto no puedo enseñártelo con consejos, lo aprenderás con tu esposo. Igualmente él, Korra aprenderá tus puntos de placer y tus posiciones preferidas y si él llega a bajar a tu entrepierna no te asustes, el acto oral es mutuo.

-¿De verdad? -Eso debía ser el cielo-

-Se cuidadosa, la única diferencia de un Alfa con un Beta. Es que un Alfa puede hacerte daño. Extraño la fuerza de un Alfa en la cama pero prefiero el control de un Beta. Si él es grande tomate las cosas con calma, no te apresures porque eso solo te dará dolor. Más del que seguro experimentarás en tu primera vez con ese semental.

-Otra cosa Opal. -Hablando de primera vez ella urgía por ocuparse de algo- ¿Utilizas anuladores para evitar el embarazo no?

-Son pastillas parecidas a los supresores, las mantengo ocultas en mi habitación, como tu doncella se supone que debes ser mi única responsabilidad. Además llenarme de cachorros no es de mi gusto ¿Por qué?

-Por nada.

-Ni lo pienses Asami. Sabes que es crimen y blasfemia. Te colgarían si las tomas.

-No si Korra está de acuerdo y es algo que hablaré con él luego.

-Mi señora, a los Alfas no les gusta que sus esposas rechacen su semilla. Es insulto para ellos, los hiere profundamente. Ahórrese tener que ver un lado que no le guste de Korra por prohibirle dejarla embarazada.

-Gracias Opal, apreció mucho todo y me servirá. -Ignoro ella el último consejo de su sirvienta-

-No olvides danzarle. A los Alfas les gusta que sus hembras muevan las caderas. Yasuko te enseño a bailar con el vientre, lo hemos practicado. Es una tradición de la Nación del Fuego pero a Korra le agradara. Todos los Alfas son iguales no importa su nación. Porque esos tipos de baile tienen un doble sentido, ser visualmente provocadores y entrenarte para dar placer. Tu útero y tus caderas pueden ser utilizados para eso, no solo tus manos y boca.

-Las danzas que hacen renacer al Fénix, era divertido hacerlas. -Bailes enseñados a las Omegas luego de su desarrollo, las educaba en concientizar los movimientos de su vientre. Estaban prohibidos en público para señoritas y señoras, solo en los harenes se veían libremente. Calentar a Korra y ordeñarlo con dichos trucos requería maestría. Ella no la tenía, por lo cual debía ir de a poco, volver a practicar hasta estar segura. A menos que el deseo le ganará y su cuerpo reaccionará por si solo como el de una profesional. Como el de Yasuko, quien era una eminencia en mover sus caderas para el baile- He vuelto ¿Me devuelves a mi Alfa madre? -Dijo Asami tomando su lugar al otro lado de su esposo en la mesa para estar otra vez cerca de él-

-Todo tuyo cariño. -Dijo Yasuko, permaneciendo otro rato ahí, hasta querer salir al ver el cielo del sur y respirar aire fresco pidiendo permiso en la mesa, dejar a su hija disfrutar de su esposo. Levantándose discreta hasta acercarse a uno de los miradores abiertos de la casa, sin pasar de la puerta, porque la nevada estaba siendo intensa y la helada igual. La aurora boreal se veía magnifica-

-Es una bonita noche.

-Tarrlok, no es común verte por las tierras Raava. -Saludo Yasuko al hombre luego de que él se acercará educadamente a ella-

-Parece que los ancestros de aquí quieren ser vistos. La aurora boreal representa las almas de todos nuestros antepasados. -Dijo el Alfa mirando el cielo, en su mano llevaba un cuerno de hidromiel- Estuve ocupado sirviendo a mi señor Tonraq y a su hijo desde otros lugares. Permanecer en los dominios Raava es algo que evitó a propósito a diferencia de mi hermano.

-¿Por qué? -Interrogó ella tomando de su licor de uva-

-Me gusta más la política que la guerra. Estar presente cerca de los ancianos y reuniones del Jefe del sur me educa. Mientras que permanecer en una casa que tiene de amo y señor a un Alfa así de protector como el príncipe no es del agrado de mi cuello.

-Eres astuto, sabes lo que quieres y te concentras en ello. -Agregó la Omega cubriéndose el escote de su ropa-

-Korra nos prometió tierras, mi hermano sigue indeciso en saber dónde pedirlas. Puede ser en el sur o en el norte. Si resulta que se decide por el sur con gusto la invitaría a nuestro hogar señora de Sato.

-Gracias pero al igual que usted evitó estar en cierto lugares para ahorrarme inconvenientes Tarrlok.

-Mi hermano y yo somos adultos cultos y educados ¿Teme que le pidamos estar con los dos al mismo tiempo en medio de una sesión de caligrafía en la sala de la casa señora? No nos tiente con esa imaginación. Le podríamos decir que si, recuerde que tenemos la costumbre de compartirlo todo.

-Gracioso Tarrlok ¿Acostarme con dos Alfas a la vez? Quieres terminar desmayándote.

-Sabia que su humor era como el mío. -Él no pudo contener la risa- No hay duda que usted nos complacería a los dos si llegáramos a compartir un lecho. Pero también es obvio que mi hermano se está atormentando con sus feromonas sin razón. La señora de Sato es una Omega decente que no traicionaría a su esposo. Pero él sigue siendo un terco en aceptarlo para conquistarla. Le pido perdón, Noatak tiende a obsesionarse con ideologías poderosas y mujeres hermosas.

-Gracias por el halago Tarrlok.

-Hermano ¿Qué haces? -Interrumpió el norteño a Tarrlok por verlo cerca de Yasuko mientras ella le sonreía-

-Contando un chiste, pero iré a sacar mi espada de la funda cerca de la chimenea. El frío suele hacerlas expandirse y quedar atrapadas al desenvainar. Un arma inservible me puede costar la vida. Si es que el águila de Tonraq no me saca los ojos primero por pararme al lado de su lugar en la sala. -Él reverencio levemente a la dama y se dirigió hacía adentro-

-¿De qué hablaban? -Preguntó el Alfa a Yasuko luego de un incómodo silencio-

-De estar con él y usted en el mismo lecho. Pero no puedo juzgar las fantasías de los demás menos cuando me causan gracia.

-Una vez conocí una Omega, le gustaba aparearse con cuatro Alfas a la vez. Cabalgada por dos y alimentada por los miembros de los otros dos. Recibiendo y dando placer a los cuatro. Mi hermano fue uno, yo otro. En nuestra lozanía tuvimos que hacer ciertas cosas para ganar estatus y sobrevivir, complacer a una Omega pudiente con un Alfa anciano incapaz fue una de ellas. A veces la realidad supera ciertas ficciones ¿Te sorprende?

-La verdad es que no, fingirlo sería hipocresía. Desde pequeña he tenido que ver de todo desde un puesto privilegiado que ha decaído con los años. Pero esos placeres grotescos no los hace una Omega decente.

-Mi señora, en el sexo entre más joven es el Alfa, mayor es su libido en comparación a la delicadeza de su hembra. Pero si la Omega lleva años conociendo las mieles del amor su cuerpo se acostumbra tanto a la pasión de un Alfa que terminan siendo tan insaciables como su pareja lo fue en la juventud. No culpe a la falta de decencia, esa mujer era llamada señora no una cualquiera.

-¿Aseguras que todas las Omegas con títulos de señoras somos iguales que ella?

-Usted conoce del sexo desde hace años, veintiocho inviernos si quedo embaraza a los catorce, tenga cuidado. Toda Omega que es poseída por un Alfa por tanto tiempo termina irremediablemente deseando seguir siéndolo y su esposo no está cerca. -Dijo él a Yasuko- No coquetee demasiado con el Jefe de policía o podría terminar montándolo sin darse cuenta. Lo mismo le sugiero con Tarrlok.

-El príncipe del sur permitió que bailará con Beifong, porque Lin es un caballero. En cuanto a su hermano, puedo hablar y sonreír con quién quiera. No soy una ramera y tampoco te pertenezco. -Ella lanzó su licor de uva a la cara de Noatak y trató de irse-

-Espera, no es lo que quise decir Yasuko. -Ser grosero no fue su intención-

-Suéltame si no quieres que te acuse con Korra, él venga y te haga poner de rodillas para pedirme disculpas. -Advirtió la Omega apretando los dientes-

-Si mi señora. -Soltó él a la mujer, ahora sí la había terminado de embarrar. Recuperar la confianza de Yasuko después de eso le costaría mucho-

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-¿Si eres el príncipe del sur puedes ordenar traer planos de barcos a casa? -Preguntó ella a Korra mientras miraba la aurora boreal por una ventana con Naga al lado de ellos-

-En mi oficina hay algunos.

-De la casa Blackstone, allá guardan planos de barcos de todas las naciones. Quisiera tenerlos pero Varrick no está aquí.

-Varrick y Zhuli están en el Reino Tierra, puedo escribirles una carta y solicitar que te dé acceso a los planos.

-¿Demoraría mucho?

-Algunos días.

-Odio esperar cuando los requiero lo antes posible. -Murmuro ella abrazando a la loba blanca, Naga estaba parada contra la ventana con la lengua por fuera atrapando copos de nieve. Pero Korra escuchó y no le agrado verla desilusionada-

-¿Reconstruirás el barco que habías mejorado? -Si los sirvientes a cargo de la casa Blackstone prestaban esos planos esa misma noche él se los podía entregar a Asami. Por lo que discretamente llamó a su heraldo y le pidió ir por ellos. Volviendo a prestar atención a su esposa en la ventana. Si la hacía feliz eso ayudaría a su esposa a olvidar las malas semanas pasadas por culpa de su ausencia y falsa noticia de su muerte-

-Tengo una deuda con La, cien barcos. Debo hallar la forma de obtener todo ese material.

-¿Es cierto que hiciste un pacto con el mar? -El príncipe del sur frunció el ceño-

-No puedo darte los detalles de eso Korra. Confórmate con saber que debo pagar lo que prometí ¿Si? -Ella le sonrió y le dio un beso a su Alfa-

-Hmmm... -No importaba, él hallaría la forma de saberlo. Luego el resto de la velada fue rápida, con algunos borrachos y hombres golpeados. Pero por lo menos Beifong y Noatak no se habían apuñalado mutuamente, entendiendo que sus miradas de muerte uno con otro debían de ser por Kya y Yasuko. Volviendo a casa dentro del carruaje con sus dos Omegas a cada lado porque la tormenta de nieve había empeorado y ellas podían aprovechar su temperatura corporal para resistir el camino de vuelta a casa. Bajando del coche con cuidado y entrando a la morada abrigadas de pies a cabeza-

-Mi señor, éstos son los planos y uno de los sirvientes de Blackstone.

-Eso fue rápido.

-Tal como usted lo pidió. -Respondió el heraldo alcanzándolos en las escaleras de la casa. Yasuko había subido a su habitación primero que ellos-

-¿Qué es Korra? -Preguntó ella curiosa-

-Pediste planos y te los traje, además el sirviente de Varrick y Zhuli puede explicarlos para ti. Es tarde de la noche así que no te emociones demasiado. Haz que pongan suficiente leña en las chimeneas. No quiero que cojas una neumonía por culpa del frío en la oficina.

-¡Gracias Korra! -Ella abrazó fuerte a su esposo y después se dirigió al maestro- ¿Cómo te llamas?

-Mi señora soy Due, uno de los encargados de la ingeniería marítima en la casa Blackstone. Conozco causes de río y mar. Todo tipo de nave que necesite flotar. Un Beta de la tribu del pantano a su servicio.

-Sígueme, trataré de ser breve. -Ordenó Asami bajando las escaleras con entusiasmo seguida por los guardias que la custodiarían lejos de su esposo-

-Mientras me encargaré de otro asunto. -Dijo el príncipe del sur solo en las escaleras para terminar de subir y tocar la puerta de la habitación de Yasuko-

-¿Korra? -Ella alzó una ceja ¿Qué hacía el príncipe del sur ahí a esa hora de la noche? Si bien no había sentido amenaza de hablar con Korra en la cena dejarlo entrar a la habitación era diferente a bailar con el esposo de su hija. Serían ellos dos a solas. Recordando la advertencia de Noatak, no quedarse con él sin estar acompañada de otros. Pero había confianza entre los dos y mostrarle timidez era algo que no debía hacer-

-¿Puedo? Asami está ocupada en la oficina.

-Pasa. -Se decidió ella-

-Me disculpo por interrumpir tu descanso pero siento que no tendré otra oportunidad. -El Alfa volteo a ver a Yasuko, la mujer lucía una bata de la nación del fuego hasta las rodillas. La madre de Asami al igual que su esposa tenía un cuerpo maravilloso-

-Me agrada ejercitarme ¿No estás borracho verdad? -Ella cerró un poco su bata y se sintió descubierta ante la mirada de Korra. Estar en bata no fue una buena opción para dejarlo entrar-

-Tienes bonitas piernas, pero no vine a hablar de eso. Tampoco me gusta emborracharme. -Él se sentó en una de las sillas del cuarto frente a la cama de Yasuko. Estar a esa altura sería menos amenazante que permanecer de pie, le daría más confianza a la madre de su esposa. Observó uno de los vestidos de la dama ensangrentado puesto en un perchero. También había una botella de licor de uva en la mesa de al lado-

-¿En qué te puedo ayudar? -Ocupo ella asiento al igual que Korra teniendo cuidado de no quedar cerca de él. Evitando cruzar las piernas o mover mucho su cabello para no provocarlo-

-¿Sabes algo sobre ése trató de Asami con uno de los espíritus del sur sobre cien barcos y de dónde saco recursos para apoyar a mi gente mientras no estuve aquí?

-¿Mi hija no te contó lo de la cueva? Sobre los recursos no sé nada. -Esperaba que no tuviera que ver con las cartas de Iroh. Ella sintió temor de que así fuera, que aquellos recursos llegados de la Nación del Fuego fueran favores pendientes de Asami con ese hombre-

-No quiso hablar conmigo de eso porque quizás el mar se lo prohibió. -Se movió él fastidiado en la silla acolchada- ¿Qué sucedió en esa cueva?

-Asami tuvo miedo de que los traidores pudieran salir del sur por ti, llegarán al Reino Tierra y te mataran aprovechándose de tu convalecencia. Cuando me enteré por boca de Noatak que ella había entrado a una cueva cerca del mar salí hacía allá. Mi hija pacto algo con eso espíritu para protegerte.

-¿Quién la llevo hasta allá?

-Según recuerdo fue, Katara.

-No está bien. -Korra se recostó de la silla y suspiro, estaba cansado del día, tanto que solo quería cerrar los ojos y dormir ahí mismo. El cuarto olía bien y tenía buena temperatura. Excepto por recordar que Asami se iba a recostar sobre su cama y volverían a compartir ese lecho, lo que le provocó una punzada de deseo en la pelvis y lo alimento de energía-

-¿Por qué? -Ella miró al príncipe del sur, él lucía preocupado pero meditador, su cuello se veía grueso al tener la cabeza hacía atrás contra el marco superior de la silla. Sus anchos hombros con las pieles de lobo de su capa terciopelo estaban tensos y sus ojos apagados. Korra no era un Alfa gigante, medía uno ochenta al igual que su hija, pero al ser fornido en espalda y piernas era suficiente para ocupar la silla con masculinidad-

-Los espíritus son caprichosos, el mar tuvo que haber amenazado a Asami si no cumplía con su trató. Ese algo con lo que la amenazó es lo que me interesa saber.

-Mi hija salió embriagada y con hipotermia de esa cueva, pero cumplió con su objetivo, su esposo está de vuelta. -Se refirió ella a Korra- Dirige tu preocupación a terminar esos barcos. Si es su parte del trató, entre más rápido sea saldada más rápido dejará de deberle algo a ese espíritu.

-Los espíritus no son así, el mar seguirá a mi esposa todo lo que él quiera.

-Si Asami dejá de deberle no tiene nada que reclamarle. Puede ser un espíritu pero ellos tienen un honor más puro que los mortales, de eso depende su existencia.

-Hmmm... Tu hija arriesgo mucho. La pudo haberla matado solo por ser del fuego.

-No eres el único que está molesto al respecto Korra, tampoco me agrada que mi hija prefiera las raíces de otros antes que las suyas. Pero fue su decisión y la respeto. -Porque no podía hablar mal de Asami con su esposo, aunque su hija no hubiera actuado adecuadamente hundirla y ponerse a favor de Korra no era posible por la seguridad de su niña-

-Por lo menos ésta charla me sirvió de algo. Luego iré con Katara aunque dudó que quiera colaborar. Pero ahora sé sobre esa cueva y por qué ella lo hizo. -Se inclinó él hacía delante para levantarse. No quería pasar mucho tiempo dentro de la habitación de Yasuko para no incomodarla- Por cierto ¿Cuántos vestidos tienes?

-Los que pude traer en una maleta, no son muchos.

-Ve con mis costureras y pide que te hagan los que quieras, con las telas que desees y los adornos que gustes, es una orden del señor de la casa. Tendrás más ropa para ponerte y sentirte bien.

-Gracias, no es común que tengan gestos conmigo sin reclamarme algo a cambio. -Respondió Yasuko pausadamente-

-Es un gusto mi señora.

-Korra... Otra cosa. -Ella también se levantó y fue hacia el príncipe del sur cerca de la puerta- Noatak me dijo que habías reclamado a todas las Omegas de ésta casa como tuyas ¿Soy tuya?

-Lo eres. -Aseguró él sin dudar-

-Puedes meterte en problemas con Hiroshi por eso.

-No le tengo miedo a Hiroshi, solo quiero que estés bien, si lo estás Asami lo está y si ella lo está, yo lo estoy. Si no te reclamo como mía otros Alfas te querrán, eres una mujer de la Nación del Fuego. Ser exótica en el sur no levanta exclusivamente odio, también deseo. Debo marcar lo que me pertenece para que no pasé por sus mentes poder poseer lo que es mío. Es como actuamos los Alfas.

-Mucha de mi vida solo ha dependido de esos comportamientos. -Habló ella con ironía, alzándose el cabello descuidadamente para darle la espalda a Korra, volviendo a mirarlo después-

-Ignóralo Yasuko, no te afectará más que de forma positiva. -Pero él colocó sus ojos en un largo collar en el pecho de la Omega que brillaba con intensidad, lo que lo hizo olvidarse de salir y acercarse a Yasuko para cogerlo- ¿Qué es ésto?

-Aliento de dragón atrapado en una lágrima de diamante ¿Te gusta? -Korra se había arrimado demasiado rápido hacía ella, había sido por su collar, ese era el efecto en Alfas. Debía de quitarlo de su atención lo antes posible. Por lo que lo desabrocho de su cuello lentamente-

-Es verdad, si existieron. -Porque aquel pendiente lo había atrapado con esa veracidad-

-Es herencia de mi madre y de mi para Asami. No te embeleses, viene de una Omega hechicera. Está hecho para controlar a los Alfas pero puede enloquecerlos.

-Habías dicho que era de un dragón no de una Omega. -Cuestiono el príncipe del sur-

-Los dragones se convertían en seres humanos, es como nació la Nación del Fuego. Las Omegas aprendieron de la magia, crearon éste collar para controlar a sus Alfas. Encerrando el último aliento de un espécimen original eternamente en éste pendiente. La descendencia fue creciendo y la pureza de esos especímenes perdiéndose.

-¿Es lo que le quieres dar a tu hija? Algo para dominarme.

-Ella no te controlará con ésto Korra, se corre más riesgo de que te descontrolé a que te hipnotice. Mi hija es científica no una hechicera. Es solo una herencia simbólica para ella de parte de sus antepasados. -Cogió de la mano del príncipe del sur el pendiente de diamante con fuego en el interior. Pero Korra pareció enojarse al no poder tenerlo. Gruñendo y atrapándole la muñeca de la mano que tenía el collar, lo que la obligó a cambiarlo de mano rápido y esconderlo. El esposo de su hija entonces la miró con ojos de rabia y jaló hacía él para buscar el pendiente en su cuerpo- Tranquilízate Korra, suéltame y acuéstate en la cama. -Colocó ella una palma de su mano libre en la mejilla de él susurrando a su oído, lo que el príncipe del sur tal cual hizo. Recostándose boca arriba en el colchón, ella lo miro estando entre las rodillas de él y se agachó rápido para tirar el collar dentro de una gaveta-

-¿Qué pasó? -Preguntó el Alfa con molestia en su cabeza pestañeando confundido sentándose en el colchón ¿Cómo había llegado a la cama de Yasuko?-

-Un microsueño de pie, tuve que empujarte a la cama para que no te golpearas la cabeza, debes de descansar. Tanta perdida de sangre te tiene débil, bebiste mucha hidromiel.

-No me di cuenta. -Lo último que recordaba era ir saliendo de la habitación y mirar a Yasuko cerca de la cama-

-¿Te sientes mejor? -Interrogó ella bajando a mirar los ojos de Korra, haciéndolo levantarse-

-Discúlpame Yasuko, llené de mi olor tu cama. No lo hice a propósito.

-Se que no Korra, tranquilo. Pero quiero recostarme ¿Te irás ya?

-Si, lo siento por quitarte de tu tiempo. -Él aún se sentía desorientado-

-Korra, me gustaría que mi hija no sepa que fui yo quien te dijo lo de la cueva. -Agarro ella por el brazo al Alfa antes de que se fuera-

-No te preocupes, tu nombre no saldrá a relucir.

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Muchas gracias por leer y no se olviden de comentar y compartir, es lo único que me anima a seguir. Estoy abierta a preguntas e hipótesis. La imagen de comienzo a éste capítulo es el príncipe del sur, Korra Raava, solo se podra ver en Wattpad y Facebook. Volví a explicar muchas cosas sobre que es ser Alfa en mi Fic y añadí personajes nuevos que siguen siendo originales de la serie. Disculpen cualquier pelón en redacción, tiempo y orden de la historia. Se corregirá después porque ésto solo es una versión Beta si así lo desean y si así me animó dependiendo de la fama de mi Fic. Saludos y abrazos.