Amor sin limites
Por Luz de luna82
Capítulo 25
Candy entraba al quirófano lista con sus botas y su gorro para la reconstrucción de seno, hacia dos años que se había hecho una mastectomía y ahora estaba entusiasmada por su reconstrucción, antes de entrar a la sala de operaciones recordaba todo lo que había sucedido desde su llegada a Escocia, habían sido muchos cambios, desafíos psicológicos, pero con muchas cosas positivas.
Hace dos años…
El equipo de médicos especialistas a cargo del doctor Martin la habían evaluado exhaustivamente, la conclusión después de muchos análisis y exploraciones se determinó que era necesaria una mastectomía lo más pronto posible, los bebes o productos como medicamente les llamaban estaban en perfectas condiciones, las quimios que se le habían administrado a Candy no habían afectado el embarazo, eso era una muestra más de que esos bebes tenían muchas ganas de vivir.
Los orgullosos padres no podían creer lo que la vida les ponía enfrente, ¡dos hijos! resultado del gran amor que se habían profesado hacía tiempo y que había perdurado, Albert abrazo a Candy sintiendo que podrían con el mundo, ante una prueba tan grande tenían esperanza en tener a sus pequeños en brazos.
Recordaba como dos días después en el hospital se encontraba en la camilla preparada.
-Cariño, todo saldrá bien, no temas, nuestros hijos son fuertes, te amo Candy, sé que eres la mujer más valiente que conozco y afortunadamente eres mi esposa. Le decía mientras veía como se alejaba hacia el quirófano sin él poderla acompañar más allá, mientras a la distancia ella le contestaba.
-Gracias, tengo fe en que todo saldrá bien, te amo cielo, te veo en tres horas.
Y asi fue, en menos del tiempo esperado Candy estaba de vuelta en su cama, todo había salido bien, el cáncer había sido extirpado definitivamente, aunque tendría que someterse a tratamiento cuando terminara el embarazo para descartar totalmente el cáncer.
Días después que Candy vio como cambio su cuerpo, sintió que le faltaba una parte de si, mientras operaban el medico estuvo a punto de considerar no extirpar todo el seno, lo que estaba aparentemente afectado era una pequeña parte, pero teniendo en cuenta el embarazo de la paciente no quiso correr riesgos, asi que siguieron según el plan, Candy se ponía triste por momentos, trataba de verse al espejo lo menos posible, sabía que no volvería a ser la misma, su mayor aliciente eran sus hijos, Albert le daba ánimos para que entendiera que él la seguía amando tal y como estaba en ese momento, Candy sabia las opciones estéticas que tenía, pero era una realidad que en ese momento veía su cuerpo cambiar a pasos agigantados, por un lado sin ver uno de sus senos y por el otro ver cómo le iba creciendo el vientre.
Robert dos semanas después de la operación llego a Glasgow, ella lo vio con gusto, pero él se había mostrado misterioso con respecto a lo que impedía ir a verla -Papá platícame ahora ¿Qué era lo que solucionabas en las Vegas?
Robert suspiro, aun trataba de asimilar el gran problema que tenía con la oveja negra de la familia, su otra hija.
-Estaba con Julia hija, me llamaron de una comandancia de policía en las Vegas, la tenían detenida por segunda ocasión, jugaba sin fondos, pague la deuda con la advertencia de que dejara de hacerlo, ya que no podría seguir solapando ese estilo de vida, deje el hotel, en el aeropuerto, me llamaron de nuevo, estaba otra vez en el casino ya que quería seguir jugando, como no le permitieron jugar estaba como loca rompiendo todo, después de eso la lleve al hotel para que se tranquilizara, pero de pronto trato de saltar por uno de los balcones, intento quitarse la vida hija, estaba bajo los efectos de estupefacientes fue internada en un hospital, llame a Neal para que se hiciera cargo de tu hermana como su esposa que era, pero se negó, se habían divorciado tres meses atrás, al no haber hijos todo fue más fácil y se deslindó, tu hermana se fue a las vegas al divorciarse, pero tenía orden de aprehensión por complicidad con Karen, exsocia de Albert. Hija estos días han sido un verdadero infierno con tu hermana, discúlpame por no estar contigo, pero me hace muy feliz que voy a ser abuelo querida.
Era verdad, todo aquello había sido un infierno, pero al fin Julia estaba recibiendo ayuda psiquiátrica, que era lo principal, su desintoxicación no fue fácil y tratar el problema de juego fue aún más difícil, pero tenía que estar internada, el hospital era su mejor opción, desde entonces no la había visto.
Los meses posteriores se dedicó a descansar, la lista que había hecho Candy la tenían pegada en el refrigerador, bailar bajo la lluvia fue algo que pudieron hacer sin problema, Albert la llevo a ver la aurora boreal a Yellowknife en Canadá, fue de las cosas más espectaculares que habían visto juntos, a veces la veía ponerse un poco triste, sin embargo Albert le levantaba los ánimos, trataba de cumplirle todos sus antojos, se amaban y entendían a la perfección, tendrían toda una vida para completar la lista, a la cual Albert seguía agregando cosas que quería que hicieran todos como familia, sin embargo algo hacía falta para ser totalmente feliz, Albert entendía el momento tan difícil por el que pasaba, un día le propuso hacerse la operación para que su busto fuera reconstruido y ella se sintió esperanzada, solo necesitaba ese empujón para hacerlo, lo planearon para después de que nacieran sus pequeños.
Mientras tanto William había trasladado su oficina a Edimburgo, podría estar más cerca de Priscila, con el paso del tiempo ella pudo perdonarlo, el cambio de aires le había ayudado a sanar su corazón, pero indudablemente no volvería con su exesposo, ella se sentía poderosa, ahora se dedicaba a su nuera y quería ayudarle a Albert abriendo un restaurante en Glasgow, el talento de la cocina de su hijo se lo había heredado a ella, ya que ella era una excelente cocinera, al igual que a su hijo le apasionaba idear nuevas recetas y estaba entusiasmada con sus planes, se sentía capaz, su autoestima se fortalecía y William no era parte de esa nueva vida, lo veía como el padre de su hijo, pero nada más, quería reinventarse, amarse a ella misma primero y luego con el tiempo tal vez darse la oportunidad con un hombre que de verdad quisiera ser un compañero para ella.
Llego el nacimiento de los bebes, el pequeño Albert y la Pequeña Emily, sus mellizos, preciosos con rubia cabellera y regordetas mejillas, recordaba como deseaba amamantarlos, pero era imposible, después del parto Candy recibiría varias quimioterapias para declararla en remisión, el apoyo de Priscila y Robert fue fundamental para poder salir a delante con los bebes.
Ellos habían nacido fuertes y sanos, todos los análisis posibles fueron realizados para saber si al final las quimioterapias habían causado algún efecto en ellos, pero no hubo ningún problema.
Recordaba cómo se habían decidido por el nombre de su pequeña, habían tenido el privilegio de despedirse de su pequeña compañera de quimios, antes de viajar a Edimburgo habían tenido que retrasar su partida, la madre de la pequeña Emily llamo a Albert.
-Albert ¿puedes venir al hospital? preguntaba Sandy un poco alterada.
-Vamos para allá, los dos rubios se fueron al hospital después de que Priscila aceptara ir con ellos a Glasgow para apoyarlos con el cáncer y el embarazo de Candy.
-Albert entro a la habitación de la pequeña, ella ya no estaba conectada a ningún aparato, sin embargo, tenía el monitor encendido, ayudando a los médicos para ver cómo estaba su ritmo cardiaco, Sandy sabía que su hija tenía poco tiempo y ella pidió ver a sus amigos.
-Emily estamos aquí mi pequeña valiente. Le susurraba al oído, ella esbozo una pequeña sonrisa en su pálido rostro y sus secos labios, sus bellos ojos estaban apagados, entonces los abrió y los dirigió a donde se encontraba su ahora mejor amigo.
-Estaa aa an aquí, decía ella con una emoción no expresada en su cansada voz.
-Claro que si nena, siempre estaré contigo. Decía él tratando de contener las lágrimas que amenazaban en salir inminentemente.
De pronto Emily se estiro un poco en la cama y limpio el rostro del rubio, sin darse cuenta ya estaba bañado en llanto al igual que Candy que veía todo desde su espalda.
-No llores Albert, estaré bien, cuidare de ti y de Candy, desde el cielo cuidare de mamá y de tus bebes, te quiero Albert.
Si, Emily supo que tendrían dos hijos, ellos pensando que se había equivocado la contemplaban en silencio.
Cerro los ojos nuevamente, se cansaba con mucha facilidad, él tomaba la mano de su pequeña amiga, ella le había dado tanta alegría, en una sala de enfermos había encontrado una pequeña que contagiaba de positivismo y felicidad, a pesar de las circunstancias.
La respiración de Emily se veía más profunda, todos la observaban y de pronto sintió como su pequeña mano dejo de sujetarlo, entonces lo supieron Emily se había marchado, Candy se recargo en la pared sin poder detener su llanto, su pequeña valiente se había ido y su madre destrozada se acercaba al rubio abrazándolo por la pérdida de ambos, después del servicio funerario ellos tomaron el avión hacia Escocia, decidieron que si tenían una hija tomarían el nombre de esa pequeña valiente, de esa hermosa niña de zapatos peculiares.
Patty fue también un gran apoyo, el mes que había pasado ahí ayudaba a Candy con su recuperación de la mastectomía, la castaña ya vivía con Michael y mientras que él se hacía cargo de los restaurantes de Albert en América, Patty los apoyaba con los bebes y las quimios de la rubia, fueron momento difíciles, pero el ver a sus hijos era lo más reconfortante que podía pedirle a la vida, se daba fuerza, no había forma de sentir pena por ella misma sabiendo que había dos pequeños que dependían de ella.
Ahora Candy estaba lista para comenzar de nuevo a lado de Albert, era el comienzo de su renacimiento.
Un año después de la reconstrucción de seno.
La familia visitaba a la familia a su amigo Terry en Chicago, decidió quedarse definitivamente en ese lugar, después de que las cosas no funcionaran con Susi decidió no volver a intentarlo, la chica resulto ser muy celosa y demándate, él estaba acostumbrado a ser libre, a manejar sus tiempos y Susana lo había celado demasiado en el hospital, dos meses después ella regreso a España, a su lugar natal, había demasiada toxicidad y si ella no se hubiera marchado, él se hubiera ido de nuevo a Holanda, pero nunca imagino que encontraría una razón para quedarse en Chicago.
Un día paseando por una plaza comercial vio como un niño corría a toda prisa, un pequeño rubio de cinco años aproximadamente, estaba jugando a que huía de su madre, la desesperada mujer corría detrás de su veloz hijo sin éxito, Terry vio todo lo sucedido y alcanzo al pequeño, quedando impactado en ver que era Rossie, la hermana de Albert deduciendo que el pequeño era su hijo.
- ¡Muchas gracias! Señor… ella volteaba a verlo y se daba cuenta de que era aquel medico con el que había tomado un café mientras su hermano estaba en el hospital.
-Rossie, que gusto verte…
Y después de eso se conocieron más a fondo, salían, Terry estaba encantado con Anthony y se encariño con él, viajaron un año después para conocer a los bebes de Albert y Candy, casándose en Edimburgo en una boda privada, invitando a la familia de Terry para que conocieran a su esposa.
-Mi bella sobrina, ¿Qué vamos a hacer con dos bellas mujercitas en la familia? Decía mientras observaba a Constanza en sus brazos, hija de Terry y Rossie.
-Romperán corazones y pagaremos todas las que hemos hecho Albert.
-Habla por ti hermano, yo solo he estado enamorado de mi pequeña.
- ¡Claroooo! Decía el castaño burlón y ¿antes de Candy? No me digas que fuiste un santo, Rossie ya me conto la cantidad de novias que tenías.
-Exageraciones de mi hermana, ellas me buscaban a mí, yo solo he tenido ojos para Candy siempre.
-Tu hermana es toda una joya, ha sido una verdadera fortuna conocerla.
-Mas te vale cuidarla Terry.
-Siempre y más ahora que ha nacido nuestra nena, Anthony es el hermano más amoroso de todos.
Y asi siguieron hablando, se llevaban espléndidamente, aunque no le hacía mucha gracia que fuera precisamente Terry el hombre con el que se había casado su hermana, pero fue el que tuvo paciencia y le regreso la sonrisa, la trataba como reina y la mala experiencia con el padre de Anthony había quedado atrás.
Después de dos semanas regresaron a Glasgow y Candy tacho una tarea de la lista que seguía pegada en el refrigerador.
-Amor, ¿estas segura de esto?
-Albert por favor, estoy segura, ¡muy segura! Decía ella con los pies atados con la cuerda elástica.
- ¡Vamos salta Candy! Decía esperanzado de que su mujer desistiera de su idea, pero brincando junto con su esposa del bungee, tomando de la mano, pensó en dejar que Candy cumpliera sola su sueño, pero prometió no volverla a dejarla y no la abandonaría en esto por más que le desagradara, siempre seria todo para ella, esa mujer que había derrotado por segunda vez el cáncer, que le había dado dos hijos, que se había entregado a él en cuerpo y alma, él haría todo por ella ya que su amor no tenía límites.
FIN
!Comadres llegamos al final! fue todo un reto para mi escribir esta historia, amo a mis rubios y no me gusta hacerlos sufrir, pero es un hecho que todo esto es parte de la vida, el lidiar con enfermedades, un trabajo y desafíos personales son parte de la realidad, soy fan de los finales felices, aunque no falta el drama, por lo que estuve investigando, existen grandes oportunidades de sobrevivir estando embarazada teniendo esta enfermedad, y una opción es precisamente el quitar el seno infectado, espero que les haya gustado tanto como a mi nuestra rubia apasionada por las alturas y nuestro rubio pues claro que es todo un caballero que no dejaría a su esposa haciendo cosas tan aventureras sola, las quiero un montón y espero pronto poder inspirarme para comenzar a escribir la nueva idea que se me vino a la mente.
Esta historia es dedicada para una querida amiga que su mami esta pasando por este terrible cáncer de mama. Te quiero y es mi deseo que Dios les bendiga ante esta difícil situación. y a todas esas guerreras y guerreros que han pasado por eso en algún momento, existen los finales felices y confió en que asi será.
Un abrazo y beso para todas, mil bendiciones para ustedes y su familia! Larga vida!
