¡Hola!, tiempo sin vernos, pero la demora tuvo sus frutos, el cap de este momento es un tanto largo, y lleno de sorpresas, ¿sorpresosas?, bueno, es un misterio que no se resolverá sino se aventuran a leerlo :3.
El conteo mientras tanto de las parejas ha subido y es la siguiente al contar los votos de aquí y de wattpad respectivamente:
Pareja principal:
Taichi x Mimi: 6
Taichi x Sora: 0
Taichi x Meiko: 0
Taichi x Rei: 3
Parejas secundarias:
Hikari x Takeru: 1
Hikari x Yamato: 0
Sora x Yamato: 1
Mimi x Yamato: 0
Mimi x Koshiro: 0
Agradezco quienes han comentado y a los silenciosos ninjas que siguen la historia, eso me motiva a seguir publicándola, un abrazo fuerte en general, me alegra que les este gustando este fanfic. Datos sobre algunos puntos al final, no se olviden de seguir votando, porque dependiendo de los votos las parejas pueden cambiar cuando el numero de votos alcance su tope.
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El día no acababa, era la novena vez que Hikari miraba la pantalla del celular desde que sus esfuerzos por conciliar el sueño fracaso por causa del estrés y el mar de emociones desencadenantes durante y después de MetalEtemon. Sentía la vista todavía irritada por el llanto, aunque poco le importo, entre sus pensamientos estaba el que tenía que dormir para poder reponer energías, sin embargo, por más que intento hacerle caso, su cerebro no se apagaba, no le obedecía en lo más mínimo.
¿Qué se supone que haría en las horas restantes?
No lo sabía, aunque no es que fuera relevante para alguien, sino podía dormir era problema suyo no de los demás porque muy a pesar de que por el día de hoy anduviera con el alma en rastra no quería perturbar el sueño de ninguna de las personas que se alojaban dentro del hotel.
—Si camino un rato por los pasillos quizás me de sueño—pensó hecha oruga con la capa de sabanas encogidas entorno a su frágil ser, una parte de estas acabo apretujada contra su delgado vientre, por lo que hacer por levantarse fue un completo desafío en el cual a Hikari le costó desprenderse del acogedor capullo.
Ni hablar del esfuerzo que requirió el poner siquiera un pie lejos del rincón en el que descargaba cada una sus inquietudes, carencias, e infelicidades.
Tailmon que fingía dormir abre uno de sus ojos azules, luego el otro, posteriormente cuanto Hikari está por cerrar la puerta, se desliza por la apertura que de manera inconsciente la misma castaña le facilito.
Hikari no la pillo en el acto, ni de que andaba pisándole los talones hasta en una de tantas al doblar y subir por unas escaleras se topa con Joe y Gomamon, siendo Gomamon que delata a Tailmon al saludarlas e invitarles a que les hicieran compañía confirmando con eso que ellos tampoco lograron conciliar el sueño.
Antes de aceptar sentarse, la mirada de Hikari busco la de Tailmon.
—No iba a dejar que deambularas sola por ahí—excuso Tailmon atrayéndola sin más al área marcada por Gomamon.
—Al parecer no somos los únicos que no han pelado el ojo—comentó Joe apenas Hikari y Tailmon se acomodaron. No lo decía como si le aliviaría que se sumaran otros más al destartalado tren del insomnio, sino más bien, lo decía en un tono que cargaba cierta comparecencia.
—Por ahora—Hikari recarga la barbilla en medio de las rodillas aprovechando que al sentarse las elevo a la altura de su pecho—…Ha sido un día de locos que tal vez veamos a otros dentro de poco tiempo—una débil sonrisa se asomó por detrás.
—Ojala no sea el caso, pero como dices, tal vez los veamos dentro de poco, lo que sucedió no es algo fácil de digerir—Joe jamás creyó que semejante espectáculo consiguiera hacerlo tambalear, al grado que olvido la presión por los estudios—Digo, no se compara con el suceso ocurrido en las aguas termales, aunque aún permanezco con el presentimiento de que …—paro abrupto el flujo de sus palabras cuando estaba por confesarle a Hikari que presentía que no sería el final de los acontecimientos que les tocaría siquiera presenciar, que se toparían con más de estos de ahora en adelante. (1)
Hikari se gira dándose cuenta de inmediato la abstracción de Joe y que este no planeaba darle continuidad.
—¿Joe-senpai?
—No es nada, olvidado, lo último solo se trata de puros disparates míos.
—¿Disparates? —las cejas de Hikari se contrariaron.
—Ha estado así desde que nos trajeron al hotel—delata Gomamon—Dice algo y luego quiere que lo olvide, es como si se cuestionara si está bien o no en contarnos que es aquel tonto presentimiento que lo trae constantemente por las nubes.
—Gracias por la ayuda Gomamon—suelta un pesado bufido Joe—Acabo de quedar como un completo paranoico delante de Hikari y Tailmon.
—Por mí no te preocupes, me vale poco que hayas quedado como un completo paranoico. Para mí, Joe-senpai siempre será el mismo cuatro ojos devora libros de hace seis años—entona con brutal honestidad Tailmon no comprendiendo de dónde venía tanto desgaste porque empeoraran o no su imagen delante de las dos.
La poca autoestima de Joe fue dañada por las dagas verbales de Tailmon.
—No lo llames tan despectivamente Tailmon. Joe senpai, únicamente es un… amable superior aficionado a la literatura, no es correcta la forma en que te referiste a él, puede ser considerado un insulto donde quiera que te escuchen—corrige Hikari respetuosa, ante todo, quien atinadamente sin proponérselo acababa de darle la estocada final.
—Ya veo…—asintió en aparente reflexión Tailmon en cuanto Gomamon frunce los labios conteniendo la risa mal disimulada que no tardo en sacudirse en medio de espasmódicos movimientos—Siento haberme burlado sin saber Joe-senpai.
Joe la oye, pero lo único que sale de este es un suspiro ralo en lo que sus ojos veían decaídos hacia el frente, agregando el efecto dramático de recargarse en la pared como si no tuviera nada mejor que hacer que aceptar el hecho de que la imagen que creía que tenían sobre él jamás existió tanto para Hikari como para Tailmon.
Hikari al percatarse que la había errado siente la culpa carcomerle puesto que su humilde corrección disfrazaba lo dicho por Tailmon desde la perspectiva de Joe que parecía que en cualquier instante su alma abandonaría su cuerpo. Estaba por remediar su error cuando la voz de Tentomon la detiene adelantándose a sumarse a la improvisada reunión a altas horas de la noche.
—Que sorpresa, así que ustedes tampoco pudieron dormir.
—Algo así—responde Tailmon—¿Ustedes también tenían planeado pasearse por los corredores?
—Algo así también—asiente Tentomon, Kōshirō entre tanto, apresura el paso reforzando el agarre en la mochila—En realidad Kōshirō buscaba a Taichi-san por motivos que por ahora no puedo explicar, pero en resumen quiere ver si es posible abrir un portal en otro sitio alejado del hotel.
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Yamato no sabía el cómo ni el porqué, pero como si lo llamaran a levantarse a explorar cada extremo del hotel, desaloja con Gabumon la habitación en la que hace alrededor de tres horas se habían apropiado sin más. Deambularon sin rumbo durante aproximadamente media hora hasta que ve emerger a Sora y Biyomon del elevador. La pelirroja se frotaba los ojos hinchados y enrojecidos tal vez producto del llanto que había estado desperdigando durante su recorrido nocturno, ahora solo quedaban los residuos de esta entre tenues suspiros y el inconfundible sonido nasal que quizás no pararía hasta más tarde cuando se haya recuperado.
—… ¿Yamato? —pronuncio en un hilo de voz Sora intentando en vano en reponerse, no teniendo de más que desviar la mirada paralizada en su sitio tras haber sido descubierta por Yamato que sintió la necesidad de ocupa un sitio en el elevador.
Biyomon en el acto al notar que Sora no deseaba la cercanía de Yamato oprime botones al azar.
Yamato, aunque desconcertado ante tal acción de Biyomon, otra vez sin entender por concreto lo que hacía, corre en una lucha contra el reloj contra las puertas del elevador. Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, aun si el aire le quemara los pulmones y la adrenalina del momento circulara por su torrente sanguíneo, Gabumon reacciono segundos más tarde, aunque a fin de cuentas le sigue por detrás.
Sora deseo con todas sus fuerzas que Yamato se tropezara o que las puertas se cerraran antes de que siquiera las frenara con la mínima entrada de alguna extremidad.
—¡Sora!
Su grito la empequeñece, más el corazón la contradijo vibrando de alegría, las mujeres sí que son bastante contradictorias, así que el destino acordó juntarlos una vez más en aquel espacio diminuto con tal de que ambos se sinceraran. Aunque la pregunta aquí era, ¿Quién de los dos cedería primero?, ambos se parecían más de lo que imaginaban cuanto en orgullo.
En cuestión de terquedad diferían. Sora era de las que se enclaustraba pensando que entre menos contara lo que sentía, o si algo la molestaba, menor sería el impacto en su diminuto círculo de amigos, aun si poseía sus fallos cada que Mimi se entrometía a tal grado de que le sacaba las palabras a tirabuzón. Cuanto Yamato, es de los que no entraban en razón con facilidad, se ponía tan cabezotas como Taichi, con la diferencia de que era más agresivo y esquivo de lo usual de modo que sus resoluciones no siempre solían ser las más adecuadas.
—Entonces… ¿Qué hacían solas en el elevador? —pregunto de repente Gabumon al notar que su compañero humano todavía no recuperaba del todo el aliento.
—Solo estábamos—responde Biyomon un tanto tajante aterrizando delante de Gabumon—No tenemos por qué dar explicaciones a ninguno de los dos—apunto amenazadoramente con la garra.
—Que grosera eres, ya ni porque Yamato se preocupó por tu compañera te comportas con nosotros de forma agradable—encaro Gabumon pese a que la pelirroja no hace por mirarlos, venas palpitantes debajo de la piel al sentir la punta de esa garra golpearle repetidas ocasiones el pecho empujándolo en el trayecto—Grrr… ¡Basta de hacer eso!, ¡es molesto!
—No lo hare hasta que se bajen de nuestro elevador— Biyomon aumenta la intensidad de los piquetes.
La tolerancia de Gabumon se iba a pique, ya no podía soportarlo, estaba por arrancarle cada extravagante pluma rosada y azul de la piel si nadie intervenía y lo salvaba de cometer semejante locura. Por suerte, Yamato siempre estuvo al pendiente de su mejor amigo, aun así, busco a Sora con la mirada tras lo tenso que se tornaba el ambiente que rodeaba a los digimon esperando a que la chica reaccionara una vez por todas.
Aunque para desespero de Yamato, Sora no reacciono con la soltura contemplada, en lo que ella iba de partida hacia Biyomon, él se encargaba de apartar, sostener y elevar a un alterado Gabumon que en efecto quería desplumar a su enfurruñado adversario.
—Vamos Biyomon deja de provocar a Gabumon, no es un buen momento para que peleen por cosas insignificantes—alienta Sora con pobre nivel de convencimiento dado que las fuerzas le abandonaron horas atrás.
—Pero Sora…—quiso refutar Biyomon más la desolada expresión tallada en el rostro de la elegida la desarma eliminando a cambio aquel comportamiento polémico e infantil, que sin darse cuenta contagia de paso a Gabumon.
Fue ahí que entonces el silencio se esparce en lo que el abrir y el cerrar de puertas ingresaba a los oídos su peculiar sonido cada tanto. Raramente el que no hubiera pasajeros extras evitaba que se tornara el doble de tenso aquella incómoda situación.
Transcurrieron minutos que en lo que respectaba a Yamato atentaban contra su tranquilidad. Otra vez. En una de esas, se maldijo mentalmente por haber sucumbido al llamado y correr cegado por el sentimiento humano en dirección a Sora sin detenerse a pensar en que, si su presencia le sería útil, si es que le gustaba que la viera en su preciado, pero a la vez vergonzoso momento de debilidad.
Le costaba aceptar que incluso Takeru sabría cómo lidiar con aquel desastre en el que se metió sin previo aviso. Vamos, hasta el idiota de Taichi haría de mejor prospecto que él al contar con una hermana menor a la cual acudir.
Se preguntaba cómo abordar el tema, si ser directo funcionaria y no causaría el efecto contrario. Tratar con chicas no es su punto fuerte, menos si su cabeza estaba adornada de vibrantes cabellos naranjas y correspondía al nombre de Sora Takenouchi.
Sora por su parte se muerde los labios, cayendo en la irremediable ansiedad de no poder soportar el sofocante silencio que antes de la llegada de ellos no la sentía tan abrasador. Si Biyomon no hubiese oprimido los botones al azar habría huido cobardemente a refugiarse cualquier habitación de paso, no obstante, al ver que no podrían coexistir en el mismo sitio sin acortar la brecha que los separaba tuvo la osadía de responsabilizarse por lo que le estaría por reclamar, aun si tal hazaña rayaba en lo contraproducente.
—E-Entonces… ¿no estás aquí con la intención de preguntar cómo me encuentro?
—…—Yamato contiene la respiración de la impresión—¿C-Como? —ojos rotación de la parte superior del cuerpo, se giraron a verla con la maniática urgencia de que repitiera la pregunta—¿Habré escuchado mal?, ¿me está reclamando porque no le pregunte como se encontraba?
—No lo repetiré—después de mucho rato sin verse Sora le devuelve la mirada con una mezcla de pena y reproche—Me costó mucho armarme de valor y sacarlo al aire… Sino prestaste atención no es culpa mía—de repente las plumas de Biyomon se le hace de lo más interesante, aunque el naciente ardor en las mejillas la obligo a enterrar la mayor parte del rostro entorno a estas.
Yamato de que escucho, escucho, entonces, ¿Por qué la voz no le salía de la garganta?, probo una, dos veces, pero en el tercero carraspea reanimando las cuerdas vocales que le jugaban en contra.
—No estoy sordo, te escuche a la perfección.
—Yo nunca te llame sordo—susurra Sora en defensa propia casi de inmediato.
—Tu eres la que me estas culpando por no prestar atención cuando mi pregunta era porque creí haber escuchado mal tu reproche—sinceró con crudeza hiriente Yamato reteniendo aquel par de pozos azules encima de la pelirroja—Te encuentras más a la defensiva que días anteriores. Me desagrada verte llorar y…y—
—¿Y qué Yamato? —Sora le observa de reojo pretendiendo no fijarse demasiado en el dolor que le infringía oírlo hablar con tal franqueza, que le desagradaba verla llorar, lo peor es que nuevas lágrimas pretendían florecerle. Su ilusión de que el viejo Yamato yacía enterrado tres metros bajo el suelo colgaban de un vulgar hilo imaginario—¿Me vas a decir que no sabes qué hacer?, ¿es esa tu excusa luego de que me estas restregando que te estoy culpando por no prestar atención?
—Tú lo has dicho—Yamato la ve aferrarse a Biyomon. La estaba cagando, y todavía no se enteraba de que origino la hinchazón de los parpados de Sora que por lo que pronosticaba lloraría, pero esta vez él tendría la culpa de que incrementara su volumen y por obvias razones, le re calco sus errores, su mal estado emocional, ha, y que le desagradaba verla llorar—No sé qué hacer y cada que abro la boca hiero a las personas a mi alrededor, además de que—
—S-Solo cállate lo estas empeorando, espera a que el elevador se detenga en definitiva y vete a descansar Yamato—Sora tembló al hablar, pero aun así se las apaño para suplicarle que no siguiera dañando su relación—Ya hablaremos mañana, ¿sí? —las lágrimas que lucho porque no se desencadenaran brotaron una tras otra.
—¿Segura que mañana? —Yamato temía que aquel mañana, lo evadiera, su inseguridad agrando al no recibir respuesta que le resolviera aquella insaciable duda—Sora, responde.
Nada, cabellos rojizos acapararon su campo de visión, su insistencia ocasiono que le dieran la espalda.
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Y entrando a la cadena de la lista de personas que no pegarían el ojo dentro del hotel Takeru se hallaba dando sus primeros pininos en el mundo de la escritura al no encontrar nada mejor que hacer para distraerse y reflexionar sobre cada una de las experiencias que ha estado experimentado a lo largo del mes. Aunque dado que le costaba organizar sus ideas, las bolas de papel ya adoraban el suelo y cada parámetro de la cama. Agradecía haber coincidido con las hojas y con que escribir, de lo contrario estaría pegado al celular, a pesar de que estar pegado a uno o el otro no cambiaba demasiado si el que se mataba pensando y recreando escenarios del pasado era él.
Patamon jugaba con las bolas apilándolas y posteriormente pateándolas o lanzándolas al vertedero practicando los tiros a la distancia, no obstante, aquello no le implicaba ningún impedimento para empezar una conversación.
—Takeru
—¿Si Patamon?
—¿No te serviría despejar la mente el respirar un poco de aire fresco? —en lo que aconsejaba Patamon encestaba otra bola blanca con satisfactoria precisión—Has estado desperdiciando papel cada que te equivocas, ni escribes la mitad de las cosas que murmuras y te la pasas corrigiendo.
—…—Takeru pierde la concentración ante la honesta observación de su amigo deslizando por equivocación la mano fuera la línea que imaginaba en sus escritos estropeando así la parte restante de la hoja por la fuerza aplicada en el bolígrafo—¿A-Aire fresco dices? —ahí iba hacia un pozo sin fondo su progreso y la creatividad de uno.
—Si, solo por unos minutos en los que la inspiración regresa a ti, como lo llamaste apenas viste la pila de hojas y con que garabatear en ella—más que aconsejarlo a Patamon le estresaba que Takeru se estresará por no progresar en lo absoluto en la inexcusable introducción de la historia—Y si se niega a regresar, por lo menos te habrás despejado y el sueño eventualmente recaerá sobre ti.
Takeru observo el desastre, luego el daño a la hoja por desconcentrarse hasta entornarse en la expresión inocente de Patamon que no ocultaba la ansiedad de ser favorecido por aconsejarle abandonar aquella actividad, incluso el rabito que tenía por cola se movía de un lado al otro idéntico a los perros.
—Está bien vamos, me has convencido—accedió tras largos segundos de contemplar la desbordante ternura de Patamon, no sin notar como gotas de sudor le resbalaron por la nuca al recapacitar que no hubo mucha discreción durante las sucias artimañas de manipulación que usaron en su contra.
En lugar de enojarse con él, Takeru ríe tenuemente por la creatividad de su mejor amigo y la inquieta cola que para su desgracia aumentaba el ritmo de las sacudidas a medida que se erguía y se despojaba de las hojas y el bolígrafo, no pasando mucho cuando lo siente acomodado en la dorada melena lacia como de costumbre.
—Ya estoy listo, vayamos de una buena al exterior—anuncio con voz cantarina Patamon.
Ninguno de los dos sospechaba lo que desencadenaba afuera, ni lo que les esperaría al cruzar al otro lado de la puerta. De haber sido conscientes y advertidos por las extrañas ocurrencias del misterioso futuro que los arrastraba lejos de la seguridad que los arropaba las cuatro paredes de la habitación, habrían cerrado con llave y esperado a los inconfundibles rayos de sol del amanecer.
—Bien, vayamos antes de que me arrepienta—se dijo Takeru que al cabo de instancias con la vista despide los cortos avances obtenidos en la escritura. Posterior a eso, echa andar untado en determinación y cierta resignación por complacer el capricho de Patamon que por el propio.
No tardo en apoderarse de la perilla, aunque en el instante en que la rota la sensación de algo o alguien aguardaba a que salieran lo ralentiza y le abre una infinidad de pretextos con tal de que la puerta no revelara lo que quiera que estuviese del otro lado.
Sin embargo, con la condición de que no tuvo el corazón de detenerse, traiciona a sus instintos abriendo cabida a que se cumpliera la predicción de que estuviera siendo visitado por un indeseable invitado con la apariencia de un extraño anciano de baja estatura de gafas rojas que le observaba con escalofriante familiaridad. (2)
—Hola, joven Takeru Takaishi, temía que respondieras al llamado de la ociosidad. Me alegra que no haya sido el caso en esta agradable noche llena de incertidumbre y el inadecuado sentimiento de desamparo.
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Se sentía un tanto desorientado después de que recupero por completo el conocimiento, la bebida que August le proporciono no era tan diferente de la que aprendió a preparar con Babamon, no obstante, esta venía con una dosis extra de un líquido amargo, pero a su vez embriagante y algo adictivo a su parecer. Mientras más lo pensaba, no podía hallar por su cuenta, a que tipo de bebida del digimundo se asemejaba, y eso era motivo de relativa preocupación que Taichi no lograba sacarse de la cabeza. Le costaba un poco volar en recto, así que por obvias razones le pidió a Lilimon que se ocupara de trasportar a Mimi quien no le quitaba el ojo de encima con la creencia de que se iría en declive si llegaba a distraerse.
Lilimon tampoco lo descuidaba, iba al pendiente de sus retardados aleteos o que bostezaba cada cierta distancia recorrida, caso contrario de Beelzemon y Sakuyamon que se les veía bastante relajados al respecto al ser conocedores de los síntomas que provocaba aquel liquido amargo en combinación con las hiervas medicinales.
—¿Seguro que no quieres detenerte a descansar más? —pregunta Mimi como por quinta o sexta vez todavía en su papel de soporte—Tus mejillas están rojas. Bebiste media botella y tienes un olor bastante peculiar—indirectamente le estaba diciendo que lo habían emborrachado y que todavía no había conseguido reprocharle a August por eso.
—Si quiero, pero si me detengo temo que no llegaremos a tiempo a salvarlos—al responderle, Taichi sintió que tenía la lengua un poco más suelta de lo usual, pero en su ingenuo pensamiento infantil prefirió ocuparse de ello después de terminar los pendientes de Egipto—Dependen de mi para purificar el virus que han contraído de los esbirros parásitos.
—Si, pero…—Mimi se muerde la parte inferior de los labios—No te ves muy en condiciones de hacerlo por tu cuenta que digamos y dentro de los roles han quedado en que nos dividamos para abarcar mayor terreno.
—A mí tampoco me convence—opina Lilimon—Aunque tus energías han sido devueltas el efecto secundario de la bebida puede resultar contraproducente.
—No lo descarto…—Taichi lo reflexiono un poco, examinando su maleabilidad estirando y doblando un brazo, apareciendo el báculo y transformándolo en su katana habitual para jugar con ella pasándola de una mano a otra hasta que simula cortar el aire todo ante las miradas perplejas de Mimi y Lilimon por lo repentino de sus agitaciones manuales—Y la verdad ahora que lo he puesto a prueba, en efecto mis movimientos se han hecho un poco más lentos.
—¿Y entonces? —incitaba Mimi a que prosiguiera un tanto ansiosa—¿A que conclusión has llegado?, ¿por lo menos tendrás a alguno de nosotros que te respalde?
Taichi abre los labios con la respuesta apuntando a los intereses de Mimi, más es August quien toma la delantera, luego de quien sabe cuándo pedirle a Sakuyamon ocupar el extremo vacío a lado de Lilimon.
—No suena mal la propuesta de Tachikawa-san. Al ser el encargado de prepararla y administrarla me siento un poco culpable al no calcular la dosis correcta de la infusión dado que los apuntes, esa parte en particular, aunque use una estúpida lupa, era…un tanto ilegible en comparación con lo restante.
Mimi y Lilimon pegaron un jadeo por tal revelación.
—No sé porque tengo la impresión de que no debería de sorprenderme de que tu error casi me haga tomar muy en serio el asunto de la tercera vida que mencionó Zhuqiaomon—a medida que hablaba a Taichi no dejaba de temblarle la ceja derecha mientras que una sien fielmente hinchada le palpitaba. Estaba demás decir que sonreía, pero aquello solo era ni más ni menos que superficial al sentarle fatal que la dosis no había sido la adecuada. (3)
—Dudo que hayas saltado a la tercera—murmura muy despacito August resguardándose en el cabello de Sakuyamon no teniendo el valor de encararlo—Si les sirve de consuelo, a lo mucho habría …dormido como un bebé encima de montones y montones de arena.
—¡Eso no nos tranquiliza en lo absoluto! —le gritaron Mimi, Taichi y Lilimon por igual que lejos de entender pacíficamente las excusas del rubio pensaban detenidamente en relegarlo de los deberes de la administración de infusiones, más por el lado de Taichi que pese no gustarle demasiado los estudios lo esclavizaron a temas medicinales, política digimon, historia, e indicios de estrategia siendo esta lo básico de lo básico por la constante ejercitación y adaptación de las fortalezas y habilidades de combate de Piddomon en lo que también se buscaba que sacara a relucir un estilo propio o lo que sea que capaz de modificar al ser una fusión que excedía la lógica de ambos mundos. (4)
—Perdóneme, fue imprudente de mi parte no anticiparles sobre la infusión como lo haría alguien más experto en el área—de cualquier modo, August todavía más disminuido emite como si su existencia dependiera de ello, sin embargo, no habitaba un verdadero arrepentimiento en su interior al considerar que su acción estaba bastante justificada al admirar que su esfuerzo compensó que el guardián todavía estuviese en una sola pieza.
—Si lo fue, pero se compensa que hayas mejorado en la preparación—a lo lejos y como si hubieran pedido su opinión, exclama Beelzemon.
—¡Beelzemon! —le llamo la atención Sakuyamon que no le hacía nada de gracia que en lugar de ser de apoyo para August terminara por embarrarlo más, en eso, el digimon que se resguardaba en el cuello de August emerge estableciéndose en el hombro dorado de Sakuyamon observando un tanto defraudado a su humano que no hacía por defenderse, o cualquier cosa que frenara en seco a Beelzemon, no así dicha expresión no dura demasiado ya que la suaviza al traer al presente las incidencias del pasado que compartieron a lo largo de los años.
—¿Qué?, es la verdad, la vez que la probamos nos noqueo.
—Solo cállate, nadie pidió tu opinión.
—Como si me importara, prefiero ser sincero a un hipócrita bastardo que minoriza los errores—Beelzemon adelanta más el vuelo dándole así la espalda a Sakuyamon en específico.
Sakuyamon lo maldijo en su fuero interno, de no ser por que cargaba con August lo apalearía.
—Ojalá aprendas con esto miserable demonio.
No así, se conformó con enviar discretamente a uno de sus espíritus zorros a quemarle el trasero y que este gritara en consecuencia en lo que impartía lluvias de palabras obscenas en lo que apagaba las llamas.
—Kudamon, yo—quiso disculparse August con su compañero pese al ruido que el demoniaco digimon de alas negras distribuía por doquier y que extrañamente no causaba gran revuelo.
—No te disculpes, ni justifiques conmigo porque comenzaras a menospreciar tus capacidades como de costumbre Ivanov-san— Kudamon presintiendo lo que estaría por decir con sus manitas lo manda a callar—Si hay que continuar con la aclaración de la infusión yo me hare cargo, ya te has esforzado demasiado al soportar el hecho de no enfrascarte como meses anteriores en los errores que cometes. Has progresado.
August asiente y Kudamon entonces libera la boca del chico de la presión.
Taichi que no aparto el par de ámbar principalmente del rubio ponía en duda lo dicho por Kudamon por el contraste de la primera impresión. A parte de eso no sintió ni tantita de lastima por la quemada de trasero de Beelzemon, sino que con aquel evento había tocado un punto en particular que había estado evadiendo aparte de que se le imposibilitaba mentir, y no le costaba comunicar como se sentía, cavilaba: la concentración.
La concentración la adornaba como una de sus más preciadas piezas en sus actividades, en los enfrentamientos y en diversos obstáculos por los que luchaba por abrirse espacio, y que esta no funcionara adecuadamente lo descolocaba, bien podrían estar un enemigo apuntándole y por luchar por enfocarse en el grupo no se ocuparía de esquivarle.
Juro escuchar al Kudamon hablarle cuando en eso recapacita en el Yuramon en su cabeza el cual se traspasó a la coronilla de Lilimon desbalanceándola al momento considerablemente al no esperar el desajuste de peso.
—¡Ah! — con ojos pelones y franca expresión de pánico al imaginarse caer de semejante altura Mimi se hallaba más que aferrada por el desbalance—¡Lilimon no te muevas tan feo de repente por favor!
—No es mi culpa, algo se subió a mi flor que me desbalanceo. Si me lo quito caerás, tendría que botarte con alguien más—sentenció Lilimon—¿Entiendes?
—¿Qué? —la noticia por obvias razones no le encanto a Mimi puesto que le caía mal Beelzemon y Taichi, bueno, su condición actual le dejaba mucho que desear—Botar suena feo Lilimon, yo no soy un objeto desechable al que tiran por ahí.
—No te preocupes, hay un par de brazos firmes que me suplantaran—burlona Lilimon hizo apunto en referencia en cabeceo a Taichi de quien se aprovechó para atraerlo a la conversación abusando de su condición solo consiguiendo desorientarlo—¿No es así Taichi?, no querrás que lance a la princesita como aquella vez que luchamos contra Apocalymon
—Eh…, si, si claro—y ahí se marchaba la teoría de Taichi de que su cerebro prestaba genuina atención a cada integrante, al estar más preocupado de como bajar al Yuramon de la flor que en lo que lo involucraba Lilimon y los reproches y gestos de Mimi—¿Te quito?... —
—Me alegra que seas tan cooperativo—Lilimon entrego sin más a Mimi tal cual saco de papas impidiéndole que concretara la pregunta—Y por supuesto, caballeroso.
Desde el fondo August, Kudamon y Sakuyamon no entendían una mierda, pero suponían que no sería de alarmarse ni por como Taichi sostenía a Mimi que daban la imagen de que cualquier viento los tumbaría al primer soplo, y que Mimi personificaría tarde que temprano alguna clase de escándalo si descendían tan siquiera medio metro.
—Sinceramente, me has agarrado desprevenido—suspira Taichi, no venía al caso quejarse de que se aventajara de abstracción—Te iba a preguntar si te quitaba a Yuramon de encima y a cambio recibí que la realidad me abofeteara—con eso se las apaño para que Mimi ocupara su sitio en la espalda costándole una leve eyección al cielo estrellado, un grito agudo por parte de ella además de que tirara de los cabellos.
Si antes no gimió adolorido porque le jalonearon el cabello es que su umbral del dolor fue bastante tolerante en sí, eso, aunando que ha atravesado por peores en las que ha llegado a flaquear.
—Taichi idiota—mascullo la Tachikawa con las cejas fruncidas despegando las manos de su sitio actual con tal de estirarle las mejillas en claro enojo por el tremendo susto que le hizo pasar—Ni porque Lilimon trajo aquel horripilante recuerdo te apiadaste de mí. Idiota, idiota.
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—Así que…somos compañeros—paladeo Mimi de repente luego de que se organizaran y compaginaran en restructurar el plan y que ellos y Lilimon atendieran el epicentro de la zona donde se originó el caso de los esbirros parásitos, Sakuyamon con August y Kudamon los territorios medianos y Beelzemon los chicos, contando con el don de Taichi de crear portales con mayor simpleza a diversos sitios recurriendo de un único vistazo de estos. (5)
La cantidad de portales, Mimi las desconocía, aun así, por medio de indirectas entendió que eran en proporciones medianamente abundantes.
—Eso parece—dijo Taichi escueto estando más entretenido en el panorama que barría topándose con destrozos, humacera, fuego, lodo y agua pantanosa en lugares en las que debería de estar rebozando de agua limpia y transparente por contradictorio que fuera—Lilimon, si ves heridos u oyes que imploran por ayuda que haya omitido su presencia házmelo saber.
—Si—en contestación a parte le envió una mirada a Mimi de que habría que tirar las distracciones con extrema urgencia por la gravedad del ambiente que ni por la mente se le atravesó lo problemático que era la barrera del idioma, cosa que a Mimi si y no se tentó en comunicárselo.
—¿No te olvidas de algo importante?, no sé, como que su idioma y el nuestro es totalmente diferente.
—…Cierto—Taichi se detuvo momentáneamente y eso era nada más por culpa del humo que le calo la nariz, mas no al nivel de lo que intuía que ocurría con Mimi, así que le entrego la mascarilla que desde la fusión no se empeñó en utilizar—En ese caso, las indicaciones y demás se las diré yo las indicaciones por medio de señas no les es eficiente.
—¿Gracias? —vacilante Mimi se lo coloco. No habría ser un genio para comprender que con aquel gesto buscaba que no respirara lo fuerte del humo, más luego por brevedad de segundos la lucidez la visito—Espera… ¿Cómo? —
—¡Ahí! —apunto al frente Lilimon interrumpiéndola—A la derecha hay alguien, una persona empeñándose en llamar nuestra atención—describió con el dedo aun rígido motivando a que se fijaran en el punto señalado.
—La veo—musito Taichi que sin consultárselo a Mimi se lanza con ella de pasajero a acudir sin miramientos a la persona señalada, una pelirroja de cabello corto por debajo de la barbilla con tonalidad un tanto más rojizo que el Sora, complexión delgada y piel lechosa; vestía una chamarra abierta y pantalón amarillo mostaza, botas cafés que le rozaban las rodillas.
A Mimi no le quedo más que apreciar su vida enrollándose como coala y medio ver a la chica que la llevo a pensar que veía doble hasta que fue insertada suavemente en el suelo. Al tenerla de cerca definió con nitidez sus rasgos descartando pronto la presencia de Sora acompañándolos, aunque para eso le costó de algunos parpadeos.
—Debe incomodarte el humo, lo mismo me sucedió a mi cuanto con mi hermano llegamos a Egipto—se apresuró a romper con el corto silencio la pelirroja consciente de que era una desconocida para ellos, más de los dos, uno se le hacía remotamente familiar.
—Eso ha de ser—Mimi se safo de su descarado frote otorgándole la razón, no limitando el alivio tremendo que sintió de descubrir que se equivocó en avistar en ella a Sora, prácticamente la alucinó.
—Por cierto, soy Rei, Saiba Rei, gracias a los dos por acudir a mi llamado.
—Encantada de conocerte, soy Mimi, Tachikawa Mimi.
—El gusto es mío—sonríe Rei en eso desplomándose el resto de la choza.
—Taichi, Yagami Taichi—entro Taichi en fachada neutra que resguardaba inquietudes que le carcomían las entrañas, siendo la primera de estas de que en la choza derrumbada hubiera personas o digimon sepultados—¿De casualidad te cercioraste de que no estuviera gente en el interior de la choza?, por cómo te comportas creo que has tenido la molestia de inspeccionarla—fue directo al grano.
—Ah— Rei da un bote en respuesta, mas no por lo que se le preguntaba, sino que al oírlo hablar le erizo los vellos de los brazos y la nuca, a la par que una extraña sensación de alegría le calentara el pecho. Su voz, su voz sonaba idéntica a la de sus sueños los cuales los sentía tan vividos, era una lástima que al despertar conservara fragmentos de estos, grabaría su nombre en sus memorias; no era normal que le evocara aquel sentimiento de alegría—N-No, no, no hay nadie en lo absoluto, si los retuve aquí porque requiero su ayuda, un señor de avanzada edad de gafas rojas nos dijo que un encapuchado de ojos zafiro rasgados aparecería aquí y que él podría curar a los tres digimon infectados que Andiramon encerró en la casona que se alcanza a distinguir metros más adelante.
—¿Andiramon no tuvo contacto con ellos? —en otras circunstancias Mimi se habría percatado de la repentina absorción de Rei con Taichi, y que Taichi no fue indiferente, sino que se interesó en ella y ese interés le haría frecuentarla a menudo—¿Eliminaron a los digimon que los infectaron?
Rei profirió una mueca indecisa—De si los eliminamos…No, no lo hicimos, los ataques de Andiramon dependen del contacto físico. El que es a distancia consta de absorber los datos del adversario.
—Que mal.
—Que desafortunado, ¿Y el compañero digimon de tu hermano esta con él? —indaga Taichi—¿Desde hace cuánto están aquí en Egipto? —le picaba los pies ansiosos de encaminarse a purificar los digimon, de descubrir si en el trayecto se toparían con los digimon parásitos y mucho más que si se quedaban varados cerca de la choza derrumbada.
—¿Qué les parece si nos dirigimos a la casona?, en el camino, les contare los detalles—sugiere Rei convencida de que lo más recomendable seria apresurar la marcha y no impacientar a los elegidos y a su hermano—Pero solo para agregar, los digimon infectados accedieron por voluntad propia por temor a dañar a sus compañeros humanos. Y el digimon de mi hermano mayor Neo es Beelzemon, así que, en parte por eso, no luchamos contra ellos, nos esforzamos por ocultar nuestra presencia.
Siendo así, apenas Lilimon se une parten el vuelo a la casona. Rei en ese lapso relata no absteniéndose de resumir que un anciano de gafas rojas que los intercepto en la puerta del departamento de su abuela materna y que por este se enteraron del atentado a Egipto que contaba con una cantidad escasa de elegidos y que el gobierno alertado de la amenaza por el hijo de uno de los dirigentes, se encargaron de desalojar a los civiles quedando los elegidos los cuales confiaban sus esperanzas de que lidiaran con el enemigo despedazando cualquier lógica al encomendarles tal inverisímil tarea.
Posterior a eso, al chocar con el agrio temperamento de su hermano mayor, les marco las zonas, les dijo con quienes contarían y el valor de Taichi de purificar a los infectados, describiéndolo como un ser con capucha y ojos rasgados de color zafiro; Beelzemon que esa vez descansaba en su digievolución de Impmon al ya estar al tanto se adelanta comentando que iría y traería al susodicho a Egipto aun si lo traía a rastras.
Tras eso también iba integrar en que estuvieron trabajando, no obstante, tuvo que posponerlo al hallarse a centímetros de la entrada principal, sitio en el cual, un joven de cabellos platinados y ojos azul grisáceo de largas pestañas negras montaba guardia junto a tres jóvenes más, dos chicos y una chica de túnicas largas de tonalidades diversas pertenecientes de aquella nación cercada de refinada arena.
Al ver a los cuatro, Mimi retoma su curiosidad entorno al idioma y Taichi que no retuvo su sinceridad al auto designarse el cargo de instruir y relajar a los elegidos del habla árabe. En default descarta al de cabello extravagante convirtiéndose en un manojo ansioso que se mordisqueaba el labio inferior. Durante el descenso, dicho mal empeoro, que ni el anuncio de una encantada Rei la liberó, la postura acordó a ponerse tensa, no resuelta ni relajada.
—¡Neo-nii, lo encontré!
Taichi se le quedo viendo una vez plantados en el suelo preguntándose si estaba en condiciones de caminar por su cuenta al verla tan rígida y seca de confianza.
—¿Sucede algo Mimi? —mas no se tentó en averiguar si su apresurado diagnostico coincidía en realidad con el sentir de la Tachikawa, a la vez que el joven de cabellos platinados detallaba a la pelirroja que sin mediar en sus reacciones se le iluminaba la cara por semejante triunfo en solitario—¿Acaso se te durmieron los pies y no puedes caminar por tu cuenta?
Mimi con todo lo que ha visto y vivido junto a él se esfuerza en recobrar la compostura, siéndole cada vez más complicado a medida que superaba las extraordinarias rachas de novedades que la hacían almacenar.
—N-No, no te preocupes—le costó formular sin tartamudear estando repuesta que un pensamiento circulo haciéndole engullir un trago amargo sobre qué haría Hikari en su posición, si su mente se cerraría al verle desplomarse y sangrar y luego reponerse para después seguir batallando—Solo me quede pensando en tonterías, eso es todo.
—Si tú lo dices—no muy convencido Taichi desvió sus ordes dorados al grupo de humanos, poniendo mayor énfasis en los que vestían largas túnicas—Si te cansas avísame, no me es ningún inconveniente llevarte en la espalda, incluso si te duermes en ella y babeas.
La cabeza de Mimi hierve en contestación, más de vergüenza que de enojo por la bestial sinceridad en que se le ofrecía un brazo amigo. Que, si tenía, sueño, que, si babeaba, ¿a que venía exponer tan humillante e innecesario dato?, ahora los que entendían el japones la tendrían por débil y poco funcional.
Por inercia fue a localizar a los hermanos y al culpable de dicho mal observando la variedad de reacciones a flor de piel. Neo, el mayor de los hermanos Saiba, para su desdicha aun si haber tratado con él, sonríe de lado mirándola con relativa mofa para después girarse intencionalmente adentro de la casona comentando que había que ponerse serios de una vez por todas ya que no vinieron de excursión ni mucho menos a tontear en el extranjero. Rei en cambio se debatía si ir tras su hermano o quedarse, siendo mucho mas amable al no proferir comentario alguno sobre era cierto que babeaba o no al dormir.
Taichi huye encogido de hombros al percibir que lo querían tres metros bajo tierra y que de verdad la había cagado dirigiéndose sin mirar atrás a los elegidos escapando por milímetros de que a ella se le ocurriera cogerlo de la capucha.
—Tonto—masculla Mimi con la mano contrayéndose. Al estar tan concentrada en lo que captaba a su frente escoge no aventurarse a corroborar si Lilimon siquiera respiraba o que la muy desgraciada sufrió por corto periodo de espasmos y dobleces producto de la risa que la orillo apartarse con tal de no delatar su indecente traición—Ya verás, en el hotel no te me escaparas.
Con lo que no conto, es que, a cierta distancia, la espera por su latente curiosidad le sería resuelta en un incomodo saludo en el idioma natal de los tres jóvenes árabes.
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Hasta aquí terminamos por el momento. Me entretuve mientras realizaba mis otros pendientes en como introducir a los hermanos Saiba hasta que finalmente se me ocurrió que no hay mejor modo que se agrupen por terceros, mas si es un viejo conocido por parte de nosotros los lectores XD, vaya caos que se formo y se formara gracias a él.
Ahora, los puntos que hay que aclarar son los siguientes:
1) El presentimiento de Joe. Si bien recordaran el pobre quedo encimado con aquel recuerdo y con lo que se ha ido desarrollando este ya presiente que tiempos oscuros se aproximan XD.
2)Takeru fue visitado por el relojero, ¿Qué planes tendrá para él?, ¿Por qué adelanto el encuentro de Taichi con los hermanos Saiba?, ¿Qué habrá visto y que papel tendrá a futuro?, eso se vera a lo largo de la historia, créanme que tendrá una participación relevante.
3)Taichi se fue de bocazas, hizo mención de una malhumorada bestia sagrada. ¿Qué mas contara?, ¿Qué le dio a beber August que tal pareciera que lo emborracho?, esos apuntes si que son un caso urgente por recuperar :3
4) Recordar el tormento de los estudios es un fragmento del pasado que tocare después, no crean que se me escapa contar como vivió sus días Taichi en el digimundo.
5)Sip, en definitiva esos apuntes debe tenerlos Taichi, Puede que le ayude agilizar algunas cosas.
Respuesta a comentarios:
luna-chan05: Me alegra que te haya gustado, en cuestión de las parejas esta lo que personas como ustedes los lectores elijan, por ahora la pareja definitiva es incierta hasta que el contador este en su máximo punto, pero eso no evita que haya eventos interesantes entre ellos :3
Nos vemos en el capitulo 12 amigos...
