A partir de aquella noche, Heero y Duo comenzaron una relación a escondidas, los únicos que sabían de ella eran Wufei y los amigos del trenzado, Trowa y Quatre, todo fue sencillo, hasta que recibieron la noticia de que pronto, sus padres adoptivos llegarían de su último viaje, entonces ya no podían vivir su romance en casa

Duo no se encontraba listo para hablar de aquello abiertamente, por lo que no tenían intenciones de contarlo aún a los señores Yuy, pese a que Heero estaba determinado a no ocultarse más, amaba a Duo y deseaba estar con él, incluso si eso implicaba no volver a ver a las personas que le dieron todo su amor de padres desde pequeño

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Mientras tanto, en casa de los Peacecraft la bomba tampoco había sido desatada, Milliardo convenció a su hermana de que guardara el secreto, por el bien de su esposa embarazada y el bebé que venía en camino

Sin embargo, la relación de los dos se fue deteriorando al grado de que Relena ya no hablaba con su hermano sino enfrente de su cuñada. No podía perdonarle que se hubiera metido con alguien estando casado, mucho menos que ese alguien fuera conocido suyo

Aunque la chica no encaró a Duo, trataba de hablar de ese tema con Heero, pero este siempre la evadía con pretextos, por lo que no habían vuelto hablar desde la última vez que ella le pidió ayuda, en cambio, su amistad con Wufei fue creciendo.

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Terminaron las clases de ese día, aquel era en el que los señores Yuy volverían de su viaje, por la noche, así que Duo se encontraba el doble de nervioso. Tanto él como Heero estaban ya en casa, se habían ido en cuanto terminó el horario escolar, entre los dos hicieron de comer y pasaron la tarde juntos

Luego de haber terminado sus deberes de ese día, ahora estaban en el sillón de la sala, Heero sentado junto al brazo del mueble, mientras que Duo, acostado en el resto del lugar, con la cabeza sobre las piernas del otro, mantenía los ojos cerrados

Heero lo observaba desde arriba, mientras acariciaba con suavidad los cabellos que caían sobre la frente del trenzado. Aunque no lo decía, pensaba que podía estar todo el tiempo así, admirando la belleza de Duo

Podía recordarlo claramente, el día en que lo conoció, en la escuela, un par de años atrás, Duo era travieso, alegre y juguetón, coqueteaba con las chicas, pero no llegaba nunca a nada serio con ellas, tampoco tenía muchos amigos, pero hablaba con todos y nadie se atrevía nunca a hablar mal de él

Le gustó casi desde el mismo instante en que lo vio, no solo era guapo y alegre, sino agradable, trasmitía un aura pura que lo hizo sentirse atraído. Con el tiempo, su gusto por él escaló a algo más, Duo era su primer amor y quería que fuera el último, aunque la gente pudiera decir que era muy joven para pensar así, pero era como se sentía, lo quería a su lado por siempre

—Heero —llamó al otro sin abrir sus ojos

—Dime

—He estado pensando —esta vez los abrió y le miró el rostro— Tal vez deberíamos mantenerlo oculto hasta la mayoría de edad, cuando nos vayamos de aquí

—¿No crees que nuestros padres merecen saber la verdad?

—Lo merecen, pero me da miedo —confesó preocupado

Duo se levantó del regazo de Heero y se sentó a su lado, girándose hacia él le acarició la mejilla

—Si lo toman a mal, nos pueden separar, mandar lejos a uno de nosotros, quizás sea yo, después de todo me adoptaron después —bajó la mirada con tristeza

—Si te alejan entonces te seguiré, si me alejan, me escaparé y te buscaré —respondió sinceramente

El trenzado lo miró y sonrió con ternura, Heero siempre tenía una respuesta satisfactoria a todas sus inseguridades. Se acercó a él y rodeando la otra parte del rostro con su otra mano, lo atrajo a él y le dio un beso

Heero correspondió, poco a poco Duo se giró hacia él sin dejar de besarlo y se sentó sobre sus piernas, así el otro lo abrazó por la cintura, atrayéndolo hacia su cuerpo

Se habían besado en muchas ocasiones, abrazado, incluso tocado, pero nunca habían llegado más allá, con entrega, pero sin pasión, buscando el calor del otro

Las manos de Heero se deslizaron sutilmente hasta sujetarle los glúteos, profundizando el beso

Duo jadeó, sintiéndose conflictuado, quería seguir, pero a la vez no. Se apartó un poco, poniendo las manos en los hombros de Heero, soltó sus labios y sonrió, sin abrir sus ojos enseguida, al hacerlo, miró a los del otro. Aun sintiendo las manos sujetarle el trasero

—Heero yo —hizo una pausa con timidez— ¿Sabes? Es que, yo sí quiero hacerlo contigo, pero

—No me expliques nada —interrumpió al ver lo difícil que era expresarse— Será cuando estés listo

—Me avergüenza dejarte así, siempre —miró hacia abajo, sonrojado

En casa Heero solía usar una bermuda spandex, por lo que era fácil notar cuando se endurecía

—Debes pensar que soy un pervertido —comentó apenado, no era fácil verlo sonrojado, pero el tenue rojo de su piel hizo sonreír a Duo

—A veces también me excito cuando nos besamos —confesó sin pena— Te prometo que lo haremos, pero no hoy

—Sabes que no tienes que hacer eso, a su tiempo —sujetó su cuello por la nuca y lo atrajo, dándole un beso en la mejilla

Duo sonrió emocionado, abrazándose al cuerpo de Heero, pero al acercarse más notó su erección y se alejó un poco, sin bajarse de sus piernas

—Me ocuparé, descuida

—Te ayudaré

—No tienes que hacerlo

—Pero quiero —sonrió, mirándolo a los ojos

Heero asintió, soltó a Duo y colocó las manos en su costado. Cuando se acariciaban no era más que eso, pero esta vez quería hacer algo más, así que no temió introducir la mano por debajo de la tela, sostuvo la erección del otro y con su otra mano estiró el resorte de la bermuda, abriendo espacio para sustraerlo

Miró fijo un momento, si lo pensaba bien, era la segunda vez que lo veía, solo que la primera no fue en una circunstancia parecida, de hecho, ni siquiera lo vio como en esos momentos, tragó saliva, deseaba tocarlo, sujetarlo con firmeza y eso hizo

Heero entrecerró los ojos cuando sintió el agarre, estaba tan excitado que casi eyaculó en ese momento, la juventud era en realidad una bendición. Duo soltó una risa nerviosa, se había masturbado, pero nunca se lo hizo a nadie más

—Está caliente —comentó avergonzado, pero su comentario sonrojó a Heero— Perdón, lo haré sin hablar —intentó no volver a reír

Esta vez, Heero sonrió con ternura, Duo era muy tímido en realidad, pese a que antes actuaba como un casanova cualquiera.

Comentó a mover su mano, de arriba hacia abajo, haciendo presión al empujar, mientras miraba a los ojos de Heero, este intentaba mantenerlos abiertos, pero los movimientos de Duo eran firmes y precisos. Mirarse a los ojos era vergonzoso, pero también excitante

De pronto, el trenzado lo soltó, no podía aguantar la presión dentro de sus pantalones, se desabrochó y bajó el cierre, Heero le ayudó a sacar su pene, haciéndose cargo de él, así Duo continuó, sostuvo de nuevo el otro y siguió

Se dieron un beso mientras se tocaban, gimiendo apenados, sin dejar de observarse, sus rostros extasiados, a punto de terminar. Las manos derechas en el miembro del contrario, moviéndose más rápido hasta que no pudieron más

Heero fue el primero e instantes después lo hizo Duo, mojándose la ropa, por fortuna sin ensuciar el sillón. Respirando agitados y mirándose con pena, finalmente el trenzado sonrió, avergonzado agachó la cabeza y la colocó en el hombro de Heero

—Ahora tú creerás que soy un pervertido

—Jamás lo pensaré —contradijo sincero— Te amo

Duo levantó la cabeza, le gustaba cuando Heero le decía tan dulces palabras, él también lo amaba, cada día más. Se dieron otro beso

—Espera aquí

Se levantó el trenzado de asiento y fue hacia el baño junto a la sala, limpió su mano y lo que pudo de su ropa, se acomodó el miembro dentro de los pantalones y volvió a la sala para limpiar al otro, al acercarse, lo vio lamiendo la palma de su mano

—Ahora sí pienso que eres un pervertido —comentó en broma

Al verse descubierto, Heero volteó la cabeza a otro lado, incapaz de mirarlo a los ojos. Duo llegó hasta él y se sentó a su lado

—También siento curiosidad —confesó. Antes que Heero dijera algo, antes que Duo lo limpiara, lo vio agarrar un poco de su semen aún en la punta de su miembro y comerlo

—No hagas eso —pidió avergonzado, era la primera vez que su rostro estaba totalmente rojo

Duo echó a reír, amaba esa faceta de Heero y solo él podía verla, estaba orgulloso

—No le encontré sabor —dijo divertido, procediendo a limpiar a Heero, este luego acomodó su propia ropa

—Duo

—Dime —lo miró atento

—Para estas cosas, usemos la habitación mejor —comentó apenado— Aquí también suelen sentarse ellos

—Es verdad, perdón, no volverá a pasar

—Está bien

Nuevamente se besaron y luego se dieron un abrazo, habían dado otro paso en la intimidad y quizás el próximo sería el definitivo.

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En un parque cercano a la casa de Relena, ella y Wufei solían verse para platicar, cada semana, al menos tres días se reunían y solían pasar las horas. Aquel fue uno de esos días, él llegó antes como siempre, pero en esta ocasión, decidido a declararse, después de todo, lo que comenzó como un plan para acercarse a ella y sacarle información de su hermano, se convirtió en algo verdadero

—Hola —saludó Relena apenas llegó

La chica se sentó junto a su amigo en la banca

—¿Quieres caminar? —propuso él

—Claro

Confundida porque generalmente conversaban ahí sentados, accedió y así ambos caminaron sin un rumbo fijado. Para no abordar el tema de forma abrupta, comenzó por lo de siempre, preguntándole por su día

—Intenté hablar con Heero otra vez —comentó ella

La cara que puso Wufei no fue muy de agrado, pero la chica no lo vio, pues miraba al frente

—De nuevo me evadió ¿sabes qué le sucede?

—Perdón, no puedo hablarte de lo que me confía, pero él está pensando en otras cosas, seguro no ha querido ser grosero contigo, perdónalo —excusó por su amigo

—Eres muy leal ¿cierto?

Wufei no respondió, siguieron caminando

—¿Quieres un café? Yo invito —preguntó el chino, señalando una cafetería

—Eh, sí claro —contestó confundida, ese día su amigo se portaba extraño

Llegaron al sitio y pidieron un café con pastel

—En casa las cosas se vuelven muy insoportables, cuento los días para la graduación —confesó ella con tristeza

—Te entiendo

—¿Sabe Heero que Duo salió con mi hermano? Me has dicho antes que no sabes del tema, pero siempre he creído que me mientes, por favor sé sincero conmigo —pidió— Hazlo al menos hoy

—¿Por qué te interesa tanto ese asunto?

—Sabes que Heero me gusta y me preocupo por él

Wufei entornó los ojos con fastidio, ella lo notó

—¿Qué te pasa hoy?

—¿Quieres que sea sincero contigo?

—Sí, siempre

—Lo seré, pero no por asuntos de alguien más, sino por mí —dijo con nerviosismo, pero necesitaba sacarlo— Tú me gustas Relena, me gustas en verdad

Las palabras la dejaron en shock, estaban hablando de Heero, pero de repente su amigo daba un giro en la charla, uno que ella no esperaba en absoluto. Se quedó congelada sin saber qué decir, pero una tristeza la invadió por dentro

—No digas locuras —comentó apenada

—¿Te lo parece? ¿Por qué?

—No me gusta gustarte, me siento mal —confesó, poniéndose de pie— Gracias por el café, pero debo irme

—Espera

Relena no hizo casi y salió deprisa, Wufei pagó la cuenta y salió detrás de ella, alcanzándola antes de que llamara a un taxi

—No te vayas así, al menos dame una respuesta

—He quedado como tonta, hablando de quien me gusta con la persona a la que le gusto ¿te parece justo?

—Todo se trata solo de ti ¿verdad? Perdón por hacerte sentir tonta, yo me siento ridículo y aún así vine tras de ti. Adiós Relena —ofendido por el actuar de ella le dio la espalda y se fue

Mientras tanto, la chica no alcanzaba a entender lo que estaba sucediendo, tampoco entendía como se sentía ella al respecto, su corazón acelerado y su mente echa lío le decía que quizás, muy probablemente, ella también se sentía atraída por Wufei.

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Antes de la cena, cerca de las 8 de la noche, regresaron los señores Yuy de su último viaje, de la convivencia entre sus hijos, no se dieron cuenta que había una relación romántica entre ellos, pero si notaron que se llevaban mucho mejor que antes

Cenaron juntos en familia y convivieron un rato antes que los papás subieran a su recámara a dormir, luego de eso, Duo fue a su habitación y Heero a la suya

En medio de la noche, después de las 11, con las luces de toda la casa apagadas, Duo salió de su habitación y se coló en la de Heero, antes de eso le mandó un mensaje a su celular para avisarle, así que cuando lo sintió entrar debajo de las sábanas no se asustó

—Debemos tener cuidado —susurró Heero en su oído— Nos descubrirán y es lo que no quieres

—Lo sé —sonrió divertido— Pero no me pude aguantar, quería sentir tu calor —dijo sin pena, abrazándose a su novio

—Te malacostumbré a dejarte dormir conmigo

Duo soltó una risita divertida y se abrazó más fuerte, después de un rato de silencio, comenzó a darle besos en el pecho, por encima de la ropa, mientras la mano izquierda se metió debajo de la camisa y le acarició el abdomen

—No hagas eso —regañó preocupado, no quería excitarse, pero el solo roce de Duo con él lo provocaba— Harás que me excite

—Perdón —dejo de tocarlo y repartió un último beso— No sé qué me pasa

—Te gusta el peligro, pervertido

—¿Qué? —preguntó asustado

—Estás más travieso de lo normal, es porque están ellos aquí ¿verdad? —encaró Heero, estaba sorprendido, se suponía que Duo era el más temeroso de que los descubrieran

—Oh por Dios, creo que tengo un fetiche —rio por lo bajo

—Mejor ve a tu habitación —sugirió Heero

—No quiero —respondió caprichosamente, abrazándolo fuerte de nuevo

Heero no tuvo más remedio y lo estrechó entre sus brazos

—De cualquier modo, no puedes dormir aquí, así que solo un ratito ¿está bien?

—Sí —sonrió ampliamente

Le gustaba el calor del cuerpo de Heero y como éste era tan condescendiente con él, podía sentirse él mismo sin tapujos, volver a ser como un niño caprichoso y ser cobijado por la persona en quien más confiaba, si antes hubiera sabido que así se sentía amar, no hubiera tenido miedo de admitirlo.

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Al día siguiente en la escuela, para Duo fue inevitable ocultar su gran sonrisa, desde que salía en una relación con Heero, todo su humor había cambiado radicalmente, incluso logrando que sus amigos se sintieran feliz por él

—No cabe duda que Heero te hace feliz —comentó el rubio

—No tienes idea —admitió contento— Aunque es triste escondernos

—Pero es temporal ¿no? —preguntó Trowa— ¿O piensan ocultarse siempre?

—Tengo miedo de como vayan a reaccionar papá y mamá

La pareja compartió una mirada, era la primera vez que Duo los llamaba así de una forma tan cariñosa, aunque este no se dio cuenta

—Si los aman comprenderán, además, no son hermanos de sangre, eso queda claro —complementó Quatre

—No sé qué pensar —dijo Duo, borrando la sonrisa que antes tenía

—Cambiemos de tema mejor

—Quatre, ven que quiero contarte algo —miró hacia Trowa— Ahorita te lo devuelvo —le guiño el ojo a su amigo

El par de chicos se alejó lo suficiente para poder conversar

—¿Qué sucede?

—Me da vergüenza hablarlo frente a Trowa

—¿En serio? Pero si nos cuentas todo —observó el rubio, divertido

—Es que ayer Heero y yo… nos tocamos —confesó con una sonrisa

—¿Y eso qué tiene de raro? Son novios

—Lo que digo es que, estaba muy excitado, quería hacerlo con él —comentó con cautela

—¿Y por qué no lo han hecho? Ambos quieren ¿no?

—Sí, es solo que, tengo miedo, no sé exactamente por qué, me siento inseguro —reveló, rascándose la nuca

—¿Es por Milliardo? Esa experiencia fue mala para ti ¿y si vas a terapia?

—No es por él, ya hablé de eso con Heero —informó a su amigo— Tal vez es culpa, no lo sé

—¿Culpa? ¿Por qué son hermanastros?

—Puede ser, no lo sé. Físicamente estoy listo, pero mentalmente no y temo no disfrutarlo o hacer algo mal y que Heero no lo disfrute, quiero que nuestra primera vez sea buena

—Lo será, porque se aman —instó Quatre, nunca había visto tan inseguro a su amigo

—¿Cómo fue tu primera vez con Trowa?

—¿Nuestra primera vez? —repitió, pensándolo seriamente— Fue en su casa, llovió después de la escuela y estábamos empapados —recordó divertido, soltando una risita— Le pedí que me prestara ropa para cambiarme, pero temblaba de frío

—Continúa —pidió al verlo hacer una pausa

—Él me abrazó, estábamos desnudos porque nos pondríamos algo seco, pero no hizo falta la ropa, hicimos el amor y ya, fue espontáneo —rememoró con emoción, aún le latía el corazón con fuerza

—¿Antes de eso nunca hablaron sobre tener sexo?

—Jamás

—He hablado de eso con Heero tantas veces que quizás cuando lo hagamos no sea nada espontáneo y no nos guste, tengo miedo

—Duo, aleja esos pensamientos, además, no tiene que ser perfecto, habrá situaciones incluso divertidas, torpes, vergonzosas, el sexo es así, solo disfrútalo —animó el rubio

—Eres tan experto —comentó con asombro

—Nada de eso, es que con Trowa nos tenemos mucha confianza él y yo —confesó, sonrojado— Así que solo déjate llevar amigo

—Gracias, eres el mejor Quatre —emocionado le dio un abrazo a su amigo

El par de chicos volvió de vuelta con Trowa y hablaron de otros temas. A lo lejos, del otro lado del aula, Relena miraba a los amigos, no oyó nada de lo que decían, pero notó por primera vez la inusual sonrisa de Duo y temió que se debiera a que había vuelto con su hermano, eso la preocupaba, pues Milliardo le prometió que no lo volvería a buscar.

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El fin de semana llegó, como sorpresa, los señores Yuy llevaron a sus hijos de paseo, se trataba de un lugar especial en medio de la naturaleza, rentaron una cabaña con dos habitaciones, una con una cama King size y la otra con dos camas matrimoniales. Era el primer viaje de familia que hacían juntos

Se separaron para desempacar, el más emocionado era Duo, hace tiempo que no salía así, desde la muerte de sus familiares, además, estar con Heero era el mejor de los pluses. Mientras el ojiazul desempacaba algo de ropa, el trenzado se acercó por detrás y lo abrazó por la cintura

—Oye —regañó, miró hacia la puerta abierta

—No me aguanto, quiero besarte —respondió divertido Duo

Soltó a Heero y lo jaló del brazo, llevándolo hacia la esquina de la habitación, donde no se podía ver desde afuera, lo arrinconó y besó en la boca, Heero correspondió, pero luego lo separó de él

—No hagas esas cosas, nos verán

—Es verdad, perdón —soltó a Heero y sonrió— Pero en la noche me acostaré en tu cama —amenazó

—Estás siendo travieso —observó Heero, sorprendido, pues él era el que menos quería que los señores Yuy se enteraran, pero a veces actuaba así, lo confundía

—Chicos —escucharon la voz de la señora Yuy acercarse

Se separaron por completo y cada quien fue hacia su cama donde estaban encima sus respectivas maletas, fingiendo que estuvieron todo el tiempo desempacando

—Iremos a caminar por el bosque, estén listos en quince minutos

—Sí mamá —respondió Heero

—Estaremos listos —secundó Duo

—Bien

La mujer salió de la habitación tras eso, ambos compartieron una mirada cómplice, sabiendo que sería difícil estar todo el fin de semana en aquel paraíso natural y aguantarse las ganas de estar juntos.


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