POWERSLAVE

Wanted dead, not alive

3.- En lo que se descubre el juego

"Bastardo... Lo tenías planeado desde un principio, eh? En realidad te daba igual quien muriera de los dos, verdad?-- siseó Saitou dándose cuenta del asunto-- Ganara o perdiera vendrías aquí para hacer una matanza..."

Hoji rió "Exacto... Tienes buena intuición pero eres un imbécil... Te engañamos para que pelearas con Battousai, y cuando dentro de un rato llegue a Comisaría con vuestros cuerpos diré que el asesino entró en tu casa y os mató a ti y a tu familia, pero que provindencialmente yo pasaba por allí con mis muchachos y te vengué matándole... No me digas que no está bien pensado"

"Para quién trabaja, Hoji?" Le preguntó Kenshin con ojos entrecerrados

"Eso no te importa..."

"Ya me extrañaba que el Gobierno rompiera la promesa que le hizo a Kenshin --Dijo Kaoru-- Este bufón os ha engañado vilmente"

"Cállate chiquilla!" Hoji intentó abofetearla pero su brazo chocó contra una katana enfundada

"Ni se le ocurra o le advierto que probará el Hiten Mitsurugi" Kenshin le miró de malos modos, amenazante

"No te tengo miedo, Battousai.... Fujita es demasiado mayor para luchar contra ti y por eso perdió, pero no pasará conmigo"

"Me está llamando viejo un policía con pañales?" Gruñó el Lobo medio incorporándose ayudado por la mujer

"Quieres morir tú primero, Fujita? Te ensartaré en el filo de la espada de la que tanto te has burlado... Cuando sea el nuevo inspector de Kyoto las cosas cambiarán mucho en esta ciudad.... Lástima que no puedas verlo..."

"Basta! --Exclamó Tokio-- Yo lucharé en lugar de mi marido, Hoji"

"Y yo te ayudaré, Tokio! Después de todo éste imbécil quería acabar con Kenshin!" Dijo Kaoru uniéndose a ella. Kenshin y Saitou las miraron con expresión incrédula pero no dijeron nada. Sabían de buena tinta que serían incapaces de convencer a un par de mujeres resueltas como ellas... Cosa que, en realidad, no dejaba de ser una ironía...

De pronto Hoji estalló en carcajadas "De veras pensáis que podréis vencerme? Vamos, si sólo sois dos mujeres!!" Les dijo a los policías bajo su mando, que también se unieron al coro de las risas

"Y QUÉ PASA PORQUE SEAMOS MUJERES??!! -- gritó Kaoru muy enfadada y herida en su orgullo-- Te demostraré lo que puede hacer un maestro de la técnica Kamiya Kasshin! Vamos Tokio, cambiémonos de ropa y démosle una paliza a este imbécil!" La chica tomó a la otra mujer del brazo y la arrastró hasta su habitación --a la que pasaron por el agujero-- y salieron de allí, dejando la sala llena de machos anonadados por la reacción de la chica...

Antes de llegar al cuarto encontraron a Eiji en el pasillo

"Qué haces aquí, cariño? Deberías estar en la cama..."

"Lo sé, Tokio, pero me desperté al escuchar todo ese ruido. Fui a buscaros pero no estábais en vuestro cuarto y pensé ir a ayudaros..."

"No te preocupes, Eiji, vamos a darle una paliza a ese fantoche bocazas, verdad Kaoru?" La chica asintió pero las palabras de Tokio no hicieron sino turbar al muchacho

"Y Hajime? Por qué no lucha él por ti?"

"Está herido, pero tranquilo, no es grave. Ahora ve a dormir... Cuando todo acabe iré a verte, vale?" Dijo revolviendo el pelo del crío, quien asintió lentamente y marchó por el pasillo obediente

Así, libre el camino, entraron en la habitación y, después de que la mayor se cerciorara de que realmente sólo era un rasguño lo de la chica, se pusieron unos kimonos preparados para la práctica del kendo que Tokio guardaba en el armario

"No sabía que supieras luchar, Tokio..." Comentó Kaoru mientras andaban hacia un lugar que ella no conocía

"Mi padre me enseñó. Era un gran maestro para las tropas del Ishin Shinshi y decidió que si quería servirles de utilidad debía aprender a defenderme. Mira, ya hemos llegado. Qué arma utilizas?" Preguntó la mujer abriendo una habitación. Kaoru abrió la boca sorprendida; eso parecía una armería!

"A Hajime le gustan mucho las katanas, por eso tiene tantas... Mira, estas son mis kodachis..." Tokio cogió dos y las miró de arriba a abajo, decidiendo con cual de ellas quería pelear. Al fin se decidió por una de funda negra con un dragón dorado

"Yo... no tienes un shinai?"

"Hum... creo que no, pero sí tenemos katanas de madera de las que usan los niños... Pero no prefieres una de verdad?"

"No... La técnica Kamiya Kasshin está pensada para defender, no para matar a nadie.... por eso no puedo llevar una katana auténtica, comprendes?"

Tokio asintió y le pasó a su compañera el arma que le había pedido. Así armadas, las dos mujeres desandaron sus pasos y regresaron a la escena del combate, no sin antes planear su estratégia de combate

"Vaya! Si que habéis tardado! Estábamos empezando a aburrirnos --se burló Hoji sacando su sable-- Pero cómo? Una katana de madera! Piensas vencerme con un juguete?" Dijo, y se empezó a reír con sus subordinados

"Yo no me reiría tanto, Kaoru-dono es una experta manejándola. Puede llevarse un chasco si la subestima..." Le advirtió Kenshin que estaba sentado junto con el teniente, ambos rodeados de policias con sables desenvainados

Uno de ellos, el que tenía la Sakabato en sus manos, comentó que debía ser que la tontería se pegaba, ya que si ella llevaba una katana de madera, el samurai llevaba una espada con el filo invertido

El pelirrojo se sonrió cuando Saitou le retó a que probara a pelear contra Himura y su sakabatou...

"De acuerdo pues! Vosotras seréis las primeras en morir"

Kaoru se preparó para el ataque del enemigo. Le observó y dedujo que por su postura a Hoji le habían enseñado a luchar al estilo occidental. Se sonrió, al igual que Tokio y ambos hombres. Los occidentales no sólo no sabían fabricar espadas, sino que eran sumamente torpes, pasionales y poco disciplinados a la hora de luchar...

Confiado de su fuerza, habilidad y sexo, Hoji fue el primero en atacar. Se lanzó contra Tokio con gran fiereza; su espada, más ancha y pesada de lo normal hacía que el golpe ganara en brutalidad. A pesar de la violencia de los mandobles, la mujer no tenía demasiados problemas para evitar que le tocara. El enemigo lanzó un basto ataque en horizontal que ella esquivó con gracia. Aprovechando además que necesitaba de sus dos manos para mover la espada, Tokio le metió los dedos en los ojos.Tras esto, Kaoru no tuvo más que acercarse hasta ellos y golpear fieramente con su katana de madera en la base del cráneo de Hoji para tirarle al suelo

El policía estaba intentando incorporarse escupiendo feas maldiciones cuando Tokio se agachó sobre él, le empujó la cabeza contra el suelo para inmovilizarle, empuñó la kodachi cual cuchillo y se lo clavó en la nuca. La muerte fue instantánea

Kaoru, al igual que Kenshin, tragó aire casi con horror por lo que su compañera acababa de hacer. Sin inmutarse lo más mínimo, ella sacó el arma del cuerpo de la víctima y la limpió con una suave tela de algodón

"Si alguno más quiere probar suerte puede intentarlo ahora" Les retó con mirada amenazante, pero los policías, al verse sin su jefe, no supieron dar la talla

"Mañana por la mañana presentaréis la dimisión como policías de Kyoto, habéis entendido?" Kenshin se levantó, también mirándoles seriamente

"Cuando vaya a Comisaría pediré parte sobre todos vosotros para saber dónde tengo que ir a acabar el trabajo que empezó mi mujer" La amenaza de Saitou unida a su significativa mirada les hizo tragar saliva a todos casi al mismo tiempo y rápidamente les dejaron solos en la habitación...

El samurai recogió su sakabatou del suelo y se la ciñó al cinturón "No irás a matarlos, verdad?"

El otro hombre sonrió ladinamente. Kenshin, que había visto esa expresión en su cara varias veces, sabía suficientemente bien lo que significaba

Con un suspiro de resignación al darse cuenta de que nada salvaría a esos pobres diablos de las fauces del Miburo, el samurai le preguntó si no tenía alguna idea de quién podría ser su jefe.

Saitou se levantó con dificultad y miró al pelirrojo con serios ojos ambar "No, pero creo que no tardaremos en averiguarlo..."

Mientras Kaoru y Tokio andaban por el pasillo dispuestas a cabiarse de ropa --de nuevo-- la mujer de ojos verdes notó a su compañera extrañamente callada y pensativa "Qué ocurre, Kaoru? Hace un buen rato que no dices nada..." La comentó cuando llegaron a la habitación donde habían dejado sus kimonos

La chica comenzó a desvestirse y no la contestó hasta que hubieron pasado varios minutos "Es que... cuanto más te conozco más me sorprendes, Tokio..."

"Por qué dices eso?" Preguntó la otra poniéndose un cómodo kimono de dormir estampado

"Por cómo mataste a Hoji... Creo que no te imaginaba así, por eso es que..."

"Si alguien me amenaza a mí o a mi familia, Kaoru, todos mis esfuerzos se dirigen a conseguir que no lo vuelva a hacer, entiendes?--la cortó-- Puede que suene muy fuerte, pero yo crecí de esa forma. El Bakumatsu era una época muy diferente a esta, ya sabes... Mi forma de pensar está basada en esas enseñanzas, y el kendo sirve para matar... por eso me extrañó que me pidieras una katana de madera..." Tokio salió de detrás del biombo terminando de anudarse un suave kimono de noche y ayudando a la chica con el suyo

Kaoru miró al suelo y suspiró con una ligera sonrisa "Kenshin me dijo lo mismo cuando le conocí"

"Qué?"

"Kenshin me dijo que la katana es un arma y el kendo un arte de matar por mucho que se le adorne con bellas palabras... "

"Pero aún así usa una sakabatou para defender a la gente con el kendo, no es así? Es una bonita utopía... Me gustaría saber qué es lo que hizo cambiar al hittoriki Battousai en Kenshin-san..."

"A mí también... --suspiró de nuevo y cambió el tema-- Supongo que para vosotros eso de que la espada proteja la vida es una tontería..."

Tokio se rió suavemente "Bueno, no es que sea una tontería... Pero nosotros tenemos en cuenta que para que unos vivan otros tienen que morir... Al igual que vosotros no matáis nunca,al menos yo lo hago cuando lo creo necesario... Lo de mi marido es un caso aparte, porque él mata siguiendo el código del Shinsengumi... Toma -- la mujer se acercó a una pequeña cómoda de donde sacó un frasquito y unas vendas-- esto es para los cortes del pelirrojo. La habitación de invitados está junto a la armería, sabrás llegar hasta allí?"

Kaoru tomó las cosas y asintió dándole las gracias a la mujer antes de salir corriendo por el pasillo. Después de todo lo que había pasado tenía muchas ganas de estar con Kenshin...

Al doblar la esquina del corredor, que se iba haciendo más oscuro por momentos, chocó contra una "pared" que la tomó entre sus brazos para que no cayera al suelo al rebotar

Kaoru levantó la vista hacia arriba asustada, temiendo que pudiera ser alguno de los policías renegados en busca de venganza, pero al momento sopló aliviada al ver ojos dorados bajo el ceño fruncido

"No se debe correr por los pasillos, chica Kamiya" La regañó mientras la soltaba

"Lo siento... --sonrió ella un poco nerviosa. Abrió la boca al fijarse en el surco que la sakabatou había abierto en su pecho y estómago-- Está bien? Lo digo por... eso..."

Saitou se encogió de hombros ligeramente "No es para tanto. Creo que Himura tiene ganas de verte... Haced lo que queráis pero en silencio, los niños duermen cerca..."

La chica asintió sonriente reanudando su camino pero al momento se dio la vuelta para contestarle, aunque el hombre ya se había ido Pues qué pensará que vamos a hacer que dice que no hagamos ruido... AH! No puedo creerlo, será cerdo...! Pensó sintiendo que se la subían los colores rápidamente

Para cuando el policía entró en su habitación, Tokio le estaba esperando con lo mismo que le había dado a Kaoru entre sus manos. Palmeó ligeramente el suave futón y al momento el Lobo se había sentado, obediente, a su lado.

Lentamente le ayudó a quitarse el kimono y el gi rasgados en la lucha, dejando su torso completamente desnudo. Le dio un algodón con alcohol para que se lo pusiera en la herida de la frente mientras ella procedía a tratar con delicadeza el corte de su brazo, todo ello sin que ninguno de los dos dijera nada.

Tokio sopló disgustada al rato de ver que todo seguía tan silencioso como antes "Y bien?"

"Y bien qué?" Le preguntó a su vez. La mujer apretó los dientes y las vendas en su mano con fuerza antes de anudarlas, lo que hizo que su marido soltara un gruñido de dolor

"No puedo creer que todavía lo preguntes! Por qué demonios no me lo contaste, Saitou?!"

"Ya te lo dije antes. Prefería que se viera como una venganza que como un asunto del Gobierno"

Le tomó de un hombro y le giró bruscamente hacia ella haciéndole sentir toda una sinfonía de quejas por todo el cuerpo "Te conozco como para saber que esa no es la razón principal, Miburo idiota! --casi le gritó mirándole con furiosos ojos verdes-- Cuando tienes que matar lo haces sin miramientos, Saitou! Por qué con Kenshin-san iba a ser diferente, eh?!"

Saitou la miró con expresión seria, sus ojos de ambar entrecerrados compitiendo con las esmeraldas. En momentos como aquellos sentía admiración por su esposa. No sólo era bella y una buena ama de casa, sino que además era tan inteligente como él... o más.

Una gran sonrisa al más puro estilo Fujita se dibujó en su boca mientras asentía ligeramente "Tienes toda la razón, Tokio. No se te escapa una..."

"No estoy de humor para tus estúpidos juegos..." Le espetó mirando hacia otro lado enfadada

El policía recobró su serio semblante habitual y sopló casi disgustado por no haber terminado la discusión como pensaba. Hacerle la rosca a la mujer solía funcionar bastante bien... "De acuerdo. Quería tener la oportunidad de teminar nuestro combate"

"Y...?"

"Y darle la muerte bajo el honor de una katana" Gruñó pensando para sí que nunca debió casarse con una mujer con un carácter como el suyo....

Tokio asintió complacida, aunque se guardó muy mucho de exteriorizarlo "No me parece que Kenshin-san mereciera morir en una plaza pública y que todo el mundo pudiera contemplar su cabeza..." La mujer se dio la vuelta lentamente y vio a su marido con el ceño fruncido ligeramente y la mirada perdida en la pared del fondo. Por mucho que lo intentó, no fue capaz de discernir qué es lo que estaba pasando por su mente en esos momentos

Puso las manos en sus hombros para llamar su atención y le empujó suavemente hacia atrás "Vamos, Wolfy, túmbate..." Hajime no opuso resistencia y al final la mujer acabó sentada sobre sus caderas examinando sus otras heridas

"Sabes? Me parecía extraño que hubieras retado a duelo a Kenshin-san después de tantos años de la muerte de Mariko sólo porque hubieras encontrado la foto..."

El hombre sólo gruñó, ocupado como estaba en no desconcentrarse para que no le doliera demasiado mientras Tokio trabajaba

Ella debió darse cuenta al ver sus ojos cerrados y siguió hablando sin esperar contestación "Porque en más de diez años podrías haberlo hecho de sobra... Claro que... por qué no lo hiciste?" Le preguntó curiosa parando en su hacer para que le respondiera

"Porque tuvo suerte de que no le cogiera aquella misma noche"

"Y luego?"

"Porque mi deber como Shinsengumi y como policía está por encima de cualquier venganza personal. Aunque sí es cierto que las veces que luchamos intenté cumplir el--"

"No me lo digas. El Aku Soku Zan --Tokio agitó la cabeza con desaprobación mientras le veía sonreír maligno y luego suspiró, continuando con lo que estaba haciendo-- De todas formas no creo que puedas conseguirlo"

"Huh?"

"No puedes vengarte de alguien si pierdes contra él en combate" Esta vez fue el turno de reír de la mujer

*******

Kaoru se sentó en el futón, suspiró suavemente y miró a su derecha. El pelirrojo samurai dormía apoyado en la pared, como siempre con su sakabatou apoyada en el hombro. Mientras le curaba las heridas, habían estado hablando --entre otras muchas cosas-- de la posibilidad de que el verdadero enemigo se presentara aquella noche, y por esa razón Kenshin se había ofrecido a guardar el sueño de la muchacha.

Aunque no diera esa impresión, cualquier ruido extraño le pondría rápidamente en guardia y estaría perfectamente despierto y con la mano en la empuñadura dispuesto a detener al atacante.

Con él al lado, la chica se sabía perfectamente segura... pero le molestaba que el pobre samurai no pudiera dormir como Dios manda

"Aisuru hito wo mamuru tame ni" Le había dicho con una cálida sonrisa mientras se sentaba junto a la pared. Al principio no se dio cuenta de lo que eso significaba; estaba demasiado ocupada enfadándose con él por ser tan obstinado en no dormir como una persona normal que apenas sí le había escuchado.

Le habían hecho falta unos minutos para que su mente le gritara las palabras de golpe, pero cuando se quiso dar cuenta Kenshin ya estaba dormitando. Para proteger a aquellos que quiero...

Pobre Ken... Nunca le había visto tan angustiado como esta tarde... No quiero ni pensar en cómo me sentiría si yo hubiera estado en su lugar... Se tocó ligeramente el lateral que Tokio había vendado Kenshin iba a ensartale el corazón pero la katana acabó arañando su pecho mucho más arriba. Será que Battousai desvió la hoja al verme?

Volvió su vista de nuevo al samurai pelirrojo, a la cicatriz de su mejilla, y una vez más volvió a preguntarse cómo se la habría hecho Battousai..... Se dio un ligero golpe en la cabeza, enfadada consigo misma. Tenía que dejar de verlos como dos personas diferentes porque no lo eran.... El hittoriki era una parte de su querido Kenshin le gustase o no y ella tenía que aprender a vivir con ello...

Lentamente la kendoka salió del calor del futón y se puso en pie, procurando no hacer demasiado ruido. Se agachó cerca de Kenshin "Kenshin-- le susurró-- soy yo, Kaoru... "

Al ver que no la decía nada le volvió a llamar, cuidándose muy mucho de no sobresaltarle para que no saltara hacia ella katana en mano. Pobre Kenshin... debe estar agotado después de la pelea con Saitou...

"Voy a salir un momentito de la habitación. No te preocupes, ahora mismo regreso...."

El avisado samurai sonrió ligeramente "Quiere que la acompañe, Kaoru-dono?" Le susurró también, y ella agitó ligeramente sus cabellos rojizos "No hace falta... Enseguida vengo..."

Así, en la oscuridad de la noche, Kaoru corrió la puerta haciendo el menor ruido posible y salió al pasillo. Tardó un poco en orientarse, pero consiguió llegar hasta la cocina sin mayor contratiempo.

Cuando había estado cocinando, Tokio la había mandado a por un paño y así había aprendido el lugar donde la mujer guardaba la ropa de la casa. Descorrió el falso suelo de un rincón de la cocina y tomó uno de los edredones

Ya que el pobre samurai no había querido tener cama, al menos tendría algo que echarse por encima... Estaban en plena estación de lluvias y no quería que Kenshin se resfriara. Además, estaba segura de que a Tokio no le importaría.

De nuevo anduvo por el pasillo sin que sus pies descalzos hicieran ruido al andar sobre el suave tatami. Cuando estaba llegando a su destino vio una puerta un poco abierta y, pensando que Eiji la habría dejado así para escuchar si algo pasaba, se acercó a cerrarla con cuidado

Sus pómulos enrojecieron al ver que se había equivocado "ligeramente" de habitación... Sin siquiera atreverse a tocar la puerta siguió su camino hasta donde Kenshin la esperaba

El samurai abrió un ojo al escuchar la puerta, y luego el otro al verla llegar con el edredón y con expresión avergonzada

"Toma Kenshin... " Le dijo un poco distraída dejándoselo sobre su regazo

"Muchas gracias... Qué ocurre, Kaoru-dono?" Le preguntó tapándose y agradeciendo el calor que la tela ofrecía

"Es que... --comenzó ella entrando de nuevo en el futón-- me equivoqué de habitación y...."

"Y...?"

"Él.... él... tenía la cabeza apoyada en su pecho y ella le abrazaba dormida..."

"Oro??"

"Y estaban los dos muy sonrientes" Terminó tapándose la cara con el futón avergonzada para intentar quitarse la imágen de la mente

"Oro-ro... --murmuró Kenshin parapadeando varias veces para luego sonreír calidamente mientras agitaba la cabeza-- Duérmase Kaoru-dono... Y no piense más en ello o arderá el futón con el calor de su mejillas...." Se rió ligeramente. Kaoru era aún tan inocente....

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