POWERSLAVE

Wanted dead, not alive

4.- Let it Burn

El alba no había asomado aún a las calles de Kyoto cuando unos fuertes golpes se hicieron oír en la puerta principal de la casa.

"Encima que llamamos ese maldito bastardo se niega a abrirnos la puerta!!" Exclamó Sanosuke hecho una furia

"No se oyen ruidos... Crees que Himura...?"

Aoshi agitó la cabeza ligeramente ante la pregunta de la joven okashira "Me extrañaría que Saitou le pudiera vencer..."

"Y entonces por qué no nos les encontramos de camino a Tokyo, eh?" Yahiko frunció el ceño al alto ninja mientras ondeaba su shinai

"Maldita sea, voy a tirar esa puerta abajo!!" Antes de que Sano pudiera siquiera lanzar su puño contra la pobre puerta, Aoshi le tomó del brazo

"No hay necesidad de hacer eso" Le dijo con su característica voz

"Qué coño te pasa, Aoshi?!" Le espetó el luchador soltándose bruscamente de su agarro -- Jo-chan ha sido secuestrada y no tenemos noticias de Kenshin desde hace ya cuatro días! Por qué tenemos que esperar a que ese poli psicópata nos abra la puerta?!"

El hombre le miró con fríos ojos azules "Eres un idiota. No sabemos si Saitou ha secuestrado a Kaoru-san. Apenas sí tenemos rumores de que está vivo... "

"Aoshi-sama tiene razón... Y si hubiera sido otro miembro del Shinsengumi? No nos cuesta nada llamar a la puerta, Sano... Con un poco de suerte el psicopoli estará vivo, sabrá algo sobre esta historia y nos ayudará... --Misao se acercó a la puerta y la golpeó fuertemente con los nudillos-- EHH! HAY ALGUIEN EN CASA??!"

"Dentro de poco vendrá la policía a detenernos por hacer escándalo en la calle...." Murmuró el pequeño mirando hacia el otro lado de la calle. Los más madrugadores ya estaban en pie y les miraban curiosos mientras andaban hacia sus trabajos

De pronto todos se callaron al oír pasos en el interior del edificio. Escucharon el ruido del cerrojo al descorrerse y al momento la puerta se abrió

"Sí? Querían algo?" Preguntó Tokio aún un poco adormilada cerrándose más el kimono con las manos

"Una mujer? Hemos debido de equivocarnos de casa..." Murmuró Sano con fastidio por haber perdido el tiempo de semejante manera

"Discúlpenos, no queríamos molestarla..." Se disculpó Aoshi inclinandose levemente

"Espera un momento! --Exclamó Misao con ojos brillantes-- Creo que los informadores de Okina no están errados... Dígame, es usted... la mujer de Saitou?"

"QUÉ???!!!!!" Yahiko y Sanosuke se volvieron hacia Misao con los ojos desorbitadamente grandes mientras que el antiguo okashira levantaba una ceja sorprendido

"Estás loca, chica, quien va a aguantar estar casada con ese psicópata? Habría que estar loco!" Exclamó el luchador haciendo grandes aspavientos mientras el chico asentía fieramente a sus palabras

Tokio tosió ligeramente para llamar su atención "Entonces querían algo de mi marido?"

Ambos dos se quedaron helados en el sitio al escuchar las palabras de la mujer "E-entonces...."

"Es... cierto...." Terminó Yahiko de murmurar lo que Sano había empezado

Aoshi frunció el ceño ligeramente y se volvió a inclinar "Discúlpenos de nuevo. Podemos hablar con Saitou-san?"

"Es un asunto de mucha importancia, señora!" Dijo Misao riéndose por dentro al ver las caras que aún tenían sus dos amigos

"Ocurre algo, Tokio-san?"

"HIMURA!!! PERO QUÉ HACES EN SU CASA???!!!" Exclamó la okashira sin poder creer lo que veían sus ojos. El pelirrojo samurai sonrió dulcemente. Desde lejos le había parecido escuchar el tono chillón de la voz de Misao, y había querido asegurarse "Es una larga historia, Misao-dono"

"Los conoce, Kenshin-san?"

"Aha, son Sagara Sanosuke, Myojin Yahiko, Makimachi Misao y Shinomori Aoshi, unos buenos amigos...."

Sanosuke iba a emprenderla a puñetazos verbales con su amigo kendoka cuando de pronto vio que su expresión se había vuelto mortalmente seria "Qué pasa, Kenshin?" Murmuró temiéndose que algo no fuera bien

Tras un fugaz intercambio de miradas, Aoshi miró discretamente hacia arriba mientras ponía la mano sobre la empuñadura de la kodachi de abajo. El en momento en que el ninja saltó hacia el tejado, Tokio agarró a Yahiko del kimono y lo atrajo hacia sí, dándose cuenta de que el crío posiblemente sólo les estorbaría en la lucha

Un hombre de pelo corto y kimono rojizo apenas pudo contener un grito de miedo y sorpresa al ver a Aoshi materializarse frente a él con su arma desenvainada "Cállate, no intentes nada y no te mataré" Susurró mientras le agarraba de la ropa y bajaba con él hasta donde le esperaban los otros.

Le lanzó contra el suelo y al momento el hombre se halló rodeado

"Quién eres?" Le preguntó Kenshin sin rudeza, pero como no contestaba nada Sanosuke le levantó en vilo y le miró diréctamente a los ojos poniendo voz de malo "Acaso quieres que te haga daño?"

El hombre balbuceó algunas palabras, pero decididamente no era japonés lo que estaba hablando

"Qué idioma habla este tío?" Preguntó Misao frunciendo el ceño

Sano le lanzó de nuevo al suelo y le miró con expresión fastidiada. Aoshi entrecerró los ojos mientras miraba a Kenshin y le preguntó al hombre si quería ver a Battousai

Himura frunció el ceño disconforme, pero se calló porque sabía que si era un cómplice de Hoji al oír su nombre se delataría aún sin saber japonés

"Ba--Battousai...? El asesino? Estáaagh!" De pronto, un disparo acabó con su vida. Todos se dieron la vuelta al instante y descubrieron al presunto asesino en el tejado de enfrente. Al momento Misao y Aoshi echaron a correr para atraparle y pronto los tres se perdieron por las alturas de Kyoto

"Genial! --bufó Sanosuke-- Le han matado.... Ahora cómo sabremos qué demonios.... Un momento, qué demonios es lo que queríamos saber?"

"Vaya, veo que tu increible sagacidad no se ha empañado en estos meses, Chickenhead..." Se burló Saitou apareciendo tras su mujer

Yahiko se soltó del agarro de Tokio casi instantáneamente y se paró al lado de Kenshin. Por primera vez reparó en los vendajes que llevaba el samurai y que tenían la marca de fábrica de Kaoru Kamiya --lo que no hacía sino extrañarle. Al girarse a ver al policía vio también las marcas del combate, icluida la de la técnica de sucesión del Hiten Mitsurugi... El chico sonrió terriblemente orgulloso al darse cuenta de que Kenshin había ganado. De otro modo, no estaría vivo....

"Si no fuera porque tenemos que encontrar a Jo-chan te partiría la cara aquí mismo...!!"

Saitou sonrió ladino a su provocación a pesar de que la mujer le tiró de una de las mangas sin que los otros se dieran cuenta

"Yosh, Sano... Kaoru-dono está bien, no te preocupes" Sonrió débilmente el samurai poniéndose entre los dos

"Pero puede alguien explicarme qué ha pasado? No entiendo nada" Sopló Yahiko cargando el shinai en su hombro

"Esperaremos a que regresen Aoshi y Misao-dono para no tener que contarlo más que una vez"

"Oye... Son cosas mías o..." Comenzó el luchador callejero husmeando el aire

"Será que no te has lavado, so guarro!" Exclamó el crío dándole un ligero golpe. Sanosuke se encogió de hombros, aunque volvió a oler. Creía haber notado un olor extraño en el aire, pero quizás sólo se lo imaginó...

"Entremos dentro" Dijo Tokio inclinándose ligeramente y dando paso a los hombres antes de entrar ella y cerrar la puerta

Los dos recién llegados miraban a todas partes con expresión asombrada e impresionada por el hogar de los Saitou. Antes de entrar en la sala e las visitas, Kenshin echó una ojeada al pasillo que llevaba a la habitación donde su Kaoru-dono aún dormía y decidió que sería mejor que la despertara para que se pusiera al corriente de lo que estaba sucediendo.

Comenzó a andar pasillo adentro cuando de pronto su sandalia resbaló en el piso. El samurai acabó de rodillas sobre el húmedo tatami. Frunció el ceño y se llevó una mano a la cara para poder oler mejor

Aceite! Pero cómo....? Una trampa! Tengo que decirles a los otros...! En el mismo momento en que Kenshin se daba cuenta de que aquello se convertiría en un horno con ellos dentro, escuchó golpes en la puerta Misao-dono y Aoshi... No!

Kenshin se levantó rápidamente y gritó con fuerza que no abrieran la puerta, pero Tokio, que se había acercado a la cocina para preparar algo de té verde, no le oyó. En el momento en que los dos integrantes de la Oniwabanshu entraron en la casa hablando de cómo el personaje a quien perseguían se había suicidado se sucedieron varias explosiones por toda la casa; lugares que habían sido preparados con aceite y la pólvora que había olido Sanosuke

Todos se levantaron a la vez al escuchar el estruendo y sentir el inminente calor y el crepitar de las llamas cerca de ellos.

Instintivamente Yahiko agarró la chaqueta de su amigo luchador, pero Sano no pareció darse cuenta; estaba demasiado ocupado luchando contra su propio miedo

Misao se apretó contra el pecho de Aoshi casi sin darse cuenta mientras el mismo ninja miraba a su alrededor cómo el fuego corría por el aceite derramado y lamía la estructura de madera de la casa

"MALDITA SEA VÁMONOS DE AQUÍ!!!!!" Gritó Sanosuke cogiendo a Yahiko bajo un brazo y dejando la habitación "Por dónde se sale de aquí, Saitou?!" Exclamó perdido entre el humo que estaba invadiendo toda la casa. El policía agarró al joven por una manga y echó a correr por las habitaciones hasta que llegaron a la entrada.

Aquello también estaba ardiendo; los malditos habían hecho explotar una de las cargas justo allí para cortarles la salida.... Afortunadamente las llamas aún no eran tan fuertes como para que les impidieran pasar.

Con un salto cruzaron el fuego más amenazante que estaba devorando parte del tatami y se encontraron fuera de la casa. Para su sorpresa, Misao y Aoshi estaban batiéndose con una multitud de guerreros vestidos de rojo mientras que Tokio hacía lo posible para no estorbarles en la lucha, consciente de que sin un arma poco podría hacer para ayudarles

Misao sopló aliviada al verles salir de la casa en llamas pero de pronto se dio cuenta de que faltaba alguien muy importante "Dónde está Himura??!" Gritó mientras golpeaba sin piedad a uno de sus atacantes

"Mierda! Kenshin está dentro! Tenemos que ir a buscarle!" Sano dejó a Yahiko de malas maneras en el suelo y cuando iba a entrar dentro Saitou le agarró de nuevo por la chaqueta

"QUÉ HACES MALDITO GILIPOLLAS! KENSHIN ESTÁ AHÍ DENTRO!!"

"Cállate de una vez y escucha lo que tengo que decir!!" Le gritó de vuelta mirándole fieramente con sus ojos dorados "Shinomori vendrá conmigo, tú te quedarás con WeaserGirl y Tokio y lucharás contra estos imbéciles, me has oído?"

"De ninguna manera!!" Sanosuke no estaba por la labor de que Saitou se le quitara de en medio como siempre hacía, no si podía ayudar a Kenshin

"Escúchame por una vez, Chickenhead! La cría no podrá batirse con todos aunque Tokio la ayude! Eres tan imbécil que no puedes ver eso??! --rugió el Lobo exasperado con el muchacho-- Y tú, crío, corre a Comisaría y trae aquí a Cho! Vamos maldita sea!!" Yahiko dio un respingo sobresaltado y echó a correr por el jardín, esquivando a unos y a otros y plenamente consciente de la tarea que se le había asignado

"Vamos Shinomori!!"

Aoshi miró hacia Saitou después de rajar a uno de sus oponentes, que se desplomó inerte a sus pies y luego hacia Misao, que se debatía entre tres hombres. A pesar de que la chiquilla era fuerte y en el momento la okashira de la Oniwabanshu, el ninja tenía miedo de que acabara sucumbiendo al enemigo. Se giró de pronto con las kodachis preparadas cuando sintió una mano en el hombro.

Tokio llevaba una mirada resuelta en sus ojos verdes y ni siquiera pestañeó al gesto de Shinomori "Dame una kodachi y ve con Saitou. Date prisa o Kaoru, Kenshin-san y mis niños no lo contarán....!"

El hombre sólo dudo una décima de segundo antes de poner la kodachi sangrienta en sus manos y correr hasta la puerta donde Saitou y Sanosuke aún discutían. Claro que el enfrentamiento verbal acabó en el momento en que el policía vio al ninja correr hacia allí, ya que él mismo volvió a entrar corriendo en la casa

"Cuídalas Sagara!!" Gritó Aoshi antes de introducirse tras el otro hombre.

Sano abrió los ojos casi con sorpresa al darse cuenta que le hacían responsable de lo que sucediera allí fuera... Con un rugido más de orgullo que por rabia, el antiguo Sekihoutai se lanzó contra los enemigos...

"Saitou, dónde estás?" Gritó el ninja mientras esforzaba sus ojos azules para ver algo entre toda aquella humareda. El calor estaba comenzando a hacerse insoportable allí dentro; tanto, que decidió quitarse la parte superior de su kimono mientras saltaba por entre las llamas. Su mayor temor no era el tatami ardiente sino las vigas de madera del techo que podían derrumbarse en cualquier momento sobre sus cabezas.

Haciendo un repaso de lo poco que había podido ver cuando entró en la casa a principio de todo el lío recordó algo oscuro hacia la derecha e intuyó que aquello podía ser perfectamente un pasillo. De esta forma dirigió todos sus esfuerzos a, ya no a ver una dirección entre el humo, sino a orientarse hacia el este.

A lo lejos, entre el crepitar de las llamas que mordían la madera podía escuchar varias voces que no hicieron sino confirmar que iba por el buen camino.

Apenas pudo parar a tiempo para no chocarse con Saitou y una gran escombrera. Una de las explosiones debía de haber desprendido parte del techo. Jadeando por la falta de aire iba a preguntar si no había otra forma de pasar cuando se dio cuenta de que medio enterrado entre las tejas y las maderas estaba el pelirrojo samurai

"Himura... --murmuró-- Está vivo?" El hombre no le contestó, pero asintió ligeramente. Aún entre el humo el ninja comprobó la cara seria del Miburo y sus ojos entrecerrados que indicaban que estaba tramando algo

"Puedes hacer un agujero para que pasemos?"

"Quizás si hubiera menos cantidad"

"Trae la kodachi"

"Qué?"

Con un gruñido mal contenido, Saitou agarró la empuñadura de la kodachi que le quedaba enfundada al ninja y la sacó de un brusco tirón. En un momento se colocó en la postura de su famosa escuela de kendo, esperando a que aquella espada tan corta fuera suficiente...

"Agarra ese trozo de tatami y ponlo a buena altura, vamos!" Le ordenó concentrándose en la pared que tenía que intentar romper

Aoshi obedeció y le miró actuar, cubriéndose los ojos de la lluvia de astillas incandescentes que cayó desde el techo cuando la estructura tembló sobre sus cabezas

Con un rugido el Gatotsu salió disparado hacia el tatami que sostenía el antiguo okashira, arrebatándoselo de las manos en el proceso. Sus ojos azules vieron perfectamente como al impacto una parte de los escombros saltaron hacia todos lados... pero no los suficientes como para hacer un agujero.

El inspector cayó de rodillas en el suelo jadeando fuertemente y maldiciendo a su cuerpo por no haberse recuperado todavía del combate con Battousai

Cuando Aoshi vio ese par de ojos ámbar mirándole supo qué tenía que hacer. Se paró frente a la parte debilitada y utilizó el kempo repetidamente, con una cadencia de patadas y puñetazos incansables hasta que un certero golpe desplomó los suficientes escombros como para dejar pasar a una persona ágil.

Saitou se levantó aún trabajosamente y sin que tuvieran que hablar nada, ambos supieron perfectamente a qué tenían que dedicar sus esfuerzos. Mientras el policía saltaba dentro de la abertura, el ninja comenzó a desenterrar al samurai sin hacer caso del dolor en sus manos magulladas por las tejas y demás. A pesar de todo el ruido inherente del incendio y las voces de los críos podía escuchar a gente en el exterior gritando.

Por el agujero del techo pronto comenzó a caer agua; los bomberos habían llegado

Mientras tanto, el Lobo corría escudándose la cara de los pedazos que caían del techo y de la luz que desprendía el resto del corredor. El lugar era terríblemente amarillo, ardía por los cuatro costados... Pero a pesar de ello se las arregló para saltar, esquivar y finalmente llegar hasta la habitación donde tres aterrorizados críos se abrazaban muertos de miedo

Saitou dio una patada a la puerta ardiente y entre toses ordenó a los chicos que le siguieran lo más rápido posible. De pronto Eiji le recordó al "huesped" que tenían en su casa y, con los niños pisándole los talones llegó a la habitación que habían compartido Kenshin y Kaoru. Desde fuera podía escuchar débiles gimoteos de persona aterrorizada.

"Eiji, corred hacia adelante y no miréis arriba. Hay un agujero y os encontraréis con un hombre muy alto, quedáos con él"

El chico iba a decir que tenía miedo, un miedo terrible.... pero sabía que su padre adoptivo contaba con él para que sacara de allí a los otros niños. Tomando a cada uno de una mano y apenas abriendo los ojos salió corriendo por el pasillo en llamas.

El policía tiró la puerta abajo y se agachó para ahogarse lo menos posible con el humo que se había acumulado en la habitación. Bastante le costaba ya respirar...

Karou estaba en una esquina sin moverse, sollozando incontroladamente mientras tosía. Estaba acurrucada sobre sí misma, hecha un ovillo mirando a las llamas danzar a su alrededor y sobre ella sin ninguna expresión en su cara

"Chica Kamiya, sal de ahí, vamos!!" Intentó gritar, aunque su voz ya no daba más de sí. Una viga crujió siniestra sobre sus cabezas como aviso de que se dieran prisa en salir. El agua de los bomberos comenzó a dejarse sentir en ciertas partes, pero era casi inapreciable contra las hambrientas llamas

Saitou entró en la habitación al ver que la chica no se movía del sitio; parecía estar en shock... Maldiciendo su suerte se acercó a ella saltando entre las llamas

Si no fuera porque te lo debo... Pensó mientras la cogía en brazos

Ella se abrazó a su cuello y comenzó a llorar fuertemente, dejando al inspector perplejo cuando la muchacha le llamó papá...

Aoshi, con Kenshin encima de su hombro y los críos agarrados de sus manos salió de la casa en llamas tosiendo y jadeando fuertemente. En cuanto se sintió a una distancia segura se dejó caer en la hierba del jardín, y pronto sintió el fuerte abrazo de la angustiada Misao sobre su cuerpo. Sus ojos azules le miraron de arriba a abajo; estaba lleno de hollín y empapado por el agua que los bomberos lanzaban constantemente en la entrada de la casa para permitir salir a los que quedaban dentro.

Alguna quemadura leve hería sus hombros y espalda desnudos, pero lo que más impresionó a la joven okashira fueron las heridas que había logrado con los escombros "Aoshi-sama... tus manos..." Murmuró ella preocupada tomándolas suavemente entre las suyas

Él la miró con ojos azules llorosos y enrojecidos por el humo "No es nada, Misao... son solo arañazos, no te preocupes..." Le dijo casi con suavidad, dándose cuenta de que tan preocupada estaba por él que ni siquiera daba importancia a sus propias heridas

"Papá está dentro!" Gimió Tsuyoshi abrazando a Tokio igual que sus otros hermanos. Ella se mordió el labio y los abrazó como pudo teniendo en cuenta que llevaba un brazo en cabestrillo "Estáis bien, niños?" Les preguntó sin separarse aún de ellos. A pesar de haber estado tanto tiempo dentro de la casa los pequeños no tenían más problemas que el humo que habían tragado

Cho, que estaba al mando de la operación se acercó a ella "Los bomberos dicen que no pueden pasar a través de esos cascotes. No desanime, Tokio-san, si el jefe ha conseguido entrar seguro que se las arreglará para salir..." El antiguo Juppongatana puso una mano en el hombro de la mujer y miró cómo el tejado en la parte más alejada de donde estaban ellos estaba siendo consumida totalmente por las llamas

De pronto se escuchó un seco chasquido, y la sección central de la casa se desplomó, cortando cualquier via de escape por la entrada principal

"Hajime está en la habitación de la señorita... Se quedó allí cuando me dijo que saliéramos...!" Dijo Eiji tirando del kimono a Tokio. Desde que perdiera a sus padres y a su hermano, su familia adoptiva era lo mejor que le había pasado... Y desde luego no quería que su nuevo padre le dejara tan pronto...

Tokio miró la casa consumiéndose por unos instantes. Soltó a sus hijos y comenzó a andar hacia los amigos de Kenshin. El samurai estaba siendo tratado por dos doctores que decidieron en ese instante que debían llevársele a la clínica porque no tenían allí material necesario para cuidarle y de paso tratar las heridas de Aoshi

Se volvieron hacia ella cuando la vieron llegar "Kaoru está ahí dentro con Haijme... --paró para tragar saliva-- Sé que sois muy fuertes... --la mujer se arrodilló para luego inclinarse hasta que su frente tocó el suelo-- por favor, intentad tirar la pared de fuera... Si no es por mi marido, al menos hacedlo por la joven Kaoru...!"

Yahiko, que ya se había recuperado de la carrera que se había dado hasta la prefectura, contempló a la mujer humillada en el suelo para pedir por las vidas de los que quedaban dentro y sintió un nudo en la garganta. Apretó los puños con frustración; si fuera más fuerte él mismo iría a romper esa maldita pared... pero por desgracia sólo era un niño de 10 años con un shinai de bambú....

Aoshi se incorporó con dificultad, dispuesto a volver a utilizar el kempo contra la pared, pero Sanosuke se lo impidió

"Estás demasiado cansado. Yo lo romperé"

"Pero Sano, tu mano...." Comenzo el chico. El luchador se miró la mano vendada y luego miró a la pared

"Hay cosas más importantes en juego que eso, Yahiko" Tras levantar a Tokio del suelo, se acercó hasta la pared que ella le indicó. Tomo aire varias veces, se concentró... y el Futae no Kiwami pulverizó buena parte de la pared.

Mientras los bomberos entraban por el agujero, el luchador se apoyó pesadamente en el tronco de un árbol, apretando los dientes con fuerza Foxy se va a enfadar cuando vea esto... Medio bromeó consigo mismo al ver las vendas ensangrentadas sobre su mano derecha Más me valdría aprender a usar la izquierda....

Varios segundos después, Saitou, con una pareja de bomberos ayudándole y Kaoru entre sus brazos, abandonó el infierno en que se había convertido su propia casa

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