Wanted dead, not alive
5.- Problemas, problemas
Cuando los bomberos llegaron a una distancia segura, lejos de las llamas, el humo y cualquier desprendimiento que pudiera producirse, dejaron que el policía a quien acababan de sacar de la casa se sentara en el suelo.
Chorreando agua, tosiendo y respirando con dificultad, Hajime se dejó caer sobre la mullida hierba del jardín. La gente que se había arremolinado en torno al suceso estalló en aplausos al conocer la noticia de que todos estaban sanos y salvos; aunque eso al inspector le importó bastante poco.
El médico que quedaba allí se agachó a su lado para coger a Kaoru en sus brazos, pero la chica no quiso soltarse de su cuello
"Vamos chica Kamiya.... suéltame de una vez...!" Gruñó intentando dejarla sobre el suelo, pero ella se abrazó más fuerte a él y comenzó a sollozar de nuevo
Saitou miró al doctor con ojos interrogantes, pero él se encogió de hombros. No tenía ni idea de lo que le pasaba a la chica.
Yahiko, Sano, Tokio y los niños se acercaron a ellos con paso apresurado. De un empujón el luchador apartó a todos los que le impedían llegar, abriendo de este modo camino a sus compañeros.
"Jo-chan! Estás bien, niña?" Preguntó suavemente agachándose también
"Quítame a tu amiguita de encima, Chikenhead!" Intentó exclamar el policía, aunque apenas lo consiguió sin que le diera un ataque de tos que los sacudió a ambos, la chica y él, durante unos momentos
"Es amiga suya?" Le preguntó el medico con su voz fina
Sano asintió al tiempo que los otros que venían con él se arremolinaban en torno a sus familiares. El antiguo miembro del Sekihoutai acarició suavemente el pelo de Kaoru "Jo-chan... soy yo, Sano... --le dijo al tiempo que la agarraba con su mano izquierda y disponía su brazo derecho para que sujetara sus piernas-- No prefieres dejar al poli psicópata y venirte conmigo...?"
"Vamos Kaoru, ven con nosotros..." Murmuró Yahiko, aunque su voz fue suficiente para que todos le oyeran
La muchacha miró casi a hurtadillas, escondida todavía su cara "S-Sano...?" Susurró al ver el rostro sonriente de su amigo moreno cerca del suyo
"Sí... Anda, agárrate a mi cuello"
Kaoru miró a su derecha desorientada, sin saber muy bien ni dónde estaba ni lo que estaba pasando, y sus ojos azules parpadearon varias veces al encontrarse con unos ambar bastante conocidos. Lentamente hizo lo que le decían --sin dejar de mirar al policía en todo el proceso-- y Sanosuke se levantó con ella entre sus brazos teniendo cuidado de no lastimar más su mano.
"Hey! Escoba! Dónde está la enfermería en Kyoto?" Le gritó a Cho, que estaba departiendo con el jefe de los bomberos sobre el futuro de la casa. El policía no se molestó en hablar con él, tan sólo elevó un brazo para señalar la dirección deseada
"Dónde... dónde está Kenshin...?" Preguntó la chica entre toses mirando a su amigo
"Nos está esperando... No te preocupes, Kaoru" Le respondió Yahiko contándole sólo lo necesario de la verdad
Sanosuke asintió ante la buena idea del chico. Lo que menos necesitaba su amiga en esos momentos era preocuparse por Kenshin...
Tokio, que había dejado a su marido con los niños y el doctor unos segundos, volvió escondiendo algo en el pañuelo que sujetaba su brazo herido. Cuando llegó de nuevo a su lado encontró a Saitou hablando con Cho, y ninguno de ellos parecía muy contento
"Hemos peinado la zona pero no hemos encontrado nada, jefe...." Decía Cho con expresión fastidiada, seguramente pensando en la incompetencia de los policías a su cargo
"Habrá que hacer hablar a esos imbéciles..." Gruñó el otro con el ceño fruncido. Los críos estaban sentados a una distancia prudencial, conscientes de que su padre no estaba precisamente de buen humor...
El doctor pidió explicaciones sobre los vendajes de su paciente aunque, igual que pasara con Himura, nadie le dijo nada. El hombre suspiró y cerró su maletín después de vendarle las quemaduras más importantes
"Ve con el médico, jefe, yo me encargo de todo..."
Saitou le miró con ojos entrecerrados, como si dudara de las capacidades de su subordinado... y asintió. Después de él, Cho era posiblemente el policía que mejor realizaría cualquier tarea de esas... No podía ser menos; le había enseñado él mismo....
Se incorporó con dificultad, y al momento sintió el sustento del brazo de la mujer en su cintura. Frunció el ceño molesto por la situación y alzó una ceja al notar que Tokio le ponía algo en la mano; un cigarrillo y una cerilla.
Sopló, patente en su mirada la ironía de que ella le buscara tabaco, lo encendió y no dijo nada. Su mente estaba ocupada cavilando sobre qué muerte le iba a dar al responsable de todo aquello cuando le pusiera la mano encima...
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"Cómo estás, Kaoru?" Preguntó Yahiko cuando la chica dejó la habitación donde el doctor pasaba consulta. Su kimono estaba sucio, un poco churruscado por un borde y tenía algúna quemadura leve producida por la caída de pedazos ardiendo del techo, pero nada más.
"Estoy bien, gracias... " Sonrió débilmente andando hacia él
"Genial Jo-chan!" Exclamó Sano desde la puerta de al lado mientras el doctor acababa de vendarle de nuevo la mano
El crío meneó ligeramente el shinai temiéndose la pregunta de Kaoru que, en efecto, llegó "Kenshin está en esa habitación de ahí. Los doctores dijeron que tenía que guardar mucho reposo..."
"Según me dijo Aoshi-sama a Himura le cayó encima parte del techo en la explosión..." Comentó Misao, que se había acercado hasta allí al escuchar las voces de sus amigos
"Misao, estás bien?" La kendoka preguntó preocupada al verla con la mano en un costado
"Sí --se rió-- no es grave.... gracias a la mujer de Saitou. Por su aspecto nadie diría que es tan buena con la kodachi..."
Sanosuke abandonó la estancia con una casi sonrisa y se acercó al grupo de compañeros "Shinomori está bien?"
"Sí, está descansando.... Qué fuerte, Kaoru, encerrada con ese psico poli...! --exclamó la joven okashira haciendo grandes aspavientos-- Apostaría a que aprovechó las llamas para encenderse un pitillo!" Se rió, y los muchachos le siguieron la gracia.
Kaoru, en cambio, volvió la cabeza hacia un lado; una mirada seria se perfilaba en sus ojos azules y había un ligero rubor en sus mejillas "Voy... voy a ver cómo está Kenshin..."
Antes de que ninguno dijera nada la chica se había introducido en la habitación de Himura.
"Qué le pasa?" Preguntó Misao frunciendo el ceño
Sano se encogió de hombros "Ni idea. Cuando salió iba en brazos de Saitou, agarrada a su cuello como si fuese el mismo Kenshin... Y luego no había forma de que le soltara..."
"No será que le gusta Saitou..."
Misao le dio un rápido coscorrón al crío seguido de una mirada furibunda secundada por la del otro luchador "No digas eso, enano! Kaoru tiene mucho mejor gusto que eso... "
"Lo que no deja de ser un alivio para mí" Murmuró una voz por detrás de ellos. Misao arqueó las cejas terriblemente y tragó saliva mientras palidecía al reconocer a la persona que había dicho aquello
Sanosuke sonrió avergonzado y se rascó la cabeza ligeramente. No sabía cómo, pero siempre les pasaba lo mismo con la mujer, demonios... Y era algo que no le complacía para nada; Tokio había demostrado ser una buena mujer además de una gran luchadora... Y aunque no soportara a su marido por el respeto que sentía por ella le dolía que les pillaran en semejante conversación
"Lo siento Tokio-san, después de lo que ha hecho por mí... Soy una grosera" Dijo la chica inclinándose ligeramente y apretando los dientes a las punzadas en su costado
"Tranquila Makimachi-dono, ya estoy acostumbrada..." Casi suspiró ella con una ligera sonrisa
"Saitou, tienes que contarnos qué demonios está pasando aquí; el incendio, los tíos de rojo... y lo de Kaoru. Y queremos saberlo ya"
El inspector le miró desde la puerta del doctor... y Sano sintió un escalofrío recorrer su espalda. Está... está muy cabreado... lo veo en sus ojos... Claro que por otra parte no me extraña...
"Estáis bien vosotros, Eiji?" Preguntó Misao
"Mejor que tú seguro, WeaselGirl" Sonrió ladino el crío haciendo referencia a sus vendas
"No-me-llames-eso!!!!!!" Rugió la okashira, que se habría lanzado sobre él de no ser porque Sano la sujetó en el último momento
"No os preocupeis, ahora mismo os cuento todo --intervino Tokio-- Y vosotros niños iros a jugar fuera!" Los tres niños se enderezaron casi al instante de recibir la orden, como si de unos cadetes se trataran y salieron corriendo al exterior
Unos minutos después la mujer abandono la habitación y les refirió todo lo referente al secuestro de Kaoru, el combate entre Saitou y Kenshin, Hoji y sus planes...
Misao ladeó la cabeza pensativa "Así que estamos tratando con un yakuza o algo similar..."
"A ver si lo he entendido. Entonces el poli aquél, Hoji, era una marioneta del malo para tener controlada a la policía desde un cargo bastante importante..."
"De modo que siempre hicieran la vista gorda a sus acciones fraudulentas... Pero para eso tienen que cargarse a Saitou..." Continuó la chica tras Yahiko
"Pero entonces qué pinta Kenshin en todo esto?" Preguntó Sano, a quien aún le quedaban cabos sueltos en la historia
"Hoji no era suficientemente fuerte como para enfrentarse con mi marido... Así que por eso su jefe decidió engañarle para que luchara con Battousai. De esta forma se aseguraba que uno de los dos muriera, o cuando menos, que quedaran debilitados. Pero no contaba con Kaoru y conmigo... De todas formas era un tipo patético, Kenshin-san podría haberle vencido aún sin descansar de la pelea..." Terminó Tokio agitando la cabeza
"Lo que es una pena es lo de su casa..." Comentó Yahiko poniendo las manos en la nuca
La mujer sopló con aire triste "Sí, bueno... Era la casa de mi padre... Pero al menos estamos todos bien, eso es lo importante..."
"Podemos ir al Aoiya... --ofreció Misao con una sonrisa-- Seguro que a Jiya no le importará...."
Sanosuke la cogió y le habló al oído "Sabes lo que estás diciendo? Tengo que recordarte con quién irá a tu casa?" La okashira palideció a sus palabras y se rió nerviosamente, aunque si por ella fuera se daría de cabezazos contra el suelo por lo estúpido de su proposición Y qué dirá Aoshi....???
"Gracias Makimachi-dono, pero aunque me encantaría me temo que debo rehusar. No sería apropiado que mi familia viviera con vosotros... --dijo con una leve inclinación, a lo que Misao sopló muy aliviada-- No os preocupéis, iremos a casa de mi hermana"
Kaoru agitó ligeramente el cabello de la frente del samurai y de pronto se dio cuenta que sus ojos malvas la estaban mirando
"Cuánto... cuánto tiempo llevas despierto?" Preguntó un poco sobresaltada y sintiéndose tonta por no haberse dado cuenta antes
"Unos minutos... --dijo Kenshin débilmente-- pero estaba tan concentrada que no quería molestarla --sonrió-- Qué ocurre, Kaoru-dono? No es normal en usted hacer esa cara tan larga..."
"No, nada... sólo pensaba... Cómo estás? Me dijeron lo que te había pasado..."
"Me pondré bien, tranquila... --se tocó ligeramente sus costillas partidas-- Tengo que darle las gracias a Aoshi... Fue él quien me sacó, no?"
"No lo sé... La verdad es que apenas recuerdo nada de lo que sucedió ahí dentro... " Kenshin arqueó las cejas al ver a la mujer a su lado con lágrimas en los ojos
"Kaoru-dono..." Susurró sin entender
"Cuando me desperté todo estaba en llamas... Tenía tanto miedo, Kenshin... No podía correr, no podía gritar... lo único que pude hacer fue arrebujame contra una esquina y ver cómo el fuego consumía la habitación conmigo dentro..."
"Yosh... tranquila, ya pasó... --le dijo suavemente tomando una de sus manos-- Usted está bien y eso es lo que importa..."
"Himura estás despier....to?" Misao había abierto la puerta de la habitación con energía al esucharles hablar pero al ver a Kaoru llorando se arrepintió de haberlo hecho
"Misao-dono... --sonrió él-- No pasa nada, entra..." La cría aún se quedó unos segundos más quieta bajo el marco mientras veía a la kendoka secarse los ojos rápidamente, casi avergonzada. De un empujón, Sanosuke la metió dentro
"Kenshin! Cómo estás, amigo?" Preguntó el luchador jovialmente mientras se acercaba al cabecero seguido por Yahiko
"Bien, gracias... Veo que todos estáis mejor que yo... Qué mala suerte tengo!" Se quejó el pelirrojo haciendo que todos rieran. Misao miró a Kaoru de soslayo un poco preocupada por su amiga.... Qué la pasará...?
"Iré a ver si está el doctor por aquí..." Murmuró Kaoru comenzando a irse, pero Sano la sujetó por un hombro
"Déjalo Jo-chan, ya voy yo..." Sonrió apretando su mano suavemente
El hombre salió de la habitación compartiendo los pensamientos de Misao y se encontró de frente con Aoshi "Shinomori... No deberías estar descansando?"
"No estoy tan mal" Sanosuke se encogió de hombros y vio las vendas en sus manos
"Me ganas...!" Bromeó levantando su mano derecha, pero se puso serio de nuevo al ver que, como siempre, al ninja no le hacía nada gracia Bah, es un amargado.... Pensó siguiendo su búsqueda
Cuando llegó al lugar donde habían estado conversando antes de ir a ver al samurai encontró a uno de los doctores saliendo de una habitación
"Ep! Espere.... --le llamó la atención, y el hombre se volvió hacia él-- Himura está despierto y su chica se quedaría más tranquila si le echa un ojo y le explica qué le pasa. Podría hacerlo, doctor?"
El hombre, que era sólo unos años mayor que Sano, se frotó la cabeza pensativo "Himura-san es el pelirrojo?"
"Exacto. Gracias doctor!" Sonrió palmeando su espalda. El joven médico suspiró y se dirigió a la habitación
Escuchó voces de críos viniendo de fuera y asomó la cabeza en la puerta de entrada, viendo a los 3 críos de Tokio jugando en el jardín Está bien que jueguen, así se olvidan de los problemas... Pero por otra parte me parece peligroso... tal y como están las cosas podrían secuestrarlos o qué se yo... Será mejor que me quede por aquí por si acaso...
"Ni hablar!" El luchador se giró sobresaltado al escuchar esa exclamación y se dio cuenta de que venía de dentro de una de las habitaciones. Enseguida reconoció la voz, y también la que le precedió
"Puedes decir todo lo que quieras que me va a dar igual" Contestó Saitou poniéndose la chaqueta del kimono
"Ya sé que te gusta hacer las cosas por ti mismo pero Cho puede encargarse de todo! No puedes irte a trabajar así!"
"Claro que puedo" El inspector continuó con su tarea sin siquiera mirarla y, una vez que hubo terminado gruñó echando de menos la nihontou colgando de su cinturón
"Maldita sea Haijme! --exclamó agarrándole de la mano para obligarle a que la mirara-- Eres un... eres un...!"
"Bastardo? Ya lo sabía" Con un ademán se soltó de su agarro y se dirigió a la puerta, sólo para que Tokio se pusiera entre medias
"Por Dios, estas herido y ni siquiera das tiempo a tu cuerpo para que se recupere! Aunque encuentres al culpable de todo esto qué le vas a hacer? Ni siquiera llevas una espada!"
Hajime sopló y cogiéndola de su brazo bueno decidió que ya estaba bien de estúpidas discusiones que no llevan a ninguna parte; de un tirón la sacó de su camino, y la mujer acabó en el suelo
Sano frunció el ceño sobresaltado por el golpe que se había oído y al momento el Lobo estaba frente a él mirándole con expresión seria "Algún problema?" Le dijo con voz fría como hielo
El luchador tomó aire y sostuvo su mirada "Que estés cabreado no te da derecho a tratarla así" Abrió la boca con dolor cuando un puño se clavó en su estómago y le dejó sin respiración unos segundos
"Métete en tus asuntos, Chickenhead" Le espetó mientras se marchaba de la clínica
Sanosuke apretó los puños intentando contener la rabia que le corroía por dentro y de pronto sintió una mano sobre su hombro "Gracias por querer defenderme, Sagara-san, pero no tiene de qué preocuparse" Le dijo con voz suave
"Ese tío es un gilipollas--gruñó el antiguo patriota casi escupiendo las palabras de lo enfadado que estaba-- Y llámeme Sano, no soy ningún caballero para que me llame así"
Tokio miró al suelo con ojos verdes e intentó guardar su enfado para sí misma "Qué hacía aquí fuera, Sano?"
"Salí a buscar un médico para Kenshin y al ver a los críos pensé que quizás alguien podría querer secuestrarlos, así que me quedé aquí vigilando..." Se encogió de hombros
"Muchas gracias por preocuparse tanto por nosotros, Sano --sonrió suavemente mientras se inclinaba-- Y gracias también por haber tirado abajo esa pared. De no ser por usted mi marido no estaría vivo"
"Guárdeselas. Sabe de sobra que no lo hice por él"
"No importa. Quisiera o no le salvó la vida. Estoy en deuda con usted"
El luchador se sintió incómodo al hablar con Tokio y agitó la cabeza "No me debe nada, pero yo que usted me lo pensaría dos veces antes de seguir con él. Voy a ver a Kenshin y al resto, quiere venir?"
"No, gracias, iré a dejar a los niños a casa de mi hermana. Estarán en el restaurante Aoiya como dijo Makimachi-dono?"
"Seguramente. Quiere que la acompañe? Puede ser peligroso"
"No hará falta, Chickenhead, yo me ocupo" Cho apareció por la puerta con su típica sonrisa con un ojo cerrado
"El que faltaba... --gruñó antes de darse la vuelta-- Pregunte por Okina y dígale que es amiga nuestra. Chao"
De esta forma, cada uno se fue por un lado. Cuando el muchacho entró en la habitación del pelirrojo vio que la atmósfera había perdido la tensión que albergaba cuando se fue y eso le hizo pensar en que así le sería más fácil calmarse.
Desde luego, ese maldito policía psicópata siempre sabía cómo sacarle de sus casillas... No se merece una mujer como Tokio-san, el muy cabrón...
"Vaya, ya regresas! --exclamó Yahiko dándole un suave golpe con el shinai-- Pensábamos que te habías perdido o algo..."
"Ahora que ya estamos todos podemos ir al Aoiya a comer. Tengo un hambre!!! Misao dio un saltito muy contenta pensando en la comida que Okkon tendría preparada "Yummm.... Espero que haya bolas de arroz!"
Kenshin se rió ligeramente "Iros antes de que Misao-dono se coma las paredes....! Usted también, Kaoru-dono"
"Ni hablar, me quedaré contigo. Esta vez me toca a mí eso del asuri wa motete mi"
El samurai estalló en carcajadas ante los ojos atónitos de los demás y la consiguiente subida de colores de Kaoru "Deja de reirte!!" Le gritó dándole un buen coscorrón
"Oroo...." Gimió sobándose el golpe aún con una sonrisa en los labios
"Qué está pasando aquí?" Le preguntó Misao a Sano en el oído, pero el otro agitó la cabeza igual de perdido que ella
"Serán cosas de novios..."
"TE HE OÍDO YAHIKO!!" Gritó la chica, casi saliéndole humo de las orejas
El ninja tosió ligeramente intentando poner orden "De todos modos creo que debéis tener cuidado. Sea quien sea el que está detrás de todo esto querrá nuestras cabezas por ayudar a Saitou"
"Es cierto, Aoshi-sama, qué inteligente!" Exclamó la okashira con auténtica admiración de chica enamorada
"Lo que te digo..." Continuó el chico agitando la cabeza ante los incomprensibles arranques de las mujeres y al momento se vio estrangulado por las manos de la joven, que llegó incluso a intentar morderles
"Vale ya, no? Os comportáis como críos..." Gruñó Sano molesto y saliendo de la habitación.
Los dos pararon en el acto y se miraron sin comprender
"Qué le pasa a ése? Él es el primero en querer gresca" Comentó Aoshi cruzándose lentamente de brazos
"Debe de estar enfadado por algo... En fin, ya se le pasará... Venga, os acompaño y de paso compraré algo de comida para nosotros..." Sonrió Kaoru, y dejaron la habitación de Kenshin
