POWERSLAVE

Wanted dead, not alive

6.- Revelaciones y descubrimientos varios

Jiya y el resto de la Oniwabanshu se alegraron mucho de ver a sus amigos de Tokyo aún a pesar de las circunstancias y felizmente les cedieron habitaciones y les invitaron a comer con ellos.

Cuando Aoshi y Misao les refirieron lo que había sucedido desde su partida, Omasu a su vez les contó cómo en aquella mañana se habían sucedido varios incidentes repartidos por toda la ciudad

"De veras?"

"Sí, al parecer al rato de que la casa del policía comenzara a arder otros incendios aparecieron en puntas muy alejadas entre sí. También ha habido varios robos..."

"Puedes creerte que intentaron atracar el Aoiya!!" Exclamó Shuro tras tragarse un buen bocado de arroz

Misao agitó la cabeza en significativo desprecio por la acción mientras engullía sin parar

"Seguramente todos estos acontecimientos estén relacionados... --comentó Okina mesándose la perilla con cuidado-- No te parece, Aoshi?"

El antiguo okashira levantó la vista durante unos segundos, pero sus ojos azules le negaron el cruce de miradas. Desde el día en que lucharon, cuando poco faltó para que le matara, no había vuelto a atreverse a mirarle a la cara al anciano. Y realmente no pensaba que alguna vez pudiera hacerlo. Jiya le había perdonado, lo sabía de sobra, pero sus ojos siempre le recordarían su vergüenza....

"Es cierto... --murmuró al fin-- parece como si nuestro individuo quisiera confundirnos..."

"O al menos hacer trabajar a la policía..." Siguió Kuro tomando un pescado de la fuente

"Cuéntanos algo, Sanosuke, estás muy callado..." Okkon le dio un codazo, juguetona, y Sano suspiró

"Lo siento, no estoy de muy buen humor hoy... "

"Quizás un poco de sake te anime..." Comentó Omasu yendo a por un poco y volviendo unos minutos después con una buena tina

"Gracias.... Pero de todas formas no hay mucho que contar..."

"La vida en Tokyo es siempre igual, verdad Sano?"

"Sí... Es aburrido, nunca hay nada que hacer..."

"Eso es porque no trabajas, so vago!" Exclamó Misao con una sonrisa burlona en su cara que se ganó su correspondiente mirada de odio por parte del luchador

De pronto, una paloma irrumpió en la habitación por una ventana abierta y marchó casa adentro hasta su nido

"Voy a ver qué dice..." La okashira se levantó de la mesa y corrió hasta el palomar. Los animales piaron asustados al verla entrar tan deprisa y pronto había un gran alboroto de pollos dejándola sorda.

Misao tomó el mensaje de la pata del pájaro y se marchó del gallinero para poder leer a gusto. El mensaje era corto y conciso, y venía de la otra punta de Kyoto

"Es de Atsumu... Dice que cerca de los almacenes de grano han visto a extrangeros metiendo y sacando cajas..."

"Contrabando?" Aventuró Aoshi

Jiya frunció el ceño y los ojos casi le desaparecieron bajo las cejas canosas "Quizás... Habrá que investigarlo"

"No es por ser grosero pero, eso no es cosa de la policía?" Preguntó Yahiko habiendo terminado de comer

"Sí y no, Yahiko-chan. La Oniwabanshu tiene la misión de proteger la ciudad" Explicó Okkon mientras entre ella y Omasu quitaban la mesa

"De todas formas..."

"Funcionamos al margen de la poli, si eso es lo que quieres decir, Sanosuke, pero a los traficantes y demás personajes de esa ralea se los dejamos a Fujita-san para que se encague de ellos porque sabemos que van a tener un castigo a su medida"

"No hace falta que lo jures..." Sopló el niño

"Quieres que vayamos a echar un vistazo, Jiya?" Preguntó Misao con ojos brillantes, pero pronto Okkon la desencantó

"De eso nada, vosotros os quedáis aquí a descansar. Ya vamos Omasu y yo"

"Y por qué me metes a mí en tus líos, eh? Siempre haces igual!" Sopló la otra mujer un poco enfurruñada

"Vamos Omasu, no te pongas así --dijo Shuro sonriendo-- Piensa que quizás te encuentres a Hiko-sama por el camino... su casa pilla cerca de allí, no?"

Entonces fue el turno de brillar de los ojos de la mujer "Hiko-sama..." Susurró poniéndose colorada y casi dejando caer los recipientes que llevaba entre las manos

"Si no te das prisa me iré sin ti y me lo quedaré para mí sola!!!" Gritó la ninja desde casi la otra punta de la casa, y todos rieron --bueno, casi todos...-- la rápida carrera que emprendió Omasu

"Jo, pero odio no tener nada que hacer... Es aburrido!" Se quejó Misao poniendo las manos tras su cabeza

"Pues trabaja" Le dijo Sanosuke con mordaz tono. A esto, Yahiko decidió quitarse de entre esos dos antes de que empezaran a pegarse y le pillaran a él en medio, así que se fue a sentar al lado de Aoshi.

Miró al ninja de reojo y notó que estaba mirando al suelo con su típica expresión seria

"Qué miras?" Le preguntó inocentemente, pero nadie le respondió. El chico frunció el ceño, pero pronto se vio inmerso en una conversación sobre su shinai con Okina, así que se le olvidó. Al menos hasta que un rato después le contestó que nada en especial, a lo que Yahiko se quedó de una pieza Qué tipo tan raro... No sé cómo Misao pudo enamorarse de alguien así...

De pronto alguien le dio un coscorrón "Pero qué demonios te pasa, WeaselGirl??!!"

"He leído lo que estabas pensando, enano!!" Bufó la otra hecha una fiera....

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"Gracias por quedarse conmigo, Kaoru-dono" Sonrió Kenshin cuando hubieron terminado de comer

"Es la décima vez que me lo dices, Kenshin..."

"De verdad? Vaya, no me había dado cuenta...." Se rió suavemente

Kaoru, que se había apoyado en la pared al lado del samurai, le preguntó sobre qué iban a hacer ahora

"Supongo que quedarnos en Kyoto hasta que todo esto se haya arreglado"

"Seguro que no te importará estar aquí? Me refiero a lo de Shishio y a lo que significó la ciudad cuando eras joven... "

Oroo....Me está llamando viejo.... Pensó el pelirrojo con un suspiro "Kyoto es una ciudad muy bonita, y además Misao-dono y Aoshi viven aquí... No se preocupe por eso" Le dijo apretando suavemente su mano.

Tras esto ambos se sumieron en un suave silencio nada incómodo, ese que existe entre dos amigos cuando no hay necesidad de decir nada

Al rato, la chica le llamó

"Qué pasa?"

"Es que... llevamos un buen rato cogidos de la mano..."

"Orooooo....!" Kenshin abrió los ojos desmesuradamente, avergonzado por su conducta y corrió a quitarla, pero Kaoru se lo impidió

"A mí no me molesta... --sonrió dulcemente-- Sólo quería hacértelo notar..."

Ni me había dado cuenta... Pensó mirando sus manos unidas, y de pronto sintió calor en la cara y apartó la mirada Menos mal que Kaoru-dono tiene los ojos cerrados...

"Qué estarán haciendo Sano y Yahiko?" Cambió de tema totalmente para ver si su cara dejaba el color de su pelo

Kaoru se encogió de hombros "No sé... Peleando con Misao, seguro... Ya sabes como són..."

"Estaba un poco raro Sano, verdad? No es normal verle de mal humor..."

"No si no le han desplumado sus amigos en la sala de juegos..."

"Si estuviéramos en la consulta de Megumi-dono podría entenderlo, pero en Kyoto? Quién puede hacerle enfadar aquí...?"

"Yo" Dijo una voz desde la puerta que les hizo dar un bote a ambos

"Sa-Saitou... --murmuró Kenshin mirándole con grandes ojos sorprendidos, ya no sólo por verle allí sino porque posiblemente llevara hasta razón-- Has ido a Comisaría?" Le preguntó notando que llevaba uniforme y un sable colgando del cinturón

"Sí" Contestó secamente, sus ojos ambar recorriendo la habitación de arriba a abajo por si acaso hubiera indicios de algún tipo de trampa. Gruñó ligeramente al encontrarse con un par de ojos azules que rápidamente miraron hacia otro lado

"No vienes de visita, verdad? Qué has descubierto?" Le preguntó el samurai incorporándose lo más que pudo con ayuda de Kaoru

Saitou se sentó lentamente en el suelo para darse un descanso antes de contestar "Todos los hombres de rojo a quienes detuvimos eran extrangeros, en su mayoría filipinos, aunque también había algunos europeos"

"Como el hombre que estaba en el techo de tu casa..."

"Cho les "convenció" para que hablaran con alguno de los jesuítas misioneros que conocemos quedan en Kyoto y así nos informamos de que el jefe debe de ser alguien importante... aunque no sabemos quien. Nos dijeron también que trabajan con cajas aunque no sabían lo que llevan dentro"

"Algún lugar en cuestión?"

"Desgraciadamente el último murió antes de decírnoslo"

Kenshin sintió un escalofrío al oír el tono de voz frío y desapasionado del policía y prefirió ni imaginarse las atrocidades que les debían de haber hecho a esos pobres diablos para sacarles la información

"Quiero que preguntes a tus amigos de la Oniwabanshu si saben algo sobre esto y que me mantengas informado"

"No pienso dejar que Kenshin se levante de la cama hasta que esté mejor" Sentenció Kaoru frunciendo el ceño y dejando al samurai con una gran gota en la cabeza

"Yo no he dicho que sea Himura quien vaya a verles, sino que les pregunte a Shinomori y Weasel Girl cuando vengan... si es que no se lo dicen antes"

"Por qué no vas tú mismo a preguntarles si estás tan seguro de que saben algo, Saitou?"

"Me encantaría conversar con Sanosuke, pero tengo cosas más importantes en que gastar mi tiempo" Comentó totalmente sarcástico mientras obligaba a su cuerpo a levantarse y reemprender la marcha

"No sería mejor que descansaras un rato?" Le preguntó Kenshin al leer el cansancio en cada uno de sus movimientos

"Ya te he dicho que tengo cosas más importantes que hacer" Le dijo con expresión seria mientras se colocaba bien el sable. Sin decir nada más, el policía abandonó la habitación

Kaoru miró la puerta cerrarse y dudó por unos momentos.... Kenshin parpadeó varias veces sorprendido cuando la chica se levantó de su lado y salió corriendo por la puerta

"Saitou-san!" Le llamó justo antes de que abandonara la clínica. El hombre giró la cabeza y la miró con fríos ojos ambar mientras esperaba impaciente a que ella se le acercara

"Quiero.... darle las gracias por sacarme de allí..." Le dijo tímidamente mirando al suelo. Saitou sopló, y una fugaz sonrisa ladina cruzó su rostro antes de replicar con voz seria que era parte de su trabajo

Kaoru no respondió nada y cuando se iba a marchar una pregunta del policía la detuvo en el sitio

"Por qué tu padre?"

"Qué?"

"Por qué pensabas que yo era tu padre?" Le preguntó de nuevo picado en su curiosidad

La chica revolvió nerviosamente sus manos unos segundos y al final se decidió a hablar "U-Una noche se prendió fuego el dojo y cuando desperté estaba en medio de las llamas... Lo único que recuerdo de entonces es a mi padre saltando entre el fuego para cogerme.... Supongo que al ser tan parecido retrocedí en el tiempo..."

"Ya. Quiero un informe completo de cualquier cosa que os digan los Oniwabanshu" Dijo secamente antes de salir de la clínica

Tuvieron que pasar varias horas para que los ninjas, Sano y Yahiko se presentaran en la enfermería tal y como Saitou había previsto

"... Y eso es lo que nos contó..." Kenshin terminó de poner al corriente de lo último acontecido a sus amigos, y ellos también le informaron de lo que Atsumu les había notificado por medio de "correo aereo"

"Entonces tenemos a varios occidentales en la otra punta de la ciudad conectados a aquél Hoji y a su jefe sea quien sea él..."

"Ahora tenemos que ir con mucho cuidado. Estoy seguro de que el enemigo sabe que sabemos dónde oculta sus cosas..."

"Okkon y Omasu fueron al granero a investigar. Crees que puedan estar en peligro, Himura?" Preguntó Misao preocupada por sus casi hermanas mayores

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Con un kimono limpio y el pelo negro recogido en dos largas coletas a los lados, Tokio entró en el Aoiya. Aunque en aquellos momentos no había nadie comiendo por ser media tarde, el local albergaba a bastante gente que charlaba animadamente.

La mujer vio pasar a los camareros varias veces hasta que se decidió a llamar a uno de ellos

"Por favor, Okina-san?"

Shuro se detuvo en seco al escuchar el nombre ninja del anciano y la observó detenidamente para ver si tenía algún arma escondida, pero a primera vista no vio nada extraño. Antes de que pudiera preguntarle quién era se oyó escándalo en la entrada del restaurante

"Shuro! Kuro! Ayudadme! --gimió Okkon-- Omasu está herida!"

Ante la expectación de los clientes, ambos camareros corrieron a ayudar a su amiga y, cuando pasaron al lado de Tokio ella les preguntó que si les podía ayudar, ya que tenía experiencia en casos similares

Jiya, que había salido al escuchar tal revuelta, tras observarla del mismo modo que Shuro se inclinó y la pidió cortesmente que les ayudara.

Entraron dentro de la casa con la mujer en brazos y por orden de Tokio la dejaron en una habitación con buena luz y bien ventilada. Mientras Kuro volvía al restaurante a atender a la clientela, Okkon, Jiya y Shuro se arrodillaron junto a su amiga herida

"Qué ha pasado, Okkon?" Preguntó el anciano preocupado por la joven mientras veía a la misteriosa mujer que era para ellos Tokio remangarse el kimono y colocar su pelo de modo que no le estorbara

"Nos descubrieron... Estaban armados... --gimió la ninja con lágrimas en los ojos -- Puede salvarla??"

La mujer sopló suavemente observando la herida de bala en el hombro de Omasu y tocó su frente, notándola caliente "Sí, aunque tendría que verla un médico de verdad"

"Qué necesita?" Preguntó el hombre presto a ayudar, y rápidamente salió corriendo a por lo que le habían pedido

"Okkon, ve a buscar al doctor, rápido" Ordenó Okina a la otra miembro de la Oniwabanshu con el ceño fruncido. La ninja se secó las lágrimas y se marchó del lugar también, dejando solos a los tres en la habitación

"Podría decirme su nombre, señorita?"

"Fujita Tokio. Soy la esposa del inspector de policía"

El anciano se mesó la barba un poco sorprendido, ya que nunca les habían visitado ninguno de ellos, ni siquiera como clientes "Sentimos lo de su casa, Fujita-san, nos enteramos esta mañana. Espero que el brazo no la moleste demasiado"

Ella asintió suavemente y sus ojos miraron de soslayo su brazo vendado de la muñeca al codo -- ya sin cabestrillo-- donde uno de los hombres de rojo le había herido. "Llámeme por mi nombre, por favor. Estoy buscando a Okina-san. Puede ayudarme?"

En ese momento Shuro regresó y le dejó todo lo que había pedido al lado

"La herida no es muy profunda, podré sacar la bala sin dificultad... Pero será mejor que la dejéis inconsciente... Entonces pueden ayudarme a encontrar a Okina-san?" Preguntó de nuevo cambiando al tema que le interesaba

Ambos hombres intercambiaron miradas antes de dormir a Omasu "Por qué busca a Okina, Tokio-san?"

"Sagara-san me dijo que viniera al Aoiya y preguntara por Okina-san, que él sabría donde encontrarles. Aunque quizás estén con Himura-san en la enfermería..." Comentó utilizando el cuchillo y las pinzas que Shuro le había traído

"Están en la enfermería, sí... Pero volverán cuando Okkon les cuente lo de Omasu"

"Usted es Okina-san, supongo... Necesito más agua limpia" Shuro se levantó de nuevo y unos momentos después había al lado de la mujer un cuenco con agua fresca

"Sí... Disculpe que no se lo dijera antes, Okina es mi nombre de ninja y sólo un pequeño grupo de gente lo conoce"

"No se preocupe, tiene toda la razón en desconfiar de mí. Después de todo no me conoce de nada y bien podía haber escuchado su nombre en boca de Sagara-san y usar su localización para tenderles una trampa. De hecho no tiene pruebas de que no sea así" Dijo ella llanamente sucediendo en su tarea de sacar el proyectil del cuerpo de la inconsciente Omasu

"Realmente hace buena pareja con su Miburo, Tokio-san" Le concedió el anciano ante la capacidad verbal de su interlocutora. Ella sonrió débilmente y agitó la cabeza, concentrándose en cerrar la herida "Ya veo que sabe bastante sobre mi marido..."

"Es muy buena... es médico?" La alabó Shuro ayudándola en la tarea de bajarle el calor a la otra mujer

"No... Pero muchas noches tengo que encargarme de cosas así, a parte de que una vez tuve que asistir a un doctor que trataba un caso parecido... --suspiró deshechando recuerdos, y con un ademán se volvió a colocar una de las coletas-- De todas formas es mejor que le vea alguien cualificado... sólo soy una aficionada, por decirlo así"

Tokio estaba terminando de coser la herida cuando de nuevo se escuchó jaleo de voces. Al momento el doctor, Okkon, Misao, Aoshi, Sano y Yahiko entraron en la habitación... o al menos lo intentaron, porque todos menos la ninja mayor y el médico se quedaron en el rellano sorprendidos de ver allí a la mujer de Saitou

"Tokio-san... --murmuró la okashira con la boca pequeña, pero después su tono se volvió tan chillón como de costumbre-- Cómo está Omasu?"

"Se pondrá bien, Makimachi-dono, no se preocupe"

"Para qué me han traído si tenían aquí a una estupenda compañera?-- preguntó el doctor mirando el estupendo trabajo que Tokio estaba haciendo, pero cuando la miró a ella se quedó igual de sorprendido que el resto-- Usted? Usted es médico, Fujita-san?" Le preguntó recordando cómo aquella misma mañana les había atendido a su marido y a ella

Tokio agitó la cabeza sin intención de responder otra vez a la misma pregunta mientras le vendaba la herida

"Vaya con la señora..." Murmuró el crío apoyándose en una de las paredes

"Cómo están Kenshin-san?" Preguntó cuando terminó de hacer la lazada que apretaba el vendaje

"Kenshin está en la clínica --comenzó Sanosuke-- Mierda, no debimos dejarle solo... Y si va alguno de esos imbéciles a por él?" Gruñó al recordar las palabras que Aoshi les dijera antes de comer

"Solo? Pues dónde está Kaoru?" Tokio frunció el ceño aseándose con una toalla que Okkon le había traído

"En Comisaría. Según Himura, su marido fue a hablar con ellos para que luego le contaran a él lo que nosotros sabemos del asunto de los hombres que quemaron su casa, o sea, el lugar y eso... " Le resumió Misao la conversación que habían tenido con la pareja en la clínica un rato antes

"No...! Hace mucho que Kaoru se fue?" Preguntó de pronto ansiosa

"Sí... debe de hacer más de una hora... Por qué? Ocurre algo?" El luchador la miró con el ceño fruncido, preocupado por el súbito cambio de actitud de la mujer

"Sano, si Kaoru le da un lugar él irá allí, no lo entiendes?!"

"Pero... estaban poniendo bombas cuando nos descubrieron..." Dijo Okkon casi en un susurro

"Tengo que ir a buscarle!" Exclamó la mayor de las mujeres levantándose totalmente resuelta, pero Sano la tomó de un hombro

"De eso nada... No dejaré que vaya sola" Le dijo con la misma resolución. Para Aoshi no pasó desapercibido el extraño brillo de los ojos del antiguo miembro de la Sekihoutai, y se preguntó mentalmente si la mujer era la causa de su extraño comportamiento

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Kaoru sopló aburrida y enfadada a partes iguales. Hacía más de media hora que esperaba, y decidió que iba siendo hora de preguntar de nuevo si había alguien en aquella maldita Comisaría que no fuera el patán que estaba sentado en el recibidor

"Ha llegado ya?"

"Quién?"

"Quién va a ser? Su jefe!" Casi le gritó perdiendo la paciencia

"Cual de todos, señorita?" Preguntó con una sonrisa que parecía burlarse de ella

"Yo que sé! No sé qué cargo tiene!"

"Cómo se llama?"

"No me sé su nombre!!" Exclamó intentando recordar el alias que utilizaba Saitou sin éxito

"Tranquiiila... A ver, cuénteme, cómo es el hombre a quien está buscando?"

Kaoru apretó los puños para contenerse a sabiendas de que la podían meter entre rejas por golpear a un policía "Alto, moreno, delgado, de ojos... dorados. Y no me diga que no sabe a quién me estoy refiriendo!!"

"De ojos dorados? Y cómo son los ojos de ese color?"

"IIIHHHH! ME TIENE HARTAAA!!!" Le gritó presa de uno de sus famosos ataques de ira mientras golpeaba fieramente el mostrador. El policía tuvo suerte de que aún la quedara algo de autocontrol o de seguro que hubiera probado sus puños aún bajo amenaza de cárcel

"Tranquila, chica Kamiya... Ya estoy aquí" Dijo el inspector desde la puerta donde había presenciado, junto con Cho, la escena.

Kaoru se acercó a él, le tomó de un brazo, le llevó a rastras hasta el mostrador y luego cogió al otro policía del cuello del uniforme y le hizo mirarle a los ojos desde tan cerca que casi tocaban nariz con nariz "ESTE ES EL COLOR, INÚTIL!!! A ÉL ES A QUIÉN ME REFERÍA!!!"

Saitou tosió ligeramente soltándose del agarro de la mujer, quien aún miraba al policía raso con cara de odio "Vamos dentro, Cho..."

Pronto los tres dejaron el recibidor de la Comisaría para entrar en el segundo despacho más importante del edificio; el del Inspector.

Kaoru miró a su alrededor. El lugar, mínimamente decorado, tenía una mesa y dos sillas que pronto fueron ocupadas por ella y el inspector, que parecía estar de mejor humor que cuando había ido a ver a Kenshin

"Bien, dinos qué es lo que saben los Oniwabanshu"

"Que a las afueras de Kyoto hay un granero donde unos occidentales cargan y descargan cajas"

"Y no saben lo que llevan las cajas?" Preguntó el ayudante apoyándose en la pared

"No. No saben nada más que eso. De todas formas ya tienen lo que querían, no? Ya saben dónde están los malos" Comentó la chica cruzándose de brazos, molesta aún por haber esperado tanto tiempo e incómoda por el interrogatorio que la estaban haciendo dos antiguos enemigos de su Kenshin

Saitou se encendió un cigarrillo mientras observaba a la chica

"Qué?!" Inquirió Kaoru mirando a otra parte, ya que la daba vergüenza que la mirara con esos ojos que parecían desnudarla por dentro

"Y dices que son extranjeros los del granero... De qué país?"

"Yo qué sé! Esto lo mandaron en una paloma! De haber querido mandar un testamento habrían soltado un buitre....!"

Cho rió entre dientes el mal humor de la chica, pero se puso tenso al escuchar pasos acercarse hasta el despacho. La puerta se abrió sin emitir más que un leve crujido, y Saitou se levantó para saludar a su superior con una de sus fantásticas sonrisas de oreja a oreja

"Ichibana-san...."

"Descanse, Fujita-san. Cómo va el caso?" Preguntó el hombre. Kaoru se dio la vuelta curiosa y observó al hombre que había entrado. Debía tener treinta y pocos, decidió, y tenía el pelo rubio como el sol, cosa que la extrañó, ya que por norma general los japoneses eran de pelo oscuro. Claro que, ahí tienes a Kenshin que es pelirrojo....

"Estaba hablando con Kamiya-dono en estos momentos. Ha venido a informar de que ha presenciado actividades extrañas en un granero a las afueras de la ciudad"

"Ha visto a personas en ese granero, Kamiya-dono?" Le preguntó con igual cortesía. Ella dudó unos momentos, pero tras ver el gesto de Cho tras ellos decidió fingir que ella misma les había visto

"Sí... había bastantes y eran todos extranjeros..."

"Cómo lo sabe?"

"Este... Porque no hablaban japonés"

El Comisario asintió lentamente mientras ponía la mano en el mango de su sable. Kaoru observó su gesto sorprendida, más aún al ver que la espada también era europea. Esto la extrañaba, teniendo en cuenta que tanto Saitou como Cho llevaban siempre katanas o similares... Claro que ellos habían luchado en la Restauración y estaban chapados a la antigua... El mismo Saitou dijo en su dojo que tenía un permiso especial para llevar una nihontou....

"De acuerdo. Quiero que vaya a investigar todo esto ahora mismo y que mañana me redacte un informe, Fujita-san. Y cuídese esas heridas o tendré que encargar a otro oficial que lleve el asunto de las cajas por usted"

Tras decir esto, el hombre se marchó con la misma rapidez que había venido

"Este tío no me cae nada bien... Espero que el Comisario Kawaji se recupere pronto, no aguanto a Ichibana-san. Ni siquiera te ha pedido que le resumas lo que llevamos visto" Gruñó Cho agitando la cabeza

"Sí... es un hombre extraño..." Murmuró el inspector dando una calada y soltando el humo lentamente

"Ya decía yo que no me sonaba su cara... qué pasó con el otro?" Comentó Kaoru

"Se incendió su casa... --el antiguo Juppongatana se encogió de hombros y cambió de tema-- Si ya no tienes nada más que contarnos puedes marcharte"

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