Aunque este fanfic es Todoroki Family centric con Rei y Enji como pareja principal también tiene TodoDeku, si son de los que les desagrada este tipo de relección chicoxchico tal vez sea mejor opción que no se embarquen en esta historia ^^
Prólogo
Rei Himura rio amargamente, con una risa casi demente, que se sentía más fría que su propio hielo. Sus hijos, su marido, todos… los había perdido a todos.
-Rei…
Su risa demente se detuvo ante el suave jadeo.
-¡Enji! ¡Enji…!-exclamó, dejándose caer de rodillas y arrastrándolo a sus brazos.-¡No te mueras, no me dejes sola tú también!-le suplicó con lágrimas cayendo de sus ojos.
-Lo siento…-susurró mirándola a los ojos.
-No, lo hagas, no te despidas…-le suplicó. Enji abrió la boca, seguramente para decirle algo más, pero la luz se escapó de sus ojos antes de que pudiera hacerlo y su esposo quedó inerte. -¡NOOOOOO!
Fue como si algo se rompiera dentro de ella. Esa estúpida guerra le quitó a sus hijos, a sus cuatro preciosos muchachos, y ahora a su marido. No podía, no podía tolerar esto, quería que todos murieran con su familia.
-¡Shigaraki hijo de puta!-la locura la consumía, y mientras la desintegración de ese bastardo avanzaba, su hielo también lo hizo, yendo a su encuentro.
Ella era Rei, la Reina de hielo, la heroína imbatible, pero no en ese momento. En ese momento solo era una mujer, una madre loca de dolor que quería matar al bastardo que le había arrebatado todo. Sintió su límite y lo forzó a romperse. ¿Qué importaba si el mundo se consumía en hielo? Todos merecían morir con su familia. No le importaba si su propia vida se perdía, era satisfactorio que la de Shigaraki también se fuera.
Solo había un arrepiento mientras consumía su propia vida en el hielo para matar a esos bastardos que le habían arrebatado a su familia.
"Ojalá pudiera hacer todo de nuevo. Ojalá pudiera volver al pasado y tener a mi familia de vuelta."
Fue su último pensamiento mientras la conciencia la abandonaba y la Reina de Hielo se derrumbaba, arrastrando a más de la mitad de la liga de villanos con ella.
Cuando otros héroes llegaron, sólo encontraron a la Reina de hielo muerta. Parecía dormir, pálida y blanca como la nieve, tendida junto a Endeavor.
El héroe de la flama y la reina del hielo habían muerto.
No sabía qué esperaba de la muerte, pero definitivamente era algo diferente. Rei abrió sus ojos con molestia por la luz.
-¡Mami!-la pequeña voz la hizo voltear tan rápido que se sorprendió de que su cuello no tronará. Cabello rojo, ojos turquesas y una carita hermosa: su hijo mayor.
-Touya…-susurró, con lágrimas en sus ojos, incorporándose y tomando a su confundido hijo en sus brazos.-Touya…-sollozó, abrazándolo más fuerte.
-¿Mami?-repitió el niño confundido.
Rei no respondió, pero se levantó sin soltar a su hijo y salió tambaleante del cuarto. Fuyumi, su preciosa niña, la única niña, le estaba pegando con una barbie en la cabeza al pequeño Natsuo, su tercer hijo.
-¿Y Shota?-preguntó, buscando a su bebé.
-Papá no nos deja verlo.-le recordó Fuyumi, confundida, a su mamá.
Rei ignoró lo que dijo, se movió por instinto buscando a su bebé, y lo encontró en su habitación, en su cuna, tan pequeño, pacífico y hermoso.
Así que esto era el cielo, volver a cuando sus hijos eran pequeños y estaban a salvo.
Hábilmente sacó a Shouto de la cuna, sin soltar a Touya.
-Mi Toto, toma la manta de tu hermano.-le pidió a su hijo mayor, que tomó la manta mirando feo a Shouto. Rei lo notó y rio divertida.-No seas celoso, tú eres el mayor así que es tu deber protegerlo.-le recordó, rebotándolo en su cadera cariñosamente, sin tener idea lo que eso significaba para este pequeño Touya. -Como el hermano mayor debes proteger a tus hermanos menores.-le explicó, besando su frente, cuando de pronto su cabeza latió con tanta fuerza que la hizo caer de rodillas. Se las arregló para poner al bebé en los brazos de Touya antes de derrumbarse con las manos en su cabeza.
Touya miró a su madre con pánico, con sus manos llenas del bebé que se había despertado por todo el movimiento y comenzaba a llorar. Natsuo y Fuyumi habían entrado a la habitación, curiosos y ahora lloraban asustados al ver a su mamá así. Entre sus tres hermanos que lloraban y su madre en el suelo, Touya no sabía qué hacer, asustado.
-¡Papá! -gritó, llamando a Enji Todoroki padre por primera vez desde que había atacado a Shouto por celos y él los había separado.
Se escucharon pasos corriendo hacia la habitación, pero Rei no los podía oír. A su mente entraban en tropel los recuerdos de una Rei que no era ella, de una mujer débil y patética que nunca pudo luchar por su familia y controlar la tormenta que era su marido; de una mujer que lastimó a su propio hijo menor y nunca tuvo las agallas para poder proteger al mayor y que pensó que había muerto hasta verlo de vuelta muchos años después, como un villano llamado Dabi, bajo el mando de Tomura Shiragaki. De una mujer que al momento de su muerte, al final había tenido algo de voluntad para desear ser otra y haber podido salvar a su familia.
Así, de algún modo, ella, la Reina de Hielo, Rei Himura, era ahora Rei Todoroki, una simple esposa y ama de casa, sin carácter, pero sobre su cadáver viviría la vida de alguien tan patético. Ella era Rei Himura, la reina de hielo, la heroína número 3, casada con Enji Todoroki, el héroe de la flama, la madre del Arquero de fuego, de la Princesa de hielo, de Viento de invierno y de IcyHot.
Esta era su segunda oportunidad, ahora ésta era su familia, sus niños, su estúpido marido, y ella tendría que enderezar todo lo que estaba mal en la familia Todoroki, así tuviera que hacerlo a la fuerza.
La Reina de Hielo no temía a nada.
Continuará…
