Aqui algunos detalles a tener en cuenta antes de comensar esta lectura, esta es una historia Slash es decir es una relacion de fantasia chicoxchico, que adiccional a eso es un mundo OMEGAVERSO. Si no sabes lo que es el omegaverso o las relaciones chicoxchico no son lo tuyo estas a tiempo de retroceder. Esta historia sera un AemondxLucerys.
Capítulo 1
Si le preguntabas personalmente a Aemond Targaryen y este decidiera por una vez ser sincero te diría que era consciente que su hermano Aegon sería un rey de mierda, demasiado borracho, infantil y caprichoso. Eso no hacía que apoyara a su hermana mayor Rhaenyra, ella también sería una reina horrible, caprichosa y vanidosa.
En resumen en su opinión, ya fuera por Aegon o por Rhaenyra, Westeros estaba jodido, pero la familia era la familia y él tenía que proteger a los suyos, bien o mal eran familia. Claro él mismo prefería omitir la hipocresía de eso, porque en realidad Rhaenyra también era familia, pero solo la mitad.
Borros Baratheon era jodidamente aburrido y predecible, sus cuatro hijas, cuatro betas le resultaban aburridas como un pedazo plano de madera. Le interesaba… ninguna de ellas. Ninguna de estas niñas Baratheon le interesaba en lo más mínimo. No Cassandra, no Maris, no Ellyn y no Floris. Cassandra se veía recatada y tranquila como correspondía a la hermana mayor, pero Aemond sabía reconocer una víbora a simple vista, era un Targaryen y vivía en la misma fortaleza roja, estaría muerto si no supiera reconocer a una hace tiempo. Marys era inteligente según su padre, pero se notaba que era una chica envidiosa de sus propias hermanas, así que como esposa sería una pesadilla. Ellyn era bonita al menos, pero nada del otro mundo, Floris era sin duda la más bonita de las cuatro, suponía que ella serviría aunque en realidad no es que le importara mucho.
Borros insistió en una suntuosa comida mientras hablaban de compromiso y dote,no que a Aemond le importara mucho, esto era simplemente algo que se debía hacer. Ellas eran betas, él se presentó como alfa a sus 11 años hace ya 8. Siempre supo que se casaría con un beta, los omegas estaban extintos, la mágica población había menguado con los años y si al sol de hoy había alguno,nadie lo había visto, en la misma familia Targaryen no había nacido ningún omega en más de 100 años. Su hermano Aegon también era alfa, igual que Rhaenyra y el mismo, solo Helaena había sido la única beta entre los hermanos, algo que probablemente sacó de su lado Hightower por que los Targaryen en su gran mayoría eran alfas. Los omegas eran un mito que ya no existía más. Ya no había un omega para ningún alfa, ni siquiera para sus hermanos mayores. Lo normal ahora era un alfa con un beta y más raramente un alfa con otro alfa.
Hubiese sido bueno nacer en una época donde pudiera tener un par de esas hermosas criaturas para él en lugar de tener que estar peleando una apestosa guerra para su apestoso hermano mayor contra su igual de apestosa media hermana mayor. Mientras desconectaba toda la basura que hablaba Borros, pensó en lo genial que sería simplemente montar a Vhagar y volar, volar muy lejos, tal vez a las ruinas de Old Valyria, incluso su montura la más vieja y grande que existe actualmente nunca había visto la tierra de donde provenían.
Salió de su ensoñación cuando anunciaron la llegada de Lucerys su sobrino. El mocoso solo tenía 13 años, otro beta apestoso como había sido su padre Ser Harwin Strong. El bastardo de Rhaenyra aún le debía un ojo, recordó mientras lo veía parado ahí de pie como un perro mojado con las mejillas sonrojadas. Bueno admitiría que estaba un poco sorprendido que su media hermana hubiese enviado al bastardo solo.
-El pequeño Strong… te vez bien mojado como un perro… digo ¿estas mojado por la lluvia o te has meado de miedo?-se burló de él, Lucerys debió haber visto a Vhagar en el patio y por tanto debía saber que él estaba aquí. Para su crédito, Lucerys lo ignoró y no respondió a su provocación, en cambio le dio una carta a Baratheon. El hombre descarado le ofreció una de sus hijas… Lucerys se escurrió el bulto diciendole que ya estaba comprometido con Rhaena. No es que lo culpara, Aemond también quería escurrirse ese bulto pero no podía. Borros despacho al bastardo pero Aemond lo detuvo.
-Detente ahí Strong, me debes algo-le dijo levantandose y acercandose depredadoramente hacia el más joven.-Tienes una cuchilla, no te matare, pero me debes un ojo, sacatelo y podrás volver corriendo hacia las faldas de tu madre-le dijo con una sonrisa burlona.
Lucerys se estremeció pero se mantuvo firme.
-No vine a pelear Tío Aemond. Vine como un enviado y no como un caballero-dijo levantando sus ojos castaño y mirándolo con ojos brillantes. -Habrá mucho tiempo para luchar en el futuro, pero hoy no es-dijo.
-Tu ojo o tu vida-se negó a escucharlo Aemond. Pero Baratheon lo detuvo no podía permitir que el muchacho fuera asesinado en su sala o sin importar que pasara en esta guerra él iba a ser comida de dragones a manos de Rhaenyra y su esposo Daemon. Lucerys le dio una mirada de ojos brillantes y cansados, negó con la cabeza y salió, mientras él era retenido.
Maris la pequeña envidiosa se burló de Aemond acercándose a él y susurrando.
-¿El niño te arrebató el ojo o fueron tus pelotas?
Aemond la fulminó con una mirada mientras se acercaba a ella e inclinándose le susurro al oído.
-Háblame así de nuevo y te arrancaré la lengua-le juro en un tono frío y admitiría que disfruto mucho la mirada de miedo de la deslenguada Beta frente a él. Eso le enseñaría su lugar cuando estaba delante de un alfa.
-Lord Baratheon si no tenemos nada más que hablar, entonces yo también me retiraré-dijo enderezandose.
Borros Baratheon se encogió de hombros.
-Adelante, yo no tengo nada que decir acerca de lo que hagas fuera de mi techo-dijo haciéndole un gesto a sus hombres para que le permitieran salir.
Aemond se apresuró al patio. Vhagar aun estaba ahí bajo la lluvia, pero Arrax la montura más joven de su sobrino ya no.
-Soves-le ordenó a Vhagar que volara sintiendo la conexión con su gran dragón. Arrax era mucho más joven y rápida que Vhagar por lo normal no tendría oportunidades de alcanzar a su sobrino en un día despejado, pero con esta gran tormenta, la montura más ligera se encontraría en problemas mientras para Vhagar no era nada difícil atravesar el clima tempestuoso.
Sabía que era solo cuestión de tiempo alcanzar a su sobrino… entonces se cobraría el ojo que el mocoso le debía.
Pero estaba equivocado, no vio a su sobrino sobre los cielos después de un rato de vuelo.
-Vhagar… donde esta Arrax-susurro a su montura. El gran dragón ladeo su cabeza hacia un lado como si entendiera a Aemond y entonces para su sorpresa se dio la vuelta, hacia bastión de tormentas de nuevo… o más bien hacia los acantilados de Bahia de los naufragios.
-Ohhh mocoso listo, optó por esconderse-se burlo-como si eso fuera una opción. -Vhagar aterrizó en los acantilados, el mar embravecido chocando a pocos metros de su lugar de aterrizaje contra las piedras, el agua cayendo pesadamente, pero en la oscuridad lo vio… una cueva y la forma acurrucada de un dragón que se guarecía de la lluvia, entiendo por que Vhagar se detuvo donde lo dejó, su gran dragón no cabía en la cueva, apenas había espacio suficiente para Arrax en ella. Aemond sonrió burlón, eso no lo detendría o salían a las buenas o haria que Vhagar los quemará a ambos.
-Luke, Luke, pequeño Stong da la cara. Mira incluso tu tío será tan bueno que te dará una segunda oportunidad… solo dame tu ojo y te perdonaré la vida-le prometió burlonamente. Pero no tuvo ninguna respuesta. No más que Arrax levantando la cabeza y mirando a Vhagar y dando un gemido. Arrax era una montura hembra… Vhagar avanzó, pero la dragona gruño, Vhagar se detuvo. Vhagar era más fuerte y poderoso que Arrax, a Aemond le extrañó que su montura retrocediera ante el gruñido de la montura mucho más joven. Arrax miró con sus ojos pequeños y viciosos a Aemond, le mostró sus colmillos y luego levantó una de sus alas mostrando lo que protegía dentro. El pequeño Lucerys inconsciente, temblando, mejillas rojas y liberando el olor más celestial y vicioso que Aemond jamás había sentido en su vida, un olor como a miel quemada. Puede que llevaran 100 años desaparecidos de la tierra, pero estaba en el ADN de cualquier alfa reconocer ese olor… omega. Su único ojo brillo en color rojo, demostrando lo cerca de la superficie que estaba su alfa, mientras levantaba la mano para tranquilizar a la dragona. Los dragones no entendían el conflicto actual, al final eran dragones, la dragona solo sabía que su jinete estaba en problemas y que Aemond olía familiar, después de todo era el tío de Lucerys.
Aemond contuvo la sonrisa maliciosa mientras se acercaba al niño de cabellos castaños. La dragona lo siguió con la mirada pero lo dejó acercarse moviéndose un poco para dejarlo entrar al hueco entre sus alas donde protegió a su jinete del inclemente tiempo.
Los ojos castaños de Lucerys se abrieron, el brillo vidrioso de sus ojos castaños mientras su nariz se movía olfateando, se volvió hacia donde venía el olor a sándalo de Aemond, el olor de un Alfa Targaryen y gimoteo en necesidad. Si porque eso no era un gemido de miedo, Lucerys ni siquiera parecía reconocerlo a un nivel racional, sólo instintivo, ese era un gemido de pura necesidad, que puso su polla como una roca, el omega estaba llamando a su lecho.
Demonios Lucerys se estaba presentando, el niño se acaba de presentar como un omega tardío y estaba teniendo su primer calor y cada parte de su ADN alfa, estaba ignorando toda orden de Aemond, sólo interesado en darle al omega lo que el más joven estaba pidiendo.
