Hace cinco días Apple aún estaba en su verdadera casa, con Raven durmiendo a su lado y pudiendo ver su rostro durmiente cuando los rayos del sol de la mañana la despertaban y miraba a su novia. Era la primera vez que se había enamorado y lo hizo poniendo todo su corazón y empeño en que salieran las cosas bien entre ellas. La princesa conocía que eran muy diferentes, desde su inicio en EAH y el Día del Legado lo supo, sin embargo, a pesar de sus diferencias, se enamoró intensamente de su "villana". Le pidió salir y renunció a tener la historia predeterminada que se le inculcó de niña, para escribir su propio destino con la chica que le gustaba. Dejo todo atrás por su novia: su historia de cuento, su futuro como reina, sus padres, su príncipe azul… Amaba a su compañera de habitación y cuando aceptó formar parte de su día a día, solo la necesitaba a ella porque el resto le daba igual.

Ahora, unos meses después de salir del instituto y haberse marchado para empezar los nuevos capítulos de su vida juntas, había vuelto a su palacio con sus padres porque se dieron cuenta de que no eran compatibles. Eran muy diferentes y no funcionaban como ellas dos querían, la rubia lo supo cuando se volvieron a enfadar.

"Podrías mostrar la matrícula de honor que sacaste en princesología, ahí te enseñaron a sonreír" Blancanieves comentó haciendo referencia al rostro lloroso de nuevo de su hija mientras los enanitos recogían el primer plato de la hora de la comida.

Apple lo ignoró, no iba a fingir una sonrisa porque estaba destrozada emocionalmente, con el corazón roto desde la intensa discusión con su ahora expareja. Había apostado por su relación con Raven y había salido mal. Un desamor no mataba a nadie, pero era muy doloroso cada vez que abría los ojos por la mañana y veía que ya no estaba ella a su lado en la cama. Y tener que haber vuelto a vivir con su madre, era horrible, pero no tuvo otro lugar al que ir cuando rompieron.

"Por favor alegra la cara, así será imposible que reconstruyamos tu futuro y consigamos que otro príncipe quiera comprometerse contigo"

Insensibilidad era la palabra que describía a la reina. Estaba rota y Blancanieves, cuando volvió, sabía que solo estaría pensado en volver al capítulo donde se descarriló, olvidando toda su historia de amor con la hija de la Reina Malvada.

"Déjala, ¿no ves que está mal por su ruptura?" Preguntó su marido.

"Entendí que Daring no fuera su príncipe, era muy egocéntrico, pero podríamos haber encontrado un nuevo príncipe encantador. Sin embargo, la princesa mimada que criamos decidió rebelarse e irse con su villana a vivir lejos de aquí. Después de todo lo que he hecho por nuestro cuento, años y años tirados a la basura junto con la vergüenza que ha causado al apellido White"

Escuchó a su madre al tiempo que notaba su mirada de decepción hacia ella, desde hacía tiempo la miraba así y cuando volvió a casa la recibió dedicándosela. A Apple ya no le importaba, había borrado de sus sueños escuchar algún día de sus labios, que estaba orgullosa de ella.

"Lo sabía, eso no iba a llegar a nada. Se lo dije cuando decidió dejarnos a nosotros, su título de princesa y su futuro como reina" Blancanieves pronunció haciéndola saber que tenía razón.

Más lágrimas se acumulaban en los ojos claros de la princesa, su pecho dolía mucho escuchando como le recordaba un día y otro que se equivocó eligiendo a su chica hechicera gótica sobre todo lo demás. Fue un error. Eligió a su corazón y este le decía que eran almas gemelas, le expresaba que su felicidad estaba ahí, su para siempre. "Raven me hacía feliz"

"La felicidad es un lujo que no es para todos ¿Dónde está Raven ahora? Contigo no" Expresó fríamente la reina.

Sus hirientes palabras le hicieron desmoronarse y las lágrimas que tenía acumuladas comenzaron a correr por sus mejillas mientras su visión se volvía borrosa. Apple de nuevo se preguntó internamente por qué siempre tenía que ser así con ella, nunca empática con lo que sentía o quería. Para la rubia su madre había sido su ejemplo para seguir, deseaba ser como ella, hizo todo lo que estuvo en su mano para llegar a serlo como lanzar esa manzana al espejo donde estaba la madre de su exnovia. Ahora el tiempo que paso con Raven y que abrió los ojos, de lo que más segura que estaba, era que no quería parecerse en nada a Blancanieves.

"Disculparme, me voy a retirar porque no me encuentro bien" No aguantaba más sentada ahí.

La mujer de cabello negro no puso objeción verbal a su marcha, simplemente la miró como se marchaba de la sala, llorando y con el pecho alterado, subiendo y bajando. La princesa supo que no le importó lo más mínimo verla por quinto día llorar, generalmente por su culpa y por su pena amorosa, porque en la cena volvería a ser hiriente. Nunca la entendería ni comprendería, solo expresaría lo decepcionada y el error que cometió al cambiar su vida entera por alguien que, como dijo cruelmente, actualmente ya no estaba a su lado.

Sin embargo, para la rubia, ese problema anteriormente el mayor de su vida, ahora simplemente era el menor de sus conflictos internos. Todos los importantes los ocupaba su excompañera de habitación, no salía de su cabeza y los recuerdos de su amor tampoco, sentía frustración e impotencia junto con que su mundo de nuevo había caído. Otra vez estaba en la situación de no saber qué sería de su futuro, como después de que su cuento se fuera abajo: primero con el Día del Legado y luego con Juego de Dragones. Pero, a pesar del miedo que le causaba la incertidumbre en su porvenir, el sentimiento que más tenía era una profunda tristeza al creer que su futuro estaba con Raven. Se había enamorado tanto de la actitud y personalidad junto con el físico de la chica de ojos lilas, había dado todo y al final se había estrellado y terminando rota.

"Apple no va a bajar hoy a cenar, sigue indispuesta" Anunció el rey a su esposa cuando regresó de la habitación de su hija, para preguntarla por su retraso en la cena.

"¿Sigue llorando? Se pasa todos los días así, queriendo llamar la atención. Podría madurar porque su insensatez anterior ya nos ha hecho perder mucho" Comentó Blancanieves llevándose el tenedor a sus labios, sin mirarle.

El rey estaba irritado con las frías palabras hacia su hija, que cada día desde que regreso, su cónyuge no paraba de hacer y estaba harto. Él si veía y empatizaba con lo dolida que estaba Apple después de que su querido amor fracasara. Y por primera vez, se levantó de su asiento y dio un fuerte golpe con su mano en la mesa de la tatarabuela White en respuesta a sus comentarios insolidarios de siempre.

"¡¿Tienes que ser así de indiferente con lo que le ha ocurrido a Apple? ¡¿No ves qué delante de tus ojos la niña está rota?! Se equivocó porque estaba enamorada y ahora que ha visto que ese amor no era suficiente, necesita el apoyo de sus padres. Es nuestra única hija y eres su madre, deberías estar en estos momentos malos por los que está pasando ¡Sé menos egoísta y deja de pensar en ti por una maldita vez!" El rey habló exaltado y enfadado hacia su mujer por aquel trato duro hacia su primogénita, antes de retirarse de la mesa.

Blancanieves entonces se quedó sola, en la alargada mesa y enfrente a los grandes retratos reales que colgaban en la pared, de todas las antiguas reinas que habían reinado y cumplido el papel protagonista del cuento de hadas. Ahí también estaba su retrato cuando la coronaron, regia e impecablemente perfecta, con una sonrisa en su rostro, su primera sonrisa falsa, la primera de millones más que hizo en adelante.

"Papá, gracias, pero sigo sin querer cenar" Apple habló sonándose y creyendo que era su padre quién acababa de entrar. "¿Mamá?"

Era la mujer mayor de labios rojos, entró a la habitación de su única descendiente, para sorpresa de esta. Desde que era pequeña y pasaba a darla un beso de buenas noches, no había vuelto a entrar a sus aposentos. Siempre estaba ocupada con sus deberes reales para ir a visitarla, así que la princesa pasaba la mayoría de tiempo con su niñera. Sin embargo, Blancanieves aquella noche supo que debía ir a ver a su hija e intentar consolarla, acto que no hizo después de que los acontecimientos de Juego de Dragones destruyeran el futuro predeterminado que tenía pensado para Apple.

"No necesito escuchar más lo decepcionada, qué estas de mí o lo quieres que sea y no soy" Expresó la rubia en defensiva a su aparición inusual y jamás desinteresada.

"No venía a atacarte, solo quería decirte que estoy contenta de que hayas vuelto a casa" La felicidad seguía pensando que era un lujo, pero la volvió a sentir el mismo día en que tuvo a su pequeña princesa en sus brazos, después de nueve meses y horas empujando sudorosa.

Apple intuyó que su comentario iba con arrogancia. "Sé que estás radiante porque lo mío con Raven no funcionará, enhorabuena, tus planes como siempre se cumplieron. Ganaste, ahora te puedes ir"

¿Ganó? Reflexionó la reina, había tenido razón en sus palabras cuando su hija decidió dejar la Casa Real y sus privilegios junto con su destino para irse con la exvillana de su cuento de hadas. La mujer de cabellera negra desde el principio supo que eso no funcionaría, no obstante, en el fondo quiso no tener razón, que hubieran sido felices juntas. Pero sabía que no podría ser así y Apple saldría herida porque Raven Queen no estaba hecha para ella.

"En verdad quería que consiguierais vuestro propio final feliz" Le dijo saliendo su lado maternal, ese que estaba secundario, detrás de la faceta de deber y honor que había en su papel como reina. Fue sincera con ella, antes de marcharse de la habitación como le pidió.

"No mientas, tú nunca me has entendido" Apple había tenido varias mentiras de su madre, pero esta era de las más grandes que le dijo.

"Eso no es cierto" Habló Blancanieves.

"Sí que lo es" Jamás la había entendido ni quiso hacerlo, la reina solo pensaba en ella misma, aunque la princesa necesitará a su madre.

"De hecho, en este momento te entiendo más que nunca" Dijo mirándola.

No siempre había sido una gobernante fría y calculadora como actualmente, hace unos años había sido una chica con sueños de tener su propia pastelería y encontrar lo que se llama el amor verdadero. Y llegó a sentirlo una vez, junto con la posibilidad de comprarse un local para vender sus pasteles con su amor. Se sintió dispuesta también a rebelarse para cambiar el futuro predestinado que tenía escrito porque no seguir con el cuento familiar era impensable para la próxima reina White.

"Hace mucho tiempo fui una princesa como tú, joven que tenía miedo al pensar en su futuro y no se entendía con su madre. Yo era feliz en la cocina haciendo pasteles, sobre todo de manzana, mis preferidos. Y un día que terminé de hacer uno perfecto que me quedó, fue la fiesta del jubileo de plata de mi madre en palacio y conocí por primera vez a Fredik Winter"

"¿El rey de las Nieves?" Preguntó Apple, no sabiendo que ambos se conocían porque de los reinos amigos, nunca habían sido invitados los Winter.

"Cuando era joven, no quería ser rey ni seguir destinos familiares escritos. Supongo que por eso su hija no ha estudiado en EAH, donde ambos volvimos a encontrarnos de nuevo. En lo del destino y otras cosas más éramos opuestos, pero fuimos igualmente muy amigos y me terminé enamorando de su forma de ser, de mirar, de conversar cómo él veía las cosas de otro modo. Me declaré y me correspondió, fui muy feliz ahí en ese momento teniéndole y compartiendo un tonto sueño de tener nuestra propia pastelería. Así que me marché lejos de mis padres también, me fui con Fredik para hacer nuestros propios planes y reglas. Dormía plácidamente en sus brazos, lo amaba profundamente y la felicidad era lo primero, él y yo. Creí que se aproximaba algo eterno" Cometió el mismo error hace años de creer que funcionarían cuando no eran compatibles.

"Raven me hacía muy feliz, la quería en mis planes del futuro, quería seguir agarrada para siempre de su mano" La rubia comenzó a lagrimear de nuevo, no pudiendo evitarlo al escuchar la historia tan triste y semejante a la de ella. Su chica Queen, aún recordaba el primer beso que tuvieron, lo feliz que se sintió y lo segura que estaba de que sus labios eran los únicos que quería besar.

"El amor muchas veces no es suficiente y logra todo. Hay señales antes de llegar a la fuerte discusión y conocer que no estáis hechos el uno para el otro, nosotros lo vimos y decidimos irnos cada uno por nuestro lado" Ambos hicieron a un lado sus corazones y usaron su cabeza, porque madurar era entender que el amor no es un "para siempre" sino un "hasta donde sea sano", el amor verdadero no es más que salud mental y equilibrio emocional.

Blancanieves, como dijo, entendía a la perfección a su primogénita, casi habiendo tenido su misma historia con el anterior príncipe de las Nieves. Pero, ya no se desmoronaba a llorar por aquel romance fallido, porque desde que su madre murió y fue coronada reina, aquella joven asustadiza cambió por su deber y honor, siendo sus súbditos y su reino su mayor preocupación.

"¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué no puede ser un final feliz con lo increíble que empezó todo?" Apple preguntó al aire, recordando cómo sin darse cuenta las charlas con su excompañera duraban horas, la emoción que sentía por hablarla y verla, por las palabras bonitas que le dedicaba ella, las letras de las canciones que describían la forma que sentía que la amaba la chica gótica. Había sido tan feliz, deseaba antes de haberse marchado enfadadas, haberla dicho que le gustaba verla cada día y observar su sonrisa.

"El final feliz solo es un concepto, una fantasía o utopía" Blancanieves creyó que había criado demasiado a Apple en la ilusión con el final del cuento familiar, porque realmente un para siempre no existía.

"Me gustaba el plan de amarnos y ser felices para siempre" Respondió dolida gimoteando.

"Yo tampoco planee el día en que le perdería, dolió, pero Fredik encontró a la mujer correcta y tuvo a su hija. Piensa que en otra vida serás la chica de Raven y las promesas se cumplirán mientras sois vosotras contra el mundo"

Era joven Apple, pero sus sentimientos eran reales, no decía que amaba a la chica gótica porque sonaba bien, lo decía porque realmente sentía aquello, la amaba y veía un futuro con ella, la amaba desde su alma. Y prometieron estar juntas y no soltarse de las manos, pasará lo que pasará, conseguirían ese futuro del que tanto hablaba. Lo conseguirían, pero sería en otra vida comprendió la rubia, en otro universo volverían a estar juntas porque se amarían igual.

Comenzó a secarse las lágrimas que faltaban por caer hacia sus mejillas rojas de llorar, esta era la última noche para la princesa que lloraría por su fallido amor. Raven no estaba con ella ya, tenía que aceptarlo, aunque un pedacito de su corazón se lo había quedado.

"Estaba segura de donde estaba mi destino mamá y ahora de nuevo no lo sé" Comentó sonándose mientras su progenitora la acariciaba el cabello dorado.

"Sigues siendo la próxima reina, la más guapa que habrá" Le recordó Blancanieves.

Tenía incertidumbre con su futuro actual, pero Apple tenía claro que no iba a ser reina. Porque jamás iba a volver a seguir los pasos de su madre, renunciaba al trono y convertirse en la reina que una vez deseo llegar a ser.

"Su Majestad, Raven Queen, acaba de aparecer e insistir una audiencia privada con su Alteza Real, la princesa" Un mayordomo entró abruptamente a la habitación, después de llamar educadamente.

Entonces Apple supo dónde estaba su destino otra vez, se levantó de su cama con dosel, se puso su bata y salió corriendo de su habitación. El hilo rojo de su corazón le indicó el camino exacto para encontrarse con su gran amor, que se encontraba al final de la gran escalinata principal del palacio.

Y cuando Raven la contempló tan hermosa bajando hacia ella, después de cinco días separadas, corroboró que era el amor de su vida. Definitivamente, la rubia lo era. Era el amor de su vida porque provocaba en ella, ternura, cariño y admiración. Porque adoraba sus ojos, sus labios, su sonrisa, su voz. ¡La amaba mucho, muchísimo! Veía sus defectos, sus temores y miedos, pero aun viéndolos la amaba y necesitaba estar junto a ella.

"Apple no somos la pareja perfecta, a veces me haces berrinches, peleamos, nos decimos cosas feas y nos enfadamos, pero no hay otra persona en este mundo con la que preferiría estar más que contigo. Porque, aunque tenemos problemas, discutimos a veces o estamos muy enfadadas con la otra y nuestra relación no es perfecta, siempre tengo ganas de estar contigo, siempre te elegiré a ti porque quiero que lo nuestro salga bien y lo que sentimos nunca se acabe. Luchemos, y que jamás nuestro orgullo sea mayor al amor que nos tenemos, hagamos que el Libro de Cuentos legendarios se equivocará en no saber que estaríamos siempre juntas y que nada ni nadie nos podrá separar"

"¿Contigo Raven? Una y otra vez, en esta y mil vidas" Respondió la princesa volviendo a llorar, pero esta vez de felicidad mientras llegaba a su chica para besarla e irse juntas de nuevo.


Espero que os haya gustado este OneShot de Rapple, me encanta mucho la parejaza que hacen ellas dos.