Parte 2:

La fila avanzó mientras los alumnos de la escuela de vuelo se sometían uno a uno al examen de vuelo. La prueba definitiva si eran dignos de ser llamados pegasos. O al menos eso decían los instructores. Claro, tenían que ser exageraciones para demostrar qué tan importante era este examen. Solo exageraciones, era mejor dejarlo ahí.

Tradicionalmente se les pedía a los alumnos que volaran

― ¡Siguiente! ― Volvió a gritar el instructor.

La pegaso llamada Aurora avanzó.

― Aurora Dawn, eres la primera, despeja, vuela, cae y completa.

La poni asintió y avanzó a la rampa con determinación y tras echarle una última mirada a sus compañeros, jueces y el público, corrió brincando para obtener la altitud exigida y comenzar a dar un directo y rápido ataque a las nubes superpuestas en el cañón.

Ella empezó con maniobras perfectas en el aire, pateando las nubes y despejando el área cuando de pronto el viento cambió justo cuando Aurora había extendido sus alas para frenar su velocidad.

La fuerza del viento fue tal que hizo que sus alas se doblaran hacia atrás.

― ¡Aaaaaaaargh!

Todos hicieron una mueca de dolor al ver la posición antinatural en que sus alas habían quedado. Pero estaba lejos de terminar, una corriente la atrapó y terminó estrellándose contra las paredes del cañón y cayó sobre sus cascos.

― ¡Ouch!

Los examinadores la miraron con indiferencia, era claro que no podía moverse de ahí así que siguieron con lo suyo.

― ¡Muy bien, lo que sea! Holiday Shine, despeja, vuela, cae y completa.

El siguiente pegaso solo le dirigió una mirada a su compañera caída, y uno a uno empezaron pasar ignorando a la poni.

Todos menos un pegaso de color blanco con una melena rubia.

― ¡Orion Solstice, eres el siguiente! Despeja, vuela, cae y completa.

Pero él se lanzó directamente a ayudar a su amiga.

― ¿Estás bien? ― Preguntó Orion.

― Orion… déjame… no arruines tu futuro por…

Uno de los examinadores miró hacia abajo, furioso.

― ¡TÚ! ¡¿Qué crees que haces, mocoso?! ¡Sube inmediatamente y termina el examen!

Orion miró hacia arriba

― ¡No! ¿Qué no ven que ella necesita ayuda? ¿Qué clase de desalmados creen que son dejando a mi amiga indefensa?

El examinador miró con furia al mocoso.

― Escúchame bien enano, no sabes con quién te estás metiendo.

― Dije que no me importa, si esta es la actitud de la ciudad hacia los débiles, significa que no es lugar para mí.

Ignorando el drama que tenían los examinadores y los dos fallidos, el examen seguía sin falta.

― ¡Scootaloo! ¡Tu turno!

La pegaso naranja extendió sus alas y miró abajo donde Orion ayudaba a Aurora a levantarse.

― No te atrevas a distraerte con esas fallas de pegasos. Tú concéntrate en tu trabajo si no quieres terminar igual que…

Scootaloo pateó al tipo allá donde más le dolía y bajó a ayudar a Orion y Aurora.

― ¿Se encuentran bien? Rápido, que se apoye en mí ― dijo Scootaloo.

Entre Orion y ella acomodaron a Aurora y empezaron a caminar fuera del cañón mientras que sobre sus cabezas el examen seguía sin complicaciones.

Al final ellos fueron los únicos reprobados.

― Ustedes, vengan conmigo ― ordenó un poni.

Scootaloo y Orion asintieron y llevaron a Aurora a rastras hacia donde los llamaban.

― ¡Dense prisa, no tenemos todo el día!

Scootaloo gruñó.

― ¡Se lastimó sus alas! No puede volar.

Ellos de inmediato los arrastraron por la fuerza a un carruaje. Sin decir palabra, los pegasos empezaron a halar la carreta mientras que Orion y Scootaloo usaron retazos de sus uniformes para improvisar unos vendajes para Aurora.

Ella miró a Scootaloo.

― Orion es mi amigo de la infancia, no hay nada que él no haría por mí. Pero tú, ¿por qué me ayudas? ¿No tienes una vida por delante?

Scotaloo suspiró, mirando hacia el otro lado.

― No te preocupes. De veras, no te preocupes. Tengo mis razones para ayudarte. Soy Scootaloo por cierto, lamento que tengamos que conocernos en estas circunstancias.

― Aurora. Aurora Dawn.

El carruaje siguió avanzando por quién sabe cuánto tiempo.

Finalmente llegaron a una gran estructura de cemento con una enorme puerta de acero.

En la puerta fueron recibidos por varios ponis de negro liderados por una figura también de negro, con una extraña máscara que ocultaba todo su rostro y su melena. Lo único que resaltaban eran dos ojos magenta que no dejaban de ver a Scootaloo.

Ella se estremeció, pero hizo lo posible para que no se notara. Este era el encuentro que tanto estaba esperando, pero tendría que hacer lo mejor para fingir sorpresa.

Los tres reprobados fueron guiados al interior de la fábrica. Era siniestro, había tuberías. Tuberías por todas partes, seguido por el característico sonido que hace el vapor a presión.

― Bienvenidos, mulas ― dijo una potente voz entre las sombras. ― Supongo que tienen muchas preguntas, ¿no es así? Pues bien, ¿por qué no comienzan a hacerlas mientras hacemos el tour? Ah, pero ¿qué pasó con mis modales? Pueden llamarme Doctor Atmosphere, experto en la ingeniería del clima.

Aurora y Orion estaban demasiado asustados como para decir nada, y Scootaloo no dejaba de ver de reojo a la poni de la máscara.

― Vamos, ¿no tienen ni siquiera una pregunta?

Scootaloo miró a Atmosphere.

― Bien, ¿qué hay en las tuberías? Suena demasiado viscoso y espeso como para que sea agua. ¡¿A qué se creen que están jugando?!

Atmosphere se rio.

―¡Excelente pregunta! Eso que escuchan ahí no es más ni menos que Spectra. Ahora bien, ¿qué es el Spectra? El Spectra es el color, pigmento puro que forma la esencia misma del arcoíris. El mundo entero le debe sus colores al Spectra. Pero es tan especial que no puedes simplemente cosecharlo, tienes que extraerlo de ponis vivos. ¡Aplaudan su nuevo propósito, no son tan inútiles, sus miserables vidas ayudarán a nuestra gloriosa raza a mantener el color!

Los tres potrillos soltaron gemidos de horror mientras que los ponis de negro los llevaban a una gran sala donde fueron presentados a lo que parecía ser una prensa hidráulica. ¿Qué demonios era esa monstruosidad?

Atmosphere siguió hablando.

― ¡Admiren la Super Speedy Filly Squeezy 6000! Esta preciosidad ayudará a separar su Spectra. Gracias a ella ustedes darán vida a un nuevo arcoíris. El sacrificio de los más inútiles a cambio de que los que sí somos dignos sigamos viviendo felices.

― ¡NO! ― Gritó Dawn.

Trató de gritar, pero la poni de la máscara la pateó justo en sus alas lesionadas.

Ella aulló de dolor mientras que la poni enmascarada revelaba su rostro.

Su pelaje era azul cian, sus ojos magenta y su melena era de muchos colores.

Era Rainbow Dash.

― ¡No! ― Gritó Scootaloo, destrozada.

Pero Rainbow la ignoró y siguió golpeando a Aurora Dawn sin piedad.

― Deja de quejarte. Si no puedes pasar un examen tan fácil no tienes nada que aportar a la sociedad. Al menos así no te meterás en el camino de nadie.

Scootaloo comenzó a sollozar, y estaba empezando a irritar a Rainbow Dash.

― ¡YA BASTA! Si tienes algo que decir dilo de una maldita vez.

― CREÍ QUE AMABAS! ¿Cómo puedes hacerme esto? Pensé que yo te importaba, siempre ayudándome, tratándome como tu hermana pequeña… ¡eres la única familia que he tenido! ¿De veras vas a arrojarme a esa cosa y ya?

Rainbow centró su atención en Scootaloo.

― ¡YO SÍ TE AMABA! ¡Lo intenté tan duro por ti, te enseñé todo lo que sabía con la esperanza que pasaras este maldito examen! ¿Y al final lo tiraste todo por sentimentalismo barato? ¡Alguien de tan débil voluntad! Yo… no puedo. Trabajé tan duro para estar a cargo y pensé que finalmente había encontrado a una digna sucesora.

Le escupió en la cara a Scootaloo.

― Te fallaste tú misma. Ahora tendré que empezar de cero.

Scootaloo le dio un cabezazo a Rainbow Dash tomándola de sorpresa, y golpeándola con su casco delantero.

Uno de los ponis de negro se acercó para ponerla en su lugar con un tazer que traía entre sus alas, pero Orion lo vio primero y se deslizó por debajo de sus patas para hacerlo caer.

Scootaloo tomó su oportunidad y le quitó el tazer electrocutándolo.

Entonces lo apuntó a Rainbow Dash.

― Si así lo quieres, así será.

Rainbow Dash levantó una ceja.

― Un poco demasiado tarde, ¿no te parece?

A su señal los ponis de negro se lanzaron sobre ella. Scootaloo tenía una sola oportunidad.

Electrocutó al que tenía más cerca, y se deslizó de entre su agarre huyendo entre el laberinto de tuberías que era la Rainbow Factory.

Los ponis de negro se dispusieron a atrapar a Scootaloo pero fueron detenidos por Rainbow Dash.

― No, no. Esta es mía. Mi fracaso, mi responsabilidad.

Miró a Atmosphere, que asintió suavemente.

― Por supuesto, toda tuya.

Entonces salió persiguiendo a su hermanita.

Scootaloo sabía que era solo cuestión de tiempo. Era ahora o nunca.

― Aajajajaja, nunca pensé que saliera taaaan bien.

Rainbow Dash siguió persiguiendo a Scootaloo a través de la fábrica del clima. La veía maniobrar de forma increíble dando piruetas en el aire, fintas y otras maniobras de distracción. ¿Cómo es que ella falló el examen? ¿Por qué había llegado a esto?

Finalmente la pequeña se desvió al cuarto de calderas.

Rainbow Dash entró tras ella a toda velocidad, lista para acabar con el trabajo pero se dio cuenta que no estaba ahí.

― ¡Scootaloo! ¡Este es un callejón sin salida!

Empezó a avanzar con una sonrisa cruel en su rostro.

― ¡Solo estás retrasando lo inevitable! ¡Obedece y sé una buena niña! Así las cosas deben ser.

La puerta del cuarto de calderas se cerró de golpe, al tiempo que las luces se apagaban de pronto.

Rainbow se volvió, y tal como lo esperaba, Scootaloo estaba ahí esperando en la oscuridad.

― Finalmente aceptaste que no tienes escapatoria ― dijo Rainbow Dash avanzando amenazadoramente hacia ella.

Scootaloo empezó a caminar hacia ella, pero algo estaba mal.

Su expresión no era la de la niña asustada que había visto todo el día, sino una sonrisa retorcida.

― Finalmente te tengo donde quería ― dijo Scootaloo sin una pizca de miedo.

Rainbow se rio.

― ¿En serio? ¿Me estás diciendo que todo esta persecución sin sentido era un plan elaborado para arrastrarme al cuarto de calderas? Jajaja, ¿y dime, para qué exactamente?

Scootaloo tronó el cuello.

― A decir verdad, he sabido de la Rainbow Factory desde hace tiempo. Pero de que trabajas aquí me enteré hace poco. Yo me dejé capturar. Me usé a mí misma de carnada y ahora estamos aquí. Caíste justo en mi trampa.

Rainbow se rio más fuerte.

― ¿Entonces la razón por la que estás aquí es porque eres una especie de heroína de la justicia, queriendo acabar con las injusticias detrás de la Rainbow Factory? No me hagas reír… los niños siempre serán niños.

Scootaloo empezó a reírse también.

― ¿Qué? No, no, no… la justicia, los pobres potros que sacrifican por no ser lo suficientemente buenos… todo eso no me importa. No es mi problema.

― Entonces, ¿de qué se trata todo esto?

― Yo soy la aprendiz de Pinkie Pie. Y voy a terminar lo que mi maestra empezó.

La sonrisa de Rainbow Dash se borró por completo.

― La derrotaste justo en su terreno de caza, ¿verdad? Decidí que al menos te debía esa misma cortesía.

Scootaloo le mostró a Rainbow Dash un bisturí que llevaba oculto entre sus alas.

Rainbow Dash soltó un grito de ira y cargó a toda velocidad contra Scootaloo. Un hilo tensado justo a la mitad del camino justo en medio de aquella oscuridad tomó desprevenida a Rainbow. El hilo se enredó en sus cascos haciéndola perder el equilibrio y cayó de bruces justo frente a Scootaloo, que no dudó en clavarle el bisturí en el ojo, y antes de que se recuperara se lo clavó en el otro.

― ¡AAAAH, NO PUEDO VEEEER!

Trató de saltar sobre Scootaloo, pero ella se quitó del camino dando un par de pasos hacia atrás y Rainbow cayó de bruces.

Scootaloo saltó sobre la cabeza de Rainbow Dash, y luego le clavó el bisturí en la Cutie Mark que le quedaba.

― Tú se supone serías mía. No esperé que te escaparas, ¡se supone que serías mi iniciación! Bueno, mejor tarde que nunca.

Hizo una incisión alrededor de la Cutie Mark de Rainbow, y la arrancó de un tirón.

― Vamos Rainbow, grita para mí. Pide perdón por matar a Pinkie Pie ― dijo Pinkie colocándole el bisturí en el cuello.

Pero la pegaso azul sacudió la cabeza.

― Jajaja, vamos mocosa. Si vas a dedicarte a esto sabes que puede pasar. El cazador puede convertirse en presa en cualquier momento. Si te pasa, lo único que queda es resignarte a tu destino.

Scootaloo grabó esas palabras en el corazón, mientras le cortaba el cuello a la mayor.

El Doctor Atmosphere abrió violentamente la puerta del cuarto de calderas, acompañado de varios guardias listos para acabar con esa pequeña peste que le había dado tantos problemas. Ya había pasado más de media hora y tal vez lo peor había pasado. Tal vez su tan fiel empleada se había vuelto blanda con esa mocosa; por lo que significaba que tenía que deshacerse de ella.

Entonces la vio, y no pudo evitar abrir los ojos de sorpresa al darse cuenta que la pequeña seguía en pie, arrastrando el cadáver de su mejor colaboradora y casco derecho.

― Rainbow Dash… ― murmuró Atmosphere.

Scootaloo lo miró a los ojos y sonrió, relamiéndose los labios.

― Me dejé capturar porque tenía asuntos pendientes con ella. Ya los resolví todos, así que con su permiso me voy. No puedo esperar a llegar a casa a cocinar.

Atmosphere la detuvo.

― ¿En serio crees que te voy a dejar salir por esa puerta así no más? ¿Después de todo lo que has visto aquí? Tus pequeños amigos…

― Me importa un reverendo cacahuate. Ya sabía lo que pasaba aquí, y si vine fue solo por ella. Ya me la quité del camino, ahora no tengo nada que hacer aquí.

Scooltaloo trató de rodearlo, no tenía humor de discutir con un idiota, pero el Doctor extendió su casco.

― Te dije que…

Scootaloo sacó un bisturí ensangrentado de entre sus alas y de un certero movimiento le cortó el cuello al doctor.

Los otros trabajadores de la Rainbow Factory se prepararon para atacar a Scootaloo, cuando las luces se apagaron de golpe. Un corte de energía.

Empezaron a buscar en los alrededores.

― ¡No creas que con un truco tan barato vas a escaparte, preciosa!

Scootaloo se rio.

― ¿Quién quiere escaparse? ¿No lo han entendido? No me tienen prisionera. Ustedes están atrapados conmigo.

Las luces parpadearon y volvieron en menos de un minuto después, pero Scootaloo ya no estaba ahí. Solo los cadáveres del doctor y Rainbow Dash.

― ¡Atrápenla! No puede haber ido muy lejos.

Un grupo de búsqueda salió de las facilidades de la fábrica del clima, pero la mayor parte de ellos decidieron buscar dentro de la fábrica misma. No pudo haberse ido, la seguridad de la fábrica u otros empleados la atraparían de inmediato. Y aun si pudiera salir a Cloudsdale, las garras de la Rainbow Factory estaban enterradas en todos los rincones de Cloudsdale y no podría salir con vida de la ciudad.

Pero después de tres horas de búsquedas, no habían encontrado rastros de la pequeña peste, era como si se hubiera desvanecido.

Y para empeorar las cosas, los cadáveres de sus jefes habían desaparecido. Había un rastro de sangre, como si alguien los hubiera arrastrado de regreso al cuarto de calderas. Pero de la nada los dos rastros desaparecían, como si se hubieran esfumado de la faz de la tierra.

― Está aquí…

Pero el poni que lo dijo solo recibió miradas llenas de reproche.

Redoblaron los esfuerzos de búsqueda en el cuarto de calderas pero todo lo que encontraron fueron los rastros de la lucha entre Scootaloo y Rainbow Dash.

Nada más.

― ¡Maldición!

Pasaron tres días, y la situación era desesperada.

Todos los días desaparecía uno de los suyos. No se esforzaba por ocultar los signos de lucha. Rastros de sangre, cabello, plumas. Una vez llegaron a hallar hasta un cuchillo ensangrentado.

Ella estaba ahí, acechando. Cazándolos de uno en uno.

Era tal como ella había dicho. No la tenían prisionera. Ellos estaban atrapados con ella.

Fue entonces cuando la maldita máquina colapsó.

La "Super Speedy Filly Squeezy 6000" empezó a caerse a pedazos.

Todo el personal de la Rainbow Factory corrió a ver qué ocurría.

Las puertas del cuarto donde estaba la infame máquina se cerraron de golpe.

Una risa irritante e infantil se escuchó desde las sombras.

― Lo siento mucho, pero no se me ocurría otra forma de llamarlos a todos aquí. No es que no haya sido divertido pero tengo cosas que hacer y no puedo jugar a las escondidas con ustedes por siempre. Si me disculpan, voy a terminar con esto ahora mismo.

― Un paquete para usted, Princesa Celestia ― dijo un sirviente.

Le entregó un gran paquete de cupcakes.

Celestia sonrió.

― Puedes retirarte, pero por favor que alguien me traiga un servicio de té para mi hermana y para mí.

El sirviente hizo una reverencia y se alejó, al tiempo que Luna entraba a la habitación y se unía a Celestia para el té de las cinco.

― Llegas justo a tiempo Luna, me acaban de llegar estos.

Luna aspiró el delicioso aroma de los pastelillos y se unió a su hermana mientras varias maids entraban a la habitación y les llevaban un servicio completo de té.

Después de servirse, Celestia abrió la caja de Cupcakes y le ofreció uno a Luna.

Ambas probaron el primero.

No había ninguna duda, eran los cupcakes de esa poni. Aunque… la sazón era un poco diferente esta vez. era como si hubieran sido hechos por un poni diferente. Pero al final daba lo mismo.

Aquellos que se movían en las sombras eran un mal necesario para los ponis.

Hacía mucho tiempo que las Princesas habían hecho ese antiguo Pacto. La prosperidad de muchos a cambio del sacrificio de unos pocos. Por eso habitualmente desviaban la mirada a esas criaturas que eran ponis por fuera, pero eran monstruos por dentro.

Y claro, a veces ellas recibían pequeños agradecimientos por hacerse la vista gorda de lo que hacían… como lo era la ocasional docena de cupcakes que recibían, o a veces pequeños trofeos como una muestra de jugo de arcoíris, cráneos, cabezas embalsamadas y demás.

Esa era la realidad que habían aprendido a esconder de sus pequeños ponis.

― Hermana, hay una nota en la caja ― dijo Luna de pronto.

Celestia levantó una ceja y tomó la nota que su hermana le indicaba. Más que una nota, era una postal. Una postal donde mostraba todo el personal de esa horrible facilidad oculta en las entrañas de la Fábrica del Clima.

SALUDOS DESDE LA RAINBOW FACTORY

― Así que la Rainbow Factory ha caído.

― Cuando aquellos que se mueven entre las sombras cruzan sus caminos, todo se reduce a la ley del más fuerte. Sin embargo, algo tendrá que llenar el vacío que la Rainbow Factory para que los sacrificios sigan su curso.

― Más temprano que tarde algo surgirá, así ha sido siempre.

Siguieron tomando el té.


Y helo aquí. El verdadero final de la historia de Cupcake Factory. Hice el primer capítulo de una forma que funcionara como una historia independiente en caso no terminara este cap a tiempo para el final de octubre.

AHora bien, en el LORE original de cupcakes Scootaloo aparece como la poni en entrenamiento de Pinkie Pie, y bueno, pensé que sería el vínculo perfecto entre los dos universos.

Espero les haya gustado compañeros, yo en verdad disfruté mucho de esta historia. Y ya conocen mi despedida:

Chao; nos leemos!

Feliz Halloween o Nightmare Night o lo que sea que celebren.