Hii aquí me tienen nuevamente, está vez no me tardé tanto, pero para no fastidiarlos más, nota al final

ONE PIECE NI SUS PERSONAJES ME PERTENECEN, PERO LA HISTORIA SÍ

Sin más que decir ¡A leer!

THE REALLY IMPORTANT

CAP 8

REMOLINO

Me bajé de la moto y me saqué el casco dejando a la vista mí peluca azabache que me llegaba hasta el cuello con mechones lacios, estaba siendo lo más cuidadosa posible. A mí alrededor no había más que terrenos áridos, que se resumían en tierra seca y plantas muertas por el exceso de Sol. El laboratorio estaba cerca según las coordenadas, pero no podía acercarme con la moto, tenía que ir a pie.

El frío nocturno se hizo sentir, la luna estaba presente en todo su esplendor iluminando la oscuridad dentro de sus capacidades. La noche era mi mejor amiga, estaba lista para ir de la mano con ella. Escondí la moto detrás de una roca y empecé a caminar con pasos silenciosos, no me llamaban gata ladrona por nada.

No caminé demasiado hasta que pude ver desde mi posición elevada el famoso laboratorio, que estaba dentro de una especie de cráter rodeado por altas rejas eléctricas, luces y guardias en posiciones discretas. Todo tal cual Law me había especificado.

Descendí con mis botas de tacón oscuras sin hacer mucho ruido, el terreno irregular no lo hacía demasiado sencillo, pero nada que no pudiera manejar. Un as de luz, parte de la vigilancia se acercaba, me aparté con rapidez y me posicioné detrás de una roca lo suficientemente grande para cubrirme si me agachaba. Había 4 guardias, uno en cada lado de la estructura cúbica, cada uno entrenado rigurosamente, no debía confiarme. Sin embargo, ni todo el entrenamiento podía hacer algo contra un golpe en la nuca dado de improvisto en el punto exacto. Así cayó el primero, no logro advertirme.

No hacía falta incapacitar a los demás mientras no notaran mi presencia, claro estaba. Ahora tenía un lado despejado para escalar, me había puesto mi traje de látex negro para no correr ningún riesgo con la electricidad. La reja no era demasiado alta y logré escalarla con rapidez.

Hasta ahora todo estaba siendo relativamente fácil, esperaba algo con más dificultad, ya le había agarrado el gusto a la adrenalina, se podría decir que la extrañaba un poco en medio de tanta normalidad. Crucé el campo y llegué hasta la entrada trasera del laboratorio, el traje me ayudaba a camuflarme en la oscuridad con suma eficacia.

La puerta trasera no tenía más seguridad que una vaga cerradura con llave. Suele ocurrir que le dan tanta importancia a la entrada principal que descuidan la trasera, idiotas, como si el ladrón fuera a llegar precisamente por la puerta más evidente. Me quité el gancho que traía en el cabello y luego de probar un minuto, logré abrirla.

Temí por un momento que fuera una trampa y se activara una alarma, para mi suerte no pasó, el laboratorio había sido construido hace 15 años por lo que encontrar sistemas de seguridad demasiado sofisticados no era una posible amenaza.

El interior era frío y la luz contrastaba enormemente con el exterior. Sentí un dolor en mejilla de repente, caí al suelo en un golpe seco.

¡Maldición! Me había descuidado, había un guardia tras la puerta.

-Informo a todas las unidades...

Antes que pudiera seguir hablando aproveché su distracción y desde el suelo, le di una patada en sus piernas desestabilizándolo. Otro golpe seco. Me levanté con rapidez, le puse una mano en la boca con firmeza, mientras que con la otra le incrusté la aguja de un calmante que tenía en el cinto del traje. Proporcionada por Law.

Hizo efecto en seguida. Estuvo cerca.

-12445 ¿Sigue allí? ¿Pasó algo? Comuníquese.

Agarré el comunicador e intenté poner la voz más gruesa.

-Todo en orden. Informo que no hay irregularidades.

Corté de inmediato la comunicación y me lo quedé, por si acaso, era mejor estar informada si llegaban a descubrirme. Llevé una mano a mi mejilla para menguar el dolor, parecía que tuviera un corazón allí, odiaba que me tocaran el rostro. No debía perder más tiempo, mientras antes saliera mejor.

Corrí con sigilo por el pasillo helado, hacía frío, parecía un refrigerador gigante. Las paredes parecían estar hechas de metal, no tardé en ver dos cámaras, tenía varios dispositivos para burlarlas, solo era necesario que se los pusiera.

Saqué una pistola del cinto, y le disparé a ambas, el dispositivo se configuró de inmediato. No se vería más que la misma imagen repetidas veces. Si el mapa de Law era correcto dentro de poco llegaría al centro del laboratorio donde estaban las muestras. A estas horas los científicos deberían de estar en sus dormitorios.

Solo tendría que enfrentarme a unas cuantas cámaras más, un código de seguridad para abrir la vidriera que las protegía y saldría rápidamente. Todo saldría bien. Como lo planeado.

Lo primero que vi fueron las múltiples mesas llenas de artefactos químicos y papeles por doquier, de seguro con anotaciones. No era mala idea llevármelos, pero Law no los había pedido y llevar cosas que a mí no me servirían de nada, no tenía sentido. Me ocupé de las cámaras y me acerqué a la vitrina. El panel con la hilera de números estaba justo al lado, marqué la clave que Law me había dado y se abrió ante mí, dejando salir un poco de humo frío en el proceso. Habían solo dos frascos, tomé uno y...

Otro golpe en el rostro ¡Maldición! ¿Por qué siempre en la cara?

-Es un placer conocerte en acción gata ladrona.

Me recompuse con rapidez, limpié la sangre que empezaba a salir de mi boca con el dorso del traje, tendría un buen morado en toda la cara. Genial.

Vi a mí atacante, no era un guardia, claro que no, era una chica al igual yo y también llevaba un traje de látex, solo que a diferencia de mí llegaba a cubrirle todo el rostro excepto sus ojos, que eran ¿Azules?

Esquivé otro golpe también dirigido a mí cara, tenía que concentrarme.

-¿Quién eres?- pregunté mientras intentaba asestarle otra patada.

-Miss Sunday- Me esquivó con agilidad, se movía muy bien. Aun así no logró evadir una dirigida a su estómago.

Iba a continuar con nuestra pelea, pero se alejó de repente moviendo sus extremidades con gracia, digna de una atleta y tomó el frasco que no logré alcanzar. Lanzó una bomba de humo que me nubló los sentidos por unos segundos, no obstante, escuchaba sus pasos, intenté seguirla a ciegas.

-No te apresures gata ladrona, nos veremos muy pronto-Desapreció por completo.

Law no Iba a estar muy contento. Guardé el frasco y me dispuse a irme, no sin tener en mente a esa nueva adversaria.

POV LUFFY

Ir a la universidad sin Nami, era un poco aburrido, las clases parecían no tener fin. También tenía hambre.

-Luffy ¿Me estás escuchando?-la voz de Hamock me sacó de mis pensamientos.

-Lo siento Hamock, me distraje shishishi

-Dijiste mi nombre...- se encorvó en una mueca extraña, con la cabeza hacia atrás, la espalda arqueada y señalando a ¿La pared?

Hamock era muy rara.

Seguí caminando, parecía muy entretenida y tenía mucha hambre. Llegué al comedor y me encontré con Usopp, Sanji y Zoro. El resto de las horas me quedé dormido.

Entré a casa, al parecer no había nadie. Sería un día muy aburrido, Ace de seguro lo llamaba hoy o mañana. Iba a ir a mí habitación, pero escuché un ruido. Venía de la oficina de mi padre.

Me acerqué, era raro que estuviera en casa. Casi nunca hablaba con él, desde que se convirtió en primer ministro de Grand Line hace poco, menos y como Ace tomó el mando completo de las empresas, tampoco tenía mucho tiempo libre.

Estaba de pie recostado en su escritorio, con el traje negro. No sé cómo hacía para soportarlo, era demasiado incómodo y sofocante.

-Es muy grave, podría extinguir a la población completa...Estoy ejerciendo todas mis influencias para conseguir información... Lo sé mejor que nadie. Más bien ni deberías estar enterado de ello mocoso, es un asunto secreto del Estado... No te involucres más, es peligroso, céntrate en lo que te concierne y déjame hacer mi trabajo en paz. Mi padre, mi equipo y yo somos suficientes, no te necesito... Hazme caso mocoso, tengo que cortar.

Me aparté en seguida de la puerta, si se enteraba que escuché algo... Aun recordaba cuando hice algo parecido de niño, si no es por Ace me dejaban encerrado en el sótano un día entero. Odiaba el encierro, no tenía la enfermedad esa rara que Chopper siempre repite, sino que era muy muy aburrido y desesperante.

Salí corriendo y me encerré en mi habitación, me reí al recordar que solía hacer juegos así con Layla y Ace dónde corríamos por toda la casa shishishi.

¿De qué estaría hablando? Algo que eliminaría la población. Parecía importante y estaba hablando con Ace, siempre nos dice mocosos y no estaba hablando conmigo así que, sí, lo hacía con Ace. Tenía curiosidad, pero nadie iba a decirme nada stk.

La puerta sonó y no tardé en abrirla.

-Mocoso ¡Cuánto has crecido!-Exclamó dándome una palmada en el hombro, que admito que me dolió un poco.

-¿En serio?- Me veía exactamente igual. Y el también lo estaba.

-Totalmente en serio. Me iré ahora mismo, tengo asuntos importantes que atender. Iremos a comer un día de estos para hablar de hombre a hombre.

La puerta se cerró, y me sentí solo, otra vez. Siempre decía eso y nunca pasaba, había dejado de emocionarme por eso hace tiempo. El único que cumplía sus promesas era Ace y estaba ocupado. No quería estar solo en la casa, odiaba la casa, demasiado aburrida y el silencio demasiado atosigante.

Se me ocurrió una idea.

Agarré el teléfono y llamé a Zoro, no contestó, decidí enviarle un mensaje.

"Voy para allá shishishi"

Tomé las llaves de la moto y salí por fin. La casa de Zoro estaba algo lejos de la mía, pero no importaba me gustaba sentir el viento chocar contra mi rostro.

Di una vuelta y ví por el retrovisor dos motos haciendo lo mismo, capaz era casualidad pero parecía que me estuvieran siguiendo. Agarré un desvío a otra calle y sucedió lo mismo. Definitivamente me estaban siguiendo.

¿Qué debo hacer?

Seguí rodando, pero la gasolina no era eterna y ya ni sabía con exactitud a dónde me dirigía, estaba empezando a salir de la ciudad, algo me decía que era una mala idea quedarme en un sitio solo. La adrenalina me invadió como si me quemara la sangre.

Tomé el primer retorno que encontré, aunque no estuviera permitido ya que estaba cubierto de grama. Cualquier cosa, el viejo debía de entender

La moto logró pasar, pero mis perseguidores hicieron lo mismo ¿A dónde debía ir?

Qué estúpido ¡La casa de Zoro!

Aumenté la velocidad y retomé el rumbo, sentía que me alcanzaban. Sentía ganas de detenerme y preguntarles qué rayos querían, ni los conocía, no les había hecho nada. Pero Ace me lo había repetido muchas veces, no debía ser impulsivo y si tenían armas no podría hacer nada. Si tan solo tuviera alguna de las armas del viejo... Podría defenderme perfectamente, Ace Layla y yo habíamos sido entrenados en el uso de armas.

Escuché un disparo y la llanta desinflarse

¡Rayos!

La moto se desestabilizó por completo, no podía controlarla. No lo pensé siquiera y me lancé al borde de la carretera que por suerte era pura grama, aun así sentí el duro impacto en mi espalda.

Apenas pude moverme, me levanté para echarme a correr y tomé mi celular, sí le avisaba a Zoro podría ayudarme, no pensaba morir, no quería morir.

Otro disparo. Caí al suelo en un golpe seco.

Tardé un segundo en darme cuenta que mi pantalón empezaba a oscurecerse rápidamente, estaba sangrando. El dolor llegó de pronto, ardía mucho, sentía el golpeteo palpitante en la herida, como si tuviera otro corazón allí. Quise arrastrarme, pero el dolor me lo impidió, mis ojos empezaban a aguarse, no iba a gritar mucho menos llorar.

-No corras más niño. Tenemos que llevarte vivo, más no entero.

Se puso frente a mí, pude ver que era un hombre extremadamente grande, se veía oscuro, no lograba distinguir sus fracciones, capaz por el Sol. Me arrebató el teléfono de las manos.

-¿Qué coño quieres Luffy? Más te vale que sea importante, interrumpí mi rutina de ejercicio ¿Luffy?

-Zoro...- intenté decir pero sonó más como un susurro, empezaba a sentirme débil, con mucho sueño...

La llamada se cortó de inmediato y no pude evitar cerrar los ojos. Todo se volvió oscuro y el dolor se fue.

POV NAMI

Me senté en la lujosa cama de hotel. Me permití quitarme la horrorosa peluca rubia que tenía y soltar mi cabello naranja, era poco práctico para el trabajo pero me gustaba. Me miré en el espejo que estaba frente a mí, últimamente tenía la costumbre de mirarme fijamente, quizás en un intento de recordarme quién era realmente, no la ladrona de Arlong y ahora de Law, solo Nami Park de Cocoyashi.

-El espejo no solucionará tus problemas Nami- dijo con un tono malicioso, típico de Law, neutro y cortante.

-Gracias, esperaba que sí-contesté sarcástica enfrentando sus ojos grises.

Se sentó a mi lado sin dejar de mirarme, como una batalla en la que ninguno estaba dispuesto a perder. Law llegaba a ser exasperante, aparté la mirada para dejar toda esa disputa silenciosa, solo quería irme de una buena vez.

-Aquí tienes tú nuestra, fue relativamente fácil.

Le entregué el frasquito verdoso.

-Los moretones en tu rostro no dicen lo mismo.

-Me distraje y tuve un inconveniente que no estaba en mis planes.

Law quitó su atención del frasco para regalarmela por completo.

-¿Qué inconveniente?

-Una chica, no pude ver su rostro pero tenía ojos claros y mucha agilidad, me conocía y parece haber registrado toda nuestra conversación-Su expresión se volvió completamente dura e impenetrable- Robó la otra muestra.

Law no dijo nada, pero sus dientes apretados a más no poder y su puño apretado con fuerza, me bastaban para saber qué era peor de lo que pensaba.

-Alguien más sabe de la muestra, probablemente otra banda criminal como la de Arlong. Esto empieza a convertirse en una cacería.

-Una cacería que no podemos perder-afirmé.

Se levantó.

-Voy a analizar esto. Deberías descubrir la identidad de esa mujer, necesitamos saber quiénes más están tras el virus y con qué fines.

Asentí y Law cruzó la puerta de la habitación con su suéter mostaza y sus jeans oscuros y rotos en varias zonas que no lo abandonaban jamás.

Me retiré igualmente al rato. Ya en mi cama revisé mi celular, habían unas llamadas de Nojiko, pero no pensaba contestarlas, sería demasiado escuchar palabras de odio de su parte. Mantenerla a salvo era suficiente para mí, aunque no volviera a escuchar su voz o sus palabras de aliento. No me las merecía todas formas. Si tan solo hubiera protegido a Bellemere... Decidí dejar esos pensamientos de lado, necesitaba trabajar duro, para librarme de Arlong y su gente. Empecé a recordar a aquella chica, dijo que nos encontraríamos pronto ¿Sería de una mafia? Lo más probable es que sí. Miss Sunday. ¡Por ahí debía empezar! Alguna mafia que usara nombres tan exóticos.

Si me surmergía a investigar en los prostíbulos y bares del bajo mundo, probablemente obtendría esa información. Revisé la hora, doce de la noche, tenía tiempo para prepararme. Esa mujer quería que supiera quién era, de lo contrario no me hubiera dado su nombre. No pensaba decepcionarla. Ibamos a bailar al mismo compás.

Me disfracé nuevamente, esta vez frente al espejo estaba una chica de un exótico cabello rubio ondulado hasta las caderas, ojos oliva y unos brillantes labios carmesí, con su rostro maquillado perfectamente para tapar los moratones. Un top color negro que dejaba al descubierto su escote y expuesto su abdomen junto a una falda de imitación de cuero color negra, finalmente para completar el atuendo unas altas botas de tacón.

Llegar a los grandes bares no fue un problema, ni entrar tampoco gracias al dinero. Me abrí pasó entre el tumulto de gente y me senté frente a la barra dónde un simpático bartender me atendió, era raro ver a un joven en vez de un señor con experiencia, no debía de saber nada.

-Dame los más liviano que tengas por favor-le pedí con mi encanto. El chico se apresuró a atenderme, no podía tener más de 18 años.

Una vez me sirvió un trago, me atreví a preguntarle.

-Estoy buscando a una mujer, de ojos claros, llamada Miss Sunday ¿Será que la conoces?- Era un riesgo preguntar tan directamente pero, de qué otra forma.

-No tengo idea señorita- respondió notablemente sincero, no me sorprendía que no supiera nada. Eso quería decir que era un nombre exclusivo entre los miembros del bajo mundo, no era tan viral.

El bantender se retiró y tomé un sorbo de mi trago, mi mente debía de estar clara, me fijé en lo que había a mí alrededor. Demasiadas personas bailando en la pista, el olor a marihuana, sudor y cigarro en el aire, hombres riéndose a risotada en sus asientos y mujeres atractivas esperando para cazarlos o que las buscaran a ellas, bajo la música estrambótica a todo volumen retumbando en los tímpanos y las luces de neón que hacían un intento de destacar en la oscuridad, donde el sexo no perdía oportunidad. No pasó mucho tiempo para que un hombre joven, de unos 25 años, de piel pálida y cabello rojo como el fuego se acercara con una exótica chaqueta que dejaba al descubierto su trabajado cuerpo. Su mirada carmesí me devoró.

-Otro trago para la señorita-pidió mientras terminaba el que tenía en su mano, tenía pinta de ser vodka.

Un shot del mismo líquido se posó frente a mí. Lo miré a los ojos fijamente.

-Salud- dije y el líquido ardiente recorrió mi garganta dejando una sensación de escozor.

El sonrió complacido al ver aceptada su invitación.

-Es raro ver a una belleza tan exótica sola por aquí.

-Es raro ver a un hombre regalar tragos a una belleza exótica.

-Ingeniosa también, eres todo un combo.

Sonreí coqueta, sin embargo, me preguntaba si un hombre como él podría saber lo que estaba buscando. Más bien me preguntaba si era buena idea seguir hablando con él, parecía alguien problemático y no del mismo tipo de problemático que Luffy, más bien la antítesis.

-¿Y qué hace un hombre por aquí en este bar de mala muerte?

Tomó otro shot antes de responderme, conveniente, sí se emborrachaba sería más fácil.

-Buscar bellezas como tú para divertirme, está claro-su mirada me recorrió, era directo.

-Oh, me imaginaba una respuesta más interesante. Hay gente de todo tipo por aquí. Quiero saber a cuál de todas perteneces...

-Kid, preciosa, te doy un consejo eso es algo que no debes de saber si quieres sobrevivir en este mundo. Solo diviértete y no te inmiscuyas.

-¿Y qué tal si quisiera inmiscuirme? Quiero saber con quién estoy hablando, no soy una chica que vive en nubes de algodón. Tengo experiencia en este mundo aunque no lo parezca.

Tomó otro shot para mirarme con gracia.

-Eres toda una cajita de sorpresas...

-Amy

-¿Y de qué clase de experiencias hablas? ¿Eres una puta acaso Amy? Chicas bonitas como tú, aquí no tienen más oficio.

Tenía que ser machista. Para conservar la conversación reí antes el comentario.

-No precisamente, no vendo mi cuerpo. Pero es injusto que yo hable sin que tú lo hagas primero Kid.

-Muy bien preciosa, pero tendrás que pagar por ello antes. Acompáñame.

Nunca había vendido mi cuerpo para ningún trabajo, ni lo pensaba hacer ahora. Me levanté de mi asiento y lo seguí, aún sin saber si era la persona indicada, pero parecía muy metido en el bajo mundo, pertenecía a él. Algo en él me lo gritaba, su apariencia, su forma de hablar, no sabía qué, pero debía de saber.

Salimos del local, el frío me azotó sin piedad y el nerviosismo también, pero podía controlarlo. Nos metimos en medio de un callejón oscuro. La música se escuchaba lejana y el único sonido palpable era el del viento remover los objetos regados en la carretera.

Kid Puso su mano en la pared dejándome atrapada entre él y la pared. Olía a alcohol totalmente.

-¿Y bien? Cuéntame Kid-dije hablando casi encima de sus labios-¿Qué papel juegas en este mundo?

-Directa al grano preciosa, me gusta, tráfico drogas.

Me besó con fiereza haciendo que mi espalda chocara contra la pared, le seguí el ritmo, no había nada especial, solo un contacto carnal, vacío. Me separé un poco para continuar, a tentar mi suerte jugando con las palabras. No tenía ni idea que papel tenía miss Sunday pero si era el bajo mundo las drogas eran una opción.

-Debes conocer entonces a Miss Sunday-afirmé con una seguridad que obviamente no tenía.

Solo necesitaba un poco de suerte, un poco nada más y eso era precisamente lo que no tenía.

De un momento a otro mí cuello estaba entre sus grandes manos, siendo apretujado. Se me iba el aire, no podía perder la calma, luchar físicamente contra el no serviría de nada.

-¿Estás emparentada con esa puta? ¡Quiero que me devuelva lo que me robó!

-Yo no sé nada...- Intenté decir sin mostrar un astibo de miedo, le sostuve la mirada mientras rebuscaba en mi ropa sigilosamente un arma.

-Quiero mis cargamentos, perdí mucho de dinero. Ese maldito de Crocodile- exclamó más para sí mismo que para mí.

Kid Definitivamente tenía problemas de ira, su rostro contraído por el enojo no me miraba realmente, estaba desahogándose conmigo y yo estaba quedándome cada segundo que pasaba sin aire. Si seguía así iba a morir. Hice acoplo de todas mis fuerzas, sobrellevando el dolor de cabeza por la falta de aire y le clavé en el brazo una de las jeringas que me había proporcionado Law para mi misión anterior. De inmediato me soltó.

-¡Maldición! ¡Qué me inyectaste!

Cayó de inmediato al suelo, tomé grandes bocanadas de aire, mis pulmones ardían como si hubieran podido explotar de un segundo a otro. Apenas me recuperé lo suficiente para levantarme, me dirigí hacia Kid que seguía sin poder moverse en el suelo, a pocos minutos de perder la consciencia por completo. Al parecer la contextura afectaba la eficacia del efecto.

Me puse a su altura y lo vi directamente a sus ojos encandilados.

-Espero que pases una buena noche Kid. Nunca subestimes a una mujer, mucho menos a una con experiencia en el bajo mundo.

Escuché unos murmullos que no prometían ser halagos, pero más que molestarme me dieron gracia. Le di la espalda y me retiré de aquel horrible callejón. Ya tenía lo que quería, Miss sunday, una ladrona de la banda de Crocodile, conseguir más información sería mucho más sencillo.

Arranqué la moto y dejé que la velocidad y el viento en mi cara me relajaran, no podía estancarme en las experiencias desagradables de mi trabajo si quería seguir teniendo salud mental. Lo mejor era pasarlo por alto. La sonrisa de oreja a oreja de Luffy apareció lúcida en mi mente y me animé a soltar una igual.

Subí al ascensor agotada, la mirada inquisidora del vigilante siempre era como una piedra en mi zapato, iba a poner una queja para despedirlo, cualquier cosa con tal de no ver su estúpida mirada juzgándome cada vez que salía o entraba. Me quité la peluca dejando caer mi cabello naranja, definitivamente nunca sería rubia, retiré el labial corrido y finalmente las puertas se abrieron.

Me froté los ojos por si estaba mal de la vista y empezaba a ver doble. Zoro estaba en mi puerta.

-Bruja- dijo apenas fue consciente de mí presencia.

-Buenas noches Zoro ¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias- solté sarcástica, ahora nadie era educado.

-Stk.

-Vamos a pasar ¿Quieres? Necesito quitarme estas botas.

-¿Qué te pasó en el cuello?- señaló las marcas rojas que lo rodeaban, el estrangulamiento de Kid había dejado marca Maldición.

-Larga historia, vamos a pasar.

Él asintió y nos adentramos en mi apartamento impersonal, lo dejé en la sala esperando mientras me ponía unos leggins negros y un suéter holgado. Mis pobres pies los dejé descalzos, que bien se sentía la sensación de dejarlos libres después de una larga jornada.

-¿Quieres algo?-pregunté más por cordialidad que por gusto. Tenía curiosidad por saber qué hacía en mi apartamento.

-No. Pensaba que tal vez Luffy estaría contigo, pero ya veo que no- afirmó sin ningún tono bromista o malicioso en su voz.

-No lo he visto en todo el día ¿No estará en su casa? ¿O con los demás?

Su expresión dura me dio un indicio que yo había sido su último recurso.

-No, salió de su casa esta mañana según las mujeres de servicio de la casa y nadie lo ha visto.

Sentí mi saliva pasar pesada por mi garganta. No me estaba gustando nada el tinte que estaba tomando la conversación.

-Me envió un mensaje temprano que iba a mi casa y luego me llamó, pero cuando atendí no me contestó, muy extraño, la llamada se cortó de inmediato y ahora no aparece- Bajo la cabeza y se revolvió levemente el cabello cerca de la nuca en señal de frustración.

Se me formó un hueco en el estómago y unas inmensas ganas de vomitar. No podía estar pasando eso, todas los hechos lo indicaban. No quería pensar que mis sospechas eran ciertas, si le llagaba a pasar algo yo...

Un mensaje llegó a mi celular y lo tomé temblorosa. Era de Arlong

Solté un grito desde el fondo de mi garganta. Se veía claramente a Luffy desparramado en la celda en la que yo misma había sido torturada, con moratones en el rostro y sostenido por las cadenas de hierro. Estaba todo lleno de sangre.

-¿Qué pasa?- Zoro me arrebató el teléfono de las manos y me quedé estática.

Lo que más había temido estaba sucediendo.

Luffy estaba en manos de Arlong y no sabía siquiera si estaba vivo.

.
.
.

Y bueno hasta aquí el cap, espero que les haya gustado, me gustó mucho escribirlo, las letras fluyeron solas y bueno empieza la tensión en la historia, este cap si tuvo más acción. Si tienen algo que decir, una crítica, una opinión, estaré encantada de verla, escribo para ustedes después de todo. Sin más que decir, espero que nos leamos pronto