Damian tenia las mejillas teñidas de rojo como el cuello y las orejas que parecía que ardían en brasas calientes.
La humillacion y la verguenza carcomia su piel de rojo brillante.
Fueron segundos que se convirtieron en minutos. Y para sumar, no solo ella seguia con los ojos sumamente abiertos como si en cualquier momento abandonan sus cuencas y ni hablar de su boca abierta de par en par.
Había mas gente a su alrededor y estaba seguro que había risas.
-¿Vas a soltarlo? -cuestiono viendo las pequeñas manos de Anya sujetas a su prenda de vestir y su dignidad.
Ella la soltó como pudiendo reaccionar al fin, y lo inundó con disculpas. Mientras que Damian con el poco pudor que le queda se subía su dignidad y el pantalón con el mentón en alto que la niña había bajado en el momento que se tropezó y lo tomó entre sus manos como si fuera su salvación.
Al momento que su pantalón volvió a su posición original. De forma casi inmediata, se marcho con los puños apretados a su costado. Sin recriminarle, insultarla o lo que sea. Ni siquiera podia enojarse correctamente y no solo por la dulce mirada que le enviaba y la cual estaba cristalina como si en cualquier momento se larga a llorar sino porque horas antes...
Aun lo recordaba el viento soplo fuertemente y provoco que muchos cabellos se sacudieran y faldas se levantaron.
Una de ellas fue la de Anya. Damian que estaba caminando detras suyo no pudo evitar ver unos segundos lo que habia debajo de su falda, sus mejillas se sonrojaron sin poder quitar de su mente el dibujo de oso de su ropa interior.
Y como si el karma le cobrar tal atrevimiento. De seguro Anya (y los demas) no podrian olvidar su ropa interior... con dibujos de ositos.
