Bueno he estado desaparecida, nuevamente, por mucho tiempo. Siento muchísima vergüenza, lo siento mucho, no quisiera darles excusas relativas a los duros que han sido estos meses pero en cierta forma merecen una explicación, he tenido demasiados bajones emocionales y un montón de cosas encima como finalizar el colegio y los trámites para la universidad; esta cuarentena aunque desesperante me permitió poner todo en orden y estabilizarme así que aquí estoy humildemente intentando darles un buen trabajo después de todos estos meses que han esperado, algo digno de ustedes. No pienso abandonar esta historia, quiero terminarla para sentirme orgullosa de finalizar un proyecto como lo es este y por ustedes que están leyéndola y disfrutándola

Nuevamente perdonen la espera y muchas gracias si aún están por aquí, lo valoro demasiado, al igual que todos sus comentarios y opiniones.

ONE PIECE NI SUS PERSONAJES ME PERTENECE, PERO LA HISTORIA SÍ

Sin más que decir ¡A leer!

THE REALLY IMPORTANT

CAP 11

NOCHE TORMENTOSA

I

Pelucas, maquillaje, ropa... De niña la palabra disfraz era desconocida, después de todo en esa pequeña isla la máxima diversión era correr por los senderos persiguiendo a otra persona, leer los libros de la única biblioteca que había o hablar con Enzo y ver junto a él los pequeños molinitos de viento que siempre hacía a mano. Al principio podía experimentar e incluso comprender esa sensación de adrenalina al fingir ser una persona diferente, tener otra vida e interpretar un papel y que todos se lo creyeran a la perfección, una actuación perfecta y pulcra; pero después de tanto, era difícil no desear dejar de ver personas extrañas en el espejo, una tras otra, incluso mi propio rostro empezaba hacérseme ajeno, un mero acto más. Algún día olvidaría quién era realmente.

Dejé de divagar; esta vez frente a mí se encontraba una mujer de cabello naranja con un fino tocado que solo dejaba ver mechones levemente rizados sobre su pálido rostro. El vestido morado con escote pronunciado en forma de V resaltaba su figura ajustándose perfectamente a sus curvas, el maquillaje sencillo enmarcaba sus fracciones, enfocándose en desaparecer las imperfecciones humanas, resaltando enfáticamente el rosado coral de sus labios carnosos y provocadores, lográndolo confundir con su tono natural. Esa mujer no era ni más ni menos que Nami Park, la hija del poderoso Arlong Park, no Nami de Cocoyashi.

Aparté mi mirada del espejo, tenía que dejar de pensar tonterías y concentrarme, escondí una navaja adjunta a un estuche con cuchillas más discretas y algunos tranquilizantes debajo de mi vestido, no podía llevar demasiado, pero si lo necesario. Mi encuentro con Miss Sunday sería inevitable, esta misión no pronosticaba ser nada fácil, al contrario, si llegaba a salir como lo tenía estimado sería un milagro. Todo se centraba en la celebración de los Trafagal, una faena a la que solo serían bienvenidos los socios mayoritarios de un proyecto privado. No era difícil deducir que esparciría el virus como un proyecto médico dentro de cualquier cosa ostentosa de la medicina ansiada por la mayoría de las personas, pastillas para ser más joven, fórmulas para ser más delgado, cremas para una piel perfecta, un cuerpo más fuerte... Yo por supuesto sería la más fiel representante de Arlong, esperaba no decidiera ir, verle la cara una sola vez amargaría mi noche.

"Ten Cuidado"

Por alguna razón las palabras de Law me hacían eco en la cabeza, eran inquietantes. No había sido nada propio de él soltar algo así, cabía la posibilidad de que a pesar de mis preocupaciones estuviera subestimando el asunto, después de todo tenía que traicionar a alguien y a cualquiera que lo hiciera traería consecuencias, aun así confiaba en mi instinto, no debía perder a nadie. Solo debía concentrarme y todo saldría bien, me monté en el auto que Arlong encargó para mí, por suerte no había ninguno de sus hombres despreciables al volante, las cosas no empezaban tan mal. Al llegar mi mayor sorpresa fue no ver a ningún periodista, ni nada relacionado con la prensa; podía ser más privada de lo que me imaginaba. Certificaron mi identidad y me cedieron el paso, el salón era tal como lo recordaba, nada especial en comparación a otras casas de ese tipo; no había muchas personas, unos cuantos hombres que no se me hacían conocidos, al igual que unas mujeres sofisticadas y presuntuosas, ninguna resaltaba sobre la otra, todas superficiales y plásticas. Volteé y no pude evitar chocar con algo o ¿Alguien?

-Disculpe, andaba un poco distraído- comentó ese alguien en un tono jovial, me sonó diferente, relajado, incluso sin trasfondo.

Lo observé con detenimiento era alto, su piel clara cubierta por un ligero bronceado que la hacía ver vivaz, unas pecas amistosas animaban su rostro ya atractivo; los rizos desordenados que no concordaban en absoluto con el costoso traje que lustraba lo hacían ver fuera de contexto. Se me hacía familiar, como si lo hubiera visto en algún sitio antes...

-No hay problema, también ando algo perdida en este lugar. Nami Park. - Le ofrecí mi mano.

-Un gusto, Monkey D. Ace- respondió besándola con una mirada divertida, pero no pretenciosa ni indecorosa.

¡Por supuesto! El hermano mayor de Luffy, no tenían mucho parecido físico pero transmitían la misma aura relajada y juguetona, sin máscaras ni segundas intenciones ¿Qué haría él en un sitio así? ¿Acaso era parte del proyecto? Sería lo más lógico, capaz no era tan bueno como aparentaba, era muy extraño.

-Disculpe si es una pregunta un poco tonta...- inicié con timidez sin mirarlo a los ojos- ¿Participa en el proyecto? Es obvio porque está aquí pero nunca lo he visto, tampoco he escuchado de usted por parte de mi padre, ni de sus asociados.

-Oh basta de formalidades, llámame Ace y puedo llamarte Nami si no te molesta, no me hace sentir muy cómodo eso de usted, no soy un viejo arrugado- soltó con una sonrisa muy amigable y despreocupada restregando un poco su cabello.

Asentí con una leve sonrisa, no sería complicado conversar con él. Era increíble su parecido con Luffy... la voz de Ace me devolvió al salón y me evitó esa oleada involuntaria de pensamientos melancólicos.

-No te avergüences por preguntar, es verdad que es la primera vez que vengo, mi familia siempre había actuado como asociada minoritaria pero decidimos invertir más y aquí estoy.

Sonaba convincente, mentía mejor que Luffy, pero no lo suficiente para engañarme, sus manos inquietas y sutiles en sus bolsillos eran suficiente prueba para mí. Una experta en mentiras no podía dejar pasar esos detalles ¿Cuál sería el verdadero motivo? Podía ser cierto que era socio, sino no hubiera conseguido entrar, pero por qué mentirme entonces ¿Acaso había un trasfondo en esa inversión? Obtener información o detenerlo... Era familia de Luffy por lo que me había dicho, era una gran persona, tampoco me había demostrado lo contrario ¿Sería posible que coincidiéramos en intereses? ¿Podría arriesgarme a confiar en él?

-¿Nami?

-Lo siento, me perdí un poco en mis pensamientos.

Necesitaba una forma de comprobar mis sospechas, si podía conseguir otro aliado, tendría más posibilidades. Era difícil de creer para mí que alguien que Luffy había descrito tan bien, apoyará un proyecto que mataría miles de personas si no es que más. Valía la pena intentarlo, arriesgarme un poco más de lo que lo estaba haciendo no empeoraría más las consecuencias. Tenía que jugarme todas mis cartas, era todo o nada.

-Ace yo...

Un brazo pesado cubrió mis hombros, el solo contacto con mi piel me hizo sentir repugnancia y escalofríos. Era él, no hacía falta ni verlo, conocía su desagradable presencia más de lo que hubiera gustado admitir.

-Querida Nami te andaba buscando y por fin te encontré junto a este simpático caballero.

La mirada azabache de Ace en pocos segundos perdió toda su calidez para volverse rígida y gélida como un iceberg ¿Acaso sabía que había pasado con Luffy o simplemente sería por su implicación en todo el negocio? Siempre surgían miles cada día más incógnitas que no podía responder. Lo único que estaba claro en mi mente es que Arlong como siempre había jodido mi oportunidad, como una sombra dispuesta a arrastrarme cada vez que intentaba encontrar un poco de luz ¡Maldita sea! ¿Qué hacía aquí?

-Estábamos teniendo una grata conversación señor Park, su hija-recalcó el hecho mirándome de la misma forma que a él, me hirvió la sangre, yo no era como él- Es una persona muy encantadora. Ahora sí me disculpa mi falta de cortesía, necesito hacer unas llamadas urgentes.

Su espalda se fue alejando poco a poco de mi campo de visión. Se comportó de una forma completamente distinta, me había metido en el mismo saco que el imbécil de Arlong.

-¿Qué haces aquí?- pregunté lo más neutral que pude.

Río tomando una copa de vino de uno de los mesoneros. Iba con un traje que no me molesté en detallar, aun así su exuberancia poco refinada lo hacía destacar entre todas esas personas de alta clase, no de una forma precisamente positiva, se notaba a leguas que no pertenecía a ese mundo, se había metido a él a la fuerza; después de todo, el dinero no era suficiente para que un hombre con sus negocios turbios en la droga que no implican ninguna clase de estudio o etiqueta, fuera igual de respetado que aquellos que venían conservando sus bienes mediante sus dinastía o que inclusive, malversaban fondos y lavaban dinero a través de empresas más engorrosas como las de automóviles o celulares.

A pesar de esto que podía generarle un problema a Arlong con los más altos ejecutivos, los demás eran simples marionetas capaces de emitir un solo comentario sobre el hombre al que temían. A la larga todos eran iguales, unos cobardes avariciosos. Supongo que podía ser un motivo por el que Arlong deseaba robar el virus del único alto mando que quiso trabajar con él, que patético. Solo esperaba que de alguna forma su ambición por esa aceptación lo llevara a la ruina; fuera eso o yo, iba a caer. Podía jurarlo con sangre.

-¿No es natural que padre e hija estén juntos en este tipo de eventos?- recalcó con ironía- O ese odio tuyo de esta vez es porque interrumpí tu charla con uno de tus amigos Monkey.D

Me zafé de su agarre, sin ser demasiado brusca a la vista de los demás.

-Eso no es asunto tuyo y sabes de qué estoy hablando, no estaba en mis planes.

-Pues vengo a facilitarte las cosas, no seas una malagradecida Nami- soltó con un tono arrogante, como si me estuviera haciendo un gran favor, apreté los puños.

-¿Cómo piensas facilitar todo?

Le dio un sorbo a su copa, hice mella de todo mi autocontrol para no estrellársela en el rostro.

-Yo me encargo de lidiar con esta faena, mientras tú haces tú trabajo. Además, tengo unos asuntos que atender, lo cuales no son de tu incumbencia.

-No pensaba preguntar. No me interesa, solo déjame hacer mi trabajo.

Un silencio pesado reinó en el salón, todos dirigieron su mirada al anfitrión que acababa de ingresar a la velada, a su lado se encontraba Law con un traje oscuro que no se diferenciaba demasiado del de su padre. Ambos en apariencia eran tan opuestos y en personalidad también, Law a pesar de lo tosco que podía llegar a ser no era mala persona, más bien, diría que era muy bueno para la familia que tenía.

-Primero que todo, me disculpo por la invitación tan brusca y con tan poco tiempo de anticipación. Debo decir que me encuentro muy ansioso por presentar este proyecto en el cual han contribuido, pero antes espero que disfruten de esta grata velada. No hay que desperdiciar toda esta comida y buen vino- recalcó con una sonrisa hipócrita que se me hizo repugnante mientras levantaba su copa.

Todos respondieron ante su gesto y supe que era mi momento de hacer lo que me habían encomendado. Estaba a punto de escabullirme hacia los dormitorios, en uno de ellos que Law había especificado en el plano, estaba el laboratorio en un pasaje subterráneo, como de esas viejas casas con pasadizos peligrosos. Sin embargo, antes que pudiera hacer algo esa presencia misteriosa y un poco lúgubre con la que ya estaba familiarizada se interpuso en mi camino.

-Me concede esta pieza señorita Nami- preguntó con un poco de galantería que llegó a sorprenderme un poco bastante.

Caí en cuenta que una suave melodía invadía el salón y las parejas empezaban a aglutinarse para moverse a su compas. Tomé la mano de Law después de unos segundos, seguía pareciéndome una situación muy atípica. Su mano se posicionó en mi cintura con firmeza, mientras que la mía en su hombro, sus pies guiaron el compás. Nuestra cercanía resultaba incómoda; lo mire a los ojos y la frialdad que siempre acostumbraba lo había abandonado, había algo extraño en él.

-Es demasiado tarde, hay que destruirlo todo. Esta reunión no es para anunciar que el ingrediente fue encontrado. El virus fue terminado y no podré contrarrestarlo antes de que muera la primera persona.

Estaba consternada intentando procesar la información. Mis pasos se empezaron a volver torpes, la música pasó a ser un leve zumbido en mi cabeza.

-¿Destruirlo todo?

-Sólo necesito que me consigas tiempo- Sus palabras eran firmes, pero sus dedos hundiéndose sin ninguna consideración en mi piel indicaban todo lo contrario. Estaba asustado.

No tenía mucho que pensar, tampoco valía el esfuerzo. No podía dejar morir a todas esas personas solo por complacer a Arlong, conseguiría la forma... No moriría nadie más.

-Distrae a mi padre. Es tu último trabajo.

Me miró fijamente, como si quisiera decirme algo más, pero la música terminó y con ello la conversación, por lo menos por parte de Law. Desapareció tan pronto como llegó dejándome con un montón de dudas en mi cabeza, pero no había tiempo para meditarlas, solo debía actuar y pensar sobre la marcha; las cosas por más planeadas que estén siempre tienen inconvenientes, si es que no se desvían por completo. Tomé una copa de champagne y observé.

Trafagal. D Frank estaba rodeado de personas, entre ellas Arlong, pero no sería ningún problema, estaba trabajando después de todo. Su mirada se desvío un momento del tumulto y encontré mi oportunidad, aproveché para moverme lo mejor que pude por el salón. El verdadero atractivo de una mujer no radica en su belleza, sino en su actitud. El pecho alzado en una postura triunfante, pasos lentos y rítmicos guiados por un hipnótico movimiento de cadera. Un trago solitario del agridulce champagne por los labios carnosos, la sensual y solitaria dama del salón, tan inofensiva y al mismo tiempo letal.

No tardó en posar su mirada en mí y dibujar una sonrisa pretenciosa en su rostro, esa sonrisa que los hombres de su clase expresan se encapricha con algún lujo innecesario, solo para probar su poder y en este caso, su hombría. Era como descifrar las mañas de un animal. Le devolví la sonrisa y alcé mi copa, para sentir el fuego recorrer mi garganta hasta extinguirse por completo sin dejar rastro alguno en la fina copa de cristal. Esos ojos crueles no perdían detalle alguno, sentía sus ansias de venir a mi encuentro, las mismas del hombre ante el pecado, en especial del más mortal. Sonreí para mis adentros, era tan fácil jugar con ellos, podían ser muy inteligentes pero su prepotencia siempre los llevaba a su perdición. Solo bastaba esperar y lo tendría en mis manos.

-Parece que te estás divirtiendo

Volteé de inmediato. Era una mujer alta sumamente bronceada, su cabello negro cubría sus hombros dejados al descubierto por el vestido strapless color crema, simple y delicado; el cual con gracia enmarcaba perfectamente su esbelta figura. Su rostro era hermoso dentro de lo que podía serlo el de una dama de alta clase, sin embargo, sus ojos de un azul cobalto intenso la hacían simplemente extraordinaria. Esos ojos...

-Lamento la interrupción. Mi nombre es Nico Robin- el tono juguetón en sus palabras hacía juego con su sonrisa astuta

Obvió todas las formalidades, no era una mujer como cualquier otra de ese salón, estaba claro. Tenía la sensación que era de cuidado.

-No te preocupes, no estaba haciendo nada más interesante que tomarme una copa. Este tipo de fiestas no son lo mío- contesté con la misma confidencia.- Mi nombre es Nami.

Observé por un segundo a mi objetivo, seguía conversando amenamente, la distracción había debilitado mi juego, pero no estaba del todo perdido; necesitaba apresurarme. Lamentablemente no era la única que tenía a alguien en la mira, Arlong estaba cerca, no se acercaría, solo quería hacerme sentir que se encontraba allí, controlándome.

-No te importa un poco de compañía entonces, Nami- dijo con un tono que se me hizo ¿extraño? ¿Malicioso? No lograba explicar que me generaba tanta inquietud de su presencia.

-Es difícil integrarte correctamente a este tipo de eventos cuando no eres uno de ellos realmente ¿Cierto?- dijo con tranquilidad.

-¿A qué te refieres?- pregunté ya un poco nerviosa, por supuesto que lo entendía pero cómo ella...

Rió como si un niño le hubiera preguntado de dónde vienen los bebés. La miré nuevamente, sus ojos... estaba segura, los tuve que haber visto antes, en algún lugar...

-Iré a conseguir un caballero para bailar, es una noche grandiosa Nami. Deberías aprovecharla antes que sea demasiado tarde.- nuevamente usó ese tono tan inquietante ¿Acaso había un trasfondo en sus palabras que no lograba comprender? Por supuesto que lo había. Un recuerdo me vino a la mente, ese momento en el que estaba hablando con Trafagal la fiesta anterior y Law interrumpió

"La señorita Nico Robin andaba preguntando por ti"

¿ Quién es esa mujer?

Antes de que pudiera seguir cuestionándomelo se alejó tan silenciosa como había llegado, que mujer más extraña. Debía enfocarme, si iniciaban la presentación todo habría acabado; no iba a permitir que se esparciera ese virus, después de todo podía matar a la gente de Cocoyashi al igual que a cualquiera, y a Luffy... Pero si se destruía de repente no tendría problemas con Arlong, por lo menos no demasiado graves, una semana de tortura capaz. Me acerqué Trafagal. D Frank abriéndome camino entre en mar de personas hipócritas que intentaban ganar su atención para luego proponerle sus negocios. Tal como lo hice la primera vez, logré llegar hasta él, tarde o temprano se hubiera acercado a mí, pero no tenía tiempo para esperarlo. Al verme dejó la notablemente aburrida conversación que tenía con un hombre que no valía la pena detallar.

-Señorita Nami es todo un placer verla nuevamente en mi morada. Sinceramente creí que no contaría con su presencia, puesto que su padre está aquí- comentó con aquella voz ronca propia del hombre conquistador.

-Solo vine a reclamar ese brindis que quedó a medias y prometió reanudar- Sonreí.

La sonrisa presuntuosa volvió a su rostro duro; para mí sorpresa desapareció apenas una pequeña alarma no muy escandalosa de su reloj soltó un pequeño pitido.

Mierda

Su expresión cambio por completo al de una falsa amabilidad.

-Siento mucho que nuestro brindis sea interrumpido nuevamente. Tendré que dejarle mi número para contactarla de forma que me asegure que no habrá interrupciones la próxima vez.

Tomó la servilleta de su bolsillo y con un lapicero que a simple vista se veía costoso anotó con una caligrafía muy elegante sus iniciales y su número de teléfono. Se atribuyó el atrevimiento de besar mi mano y ponerlo en ella. Necesitaba retenerlo de alguna forma, tenía que pensar algo rápido.

-Aunque me diga que hay una próxima vez, le soy sincera y estoy algo inconforme. Vine a esta velada solo por el placer de su compañía y quedó a expensas de un llamado a su encuentro nuevamente.- hice un esfuerzo en poner una voz melancólica, suave, suplicante- ¿No será posible que me dedique solo un poco de su tiempo?

-Señorita Nami yo no...

-Por favor, le prometo que una sola copa de champagne será suficiente para irme con una sonrisa de su morada, a esperar pacientemente por una nueva oportunidad.

El hombre soltó un leve suspiro ¡Lo había conseguido!

-Una sola copa, solo porque me parece lamentable y poco respetuoso de mi parte no complacer las expectativas de una dama de su calibre.

Era difícil asociar a Law con su padre, él nunca hubiera sucumbido así teniendo algo tan importante cerca, ni siquiera se hubiera molestado en responder. Sonreí abiertamente para demostrar mi felicidad.

-Para hacerlo más memorable ¿Podría ser posible un lugar más discreto? Si no es demasiado pedir, ya estoy abusando mucho de usted- me acerqué un poco más hasta quedar con solo poco espacio entre nosotros, no podía quejarme había tenido trabajos con hombres realmente repugnantes y este no es que no lo fuera, pero su aspecto lo hacía más llevadero.

Pareció dudar, pero la resignación llegó a su mirada.

-Sígame.

Obedecí, no podría detenerlo por más tiempo si seguía con el jueguito del brindis... Vi a esa extraña mujer, Nico Robin, observándome con esa mirada que no me gustaba en absoluto, entre divertida y suspicaz. Desapareció al instante entre las personas del salón. Volví a concentrarme en mi paso, el aire frío impactó en mi rostro, recordaba perfectamente ese jardín, con las flores hermosamente cuidadas y espacios ciegos al público.

Trafagal. D Frank se dió la vuelta y me entregó una copa, no fui consciente en qué momento la obtuvo, tampoco era tan importante saber esos detalles. Sus expresiones se veían oscurecidas por la penumbra del lugar, la iluminación de las pequeñas lámparas repartidas por el jardín no alcanzaban a ese gélido rincón.

-Muy bien, soy todo suyo ¿Por qué desea brindar?

-Por esta noche.- era lo más sincero que había dicho en toda la conversación.

-Muy bien Nami, si me lo permites- asentí y alzó la copa opacada por la oscuridad. - Por esta noche.

El sonido de los cristales chocando entre sí resonó vibrante. El líquido ardiente recorrió mi garganta sin ninguna clase de consideración, dulzón, fuerte y doloroso en cierta forma, por un momento recordé a Luffy, era como el champagne, bebí hasta el final.

Mi mano la soltó, en un movimiento rápido mis labios atraparon los de mi acompañante, como siempre era un simple contacto carnal, este respondió con cierta dureza, siguiendo el ritmo de forma tosca. Su mano se posicionó en mi cintura atrayéndome hacia él, su aliento a alcohol por más fino que fuera invadía mis sentidos sin ser demasiado placentero. Nunca había logrado entender esas novelas en dónde expresaban que un beso era un desencadenante de grandes emociones, pasión, placer, ternura al mismo tiempo, amor... siempre había sido así, un gran vacío en mi estómago y el sentimiento de ser una mañeca siguiendo acciones de forma mecánica.

La cercanía terminó, no había ninguna expresión cariñosa en su mirada o siquiera sorprendida o pasional, era la mirada de un león que estaba seguro que su presa vendría a él sin levantar una sola garra. La mirada de un hombre que solo me consideraba un juguete de placer, como todos los de ese asqueroso medio. Desvié mi brazo rápidamente, tomé el sedante que estaba en mi vestido en cuestión de segundos. La aguja penetraría su nuca descubierta, caería de inmediato y habría cumplido mi misión, por supuesto; habría sido así, si no hubiera subestimado al hombre con el que estaba tratando.

Mi muñeca fue totalmente inmovilizada por la presión increíblemente dolorosa de su mano, la dobló y todos los nervios de mi cuerpo se crisparon, me la había dislocado, fui incapaz de sostener la aguja, el dolor era bastante intenso, mi mano derecha ya era inútil, pero tenía cosas más grandes por las que preocuparme, no podía dejarme llevar por el dolor. Mi mano izquierda golpeó su rostro, percibí una sonrisa macabra que encajaba perfectamente con él, lo miré igualmente con toda la repulsión que sentía; este era el preciado momento en dónde caen las máscaras y la verdadera fealdad de los monstruos queda al descubierto. Lo que realmente somos. Levanté mi pierna hundiendo mi rodilla en su estómago. Gruñó y de inmediato la misma sonrisa volvió, en ningún momento me soltó, antes de que pudiera hacer otro movimiento mi otra mano fue atrapada por la suya.

Gruñó y de inmediato la misma sonrisa volvió, en ningún momento me soltó. Antes de que pudiera hacer otro movimiento mi otra mano fue atrapada por la suya y mi espalda impactó en un golpe seco contra la pared.

-¿Estás asociada con ese maldito criajo verdad?- Presionó mi muñeca dislocada, contuve cualquier gemido, no pensaba responderle ni dejarle ver que me tenía bajo su control.

Tenía que burlarlo de alguna forma, cualquiera. Su pierna estaba inclinada entre las mías, mis manos eran totalmente nulas, pero aún tenía la cabeza. No lo pensé demasiado y la impulsé hacía adelante generando un impacto contra la suya. Sentí como si hubiera golpeado una roca muy dura o un pedazo de hierro, un pálpito incesante nació en mi frente y la sangre empezó a recorrer mi rostro cálida y espesa. Unos balbuceos inteligibles para mí de su parte, de seguro nada halagador y mis manos liberadas indicaban que había funcionado, pero no sería por mucho. Me sentía muy mareada, tenía que huir. Mi equilibrio era muy pobre, aun así forcé mis piernas a salir de ese rincón o a gritar ¿Funcionaría acaso?

Todo giró de forma violenta y demasiado rápida como para procesarlo, caí al suelo, la grama apaciguó el dolor. Él estaba encima de mí, estaba muy mareada como para moverme; tomó su celular y al segundo lo vi levantarse.

-Los problemas hay que arrancarlos... raíz...admitir...no eres nada fácil Nami Park... Law...verá...

Un hombre me sostuvo entre sus brazos, de seguro uno de seguridad. Frank empezó a hablar nuevamente pero dejé de escucharlo, debía de cerrar los ojos un momento para concentrarme, solo un momento... Esperaba haber ganado tiempo suficiente. Intenté no perder la consciencia, aún tenía muchas cosas que hacer, no sabía dónde me llevaban, dudaba que Frank siguiera allí. Dijo algo de los problemas ¿Arrancarlos de raíz? ¿Iría a buscar a Law acaso? Me dolía demasiado la cabeza, intenté concentrarme, necesitaba procesar ¿Que haría? ¿En qué momento nos siguieron? Todo siempre salía extremadamente mal de un tiempo para acá.

Sentí una textura suave debajo de mí, bastante mullida y acolchada ¿Una cama tal vez? Las manos me dejaron por completo, estaba libre. Todo quedó en silencio unos minutos, tenía que abrir los ojos, aún la cabeza me insistía en el daño hecho. Se empezó a escuchar ruido, una puerta siendo abierta, objetos chocando contra el suelo en un sonido plano, poco estridente.

-Nami... Nami... ¿Estás bien?- Unas pequeñas palmadas en mi rostro me animaban a incorporarme, no era un enemigo.

¿Quién me llamaba? Hice el esfuerzo de abrir los ojos, poco a poco las cosas empezaban a adquirir más nitidez. Unos ojos oscuros me miraban preocupados ¿Sería posible que fuera él?

.

.

.

Bueno, esta vez no intervino Luffy en absoluto, pero por ahora se centrará totalmente en Nami, prometo que próximamente Luffy adquirirá mucha fuerza y eso le otorgará nuevamente su protagonismo. Me costó bastante siendo sincera escribir la mitad del capítulo porque sabía a dónde quería llegar, pero no sabía cómo organizar bien los hechos, sin embargo, una vez supe exactamente como iba a ser todo fue sencillo, debo admitir que me encanta escribir escenas de acción sobretodo aunque no estoy segura si me salen bien. En fin, estoy contenta con el resultado y si es posible ver su opinión al respecto del capítulo sería increíble, buena o mala siempre intento mejorar, así que díganme lo que quieran con toda la confianza