Mapa de quinta

Quizás no había sido muy buena idea emprender un viaje de dos días después de solo una hora de entrenamiento sobre cómo montar en caballo, reflexionó Senku mientras caminaba agarrado a las riendas del caballo, harto de caerse cada cinco minutos.

Por suerte para él, su caballo no parecía tener intenciones de abandonarlo, quizás porque él era el que tenía las botellas con agua y las manzanas. O quizás porque vieron huellas de lobos por la zona, quién sabe.

No es que él pudiera ser de mucha ayuda si aparecía un grupo de lobos, solo tenía una pistola no muy potente con cinco balas y no tenía la mejor puntería del mundo. Pero bueno, con el caballo sus posibilidades de sobrevivir aumentaban.

Ahora lo que le preocupaba era perderse… y que el agua se le estaba acabando, pero perderse le preocupaba una pizca más.

—El mapa que me dio ese viejo no sirve ni un milímetro para atravesar un bosque —gruñó Senku por lo bajo mientras le daba otro vistazo al mapa.

El camino se terminó hace tres horas, interrumpido por un montón de arbustos, y no le quedó de otra más que empezar a vagar, con la esperanza de encontrar la continuación del sendero.

No ayudaba que los árboles fueran tan altos y con tantas hojas, cubriendo por completo el cielo. Si al menos pudiera guiarse por el sol quizás no estaría tan perdido, y desgraciadamente no tenía la condición física para subirse a los árboles y echar un vistazo.

Después de otra hora caminando, empezó a sudar más y a sentirse más sediento de paso.

Era mediodía, probablemente, hacía un poco de calor y el caballo parecía estar sediento también, así que Senku decidió empezar a buscar por fuentes de agua. Ya que no estaba haciendo progreso en encontrar el sendero, bien podría resolver el otro problema que podría resultar fatal.

Si anochecía antes de que pudiera salir de ese bosque estaría bastante jodido, pero deshidratarse y deshidratar al caballo tampoco era una idea conveniente. Además, en caso de que se perdieran por varios días, era primordial encontrar agua si planeaban sobrevivir. No tenía comida más que las manzanas, así que pescar era una buena garantía para no morir de hambre y prepararse mejor para salir de este problema. El bosque tampoco debería ser tan grande. Si no caminaba en círculos, debería poder salir de él caminando recto por máximo dos o tres días. El mapa también era primordial para tener éxito.

Empezó a buscar señales de árboles y plantas que crecieran cerca de fuentes de agua, pero lo que encontró primero fueron libélulas. ¡Excelente! ¡Ese tipo de libélulas nunca se alejaban demasiado de los lagos o lagunas donde encontraban la mayor parte de sus alimentos!

Buscó por la zona y encontró algunos juncos, típicas plantas que siempre crecían cerca del agua.

Siguió los juncos y pronto jadeó de alegría. ¡Allí estaba! ¡Una laguna!

Ni muy grande ni muy pequeña, pero más que suficiente para él y su amigo equino.

Sonriendo, se acercó más al lugar, solo para congelarse al ver que la laguna no estaba sola.

Allí, cerca de la orilla, había una mujer metida en el lago, con el agua llegándole hasta por encima de las rodillas.

Ella estaba secándose su rubio cabello con una pequeña toalla, el resto de ella estaba empapada, cosa que pudo ver muy bien porque ella estaba completamente desnuda.

Senku alzó una ceja.

Estaba de frente a él y la luz del sol se colaba entre los árboles que cubrían menos esa zona por obvias razones, iluminándola perfectamente para que pudiera ver todo a detalle.

Y él no pudo evitar mirarla de arriba abajo, detallando cada parte de su anatomía.

Antes de que lo juzguen, deberían saber que en el reino estaba totalmente prohibido distribuir dibujos de mujeres desnudas. Lo único que sabía de ellas era lo que leyó en libros de biología, aunque nunca tuvo demasiado interés por el sexo femenino, pero… ahora que podía apreciar a una mujer sin nada de ropa, no pudo negar que su curiosidad despertó con bastante fuerza.

No esperaba que fueran tan diferentes, ¿tanto cubrían los vestidos? ¿O era solo esta mujer la que tenía una cintura tan delgada y unas caderas tan prominentes? Y por alguna razón no podía apartar la mirada de sus muslos… y entonces empezó a mirar más arriba, y luego más arriba.

Fue solo cuando escuchó un jadeo de completa indignación que recordó que, de hecho, era muy incorrecto, inmoral y perverso espiar a una mujer desnuda. Y para colmo hasta tenía un dedo en la barbilla, observándola como normalmente observaba las reacciones más interesantes en sus experimentos químicos.

Sus ojos se desviaron a su rostro que, tal como su cuerpo, era bastante atractivo también, incluso a pesar de que sus ojos estaban llenos de furia asesina.

—¡PERVERTIDO! —le gritó, intentando usar su pequeña toalla para cubrir sus pechos y su entrepierna al mismo tiempo, a pesar de que claramente ya le había visto todo.

Senku rascó su oído con calma, recriminándose a sí mismo por su falta de decencia, pero sin tomarse la molestia de disculparse.

Apartó la mirada y vio que ahora si lograba ver el sol entre las ramas. Por la posición, debían ser las dos de la tarde.

—Me alegra encontrarte, necesito indicaciones para salir de este bosque, me perdí cuando…

—¡TE VOY A MATAR, ESCORIA! —ella lo interrumpió, secándose a toda velocidad para luego correr a ponerse su ropa con rapidez, haciéndolo alzar una ceja mientras de nuevo la miraba descaradamente en lo que se colocaba las capas de ropa interior y el bonito vestido azul con varios moños.

Quizás debería haberse sentido intimidado, pero creía merecer la bofetada que seguramente le daría, así que solo esperó a que ella le volteara el rostro, dispuesto a aceptar el dolor.

Lo que no esperaba era que la bofetada llegaría con tanta fuerza. Podría jurar que escuchó los huesos de su mandíbula agrietarse, podría jurar que se le rompió un diente y que casi se le sale un ojo, y por supuesto que voló como muñeco de trapo, cayéndose de cara en la laguna y hundiéndose por completo.

Por suerte, realmente no tenía nada roto, pero le dolía tanto la cara que bien podría ser así, y la cosa no terminó ahí, ojalá hubiera tenido esa suerte.

La mujer atractiva y absurdamente fuerte lo sacó del agua jalándolo de la camisa y empezó a sacudirlo mientras le gritaba lo pervertido, bastardo, depravado, horrible y poco caballeroso que era, aparte de las muchas formas en las que quería matarlo. Y fue ahí donde sí empezó a tener miedo por su vida. ¿Quién diría que la única vez por la que sintió curiosidad por una mujer acabaría en su muerte?

Eventualmente ella pareció quedarse sin voz para seguirle gritando y lo arrojó despectivamente al agua, dejándolo hundirse otra vez mientras maldecía ahora por lo bajo.

Senku salió tosiendo y frotando su cara, para luego arrastrarse patéticamente a la orilla.

Miró con miedo a la rubia, que tenía la cara muy roja mientras estrujaba el agua de los bordes de su vestido, para luego empezar a atar su cabello dorado en una coleta muy desordenada que le recordaba a la melena de un león.

Él bufó, intentando ignorar el dolor en su rostro mientras se aseguraba de todavía tener sus manzanas y las dos botellas medio vacías de agua. Tenía todo en su lugar, sí, pero entonces vio el mapa.

Dato curioso: el agua y el papel no se llevaban bien.

El mapa se deshizo en sus manos y él solo pudo observar boquiabierto como su única esperanza de salir de ese lugar se perdía para siempre.

—Niños buenos, no anden de mirones —murmuró amargamente mientras se acercaba a su caballo, que ladeo la cabeza casi como si estuviera confundido.

Sacó de la silla de montar una bolsa de oro y se volteó hacia la chica rubia, que estaba colocándose los zapatos.

—Oye, leona —la llamó.

—¡¿Cómo te atreves a llamarme así?! —le gritó otra vez enfurecida y él se estremeció un poco, retrocediendo con cautela.

—Tengo ochocientos gramos de oro en esta bolsa, te lo daré todo si…

—¡¿CREES QUE SOY UNA MUJER SIN HONOR?!

—¡No me refería a eso! —le gritó, comenzando a desesperarse y temer más por su vida—. ¡Estoy perdido en este maldito bosque! ¿Sabes salir de aquí o los dos estamos varados?

—¡Por supuesto que sé salir de aquí! —Lo miró con la barbilla muy en alto—. ¡Ja, apuesto a que tomaste el viejo sendero en vez del nuevo! Solo les pasa a los idiotas que tienen mapas desactualizados.

Ok, Senku debía admitir que se sentía un poco estúpido ahora mismo.

—Mi padre me dio el mapa de quinta, voy a matarlo. —Chasqueó la lengua.

—De todos modos, no pienso ayudar a un cerdo pervertido como tú, ¡mejor muere aquí! —Le dio la espalda y empezó a alejarse, pisando fuerte.

—¡Te dije que te pagaré!

—¡No quiero tu sucio dinero!

—¡No era mi intención mirarte, estaba buscando agua y te encontré inesperadamente!

—¡¿E inesperadamente te quedaste viendo a mis pechos como por treinta segundos?!

Fueron ochenta segundos, pero ella no necesitaba saber eso.

—Era curiosidad, nunca supe cómo eran las mujeres más que por palabras de libros de biología —admitió, rascando su oído con desinterés.

—¡Eso…! —Volteó a verlo molesta, pero se calló a media frase y de pronto bajó la mirada, mirando fijamente sus ropas totalmente pegadas a su cuerpo por el agua empapándolo.

Lo miró de arriba abajo y Senku se sintió incómodo. Ok, ahora sabía lo que se sentía.

—Si te da curiosidad el cuerpo masculino puedo mostrarte —ofreció, decidiendo que eso sería lo justo.

—¡C-como si quisiera ver a un cerdo repugnante como tú! —Lo señaló, ofendidísima.

—Mira, solo quiero salir de aquí. —Frotó sus sienes—. Tengo un negocio muy importante esperándome en la ciudad más cercana, mi posible socio ya de por sí es una persona difícil, ni siquiera sé si lo voy a convencer de venderme y llegar tarde o directamente no llegar no será nada bueno. Además, no sé montar a caballo, mi condición física es terrible, no tengo comida y no tengo mapa. Me moriré diez billones por ciento seguro. Habló en serio, necesito ayuda, te daré todo lo que tengo.

Ella cruzó los brazos, viéndose muy enfadada, pero también como si estuviera considerándolo.

En ese momento, su caballo se acercó a él e intentó robar las manzanas que guardaba en el cinturón de su pantalón, haciéndolo reír. Sacó una manzana y alimentó al animal, para luego mirar otra vez a la chica leona, que ya no parecía tan enfadada.

—No quiero tu dinero —dijo finalmente—. No pienso ayudarte. —Él tensó el rostro y todo el cuerpo, pero entonces ella volvió a hablar—. Me iré de este bosque ahora, puedes seguirme si quieres, pero si algo intenta comerte no me interpondré. —Le dio la espalda y empezó a alejarse.

Él la observó boquiabierto, antes de sonreír y cargar agua en las botellas, para luego correr tras ella, jalando al caballo con él.

No hablaron, ella porque él no le caía bien, y él porque no quería morir, y en solo dos horas salieron del condenado bosque.

Ella tenía su propio caballo esperando, una yegua mucho mejor equipada.

Empezó a cabalgar y Senku no tuvo más remedio que cabalgar también.

Cuando se cayó de cara al suelo por tercera vez, la chica frenó su trote y lanzó un gran suspiro.

Ató a su caballo a la yegua y subió a Senku detrás de ella, diciéndole que se sujetara a su cintura.

—Como toques de más te mataré —advirtió con una mirada sedienta de sangre que lo hizo sudar frío.

Llegaron al pueblo poco después del atardecer, mucho antes de lo que Senku habría esperado.

No hubo palabras de despedida, ella solo asintió y él le devolvió el gesto, luego ella se fue sin más.

Senku habría querido al menos preguntarle su nombre, pero eso no tendría sentido lógico, así que simplemente buscó un lugar para alojarse y al día siguiente se reunió con su posible socio.

Luego de horas y horas de negociar, el hombre aceptó su oferta y acordaron empezar a trabajar juntos de inmediato, razón por la cual le ofreció quedarse en su casa como lo haría cualquier anfitrión, y claro que aceptó porque no aceptar sería grosero y debía cuidar sus modales con este socio.

Llevó sus cosas a la casa Hizashi y su socio le dijo que escogiera cualquier cuarto para hospedarse.

Senku caminó un buen rato y, en la primera puerta que abrió, se encontró cara a cara con la mujer leona saliendo de la ducha, apenas cubierta con una gran toalla cubriendo su cuerpo y una pequeña en su cabello, y aún empapada.

Los dos se miraron horrorizados.

Parecía que la pesadilla acababa de comenzar.

Fin.

One-shot random q se me ocurrió XD

No pregunten, solo gocenlo uwu

Espero q les haya gustado!

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!