Duelo por los vivos
Por Nochedeinvierno13
Disclaimer: Todo el universo de Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.
Esta historia participa en el Drabblectober de "[Multifandom] Casa de Blanco y Negro 3.0" del Foro "Alas Negras, Palabras Negras".
Prompt: Trasnochar.
Noviembre, 1992. Sala común de Gryffindor, Hogwarts.
Sentado junto a la chimenea de la sala común en la Torre de Gryffindor, Percy Weasley terminaba la tarea de Pociones. Tenía que entregar un pergamino de treinta centímetros al día siguiente y ni siquiera iba por la mitad.
La culpa era de Oliver que estaban tan cerca de él que sus piernas se rozaban. La tela del pantalón era tan delgada que sentía el calor que desprendía su piel. Cualquier movimiento que hiciera el otro era percibido por sus sentidos de forma amplificada.
Por el rabillo del ojo vio que Oliver trazaba una nueva formación para el próximo partido de quidditch.
—¿No harás la tarea de Pociones?
—Ya la hice con Penélope a la hora del almuerzo. Me ayudó con las faltas gramaticales.
Sus palabras fueron un cachetazo para Percy.
Cada vez se sentía más excluido. Oliver y Penny iban desarrollando un vínculo cada día más estrecho que trascendía lo académico. Después de todo, Oliver le había confesado a ella su relación secreta mientras que nunca se la mencionó a Percy, con quien hablaba todas las noches desde que tenían once años.
—¿Y entonces por qué estás aquí?
—Como dijiste que ibas a trasnochar, pensé que podíamos hablar. —Oliver le quitó la pluma para que no pudiera ignorarlo; luego, le arregló los lentes que estaban torcidos—. ¿Te pasa algo conmigo? En lo que va de este año no haces más que evitarme.
Percy trató de disimular que se sentía diferente desde el verano que habían pasado en Cotswolds.
—¿Cómo voy a evitarte si somos compañeros de habitación?
—Sabes a lo qué me refiero. Estás así desde el verano —puntualizó—. ¿Te incomoda que me gusten los chicos?
—¡Claro que no, Oliver! —exclamó—. Me molestó que nunca me lo hayas contado.
«De saber que te gustaban los chicos, que quizás podría gustarte yo… todo hubiera sido tan diferente», pensó.
—Tú tampoco preguntaste. Nunca hablamos más que de quidditch o libros. De hecho, hasta que Penélope y tú comenzaron a ayudarme con Herbología, no me dirigías la palabra fuera del dormitorio. Era como si te avergonzara que te vieran conmigo.
—¿Cómo puedes pensar eso? —respondió Percy. Él era el inseguro que se dejaba llevar por habladurías de pasillo. «¿Cómo puedes compartir habitación con Weasley?», «es un aburrido sabelotodo» y «¿duerme en algún momento?»—. Eres la persona más genial que conozco y…
Estaba a punto de decirle que le gusta, pero él no era bueno con las palabras, con los sentimientos. Sabía que balbucearía incoherencias. Por eso buscó la mano de Oliver y entrelazó sus dedos con los suyos.
—Para ser la persona más inteligente que conozco, a veces eres demasiado lento.
Oliver lo atrajo hacia su cuerpo y lo besó.
Y la sensación fue mejor de lo que Percy había imaginado. Su boca húmeda se sentía correcta con la suya, como si fueran dos piezas destinadas a encajar. El mundo se fundió a su alrededor.
Si.
Así es como debía ser su primer beso.
