EL EMBLEMA DE LA ARMONÍA

EL EMBLEMA DE LA ARMONÍA

Capítulo 1: Ocho Chicos

-¿y bien, Iz? ¿Para qué nos llamaste con tanta urgencia? – preguntó Matt con impaciencia.

-mamá se puso muy triste porque nos fuimos… – comentó TK.

-mi mamá también ¿cuál es el problema?

-verás, Sora, creo que es mejor esperar a que todos lleguen para no tener que explicarlo dos veces.

Izzy, Sora, Matt, TK, Tai y Kari estaban ya en el parque donde solían reunirse para recordar viejos tiempos.

-¡ya llegué! – exclamó Joe corriendo hacía ellos. – disculpen la demora, pero mi papá no me dejaba salir. – dijo después, algo entrecortado por el cansancio, cuando se detuvo delante de sus amigos.

-está bien, Joe, ahora solo falta Mi…

-estoy aquí. – interrumpió la susodicha, a espaldas de Joe. – vi al superior Joe en el camino y lo llamé, pero no me escuchó.

-ah, lo siento.

-vaya, estabas de compras ¿eh? – comentó Sora al ver a Mimi llena de bolsas y paquetes.

La chica asintió con una sonrisa.

-bien, ya estamos todos. Cuéntanos Izzy. – pidió Tai, ansioso.

El pequeño pelirrojo prendió su computador antes de comenzar a hablar y tecleó por un momento. Luego giró la vista hacía sus compañeros.

-recibí un E-mail de Gennai, estaba codificado por lo que me demoré en descifrarlo…

-¿y…?

-¿recuerdan cual era la última técnica que pensaba usar Apocalymon para vencernos?

Los chicos callaron tratando de hacer memoria…

-si…era algo como "Big Bang" o algo así. – mencionó Kari.

-"Big Bang del Universo" para ser más exactos. La teoría más conocida sobre la creación del Universo es la llamada "Big Bang" y según ella antes no existía nada más que el todo y éste estaba comprimido en un llamado "huevo cósmico". Llegó el momento en que se comprimió demasiado y explotó, esparciéndose el todo y formando las estrellas y los planetas y los satélites y todo lo demás, por millones de años hasta el ahora.

Los demás Digielegidos, excepto por Joe, pusieron cara de duda. Ninguno entendió ni una palabra de lo que Izzy decía.

El chico suspiró desilusionado.

-según leí – dijo Joe para continuar con el tema. – llegará el momento en que el Universo se expandirá totalmente y volverá a producirse una explosión cósmica, que hará que el todo se recoja y vuelva nuevamente a ser un huevo, volviendo a sus inicios, ¿no?

-así es. – aseguró Izzy, feliz de que alguien lo entendiera.

-¿pero qué tiene que ver eso con esto? – preguntó Mimi algo molesta.

-la última vez que vimos a Apocalymon, cuando utilizó su ataque estaba contrayéndose en sí mismo, pero los Digivices alcanzaron a encerrarlo y lo hicieron encoger hasta desaparecer, o eso creímos…

-¿qué quieres decir?

-Apocalymon se volvió un huevo, y cuando llegó a su completo punto de compresión, explotó.

-ah, entonces eso lo destruyó. – dijo Kari.

-no. Explotó, se esparció. – Izzy tomó una pausa antes de continuar. - Gennai estuvo tratando de comunicarse conmigo desde hace tiempo pero solo pudo hacerlo uniendo su energía con la de Centarumon y Andromon, ya que Apocalymon se apoderó de todas las redes comunicacionales del Digimundo.

-o sea, en palabras más simples, Apocalimon volvió y está destruyéndolo todo. – tradujo Matt.

-eso no es completamente cierto. Está reconstruyéndolo todo.

-¿cómo?

-el "Big Bang" es un proceso de reconstrucción. Está creando un nuevo Digimundo, pero para eso debe destruir al anterior, con todos sus Digimons incluidos.

Al finalizar Izzy todos contuvieron la respiración.

Tai miró sus compañeros y vio sus caras de miedo. Tenía que hacer algo.

-bien. Ya sabemos lo que está pasando, y supongo que Gennai nos pide que volvamos al mundo Digital para salvarlo ¿no? La pregunta es ¿cómo? Ya no tenemos nuestros Digivices, estos se quedaron en el Digimundo.

-yo estuve preguntándome lo mismo. – admitió Izzy. – y me figuré que sin los Digivices lo lograríamos con los Emblemas.

-pero si tampoco tenemos los Emblemas, Apocalymon los destruyó. - dijo Sora.

-claro que los tenemos. Son parte de nosotros, solo hay que invocar su poder.

-¿invocar?

-¿algo así como concentrarse y decir su nombre en voz alta? – preguntó Mimi.

-eh… eso último no es necesario, Mimi, basta con concentrarse.

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Mientras tanto, en otro lugar muy lejos de ahí. En Yokohama, ciudad al sur de Tokyo, tres chicos ya adolescentes, dos chicos y una chica, están divirtiéndose en una cancha de Basquet a orillas de la playa.

Los dos chicos son muy parecidos en sus rasgos físicos, pero uno tiene el cabello rubio y el otro castaño claro, y ambos tienen ojos café. Uno es más alto, eso sí, seguramente sobrepasa al otro por 15 o 20 centímetros; él traía puesta una sudadera sin mangas y unos pantalones anchos, y usaba unos lentes oscuros. El más pequeño vestía polera y una camisa abierta encima, y pantalones hasta un poco más abajo de las rodillas, así como un gorro con la visera girada hacia atrás.

La chica que los acompañaba solo los miraba jugar. Su estatura estaba entre la de los dos y su cabellera era larga, lisa y castaña oscura, tomada en una cola, y los ojos oscuros. Tenía puesto un peto de color rojo y unos pantalones de buzo, además de un pequeño banano azul colgando de su cintura.

-¡vamos Rock, tu puedes! ¡Gánale de una vez al pequeño! – exclamó la chica, animando al más alto.

El chico de lentes sonrió, mientras que el otro hacía una mueca y le sobresalía una vena en la frente. Se giró para mirar a la chica con la pelota de basquet en mano.

-¡no me digas pequeño, tu Baka! Además, ¿por qué lo apoyas a él?

La chica se encogió de hombros.

-obligación fraternal supongo, es mi amigo. – explicó.

-pues yo también ¿no?

-claro, pero a ti es más entretenido hacerte enojar, Ivan. – se excusó ella.

-oh, tu maldi…

-presta atención. – interrumpió el otro chico, quitándole el balón de las manos e inmediatamente encestando una canasta de tres puntos. – ja, gané. Gracias Yaen.

-de nada. – respondió la chica con una sonrisa.

-grr… ¡eso no vale! ¡Quiero la revancha! – exclamó el más pequeño.

-como quieras, hermanito. – dijo el chico de lentes recogiendo el balón del suelo. - ¿qué tal si está vez lo dejamos en diez canastas?

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Ya de vuelta a Odaiba, una chica de unos 12 años, estatura mediana y contextura delgada, piel blanca, de cabello lacio castaño con reflejos rubios y los ojos castaños, vestida con una polera manga larga color blanca que acompañaba una falda rosa pastel, caminaba tranquilamente por las calles de un pequeño barrio de la ciudad. Al llegar frente a un pequeño mercado se detuvo por un momento y luego se decidió a entrar.

-buenas tardes, Sr. Minado. – saludó la chica.

-ah, Lyslee, hace tiempo que no te veía por aquí. – dijo el señor que estaba detrás del mostrador, saludándola de vuelta. - ¿cómo está tu madre?

-bien, ya consiguió trabajo por lo que podremos pagarle todo lo que le debemos señor, pero… - la chica dudó si continuar.

-…pero necesitas comprar algo ahora y no traes dinero. – terminó la frase el Sr. Minado en su lugar. - ¿es eso?

Ella se sonrojó avergonzada y asintió levemente.

-si… ¡pero le prometo que le pagaremos esta misma semana!

-no te preocupes Lys, no hay apuro. Dile a tu madre que me pague cuando pueda.

La chica se dirigió a la sección de frutas y luego a la panadería.

-¡gracias, Sr. Minado!

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Aún en Odaiba, en otro lugar completamente distinto, en un pequeño departamento de un edificio residencial se escuchaba con volumen sumamente alto música de algún grupo de rock, sonido proveniente de una pieza en la que colgaba en la entrada un letrero que decía "LINA".

Dentro de esa habitación estaba una chica recostada en una cama que parecía bastante desordenada. Vestía unos jeans y una blusa negra. Su cabello teñido de rubio era rizado y hasta la altura de la nuca, y sus ojos color miel, cubiertos por unos anteojos, con una mirada de nostalgia. También tenía una pelota de basquet en sus manos, que constantemente hacía rebotar contra la pared, haciendo que el ruido del rebote retumbara por todas partes.

-¡Lina! ¡Te dije que le bajaras el volumen a eso! – se escuchó un grito femenino desde afuera.

-¡pero si le baje! – alegó la chica, también gritando ya que si hablaba más bajo no la escucharía.

-hmmm… ¡al menos deja de darle bote a esa pelota, que pareciera como si fuese un temblor! – pidió la voz.

-ya, ya. – la chica dio un último bote contra la pared y luego dejó el balón de lado… para tomar una pelota más pequeña, de tenis, y golpearla contra la misma pared.

-¡LINA!

-¿¿qué??

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No muy lejos de ahí, tan solo a unas cuadras, en una casa gigantesca y antigua había un letrero que decía: "Hogar de Niños: Nobunaga", y una gran cantidad de pequeños correteaban y jugaban en su jardín.

En un rincón del patio había un enorme cerezo lleno de flores y de ramas muy grandes, y encaramada en una de aquellas ramas estaba una niña que parecería de unos ocho años si no fuera porque sus ojos declaraban que era mayor. Su estatura era baja, de cabellera larga y castaña, tomada en una trenza. Vestía una jardinera que le quedaba algo grande y sostenía en su mano un medallón de plata.

Sus ojos claros miraban con nostalgia aquel medallón.

Al rato escuchó pasos acercándose, pero no se movió de su lugar porque sabía que nadie podía verla allí.

-¡Ariadna! – la llamó una voz. - Oye, Kotaro, ¿has visto a Ariadna?

-no lo sé, estaba aquí hace un momento…

-ya, si la vez avísale que tiene visitas, ¿Ok?

La muchacha colocó su medallón alrededor de su cuello y bajó de un salto del árbol.

-¿me buscabas? – le preguntó a la señora que estaba preguntando por ella, quien se asustó notablemente por verla aparecer de esa manera.

-Ariadna, ¿dónde te habías metido, 'problema con patas'? Llevó un buen rato buscándote, tus tíos están aquí.

La chica puso cara de asco pero no dijo nada, y siguió a la señora hasta la casa.

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-¡pero si no tengo sueño!

-Jar, si quieres ir a la fiesta de cumpleaños de tu amigo Bato debes dormir ahora para estar bien despierta en la tarde.

-si, pero…

Una pequeña de no más de siete años, de cabello negro disparejo y unos ojos entre castaño y rojo, que traía puesto una enorme polera que usaba tan grande que le quedaba como vestido, de color azul, discutía con un adulto joven, seguramente su padre, en una pequeña casa de las afueras de Odaiba.

-por favor, Jar. Si lo haces te prometo comprarte un helado camino a la fiesta, ¿Ok?

-um… Ok… ¡pero recuerda que me lo prometiste! – insistió la chica. – ya, me voy a dormir.

Y con una sonrisa se fue para su pieza.

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De vuelta a aquel parque donde los niños elegidos estaban. Cerca de ahí se encontraba un grupo de chicos no mayores de diez años jugando un partido de fútbol, incluyendo a cierto pequeño de ocho, de estatura alta a pesar de su edad, de cabellos negros y ojos verdes, vestido con un polerón amarillo que le quedaba grande, y pantalones cortos.

-vamos, Ryoga, ¡anota! – gritaron sus compañeros cuando el chico se acercaba con el balón hacía la portería contraria…

Pero falló.

-ou… ¿no se supone que eres un niño genio, Ryoga? ¿Cómo es posible que no hayas anotado? – le preguntó una chica a su lado.

-¡no soy un genio!

-si lo eres, ¡y por eso deberías haberle dado a la red! – lo acusó ella.

-¡una cosa no tiene nada que ver con la otra! – exclamó el chico.

-¿entonces aceptas que eres un niño genio?

-em… este… no…

-Dios, para ser un genio eres bastante despistado… - comentó otro chico.

-¡dejen de llamarme así! ¡No soy un genio! ¡Soy tan normal como cualquiera de ustedes y puedo cometer errores también!

-si… claro, lo que digas Ryoga… - murmuró la chica con sarcasmo.

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Ahora sí, de vuelta con nuestros ocho conocidos niños elegidos…

-¿solo concentrarnos y ya está? ¿Estás seguro? – preguntó Joe, aún dudoso.

-positivo. – afirmó Izzy.

-concentración… concentración… - repetía TK en voz baja

-los digimons… Gatomon… Gennai… Apocalymon… - se dijo Kari mientras cerraba los ojos con fuerza intentando atraer todo eso a su mente.

Al parecer todos estaban haciendo lo mismo, y de pronto todos en el mismo momento, pensaron en los emblemas…

Conocimiento.

Luz.

Valor.

Sinceridad.

Amor.

Pureza.

Esperanza.

Amistad.

La luz partió desde Kari y cubrió a todos los demás, y pudieron ver como se formaban nuevas etiquetas con sus emblemas respectivos alrededor de sus cuellos.

Luego Izzy desapareció.

-¿cómo lo hizo? – preguntó Matt, intentando volver a la concentración como todos los demás.

Al cabo de un rato Kari lo logró, y luego Tai, Joe, Sora, Mimi, TK, y por último Matt…

Continuará…

Notas:

Ok, acepto que no pasó mucho, pero decidí irme con calma con este fic así que no apuraré las situaciones.

Los nombres de los nuevos personajes son de amigos míos de hace mucho mucho tiempo ^^ (incluso antes de conocer a Ryuuchan y a Priss!!)

Los personajes de Digimon no me pertenecen, pero si los ocho chicos nuevos que aparecieron aquí: Jar, Lyslee, Ryoga, Lina, Yaen, Ivan, Rock y Ariadna.

Espero sus comentarios ^^