El fantasma de una niña honesta
Alias
Naoko
no Obake
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¡¡¡¡¡Konyanyanchiwaaaa!!!!! Héme aquí una
vez más, para coraje de los lectores que detestan a la autora y beneficio de los
hepatólogos y doctores de las salas de urgencias que se aburren mortalmente por
no tener ningún quehacer. Sobreviví a los cinco litros seguidos de Cocacola y el
takoyaki que engullí, y ahora me dispongo a comer 10 hamburguesas Mc Donalds con
sus respectivas papas a la francesa para que me inspiren a seguir con la segunda
parte de este "fic of mine."
Y como siempre,
CCS no me pertenece, sino a Clamp, bla, bla, bla, bla, bla. Tomen en cuenta que
la pobrecita autora de este fic carece de uso de razón (por eso escribe esta
historia) y que apenas tiene 14 años, así que no se le echen encima por usar a
los personajes de Card Captor Sakura. ¡PERO EL FIC SÍ ES SUYO, ASÍ QUE DEBEN
DARLE CRÉDITO POR ESCRIBIR UNA HISTORIA TAN MENSA COMO ÉSTA ·_·!¡JA, JA, JA, JA,
JA! (Risa maniática.)
Bueno, todas las
blasfemias, bendiciones, ofrecimientos amables para internarme en un manicomio,
huevos podridos y demás para mí, son bienvenidos (o malvenidos) a naoko_tachido@hotmail.com . No sean
mala onda y escríbanme para que a mi emilio no le salgan telarañas. ¡Ah! También
se reciben galletas de animalitos.
Naoko
Tachido.
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Capítulo 2: En la Plaza de Tomoeda.
Dos hombres
entraron a toda prisa en la plaza de Tomoeda. Al parecer eran perseguidos por
alguien, porque volteaban hacia atrás repetidamente, con los ojos dilatados de
terror. La gente los miraba con inquietud, pero al posar la vista en sus manos
encallecidas, volvía la cabeza para otro lado con miedo latente en los ojos,
sudor frío y vuelcos de corazón.
Llevaban
metrallas.
Algunos instantes
después de haber entrado los individuos a la plaza y sembrado el pánico entre la
gente, que comenzaba a dar voces (si bien muy ligeras, para que esos tipos no
empezaran a disparar), la policía llegó armando escándalo, y siete oficiales
irrumpieron violentamente en la escena. Con rapidez los ladrones se vieron
acorralados, aunque los policías mantenían su distancia de ellos para no ser
recibidos por una lluvia asesina de balas. El que parecía ser el líder de los
uniformados trató de convencerlos para que se entregaran pacíficamente, pero los
dos sujetos apuntaron hacia él, indicando claramente que no estaban dispuestos a
dialogar.
- ¡Si no nos dejan
huir de aquí, disparamos!
- ¡Entréguense a la
policía inmediatamente!
- ¡NO!
- ¡No
disparen!¡Queremos negociar!¡Los dejaremos ir, pero no disparen, por
favor!
La gente, presa
del terror, veía cómo los ladrones perdían los estribos y empuñaban sus
metrallas fieramente. Y uno de ellos movió su pierna.
- ¡NOOOOO!
- ¡KENICHI, NO TE LES
ACERQUES, NO…!- pero fue demasiado tarde, porque tanto Kenichi como el otro
policía fueron acribillados y murieron instantáneamente en el lugar. El pánico
se desató por completo, y simultáneamente, la balacera.
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Algunos instantes
antes de la balacera, completamente ajena a todo lo que pasaba afuera de la
librería, Naoko se dirigía a pagar sus nuevos libros, completamente absorta en
sus pensamientos.
"¡Guau!Ya no
podré quejarme de que no tengo nada que leer… ¡Algún día seré una gran escritora
de novelas de terror y de misterio!¡Ojalá me pasara algo así!" se dijo mentalmente la niña de los
anteojos, refiriéndose a ninguna hstoria de fantasmas en particular y a todas al
mismo tiempo. "Pero bueno, como eso no ocurrirá, me conformaré con leer todo
esto y contárselo a mis amigos… ¡Ja, ja, ja! Lástima que a Sakura- chan no le
gusten las historias de fantasmas… "
Naoko se
sorprendió cuando no vio a ningún cajero ni cajera que le pudiese cobrar los
libros. Finalmente oyó algo de lo que pasaba allá afuera. Un muchacho de unos
catorce años le advirtió a Naoko que no se acercara a la puerta, pero ella lo
ignoró.
Dejando sus libros
encima de la caja, Naoko se acercó con curiosidad para asomarse y ver por qué se
estaba armando tanto alboroto, cuando oyó unos súbitos estruendos que casi de
inmediato reconoció como los que producen los disparos. Y ya que la puerta era
de vidrio, la niña pudo ver, tirados muy cerca de la entrada, algunos casquillos
de balas.
"¡Balas! Pero
qué…"
En esta ocasión el
curso de sus pensamientos fue bruscamente interrumpido por un horrible
estallido, y como en cámara lenta vio el vidrio de la puerta estrellarse y volar
en mil pequeños fragmentos, que salieron despedidos hacia todas las direcciones
posibles. Y milagrosamente, ningún vidrio le cayó a ella.
Pero hubiera sido
preferible que eso pasara…
Una bala perdida,
que había hecho añicos la puerta de la librería X, despedida por la devastadora
fuerza de una metralla, no había encontrado un blanco lo suficientemente duro
para detener su trayectoria. Pero en el camino del proyectil estaba una niña de
diez años, de lentes y cabello corto, vestida con un uniforme de primaria…
Naoko contempló,
sin ninguna emoción aparentemente, cómo la bala se acercaba, segura e
inexorable, hacia ella. Sus ojos cafés la estudiaron con detalle: la punta
redondeada, el color negro metálico, la exactitud de su forma, su precisión y su
fuerza, el extraño e irreal contraste que formaba la bala próxima a su ser con
los últimos vidrios que se desprendían de la puerta, los cuales parecían haberse
detenido en pleno aire… después perdió la bala de vista, y sus ojos se nublaron
como si ella estuviera viendo todo bajo una cortina de agua. Después,
nada.
Todos los que
estaban en la librería X vieron horrorizados cómo el cuerpo de Yanagisawa Naoko
se elevaba levemente y, sin emitir sonido de ninguna clase, se desplomaba
pesadamente sobre el suelo y los vidrios.
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- ¡TOUYA!¡YA TE HE
DICHO QUE NO ME GUSTA QUE ME DIGAS MONSTRUO!
- ¡CÁLLATE Y PREPARA
LA CENA, KAIJUU! Aunque tal vez debería ayudarte, porque de lo contrario papá y
yo moriremos intoxicados si dejamos que prepares la cena tú sola, ¡ja, ja, ja,
ja, ja!
- ¡No es gracioso,
Touya!¡Y no cocino tan mal como tú crees!
- ¿Ah, sí?- dijo el
moreno muchacho. Olvidándose de la discusión con su hermana y entrando a la
cocina par ayudarla a preparar la cena, Kinomoto Touya, que estaba algo
aburrido, prendió la televisión aunque fuera para tener un poco de ruido en la
casa. La comida con Yuki había estado deliciosa pero por desgracia el conejo de
nieve no podría ir a cenar a la casa Kinomoto, y los dos hermanos llegaron a su
residencia más temprano de lo que esperaban. Fujitaka- san había avisado que
llegaría un poco tarde a cena porque tuvo más trabajo en la Universidad Touwa,
pero advirtió que, por supuesto, tendría más hambre de lo acostumbrado, para que
Sakura se fuera previniendo e hiciera más curry (ya que eso iban a
comer.)
"Noticia de última
hora: Hace apenas unos minutos se desató una balacera en la plaza de Tomoeda,
entre dos ladrones que huían después de haber intentado un atraco contra el
banco Y, y los tres oficiales que impidieron que el delito se llevase a cabo,
junto con los refuerzos que éstos solicitaron cuando los ladrones salieron
corriendo del banco. Por desgracia esto ha tenido un saldo rojo, ya
que…"
- ¡Vaya!- dijo el
hermano de Sakura.- Menos mal que hoy no fuiste a la plaza, kaijuu. Pobres de
los que hayan estado ahí…- Touya dejó de hablar cuando vio el cambio de color en
su hermana menor. Sakura dejó de cortar la zanahoria y soltó imprudentemente el
cuchillo, que cayó al suelo.
La plaza de
Tomoeda…
- ¿Sakura?¿Daijôbu
desu ka?
Sakura sintió que
se le iba el alma a los pies cuando la cámara filmó la puerta destrozada de la
librería X. Lágrimas se agolparon en sus ojos verdes.
- Iie, oniichan…-
contestó ella sollozando.- Naoko- chan me invitó a ir a la plaza con ella
después de la práctica de porristas… y le dije que no… nadie fue con… con ella…
ella… ¡se fue sola!- gritó Sakura, mientras lloraba. Touya la estrechó contra su
pecho para consolarla, sintiendo un nudo en la garganta.
- Y… ella… pero no
sabemos cómo esté… tal vez se encuentra bien…
- No… porque ella…
ella siempre va a surtirse de libros a esa librería…
- ¿Qué
librería?
- La… la librería X…
la de la puerta destrozada… ¡es mi culpa, Touya, es mi culpa!¡Si yo hubiera
estado con ella…!
- Claro que no,
Sakura; no es tu culpa. Cálmate. Iremos, si quieres, a la plaza, y preguntaremos
por tu amiga Naoko. Zettai daijôbu,
¿ne?
Un poco más
tranquila, Sakura alzó su mirada y le sonrió a Touya a pesar de sus
lágrimas.
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Para cuando los
Kinomoto (pues Fujitaka, preocupado por Sakura al oir lo ocurrido en la plaza de
Tomoeda, había salido de la Universidad Touwa a toda velocidad) llegaron al
lugar de los hechos, se dieron cuenta de que Tomoyo, Sonomi, Chiharu, Rika y
Yamazaki ya estaban ahí, esperando noticias de Naoko.
- ¡Tomoyo-
chan!¡Chiharu, Rika, Yamazaki- kun!- gritó Sakura y se echó a correr hacia
ellos, que la abrazaron. Los cuatro lloraban sin cesar.
- ¿Han sabido algo de
la niña?- preguntó Fujitaka a Sonomi.
Ella negó con la
cabeza.
- La policía se niega
a declarar algo al respecto. No tengo idea de qué le haya pasado a la pobre de
Naoko… pero aparentemente ya todos los que estaban en la plaza han sido sacados
de aquí… y no vimos a Naoko entre ellos.
Fujitaka le dio
las gracias brevemente a Sonomi.
- ¡TOUYA- KUN!- gritó
el señor Kinomoto cuando vio que Touya era violentamente repeflido por tres
policías. Pero el joven logró ingeniárselas para burlarlos y entró a la plaza,
dirigiéndose a la Librería X.
Cuando llegó a
dicho establecimiento vio que la puerta estaba, efectivamente, hecha añicos por
el balazo. Un policía recogía los casquillos tirados mientras otro recogía una
gorra: la de Naoko- chan.
- ¡¡OIGA!!
- ¿Y usted quién
es?¿Qué hace aquí?¿Quién le dio permiso de entrar?
- ¡Eso no
importa!¿Sabe de quién es esa gorra?¡Es de una amiga de mi hermana!¿Dónde está
ella?
- No lo sé, sólo estoy
aquí para recoger evidencias y otros objetos. Lo siento mucho pero no sé qué
haya pasado con la amiga de su hermana. Y si me hace el
favor…
El policía ya no
tuvo necesidad de continuar, porque los tres oficiales que habían intentado
detener a Touya a la entrada agarraron a éste y lo sacaron por la fuerza. A
regañadientes, Touya salió. Y una vez afuera les contó a los demás lo que el
investigador le había dicho.
- Qué horror… ¿y ahora
a quién le preguntamos?
- Cálmate, Sonomi-
kun. Lo más razonable será buscar al jefe de la investigación y preguntarle a
qué hospital se llevaron a los heridos, para que así encontremos a Naoko-
san.
Justo en ese
momento la familia Yanagisawa, sin Naoko, por supuesto, llegó a la plaza
Tomoeda.
- ¡MI HIJA!¡MI
HIJA!¿DÓNDE ESTÁ MI HIJA?¿USTEDES ESTABAN CON ELLA?¡POR FAVOR, DÍGANME QUE MI
NAOKO ESTÁ BIEN!- sollozaba desgarradoramente Yanagisawa Shika. Los presentes
tuvieron que decir que ignoraban lo que le había pasado a la niña, y la esposa
lloró inconsolable en los brazos de su esposo. Pero Fujitaka sí habló con el
jefe de la operación, quien le pidió todos sus datos y le pidió a Sakura que le
describiera a Naoko, para que, en cuanto se supiera algo, fueran debidamente
notificados.
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Al día siguiente,
en Tomoeda Shougakkou se ofreció un minuto de silencio en memoria de Naoko.
Cierto que aún no sabían exactamente lo que le había pasado, pero los profesores
no albergaban mayores esperanzas.
Syaoran, que se
había enterado del suceso hasta esa mañana, tuvo que consolar a la Card Captor.
Se puso colorado como un jitomate, pero en esos momentos semejante cosa no
importaba.
Se reanudaron las
clases después de alguna media hora en la que la escuela era un caos: los
detalles del atentado, sus protagonistas, las hipótesis de los niños idiotas que
nunca faltaban, y la suerte desconocida de Naoko. Cuando Terada Yoshiyuki (éste
es EL NOMBRE VERDADERO del profe Terada) entró al aula para impartir su clase de
matemáticas, se impuso el silencio.
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- Kaijuu Sakura…-
Touya susurró, mientras su imouto subía desanimada las escaleras, después de
haber comido sólo la mitad de su cena. Sakura estaba realmente deprimida. Ni
siquiera Yukito había logrado levantarle el ánimo.
Asimismo Yue y
Kero estaban preocupados por su ama. Nunca la habían visto así de triste. Yue
observaba, desde la copa de un árbol y bien oculto, la ventana del cuarto de
Sakura- chan. Para no preocuparla no quiso decirle que últimamente había
empezado a sentir magia que a él le era muy familiar…
- Sakura- sama…- y Yue
desplegó sus alas para irse de allí.
Kero también
estaba muy preocupado. Le había gritado en la mañana, le invitó de sus dulces,
le contó chistes, se puso algunos diseños que Tomoyo le había hecho cuando
Sakura empezó a cazar las cartas y hasta bailó hawaiano con todo y una faldita,
pero nada de eso hizo reir a la Card Captor. Peor aún, ni la mención del gaki
("mocoso") chino la alegró aunque fuera un poco.
Agitando sus
alitas, el "mono de peluche" le deseó las buenas noches a Sakura y se acurrucó
para poder dormir, pero con un ojo abierto para vigilar a su ama, sólo por si
acaso.
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Fujitaka y Touya
hablaron un poco. El señor Kinomoto le aconsejó a Touya que por el momento
dejaran a Sakura en paz para que pudiera desahogarse y sentirse mejor. Touya se
resignó. Su papá tal vez tenía razón, después de todo.
Ambos hombres
lavaron los trastes y recogieron la mesa. Fujitaka guardó en un tupper lo que
quedaba de la cena de su hija y lo metió al rerigerador para que no se echara a
perder y calentarlo más tarde. Después los dos se fueron a
acostar.
A pesar de lo que
le había aconsejado a Touya, Kinomoto- san entró silenciosamente al cuarto de
Sakura, que estaba dormida, le dio un beso en la mejilla, acarició la cabeza de
su hija paternalmente (¡PATERNALMENTE, NO SEAN MALPENSADOS!) y se
fue.
Touya no podía
dormir. Tenía un vacío en el estómago. Presentía que a Naoko le había pasado
algo más. ¿Qué podría ser?
Las tres de la
mañana y seguía sin poder dormir. Touya se levantó bruscamente de su cama y se
cambió de ropa, para ponerse una playera sport verde pálido y unos pantalones de
color caqui (caqui, kaki, khaki, bla, bla, bla, es lo mismo). Luego se puso unos
calcetines blancos y salió sin hacer ruido de la casa, calzándose sus tenis
antes de cerrar la puerta de su casa.
El muchacho agarró
su bicicleta y la llevó un poco lejos para que nadie de su casa despertara y lo
viera. Cuando estuvo a una distancia razonable se subió en su bicicleta y se
puso a pedalear.
Tratando de
aclarar sus pensamientos llegó hasta el Parque Pingüino, en el que no parecía
haber nadie.
Touya bajó de su
bicicleta y la dejó recargada en un árbol, y se acercó unos pasos al rey
pingüino.
Entonces supo por
qué tenía un vacío en el estómago.
- ¿T- Touya-
kun?
Touya miró hacia
adelante y vio a Naoko parada a un lado del rey pingüino. No estaba herida, no
estaba pálida, no se veía golpeada, no nada. Sólo le faltaban sus lentes
y…
Estaba
flotando.
- Oh, Dios
mío…
Continuará….
OMAKEOMAKEOMAKEOMAKEOMAKEOMAKEOMAKEOMAKEOMAKEOMAKEOMAKE
¡¡Hola de nuevo!!
Milagrosamente he terminado el segundo capítulo de esta historia y, por
supuesto, me dispongo a iniciar el tercero. ¿Qué rayos le pasó a Naoko?¿Dónde
está su cuerpo?¿Cómo ayudará Touya a Naoko? Y además… ¿No se irá a morir Sakura
cuando sepa lo que le ocurrió a su amiga? Si de veras les interesó la historia
y/o no están francamente aburridos y están leyendo este fic por pura
desesperación, no se pierdan el próximo capítulo. Tengan compasión de la pobre
autora y mándenle un mensaje a la dirección de correo electrónico (alias
"emilio") que aparece al principio del fic. ¡Ja
ne!
