BUSCÁNDOTE EN LA OSCURIDAD
Capítulo 5: Dos Licántropos
-¿Qué es ese ruido?- preguntó Lily apartándose un poco de James.
Él buscó sus gafas (estaban tiradas por el suelo) a tientas y se las puso, con un gesto de preocupación impreso en blanco y negro por la falta de luz sobre su cara. Los ojos verdes de Lily (verdes incluso en la oscuridad) lo observaban asustados.
El ruido se oyó otra vez, acompañado de un grito apagado.
-¡Remus!- siseó James, corriendo y transformándose a la vez.
Lily corrió tras él.
*-*-*
Selene tenía los ojos muy abiertos, fijos en la bestia que le gruñía sordamente. Era un immenso lobo color café con unas patas excepcionalmente grandes y unos dientes que a la luz de la luna recién aparecida le parecían a Selene largos y afilados como puñales de marfil. Se apretó más contra la roca al borde del lago. La cosa llevaba dos minutos que a ambos les parecieron una eternidad y media observándola y planteándose atacar o no. Selene intuía que se estaba librando una gran batalla Remus versus Bestia horripilante, y que si no fuera por eso posiblemente estaría muerta o maldita. Ya era malo pensar que si se movía o echaba a correr la cosa no dudaría en perseguirla y alcanzarla, pero pensar que la cosa era Remus era todavía peor. El hecho era que estaba más atrapada de lo que nunca se había sentido. El lobo tenía un tic nervioso en la oreja derecha (Remus también tenía ese tic cuando se ponía histérico) que no daba mucha confianza, y daba pasos atrás y adelante, ladeando la cabeza sin quitarle la vista de encima a la presa.
Entonces un gran ciervo saltó en medio de los dos y desvió la vista del monstruo. Se observaron los dos y el lobo dejó de gruñir de repente para empezar a recular hacia el bosque.
Lily salió de detrás de un arbusto y cogió un brazo de Selene.
-¡Arriba!
Selene no se movió ni dijo nada, sólo le dirigió una mirada perdida.
-¡Venga, venga!
Lily la levantó a la fuerza y empezó a empujarla hacia el castillo con el corazón corriendo desbocado en el fondo de su garganta.
El ciervo acompañó al galope al hombre-lobo hacia el fondo del Bosque prohibido.
Selene se desmayó en los brazos de Lily.
*-*-*-*-*
-No. Nunca. No quiero saber nada de él.
-Pero...
-He dicho que no. Y de tí tampoco, Evans. ¿Por qué me mentísteis todos?
Lily la persiguió por el pasillo.
-¡Yo no te mentí! Y... Selene. Él te quiere. No...
-No me hables- atajó ella, cerrando la entrada a las mazmorras detrás suyo. Maldita sea. El caballero de armadura brillante era un hombre lobo. Se sentía defraudada, estafada, asustada. Y lo peor era que el cosquilleo en la columna vertebral seguía apareciendo cada vez que oía su nombre, pero acompañado de un peso amargo en el estómago. Y eso que todavía no lo había visto. Él la quería, claro, y ella a él también. Aunque lo negara y se empeñara e intentara convencer a todos de que lo odiaba a muerte. Corrió a perderse entre los pasadizos oscuros de las mazmorras otra vez. De algún modo, la relajaba. Tenía ganas de dar patadas a las paredes hasta derribarlas. Ella lo estaba pasando mal, Remus lo estaba pasando mal, no había ninguna cura para los hombres lobo, no había ninguna solución para ellos dos. Lily también le daba rabia. Durante un par de días, había tenido una amiga. Los amigos no sirven para nada, se dijo, mienten y traen problemas. Y se daba cuenta de que se había cerrado más, su coraza de hielo era más gruesa que nunca. Y ella, mientras corría por su laberinto subterráneo, se alegraba de que así fuera. Nunca nadie más la molestaría. Nunca nadie le haría daño.
*-*-*-*-*
Bajaron ruidosamente la escalera principal. Remus todavía no había vuelto y ellos estaban cansados porque casi no habían dormido (noche de animagos), así que, para disimular, hacían más ruido que de costumbre. Peter contaba a todos una anécdota graciosa, Lily reía y apoyaba la cabeza en el hombro de James, que acariciaba suavemente la melena pelirroja, y él monopolizaba las miradas de todas las chicas de sexto hacia abajo. Bueno, menos Arabella. La localizó enseguida. Subía tranquilamente, hablando con Eleonora Grant y Ada Carter. Con toda la premeditación del mundo, lució su sonrisa más cautivadora para Ada, que se sonrojó, provocando que Eleonora y Arabella se giraran a ver qué pasaba. Eleonora sonrió como estaba previsto, pero Arabella rompió todas las expectativas y... se sonrojó. Sirius supo que, si le pedía otra vez ir al Baile, ella accedería encantada. Y en ése momento Arabella dejó de tener algún interés para él. Satisfecho de sí mismo (y de su uniforme de camarero), Sirius bajó de un salto los cinco últimos escalones de la gran escalera. Si sólo fuera tan fácil con... Sirius lo miraba con odio y él contestaba con odio también. Sirius lo amaba, lo amaría también Snape? Lo peor era que no estaba seguro de lo que dirían James, Peter y Remus ni Lily si se lo contara. Además, quizás solo era algo pasajero. Maldita sea. Si por lo menos lo del año pasado no hubiera sucedido... Sirius se lo dijo. Más que decirlo, lo besó. Un roce suave en los labios, Snape lo apartó de un empujón. No dijo nada. Los sueños de Sirius se hicieron añicos con una facilidad sorprendente. Fragilidad. Una semana más tarde, Sirius, enfurecido, lo mandó a seguir a Remus a la casa. Nunca debería haberlo hecho. Pero en aquél momento la rabia lo llenaba todo, sin dejar lugar a meditaciones, sin dejarle otra opción que seguir sus instintos... Todo eso provocó la primera gran pelea con James, el mutismo de Remus, las sospechas de Lily, el chantaje de Severus y el descontento de Dumbledore. Sirius se odió durante semanas. Hasta que James volvió a sonreírle y Lily rió de una de sus bromas, Peter le propuso una nueva broma y Remus, entre risas, le tiró una cerveza de mantequilla por encima como castigo. Pensó en hablar con Severus. Pero Severus le odiaba. Eso era obvio, no?
*-*-*-*-*
-Debería habértelo dicho. Lo siento.
Selene no contestó, ni se giró, ni se movió. Remus la había encontrado en la biblioteca desierta, estudiando, se había sentado a su lado y ya llevaba media hora tratando de conseguir que ella lo mirara o le dirigiera la palabra. Sólo había conseguido que ella dejara de escribir y fijara su vista en el infinito en vez de en el libro. ¿Le escuchaba? ¿Le oía? ¿Le entendía? Remus sí le entendía a ella. Y también se odiaba a sí mismo.
-Muy bien. Como quieras- murmuró suavemente, y se deslizó fuera de la silla. Se giró para irse con la sensación de que se iba más incompleto que antes, como si le faltara un brazo o una pierna. O la cabeza, o el corazón, o el alma. Daba igual. Se iba. Entonces la oyó. Se volvió a verla. Parecía hundida sobre la mesa, el pelo sedoso cayéndole sobre el jersey y la cara. Sollozaba. Casi silenciosamente, la frente apoyada contra la mesa de madera gruesa, lágrimas resbalando entre las pestañas y por el puente de la nariz. Remus hubiera muerto. Volvió sobre sus pasos y le puso una mano en el hombro. Él también quisiera llorar. Remus recogió suavemente su pelo pegado a las mejillas y lo echó a un lado con cuidado. Le hizo levantar la cara. La obligó a mirarlo. Ella enterró la cara en su camisa para tocarlo, olerlo, oír su corazón rebotando contra las costillas. Él la abrazó.
-Mi padre...
-¿Qué?- preguntó él cálidamente, envolviéndola con sus brazos.
-Era licántropo- las palabras quedaban ahogadas y perdidas entre los pliegues de su camisa, pero Remus las entendió.- O, es. No lo sé. Se marchó cuando lo mordieron.
Él la abrazó más fuerte.
Ella dejó de llorar poco a poco.
-Algún día iremos a buscarlo- prometió él.
*-*-*-*-*
-Parece que ha pasado- murmuró Lily, enganchada al brazo de James en la sala común.
-¿Qué?- preguntó James. Estaba tan cansado después de quidditch que se sentía incapaz de moverse del sillón donde estaban los dos apretujados.
-Mira a Remus.
Remus estaba cantando en voz baja mientras resolvía ecuaciones complicadísimas de Aritmancia.
James sonrió.
-Parece que lo consiguió.
-El problema ahora es Sirius.
-¿Sirius? Yo no creo que tenga ningún problema- dijo James mientras los dos se giraron para ver a Sirius sentado en un sillón con siete chicas (incluida Arabella) a su alrededor suspirando y riendo como gallinas.
-Yo creo que sí.
-¿No estarás un poco paranoica?
Lily lo empujó y lo tiró de la butaca.
-Auch- dijo James.
-Te lo mereces- le sermoneó Lily, sacándole la lengua- por tonto.
*-*-*-*-*
Severus miró con atención a la pareja que paseaba junta por el linde del bosque. ¿Era Selene? ¿Y quién era él? Era Selene. Con el hombre lobo. Pensó en Sirius, un instante fugaz, con rabia acumulada por los años y con el sabor amargo del deseo frustrado. Y se decidió. Se vengaría sobre su amigo. Con paso rápido, se dirigió a la lechucería.
*-*-*-*-*
A/N: Bueno. Este capítulo se complica y se arregla solito. Me acabo de dar cuenta. Pero queda rollo para rato. ¿A quién escribe Severucito? ¿Qué pasará con él y Sirius? ¿Durará mucho la paz entre Selene y Remus? ¿Volverán ella y Lily a ser amigas?
Gracias a todas las magníficas y generosas personas que perdieron algo de tiempo en los reviews: Os adoro. Resumiendo, gracias a:
Fleur Delacour
Hermione es una genia o Agus
ariadna
Por cierto, ¿hombre lobo se escribe con o sin guión? Porque me estoy volviendo loca y tan pronto lo escribo con como sin.
Bueno, el dramón tiene unos dos capítulos más sólo. Ay. tendré que empezar a pensar en otra fanfic, ¿verdad? ^^
Gracias por leer, ¿te importaría dejar un review? Para saber si lo has leído, si te gusta, si vomitaste. :) ¡Gracias!
Besitos,
Nimph
Capítulo 5: Dos Licántropos
-¿Qué es ese ruido?- preguntó Lily apartándose un poco de James.
Él buscó sus gafas (estaban tiradas por el suelo) a tientas y se las puso, con un gesto de preocupación impreso en blanco y negro por la falta de luz sobre su cara. Los ojos verdes de Lily (verdes incluso en la oscuridad) lo observaban asustados.
El ruido se oyó otra vez, acompañado de un grito apagado.
-¡Remus!- siseó James, corriendo y transformándose a la vez.
Lily corrió tras él.
*-*-*
Selene tenía los ojos muy abiertos, fijos en la bestia que le gruñía sordamente. Era un immenso lobo color café con unas patas excepcionalmente grandes y unos dientes que a la luz de la luna recién aparecida le parecían a Selene largos y afilados como puñales de marfil. Se apretó más contra la roca al borde del lago. La cosa llevaba dos minutos que a ambos les parecieron una eternidad y media observándola y planteándose atacar o no. Selene intuía que se estaba librando una gran batalla Remus versus Bestia horripilante, y que si no fuera por eso posiblemente estaría muerta o maldita. Ya era malo pensar que si se movía o echaba a correr la cosa no dudaría en perseguirla y alcanzarla, pero pensar que la cosa era Remus era todavía peor. El hecho era que estaba más atrapada de lo que nunca se había sentido. El lobo tenía un tic nervioso en la oreja derecha (Remus también tenía ese tic cuando se ponía histérico) que no daba mucha confianza, y daba pasos atrás y adelante, ladeando la cabeza sin quitarle la vista de encima a la presa.
Entonces un gran ciervo saltó en medio de los dos y desvió la vista del monstruo. Se observaron los dos y el lobo dejó de gruñir de repente para empezar a recular hacia el bosque.
Lily salió de detrás de un arbusto y cogió un brazo de Selene.
-¡Arriba!
Selene no se movió ni dijo nada, sólo le dirigió una mirada perdida.
-¡Venga, venga!
Lily la levantó a la fuerza y empezó a empujarla hacia el castillo con el corazón corriendo desbocado en el fondo de su garganta.
El ciervo acompañó al galope al hombre-lobo hacia el fondo del Bosque prohibido.
Selene se desmayó en los brazos de Lily.
*-*-*-*-*
-No. Nunca. No quiero saber nada de él.
-Pero...
-He dicho que no. Y de tí tampoco, Evans. ¿Por qué me mentísteis todos?
Lily la persiguió por el pasillo.
-¡Yo no te mentí! Y... Selene. Él te quiere. No...
-No me hables- atajó ella, cerrando la entrada a las mazmorras detrás suyo. Maldita sea. El caballero de armadura brillante era un hombre lobo. Se sentía defraudada, estafada, asustada. Y lo peor era que el cosquilleo en la columna vertebral seguía apareciendo cada vez que oía su nombre, pero acompañado de un peso amargo en el estómago. Y eso que todavía no lo había visto. Él la quería, claro, y ella a él también. Aunque lo negara y se empeñara e intentara convencer a todos de que lo odiaba a muerte. Corrió a perderse entre los pasadizos oscuros de las mazmorras otra vez. De algún modo, la relajaba. Tenía ganas de dar patadas a las paredes hasta derribarlas. Ella lo estaba pasando mal, Remus lo estaba pasando mal, no había ninguna cura para los hombres lobo, no había ninguna solución para ellos dos. Lily también le daba rabia. Durante un par de días, había tenido una amiga. Los amigos no sirven para nada, se dijo, mienten y traen problemas. Y se daba cuenta de que se había cerrado más, su coraza de hielo era más gruesa que nunca. Y ella, mientras corría por su laberinto subterráneo, se alegraba de que así fuera. Nunca nadie más la molestaría. Nunca nadie le haría daño.
*-*-*-*-*
Bajaron ruidosamente la escalera principal. Remus todavía no había vuelto y ellos estaban cansados porque casi no habían dormido (noche de animagos), así que, para disimular, hacían más ruido que de costumbre. Peter contaba a todos una anécdota graciosa, Lily reía y apoyaba la cabeza en el hombro de James, que acariciaba suavemente la melena pelirroja, y él monopolizaba las miradas de todas las chicas de sexto hacia abajo. Bueno, menos Arabella. La localizó enseguida. Subía tranquilamente, hablando con Eleonora Grant y Ada Carter. Con toda la premeditación del mundo, lució su sonrisa más cautivadora para Ada, que se sonrojó, provocando que Eleonora y Arabella se giraran a ver qué pasaba. Eleonora sonrió como estaba previsto, pero Arabella rompió todas las expectativas y... se sonrojó. Sirius supo que, si le pedía otra vez ir al Baile, ella accedería encantada. Y en ése momento Arabella dejó de tener algún interés para él. Satisfecho de sí mismo (y de su uniforme de camarero), Sirius bajó de un salto los cinco últimos escalones de la gran escalera. Si sólo fuera tan fácil con... Sirius lo miraba con odio y él contestaba con odio también. Sirius lo amaba, lo amaría también Snape? Lo peor era que no estaba seguro de lo que dirían James, Peter y Remus ni Lily si se lo contara. Además, quizás solo era algo pasajero. Maldita sea. Si por lo menos lo del año pasado no hubiera sucedido... Sirius se lo dijo. Más que decirlo, lo besó. Un roce suave en los labios, Snape lo apartó de un empujón. No dijo nada. Los sueños de Sirius se hicieron añicos con una facilidad sorprendente. Fragilidad. Una semana más tarde, Sirius, enfurecido, lo mandó a seguir a Remus a la casa. Nunca debería haberlo hecho. Pero en aquél momento la rabia lo llenaba todo, sin dejar lugar a meditaciones, sin dejarle otra opción que seguir sus instintos... Todo eso provocó la primera gran pelea con James, el mutismo de Remus, las sospechas de Lily, el chantaje de Severus y el descontento de Dumbledore. Sirius se odió durante semanas. Hasta que James volvió a sonreírle y Lily rió de una de sus bromas, Peter le propuso una nueva broma y Remus, entre risas, le tiró una cerveza de mantequilla por encima como castigo. Pensó en hablar con Severus. Pero Severus le odiaba. Eso era obvio, no?
*-*-*-*-*
-Debería habértelo dicho. Lo siento.
Selene no contestó, ni se giró, ni se movió. Remus la había encontrado en la biblioteca desierta, estudiando, se había sentado a su lado y ya llevaba media hora tratando de conseguir que ella lo mirara o le dirigiera la palabra. Sólo había conseguido que ella dejara de escribir y fijara su vista en el infinito en vez de en el libro. ¿Le escuchaba? ¿Le oía? ¿Le entendía? Remus sí le entendía a ella. Y también se odiaba a sí mismo.
-Muy bien. Como quieras- murmuró suavemente, y se deslizó fuera de la silla. Se giró para irse con la sensación de que se iba más incompleto que antes, como si le faltara un brazo o una pierna. O la cabeza, o el corazón, o el alma. Daba igual. Se iba. Entonces la oyó. Se volvió a verla. Parecía hundida sobre la mesa, el pelo sedoso cayéndole sobre el jersey y la cara. Sollozaba. Casi silenciosamente, la frente apoyada contra la mesa de madera gruesa, lágrimas resbalando entre las pestañas y por el puente de la nariz. Remus hubiera muerto. Volvió sobre sus pasos y le puso una mano en el hombro. Él también quisiera llorar. Remus recogió suavemente su pelo pegado a las mejillas y lo echó a un lado con cuidado. Le hizo levantar la cara. La obligó a mirarlo. Ella enterró la cara en su camisa para tocarlo, olerlo, oír su corazón rebotando contra las costillas. Él la abrazó.
-Mi padre...
-¿Qué?- preguntó él cálidamente, envolviéndola con sus brazos.
-Era licántropo- las palabras quedaban ahogadas y perdidas entre los pliegues de su camisa, pero Remus las entendió.- O, es. No lo sé. Se marchó cuando lo mordieron.
Él la abrazó más fuerte.
Ella dejó de llorar poco a poco.
-Algún día iremos a buscarlo- prometió él.
*-*-*-*-*
-Parece que ha pasado- murmuró Lily, enganchada al brazo de James en la sala común.
-¿Qué?- preguntó James. Estaba tan cansado después de quidditch que se sentía incapaz de moverse del sillón donde estaban los dos apretujados.
-Mira a Remus.
Remus estaba cantando en voz baja mientras resolvía ecuaciones complicadísimas de Aritmancia.
James sonrió.
-Parece que lo consiguió.
-El problema ahora es Sirius.
-¿Sirius? Yo no creo que tenga ningún problema- dijo James mientras los dos se giraron para ver a Sirius sentado en un sillón con siete chicas (incluida Arabella) a su alrededor suspirando y riendo como gallinas.
-Yo creo que sí.
-¿No estarás un poco paranoica?
Lily lo empujó y lo tiró de la butaca.
-Auch- dijo James.
-Te lo mereces- le sermoneó Lily, sacándole la lengua- por tonto.
*-*-*-*-*
Severus miró con atención a la pareja que paseaba junta por el linde del bosque. ¿Era Selene? ¿Y quién era él? Era Selene. Con el hombre lobo. Pensó en Sirius, un instante fugaz, con rabia acumulada por los años y con el sabor amargo del deseo frustrado. Y se decidió. Se vengaría sobre su amigo. Con paso rápido, se dirigió a la lechucería.
*-*-*-*-*
A/N: Bueno. Este capítulo se complica y se arregla solito. Me acabo de dar cuenta. Pero queda rollo para rato. ¿A quién escribe Severucito? ¿Qué pasará con él y Sirius? ¿Durará mucho la paz entre Selene y Remus? ¿Volverán ella y Lily a ser amigas?
Gracias a todas las magníficas y generosas personas que perdieron algo de tiempo en los reviews: Os adoro. Resumiendo, gracias a:
Fleur Delacour
Hermione es una genia o Agus
ariadna
Por cierto, ¿hombre lobo se escribe con o sin guión? Porque me estoy volviendo loca y tan pronto lo escribo con como sin.
Bueno, el dramón tiene unos dos capítulos más sólo. Ay. tendré que empezar a pensar en otra fanfic, ¿verdad? ^^
Gracias por leer, ¿te importaría dejar un review? Para saber si lo has leído, si te gusta, si vomitaste. :) ¡Gracias!
Besitos,
Nimph
