El Pasar de los Años -Continuación
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En la tarde Annie y Paty platicaban acerca del encuentro de Terry y Candy, ambas se morían por saber lo sucedido. A: Me pregunto si se reconciliaron. P: Eso sería fantástico, imagina lo felíz que estaría Candy! Volver a verla así de felíz, sería maravilloso. A: Sí y así quizás hariamos una boda doble...o triple si te animases. P: (Sonrojada) Yo? A: Claro tú, o ahora me lo vas a negar que te has enamorado profundamente de Elias. P: (Aún más roja que antes) Que cosas dices Annie, aunque no te niego que Elias es tan guapo y tan romántico que habita un espacio muy especial en mi corazón. A: No crees que sería espléndido que las tres mejores amigas del mundo se casasen el mismo día con los hobres que aman! Yo creo sería maravilloso. P: Te imaginas que Stear aún viviera y que Candy se casara con Albert. Sería una boda triple de la familia Andley. Qué divertido! A: Si pero con cuatro mienbros Andley...pero cómo se te ocurre que Candy se case con Albert, es como su hermano mayor. P: Es que no te has dado cuenta? Albert se muere por Candy!! A: Tú crees? P: En que mundo vives Annie? Es tan obvio como que tú mueres por Archie. A: Tan obvio es!! (Ambas se miran y empiezan a reir sin poder parar) En en hotel, Susana le pedía a Terry que regresasen ya a NY. Su deseperación por desenmascarar a su enamorado era aún mayor que la desesperación de encontrar cada día un nuevo detalle de él. Y sin miedo alguno le pide regresen. Susana: Terry, por qué no volvemos hoy mismo a NY? Quiero regresar a mi casa y ya no hay nada que me detenga aquí. Terry: Tienes razón, no vale la pena quedarnos más días. *A fin de cuentas, ya no tengo motivos para quedarme...Candy...Albert...como es posible.* S: No pensé que accedieras tan facilmente. *Entonces no encontró a Candy...o quizás sí pero ya no lo quiere porque tiene una tristeza mayor a la normal *Entonces empaquemos para irnos en la noche. T: Esta bien, prepara todo para esta noche. Terry salió a dar una vuelta por las calles antes de irse, quiso ver por última vez a su viejo amor. Esperó detrás de un árbol a que Candy saliera del hospital y cuando la vió pasar se le apareció en un salto frente a ella. T: Vine a despedirme. C: Me asustastes!... Te vas ya?! T: No me iba hasta mañana pero ya no hay motivos para quedarme. Comprendes eso verdad. C: Bueno, que tengas buen viaje y éxito en tu carrera. Ah, y que seas muy feliz junto a Susana. T: Claro muy feliz, tan feliz como tú con Albert, verdad? (Candy lo miró sorprendida y no dijo palabra a la insinuación de Terry; no supo que contestar ya que sabía que tenía razón) C: Bueno, pues adios. (Candy sigió caminado a paso ligero para evitar que Terry le siguiera y evitar que su corazón le traicionara una vez más como la noche anterior) T: (Con voz melancólica) Adios mi amor...adios. Quizás nos encontremos en otro mundo o en otros tiempos. Terry y Susana se fueron esa noche, ella estaba llena de felicidad, tanta que hasta el propio Terry lo notó. Le extrañó tanto verla felíz y al mismo tiempo le causo envidia verla con esa chispa en la mirada que en él ya había muerto. Pensó que quizás ella creyó que la había olvidado y que ahora se casarían, pero él muy bien sabía que esto no será posible. T: *Lo siento Susana pero no me casaré contigo. Esa felicidad te durará tan poco como la mía.* S: * No puedo esperar a llegar...quién eres, amor, oh ya te llamo amor. Creo que te amo a pesar de no saber quién eres. Ya me cansé de mendigarle amor a un hombre a quien le soy tan indiferente y que sólo piensa en su amor de escuela * Los días pasaron y ya Albert se había calmado, más sabiendo que Terry se había marchado. Archie se sorprendió al saber que Candy se había comprometido con Albert y sobretodo porque Candy no le amaba y había estado con Terry hacía unos días atrás. El misterio de Candy y Terry nadie lo sabía mas que ellos dos, Candy se había negado a dar detalles de lo sucedido, por tanto nadie sabía qué pensar. Candy aceptó casarse con Albert a pesar de no amarlo y él aceptó esperar un poco antes de casarse. Candy estaba terriblemete destrozada y se daba cuenta que Terry tenía razón cuando le dijo que se estaba haciendo desdichada a ella misma y que no sería felíz con Albert al igual que él no era felíz con Susana. Aún sabiendo esto, ella pensaba no había marcha atrás. Annie y Archie se casarían en un mes. Patty no se decidía a casarse con Elias, aunque él se lo había pedido varias veces; aún el recuerdo de Stear la hacía dudar en ocaciones. Los deseos de Annie de una boda triple por tanto se hicieron pedazos, solo serían ella y Archie. Archie: Creo que este mes se me hará muy largo, por qué mejor no nos casamos hoy. Annie: Archie! De veras te casarías hoy? Archie: Y por qué no. Hace alguna diferencia un mes que hoy, en mi opinión no, la única diferencia es que tengo que esperar más para tenerte todo el tiempo a mi lado. Annie: Oh Archie me haces tan felíz. Yo también me casaría ahora mismo, pero sabes que la Tía Elroy no lo permitirá si no hay una boda por todo lo alto de por medio. Archie: Sí lo sé, esto es todo idea de ella...pero todo sea por complacerla, después de todo, ella siempre ha estado a mi lado; aún más que mis propios padres. Pero mejor vamos a celebrar, si? Annie: Claro, podemos ir donde quieras. En la mañana en NY Susana esperaba a que su enamorado se presentara frente a ella a confesarle su amor. S: Diana! D: Si señorita. S: No ha venido nadie? D: No señorita, nadie. S: Esta bien retírese. (Diana se va) Dónde estás? Me habrás engañado? Se habrá arrepentido? Por qué no vienes, acaso no sabes que ya estoy de vuelta!!! Pensará que regreso mañana? Eso es, adelanté el viaje y ahora no sabe que he vuelto, no sirvió de nada mi esfuerzo de volver antes. El sonido de la puerta la hizo reaccionar. Susana: Sí, que desea? Sam: Señorita, el joven Terruce la busca. Susana: Gracias, lleveme por favor. (Sam llevó a Susana junto a Terry y luego se retiró) Terry: Cómo estás? Susana: Muy bien y tú. T: Vengo a llevarte a una entrevista. S: Entrevista? De que? T: Es el dueño de un periódico local, le hablé de tu interés en escribir y quiere entrevistarte para trabajo. S: De verdad! Me alegro mucho, vamos. T: Pero te advierto algo, el prometió hacerte la entrevista y mirar tus escritos, pero si no le gustan no te aceptará. Así que será tú trabajo impresionarlo. S: Eso me parece aún mejor, no quiero que me contraten por lástima o por tí. T: No te preocupes, a él no le importa mucho quién eres si no cómo trabajas. Vamos ya. Terry llevó a Susana a la entrevista y obtuvo el trabajo, ella estaba tan felíz como no lo había estado en mucho tiempo. Susana: Terry, obtuve el trabajo! Le gustó, le gustó. Estoy tan felíz. *Sólo me falta encontrarlo a él * Terry: (Sonriendo) Me alegro de verte felíz, sabía que lo lograrías. Quieres que celebremos o te llevo a tu casa. S: No mejor llevame a casa, quiero escribir ya un artículo para mañana que me encargó el Director. T: Como quieras. Terry dejó a Susana en la casa y Sam la subió a su habitación. Al llegar adentro Susana se llevó una gran sorpresa. Su cuarto estaba lleno de flores por todas partes y su cama la arropaban mil pétalos de rosas, el olor a flores llenaba toda la habitación y la alegría de Susana desbordaba un mar de lágrimas. Susana: Oh Dios! Que es todo esto, quién puso todas estas flores aquí? Sam: Lo hizo un hombre que la ama. Susana: Pero sabes quién es? Dímelo! Sam: Claro que lo sé, es el mismo que la ha amado durante años y que le sirve a diario sin quejarse de nada. Soy yo señorita Susana. Susana: Tú? Pero, no entiendo, por qué me hace esto...yo no puedo corresponderte, es que eres... Sam: Sí soy su sirviente, lo sé pero no por falta de dinero. Veras yo soy un hombre muy rico y de posición social, yo vine a trabajar aquí para cuidarte y estar cerca de tí. Susana yo la amo desde el primer día en que la ví en el teatro. Yo supe lo de su accidente y quise cuidarla para estar seguro que nada le faltase. Pregunto, le he fallado en algo mi reina. Susana: Sam...de verdad has hecho todo esto por mi? No puede ser posible, es que es imposible que me ames tanto, a mi, a una pobre... Sam: No, no lo digas, no permitiré que te hagas daño ni que te menosprecies. Yo sé que usted ha amado a Sr. Granchester durante años, pero como no soy ciego puedo ver que él no la ama, a pesar de que nunca le ha tratado mal. Yo sé que puedo hacerla felíz, si tan solo me dieras la oportunidad. Susana: Yo, no sé que decir (Con lágrimas en los ojos) Todo lo que has hecho y me dices es tan hermoso, es un sueño para mí. Pero me siento tan confundida que no sé la respuesta correcta. Sam: Lo comprendo y sabía que esto sucedería, es por esto que he decidido hacer lo que me pida, puedo continuiar trabajando aquí como siempre y no diré nada a nadie o puedo retirarme a esperar por su respuesta con mucha inpaciencia en mi hogar. La decisión está en tus delicadas manos. Susana: Creo que lo mejor será que se retire por el momento. Quiero pensarlo bien, le dejaré saber mi respuesta cuanto antes. Sam: Si señorita Susana, tus deseos son como ordenes para mi. Si me necesitas, sabes que soy tu humilde servidor. (Sam le tomó la mano y le dió un suave beso, luego se retiró) Susana: Era Sam, será posible que todo lo que me dijo es cierto. Si es un hombre rico...que hace de sirviente!! Sólo por mi! Nadie nunca hizo algo así por mi. Susana lloraba sin poder contener sus lágrimas, su corazón estaba lleno de júbilo y de gran confusión. Felicidad de sentirse tan amada y confundida en la decisión que tenía que tomar. En ella se encontraba su futuro con Terry o con Sam. Como toda mañana Candy desayunaba junto a Albert, él cariñoso y atento como siempre y ella distante y pensativa. Candy le parecia extraño vivir en la misma casa de su prometido y decide irse de la casa. Candy: Albert, debemos hablar un asunto. Albert: Lo que tu quieras, dime que yo te complazco. C: Es acerca de tú y yo viviendo juntos. A: Que hay con eso? C: Creo que ahora que nos hemos comprometido, no se ve bien que vivamos juntos. Además la Tía Elroy ya me tiene un oído sordo de tanto repetirme lo mismo y acusarme de engatusarte para quedarme con la fortuna de los Andley. No quiero seguir aquí soportándola. A: Olvida a la Tía Elroy, aquí mando yo, no ella. Se hará lo que yo disponga y además seguro se irá en unos días. Sabes que no le gusta estar aquí. C: Claro que no le gusta, si no me soporta! Esta es más casa de ella que mía, así que yo mejor me retiro. Es lo mejor, sobretodo si estamos comprometidos. A: Pero si te vas casi no te veré, entre el hospital y mi trabajo no tendremos tiempo, estos momentos en la mañana y la noche son lo único que tenemos. Respecto a la casa ser más de ella, te equivocas, porque pronto serás mi esposa y eso te convierte en dueña y señora. Las órdenes las darás tú, no ella. C: No digas eso que si te escucha...no quiero ni pensarlo. Tía Elroy: Qué es lo que no quieres pensar Candy? C: Ah, yo...pues lo que diría la gente por lo de Albert y yo...usted sabe viviendo en el mismo techo. TE: Correcto, por fin entras en razón. Me parece de muy mal gusto que vivan en la misma casa y solos. Además no creo que sea bien visto que el jefe de familia se casa con una niña adoptada. A: Eso no es asunto suyo, en todo caso mío y a mi no me interesa el qué dirán. Me parece fabuloso unirme en matrimonio a una mujer como Candy. TE: Creo que tu padre cometió un grave error en dejarte como cabeza de familia. Yo sabía que serías una obeja negra. Desde niño te gustaba andar con animales y luego vivias como mendigo, que desgracia para nuestra familia! A: Considera usted una desgracia la honestidad y los valores humanos pero claro imagino que es más importante el dinero, la posición y el nombre. Gustele o no yo soy el jefe de famila y lo que yo digo es lo que se hace. Candy se queda, Candy se casa conmigo y usted se puede ir donde guste siempre y cuando esté bien lejos de mi y de Candy! TE: Eres un mal educado, dónde aprendistes tales modales? Seguro esta mujer de establo te ha dañado. Me iré, claro que sí y no porque lo ordenas, sino porque no soporto tanto descaro y falta de modales. A: Me alegro que se vaya y espero no verle en mucho tiempo. C: Albert, como pudistes hablarle así a la Tía abuela... A: Se lo merecía y más se lo merecía por tratar de humillarte y por menospreciarte. Pero yo estoy aquí para protegerte y defenderte, nunca más permitiré que te humillen, eso no. C: Albert, eres tan bueno conmigo, te debo tanto. Siepre has estado a mi lado en los peores momentos, has sido mi amigo, mi guía, mi consuelo y mi mayor apoyo; gracias. (Candy abrazó a Albert y sintió gran ternura de parte de él. Candy se sentía segura al lado de Albert, sabía que a su lado nada le sucedería y que nadie sería mejor esposo que él.) No pude haber hecho mejor elección, seré la envidia de todas. (Riendo) Imagina, he conseguido el mejor partido, un hombre tan guapo, varonil, bueno y para completar rico; no que esto me importe, pero las demás si lo considerarán un muy importante factor. Quisiera ver la cara de Eliza cuando se entere...sé que te ha estado rondeando. A: Ni me lo recuerdes, esa víbora se cree que puede conquistarme con su frialdad. Pero me alegra saber que me consideras buen partido y guapo (Albert se reia junto a Candy mientras la abrazaba aún más fuerte que antes, el deseo de besarla era inmenso, pero el miedo a su rechazo no se lo permitió.) Un mes ya había pasado y la boda de Annie y Archie sería esa mañana, todo era un corre y corre. Archie y Annie se casarían en el jardín de rosas de Anthony. Todo estaba hermoso y perfecto, los invitados llegaban y la novia se moría de nervios. Candy y Patty estaban a su lado apoyándola y ayudandola a terminar de arreglarse. Pronto su más deseado sueño se haría realidad. Candy: Tranquilizate Annie no ves que no me dejas arreglar tu cabello! Annie: Lo siento Candy, es que me muero de nervios. Ya llegaron los invitados y aún no estoy lista. Archie habrá llegado? Patty: No lo sé pero imagino que sí. Debe estar más guapo que nunca. C: Eso si, debe lucir exquisito, debes mantener calma Annie porque todas las chicas estarán miradole. A: Pues terminen ya, no quiero que vaya a conocer a otra chica y me deje plantada en el altar. P: No seas histérica Annie, eso no va a suceder, si estubo dos años en Londres y no te dejó, creo que unos minutos en el jardín no lo harán cambiar de parecer. En el jardín Albert, Elias y Archie esperaban. Archie: Por qué tardará tanto. No necesita arreglarse tanto, ella es hermosa siempre. Albert: No deseperes, pronto vendrá y veras que valió la pena. Elias: Espero que cuando me case con Patty, no me haga esperar tanto. Archie: Ves que si está tardando, porque no vas a ver que sucede, sí? Albert: Esta bien, ya vengo. Albert fué a la habitación a buscar a Annie. Tocó la puerta y lo dejaron entrar. Albert: Luces espectacular, cuando Archie te vea se caerá para atrás. Annie: (Sonrojada) Gracias Albert, siempre tan galán. Albert: Pero si no miento, hasta a mi me quitastes el aliento. Aunque a decir verdad ustedes dos no se quedan atrás, parecen tres princesitas. Patty: Gracias Albert. Pero que sucedió? Albert: Nada, es que Archie está impaciente y me madó a ver si sucedía algo, el pobre muchacho está desesperado. Salgan ya antes que muera de ansiedad. Annie: Está bien, dile que ya saldré. Candy: (Halando a Albert por un brazo y diciendole en secreto) Pero quien habla de princesas si tu pareces un rey. Albert: (Sonreido y sonrojado) Gracias Candy. Espero que bailes conmigo. C: Claro que si, no puedo esperar a bailar con un rey. (Le guiñó el ojo y cerró la puerta) Bueno chicas vamos que el novio espera impaciente y luego se nos va. Annie: No! No se puede ir, vamos ya pronto! P: Ja ja Candy no seas cruel, que es su boda. No debes hacerle más bromas en el día de hoy, no ves que la matas del corazón. Annie: Era broma? Yo creí que era cierto...Candy!!! No cambias ah? Ja ja, vamonos ya. Annie, Patty y Candy bajaron al jardín y comenzó la ceremonia. Archie al ver a Annie sintió que el corazón se le quería salir del pecho. Archie: * Parece una princesa...Annie, por fin estaremos juntos por siempre.* Annie: * Dios mio dame fuerzas, estoy tan nerviosa que siento que las piernas no me aguantan...imagina si me caigo, que verguenza y se me daña el vestido. Archie luce tan guapo...muero por besarte y tenerte conmigo, pero ya nada nos separa de este sueño. * Annie y Archie se casaron, ambos sentían una inmensa felicidad que les invadía el cuerpo y el alma. Por fin este amor se había unido por siempre, no había nada que los separara en el mundo, ni tiempo ni espacio alguno. Archie y Annie bailaban alegres y Archie recordaba sus días junto a Anthony y Stear. Archie: Tantos recuerdos que me trae este lugar, quise que fuera aquí para que ellos estubiesen presente en este día tan importante para mí. Annie: No importa donde fuera yo sé que los dos nos bendicen desde el cielo. Archie: Lo sé, pero este lugar es especial se siente en el aire. El día pasó y los invitados se marcharon, una música se escuchaba a lo lejos. Archie tocaba la gaita para sus queridos hermanos (Aunque Anthony no lo fuera, lo quería como tal) Albert, Annie y Candy lo miraban a lo lejos. Luego vieron que Albert se retiró y se unió a Archie en la melodía. Después de un tiempo Annie y Archie se retiraron a su casa para salir temprano en la mañana a su viaje de bodas; estarían fuera por un mes. Candy y Albert se quedaron esa noche. En el jardín... C: Albert! Me asustastes, que haces aquí? A: Eso me preguntaba yo cuando te vi. C: Recordaba a Anthony y a Stear...tan bellos recuerdos. A: Los quisistes mucho, verdad? C: Si, por qué hay personas que se van de nuestras vidas sin nosotros quererlo y sin esperarlo. A: El destino no es conocido para nosotros, lo más que podemos es tratar de vivir lo mejor posible con los seres que amamos para así siempre tener bellos recuerdos en el corazón. Esos recuerdos siempre los puedes revivir y nunca los perderás. C: Cierto, como yo hago ahora. A: Así es. Ven, hace frío. (Candy abraza a Albert para calentarse en sus brazos) No quiero te resfries. C: Estaré bien. Albert se acerco a Candy tomando en sus manos el rostro de su amor y mirándola profundamente a sus ojos. A: Candy, te amo, soy felíz por haberte conocido y por estar a tu lado. Quiero que nos casemos pronto, aceptas? C: (Pensativa) Acepto, nos casaremos cuando quieras. Albert se acreco aún más y beso a Candy por primera vez. La emoción que sentía nunca la había sentido y la felicidad recorria cada célula en su piel. Candy se sentía muy extraña y no sabía que hacer, corresponderle o echar a correr. No podía empujarle pues pronto se casarían, tendría entonces que aprender aceptar el sabor de otros labios. Candy permaneció congelada ante el beso de Albert, pero lo aceptó como aceptó su propocisión. C: * Tengo que superar este sentimiento, tengo que lograr amarte. Adios Terry, me casaré con Albert.* Una lágrima bajo por su mejilla al saber que no había marcha atrás y que esta vez nunca más estaría con Terry. Albert no noto esta reacción, la felicidad del momento lo cegó de toda cosa y en el silencio de la noche ambos permanecieron juntos disfrutando del aroma de las flores y de la mutua compañía. Candy se encontraba en su habitación muy distante encerrada en sus pensamientos. Candy: * Hay en algo en tú mirada que me hace perder la razón y hay algo en el tono de tu voz que hace acelerar el ritmo de mi corazón; estoy tan enamorada!! Pero que pienso, me casaré con Albert muy pronto! Es que no lo amo...pobre Albert, es tan dulce y bueno; por qué no puedo corresponderle? Es que tú te clavastes en mi alma y no me dejas ni respirar, te empeñas en seguir ahi habitando eternamente en mi corazón. No sé cómo podré seguir soportando esta situación, sus besos no se sienten igual...extraño esos labios suaves que acariciaban mi piel aquella noche...Terry. Tu mirada penetrante se apoderó de mi y no me permitió razonar...oh Terry si no hubieses vuelto nada de esto sería tan difícil, pero eres tan testarudo, pero cómo te amo. Aveces pienso en buscarte a NY, pero el recuerdo de Susana no me lo permite, la imagino a ella tan triste e indefensa! Sería tan cruel si aceptara a Terry. Por qué insisto en buscar una solución, si ya la tengo. Me casaré con Albert y se acabó! No más Terry Granchester para mí. * Al pensar estas palabras Candy no pudo evitar llorar desconsoladamente y los suspiros eran tan profundos que se podían escuchar en el pasillo. En NY Susana ya no podía soportar la necesidad de las atenciones y palabras de Sam. Ella nunca le había llamado después de aquella noche en que le confesó su amor, decidió que mejor dejaba todo como estaba y no complicaba más su existencia. Tenían un nuevo sirviente, quien era muy serio y siempre tenía cara de que le molestaba estar allí. Susana: Este tonto siempre me trata como a una inútil! No lo soporto, voy atener que despedirle, pero Terry estará furioso...ya es el tercero que saco y no se explica aún la razón por la cual se fué Sam. Yo no se lo diré, pero lo extraño tanto. Si supiera en dónde vive. Ya sé, le preguntaré a Diana, quizás ella sabe. (Susana llamó a Diana para preguntarle por Sam y ella sólo le dió una carta que Sam le había dejado antes de irse.) Diana: Sam me dejó esta carta para usted, dijo que se la diera sólo si preguntaba por él. Susana: Ya veo, gracias. Puede retirarse por ahora. (Leyendo) *Susana: Si estás leyendo esta carta espero sea por que hayas decidido buscarme. Mi mayor deseo es que así sea y si tu deseo es estar a mi lado aquí te dejo mi dirección para que me busques, escribas o lo que quieras. Tú decides lo que mejor te parezca, para mí tú eres la reina y dueña de mi vida, sólo haré lo que tu me pidas. Si tu deseo es no volver a verme, tu ausencia me lo dejará saber. Sin más me despido y espero que decidas lo que más felicidad te traiga. Con amor siempre, Sammuel Giavinno. Giavinno? No pensé que Sam fuera...el italiano millonario que siempre dona dinero para el teatro, oh pobre Sam trabajando de sirviente sólo para mí. Cómo pude no saberlo...y cómo le haría para sus asuntos? Supongo que tiene muchos empleados de confianza...Tengo que buscarlo, el me ama y yo...yo también. Esta vez seré felíz y dejaré a Terry serlo también...no puedo esperar ver la cara de felicidad de Sam y la de Terry cuando le diga que busque a Candy... Susana llamó una vez más a Diana para que la ayudara a vestirse muy elegante y hermosa. Iría a la casa del Sr. Giavinno, estas fueron sus palabras para que Diana no supiera de lo que se trataba. Ambas se dirigieron a la casa de Sam y al llamar a la puerta el mayordomo abrió. Mayordomo: Si Srta. En que le podemos ayudar. Susana: Deseo hablar con el Sr. Giavinno si no es molestia. Mayordomo: Hizo usted cita previa, el señor ha estado muy ocupado en los últimos días. S: No, no la he hecho, pero sé que me espera. Dígale que la Srta. Susana Marlowe quiere verle. M: Esta bien pase. Voy a preguntar si la puede recibir, un momento por favor. S: No hay problema. Diana: Quién es este Sr. Giavinno Srta. Susana? Parece un hombre muy importante, de dónde lo conoce? S: Pronto lo sabrás. M: Señorita el señor la recibirá en su despacho, pase por favor. Diana llevó a Susana hasta el despacho. S: Diana esperame afuera por favor. D: Pero señorita... S: Haz como te pido por favor. D: Esta bien, si me necesita estoy afuera esperandola. S: Gracias. En eso Sammuel Giavinno entró al despacho sonriendo como no lo hacía hace semanas. Sam: Buenos días princesa, a que se debe el honor de tu grata visita. (Tomjandole la mano y besándola sutilmente) Susana: Vine a buscarte, para decirte que...es difícil para mí. Sam: Quieres que te ayude? (Susana dijo si con la cabeza) Pues bien, creo que vienes, al menos ese es mi deso, a buscarme para decirme que me amas igual que yo te amo a ti. Susana: Sí, Sam te he extrañado tanto! Me ha dolido tu partida y ya no puedo seguir sin que estés a mi lado. Perdoname. Sam: Perdonarte? Pero que dices, no hay nada que perdonar. No llores, quiero verte sonreir y disfrutar, ya te he visto llorar bastante. Esos días de llanto se han terminado para tí, una nueva vida ha comenzado. Susana: Eres tan bueno, pero lloro de emoción y alegría, no te das cuenta. Sam: Esta bien, pero prometeme que después no volveras a llorar y si algo te molesta o no te hace felíz, dímelo para poder arreglarlo. Susana: Claro, como tu me lo pidas será. Sam: No, todo será como tú lo pidas. Ahora me permites? Sam se arrodilló frente a Susana, le tomó la mano y la besó nuevamente. Así fue subiendo por su brazo hasta alcanzarle sus mejillas y luego sus labios. Sam besaba a Susana con el más dulce amor y la ternura más grande que un hombre pudiese sentir. Susana sentía que el mundo le daba vueltas, no podía creer lo felíz que se sentía y lo maravilloso de esos labios que con pasión y gran amor la besaban, sin poder siquiera recordar su propio nombre. Llegada la tarde Susana regresó a su casa, allí la esperaba Terry muy serio porque lo había hecho esperar mucho. T: Dónde estabas? Sabes que vengo a esta hora y que mi tiempo está contado, porqué te animas a salir a esta hora y hacerme esperar. Sabes que no puedo...Perdóname, es que tuve un mal día, te encuentras bien? S: (Con los ojos deslumbrantes irradiando gran alegría en su alma.) Estoy de maravilla! No te preocupes, estoy tan felíz que ninguno de tus arrebatos me la va a quitar. T: (Sorprendido) Y a que se debe tu gran alegría, dime a ver si se me contagia un poco. S: Pues veras Terry, debemos hablar muy en serio...y creo que realmente te contagiaré mi felicidad. T: De que se trata...ya me estas empezando a intranquilizar. S: Recuerdas la rosa y la nota que recibí en el tren? T: Si. Que tiene esto que ver? S: Mucho. Verás, después de mi accidente, todos los días sin fallar si quiera uno, recibía yo cartas, regalos o cualquier tipo de detalle de este admirador. Tanto así que sus constantes detalles fueron lo único que me hacía anhelar por un nuevo día. Su dulzura, ternura y gran afecto llenaron mi corazón de nuevas esperanzas e ilusiones para ser felíz. En Chicago, recibí su último regalo anónimo, un ramo hermoso de muchas rosas. Con el una nota que me decía que después de dos años me revelaría su identidad, por eso te pedí que volvieramos. A mi sorpresa el famoso admirador resultó ser Sam. T: Sam! Por eso se fué entonces. S: Si. Pero ahí no termina, ayer por fin lo acepté a mi lado, porque lo amo. Lo mas ilógico de todo esto, es que Sam resultó ser Sammuel Giavinno. T: Giavinno?! No es el... S: Si, así fué que supo de mi y al saber de mi accidente quiso cuidarme y por eso entró a trabajar aquí como sirviente...solo para cuidarme. Todo esto me hizo entender que seré felíz con el, ya que es capaz de darlo todo por mi y que su amor es sincero. Ya no quiero sufrir mas a tu lado ni quiero que tú sufras más. Ve, búscala...yo sé que ella aún te ama...es imposible no hacerlo. Yo estaré bien, Sam me cuidará y me llevará a vivir con él en cuanto esté lista. T: (En estado de shock) No entiendo nada, parece una novela. Estás segura que es cierto lo que me dices? No me iré sin hablar con Sam. Dónde está él? S: No es necesario, el sabe todo...vivía aquí y no es ciego. Ahora no pierdas más tiempo y busca a Candy antes que sea muy tarde. (Enseñandole un periódico) Mira, no la dejes ir. T: (Leyendo) *La Srta. Candice White Andley y el Sr. William Albert Andley se han comprometido para casarse.* No. Entonces es cierto...se casará con Albert. Ya no tiene sentido que regrese. S: De que hablas Terry, no seas tonto! Te vas a rendir ahora! Búscala, no dejes que los separen nuevamente...no quiero que por mi culpa nunca alcanzes la felicidad. Vete, ahora mismo toma un tren a Chicago. Ve! Vete! No te quedes ahí parado!!! Terry en medio de la confusión no sabía que hacer, entonces recordó su última noche con Candy... T: Tienes razón, la buscaré. Ella tendrá que decidir, sé que me ama, no la dejaré ir. Lo siento Albert, no es personal...es solo del corazón Terry salió corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitieron en busca de su gran amor. El tiempo pasaba y no llegaba a su destino, el miedo de perderla una vez más congeló lo más profundo de si. Finalmente llegó a la estación con la angustia de no llegar demasiado tarde y el miedo al rechazo de la mujer que más había amado en toda su vida. T: Candy aquí voy...por favor, espérame...pronto estaré a tu lado... para amarnos. Una lágrima brotó del cielo de sus ojos. Terry sentía que su corazón se aceleraba junto con la aceleración del tren, pronto no pudo distinguir entre el sonido del tren y el del propio corazón. Albert queria que luego de casados se mudasen de la mansión en Chicago; quería irse a vivir en un lugar mas tranquilo. Planificaba comprar una pequeña casa para él y Candy que fuera sencilla y alejada de la alta sociedad que tanto le disgustaba. Todas estas deciciones las habia consultado con ella por supuesto y estaba muy deacuerdo. Ya casi todos los preparativos de la boda estaban listos y aunque Albert sabía que Candy no lo amaba, seguía dispuesto a lograr que ella lo amase. Pero Albert no contaba con un pequeño inconveniente de nombre Terruce Granchester. En pocos días su inconveniente primordial estaría en Chicago listo para complicarle la existencia, pero...logrará sus propositos? Candy: Solo faltan unos días y estaré casada con Albert. Patty: Creo que no deberias casarte con él, no lo amas Candy! No serás felíz, todos saben que todavía delirias por Terry. C: Ni se te ocurra volver a decir eso, no ves que te pueden ecuchar y si la Tia Elroy se entera...no quiero ni pensarlo, ella piensa que amo a Albert; al menos eso él le ha hecho creer. P: Pues yo no apruebo tu matrimonio; sé que Annie tampoco. C: Hay que buscarla a ella y a Archie en la estación en una hora, acuerdate que yo estoy que no tengo cuenta del tiempo. P: Imagino, con tanto plan...y ya está listo tu vestido? Escuché que tuvieron que soltarle porque habías engordado! (Riendo pícaramente) C: Patty! Me estas haciendo burla?! P: No. Eso te pasa por comer tanto dulce. C: Es que he estado muy nerviosa...me pondré a dieta. P: Creo que no deberias, después van a tener que arreglarlo denuevo. Ambas rieron y se retiraron a buscar a los recien casados; regresaban para la boda de Candy y Albert y luego continuaban su camino. En la estación... C: Aún no llega el tren, tendremos que esperar, está retrasado. P: Esta bien. Y no es ese que viene ahí? C: No, ese viene de NY. (Con tristeza en sus palabras) P: No te aflijas Candy...quizás logras amar a Albert, después de todo, él te adora y es tan bueno! Además de guapísimo!!! C: Tienes razón Patty, pondré mas de mi parte lo prometo. En esos momentos una multitud de personas se bajaban del tren, el lugar se atasiguó de personas y no había espacio ni para el aire. Entre el gentío Candy logró distinguir la silueta de un hombre alto, delgado, arrogante y de cabellos largos. C: Es Terry! P: Terry? Candy, estas peor de lo que pensaba! Ya estás imaginando cosas. Terry se fué a NY hace poco, que va a estar aquí denuevo...estás delirando. Menos mal que Albert no vino. No sé que vas a hacer, yo no lo sé. C: Pero era él, estoy segura que era él. P: Quizás se parecía, nada más. C: Es que en mi corazón...yo sentí que era él. P: Mejor olvídalo Candy, no pienses más en eso. C: Voy a buscarlo, verás que si era él. (Candy salió corriendo en dirección al supuesto Terry ) P: Pero Candy! y Annie y...Archie. *Bien, ahora me quedé yo sola...que voy hacer contigo Candy...debí venir yo con Elias, esto no hubiese pasado.* Candy corrió empujando a todo el que se atravesaba en su camino, y gritaba lo siento a cada uno de ellos, como era de esperarse. C: Terry! Terry! Ella seguía corriendo y gritando hasta alcanzar al hombre que perseguía. C: (Volteándolo) Terry, eres tú? (Decepcionada) Disculpe, lo confundí con alguien. Candy regresaba donde su amiga Patty con gran desilusión. Voz: Disculpe Srta. Es usted Tarzán Pecosa? C: Terry!!! Que alegría verte...(Cambiando el ánimo) Es decir, que haces aquí? No se supone que estés en NY? T: Candy...* Cómo he soñado este momento* he regresado a buscarte. C: Cómo? Pensé que te había quedado claro nuestra situación la última vez. T: Como verás, no es así. Las cosas han cambiado, yo ya no estoy con Susana y no te permitiré casarte con Albert...sé que no lo amas. C: Y qué te hace pensar que no?! Acaso eres tan engreido que piensas que no puedo enamorarme de alguien que no seas tú? Te equivocas, si amo a Albert! T: Lamento contradecirte Srta. Pecas pero me consta que no es verdad. C: Ah si, explicame eso. T: Verás, hace aproximadamente un mes, si mal no recuerdo, una joven muy hermosa, que por cierto si no es que me dices lo contrario y no era tu hermana gemela, pasó una noche de mucho mucho amor a mi lado. O acaso en tan poco tiempo ya lo has olvidado...porque yo no, se me hace imposible olvidar tus besos, tus caricias, el sabor de tu piel y el calor de tu cuerpo. Entonces dime ahora mirándome a los ojos que no me amas y yo me iré. C: (Con sus grandes ojos verdes llenos de lágrimas) Terry, no me hagas esto más dificil...porque me traes esos recuerdos que no puedo borrar de mi mete, me hace daño. Durante este pasado mes he estado tramitando mi boda con Albert y deseando que fuera contigo. Pero sabes que no es posible, Susana... T: Que pasa con ella, ella está más felíz que nunca. Encontró un amor y pronto se casará, fue ella quien terminó conmigo, fue ella quien me abrió los ojos y me hizo regresar a tu lado para luchar por nuestro amor. Es que no lo entiendes, ya no hay razón para estar separados...ya no hay razón para que temas más. Te amo y tú me amas, eso es lo que importa. C: Pero y Albert, no puedo decirle esto ahora...no puedo lastimarlo así. No merece esto , él siempre ha estado a mi lado protegiendome, guiandome y cuidandome. Sería lo peor si lo dejo a solo dias de nuestra boda. T: Es que nunca piensas en tí? En tu propia felicidad. No crees que mereces ser felíz aunque sea una vez en tu vida. No te cansas de sufrir? Yo si, ya estoy cansado que mi vida esté llena de dolor y soledad, es nuestra última oportunidad, no la dejes ir Candy...te lo pido. (Arrodillandose) Casate conmigo Candy, casate conmigo por favor. Candy estaba tan sorprendida que no sabía que hacer, sentía que el el mundo se le venía encima en el instante que Terry le pidió que se casaran. Solo una lágrima se escapó de sus ojos dentro de este lapso de tiempo. Terry interrumpió la situación repitiendo. T: Candy, casate conmigo, es que no me escuchas? Dame tu respuesta...o quieres que grite para que me escuches mejor. C: Ah, que? No, no vayas a gritar por favor...la gente... T: *(Mirando alrededor) Que gente? Candy miró alrrededor y notó que ya el lugar se había despejado y las únicas personas allí presentes eran ellos dos. T: No pongas mas escusas y contestame. C: Terry...no puedo, prometí casarme con Albert. T: (Levantándose del suelo con el alma destrozada.) Entoces escoges a Albert antes que a mi... (Irritado) Pues no! No descansaré hasta que me aceptes, aún tengo tres días para convencerte! Ya verás, no vas a poder pensar en nadie, sólo en mi...y si te casas con Albert...cada vez que te bese, cada vez que te toque pensarás que son mis labios que te besan y pensarás que son mis manos que te acarician. Si quieres vivir así, bueno que tus deseos se cumplan en el altar. C: No digas esas cosas...por qué me dices esto Terry...te odio te odio! Candy salió corriendo llorando desesperadamente, aunque detestaba lo que Terry le había dicho, dentro de si sabía que tenía razón en sus palabras. Al llegar donde Patty, Archie y Annie ya esperaban. Esperaban a que ella regresara. Archie: Que sucede Candy, por qué estás así...dime por favor...acaso alguien te hizo algo? C: Vamonos por favor, vamonos no quiero estar aquí un sólo minuto más. Annie: Pero Candy que sucede? C: Nos vamos, se acabó el asunto. Sin saber que más decir ni hacer los cuatro amigos se retiraron de la estación. Aturdida con la situación Patty miró alrededor y pudo ver a lo lejos la sombra de Terry. P: (Pensando) *Entonces si era él, Candy no estaba alusinando...que habrá ocurrido? Pobre Candy...* En el camino Candy les pidió a sus amigos no mencionar el incidente anterior para no preocupar a nadie, aseguraba que nada había pasado que todo era producto de los nervios. Todos sabían que había algo más, sobre todo Patty, pero accedieron a la petición de Candy, a fin de cuentas cuando ellos le fallarían a su gran amiga. Al llegar la noche Candy se quedó sola en su habitación recordando el doloroso incidente con Terry... C: Por qué tiene que ser así? Dios mio, por qué me complicas así las cosas...y por qué tubo que regresar. Terry... Terry: Veo que siempre piensas en mi, yo tenía razón C: Cómo entrastes aquí? T: Eso no tiene importancia, lo que importa es que piensas en mi. C: Eres un tonto, si te ven aquí... T: No que me odias, entonces no te debe importar lo que pasaría si me ven aquí..o claro no es que me vean a mi, si no que te vean conmigo, arruinaría tu boda verdad. C: No es eso Terry, pero no quiero más problemas. T: Si esto arruinara tu boda gritaría, pero dudo que Albert te deje por verme aquí. La verdad Candy, vine a disculparme. Sé que me comporté como un imbécil. C: Terry...yo...no tengo nada que perdonarte, sé que lo que me dijistes fue por coraje y por amor. La verdad es que tus palabras son mi realidad. Es imposible borrar tu recuerdo, las huellas de tus manos y de tu cuerpo están por todo el mio. Pero no puedo hacerle daño a Albert, no puedo...a la persona que menos quiero dañar es a él. T: Candy yo entiendo, pero por qué no hablas con él, conozco a Albert y no te obligará a hacer algo que no deseas. Sé que, aunque le duela en lo más profundo, te dejará libre. C: Sé que es cierto, pero no puedo hacerlo. Solo de pensar en la mirada de sus ojos...no puedo, no puedo verlos y ver cómo se detrozan sus sueños e ilusiones. T: Y que hay de los tuyos...y los mios a tu lado. Es que no puedo entender cómo es que prefieres lastimarme a mi, que supuestamente me amas, que a él que no lo amas. Terry dejó a Candy con estas palabras y se lanzó por la ventana por la que había entrado. C: Terry!!!! (Gritó tan fuerte que la casa retumbó y en un eco se repetía su nombre.) Albert escuchó su grito y asustado fue a ver que pasaba. Albert: (Tocando la puerta) Candy estás bien? C: (Asustada) Si, solo tube una pesadilla. A: Segura? C: Si, estoy bien. Albert regresó a su cuarto pensativo. A: Por qué llamaba a Terry, será que no se quiere casar? Se habrá arrepentido...soñaba con él, nunca conmigo. Muero de celos Granchester, pues siempre estás tú en sus pensamientos y sueños. Quizás estás presente en cada beso y caricia que le doy. No quiero ni pensarlo, esto me atormenta. Quisiera tanto que me amaras como yo te amo, si no me amas, nunca seré felíz y mucho menos lo serás tú. Me habré convertido acaso en ...Susana? Habré llegado a presionarla de esta manera? Señor dame fuerzas, no me permitas hacer algo que nos haga infelices por el resto de la vida. Albert trató de descansar, pero estos pensamientos no lo dejaban. En la mañana decidió hablar con ella. Al acercarse a la habitación de Candy escuchó voces y decidió esperar. A: Sé que no debo escuchar, pero necesito saber la verdad, necesito estar seguro de no destrozarnos la vida. Albert se pegó a la puerta para escuchar la conversación adentro. Al escuchar una voz sus ojos se abrieron tan grandes que parecían salirsele. A: Es Terry! (Continuó escuchando) T: Candy, vamos hablar con Albert...yo iré contigo si así lo deseas. Te veo deprimida, mañana es tu boda! Se supone que estés felíz, se va a dar cuenta como quiera. C: Pero Terry, es que no puedo. T: Lo único que yo entiendo es que tu eres la parte que le falta a mi vida, lo único que puede lograr que mi vida tenga algún sentido es tu precencia, sin tí no hay razón en mi para existir. Ya no hay barreras, Candy...creiste algún día que Susana me dejaría ir porque estaba enamorada de otro hombre? Yo no y sucedió...no te das cuenta que finalmente Dios ha contestado nuestros ruegos. Ahora te toca a ti decidir nustro futuro ya Dios hizo lo más que pudo. Todavía no es tarde, estamos a tiempo Candy, vamos. Escúchame, si tú no lo haces hablaré yo con él. C: Terry! No eso no, por favor no hagas eso. Albert abrió la puerta y entró. A: No es necesario Terry, ya escuché suficiente. Es obvio que ustedes se aman, yo no soy quien para separarlos. Creo que el verdadero amor nunca muere y el de ustedes nunca murió...tienes razón Terry todavía están a tiempo. Puedo arreglar todo para que la boda sea entre ustedes dos. Solo diganme y yo lo arreglaré. Terry sin siquiera pensarlo reaccionó. T: Sí. Sé que no es fácil para tí, pero nada me haría más felíz. C: Albert, no tienes... A: Pues está listo, se casarán mañana. Que sea un secreto. Solo les pido una cosa. T: Lo que quieras... A: Sean muy felíz y traiganme muchos pequeñines. (Sonriendo) C: Albert! (Abrazandolo fuertemente) No sé como agradecerte, eres tan noble y hermoso. No entiendo como nunca me enamoré de ti. A: Porque en tu corazón ya habitaba el amor. No te preocupes, yo me iré de viaje por un tiempo...quizás vaya a Africa y luego regrese. Dejaré a Archie acargo de los negocios. Todo saldrá bien. Ah, algo mas...felicidades, sobretodo a ti Terry porque has ganado a la mejor mujer que pueda existir en este mundo. T: Gracias a ti, por hacer este sueño una realidad. Terry abrazó a su viejo amigo y luego se marchó para comprar su traje para la boda. A: Que sorpresa se llevarán todos mañana. (Albert se retira con triteza, aunque lo discimulaba) Al día siguiente todos esperaban que la novia bajara para la boda. Annie y Patty estaban felices de ver a Candy tan animada y contenta, no podían siquiera comprender a qué se debía su enorme felicidad ya que sabían que no quería a Albert. C: Bueno bajen y avisen que ya estoy lista. Annie: Si Candy. Vamos Patty. Ambas anuciaron la llegada de la novia, Albert estaba en su posición de novio y mientras Candy caminaba Terry se paró en el lugar de Albert. Todos se quedaron asombrados al ver a Terry en lugar de Albert y Candy sonreía mas que nunca. Patty: Es Terry! Annie: Pero y que hace aquí, y en el lugar de Albert? Patty: Ya veo porque estaba tan felíz. Nos jugaron una trampa!! Archie: Dirigiendose a Terry) Que sucede? No entiendo nada. Terry: No te preocupes sigue ahi que vas bien. Archie: Pero y Albert? T: Te dejará los negocios a cargo en lo que hace un viaje al Africa. Archie se quedó aún más confundido que antes. Terry: *Luces tan hermosa, aún mas que el primer día en que te vi. * Candy llegó donde su amado. Terry: Por fin mi amor...ya nada nos separará. C: Solo la muerte. Como en una fotografía, Terry y Candy se quedaron paralizados, ambos mirándose, tratando de aguantar por mucho mas tiempo el mometo más felíz de sus vidas. Este lazo de unión jamás se rompería, ni aún con la muerte porque este amor sobrepasa los mares, el tiempo y la muerte. Terry: Te amo Candy, nunca me separaré de tu lado. Tendrás que soportarme por lo que te resta de vida. Candy: No olvides que tu también a mi y a nuestros hijos. Terry: Hijos? Quién habló de hijos? Candy: No empieces con tus bromas. Terry: No es broma es muy en serio. (Miro sus ojos de esmeraldas y no pudo contener reir y desmentir lo antes dicho.) Candy: Siempre tan bromista. Te amo. Terry: Eso ya lo sabía, pero puedes repetirlo por lo que nos reste de vida. Así se acercó más a ella y con un beso finalmente cerró el libro de sufrimiento que había existido en la vida de ambos. Finalmente Candy y Terry sobrepasaron todo obstáculo que la vida les impuso, dejándonos a nosotros una lección de amor y de fe en que todo sueño, por imposible que parezca, puede convertirse en una hermosa realidad. Fin. |
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