Todos los derechos sobre los personajes y la serie de "Cowboy Bebop" son propiedad de sus autores, este fic se ha escrito sin ánimo de lucro (pero no voy a decir que no al aguinaldo).

Espero que este regalo de Reyes te guste. He invertido bastante tiempo en escribirlo, pero vayamos a la acción, que de seguro es lo que interesa ¿no? (a veces tengo la impresión que esto no lo lee nadie más que yo). Lo pienso ubicar dentro de la línea temporal del fic de "Renacimiento", un año antes de que ocurra lo que describo en ese fic.



VUELTA A LA VIDA



Después del gesto de disparar con los dedos dedicado a los sicarios de Vicious una vez muerto este, Spike se sentía terriblemente cansado. La sangre que había perdido por sus numerosas heridas unido al dolor lacerante de algunas de ellas le hizo perder el conocimiento y desplomarse a la vista de todos.

Algunos de los presentes se acercaron entonces buscando a su desaparecido lider dando por muerto a Spike. Después de buscar inútilmente a Vicious entre los escombros, algunos se volvieron hacia el cuerpo de Spike.

-¡Él es el culpable!- exclamó uno de ellos -¡no dejemos ni rastro suyo!-.

Los demás estuvieron de acuerdo en ello y comenzaron a acercarse poco a poco hacia Spike cuando este emitió un débil quejido que los sorprendió.

-Todavía está vivo- susurró el de antes con cierta nota de miedo en su voz.

-Debemos acabar con él- contestó otro un poco más lejos.

Sacaron sus armas y apuntaron hacia Spike en el momento en el que este levantó un brazo como pidiendo un auxilio que nunca llegara. El valor del hombre había dejado a todos sin palabras y ninguno de ellos se atrevió a disparar.

De repente, unos escombros que estaban todavía en precario equilibrio cayeron al piso levantando una nube de polvo pillando por sorpresa a todos los allí reunidos. No tardó en disiparse la nube más que un minuto, pero a la vista estaba que el cuerpo del agonizante Spike había desaparecido.

-¿Dónde está?- preguntó uno.

-Es imposible que haya desaparecido así como así...-. respondió el que estaba a su lado.

-Debe ser un demonio- afirmó un tercero cuando se acercaron a examinar el lugar en donde instantes antes, el cuerpo de Spike yacía tendido.

Una niebla espesa se extendía hasta donde la vista alcanzaba. Spike se encontraba en medio de ella y era imposible que pudiera ver nada. No recordaba como había llegado hasta allí y levantó una mano hacia adelante para tantear. Fue entonces cuando se dio cuenta que algo no estaba bien, no tenía ninguna herida en el cuerpo.

Se palpó en donde debería tener las heridas que Vicious le había provocado con su katana, pero no encontró nada. Su piel parecía que no había recibido una herida en toda su vida, su pecho, piernas y brazos estaban intactos como cuando nació. Más se asombró al comprobar que lo único que llevaba puesto eran unos pequeños pantalones cortos.

-¡¿Dónde estoy?!- gritó al levantar la cabeza.

Sólo un débil eco respondió a su pregunta. Reflexionó un poco sobre la situación en la que se encontraba y llegó a la conclusión que debía encontrarse en el limbo. Se sentó con toda naturalidad y sonrió.

-Estoy muerto... y ahora ¿qué? ¿me va a someter dios a una especie de juicio?-.

La niebla de repente desapareció y en su lugar, un campo verde cruzado por arroyuelos y varios árboles desperdigados se formaron a su vista. Spike se levantó esperando acontecimientos y observando todo con suma atención. Su experiencia le decía que no siempre es oro todo lo que reluce.

-Pero esto no parece el infierno- terminó por decir en voz alta.

Una mano se apoyó en su hombro por la espalda haciendo que se sobresaltara y se volviera rápidamente.

-Tienes razón, esto no es el infierno-.

Se trataba de Julia aunque algo extraño flotaba en el ambiente. Retiró la mano y se quedó observándolo fíjamente. Julia vestía su ropa en el momento en la que la mataron, pero no había ni rastro de sangre ni de agujeros de bala. Spike fue el primero en hablar.

-Parece que al final acabaron conmigo-.

-Tú no estás muerto- contestó la mujer -sólo quiero mostrarte una cosa...-.

Julia se acercó y posó sus manos en el pecho de Spike. Este se dejó hacer sin mover un músculo y ella comenzó a acariciar sus hombros mientras pegaba su cuerpo con el suyo. Acercó sus labios y le beso.

Spike no se inmutó. Sus manos estaban inertes a sus costados mientras ella le besaba. Cuando terminó el beso, Julia se le quedó mirando mientras le pasaba una mano por el pelo como antaño solía hacer.

-¿Qué te pasa?- preguntó.

Spike la tomó por los brazos y la separó de sí -no siento nada-.

Julia observó como Spike la separaba de su cuerpo -¿qué quieres decir?-.

-No es como antes...- dijo mientras se daba la vuelta -no tuve la misma sensación como cuando me besabas... es... distinto-.

Se volvió para dar una explicación a Julia, pero esta había desaparecido. Confundido la buscó con la mirada por los alrededores; fue inútil, volvía a estar solo. Con un suspiro cansado, empezó a andar por la llanura sin ninguna dirección en concreto.

Por el camino se encontró manadas dispersas de bisontes que pastaban sin hacer caso de nada. Un aguila en el cielo chilló anunciando su presencia y a lo lejos, las figuras de una manada de lobos se recortaban en un sol que parecía que empezaba a ponerse.

Llevaba varias horas andando y se estaba empezando a cansar. Se sentó en una gran roca que encontró antes de continuar su camino limpiándose el sudor de la frente y observó como el sol se ocultaba en el horizonte.

-Es bello ¿verdad?-.

Spike se giró alertado por la voz. A su espalda se encontraba Vicious con su inseparable katana enfundada en la mano izquierda. Vestido como estaba sólo con los pantalones cortos, se revolvió dando una voltereta y recogiendo una gruesa rama del suelo.

-¿Qué haces aquí?- preguntó mientras se ponía en guardia.

-Es una puesta muy bella... para morir-.

Vicious dio un paso hacia Spike sin desenfundar la espada y este retrocedió según se acercaba. Para su sorpresa, este fue hasta la roca y se sentó. Con un gesto, tiró la katana fuera de su alcance y sonrió a Spike.

-Ven, no temas... veamos la puesta de sol-.

-No pienso ver nada contigo- fue la respuesta del cazarrecompensas.

Vicious se volvió y se concentró en la mancha roja que era ahora el sol -¿sabes? ahora me doy cuenta de la soledad con la que he vivido... sin nadie a mi lado-.

Spike se relajó un momento al escuchar eso. Antaño, cuando los dos habían sido camaradas, Spike siempre había notado que una aureola de tristeza impenetrable acompañaba a Vicious. En las largas noches que compartían, siempre había tenido la impresión que Vicious era alguien para quien la compañía estaba vedada. Estaba solo aunque la gente le rodeara.

-Siempre has traicionado y golpeado a los que estaban a tu lado, ¿por qué debería alguien querer estar contigo?- preguntó.

-Por amor- contestó una voz aparecida de la nada.

Se trataba de Glenn. Estaba vestido con ropas amplias, pero estas no le entorpecían el movimiento. Se dirigió hacia la roca y se sentó al lado de Vicious apoyando su cabeza en el hombro de este.

Vicous levantó una mano hasta el pelo de Glenn y lo acarició con delicadeza -¿todavía me quieres? ¿después de lo que te hice?-.

Glenn acarició la mano que tenía en el pelo -el amor no tiene memoria ni guarda rencor-.

Algo que Spike advirtió fue la sonrisa de Vicious. Normalmente esta era una sonrisa malvada, llena de odio y traición; pero en esta ocasión, la sonrisa de Vicious era franca. Los ojos del hombre decían que por fin había encontrado algo de paz en aquel rincón.

Las dos figuras se fueron difuminando en una niebla hasta que desaparecieron de la vista de Spike. Este, todavía sorprendido, se acercó hasta la roca pensativo y se tumbó todo lo largo que era.

-¿Qué será lo que ocurra ahora?- pensó intrigado.

La noche se apoderó del lugar y las estrellas aparecieron. Las constelaciones le parecían extrañas y se tuvo que incorporar asombrado al ver aparecer la luna totalmente entera.

-¡Hola Spike!-.

Giró la cabeza a su izquierda y vio que era Faye. No usaba la ropa de siempre, estaba vestida con un vestido largo de color rojo apagado; tenía un amplio escote y por detrás dejaba ver parte de la espalda; de mangas cortas, tapaba parte de los hombros y en la falda tenía un corte que alcanzaba hasta la mitad del muslo; venía ceñido con un cinturón negro brillante ancho y una diadema de pequeños diamantes en la cabeza sujetaba el pelo. Los zapatos eran también de color negro y de tacón no muy alto. Su cara revelaba un maquillaje discreto de tonos apagados y en las manos llevaba unos largos guantes también del mismo color rojo.

-¡Faye!... ¿qué... qué haces aquí?- preguntó Spike sin salir de su asombro.

-Intenté detenerte cuando ibas a tu duelo personal... ahora he venido a buscarte-.

Spike se incorporó -¿por qué has venido? antes que tú han estado Julia, Vicious y Glenn... ¿por qué ahora tú?-.

Faye se acercó hasta estar al lado de él -acabas de ver a Julia, la que lo tuvo todo y lo dejó ir; también a Vicious, el que pudo tenerlo todo y también lo dejo escapar...-.

-¿Y tú?-.

-Yo soy Faye, la que nunca tuvo nada y pudo haberte tenido...-.

Spike estaba sorprendido por la respuesta de Faye, pero había miles de preguntas que quería hacer -¿y cuál es la diferencia?-.

Faye le miró directamente a los ojos -la diferencia estriba en que ellos sólo pensaban en sí mismos... yo pensé antes en ti, por eso te dejé marchar-.

-Pensabas en mí...- meditó en voz alta.

-Sí- contestó Faye -pude haberte obligado a quedarte, pero lo que ibas a hacer era importante para ti. Tenías que ajustar esa cuenta o nunca serías completamente libre. Por otra parte... no sabía si me querías-.

Spike se quedó pensativo unos instantes ante la aclaración de Faye. Levantó una mano para coger su brazo cuando la mujer se apartó con brusquedad.

-¡No! no me toques- exclamó la mujer -no soy un pedazo de carne. Nunca me insinué a ti ni traté de atraerte de esa manera. Si me ves de esa forma...-.

La figura se fue desvaneciendo al igual que ocurriera con Vicious y Glenn poco antes mientras decía estas palabras. Spike se avalanzó hacia la niebla que se estaba formando intentando coger a Faye, pero lo único que consiguió fue agarrar aire.

Cayó de rodillas al ver que ella también se había esfumado y apretó los puños con rabia. Golpeó la tierra con los puños repetidamente mientras maldecía su suerte con los dientes apretados.

De repente, la tierra tembló. Fue al principio un murmullo sordo que fue cobrando intensidad a medida que Spike golpeaba la tierra. Una solitaria lágrima de impotencia cayó en la reseca tierra y esta se abrió con un gran estruendo. Spike cayó dentro de la grieta de espaldas mientras la luna parecía decirle adios y la cara de Faye con su sonrisa pícara se dibujaba en sus contornos.

-Ahora sí sé que estoy en el infierno-.

La oscuridad se apoderó de él y le cubrió como una cálida manta alrededor suya mientras caía en la grieta.

-Faye...- suspiró antes caer inconsciente.

Laughing Bull estaba concentrado observando unos huesos de lobo mientras su alumno atendía el cuerpo sudoroso de Spike.

-Tiene mucha fiebre y ha perdido mucha sangre...- murmuró el chico.

-No te preocupes, su estrella sólo ha cambiado de constelación, pero no se ha apagado- contestó el chamán.

El cuerpo de Spike sufrió una serie de convulsiones y después pareció relajarse por fin. Laughing Bull se acercó hasta el hombre y entonó una serie de cánticos mientras agitaba una serie de plumas alrededor del pecho del hombre que yacía tumbado.

Días después, Spike logró abrir los ojos. Todo le resultaba muy borroso y no lograba ubicarse. Una sombra se acercó hasta él y le acercó un cuenco con algo viscoso en su interior. Se negó a beberlo, pero unos dedos huesudos le taparon la nariz y tuvo que tragar aunque no quisiera. Después se volvió a dormir.

-Despierta, ya estás bien- le sacaron de su sopor -tu estrella vuelve a brillar con fuerza y estás fuera de peligro-.

Abrió los ojos y esta vez enfocó bien. Se encontraba en el tipi de su viejo amigo Laughing Bull y era este el que le había despertado. Se intentó incorporar pero la debilidad le impedía hacer movimiento alguno.

-¿Qué hago aquí?- preguntó desistiendo de moverse.

-Mi joven alumno fue a la ciudad a por algunas cosillas y presenció la explosión- comenzó a explicar -usando un viejo truco de hipnosis colectiva, engañó a todos los que se hallaban presentes y te recogió en su pequeña aeromoto. Estabas muy mal y te hemos cuidado desde entonces-.

Spike se quedó pensativo pensando en todo ello -tuve un sueño muy extraño- dijo al fin.

-No fue un sueño- Laughing Bull se dio la vuelta a buscar unas hierbas -hiciste un peligroso peregrinaje por las tierras de los antepasados-.

-¿Y para qué?-.

-Fuiste en busca de las respuestas a las preguntas que siempre te has hecho-.

Laughing Bull se acercó hasta Spike con las hierbas un poco de carne asada -come... todavía estás muy debíl como para intentar entender lo que los espíritus te han dicho-.

Spike comenzó a mordisquear la carne junto con las hierbas que el viejo chamán le ofrecía, pero estaba pensativo sobre lo que le había dicho. No estaba seguro de lo que le había ocurrido, pero había una palabra que se repetía una y otra vez en su cabeza.

-Faye... Faye...-.









FIN......................................................................... .............................





¿Te gustó? si es así puedes ir a leer el fic de "Renacimiento", creo que queda muy bien después de leer este; aunque ya se sabe, sobre gustos no hay nada escrito.

¿No te gustó? cuanto lo siento... espero que para la próxima vez sí haga uno que te guste.

Tanto si te gustó como si no, agradeceré todos los correos que me mandéis a redskinhead@latinmail.com