DIABLO, EL VERDADERO GÉNESIS.
2ª parte
Shinji dormÃa en su habitación con los cascos puestos como de costumbre. En la habitación de al lado, Misato estaba estudiando los ficheros robados de Nerv en su ordenador personal.
-Asà que el instituto Marduck no existe... es una tapadera-.
Una sensación extraña la volvió a asaltar. Era la misma sensación que experimentó cuando estaba extrayendo la información en Nerv. Oyó los mismos pasos a su espalda. Recordó lo que le habÃa ocurrido y miró de reojo a los lados temiendo que la habitación desapareciera.
-Eso no va a ocurrir-.
Misato se giró despacio, pero esta vez no cogió su pistola y observó detenidamente al ser que decÃa ser el diablo. TenÃa la misma apariencia que cuando fue a ver a Rei, y a Misato le resultó tremendamente atractivo aunque no lo quisiera reconocer. Memnoch no hizo ningún movimiento por acercarse y dejó que ella le examinara todo lo que quisiera.
-Si me miras asÃ, vas a hacer que me sonroje- comentó al cabo de unos minutos.
Misato dio un respingo al oirle pero guardó la compostura, todavÃa no se creÃa que pudiera ser el diablo.
-¿Cómo has entrado aqu�-.
-Querida, soy el diablo. Puedo ir a donde yo quiera-.
-¿Pero tienes un campo A.T. como los Ã
2ª parte
Shinji dormÃa en su habitación con los cascos puestos como de costumbre. En la habitación de al lado, Misato estaba estudiando los ficheros robados de Nerv en su ordenador personal.
-Asà que el instituto Marduck no existe... es una tapadera-.
Una sensación extraña la volvió a asaltar. Era la misma sensación que experimentó cuando estaba extrayendo la información en Nerv. Oyó los mismos pasos a su espalda. Recordó lo que le habÃa ocurrido y miró de reojo a los lados temiendo que la habitación desapareciera.
-Eso no va a ocurrir-.
Misato se giró despacio, pero esta vez no cogió su pistola y observó detenidamente al ser que decÃa ser el diablo. TenÃa la misma apariencia que cuando fue a ver a Rei, y a Misato le resultó tremendamente atractivo aunque no lo quisiera reconocer. Memnoch no hizo ningún movimiento por acercarse y dejó que ella le examinara todo lo que quisiera.
-Si me miras asÃ, vas a hacer que me sonroje- comentó al cabo de unos minutos.
Misato dio un respingo al oirle pero guardó la compostura, todavÃa no se creÃa que pudiera ser el diablo.
-¿Cómo has entrado aqu�-.
-Querida, soy el diablo. Puedo ir a donde yo quiera-.
-¿Pero tienes un campo A.T. como los Ã
